Entrevistas

"Autonomía conectada": una opción para la segunda reforma de la Udelar

Desde el inicio del rectorado de Rodrigo Arocena, la Udelar viene discutiendo los ejes de su segunda reforma y en ese marco se considera la necesidad de corregir la autonomía, incorporando mecanismos que permitan una mejor comunicación con la sociedad civil, de manera de que trasciendan sus intereses y preocupaciones y evitar que la Universidad se convierta en un espacio cerrado de discusión. Para el politólogo Adolfo Garcé, una forma posible de establecer esta suerte de "autonomía conectada" sería que el rector comparezca ante el Parlamento para explicar su plan de trabajo, y los resultados obtenidos al finalizar su mandato.

(Emitido a las 7.47)

EMILIANO COTELO:

Vamos a ocuparnos de un debate que ha sido poco observado, al que tal vez le estamos prestando poca atención, pero que sigue corriendo y que en algún momento va a dar lugar a propuestas y eventualmente resoluciones.

¿Qué está pasando en la Universidad de la República (Udelar)? ¿Por dónde vienen las discusiones en torno a la Ley Orgánica y su reforma?

Por ejemplo, el rector de la Udelar, ¿debería rendir cuentas ante el Parlamento? Es una pregunta interesante que el politólogo Adolfo Garcé contesta afirmativamente. Es más, propone que el rector deba exponer y explicarse ante los representantes del pueblo elegidos en las urnas. Esto aparece esta mañana en una columna del diario El Observador, que semanalmente escribe Garcé, con el título "Democracia y autonomía universitaria".

Allí comienza diciendo que desde el inicio del rectorado de Rodrigo Arocena, la Udelar viene discutiendo los ejes de su segunda reforma. En el marco de este debate se han formulado algunos desafíos de la mayor importancia para el país, como la urgencia de aumentar el número de estudiantes universitarios, la necesidad de atender mejor la demanda de enseñanza de nivel terciario en el interior y el imperativo de transformar a la Udelar en una universidad para el desarrollo.

En ese contexto, los distintos órdenes han planteado la necesidad de reformar, durante esta legislatura y, si fuera posible, durante el segundo semestre de 2008, la Ley Orgánica de 1958 para adaptar el marco jurídico a las nuevas circunstancias.

Según Garcé, están apareciendo muchas ideas valiosas y una de ellas, en particular, merecería un amplio debate público: que la Universidad puede y debe seguir siendo autónoma, pero es necesario que se generen mecanismos que aseguren una conexión más amplia entre el gobierno universitario y la opinión pública.

Estamos, justamente, con el politólogo Adolfo Garcé, integrante de nuestras tertulias En Perspectiva. ¿Por qué te decidiste a escribir sobre el debate en torno a la reforma de la Udelar y su Ley Orgánica? ¿Cómo se ha dado hasta ahora esa discusión?

***

ADOLFO GARCÉ:

Se está dando muy bien, pero dentro de la Universidad.

EC - Trasciende poco...

AG - Sí, por ahora, pero cuando el proyecto de ley que está elaborando la Udelar llegue al Parlamento, va a tener otra repercusión. Por ahora se está procesando dentro de los claustros universitarios, en los organismos de dirección de la Universidad. El debate acerca de la actualización de la Ley Orgánica se ha intensificado en los últimos tiempos y me consta –entre otras cosas por mi calidad de claustrista de la Facultad de Ciencias Sociales– que se intensificará en los próximos meses.

EC - ¿Es posible que haya un proyecto en el segundo semestre de 2008?

AG - Sí, no sigo muy de cerca el asunto, pero es intención de las autoridades universitarias que el proyecto de ley se presente este año.

EC - Este es un año simbólicamente importante, porque se cumplen los 50 años de esa Ley Orgánica.

AG - Además se cumplen los 90 años de la reunión de Montevideo, en la que se inició el movimiento reformista que terminó en Córdoba en el 18. Y estamos a 40 años del 68, que fue un año muy importante para los estudiantes en general y para los universitarios en particular, en este país y en muchas partes. Entonces, estas referencias, estos números redondos, aparecen reiteradamente en los documentos del Rectorado cuando se aboga a favor de la segunda reforma y de la actualización de la Ley Orgánica.

EC - A propósito de los temas que están en discusión, tú dices que no debería modificarse la autonomía universitaria.

AG – Sí. Pero antes que nada quiero aclarar que esto que escribí es a título personal. No expreso ninguna corriente de opinión, no represento a ningún partido político, ni al Instituto de Ciencia Política al que pertenezco, es mi opinión como ciudadano del demos universitario.

EC - Está entendido, y por eso es la llamada, porque lo que tú planteas en el artículo sirve para avivar el debate.

¿Cuál es tu posición sobre la autonomía y el cogobierno?

AG – Esa es una hermosa tradición, que se inició en Córdoba. Es una construcción institucional muy sofisticada y muy sabia en el fondo, pero también compleja, a veces cansadora para quienes participan en los organismos de cogobierno, fatigante, porque cada resolución de la Udelar necesita discusiones muy amplias entre todos los actores relevantes. Pero es una tradición que hay que preservar. Hay que preservar la autonomía, hay que preservar el cogobierno.

EC - ¿Por qué?

AG - La autonomía atiende tres objetivos que vale la pena cuidar: primero, asegura la idoneidad técnica del rector, que es electo entre sus pares universitarios, es alguien de adentro, que conoce los problemas de la Universidad. En segundo lugar, asegura una enorme legitimidad; ninguna institución se puede dirigir sin una fuerte legitimidad que respalde la autoridad de quienes ocupan los cargos de dirección. Y en tercer lugar, yo, que soy un gran defensor de los partidos políticos uruguayos y que celebro como todos que tengamos partidos fuertes y con enorme capacidad para competir –incluso virulentamente– por el voto popular, creo que es bueno que nuestra sociedad preserve algunos espacios de la competencia político-partidaria, y que haya algunos espacios dentro de la sociedad donde emerjan otras lógicas. Creo que la autonomía universitaria preserva (aunque no absolutamente), e incentiva que haya cierta despartidización del manejo del gobierno universitario.

EC - Tú hablas de ventajas del sistema de cogobierno, pero también se pueden señalar inconvenientes, defectos. Por ejemplo, el de generar un ghetto, un espacio cerrado, un ambiente con el aire viciado al que no llegan las inquietudes del conjunto de la sociedad, que es la que financia a la Udelar. ¿Entonces?

AG - Por eso la mayoría de los universitarios pensamos que hay que corregir la autonomía, incorporando mecanismos que permitan que las voces de la sociedad, las preocupaciones, los intereses de la sociedad, se manifiesten mucho más nítidamente en la dirección de los asuntos universitarios.

Los universitarios en general pensamos estas cosas, queda claro en los documentos del Rectorado, pero también en los documentos que ha elaborado la FEUU e incluso en los que ha elaborado ADUR. Existe una fuerte preocupación dentro de la Universidad por conectar de otra manera la dirección de los asuntos universitarios con las preocupaciones e intereses de la sociedad civil en general y de la opinión pública.

EC - ¿Qué fórmulas hay para eso?

AG – Las fórmulas que se vienen manejando hasta ahora pasan por encontrar mecanismos de designación de representantes de la sociedad civil en los claustros universitarios. Algunos participantes en este debate interno están pensando en incorporar lugares en los organismos de cogobierno para representantes de la sociedad civil, para que esas voces se escuchen dentro de los claustros universitarios.

EC - El tema es cómo se elige a esos representantes, de dónde salen, quiénes son esas voces de la sociedad civil.

AG - Son problemas muy delicados. Entonces, ante este debate, yo digo que es posible que esta sea una solución, pero no me resulta obvio cómo instrumentarla. Y además me parece que podríamos encontrar la manera de achicar esa brecha entre la Universidad y la opinión pública de un modo extraordinariamente simple: un mecanismo por el cual el rector deba comparecer ante el Parlamento (donde está representada toda la opinión pública), ni bien es electo por el demos universitario, para explicar su plan de trabajo. Y que al finalizar su mandato a rendir cuentas de lo hecho, a explicar los avances y los bloqueos y exponer cuáles son los problemas y los desafíos.

EC - Tú propones una presencia del rector de la Udelar, ¿cada cuánto?

AG - Cada tres años y medio, más o menos. El rector es electo por un período de cuatro años y que inmediatamente después de ser electo presente su plan de trabajo en el Parlamento, y poco antes de finalizar su mandato (prácticamente cuatro años después), vuelva a comparecer. Es lo mínimo que debería ocurrir para tener –como plantea el rector Arocena– una "autonomía conectada". En los documentos del Rectorado se habla de pasar de la autonomía a la vieja usanza a una autonomía conectada. La conexión más obvia es esta, con el Parlamento.

EC - La idea es interesante, original, no sé quiénes más la manejan en las discusiones, pero puede ser considerada apenas como un mínimo.

¿Qué potestades tendría el Parlamento en esas ocasiones en las que el rector compareciera? ¿Podría cuestionarlo, reclamarle cambios, correcciones?

Te lo pregunto incluso a propósito del intercambio que tuvo ayer espontáneamente el presidente Vázquez con un grupo de funcionarios de la Udelar, que lo esperaban en las puertas del edificio en 18 y Eduardo Acevedo, para reclamarle por el 4,5% solo para ANEP y Udelar. Y en ese momento, Vázquez les contestó: "Estamos de acuerdo, pero si vamos a la ejecución presupuestal de ambos organismos, resulta que no han cumplido con la ejecución del 100% de lo que ya tenían asignado. El tema de la educación es muy importante, no pasa solo por los dineros que se le den, sino también por que mejoremos la gestión de la educación".

Este tipo de inquietudes, que andan por todos lados en la sociedad uruguaya, que ven a la Universidad muy a menudo pesada, burocrática, ¿cómo podrían tener algún efecto sobre el rector en esas comparecencias en el Parlamento?

AG - Mi reflexión sobre esto está en marcha, es una reflexión viva, he planteado algunas ideas pero para escuchar a los demás y buscar alguna solución, no es para nada una propuesta cerrada. Lo que me imagino es que estas dos instancias de Rendición de Cuentas sirvan para intercambiar información, para intercambiar ideas y para que resuene la voz de la sociedad civil y de todo el sistema político, que no se escucha suficientemente dentro de la Udelar, dentro de los claustros universitarios. Ganaríamos muchísimo.

EC - Tú concibes esas comparecencias del rector como sesiones de debate, no solo de exposición del rector.

AG - Me imagino que el rector vaya a explicar su plan de trabajo y a escuchar todo lo que los parlamentarios tengan para decir. Los parlamentarios escucharán el plan de trabajo y luego pedirán la palabra para decir "¿y por qué no se plantea tal cosa?", "¿por qué no se plantea tal objetivo?", "¿por qué la Universidad no aborda este otro desafío?", "¿por qué no lo hace de esta otra manera?". Sesiones de intercambio de ideas y que el rector después pueda explicar.

Porque uno de los problemas que tiene Uruguay en general es que hay poca información sobre lo bueno que se hace. La Udelar hace muchísimas cosas buenas, si se instalara un mecanismo de este tipo no solo aparecerían más claramente algunas de las cosas malas que seguimos haciendo los universitarios, sino que también aparecerían los méritos, los aciertos y todas las realizaciones que ha concretado la Udelar desde siempre.