El nuevo papel de Gonzalo Fernández
Análisis político del profesor Oscar A. Bottinelli.
(Emitido a las 8.34)
EMILIANO COTELO:
La asunción de Gonzalo Fernández como canciller puede interpretarse como lo que es: un cambio en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Pero la presencia de la mano derecha de Tabaré Vázquez en el gabinete puede querer decir algo más. En este cuarto y penúltimo análisis del recambio ministerial, el politólogo Oscar A. Bottinelli, director de Factum, propone como tema: "El nuevo papel de Gonzalo Fernández".
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Oscar, ¿Por dónde empezamos?
OSCAR A. BOTTINELLI:
Primero, uno viene a paso cansino analizando distintos ángulos un hecho de la trascendencia y de las múltiples aristas que tuvo este cambio ministerial y de repente empiezan a aparecer hechos políticos. Por ejemplo la formación de un think tank, la Fundación para la Democracia Wilson Ferreira Aldunate, que va a respaldar la programación de Jorge Larrañaga; y por otro lado el relanzamiento de Luis Alberto Lacalle como líder de una nueva corriente nacional. Son hechos que quedarán para analizar después de Turismo.
EC - Hoy nos concentramos en Gonzalo Fernández, a partir de su vinculación tan especial con Tabaré Vázquez y su nombramiento en la Cancillería.
OAB - Exactamente. Gonzalo Fernández aparece como un hombre muy próximo a Tabaré Vázquez desde que este asumió la Presidencia del Frente Amplio. Se puede decir que Gonzalo Fernández nunca fue un hombre de estructuras políticas, si bien fue y es miembro del Comité Central del Partido Socialista aunque en algún momento renunció al Comité Central y al Partido Socialista, ha sido suplente de senador, también por el Partido Socialista, es un hombre que no ha transitado por las estructuras políticas sino más bien por el asesoramiento personal a Tabaré Vázquez. Se puede decir que su primera gran incursión política fue en un cargo extremadamente delicado, en una función muy difícil, como representante de Tabaré Vázquez en la Comisión para la Paz que nombró el entonces presidente Jorge Batlle.
EC - Fue una tarea en la que ocupó una responsabilidad muy sensible.
OAB - Muy sensible y muy política, donde tuvo mucha negociación con el gobierno, con familiares de desaparecidos, con militares, y contacto con un hombre de la estructura de la Presidencia como Ramela, que lo llevó a interiorizarse en el manejo de las estructuras presidenciales.
Era el hombre natural para la Secretaría de la Presidencia de la República. Tabaré Vázquez es un hombre que se maneja muy en solitario, que tiene a su hermano, uno diría su alter ego, y a Gonzalo Fernández, su mano derecha. Por lo tanto en estos tres primeros años la Secretaría de la Presidencia fue muy especial, muy distinta de las anteriores, con una función en algún aspecto de algo más que un secretario de la Presidencia, que operaba en múltiples terrenos, algunos de política exterior y otros de política interior.
Ahí tuvo las primeras experiencias en materia de política exterior, que estuvieron sobre todo centradas en el conflicto con Argentina. Básicamente por dos caminos: el diálogo directo con quien fue compañero de estudios y amigo personal, el jefe de gabinete de Kirchner, Aníbal Fernández, y por otro lado con el canciller Gargano como representante del presidente de la República en la facilitación del emisario del rey de España.
EC - También hay que recordar como antecedente la participación de Gonzalo Fernández encabezando el equipo negociador con Estados Unidos a los efectos del TIFA, el acuerdo marco de comercio e inversiones.
OAB - Ahí la participación de Gonzalo Fernández tuvo el sentido de dar un peso presidencial a una negociación del equipo económico, con la debilidad que esto implicaba, el tour de force al interior del gobierno y al interior de la fuerza política, con un equipo económico que se veía muy sesgado hacia Estados Unidos y un ala muy contraria a Estados Unidos. Fue más un respaldo a la negociación que una negociación en sí.
EC - Aterricemos en el nombramiento en sí.
OAB - En la cancillería es un nuevo ministro de Relaciones Exteriores; daría para un análisis, pero vamos a deslizar algún breve comentario. Parece bastante significativo analizar esto con relación a algo que hemos manejado muchas veces, que es el estilo de Tabaré Vázquez. Vázquez es un hombre que no gusta de la conducción cotidiana, gusta más de la conducción un poco lejana, de seleccionar personas para cargos clave, darles una plena delegación, reservándose el decir en determinado momento "por ahí no se va", "esto no se hace", y cuando dos o tres personas, cada una de ellas con plenos poderes, chocan entre sí y tienen criterios distintos en temas de áreas compartidas, aparece la decisión arbitral de Tabaré Vázquez. Dos casos típicos: el porcentaje para la enseñanza en la ley de presupuesto, que tenía la oposición del ministro de Economía, y el sí o el no, que terminó siendo el no, a negociar el TLC con Estados Unidos.
El problema de este estilo de conducción es que necesita un conductor cotidiano, un centro coordinador, que no hubo en los tres primeros años de gobierno. En ese sentido uno puede definir a Tabaré Vázquez como un presidente que actúa como jefe superior, como un jefe estratégico, que necesita algo así como un "primer ministro" como jefe ejecutivo.
En esto quiero evitar una confusión: a veces se dice que Tabaré Vázquez aparece como un jefe de Estado y no como un jefe de Gobierno. Es otra cosa, un jefe de Estado es un hombre que es solo jefe de Estado, no es jefe de Gobierno, está por encima de las partes, es un referente de todo el país y un árbitro en el sistema político. En cambio Tabaré Vázquez es un jefe de su gobierno, pero se reserva la conducción estratégica y el mando superior; quien tiene conducción estratégica y mando superior es en sí una de las partes, no está por encima de las partes.
Este esquema de Tabaré Vázquez como jefe superior con un jefe ejecutivo fue la forma en que manejó su segunda etapa en la Intendencia Municipal de Montevideo, los segundos dos años de su gestión, en la que la casi totalidad de la ejecución presupuestal estuvo concentrada en Víctor Rossi.
Da la impresión de que Gonzalo Fernández podría ir camino a una función de esta naturaleza, no institucional entre otras cosas la Constitución no lo permite, pero su rol va a trascender el de ministro de Relaciones Exteriores. Es un cargo que le permite jugar mucho entre la política interior y dentro del gabinete, sobre todo después de la salida del gabinete de Astori, que está anunciada para los próximos meses, se dice que no más allá de la terminación de este semestre, del envío de la Rendición de Cuentas. Es un tema muy importante y que hay que seguir viendo.
Da la impresión de que tenemos un cambio muy fuerte en la estructura del gobierno y en este nuevo papel de Gonzalo Fernández.
EC - Casualmente hoy el matutino La Diaria dice, citando fuentes de Presidencia y de la Cancillería, que el presidente Tabaré Vázquez le solicitó a Fernández que se transforme en el ministro político de su gabinete. Por un lado, que cumpla un rol de articulación en el gabinete ministerial a un nivel horizontal, y que por otro se encargue en forma preferencial del relacionamiento con la oposición.
OAB - Parece que esto ya empezó, si bien queda un poco enmascarado porque lo hace como ministro de Relaciones Exteriores en temas de política exterior.
EC - Te refieres a las reuniones que ha tenido con los líderes de la oposición, y que anuncia que va a tener con el PIT-CNT y con gremiales empresariales.
OAB - El primer tema le cayó encima apenas asumió, tuvo que ver con el conflicto colombiano-ecuatoriano-venezolano, era el canciller que estaba llevando adelante esto como canciller. La de ministro político del gabinete es una función por naturaleza del ministro del Interior, un ministerio que antes se llamaba Ministerio de Gobierno. El último que cumplió esta función fue seguramente Antonio Marchesano en la primera presidencia de Sanguinetti; después, por el peso del problema de la seguridad pública, el ministro del Interior se transformó prácticamente en un ministro de seguridad y nada más que de seguridad, y desapareció la figura del ministro político del gabinete. Entonces, llámese ministro político o una especie de primer ministro, por ahí va Gonzalo Fernández.
E inaugura un cambio que fue ligeramente manejado como un cambio de estilo en la cancillería, pero que es mucho más que un cambio de estilo de cancillería, es un cambio de estilo del gobierno, porque Tabaré Vázquez ha sido un hombre de escasísimo diálogo con la oposición en estos tres años. Llamó a los líderes de la oposición muy pocas veces, la oposición se quejó de que la mayoría de las veces fue para sacarse fotos, por ejemplo cuando el conflicto con Argentina, y nunca hubo un manejo y una consulta permanentes de las relaciones, en el conflicto con Argentina, en el TLC, en ese tipo de cosas.
Lo que aparece ahora es un gobierno que, aparentemente, por lo menos por las señales que da, que se va a largar a un mayor diálogo con la oposición, con las fuerzas sociales, y yo no descartaría que en algún momento intente también bajar los decibeles de la ríspida relación entre el gobierno y los empresarios. Uno podría ver en Gonzalo Fernández el todoterreno de las relaciones políticas hacia todo lo que es el macrosistema político, que son los partidos por un lado, pero también el sindicalismo y otras fuerzas sociales, el empresariado. Toda una función en que las relaciones exteriores sería una de las proyecciones del ministro y el cargo institucional, y el manejo de la cancillería descansaría básicamente en el subsecretario, que es un hombre del Servicio Exterior.
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EC - Vamos a observar cómo viene la gestión, de modo de verificar si estos escenarios se cumplen.
OAB - Sí, cuando se producen estos cambios hay que observar, sobre todo porque se trata de una figura relativamente nueva en funciones propiamente políticas y que tiene todo este peso encima. Vamos a ver si cumple a cabalidad el papel, lo excede, no llega. Es un gran examen que va a cumplir Gonzalo Fernández.