Entrevistas

Abdala propone extener las conexiones wi-fi

Abdala propone extener las conexiones wi-fi

El diputado Washington Abdala propuso a Antel llevar las conexiones wi-fi, es decir de internet inalámbrica, a los edificios de gran circulación. Para él, museos y bibliotecas deberían contar con este servicio pero aclaró que su reclamo no es "wifizar" todo Uruguay. "No puede ser que usted vaya al bar El Tranquilo –un boliche acá en Pocitos– para conectarse wi-fi o que tenga que ir a la Plaza de Comidas del Punta Carretas y no tenga en la Biblioteca Nacional, en la biblioteca del Palacio Legislativo, no tenga en una terminal como Tres Cruces", señaló. Además, llamó a coordinar esto con el Plan Ceibal.

(Emitido a las 8.54)

EMILIANO COTELO:
El diputado del Foro Batllista Washington Abdala le propuso a la presidenta de Antel, María Simón, extender el sistema wi-fi a lugares de gran concentración de público. El sistema wi-fi es el que permite la conexión inalámbrica a internet en un determinado espacio.

Abdala habló con la presidenta de Antel de este asunto y esta semana le envió una carta con su propuesta, según informa el diario El País.

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Diputado Abdala, en la carta usted le dice a María Simón que ve con buenos ojos que se haya instalado el sistema wi-fi en zonas turísticas y le sugiere incrementar la presencia de este tipo de conexión en otras áreas.

Empecemos por ubicar la situación actual. ¿Dónde se han instalado estos sistemas últimamente?

WASHINGTON ABDALA:
En lo puntual, en las costas del este hay en las playas, en coordinación con el Ministerio de Turismo, este verano. Es una cosa muy buena.

EC - Lo han hecho distintas empresas privadas, incluso en paradores de algunas zonas de la costa. Usted remarca que también hay iniciativas financiadas por el propio Estado.

WA - Sí, y está bien, es una coordinación entre el Estado, entre el Ministerio de Turismo y Antel-Ancel, y algunos paradores. No sé la lógica exacta, pero sé que sobre las espaldas del Estado hay algo importante, no tengo los números de cuánto va cada uno, pero es una política inteligente y de promoción de lo nuestro soportar parte de estas inversiones porque inevitablemente alguien tiene que pagar.

Pero da la impresión de que, si eso es muy bueno –y realmente es muy bueno–, es medio increíble que no lo tengamos todavía en otras partes del país. En la carta y en la conversación con la presidenta de Antel le decía por ejemplo las bibliotecas del país, pienso en la Biblioteca Nacional y en la biblioteca del Palacio Legislativo, que son lugares por los que circula un montón de gente, sobre todo chiquilines y gente muy joven. Hace unos años uno pensaba en las computadoras personales y eran un instrumento realmente caro, para un segmento de la sociedad, pero hoy, despacito, van cayendo. Y si se puede conectar con el Plan Ceibal que, como le decía a la presidenta en la carta, es un acierto, ha andado muy bien. Ella me relataba el tema de Florida, yo no sabía exactamente que en Florida hay tres ensayos que están andando muy bien, es muy lindo ver a los chiquilines metidos en sus pequeñas computadoras, trabajando. De modo que se puede coordinar Plan Ceibal, conexiones de red inalámbrica, armar una cosa bastante más grande.

EC - Usted mencionó un par de ejemplos de lugares a los que debería o podría extenderse el sistema wi-fi. ¿Qué otros?

WA - Hay uno mucho más importante. Cualquiera que vaya al interior –nosotros por política vamos bastante y utilizamos el servicio de transporte de ómnibus–, cuando va a Tres Cruces, basta bajar por la escalera eléctrica y, en cualquier momento, a cualquier hora, en cualquier circunstancia –es lindo para someterlo a una prueba–, siempre hay un puñado de jóvenes, a veces son cinco, a veces son cuatro, a veces es gente de una generación intermedia, que están utilizando sus computadoras personales. Seguramente están estudiando o reuniendo información para algún trabajo; allí la cosa está claramente vinculada con algún tema de rango laboral. En Tres Cruces uno tiene tiempos de espera muertos, a los que se les puede dar un enganche con una cosa productiva, no hay que olvidar que todas estas tecnologías terminan reduciendo costos y mejorando la productividad. La cosa va por ahí.

EC - ¿Agrega a la lista ministerios, empresas públicas, intendencias?

WA - Claro, pero eso es elemental, solo en este país no hay. El otro día un ciudadano amigo me contó que fue la Contaduría General de la Nación a sacar una información y –las burocracias de siempre– le decían: "no le puedo dar la información porque el número de pin..."; tendría que tener la posibilidad de acceso libre ahí dentro. Tampoco son tantos lugares, son 12 o 13 ministerios, 10 o 12 empresas públicas, no estamos hablando de la teoría del subsidio eterno. Si usted mira la carta –no sé si salió publicada íntegra...

EC - No.

WA - No son más que una decena de lugares, realmente importantes.

EC - Cuando se piensa en esta posibilidad, que sin duda vale la pena, es interesante, surge un par de preguntas: una, cuánto le cuesta al Estado llevar gratuitamente esos servicios a esos lugares; dos, qué ocurre en la competencia con los privados que ofrecen ese mismo servicio cobrando por él, en qué medida no hay una distorsión de esa competencia.

WA - Primero, digo puntualmente en la carta que no se trata de abarcar toda la República, esa no es mi intención. Segundo, la experiencia internacional, que uno vicha para armar una propuesta de este tipo, es discutible. Por ejemplo, quieren "wifizar" toda una parte de España y el resultado es malo, porque la calidad de la conexión no es buena. Tercero, lo que usted dice, hay un grado de distorsión, hay tres empresas que compiten, hay que tratar de ordenar el asunto para no generar una alteración del funcionamiento. Cuarto, lo elemental: si hemos dicho en Ginebra, en la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información, que queríamos construir una sociedad en la que las tecnologías de la información estuvieran centradas en la persona, que tenemos que mejorar la gestión pública y privada en materia de este tipo de recursos, da la impresión de que estamos medio cortones, no puede ser que usted vaya al bar El Tranquilo –un boliche acá en Pocitos– para conectarse wi-fi o que tenga que ir a la Plaza de Comidas del Punta Carretas y no tenga en la Biblioteca Nacional, en la biblioteca del Palacio Legislativo, no tenga en una terminal como Tres Cruces. Entonces, ni generar la cosa loca que distorsiona al inversor privado, ni estar tan ausente, encontrar un camino intermedio. Y además, empalmar con el Plan Ceibal.

EC - ¿La ingeniera Simón lo vio viable? ¿Qué le contestó?

Wa - Uno puede tener algunos niveles de discrepancia con ella, pero es una mujer sensata; me dijo que estaba en la misma línea, que estaban en esto, me relató lo de Florida. A instancias de eso le dije si no habría que hacerlo con el Congreso de Intendentes. Si no, es siempre a la uruguaya, es el que mete el garrón, bien, positivo, empuja. Hay que hacerlo con el Congreso de Intendentes, tener un formato desde allí, armar un convenio que pueda funcionar para cada uno de los departamentos del país.

Hay que poner un poquito más de metodología orgánica en este asunto, por ahí se pueden encontrar respuestas. Repito, no se trata de wifizar Uruguay, eso generaría distorsiones en materia de inversión, pero sí lugares básicamente clave, con gran circulación. También los museos, sería una buena señal; en los museos tenemos gente que tiene la circunstancia de ir a hacer un reposo cultural, a tener una mirada más o menos distante. No hay biblioteca o museo del mundo en los que no haya conexión wi-fi. Queremos estar a la altura de las circunstancias, ese tipo de cosas se puede hacer.

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Edición: Mauricio Erramuspe