Análisis Político

Las señales preocupantes que dejó el Congreso del Frente Amplio

Las señales preocupantes que dejó el Congreso del Frente Amplio

Análisis político del profesor Oscar A. Bottinelli.

(Emitido a las 8.39)

JOSÉ IRAZÁBAL:
Hace poco más de un mes –el 13 de diciembre pasado– se llevó a cabo el Congreso del Frente Amplio; órgano integrado casi en su totalidad por delegados de sus comités de base.

Este Congreso no logró consenso para elegir un nuevo presidente del Frente Amplio y postergó la decisión para abril.

El politólogo Oscar Bottinelli, director de Factum, propone analizar las señales que dejó ese Congreso; señales preocupantes para la fuerza política oficialista.

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JI - Hace poco más de un mes terminó el Congreso del Frente Amplio, que dejó una serie de señales que es muy importante que el Frente Amplio analice y procese. Porque según cómo las elabore, le irá mejor o peor a la hora de resolver algunos temas clave; sobre todo la candidatura presidencial. Y previamente, la Presidencia del Frente Amplio, que deberá dirimirse en la continuación de este Congreso, en abril de este año.

Ante todo hay que ver que el Frente Amplio tiene tres escenarios distintos para resolver las políticas o para dirimir las contiendas internas, con tres correlaciones distintas de fuerzas.

Un escenario es la bancada parlamentaria o el peso electoral que han tenido los distintos sectores políticos, que más o menos se correlacionan, aunque no exactamente.

Un segundo escenario son las autoridades permanentes: el Plenario Nacional y la Mesa Política. El Plenario se elige así: una mitad por listas entre los sectores políticos y la otra mitad son los delegados de base, que son elegidos por distritos, por circunscripciones, se votan uninominalmente, de a una persona por vez. El elector tiene varios votos... Tantos como cargos haya para elegir en los distintos distritos. Esto da una correlación muy distinta de la de la bancada parlamentaria o la electoral. Porque la correlación electoral es producto de un millón y cuarto de personas que votaron al Frente Amplio en las elecciones nacionales y esto es producto de lo que votó la gente en las elecciones internas del Frente Amplio, de adherentes del Frente Amplio, en noviembre de 2006. Aquí hay grupos que tienen una mayor participación que en las elecciones nacionales, porque tienen electorados más fieles, más militantes. Grupos que, porque tienen electorados más de opinión, aparecen sub-representados con relación a las elecciones nacionales.

Por otro lado, en la elección de delegados de base, votaron alrededor de 230.000 personas. Delegados de base, un poco más de la mitad de esa cifra. Este ya es un voto mucho más militante, porque se vota a gente que en general no es de exposición pública, no es demasiado conocida y por lo tanto las correas de transmisión de votar a fulano o a mengano o el conocimiento por la actividad militante es muy fuerte.

El Congreso es un órgano propiamente militante. Los delegados son elegidos con antelación en los comités de base. Es un espacio militante reducido el que elige el Congreso.

Este juego de tres tipos de correlaciones de fuerza (uno que expresa la militancia pura, otro que expresa al sector más activo o más fuerte del Frente Amplio y otro que expresa al electorado en general) crea tensiones significativas y hace que los ámbitos de resolución sean más o menos favorables a unos y otros grupos, según sea el ámbito en el que se decida.

Por otra parte, el escenario del Congreso importa más como lugar de juego de posiciones y de contraposición de fuerzas que como lugar de resoluciones. El Congreso del Frente Amplio tiene muy pocas posibilidades de resolver. Elige los candidatos a presidente y a vicepresidente de la República y al presidente del Frente Amplio y aprueba el programa. En los tres casos tiene que aceptar o rechazar lo que propone el Plenario Nacional. En todos los demás temas formula recomendaciones. Pero tiene un efecto simbólico muy grande; independientemente de la obligatoriedad de las resoluciones.

El Congreso quedó marcado como tema central por la elección de presidente del Frente Amplio, que no se pudo hacer, lo que implicó la continuidad de Brovetto hasta el mes de abril.

Aquí se marcó por tres elementos muy importantes. Primero, no hubo posibilidad de acuerdo entre los sectores políticos más importantes –hubo bloqueos recíprocos– para elegir al presidente del Frente Amplio, lo que requiere dos tercios del Congreso. Quizás nunca el Frente Amplio había exhibido tan escasa capacidad de acuerdo. Por supuesto tampoco la hubo en 1988 y principios de 1989, pero allí se iba directamente a una ruptura con la escisión de la 99 de Hugo Batalla, el Partido por el Gobierno del Pueblo y el Partido Demócrata Cristiano. Aquí no hay escisiones a la vista. El Frente Amplio está en el gobierno, es un escenario distinto. Sin embargo, fue muy duro el juego de fuerzas y la imposibilidad de romper esos bloqueos.

Un segundo elemento importante son los límites que aparecieron a la imposición o al peso del presidente de la República. Tabaré Vázquez no pudo imponer sus candidatos... Sugirió un nombre, sugirió otro. Pero esos nombres no lograron consenso, no tuvieron andamiento. Esto es una señal muy importante. Marca que si no hay un cambio de situación significativo, el presidente no estaría en condiciones de decir "mi sucesor es tal" sino que sería una persona con cierta autoridad que hace proposiciones y respalda candidatos, pero sin poder decisivo.

El tercer elemento son los límites de conducción de José Mujica. Mujica jugó de una forma bastante parecida a la que jugó con la candidatura municipal de Montevideo, tratando de imponer su candidato. En aquel caso pudo hacerlo con Ricardo Ehrlich, y ahora se jugó a fondo, de una manera muy dura, muy inflexible. Puso toda la carne en el asador cuando tomó la palabra, pensando que con su carisma, con su encanto al hablar, iba a lograr dar vuelta el Congreso e imponer la candidatura de Constanza Moreira. Pero no lo logró. La candidatura ni siquiera tuvo mayoría absoluta. Para ser elegida requería dos tercios, pero ni siquiera llegó a la mayoría absoluta. Si hubiera obtenido el respaldo de más de la mitad del Congreso podría decirse que no se impuso porque el Frente tiene una exigencia muy elevada, pero ni siquiera llegó a la mayoría. Esto marca un límite a los juegos que pueda hacer Mujica y el MPP en su calidad de primera fuerza, de tener más o menos un tercio del Frente desde el punto de vista electoral o militante detrás.

Estas señales deben ser muy bien analizadas. Porque para el Frente Amplio la resolución de la candidatura presidencial a esta altura es vital. El escenario ya no es el de marzo del año pasado, cuando un dirigente dijo que el Frente, "aunque ponga a una heladera de candidato gana igual". En este escenario, para ganar, el Frente Amplio tiene que presentar buenas candidaturas y exhibir un gran respaldo detrás de esas candidaturas.

Y habrá que ver cuál es el método: si va a las elecciones simultáneas de todos los partidos en junio del año que viene a una disputa en elección abierta (entre dos, tres o más candidatos) o si sigue el procedimiento de buscar un consenso para que el Congreso proclame una fórmula y no vaya a competencia abierta en el mes de junio.

Desde que existe el nuevo sistema electoral para la Presidencia de la República, el Frente Amplio ha ido por los dos caminos. En 1999, cuando las elecciones fueron en abril, no en junio, hubo competencia entre Tabaré Vázquez, candidato proclamado por el Congreso, y Danilo Astori, candidato autorizado por el Congreso a presentarse a competir. En junio de 2004 no hubo otra candidatura más que la de Tabaré Vázquez, que había sido proclamada por el Congreso. Danilo Astori estaba autorizado a competir, pero prefirió no hacerlo.

Queda abierta la incógnita para 2009, y además cómo se llega: si va a haber consensos en el Congreso, si va a ser alguno de los dirigentes de mayor peso, como Mujica o Astori, o se buscan candidatos intermedios, como Nin Novoa o Enrique Rubio. En cualquiera de los casos el Frente Amplio tiene que procesar muy bien, y la señal máxima la va a dar en abril, cuando se reanude el Congreso y se vea si hay capacidad de entendimiento para elegir un presidente del Frente Amplio o se modifican los estatutos para ir a otros procedimientos más abiertos, más competitivos y con menos exigencia de acuerdo y de consenso.

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Edición: María Eugenia Martínez