La basura es cosa de grandes
En pocos meses, los distintos organismos que trabajan con la infancia en Uruguay deberán definir un proyecto para lograr que no haya niños trabajando en la basura. Así de ambicioso y necesario es el objetivo que se fijó la semana pasada el Comité para la Erradicación del Trabajo Infantil, junto al Ministerio de Desarrollo Social, la Intendencia de Montevideo y el INAU. Se estima que en Uruguay trabajan unos 42.100 niños, de entre cinco y 17 años. Y muchos de ellos lo hacen en la basura, una de las "peores formas de trabajo infantil", según la legislación nacional. Informe de Mauricio Erramuspe
"Yo salgo a la calle, a los contenedores, en un carrito de feria y reciclo lo que me sirve. (...) Salgo sola. (...) Busco más materiales que me sirvan para vender en la feria o en el depósito que valgan más. Y si hay ponele una cantidad de papeles y botellas, lo traigo. Si no, no me sirve". Quien habla es Celeste. Tiene 15 años y hace 10 meses comenzó a dedicarse a la clasificación de residuos. Hace un par de semanas dejó de salir con el carrito porque está a punto de dar a luz. Comenzó en este trabajo siguiendo a su madre, tras abandonar el liceo en primer año. Al poco tiempo, quedó embarazada.
"Mi madre lo hacía y me gustaba. Después quedé embarazada y me siguió gustando. Aparte para ayudarme a mi misma y a mi hija", cuenta. La hija de Celeste nacerá en unos días. Ella no tiene pareja y vive sola en una casa junto a la de su madre, en el barrio de Cruz de Carrasco. Cuenta que lo que más le sirve juntar es el metal y que en un buen día puede sacar unos 50 pesos. Muchas veces no tiene esa suerte. No encuentra nada pero la gente la ayuda y algo le da, según cuenta. Ahora no puede salir a trabajar y tampoco lo hará una vez que nazca la bebé, entonces no sabe cómo hará para subsistir. "No sé veré, mi madre en algo me ayuda pero no puede tanto. Veré lo que hago mientras sea chiquita. Levanto una canasta del INDA, es la única posibilidad que tengo", lamenta.
La idea de terminar el Ciclo Básico y luego hacer un curso de cocina o computación está en la cabeza de Celeste pero sabe que luego del parto se le complicará aún más. "No puedo porque no tengo quién me cuide a la bebé. Yo iba a intentar de noche, el año que viene porque ya va a ser más grande y mi madre me la va a poder vichar de noche".
Esta es la historia de Celeste y unos 755 niños y niñas que habitualmente vemos en carros tirados por caballos, hurgando en los contenedores que recogen la basura de Montevideo. En la capital, se estima que 1.887 niños trabajan en la calle, el 40% se dedica a la clasificación de residuos.
Las estimaciones nacionales arrojan que el 8% de los niños uruguayos trabaja. Estos son datos de la Encuesta Nacional de Hogares Ampliada que, en 2006, incluyó por primera vez un módulo de consultas sobre el trabajo infantil.
Excepto raras excepciones, estos niños desertan del sistema educativo y, de ese modo, ingresan en un círculo de reproducción de la pobreza. Según los datos de Uruguay Clasifica, del Mides, el 81% de los clasificadores tiene sexto de escuela o menos. La enorme mayoría tienen menos de tres años de escuela y por tanto no puede aspirar a empleos de calidad en otros sectores de la economía. En los trabajos formales a los que sí tienen acceso los salarios son muy bajos, peores de lo que obtienen clasificando residuos. Lo que hay que evitar es que esos niños ingresen en esa lógica que reproduce pobreza.
Nicolás Minetti, director de Uruguay clasifica, lo explicó en los siguientes términos. "Cada niño que impidamos que se suba a un carro y empiece a trabajar, estamos trabajando para el futuro. Porque para un niño que se sube a un carro y agarra plata en el mismo día, es muy difícil que después entienda que la escuela le va a servir para un futuro. No es una opción realista", sentenció.
En Uruguay la edad mínima para trabajar es de 15 años. Antes de eso, se considera que es trabajo infantil y está prohibido. Pero en las actividades consideradas peligrosas como la clasificación de residuos, la prohibición alcanza los 18 años. Es decir que según las normas no podríamos ver niños y niñas al mando de carritos y exponiéndose a todo tipo de infecciones hurgando en la basura.
La directora del Departamento de Inspección Laboral del Instituto del Niño y del Adolescente (INAU), Graciela Pardo, explicó lo que es trabajo infantil. "Trabajo infantil es toda aquella actividad que se realice por debajo de la edad mínima de admisión al empleo. (...) Esto significa que todo trabajo realizado por niños o niñas o adolescentes en primera etapa, es trabajo infantil, está prohibido. Pero también es trabajo infantil y aquí es importante ver el concepto, toda aquella tarea que se realice y puede poner en daño la salud, la seguridad, la moralidad o lo social del niño. Todas aquellas actividades que tengan un riesgo, que impliquen un daño, es considerado trabajo infantil y para eso la edad se eleva a los 18 años. Esto quiere decir entonces que yo puedo tener un muchacho de 17 años o una chiquilina de 16 años realizando una tarea peligrosa y la voy a considerar trabajo infantil", definió.
De ese planteo normativo que explicó Pardo a lo que realmente se ve en Montevideo, hay un abismo. Justamente, del reconocimiento de la necesidad de un abordaje integral de este problema, es que surgió la reunión de la semana pasada entre el Ministerio de Desarrollo Social, el INAU, la Intendencia de Montevideo y otras organizaciones sociales en el marco del Comité para la Erradicación del Trabajo Infantil.
La idea es que en un plazo no superior a cuatro meses se estructure un proyecto concreto con el que abordar el trabajo infantil en la clasificación de residuos, con el objetivo de erradicarlo.
Nicolás Minetti, de Uruguay Clasifica, explicó que más allá de los niños que uno ve en los carros, hay muchos más que trabajan en las casas en la clasificación secundaria de los residuos. "Nosotros sabemos y vemos como cualquier ciudadano que hay muchos niños involucrados en la actividad, tanto en los carritos como en los contenedores. Pero de ahí a legitimarlo era un paso que no estábamos dispuestos a dar. Nosotros veníamos trabajando con fuerza para cambiar las condiciones en que se da el trabajo. Eso es lo clave. Porque la gente ve a los niños en los carros pero la enorme cantidad de los niños involucrados en el trabajo con residuos está en las casas de los clasificadores, haciendo la clasificación secundaria", dijo Minetti.
El diagnóstico es claro y a la vez preocupante. Minetti dijo que la comisión que comenzará a trabajar en los próximos días tendrá un plazo breve para delinear un plan y que los resultados deberán verse este año. Algunos de las líneas de trabajo podrían ser el pago de un subsidio a cambio de que los niños retomen la educación formal y el cambio en las características del trabajo con los residuos.
La reunión del jueves 6 entre varias instituciones fue convocada en el marco del Comité de Erradicación del Trabajo Infantil (CETI), creado por decreto en el año 2000, e integrado por los ministerios de Trabajo, Salud, Educación, el INAU, la ANEP y organizaciones sociales como el PIT-CNT y la Cámara de Industrias. Su presidenta, Cristina Demarco, explicó que el organismo no tiene facultades de acción directa sino de concientización respecto a este problema.
Ahora el CETI deberá coordinar estas reuniones para elaborar este proyecto tendiente a la erradicación del trabajo de niños en la basura y su posterior implementación, a través de los organismos involucrados. Una red compleja pero que, según sus integrantes, suma experiencias de trabajo en el tema y por tanto será efectiva.
Demarco señaló que una de las cosas que más les preocupan es que las estadísticas indican que crece el trabajo en edades tempranas. "Creció en la edad más temprana, entre los cinco y los 12 años, cosa que nos preocupa. Evidentemente si crece cuando uno es adolescente, preocupa igual pero un poco menos. Lo que más nos preocupa es la deserción de la enseñanza primaria. Luego la secundaria también pero uno siempre comienza por lo más primordial. (...) Además las madres que también hacen este tipo de trabajo tampoco pueden dejar a sus chicos solos en la noche y ahí es cuando los llevan consigo. Por eso estamos buscando estos ámbitos de mayor participación a nivel de INAU y de otros organismos que podamos hablar, tal vez, me estoy adelantando un poco, de guarderías nocturnas, de lugares seguros donde las madres puedan dejar a sus hijos. En definitiva creo que a lo que hay que llegar es a un trabajo digno y decente para el adulto para que los chicos se puedan dedicar a lo que tienen que dedicarse que es el esparcimiento y el estudio", dijo Demarco.
Llegar a un trabajo digno y decente para los adultos debe ser el objetivo, según decía Demarco. Ese también es el objetivo de la Unión de Clasificadores de Residuos del Uruguay (UCRUS) que nuclea a varias cooperativas de personas dedicadas a esta tarea. En esas cooperativas no trabajan menores, indicó Eduardo Pérez uno de sus dirigentes. Sin embargo, el reclamo de esta gremial es que se atienda globalmente el problema, especialmente los casos de aquellos adolescentes que ya tienen una familia a su cargo.
Pérez dijo que ahora ven un cambio en el encare de las autoridades. Hasta hace pocas semanas, señaló que parecía que sólo se quería sacar los carritos de las calles. "Tenemos muchas esperanzas de que eso funcione, estamos de acuerdo en que empiecen a tomar cartas en el asunto los organismos que le compete el tema del menor. (...) Parecía que lo único que se podía hacer era impedir que salieran a trabajar pero hay que encontrar una solución. Estamos hablando de una familia que vive de eso y que se va a quedar sin una alternativa. Ahora se está hablando desde otra perspectiva. (...) Vamos a ver cómo se lleva el proceso pero si es que se le puede buscar la vuelta para que este adolescente que es padre o niño que está encargado de una familia esté haciendo lo que debe hacer, estudiar o incluso jugar, pero que tenga resuelto o la forma de resolver el ingreso, parar la olla, lógicamente eso es lo que vamos a apoyar", afirmó.
Pérez contaba que la organización en cooperativas implica, entre otras medidas, que los niños no trabajan. Sin embargo, indicó que ve un crecimiento en la cantidad de niños que están en la calle, por su cuenta, recogiendo residuos. Ese era el caso de Celeste que escuchamos en el primer bloque. El ingreso que obtienen estos niños es fundamental en sus hogares y, por tanto, una solución racional del problema debe suponer el pago de una retribución a cambio de una contrapartida de asistencia a la educación formal.
Una de las apuestas que está detrás de estos planes es que extendiendo la organización de los clasificadores se pueda cambiar la manera en que trabajan y dignificarla. Según Minetti, de Uruguay clasifica, es fundamental sacar el trabajo de las casas de los hurgadores. "Tenemos que tratar de ayudar a cambiar la forma de trabajo que implica que no se tengan que llevar el trabajo a la casa pues se trabaja en plantas de clasificación adecuadas, que trabajen con residuo limpio ya no con basura, eso es pidiéndole al vecino que separe en su casa los materiales y que lo entregue en forma diferenciada y que no vaya al mismo contenedor porque ahí pierde mucho el sentido. (...) El cambio en la forma de trabajo, cambia dramáticamente las condiciones de vida y elimina, erradica el trabajo infantil".
Minetti habló de cuál es la clave para él en este trabajo. "Lo clave acá es que el trabajo no se haga en las casas de los clasificadores, que se haga en plantas de clasificación, que además puedan vender el material todo junto directamente a las fábricas. Tenemos que eliminar toda la cadena de intermediación. Entre el clasificador que junta el residuo en la calle y la industria hay cuatro o cinco intermediarios que se llevan hasta el 90% del precio que paga la industria. Entonces, a cambio de eso, de una mejora del precio, que el trabajo se haga en otras condiciones y que no participen niños. Pero para eso lo clave es que las personas trabajen con residuos y no con basura. Ese el cambio cultural y mental que tenemos que lograr. No sólo los clasificadores sino también la sociedad. No todo lo que se tira es basura, casi nada, todo se puede reutilizar y además tiene muchísimo valor. Realmente se entierran en Uruguay millones de dólares que podrían generar miles de trabajos formales pero no desde un contenedor, no trabajando en un vertedero a cielo abierto. Trabajando en plantas de clasificación, con las condiciones de higiene, laborales adecuadas y obviamente con los niños en las escuelas y en los liceos, no trabajando en esta actividad que es peligrosa".
Si este trabajo es exitoso, podrá atender situaciones como la Celeste que con 15 años vive de la clasificación de residuos mientras espera el inminente nacimiento de su primera hija. Ella describe una situación bastante particular ya que como es menor y está sola, no puede ingresar a las cooperativas de clasificadores. Allí sólo trabajan mayores. Y su condición de menor tampoco le permite acceder a los programas del Mides. Ahora espera que este programa sí sea una ayuda para ella. "Yo qué sé, si lo van a ayudar, adecuadamente para mi estaría perfecto. (...) Que le dieran una ayuda a las personas que necesitan. Por algo es que están saliendo a la calle, porque necesitan y no tienen medios de mantenerse ni ellos ni la familia".
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