Tourné: "no hay milagros en materia de seguridad"
La ministra del Interior, Daisy Tourné, llamó a "contextualizar" los problemas de su cartera. "Faltan reformas estructurales para las cuales no tenemos tiempo", afirmó. "Yo necesitaría que se practicara tiro más frecuentemente, pero ¿en qué tiempo los policías podrían hacerlo? Cuando tienen que dormir, que es lo que va quedando", lamentó. Mostró preocupación por la no baja de los delitos de mayor impacto. "Estamos en stand by que no me satisface, por eso salí a recorrer las comisarías", explicó y anunció la búsqueda de nuevas estrategias. "Milagros no hay en materia de seguridad, y menos cuando hubo décadas de maquillaje", advirtió.
(Emitido a las 8.49)
EMILIANO COTELO:
La ministra del Interior, Daisy Tourné, comenzó hace pocos días una ronda de reuniones con los comisarios de las seccionales de Montevideo para analizar las acciones que pueden llevarse adelante para reducir la delincuencia. Serán en total tres encuentros, de acuerdo con las regionales en las que está dividida la capital, y el objetivo es fortalecer el trabajo de los efectivos policiales.
La seguridad pública fue uno de los flancos débiles en el comienzo de la administración frenteamplista y en marzo del año pasado el presidente Tabaré Vázquez resolvió el cambio en la cúpula ministerial, sustituyendo a José Díaz por Daisy Tourné.
A diferencia de su antecesor, la ex diputada socialista contó desde un inicio con el respaldo de la oposición. Vale la pena preguntarse cómo ha aprovechado ese crédito.
Pocos días antes de asumir el cargo, cuando la entrevistábamos aquí EN PERSPECTIVA ella nos decía que no era "marciana" y que sabía que la gente tenía miedo. Entonces, además de encarar el problema con franqueza, ¿qué logros se han concretado en estos 13 meses?
Por otra parte, uno de los objetivos que enfatizó desde el vamos fue mejorar la imagen de la Policía ante la población. ¿Lo habrá logrado?
Para hablar de estos y otros temas recibimos en los estudios de El Espectador a la ministra Daisy Tourné.
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Ministra Tourné, usted se reía cuando yo recordaba algunos de los objetivos que se había trazado.
DAISY TOURNÉ:
Sí, porque con este monstruo del Ministerio del Interior (MI), con 31 unidades ejecutoras, con problemas estructurales y de fondo de larga data, sigo planteándome esos objetivos, son el norte hacia el que camino, pero los obstáculos son interesantes y los desafíos enormes. Ahí vamos, trabajando a full y logrando revertir alguna cosa, o, por lo menos, parando a la institución con una actitud diferente frente a un problema que mucho le preocupa a la gente.
EC - En la entrevista de marzo de 2007, pocos días antes de asumir, hablando sobre la seguridad pública usted dijo: "No [hay que] hacer del tema una cantera política sino una política de Estado". ¿Ha podido avanzar en la construcción de una política de Estado en materia de seguridad pública?
DT - Es bien difícil. Mantengo un diálogo abierto con la oposición, son frecuentes las visitas de diputados, de senadores, las llamadas: puertas abiertas, sin importar el color político. El diálogo lo mantengo. Pero la oposición es oposición yo fui oposición y tiene que hacer su juego; eso es lícito y por suerte existe, habla de una democracia consolidada y sana.
Es muy difícil, es un tema divino para hacer política, es espectacular. En algunas cosas centrales, más allá de episodios aislados, logro ese diálogo fluido, con desparejos resultados. En general la puerta está abierta, las llamadas y las visitas son frecuentes y logro que se tome lo más seriamente posible un tema que nos hace a todos.
EC - Pero la política de Estado como tal está lejos todavía.
DT - Todavía está lejos. El año pasado, gracias a un aporte del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, instalamos una mesa de discusión abierta, sin ningún objetivo; invité a diputados de todos los partidos políticos y empezamos a trabajar. Me gustaría continuar este año, porque fue muy a fin de año, para relevar las temáticas que nos preocupan a todos. Es un trabajo que pasa por cómo gestionar y cómo incluir en lo incluible a la oposición y comprometer. Sigo convencida de que hay que caminar hacia allí, pero son problemas serios, complejos y hay que respetarle a la oposición su lugar de tal.
EC - Cuando usted tomó posesión del cargo, una de las facetas que se destacaron de su actitud fue la apertura con la que se plantó frente al problema. Reconocía que la inseguridad era un problema, decía que quería "tener el oído permanentemente atento a la gente", que eso era "muy importante" y que muchas veces salía a recorrer la ciudad y comisarías en la noche, sin previo aviso. ¿Sigue haciendo todo eso?
DT - Sí.
EC - ¿Sigue recorriendo, sigue escuchando?
DT - Como usted decía al inicio, no soy marciana.
EC - Lo había dicho usted.
DT - Pero usted lo repitió bien. No soy marciana, sigo viviendo donde vivía, en Cordón Norte, sigo con mi viejo y querido Fiat Uno; voy al supermercado, paseo la perra y es continuo el diálogo con la gente.
EC - ¿Con qué se encuentra? ¿Cuál es el panorama un año y un mes después de asumir?
DT - Relevo un solo dato como importante: la gente no demanda si no cree. La lluvia de cartas que tengo en mi casa, de mails que tengo en la oficina, la gente que me para, algunos para reconocer algunas cosas y otros para sugerir otras, ese diálogo franco en que la gente mira a la cara y dice lo que piensa me da una evaluación muy positiva. Cuando se demanda es porque se cree que se puede lograr.
EC - Pero ¿qué pasa con la sensación de inseguridad? ¿Cómo la percibe?
DT - Es el tema más complejo que tiene este ministerio, que ha sido poco relevado científicamente. El miedo al delito tiene variables infinitas, es complejísimo. Me he dedicado a estudiar el tema, es apasionante; tiene que ver no solo con hechos reales, concretos, que existen, sobre todo aquellos delitos que todavía no hemos conseguido controlar adecuadamente, que impactan fortísimamente en la vida de la gente: el arrebato, la rapiña y las bocas de pasta. Pero también tiene muchísimo que ver cómo se cuenta la noticia en los medios, son cosas reales que existen, pero cómo las vestimos, cómo eso impacta en el miedo; cómo impactan otros miedos, otras inseguridades laborales, económicas, sociales. Es de una complejidad tal que le he dedicado especial atención.
Una de las formas de abordar el problema es intentar reconstruir diariamente el camino de la confianza hacia la policía; porque hubo una ruptura muy grande en la sociedad. No se hace mágicamente ni en dos días. En mi opinión, si tuviera que evaluar, le diría que hay un desarrollo desparejo y desigual, en algunos lugares es muy bueno, donde logramos consolidar mesas zonales activas y permanentes en las que se incluyen los comisarios es muy bueno. La gente ha tomado el control ciudadano, lo que me parece sensacional; da un trabajo horrible, porque todo el mundo controla y demanda. La mesa del Parque Rodó controla la caseta, colabora con el policía, le arrima alguna cosita para que esté mejor, una pizza, agua caliente, pero también le dice: "Che, hoy no saliste a dar la vueltita por el parque". Eso es fundamental. En algunos lugares es muy bueno, en otros cuesta muchísimo, porque todavía hay una relación de hostilidad generada en otra época. Esas son las cosas que conversamos con los comisarios.
EC - Una relación de hostilidad que viene de los años de la dictadura.
DT - No solo, viene también de experiencias de comunicación con la ciudadanía en las que, en lugar de buscar ámbitos de coordinación, el comisario era el cabeza de turco que recibía los palos. Esa experiencia malísima generó resistencia. Pero allí vamos.
En esta recorrida por las comisarías escuché con mucha atención a los comisarios; todos me dijeron una cosa que es profundamente llamativa: "En décadas es la primera vez que hablamos mano a mano con un ministro". Eso habla de determinada desvaloración, desjerarquización de roles que son muy importantes, que tienen que ser redimensionados. Yo digo que los uruguayos somos un poco esquizoides con el tema de la seguridad: por un lado demandamos un mejor rol de la Policía en lo que estoy de acuerdo y en eso estamos embarcados y por otro lado despreciamos a quien asume ese rol, no lo tratamos adecuadamente.
EC - ¿Se refiere al tema sueldos, por ejemplo?
DT - Al tema sueldos, trato, consideración, generalización: todos los policías son corruptos, todos los policías hacen la plancha... Eso es muy malo, porque hay gente que trabaja, que es la gran mayoría del personal, oficial y subalterno, con una enorme dedicación, y hay gente que no. Hay que reconocer al que lo hace bien.
Yo conté esto en las reuniones de los comisarios porque me impactó muy fuertemente. Cuando estuve en Rocha inaugurando el Verano Azul, se me acercó un sargento, de esos que tenemos en el MI, que es personal subalterno, con como 30 años en la institución, y me dijo: "¿Sabe una cosa, ministra? Primero, es la primera vez que hablo con un ministro mano a mano, cara a cara. Segundo, yo arriesgué la vida muchas veces, hace 30 años que trabajo en la Policía y me sobran los dedos de esta mano para contar las veces en que me han dicho gracias". Eso es un golpe muy fuerte de impacto.
Nos tenemos que decidir: ¿necesitamos la Policía? Entonces reconozcamos que tiene un papel importante, separemos la paja del trigo y reconozcámosla también económicamente.
EC - Ese es un tema de bastante actualidad, usted misma ha anunciado que con vistas a la Rendición de Cuentas le ha solicitado al Ministerio de Economía (MEF) rubros que permitan un nuevo incremento de los salarios de los funcionarios policiales. ¿Qué respuesta ha obtenido?
DT - Estamos en reuniones preliminares con el equipo económico, con la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP); son planteos preliminares, estamos en discusión, pero vamos a insistir en un incremento salarial. Estas cosas se deciden en el equipo de gobierno, todos los ministros van a tener sus prioridades. Yo he solicitado al Consejo de Ministros y al señor presidente que dediquemos un consejo de ministros a discutir el problema de la seguridad, que es un tema importante y que involucra no solo al MI, sino a muchos ministerios, para priorizar políticamente.
No voy a tirar números, sería una irresponsabilidad, pero sí prioridades. La realidad de un policía hoy, del que está en la calle en contacto con la gente es que trabaja ocho horas para el ministerio y luego hace otras ocho horas de 222; y es un ser humano, por lo tanto en algún lado está disfuncionando. Es perverso.
EC - El esquema de trabajo para el ministerio y después servicio 222 es algo perverso, es un desastre, no hay forma de que ese funcionario pueda desarrollar bien sus funciones con esa recarga de trabajo, con ese estrés acumulado, con el escaso tiempo que le queda para descansar y para vivir.
DT - Y para vincularse con su familia. Hace poco tuve una larga reunión con un equipo de salud ocupacional, porque este tema del estrés funcional, que pesa y pesa mucho, no había sido tomado en cuenta. Empezamos a desarrollar algo.
EC - Ya que usted mencionó el tema del 222, ¿hasta cuándo será necesario para un funcionario policial desarrollar esa jornada de 16 horas?
DT - Estamos valorando ese tema a la interna del ministerio, hay que empezar a dar pasos en ese sentido. Sería multimillonario decir: "Salaricemos el 222 y terminemos", pero este país no puede hacer ese esfuerzo; además no nos alcanzan los efectivos para cubrir lo que borraríamos incorporando el 222. Pero tenemos que planificar para paulatina y efectivamente comenzar a bajar las horas 222 que puedan ser cubiertas. Lo estamos haciendo en una comisión interna con la directora general, la doctora Blanca Ariceta, la OPP y algunos representantes de nuestros oficiales. Además, la hora de seguridad privada está en 75 pesos.
EC - ¿Eso es lo que cobra el empleado?
DT - No, la empresa, en promedio. Y el 222 es muchísimo más barato. Tenemos que pensar alternativas que nos coloquen competitivos en el mercado, porque no es lo mismo tener la seguridad nuestra que la de una empresa privada; la nuestra es mucho mejor, se sabe.
Es complejo, complicado, pero lo estamos haciendo, estamos buscando un plan que vaya a fondo en este tema. Me lo decía con mucha claridad la directora general: tal vez este sea un período de siembra que vaya a los temas estructurales y de fondo y los frutos se vean en otro período. Pero hay que abordarlos, si no, estamos haciéndonos trampas en el solitario.
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EC - Yo le preguntaba qué es lo que percibe cuando conversa con la gente, cuando recorre la ciudad, cuando visita comisarías, qué percibe en cuanto a sensación de seguridad, si ha habido mejoras o no. Eso es todo muy subjetivo, pero hay números que permiten acercarse a esa realidad, los números del Observatorio de Violencia y Criminalidad del propio MI, a los cuales usted siempre les ha dado importancia.
Estos informes se divulgan cada tres meses; el último fue en noviembre, debió haber salido otro en febrero y no apareció. ¿Qué ocurrió?
DT - Aparece ahora, simplemente entreveros administrativos. Salió uno a fin de año y la semana que viene salen los nuevos números.
EC - ¿Los números no se divulgaron porque son negativos para el gobierno?
DT - En absoluto.
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EC - ¿Por qué no se publicaron los datos de febrero del OVC?
DT - No hay ningún ocultamiento de datos adversos, que siempre es lo primero que se piensa: como los datos dan mal, no se presentaron.
EC - La sospecha va por ahí.
DT - Responde a problemas de otra índole; los datos se van a dar. Tuve el primer avance la semana pasada, me lo llevó el sociólogo Rafael Parternain, que está a cargo de esto. No hay cambios significativos, eso es lo que más me preocupa.
EC - No ha habido una mejora.
DT - No, los problemas que le planteaba que la gente siente más sensiblemente, que son la rapiña, el arrebato, esas cosas que implican violencia, no han mejorado significativamente. Estamos en stand by, con un nivel de crecimiento o decrecimiento, según el delito, que no me satisface; por eso salí a recorrer las comisarías, porque estos temas me preocupan. Hay que buscar, estamos en eso, después de la recorrida vamos a hacer una reunión con el comando, porque hay que buscar estrategias atinadas para lo que más siente la gente.
EC - ¿En qué tipo de medidas están pensando?
DT - Resultantes o emergentes de estas reuniones: hay un montón de personal ejecutivo que está en tareas administrativas; se repite esa historia.
EC - Ya la escuchamos tantas veces...
DT - Y tantas veces se corrigió o se dijo que se corrigió. Ahora lo vamos a sacar definitivamente, el personal ejecutivo a la calle. Hay que buscar alguna manera para que los patrullajes sean mejores, en la noche en las comisarías contamos con menos personal, porque nadie quiere agarrar esos turnos difíciles o los tienen comprometidos en 222. Tenemos que pensar alguna manera de incentivar que nuestros ejecutivos cubran los turnos de la noche. Hay que incentivarlos, hay que reconocerles su tarea. Estamos en eso, vamos a armar un plan que trate de impactar realmente. No estoy conforme, por más que se trate de aliviarme diciéndome: "No hay variaciones significativas, no te preocupes". Sí me preocupo, hay que impactar más directamente sobre estas cosas.
EC - Uno de los tantos mensajes de la audiencia es este de Carina: "Tengo admiración por como ha encarado su cargo, sin embargo en toda reunión de amigos, familiares, compañeros de trabajo está presente el tema de los robos de todo tipo. La población, y yo como integrante de ella, no vemos que mejore el tema de la seguridad. ¿Qué otras cosas pueden encararse a nivel nacional y cómo podemos hacer para que esto mejore?".
DT - A partir de estas reuniones vamos a hacer un plan operativo. Es una percepción montevideana no es lo mismo en el resto del país, pero me interesa mucho atenderla; acá está la mitad de la población del país.
EC - ¿Qué es ese plan operativo?
DT - Vamos a tomar medidas, reestructuras, más gente a la calle, de verdad, incentivar; no quiero concretar porque lo tengo que discutir.
EC - Cuando usted habla de incentivos yo pienso de inmediato en plata.
DT - No solo.
EC - Y si hablamos de plata, hay problemas, no hay recursos suficientes.
DT - Vamos a ver si no hay recursos suficientes, todavía puede haber recursos. También hay que reconocer las cosas como son, los uruguayos tenemos una memoria cortísima: este gobierno mejoró el salario policial como ningún otro, los incrementos presupuestales que recibió la Policía, que se van cumpliendo y van a llegar a más de 20% en la culminación del quinquenio, no los había dado ningún otro gobierno. Claro, partiendo de lo que partimos es muy poco.
Y le voy a decir una cosa que ya les dije a los policías: yo fui maestra muchos años, ganando muy poco dinero, y no les decía a los alumnos: "No voy a enseñar porque gano poco". No es justificativo para desempeñar mal una función lo poco que se gane.
EC - Estoy de acuerdo y seguramente todos estamos de acuerdo con usted, pero en el caso de los funcionarios policiales hay un condimento que no es menor: estos empleados ponen en riesgo la vida. El maestro, con todo lo meritorio que es su trabajo, aun con bajos salarios, no se juega la vida; el funcionario policial sí, ganando muchas veces muy mal para proteger una propiedad muy valiosa. Es muy complicado.
DT - Es muy complicado. Usted me conoce y a esta altura me conocen muy bien los policías, sabe que me he puesto al frente con la camiseta puesta, defendiendo a mis funcionarios y tratando de que la ciudadanía colabore, respete a los funcionarios y reconozca lo bueno. Milagros no hay en materia de seguridad, y menos cuando hubo décadas de maquillaje, sin reforma estructural.
EC - Usted decía que por más que se gane mal hay que cumplir la tarea a cabalidad.
DT - Yo laburo todo el día y exijo que se labure igual, mis funcionarios lo tienen muy claro.
EC - Pero el agente está en la línea de fuego. Por un lado tendría que ganar mejor para tomar los riesgos que tiene que tomar con convicción, pero además tendría que estar bien equipado. ¿Qué pasa con el equipamiento? ¿Qué pasa en materia de chalecos antibalas, las armas que utiliza, la posibilidad de contar con las municiones correspondientes?
DT - El gobierno licitó todo eso, estamos comprando chalecos, armas, municiones, que hacía años que no se compraban. Yo a veces tenía pánico cuando miraba el estado de las armas de los funcionarios, de que tuvieran que intervenir. Hicimos licitaciones, están abiertas, algunas en proceso; algunas compras ya se hicieron, compramos la ropa de los policías, hacía años que no se les daba un equipamiento acorde con lo que necesitan, no esas camisas blancas. Es muy importante cómo se ve un policía para la ciudadanía, también eso aporta o no a la sensación de seguridad. El cambio de uniformes, darles una vez por año el recambio necesario es muy importante en cuanto a toda su prestancia y lo hemos hecho.
Armas y municiones también. Pero faltan reformas estructurales para las cuales no tenemos tiempo, yo necesitaría que nuestra gente practicara tiro más frecuentemente, pero con la realidad que veníamos analizando, ¿en qué tiempo los policías podrían hacerlo? Cuando tienen que dormir, que es lo que va quedando. A la hora de avaluar, vamos a contextualizar y analizar las cosas en lo complejísimas que son.
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EC - A propósito de inseguridad, sensación de inseguridad, usted mencionó que de acuerdo con los anticipos del OVC, no ha habido novedades significativas, no ha habido una mejora, las cosas siguen más o menos igual. Pero siempre estamos hablando de los delitos denunciados.
DT - Sí.
EC - Si vamos a la sensación de la gente, probablemente eso no esté bien reflejado en los números de las denuncias, cuántos hechos no se denuncian.
DT - Son cosas diferentes. Se ha procedido, desde todos los ámbitos, desde el MI, desde los comunicadores y desde la investigación que no existe. Nos estamos haciendo cargo: miren dónde en la Universidad se investiga esto: en ningún lado. Hoy tengo una reunión con el rector y se lo voy a plantear.
Ahora iniciamos un proceso de encuestas de victimización para investigar en ese sentido.
EC - ¿Qué son las encuestas de victimización?
DT - La percepción ciudadana, el componente subjetivo, que para mí es capital; se puede abordar científicamente, el error es dejarlo en lo subjetivo, "me parece que...". La emoción, el sentimiento es una realidad importante, como dije desde el inicio, y puede ser medida, analizada y estudiada. Iniciamos encuestas de victimización que nos van a dar claves concretas para proceder en un mundo por demás heterogéneo. No es lo mismo lo que siente y vive hoy la gente que vive en La Teja, que está con enormes problemas de seguridad allí fue el director de Seguridad a escucharla y tratar de mejorar nuestra gestión, que lo que sienten ciudadanos que viven en otra parte del país. Lo tenemos que analizar científicamente, por eso esto de ver lo que la gente demanda y siente es muy importante. Las encuestas de victimización nos van a dar ese resultado, van a medir la confianza en la Policía que hay que reforzar día a día, van a medir cómo se siente la gente, van a medir la demanda. Esto es central, el que se rife este capítulo en materia de seguridad pierde, seguro.
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EC - Una de las decisiones más audaces que tomó el MI al comienzo de esta administración, cuando el titular era el doctor José Díaz, fue el impulso a la Ley de Humanización del Sistema Carcelario, que incluyó una serie de instrumentos para liberar presos. Aquello fue muy polémico, sectores de la oposición y de la población temieron que esta gente que dejaba las cárceles sin haber cumplido la condena reincidiera, que hubiera un aumento de la delincuencia debida a una decisión tomada por el propio gobierno. ¿Qué dicen los números? ¿Tiene un resumen actualizado de lo que ha pasado con los liberados por aquellos instrumentos?
DT - Fue una única vez, no hay más liberados por esa ley, fue una medida excepcional; lamentablemente la atención en la ley se centró solo en ese artículo. La experiencia fue positiva, en los más de 800 liberados por primera y única vez la reincidencia, debido a las medidas del Patronato, del seguimiento, es de 18% y sigue clavada allí. La seguimos y medimos mes a mes y sigue en 18%; es bajísimo si tenemos en cuenta la media que viene teniendo Uruguay históricamente, que es asustante, 58%.
Es más, los jueces han comenzado a aplicar medidas alternativas a la pena de reclusión, que es una de nuestras demandas. Acabamos de comparecer en la Cámara y entregamos un borrador para que se empiece a estudiar el tema. Ahí es aún mejor el resultado, porque, también con el debido seguimiento de los Patronatos de Liberados y Encarcelados que a esta altura merecen un monumento nacional, las reincidencias con las medidas alternativas a la pena de reclusión están en un 5%.
Estos números nos indican que hay otras formas de hacer las cosas, que si seguimos, si tuviéramos plazas de trabajo, si quitáramos el estigma, si lográramos que los patronatos tuvieran aún mejores condiciones de las que incrementamos en este gobierno, que no son suficientes, tal vez la única solución a los problemas de la reclusión no sea la construcción ad infinitum de más y más y más y más cárceles y plazas, sino buscar alternativas. Hay gente que lamentablemente no puede estar en otras condiciones que no sea la pérdida de libertad, porque se resiste a todo mecanismo de rehabilitación. Pero hay gente que aprovecha.
Hay datos. La tan criticada ley está empezando a dar sus resultados, lentamente, como todo proceso paulatino: ya tenemos 69 liberados por redención de la pena, una posibilidad que la ley dio a aquel recluso que quisiera estudiar o trabajar.
EC - Son 69; son pocos.
DT - Es gradual, la ley está empezando a impactar, hay que tenerlo en cuenta. Una conclusión primaria: hay que buscar estrategias diversas, estrategias de inclusión, de seguimiento, de buscar que consigan trabajo. Cuesta mucho que la ciudadanía lo entienda, lo voy a explicar por enésima vez: en la medida que el contexto socioeconómico vaya mejorando y que se consiga trabajo vamos a ir bajando estos índices; en la medida que haya un seguimiento y una preocupación por que los presos no estén panza arriba viendo cómo ser mejores delincuentes, sino que tengan posibilidades de trabajo, también iremos recuperando.
No había maestros en las cárceles, había poquísimos; hoy hay en todas las cárceles del país, y hay reclusos que los aprovechan, que se ponen a estudiar, incluso en las peores condiciones de reclusión, como el Comcar o Libertad. Hay que hacer una evaluación objetiva que contenga el contexto complejo. Es muy fácil sentarse y decir "vamos a construir más cárceles", "no está todo bien"; es verdad, todavía estamos en situación crítica, pero no dejemos de reconocer las cosas que se han logrado.
EC - Usted reaccionó de manera muy dura, diría que hasta molesta, ante el informe del comisionado parlamentario para el Sistema Carcelario, Álvaro Garcé, sobre la situación actual de los institutos penales del país. La exposición que hizo el jueves pasado en la Comisión Especial de la Asamblea General mostró que le había disgustado ese informe. ¿Por qué?
DT - Por eso, porque no tiene una visión contextualizada, porque parece que no hemos hecho nada, porque no se nos reconoce lo que sí invertimos, lo que sí construimos; no se dice en ningún lado que en estos tres años y pico logramos habilitar 2.266 plazas, cosa que no había sucedido antes. Reconozco que se dice que hay algunas experiencias buenas, como las chacras, pero eso se cuenta muy poco. Con todo el respeto, tengo derecho a dar mi opinión, la ley del comisionado parlamentario me otorga el derecho a hacer mis descargos a sus recomendaciones y observaciones: pedir 2.500 plazas más y no reconocer absolutamente nada más es ser pasivo a la inflación penal, y hay que ser proactivo, hay que decir que podemos hacer otras cosas.
EC - ¿En cuánto se sitúa hoy la superpoblación?
DT - Voy a dar dos cifras; tomamos el criterio de densidad, cuántos reclusos hay cada 100 plazas; en el año 2005, cuando tomamos, cada 100 plazas había 196 reclusos, y hoy tenemos 121 reclusos cada 100 plazas. El límite de criticidad del ANUD una institución muy prestigiosa que se dedica a los derechos humanos de los reclusos está en 120. Por eso reconozco, soy la primera, que todavía estamos en niveles críticos y preocupantes, pero no son los mismos de 2005. ¡Por favor, vamos a reconocer algo! No me gustan las medias verdades; cuando fui oposición se lo puede decir la gente de la oposición fui absolutamente responsable en temas muy críticos, y pido lo mismo: responsabilidad al hablar de estos temas.
EC - Durante la exposición que hizo la semana pasada en la comisión del Parlamento destacó que se había logrado un refuerzo de rubros para construir una cárcel de alta seguridad que estará ubicada en el predio del Penal de Libertad. Cuando justificó la obra explicó que en ese penal están recluidos "caciquillos de la droga, y por eso es un penal que está en riesgo".
DT - Exactamente.
EC - Enfatizó además que los legisladores deben conocer esa situación "para que no suceda lo que ocurrió en otros países, donde se hizo un rescate con aviones o helicópteros de estos personajes de la droga". ¿Qué datos maneja en ese sentido? Es bastante impactante encontrarse con esta lectura.
DT - No manejo datos concretos ni hipótesis debidamente fundadas, pero el mundo globalizado es así y sé lo que pasa en otros lugares, sé que la única alternativa de seguridad es el Penal de Libertad, con carencias, y sé lo que tengo dentro. Cosas muy difíciles.
EC - Usted dijo: "No podemos mirar la luna, porque esto es real. En nuestras prisiones tenemos, como nunca había ocurrido, comandos altos del narcotráfico internacional que tienen mucha influencia y dinero".
DT - Es verdad; por eso en una conversación personal con el comisionado parlamentario, Álvaro Garcé, vimos esta dificultad y él sugirió pensar en un penal de alta seguridad. Salimos a hablar con el señor presidente, con el Consejo de Ministros, con el ministro de Economía y logramos que en enero de este año hubiera un refuerzo de rubros para construir.
EC - La iniciativa vino del comisionado parlamentario.
DT - Sí, y la compartimos.
EC - En ese punto se lleva bien con el doctor Garcé.
DT - Me llevo bárbaro con Álvaro, no tengo ningún problema; acabo de hablar por teléfono con él para invitarlo a tener una charla mano a mano. Pero en nuestros roles tenemos que discutir, yo tengo que clarificar que algo he hecho, no puedo quedarme impasible ante un critiquísimo informe que reconoce muy poca cosa. Pero a pesar de saber esto lo sabe porque lo anuncié públicamente, que estaba presupuestado, que estaba proyectado y que empezamos el camino de la licitación pública, vuelve a aparecer como recomendación. ¿Me entiende?
EC - ¿Cuándo va a estar construido ese módulo de alta seguridad?
DT - Esperamos que en 2009 esté casi terminado, porque tenemos el presupuesto dividido; son 3,5 millones de dólares.
EC - ¿Qué capacidad tendrá?
DT - Tendrá 40 plazas de alta seguridad, celdas individuales, porque en las condiciones actuales es riesgoso. Tengo que reconocer públicamente no solo al director, inspector mayor Diego Fernández y su equipo, sino también a los funcionarios penitenciarios, que realizan un trabajo de altísimo riesgo que poca gente les reconoce.
EC - Uno de los puntos que usted volvió a plantear en el Parlamento el jueves pasado es la necesidad de sacar las cárceles de la órbita del MI. De nuevo, estamos ante algo que como periodista he escuchado muchas veces en las últimas décadas. ¿Es viable? ¿En este período de gobierno las cárceles podrían pasar a un instituto especializado fuera del MI, eventualmente al Ministerio de Educación y Cultura u otro organismo?
DT - No, no le voy a mentir; ojalá fuera así. El MI tiene un montón de cosas que no tendría que tener, entre ellas las cárceles. Hay un acuerdo absolutamente teórico, político, consensuado entre todos los partidos políticos desde 1999; una comisión que yo integraba y que presidía el diputado Abdala concluyó que el sistema penitenciario tenía que estar fuera de la órbita del MI. Eso se quiere rehabilitar ahora; pero además tiene que haber voluntad concreta. Yo le preguntaría al Consejo de Ministros quién las quiere y le aseguro que no las quiere nadie. Es una decisión hacia la que hay que encaminarse, pero no le quiero mentir ni a usted ni a la audiencia: no creo que lo logremos en este período de gobierno. Por lo tanto, me voy a seguir haciendo cargo yo.
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Edición: Mauricio Erramuspe
Fotos: Analía Puentes