Discurso del teniente general Raúl Mermot en el acto por el Día de los Caídos en Defensa de las Instituciones
Mensaje para el 14 de abril de 2008.
En representación de los integrantes de nuestra asociación y por expreso mandato de de su consejo directivo, asumo la responsabilidad de dirigirme a todos los presentes en mi carácter de vicepresidente y como militar, para complementar lo que posteriormente expresará nuestro presidente que es precisamente por su investidura de representante nacional, el natural operador de esta asociación civil.
El día 14 de abril se ha constituido en la única oportunidad de expresar públicamente los verdaderos sentimientos de amor a la patria y a sus tradiciones y recordar en forma merecida a todos aquellos compatriotas víctimas de la insurgencia revolucionaria que asoló a nuestro país y además para expresar el rechazo más profundo hacia la actitud de este gobierno, particularmente en lo que guarda relación con el expreso desapego a los símbolos de la patria, a la celebración de aquellas fechas tradicionales que marcan los hechos más importantes de nuestra historia y a la institución militar en su conjunto.
Nuestros mártires no ofrendaron su vida por la patria en vano, por esa patria que hoy nos quieren hacer olvidar, transformando no sólo su historia reciente sino fundamental e intencionalmente, desalentando a nuestra juventud, futuro de la nación, a cultivar el patriotismo.
En salvaguarda de ello y de acuerdo al espíritu patriótico que trasciende del objeto social de nuestros estatutos, basaremos buena parte de de nuestra proclama del día de hoy en resaltar su importancia.
Honrar los símbolos nacionales es reconocer el sacrificio de todos aquellos orientales que en la rutina noble del día a día, forjaron ayer y forjan aun hoy, el futuro de la nación
Tan grandes emblemas, generan un auténtico sentimiento patriótico y deben ser motivo de permanente veneración.
Así se desprende del texto del decreto del poder ejecutivo de fecha 18 de febrero de 1952, que declara los símbolos nacionales de la República Oriental del Uruguay, como atributos exclusivos del estado.
De acuerdo a la gradación de jerarquía, precedencia y respeto que se determina, el primer lugar corresponde al pabellón nacional.
El pabellón no es una señal de reunión militar, no es una insignia política, es algo más que una distinción nacional.
Si no se cree, si el alma está helada, si el espíritu rechaza a la fe, no se comprenderá lo que significa.
El pabellón nacional, es el emblema de la patria, es la representación material del estado, en él están enmarcadas las tradiciones gloriosas de nuestra querida república.
Mirémoslo, recordemos hazañas heroicas, esfuerzos inauditos por nuestra independencia, episodios grandiosos, héroes que llegaron hasta la muerte, días venturosos de gloria y esplendor.
El pabellón mantiene latente el sagrado fuego del amor a nuestra tierra y al contemplarlo, se vigoriza en nuestro ánimo la fiereza altivez del que es independiente.
Es nuestro pabellón la representación augusta y solemne de la República Oriental del Uruguay.
Para nosotros tiene un significado muy grande, el del honor. El nos cobija, vivimos bajo su amparo y bajo su amparo debemos morir.
En sus gloriosos pliegues, en los que brilla el sol, se representa el honor de la república.
Las distinciones y agravios hechos al pabellón, son distinciones y agravios hechos a la patria.
Nada en el mundo material, puede dar una idea de él.
Recibe honores más grandes que los que se tributan a persona alguna.
A su vista se presentan las armas, se efectúa el saludo militar y las bandas de músicos hacen oír los acorde del himno nacional.
Se escogen para escoltarlo, los soldados más distinguidos. A su paso, saludan los militares, se descubren los ciudadanos y todos lo aplauden con orgullo.
Simboliza la gloria, la independencia y el honor de la república.
Que paradoja, que extraño y que fuera de lo común es el sentir de las autoridades del gobierno. Que contradicción, que falta de respeto, el instalar año a año y en este último como nunca en estructura y dimensión, un escenario de carnaval, que sin menospreciar esa auténtica fiesta popular y tradicionalista, no se debía haber instalado.
Se despreció flagrantemente a nuestra bandera que quedó a espaldas de los asistentes a los actos, pero que igualmente flameaba gallardamente a pesar de la gratuita ofensa recibida.
Y abundando en el tema, no podemos dejar de preguntarnos porqué razón el gobierno progresistas no intenta averiguar el destino de la bandera de los treinta y tres orientales, que fuera sustraída el día 16 de julio de 1969 del museo histórico nacional casa del brigadier general don Juan Antonio Lavalleja, por un comando subversivo de la "organización popular revolucionaria 33 orientales ".
¿ Será que el gobierno nacional es tan indiferente que no intenta la más mínima acción tendiente a la recuperación de este sagrado símbolo de nuestra historia?
¿ Será que no hiere su sensibilidad el recordar que esa gloriosa enseña, haya sido nada menos que la misma que fuera utilizada en 1825 por los heroicos hombres que integraron la cruzada libertadora ?
¿ Será que ni siquiera le interesa que regrese a ocupar el lugar de los más sublimes recuerdos de la patria, del cual nunca debería haber salido ?
El pabellón con el lema de " libertad o muerte", ha sido mancillado, ultrajado y agraviado.
Al menos se debería investigar el destino final que esta enseña ha tenido en manos de esas mentes extraviadas terroristas.
¡¡¡a pesar de todo, mantenemos la esperanza de recuperarlo !!!
Pretender criar a nuestros hijos o legar a futuras generaciones un país digno, tiene que estar necesariamente relacionado con el compromiso de transmitir los valores que toda sociedad debe tener y ellos siempre estarán representados por los símbolos patrios, para que todos sepan que asumimos la responsabilidad y la obligación de conservar lo que nos legaron, que fuera conseguido y mantenido con sangre, dedicación y sacrificio.
Es que el valor que una nación le da a sus símbolos, está determinado por lo que representan y no por lo que son materialmente. De ahí la importancia que tiene no sólo para la educación, sino para el mantenimiento de los valores, la forma de transmitir su significado y demostrar el respeto que generación tras generación, se debe observar ante ellos.
En estas circunstancias, sería muy bueno recordar, por el profundo mensaje que nos trasmite, un pasaje de la magistral obra patriótica del poeta de la patria, don Juan Zorrilla de San martín , la " leyenda patria", que al decir de Francisco Bauzá, era "la profesión de la fe patriótica de la generación actual ", cuando expresa en uno de sus versos:
¡ oh! Nó, no puede ser, ¡ pueblo despierta!
¡arranca el porvenir de tu pasado!
¡ levántate valiente!
¡ levántate a reinar, que de rey tienes, el corazón y la guerrera frente!
¿será que de tus héroes,
Los tiempos las cenizas esparcieron?
¿ será que sólo fueron,
Sus esfuerzas del ayer, fugaz aliento
Que pasó como el ave que no deja,
" ni rastro de sus alas en el viento "
Recojamos de tan sublime mensaje su magistral contenido y hagamos todo lo posible por evitar que se olvide el pasado glorioso de nuestro pueblo, por razones que no podemos compartir, pero que lamentablemente nos están llevando por un equivocado e injusto sendero.
Nos preocupa también, a pesar de no haberse escuchado en estos días, al contrario de lo que ocurriera un año atrás, algún comentario respecto a la celebración del "día del nunca más", pero lo cierto es que se realice o no en el presente año, ya conocemos su alcance y su propósito, que además de utilizar la fecha patria de mayor sentimiento afectivo, nada menos que la del nacimiento del prócer, solamente ha logrado confundir opiniones y disfrazar sentimientos.
Los cambios realizados en la programación de este acto, afectan negativamente la esencia de la fecha a conmemorar y conducen inevitablemente a la omisión de la inexcusable responsabilidad de tributo y reconocimiento que nuestro pueblo debe rendir a nuestro máximo héroe.
Desairan a escolares y estudiantes, presente y futuro de nuestra sociedad, destinatarios de los valores más caros de la nacionalidad y a las fuerzas armadas, en ocasión de conmemorarse el natalicio de su máximo jefe.
Resulta muy difícil comprender que pretendamos reconciliar a nuestro pueblo, sin mantener vigentes y valorizadas las raíces de nuestra nación.
Se desvirtúan así, conceptos y valores básicos de la sociedad, perdiéndose progresiva y aceleradamente, tal como ya lo hemos visto en reiteradas oportunidades, el respeto a las jerarquías y a la autoridad como un todo y consecuentemente a las propias tradiciones que acuñaron desde siempre el auténtico sentimiento de nacionalidad.
Breguemos para vencer estos desafíos que nos presenta el mundo actual y de cuyo buen resultado final, habremos de lograr el mejor futuro para nuestros hijos en esta querida patria oriental.
Variando el enfoque de estas palabras, deseamos reflexionar y por ello una vez más nos preguntamos.
¿Qué habría sido de nuestra patria si no hubieran intervenido eficazmente las fuerzas armadas y la institución policial en forma conjunta, para evitar que la insurgencia lograra su objetivo de alcanzar el poder por las armas?
¿Cómo estaría actualmente nuestra patria si estos iluminados adoctrinados en el exterior ,no hubieren irrumpido violentamente como lo hicieron en la década de los sesenta?
Las respuestas quedan a cargo de cada ciudadano de este país, pero sí debe reconocerse que aquellos son los absolutos responsables de los primeros atentados, secuestros y asesinatos y que de no haber sido por su demencial irrupción revolucionaria, no hubieran existido presos, represión, muertos , ni desaparecidos .
Hoy esos mismos responsables, increíblemente se encuentran en una situación de privilegio que sólo puede darse en un país como el nuestro, ocupando muchos de ellos cargos de gobierno y destilando por todos sus poros, odio y venganza, lo que saben muy bien trasladar a nuestros jóvenes adolescentes.
Inmersos en la problemática actual, debemos señalar que estamos completamente seguros y así lo presagiamos, que el señor presidente de la república como ser humano, cargará de aquí en más sobre sus hombros un inconfesable arrepentimiento por haber permitido la extradición a la república de chile, de tres militares compatriotas, dos de ellos en situación de actividad, por una causa que habiendo sido oportunamente archivada, se reabrió a instancias de quien sabe que extraños intereses.
Tuvo en sus manos, ejerciendo además de su primera magistratura, el mando superior de las fuerzas armadas, todas las prerrogativas y el derecho de no firmar su extradición, pero lo hizo y parecería ser que actualmente, poco le interesa la suerte que corren nuestros tres compatriotas.
Sobre este tema nos preguntamos, pero no tenemos ninguna duda al respecto, de cual hubiera sido la respuesta del gobierno chileno si la situación planteada fuera la opuesta. El hecho que se haya permitido la extradición de militares a otro país, es una excepción a nivel internacional y sólo nuestro país confirmó la regla.
Sobre este tema en particular, aprovechamos la circunstancia para convocar a concurrir al acto que se realizará el próximo jueves 17 de abril a las 1800 horas en Avenida Uruguay nº 1835, al cumplirse dos años de tan injusta extradición.
También seguramente el señor presidente se arrepentirá de haber transgredido la ley de caducidad, interpretándola a su absoluta discreción y desatendiendo una justa reclamación que oportunamente le fuera elevada, la que hasta el presente no ha tenido respuesta alguna.
Tal reclamación se afirma en el recurso de revocación , presentado en tiempo y forma el día lunes 25 de julio de 2005, contra los actos administrativos dictados por el poder ejecutivo en pretendida aplicación del artículo 3º de la ley nº 15848, que determina la caducidad de la pretención punitiva del estado y que excluye de la mencionada norma legal, los casos correspondientes a la desaparición física de María Claudia García de Gelman y a las muertes de los ex legisladores Héctor Gutiérrez y Zelmar Michelini.
Esta ha sido una injusta e innecesaria situación, provocada por una actitud política y discrecional que no compartimos.
El asesinato de los ex legisladores no puede ser juzgado en el Uruguay y en caso de serlo, está incluido en la ley de caducidad y el caso de María Claudia García de Gelman, también está comprendido en la misma ley de caducidad.
Simultáneamente se hace uso de las facultades conferidas por el pueblo, en forma autoritaria y arbitraria, favoreciendo sometimientos injustos ante la justicia, permitiendo el juzgamiento de civiles policías y militares no a través de pruebas, sino por simples testimonios de quienes dicen ser testigos de los hechos que se denuncian.
Si bien este es un día que nosotros tomamos como símbolo de homenaje a los caídos, nuestro espíritu solidario nos lleva a homenajear a los otros compatriotas que también han combatido. Los caídos dieron su vida, pero los otros aun conservándola, perdieron lo más preciado, su libertad. Ya desde hace más de dos años continuamos teniendo a varios de ellos privados de su libertad en el país y en el extranjero.
Hoy estamos apreciando claramente que los que realmente viven con la prédica constante de retornar a un pasado que no construye y nos detiene, son los que en el presente conducen los destinos del país.
En esta ocasión nuestro homenaje se ha centrado exclusivamente en esta plaza por razones de programación, habiendo concurrido recientemente a los actos de homenaje que se cumplieron en el panteón policial y en el panteón familiar que guarda los restos mortales del Profesor don Armando Acosta y Lara.
La ofrenda que depositaremos en este acto es en homenaje a todos los caídos en defensa de las instituciones democráticas y de la libertad, a quienes hoy recordamos con el mismo respeto de siempre y con el eterno reconocimiento por haber ofrendado sus vidas en aras de la patria que todos deseamos.
Parecería que no debe existir una mejor actitud por parte de todos los que pensamos en la misma forma, civiles, policías y militares, que configurar una sólida corriente de opinión, a fin de recuperar la verdadera esencia de los valores patrios, nuestra rica historia y la consecuente inserción de ese culto en el íntimo refugio familiar.
Finalizando estas palabras, pensamos que estamos en el preciso momento de unir voluntades y defender por todos los medios racionales a nuestro alcance, esos valores morales y principios éticos que lamentablemente se están desvirtuando, producto sin duda , además de los motivos ya expuestos en estas palabras, por un avasallante sistema de vida impuesto por una sociedad cambiante en plena evolución, pero que va relegando desgraciadamente y sin lugar a dudas, el rol fundamental que cumple dentro de ella la familia.
Asumimos nuestros muertos, sentimos a todas las víctimas, pero no asumimos abandonar la responsabilidad de trabajar para mantener los valores esenciales de nuestra querida patria.
Muchas gracias.