Abreu: Cancillería debe sustituir el alineamiento por la propuesta
"Uruguay debe salir como salió durante mucho tiempo, a sustituir la política de alineamiento con la política de propuesta", dijo el senador blanco y ex canciller, Sergio Abreu, en relación a la idea brasileña de crear un Consejo Sudamericano de Defensa. "Me preocupa que Uruguay no esté participando en una idea en la que podría aportar mucho, que seamos tomadores de decisiones políticas, además de ser tomadores de precios internacionales", ironizó. El legislador reclamó que el gobierno busque ampliar ese órgano propuesto y que se comience por revertir la carrera armamentista que vive la región.
(Emitido a las 9.11)
EMILIANO COTELO:
Brasil está promoviendo la creación de un Consejo Sudamericano de Defensa (CSD).
La propuesta fue lanzada el mes pasado y será planteada formalmente a los países de la región en los próximos días, en una gira del ministro de Defensa de Brasil, Nelson Jobim.
¿Para qué serviría esta institución, que algunos llaman ya "la OTAN del sur"? Según sus impulsores, serviría, entre otras cosas, para la "elaboración de políticas de defensa", el "intercambio de personal", para capacitación, para la realización de "ejercicios militares conjuntos" y para coordinar la "participación en misiones de paz de la ONU".
Un detalle curioso es que hasta ahora las reacciones más entusiastas han sido, por un lado, la de Estados Unidos, que tendrá que mirar este acuerdo desde fuera, y, por otro, la del presidente venezolano, Hugo Chávez, quien se alegró de que se rescatara una idea que él mismo había sugerido, sin éxito, en 1999.
La postura del gobierno uruguayo por ahora no se conoce. Pero, mientras tanto, el tema ya ha generado algunas inquietudes en la oposición.
Estamos con el senador Sergio Abreu, ex canciller de la República, hoy integrante de Alianza Nacional, Partido Nacional (PN).
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Senador Abreu, en titulares, ¿le entusiasma o le preocupa esta iniciativa de Brasil de crear un CSD?
SERGIO ABREU:
Me preocupa que Uruguay no esté participando en una idea en la podría aportar mucho, que seamos tomadores de decisiones políticas, además de ser tomadores de precios internacionales. En estos temas Uruguay ha sido siempre un país o un Estado con mucha participación; de aquí salieron el Grupo de Contadora, el Grupo de Río, la Ronda Uruguay. Hemos participado en forma inversamente proporcional a nuestro tamaño en toda la comunidad internacional, con propuestas como, por ejemplo, el principio de no intervención, que se ha incorporado al sistema interamericano y después a la resolución 2025 de Naciones Unidas. Tenemos muchas cosas que decir, porque no somos la parte más interesada o la parte que defiende intereses contrapuestos que podrían desestabilizar a quienes plantean la idea original.
EC - Pero, ¿para usted tiene sentido un CSD?
SA - No tiene sentido porque ya existen demasiadas instituciones.
EC - ¿Sudamericanas...? Todos recordamos la participación, desde hace décadas, de Uruguay en las maniobras Unitas junto con varios países de la región pero bajo el liderazgo de Estados Unidos; otros han recordado estos días que también existe la Junta Interamericana de Defensa (JID) y han dicho que el CSD sería aquello sin Estados Unidos, algo que quizás no vendría mal, teniendo en cuenta el desprestigio y la decadencia de la JID.
SA - En el plano interamericano tenemos la JID, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), que funcionó durante muchos años pero que fracasó en oportunidad de la guerra de las Malvinas.
EC - ¿Y por qué fracasó? Porque lo integra Estados Unidos.
SA - Porque lo integra Estados Unidos y porque Estados Unidos tomó posición y quebró el compromiso de la defensa, que era la prolongación de la vieja doctrina Monroe. Pero dentro del ámbito sudamericano y regional también tenemos una cantidad de institutos funcionando, como la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur, planteada dentro de Naciones Unidas, que ha llevado adelante Brasil y que está funcionando; la declaración política del Mercosur sobre la paz y la seguridad, de 1999; bien podríamos trabajar en este tema y profundizar entre todos.
Más allá de si está o no Estados Unidos, para Brasil juega una serie de elementos. En primer lugar, la aparición de Venezuela, con una competencia muy fuerte en el liderazgo regional, que ya no es de carácter exclusivamente político, sino también de carácter militar, cuando nos ha puesto al borde de una guerra hace muy pocos días. No fueron solo Colombia y Ecuador en sus aspectos puntuales, la participación de Venezuela fue la más extemporánea, violando todos los principios del Derecho Internacional sin tener ninguna justificación para hacerlo. De casualidad se fue al Grupo de Río, en Santo Domingo, y el presidente Lula no estaba. La gran pregunta es: ¿no estaba porque estaba ajeno o no estaba porque su estrategia iba por otro andarivel?
EC - Brasil ha argumentado a favor del CSD señalando que una institución de ese tipo podría haber actuado, podría haber resuelto, podría haber intervenido en el conflicto Colombia-Ecuador-Venezuela. Esa habría sido una de las ventajas de su existencia.
SA - Todas las instituciones podrían haber funcionado con cierta conducta de prevención en estados y gobernantes con cierta racionalidad. Pero se fue mucho más allá de lo que se iba antes; antes los presidentes solucionaban los problemas, ahora son los que los crean. Cuando el último resorte que se utilizaba para solucionar los problemas ahora es el que los dispara...
EC - ¿A quién está aludiendo?
SA - A varios presidentes; el presidente Kirchner, el presidente Chávez, todos los presidentes que de una forma u otra han entrado en un liderazgo de carácter continental o sudamericano, que intervienen en los asuntos internos de otros estados, que participan y financian elecciones de otros estados y que además desarrollan con una gran fuerza la hipótesis de conflicto. Porque esto va de la mano de una carrera armamentista realmente preocupante. Siendo América Latina una de las regiones con menor proporción de armamento con relación al producto bruto, hoy vemos que Brasil ya tiene un alineamiento no exclusivamente político, basta ver las cifras que maneja en su estrategia de armamento para darse cuenta de que es una disparada entre todos los países fundada en un cierto temor desde el punto de vista estratégico y militar.
EC - Un temor ¿a qué?
SA - Un temor a no estar preparado para un enfrentamiento de carácter militar.
EC - No estar preparado para un enfrentamiento de carácter militar ¿con quién?
SA - Los temas son de carácter continental y extracontinental. En la parte continental está la posición de Venezuela y Colombia en un enfrentamiento muy claro. Pero Venezuela dice que está más allá de ese enfrentamiento por el eje le llama el "eje Monroe", en el que incluye a Washington, México, Colombia, Perú, Chile, todo lo que quizás por casualidad tiene relación con la zona de libre comercio con Estados Unidos. La relación Colombia-Venezuela es de una gran sensibilidad; no tanto la relación con Colombia, porque Venezuela ha cambiado el rol en el ámbito continental. Venezuela se niega a declarar terrorista o por lo menos reclama que se declare insurgente a una fuerza terrorista reconocida mundialmente, que no cumple las mínimas condiciones, ni siquiera de un enfrentamiento de carácter bélico. Es el territorio que tiene más minas antipersonales sembradas en el mundo, que están expresamente prohibidas por la Convención de Ginebra y demás. Está hablando de una fuerza revolucionaria que trata de derrocar a un gobierno democrático.
De por sí es un tema que a Brasil le comienza a preocupar. Porque la visión de Venezuela comienza a tener una tendencia al conflicto, ha anunciado que no va a permitir que se desestabilice el gobierno de Bolivia, que va a establecer determinadas bases militares en todas las fronteras relacionadas con el ámbito del sur, sobre todo con Paraguay. En Paraguay están muy preocupados por la situación boliviana, habida cuenta de que no hace mucho tuvieron la última guerra de América del Sur. Brasil comienza a preocuparse. En algún momento un canciller brasileño me decía: "A Brasil le quedó chico el Mercosur"; y yo le contestaba: "Le quedó grande América del Sur". Porque cuando Venezuela comienza a trabajar, desestabiliza toda la posición de Brasil.
Su pregunta es muy atinada porque va a la otra parte. ¿Cuál es el problema que plantea Brasil, y también Venezuela y algunos otros países? Identifican una eventual penetración de una potencia extrarregional en una hipótesis de conflicto, ya sea por el respaldo a Colombia en una eventual confrontación con Venezuela, ya sea simplemente en una lucha por los recursos naturales en el continente. Una lucha muy importante, que, entre otras cosas, está centrada en Amazonia, en el acuífero Guaraní, en el gas, en el petróleo, en todos los recursos que son las principales fuentes de muchos países, en particular de Venezuela, que es la que alimenta esta actitud de rebeldía o de soliviantar gobiernos y pueblos.
EC - A partir de esos apuntes que trazó sobre distintos asuntos delicados que pautan a la región últimamente, ¿qué busca Brasil con este CSD?
SA - Brasil plantea la Comunidad Sudamericana de Naciones, que el propio Mercosur ha licuado porque quiere limitarla a América del Sur. Tiene un pecado importante, que es dejar de lado a México, el viejo socio latinoamericano; parecería que la ruptura continental se produce en América del Sur. Plantea, como consecuencia, estos aspectos de defensa, en consonancia con el IRSA, que era un instituto vinculado con las telecomunicaciones, las comunicaciones, la energía y la infraestructura. Esa estrategia sudamericana brasileña es la vieja política de las fronteras vivas planteada con modernidad.
EC - La vieja política de las fronteras vivas...
SA - Es el viejo concepto lusitano: San Ildefonso, la variación de los tratados que se negociaban; la ciudad de Colonia un día pasaba a Portugal, otro día a España, en negociaciones de toda naturaleza y tratados internacionales; un día se corría la línea, otro día no. Esto es el viejo concepto de fronteras vivas de Brasil, que defiende su visión geopolítica y es el único país que no se ha fracturado desde la conquista. Toda la ruptura del proyecto bolivariano, artiguista y demás se consolidó, sin embargo Brasil mantuvo esa unidad y la mantiene en una relación muy especial entre tres instituciones que hacen la columna de su estrategia: Fuerzas Armadas, Itamaratí, industria de San Pablo.
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EC - En Estados Unidos, tanto la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, el vicecomandante del Comando Sur, teniente general Gleen Spears, como el coordinador de Asuntos del Hemisferio Occidental del American Enterprise Institute, Roger Noriega y podría seguir nombrando, valoraron de manera positiva la iniciativa del CSD, pese a que excluye expresamente a ese país. ¿Por qué? ¿Podría pensarse que Estados Unidos ve con buenos ojos este paso porque permitiría consolidar el peso de Brasil en la región y, al mismo tiempo, tener a Venezuela "controlada" en sus impulsos más belicistas y agresivos? ¿Esa es su lectura?
SA - Una de las partes de la lectura, pero sobre todo hay que entender por qué Brasil maneja una posición anti Estados Unidos distinta de la de Venezuela. Lo de Venezuela es absolutamente ideológico, filosófico, de oportunismo e inconducente en el corto o en el mediano plazo. Lo de Brasil es una vieja política de nacionalismo económico, de defensa de su producción, de reserva de mercado, de un sentimiento anti Estados Unidos como hay en toda América Latina en general. Los americanos tienen esa dificultad, que lo que pueden inhibir en acciones militares no lo pueden sustituir con la convicción de la trasmisión de sus valores, es muy difícil manejar este tema. Brasil representa una distancia racional de Estados Unidos, no significa un elemento de ruptura de su planteo en el continente.
Por otro lado, Brasil tiene los problemas del crimen organizado, la venta de armas de última generación y sobre todo organizaciones que están creando serias dificultades no solo interna sino externamente, tanto en las fronteras como dentro del país. Hay que ver lo que es la triple frontera para darse cuenta de la cantidad de dificultades que puede tener. Esa visión brasileña a la que llaman soft, light o liviana también está abonada por el hecho de que Brasil no es partidario del principio de la no intervención, trata de no intervenir pero interviene de otra manera. El brasileño tiene esa visión diplomática que le saca la camisa con el saco puesto; uno no se da cuenta, pero cuando se va a ajustar la corbata la tiene contra la nuez de Adán. Es un tema muy diplomático, que Estados Unidos percibe, entonces dice: si es nacionalismo, no es intervencionista, no desarrolla fuerzas armadas exclusivamente con fines bélicos, en todo caso, más allá de las discrepancias, podría ser nuestro gran amortiguador para enfrentar esta disparada irracional de la locuacidad caribeña.
EC - El secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, reunido hace pocos días en Washington con el ministro de Defensa brasileño, Nelson Jobim, le preguntó qué podía hacer Washington para la creación de este CSD, y la respuesta de Jobim fue: "Nada; no hagan nada, lo está haciendo América del Sur".
SA - Uno se siente representado en ciertos aspectos con este tema, pero tampoco es cierto que nos quieran tanto. Lo de América del Sur puede ser algo compartible, pero Uruguay, en su posición geográfica y en su relación con el Mercosur, ya sea política o comercial, no le debe pavimentar un camino fácil a un país que no ha respondido a sus expectativas para su proceso de integración.
EC - Antes de pasar a la posición de Uruguay, yo decía que paradójicamente los dos elogios más firmes que ha recibido la propuesta brasileña han venido de Estados Unidos y de Venezuela, absolutamente enfrentados de manera permanente. El presidente de Venezuela se mostró encantado con la idea de Brasil, porque le permitiría a la región "hablar duro al plantarse frente al imperialismo". ¿Cómo se entiende esto?
SA - Cuesta mucho entender a Chávez. A mí me gustaría plantarme frente al imperialismo exportando 60.000 millones de dólares, teniendo seis refinerías y 13.000 bocas de expendio de mi petróleo en Estados Unidos. Empezando por ahí.
EC - Pero Chávez recordó que él mismo en 1999, en su primer año de gobierno, había propuesto la creación de una Organización del Atlántico Sur (OTAS), pero entonces no encontró ningún quórum en otros presidentes. "Yo era un gallo solitario; ahora somos varios gallos y gallinas", dijo.
SA - No sé cuál es el concepto de gallinero de Chávez, pero sin ir a las figuras, él se siente conforme en este momento porque Brasil está jugando de amortiguador. Lo que disparó enormemente esta situación fue lo del 1º de marzo; el 1º de marzo Colombia utilizó armas de última generación.
EC - En territorio ecuatoriano.
SA - El ejército colombiano en Ecuador. Y la salida de Chávez fue más allá de lo racional. Si yo tengo que interpretar qué sucedió, le puedo decir que Fidel Castro le dijo a Chávez: "No vayas más allá de lo que puedes, no crees una circunstancia, cuando además las fuerzas colombianas te multiplican por cuatro". Las fuerzas colombianas son cuatro a uno en relación con las fuerzas venezolanas. Entonces, cuando ve que avanza en una línea de confrontación en la que solo tiene un gallo solitario como apoyo, que es el presidente de Nicaragua que ya tiene pocas plumas, está quedando calvo, dice: si sigo adelante voy a crear una confrontación con Colombia, que no va a ser solo con Colombia sino que va a ser con Estados Unidos y su respaldo de carácter tecnológico.
Brasil busca una salida intermedia, porque no va a acompañar a Venezuela, como Chávez quiere. Para Estados Unidos esto es una distensión; hay alguien que le dice desde su propio club, "aunque tenga discrepancias con nosotros, llevala despacio", porque el tema de América del Sur tiene que manejarse con un criterio más equilibrado.
Es un tema muy lindo, un tema bien definido o bien administrado para los intereses del norte: para la Amazonia, para los andinos, para el Caribe, para la visión de Brasil, que quiere ser un país continental, es de los cuatro países emergentes. No tiene armamento nuclear pero tiene planteado el submarino nuclear para dentro de muy poco tiempo, al impulso de Jobim y el nuevo sistema estratégico militar. Quiere ser un actor de primera línea incluso en el Grupo de los Ocho y además ingresar al Consejo de Seguridad. Todo muy bien.
EC - ¿Y nosotros? ¿Cómo ve la posición de Uruguay? ¿Cómo entiende que nuestro país debería plantarse ante esta iniciativa?
SA - Tenemos una región complicada, tan complicada que la dificultad más grande de Uruguay es con su vecino Argentina, que desde el punto de vista militar es el más debilitado. Las Fuerzas Armadas argentinas no han tenido la suerte que han tenido las Fuerzas Armadas brasileñas, que, entre otras cosas, han desarrollado un pacto implícito respecto del pasado y los derechos humanos y por eso sobrevivieron. Argentina ha terminado con dos aspectos, con sus Fuerzas Armadas debilitadas, pero con un conflicto con Uruguay; interpretando la guerra asimétrica o de los recursos naturales con esa doctrina que hace poco criticamos, nos preocupa enormemente. Si un país que está al lado, que estuvo al borde de la guerra con Chile como digo yo, se suspendió por mal tiempo y además se fue a la guerra con el Reino Unido, más allá de las solidaridades que pueda tener desde el punto de vista del Derecho Internacional, nos bloquea como nos está bloqueando, violando el Derecho Internacional y con la distracción de Brasil que es más grave que lo de Argentina, cuando se plantea este tipo de iniciativa tenemos que decir: ¿pero cómo? ¿Las visiones de América del Sur de las fuerzas armadas y la cooperación, de las industrias de armamento qué le significan a Uruguay? ¿No le significarán una vez más el ninguneo y el desconocimiento de sus derechos soberanos en el ámbito del sur, con el pretexto de que la paz continental tiene que ser custodiada por uno solo, por un padrino o un curador que vamos a tener y que nunca fue eficiente cuando tuvo que serlo, cuando manejó los intereses continentales con Uruguay involucrado?
EC - Entonces, ¿Uruguay debe rechazar el CSD?
SA - Uruguay debe salir como salió durante mucho tiempo, a sustituir la política de alineamiento con la política de propuesta.
EC - ¿Por ejemplo?
SA - Por ejemplo, a decir: quiero un tratado un poco más amplio, en el que podamos integrar todos...
EC - ¿Qué quiere decir "un poco más amplio"?
SA - Un sistema colectivo más amplio, en el que participen muchos más países.
EC - ¿Más países que los sudamericanos?
SA - Exactamente; que incluso se conecte con las Naciones Unidas y con la propia OEA, que tenga sintonía con todos los órganos en los que participa el concepto de seguridad. Porque no vamos a limitar el concepto de seguridad exclusivamente a este órgano. Vamos a crear más burocracia, vamos a superponer determinadas políticas y vamos a crear otra vez instituciones al servicio de los que tienen más fuerza para dejar de lado las viejas obligaciones; ejemplo: el Mercosur.
EC - ¿En qué está pensando? Tiene que ser una organización más amplia que sudamericana; ¿a quiénes debería incluir y cuáles serían las ventajas?
SA - Podría ser ampliada, como el Grupo de Río, que tiene representaciones de los otros bloques.
EC - ¿De qué otros bloques?
SA - De América Central, del Caribe, del propio México.
EC - No Estados Unidos; para usted está bien que Estados Unidos esté fuera.
SA - Sí, no hay problema por eso, yo no soy proamericano; a la inversa, soy bastante crítico de la política de Bush. Es más, creo que muchas de las cosas que suceden en el mundo son responsabilidad del gobierno de Estados Unidos, que se puede defender bien pero no puede convencer bien, como dije. Ahí está la gran dificultad. Y en ese elemento yo haría la propuesta de desarme, por ejemplo, de desarme de todos, porque la carrera armamentista basta ver los números, asusta.
EC - Toda una paradoja en países pobres como los nuestros.
SA - Vamos a hacer un Consejo de Seguridad para América del Sur, donde se trata de buscar la paz, y simultáneamente hay una carrera desembozada. Chile, según la ley de cobre, destina el 10% de las exportaciones de cobre a sus fuerzas armadas; este año van 4.000 millones de dólares; tiene los Leopard I y II, tiene los últimos aviones. Perú está vendiendo el gas y tiene el Fondo de Defensa, está renovando todas sus fuerzas armadas. Y no digo lo que es Venezuela, cuando su principal proveedor es Rusia. Y Francia y Rusia proveen a Brasil.
Es decir, se habla de prevención de conflicto, de paz, y mientras tanto nos preparamos para ver cómo nos matamos más eficientemente. Uruguay tiene que decir: desarme primero, detengamos este tema, declaremos que la democracia es el punto de referencia, que al terrorismo se le llama terrorismo y veamos una forma de buscar seguridad continental, pero no sobre la base del doble discurso, porque eso es absolutamente inviable.
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EC - Usted va a llevar este asunto al Parlamento. ¿En qué esta pensando?
SA - El PN pidió una sesión especial o una exposición de 20, 25 o 30 minutos en la que pudiera haber un debate libre sobre este tema; se va a llamar "Seguridad continental y la Comunidad Sudamericana de Defensa".
EC - ¿Va a haber o hay algún grado de diálogo con el Poder Ejecutivo?
SA - Sí, hemos tenido algunas conversaciones informales. Pero a veces la superficialidad invita a tomar posición antes de ingresar en temas un poquito más complejos. Tenemos que analizar esto con la complejidad y la gravedad que tiene.
EC - ¿No le parece mal que el gobierno uruguayo aún no haya fijado posición?
SA - No; al contrario, se tiene que empezar a discutir. Con la anterior política exterior ya estaría subido con bandera y todo en la cabina del camión sudamericano; hoy tiene que revisarle las gomas, tiene que revisar el motor, quién conduce y, si es copiloto, tiene que saber muy bien adónde va, con qué destino.
EC - ¿Es una alusión al contraste Gonzalo Fernández - Reinaldo Gargano?
SA - Al eventual contraste al que aspiramos.
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Edición: Mauricio Erramuspe