Entrevistas

Sendic: competimos por la soberanía energética no por el azúcar

Sendic: competimos por la soberanía energética no por el azúcar

"El diputado Pablo Abdala nos tiene acostumbrados a una serie de afirmaciones que lamentablemente no tienen fundamento". Así respondió el vicepresidente de Ancap, Raúl Sendic, a los cuestionamientos del legislador blanco por las pérdidas de ALUR. "Plantea que Ancap ya asistió a la empresa con 70 millones de dólares, cosa que es falsa", agregó. "Lo sustancial en todo esto es que se trata de un proyecto energético, concebido fundamentalmente para la producción de etanol", explicó. "Estamos desarrollando inversiones, como lo vamos a hacer con el biodiesel, para ser un poco más soberanos en la matriz energética", agregó.

(Emitido a las 9.10)

EMILIANO COTELO:
¿Es viable el proyecto sucroalcoholero que Ancap desarrolla en Bella Unión a través de la empresa Alcoholes del Uruguay SA (ALUR SA)?

¿Cuánto se ha invertido hasta ahora en ese emprendimiento? ¿Cuándo dejará de dar pérdidas? ¿Siempre requerirá subsidios?

Estas fueron algunas de las inquietudes que el diputado Pablo Abdala, del Herrerismo, dejó planteadas ayer temprano aquí En Perspectiva. La entrevista fue un adelanto de lo que se discutiría más tarde en la comisión del Parlamento a la que Abdala había convocado a las autoridades de Ancap y del Ministerio de Industria y Energía.

¿Cuáles son las respuestas desde el gobierno? Vamos a escuchar a Raúl Sendic, hoy vicepresidente de Ancap, que la semana próxima asumirá la Presidencia de la empresa.

***

EC - Recordemos que ALUR es una empresa propiedad 90% de Ancap y 10% de Pdvsa.

RAÚL SENDIC:
Efectivamente, es así desde diciembre, cuando la Corporación Nacional para el Desarrollo le vendió a Pdvsa el 10% del paquete accionario.

EC - Es una empresa dedicada a la producción de azúcar, etanol y energía eléctrica.

RS - Sí, tiene como objetivo la producción de azúcar, etanol y energía eléctrica. Hasta este momento produce solamente azúcar, porque estamos llevando adelante las inversiones necesarias para crear un complejo sucroalcoholero que esperamos que esté pronto en noviembre o diciembre de este año.

EC - El origen de este emprendimiento es la tradicional producción de caña de azúcar de Bella Unión. Tradicional y al mismo tiempo polémica. ¿Por qué se tomó la decisión de ir por este camino al comienzo de este gobierno?

RS - Varios elementos estuvieron en la consideración del gobierno en ese momento.

En primer lugar, la necesidad de ampliar la matriz energética del país con la incorporación de los biocarburantes, tanto el etanol como el biodiesel. Fue una decisión que se había anunciado antes de estar en el gobierno. Se le encomendó a Ancap tomar las medidas correspondientes para que Uruguay contara con etanol para mezclar con las gasolinas y con biodiesel para mezclar con el gasoil.

El otro elemento es que en el mundo la materia prima más rentable y eficiente para la producción de etanol es la caña de azúcar. Hoy los grandes productores de etanol del mundo son Brasil y Estados Unidos, y la ventaja competitiva de Brasil con relación a Estados Unidos, que lo produce a partir del maíz, es muy importante. Y en 2005 teníamos en Uruguay una pequeña reserva de caña de azúcar que todavía no se había extinguido, pese a que fue un cultivo polémico a lo largo de los últimos años y lo sigue siendo. De hecho, teníamos una reserva de unas 3.000 hectáreas que estaban en manos de un grupo de productores en muy malas condiciones de producción y económicas. Calnu, que era la empresa que llevaba adelante el ingenio azucarero, estaba entrando en cesación de pagos en noviembre de 2005, así se lo comunicó al gobierno nacional, y el gobierno le encomendó a Ancap tomar medidas para darle continuidad a la producción e implementar un plan para producir etanol a partir de la caña de azúcar.

Así lo hicimos, establecimos los acuerdos, en aquel momento con la directiva de Calnu, con el Banco República (BROU); diseñamos un plan industrial, un plan agrícola; en febrero de 2006 tomamos posesión del ingenio azucarero y desde ese momento hasta hoy nos hemos dedicado a convertirlo en una biorrefinería, un complejo capaz de producir etanol, azúcar y energía eléctrica.

EC - El diputado Pablo Abdala se mostraba preocupado ayer por la evolución de ALUR. Destacaba que en nombre de ese proyecto se han comprometido ya más de 70 millones de dólares por distintas vías: el aporte inicial, la capitalización del mes de diciembre del año pasado de 35 millones de dólares, diversas asistencias financieras en el medio y tenía información de que la semana pasada se había aprobado un nuevo préstamo de Ancap a ALUR por 8 millones de dólares. Agregaba que "todas esas diversas asistencias demuestran la inviabilidad de un negocio que ha venido perdiendo dinero". Decía: "El balance de 2006, que hasta este momento es el único conocido, auditado y publicado, arrojó una pérdida de 2,5 millones de dólares. Y el de 2007 todavía no está, pero las proyecciones indican que se habrían perdido más de 6 millones de dólares".

¿Cuál es su respuesta a este diagnóstico?

RS - El diputado Abdala nos tiene acostumbrados a una serie de afirmaciones que lamentablemente no tienen fundamento. Abdala afirmó hace un tiempo que la famosa maleta de Antonini Wilson tenía como destino Uruguay, e incluso nos citó al Parlamento para saber qué vínculo teníamos, cuáles eran los negocios que estábamos haciendo con Pdvsa y con Antonini Wilson. También tiró dudas sobre la compra de Texaco, habló de implicancias de Lepra en la compra de Texaco. Y ahora plantea que Ancap ya asistió a la empresa con 70 millones de dólares, cosa que es falsa.

EC - ¿Cuáles son los números?

RS - En el año 2006 Ancap aportó nueve millones de dólares y en el año 2007 aportó 26 millones. Hasta ahora lo que ha salido de Ancap para ALUR son 35 millones de dólares. En este año está previsto un nuevo préstamo de ocho millones de dólares para hacer la seña y pagar una parte de la destilería que se está instalando, porque la inversión total del proyecto está en el entorno de los 42 millones de dólares.

EC - ¿Qué dice a propósito de los otros números que manejaba Abdala, los relativos a los balances?

RS - En el año 2006 la pérdida registrada en el balance fue de dos millones de dólares y no tenemos todavía los resultados del año 2007. El año 2007 fue complejo, tuvimos tres elementos que determinaron esa complejidad y las dificultades.

Un elemento fue la baja internacional del precio del azúcar, que entre 2006 y 2007 bajó casi a la mitad en el mundo y ahora empieza a recuperarse. En eso fue determinante la sobreproducción de la India, donde hubo un gran crecimiento de las plantaciones de caña sin que estuvieran prontas las destilerías para convertirla en etanol, entonces se convirtió en azúcar con la consecuente sobreoferta en el mercado internacional, que bajó los precios.

Por otro lado, también en el mercado interno el precio bajó sustancialmente, pasamos de 23 a 12 pesos el kilo de azúcar.

Otra dificultad importante fueron las heladas. En Bella Unión hacía 40 años que no había heladas como las que tuvimos el año pasado, que fueron muy importantes y no solo afectaron la caña de azúcar, también afectaron otros cultivos, como la citricultura. La pérdida en la citricultura fue de casi el 50% y en la caña de azúcar fue de un 28%.

Y el otro elemento importante fue nuestra decisión de romper con Inancor, que hasta ese momento era el único cliente que tenía ALUR. ALUR le vendía toda su producción azucarera a Inancor, que tenía la representación de la internacional Man. Y cuando decidimos diversificar nuestras ventas, Inancor salió a dar una batalla en el mercado con un nuevo producto, incluso con desvíos verificados por Bromatología de azúcar que entraba al país con arancel cero.

EC - Se refiere a la marca El Menú.

RS - Lo sustancial en todo esto es que se trata de un proyecto energético, concebido fundamentalmente para la producción de etanol.

EC - Las pérdidas de 2007, cuando se consolide el balance, ¿podrían estar en el orden de los 6 millones de dólares?

RS - Es posible, todavía no tenemos los números.

EC - Entonces, 2,5 millones de dólares en 2006, 5 o 6 millones en 2007. Son números que generan inquietud. ¿Qué responde usted sobre esa evolución de las cuentas de ALUR?

RS - En nuestra perspectiva estaba claro que este no era un proyecto que fuera a dar ganancias desde el primer año, estamos en la fase de inversiones. De hecho, el ingenio azucarero todavía no ha tenido los efectos de la inversión. Parte de las inversiones apunta a un cambio de proceso que permitirá mejorar la eficiencia del ingenio para la producción azucarera. Se hizo una inversión de 4,5 millones de dólares para bajar los costos de producción, vamos a tener una baja de casi 50 dólares por tonelada.

La otra inversión, de unos 10 millones de dólares, es en la propia caldera, va a mejorar la eficiencia energética del complejo, nos va a permitir prescindir de la leña; hasta ahora hemos tenido que comprar miles de toneladas de leña para la producción. Eso también va a determinar una baja importante en los costos.

Ninguna de esas inversiones está pronta todavía, hemos estado produciendo azúcar en el ingenio ruinoso que recibimos. No estaba previsto que este proyecto diera utilidades en los primeros años, cuando todavía no hemos terminado de hacer las inversiones, estamos invirtiendo para tener un complejo rentable. Cuando tengamos las 10.000 hectáreas de caña –a fines de este año– y cuando tengamos la caldera, los cambios de proceso que hacen más eficiente la producción azucarera, el turbogenerador y la destilería –todo en el correr de este año–, vamos a tener un complejo con una gran eficiencia interna, fundamentalmente energética y también en el proceso de producción azucarero, y con una producción de 45.000 toneladas de azúcar, 20 millones de litros de alcohol y unos 12 megas de electricidad. Aspiramos, a partir de la licitación que se va a abrir, a vender una parte de esa energía a UTE.

EC - ¿Cuándo dejará de dar pérdidas ALUR?

RS - Cuando tengamos estas instalaciones prontas estaremos alcanzando el punto de equilibrio. Este año tenemos importantes aspiraciones de acercarnos al punto de equilibrio. Y es seguro que el año que viene, con los niveles de producción que le mencioné, pasaremos el punto de equilibrio, porque el complejo estaba concebido para eso.

***

EC - Ayer el ministro Lepra, cuando expuso en la comisión de la Cámara, le contestó al diputado Abdala que el gobierno, con ALUR, encara un proyecto no solo sobre la base de azúcar, sino además de producción etanol y energía eléctrica –como usted destacaba–, "todo lo cual dará rentabilidad en unos 15 años", decía. Afirmó que "durante muchos años se invirtieron decenas de millones de dólares en Bella Unión sin resultados concretos en su producción; nosotros estamos planteando resultados en el mediano y el largo plazo".

¿Siempre estuvo claro que la viabilidad del proyecto de ALUR dependía de los tres rubros de producción, azúcar, etanol y energía eléctrica?

RS - Si cuando hicimos el análisis con Arthur D. Letlle, que es la empresa internacional que asiste a Ancap en el diseño de su plan estratégico y en el análisis de cada uno de los negocios, nos hubiéramos dedicado solamente a la producción azucarera, el negocio tendría un valor de menos 2,5 millones de dólares. Entonces, cuando diseñamos el proyecto y se le agregaron las iniciativas de la destilería, la generación eléctrica, el cambio de proceso para la producción azucarera, el valor del negocio fue aumentando para Ancap. Hoy estamos en un negocio que para Ancap tiene un valor de 8,5 millones de dólares.

Ancap tiene establecido y ha estudiado que la recuperación de la inversión, con una tasa de 14%, se va a hacer en 15 años. No es que el negocio empiece a ser rentable dentro de 15 años, empieza a ser rentable y a tener utilidades a partir de que esté pronta la inversión. Un dato: en estos dos años, sin tener todavía el complejo armado, sin haber terminado de hacer las inversiones, vendimos 52 millones de dólares de azúcar en el país. No hubo solamente ingresos por Ancap, también hubo ingresos por la venta de azúcar, porque para eso empezamos. No estamos en una fase de producción cero, como muchas veces tiene este tipo de inversiones o de proyectos, como la tuvieron Botnia y otros emprendimientos. Nosotros podríamos decir que estamos en una fase de producción cero de etanol y de energía eléctrica, porque estamos haciendo las inversiones para eso, pero mientras tanto nos dedicamos a producir y vender azúcar, y hemos tenido un ingreso de 52 millones de dólares por esa venta en estos dos años.

A partir del año que viene, cuando tengamos todo el complejo en marcha, comenzaremos a recuperar la inversión. El plan de Ancap es recuperar la inversión en 15 años, a una tasa de 14%, con un valor del negocio de 8,5 millones de dólares.

EC - Abdala decía ayer: "Se supone que para ser rentable tiene que funcionar en su actividad central, en su objetivo principal, que es la producción y la comercialización del azúcar".

RS - El diputado Abdala no entendió que este es un proyecto energético, no un proyecto azucarero. ¿Qué sentido tendría que Ancap hiciera todo esto para producir azúcar? El azúcar es un derivado necesario, pero estamos haciendo todo esto para tener un 5% de etanol en las gasolinas; ese es el objetivo central. Estamos desarrollando inversiones, como lo vamos a hacer con el biodiesel, para ser un poco más soberanos en la matriz energética.

EC - ¿El proyecto inicial establecía todas estas condiciones?

RS - Exactamente.

EC - El diputado Abdala ayer no tenía claro que desde el pique esto haya estado planteado en estos términos.

RS - Ayer lo dijo el ministro Lepra: lo hemos explicado en forma oral y por escrito; ayer llevamos una presentación en Power Point al Parlamento. El proyecto está claro desde el principio, fue establecido y estudiado con la consultora de Ancap, Arthur D. Letlle, en el año 2006. Está exactamente definido cuál es la inversión necesaria, de qué forma Ancap la va a recuperar, con qué tasa de interés y qué valor tiene el negocio para la empresa. Hay un plan, no es que fuimos allá y fuimos agregando según se nos fueron ocurriendo cosas.

EC - Felipe, de Malvín, dice: "Me llama mucho la atención que ahora la izquierda esté haciendo lo mismo que siempre criticó. Siempre estuvo en contra del salvataje de empresas y esto es lo que está haciendo. ¿Por qué ir contra la naturaleza, que dice que en esta latitud no es rentable producir azúcar?".

RS - Ayer mostramos en el Parlamento los rendimientos de la caña de azúcar que tenemos en Bella Unión y cuáles son las nuevas variedades que estamos introduciendo. Porque este no es solo un plan de inversiones industriales, el verdadero cambio hay que hacerlo en el campo. Tenemos una variedad de caña de azúcar, que fue la que aguantó la crisis, una caña que no necesita mucho riego, que no necesita mucho fertilizante ni mucho herbicida, pero que no es la que mejor rinde desde el punto de vista de la producción azucarera y de alcohol. Estamos introduciendo una nueva variedad, que tiene un rendimiento mucho mayor; ayer mostramos las curvas de rendimiento de las distintas variedades que estamos introduciendo para lograr una mayor eficiencia en el área agrícola. Lo determinante de este proyecto es lograr que en nuestra materia prima tenga buenos rendimientos industriales.

No es un capricho, hay que trabajar científicamente. Ya lo hizo Tucumán, que hoy es uno de los centros de producción azucarera más importantes del mundo. Si uno mira cómo se fue desarrollando, hubo un trabajo en los últimos años, empezó a despegar a partir de 2000, con la introducción de nuevas variedades, y allí empezó a despegar en los rendimientos azucareros de su producción. Tenemos que hacer lo mismo en Bella Unión, estamos trabajando en ese sentido, ya con nuevas variedades instaladas.

No fuimos a salvar a Calnu, desplazamos a Calnu. Si hubiéramos hecho lo que se hizo en el país en otro momento, el BROU le habría dado un nuevo crédito a Calnu de 10 o 12 millones de dólares y habría seguido la misma calesita que hubo durante mucho tiempo. Acá se invierte pero sobre la base de una nueva gestión y una nueva administración por una empresa que pertenece al Estado.

EC - La fabricación de azúcar en Uruguay está subsidiada, está protegida. La importación de azúcar refinada paga sobrecargas que la hacen prácticamente inviable. Resultado –según dicen los que conocen el negocio–: el consumidor uruguayo paga por el azúcar un precio más alto. ¿Qué dice usted de ese factor que se mantiene?

RS - No es una característica de Uruguay, la protección de la producción azucarera es mundial. En Argentina, que es un gran productor azucarero, hay una protección similar a la nuestra. Y en Paraguay también hay una protección a la industria azucarera local, con un arancel superior al nuestro.

EC - Curiosamente es una protección que no solo beneficia a ALUR, que es básicamente estatal, sino también a una empresa privada como Azucarlito.

RS - Hay una protección que es aceptada internacionalmente, sobre todo por la enorme ventaja competitiva que tiene Brasil.

En 2006 recibimos el ingenio azucarero de Calnu sin un kilo de azúcar, vacío; Calnu le había vendido toda su producción a Man. Durante los primeros seis meses del año 2006 ALUR no tuvo un paquete de azúcar en el mercado y durante ese período el azúcar tuvo el pico más alto de precio en el país, 23 pesos. En cuanto nosotros lanzamos el primer paquete de azúcar al mercado, bajó de 23 a 19 pesos, y después siguió bajando.

RS - Hoy está en 13,50 pesos.

RS - Hoy está a 13,50 pesos en los supermercados. Entonces, también hemos jugado un papel en permitir que el precio del azúcar bajara, porque juegan monopolios internacionales, en este caso pasó eso, el azúcar quedó en manos de dos empresas que acordaron un precio y lo levantaron a 23 pesos.

EC - ¿Cuál es la justificación del mantenimiento de esa protección a la producción nacional de azúcar? ¿Hay un objetivo social de por medio? ¿Cuánto juega lo social en el caso de Bella Unión en particular?

RS - En general esta protección internacional se basa en que el azúcar es energía, entonces se requiere una cierta soberanía sobre ese elemento, los países buscan asegurarse una determinada producción nacional. El proyecto de Bella Unión va a producir solamente 45.000 toneladas de azúcar, de las cuales 7.000 se venden a Estados Unidos, por la famosa cuota americana, que está comprometida. Y el mercado azucarero local son 100.000 toneladas al año, de modo que apenas vamos a poder abastecer con nuestra producción algo más del 30% del mercado local, no aspiramos a quedarnos con el mercado local. Hay lugar para Azucarlito, con quien tenemos una coordinación muy estrecha en cuanto a la defensa de la industria azucarera nacional, y también hay lugar para otros actores, no pretendemos tener una posición monopólica en el mercado azucarero.

El objetivo central de este proyecto es la producción de alcohol, de energía eléctrica y de otros derivados que pensamos sumar. Estamos trabajando con la Universidad de Carolina del Norte en el concepto de biorrefinería, de ir agregando procesos que permitan salir con productos de mayor valor agregado, como productos para la industria alcoquímica. Y también estamos sumando la producción de sorgo dulce con la idea de producir alcohol y energía eléctrica fuera de la zafra cañera. Estamos montando una refinería que va a ser capaz de utilizar diversas materias primas para producir diversos derivados, entre ellos azúcar, pero fundamentalmente alcohol, energía eléctrica, insumos para la industria alcoquímica.

EC - Pero ¿cuánto cuenta en todo este proyecto y en los costos y las protecciones el factor social? ¿Cuánto cuesta el interés por mantener una fuente de trabajo? A propósito, ¿cuántas personas están trabajando en el complejo?

RS - En este momento hay unas 2.700 personas vinculadas con el proyecto.

EC - ¿Y eso justifica pérdidas?

RS - No; esto no es un proyecto social, tiene una fuerte incidencia social pero está concebido en el marco del cambio fundamental que tenemos que hacer en la matriz energética. Entonces, así como estamos invirtiendo y pensamos invertir para traer el gas al país en una regasificadora que va a costar entre 600 y 700 millones de dólares, también estamos invirtiendo para reducir en un 5% la compra de petróleo con la producción de etanol y de biodiesel. Cuando tengamos un 5% de etanol para mezclar con las gasolinas y un 5% de biodiesel para mezclar con el gasoil vamos a comprar un 5% menos de petróleo. Y si la factura anual de compra de crudo es de entre 1.100 y 1.200 millones de dólares, nos estaremos ahorrando entre 60 y 70 millones de dólares por año. Ese es el objetivo de estos proyectos, en este marco hay que concebirlos. No estamos compitiendo en el mercado azucarero, estamos concibiendo un proyecto que apunta a un cambio fundamental en la matriz energética.

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Edición: Mauricio Erramuspe