Entrevistas

Martínez: "No es bueno sumar nuevas proclamaciones"

Martínez: "No es bueno sumar nuevas proclamaciones"

El actual ministro de Industria, Daniel Martínez, fue propuesto como posible precandidato a la Presidencia por el Partido Socialista (PS). Entrevistado por En Perspectiva, Martínez dijo que lo sucedido en el Congreso del PS no fue una proclamación, sino "un aporte, un nombre, en la búsqueda de soluciones y de consensos dentro del Frente Amplio". En este sentido, afirmó que "no es bueno sumar nuevas proclamaciones". Con respecto a un posible cargo a ocupar en el próximo gobierno, señaló que "puede llegar a ser lo que la gente decida que sea" y agregó que mientras su nombre sea sólo una propuesta, su agenda "seguirá siendo las diez mil tareas que hacen al ministro".

(emitido a las 7.43 hs.)

EMILIANO COTELO:
Al grito de "Pelado, pelado" y tras un largo debate, el congreso del Partido Socialista ratificó ayer la resolución de su comité central de aportar al Plenario Nacional del Frente Amplio el nombre de Daniel Martínez para la búsqueda de un acuerdo global.

Así comienza la crónica que el diario La República publica hoy a propósito de cómo se dieron las cosas en el congreso del Partido Socialista (PS) que sesionó el viernes de noche en el cine teatro Plaza en el centro de Montevideo.

Por su parte, El País dice que "El cierre del congreso se pareció mucho a un acto de proclamación a juzgar por el clima que se vivió allí. El ministro firmó más de 50 autógrafos, se sacó fotos, recibió besos y abrazos. ‘Ídolo’ le gritaron, como si fuera una estrella pop. Cuando se aprobó la resolución, el ministro de Industria entró al teatro bajo un griterío infernal. Lo aclamaron de pie al estrado, allí recibió un apretadísimo abrazo del diputado Gustavo Bernini, del secretario general socialista, Eduardo ‘Lalo’ Fernández, y de la ex ministra de Defensa Azucena Berruti, entre otros. El aplauso duró varios minutos y el propio ministro batió palmas con una sonrisa de oreja a oreja. ‘Se siente, se siente, Martínez presidente’, se cantaba en medio de la ovación".


***


EC – Estamos justamente con el ingeniero Daniel Martínez, ministro de Industria, Energía y Minería.

Recordemos, usted tiene 51 años, ¿verdad?

DANIEL MARTÍNEZ:
51 años.

EC – Casado, ¿cuántos hijos?

DM – Tres hijas y dos nietos.

EC – Una larga trayectoria en Ancap, donde se desempeñó desde las épocas en que era todavía estudiante de ingeniería, fue presidente de la Federación Ancap y salió de la empresa, ¿en qué momento?

DM – En el 92 pasé a la actividad privada.

EC – Un sector en el que usted se mantuvo dedicado ¿a qué tipo de empresas?

DM – Primero estuve como gerente de producción de una industria de plástico, de obstrucción, laminación e impresión; después estuve en una empresa de servicios industriales, un año en cada cosa, e inmediatamente ahí me llamaron para lo que fue el emprendimiento de la fabricación de máquinas de envasado automático, robots paletizadores, bienes de capital tecnológicos en Uruguay. Ahí estuve doce años trabajando en el equipo de conducción de la empresa. Esa fue tal vez -desde el punto de vista de ingeniería y desde el punto de vista empresarial- mi experiencia más importante en algo bien diferente en Uruguay: fabricar bienes de capital de alto contenido tecnológico y de mucho valor.

EC – ¿Cuál es el nombre de esa empresa?

DM –El nombre de la empresa es Tecnoluz S.A..

EC – De allí salió para ocupar el cargo de presidente del directorio de Ancap al comienzo de este período de gobierno.

DM – La crisis que afectó la región durante tres o cuatro años -sobre todo en el sector lácteo que era el que consumía buena parte de nuestras máquinas- generó una caída abrupta de las ventas, sobre todo en Argentina, que era nuestro principal cliente. Uruguay prácticamente no era más de un 7 u 8% de la facturación de todos esos años. Todo el período de adaptación donde yo trabajé en el desarrollo de nuevos mercados junto con el presidente de la empresa -sobre todo el Pacífico que hoy por hoy son los principales clientes de la empresa- generó que yo también –como yo digo- no cobraba prácticamente la empresa; iba a trabajar pero hacía ingeniería por fuera, lo que me permitió desarrollar para otras empresas uruguayas proyectos muy interesantes, algunos de los cuales hoy son exportaciones importantes, siempre en el área tecnológica de automatización. Pero por otro lado me sirvió como una muy rica experiencia para terminar de conocer el entramado industrial y establecer relaciones sobre todo con los principales actores industriales del país.

EC – En marzo del año 2005 lo nombran presidente del directorio de Ancap y ahora, en marzo de 2008, pasa a ser ministro de Industria, Energía y Minería. A partir de esta trayectoria de gobierno, y sin duda teniendo en cuenta también sus otros antecedentes tanto en el terreno sindical como en el Partido Socialista, es que ahora en las últimas semanas, en los últimos meses, fue surgiendo su nombre como una alternativa para este dilema que tiene el Frente Amplio a la hora de resolver su fórmula presidencial. En ese contexto, ¿cómo hay que entender lo que resolvió el PS este fin de semana?

DM – El congreso del PS debatió el hacer un aporte, un nombre, en la búsqueda de soluciones y de consensos dentro del Frente Amplio. Yo creo que fue ratificar la resolución del comité central de hace un par de semanas -si mal no recuerdo-, donde yo creo que los frenteamplistas vivimos una semana negra –la "semana de la angustia" como la he llamado yo- donde se dieron una sucesión de declaraciones de compañeros entrañables y respetables, pero que en definitiva creo que generaron una especie de perplejidad y angustia en la mayor parte de los frenteamplistas. En ese marco, todos –por lo menos el PS y yo en lo personal, que inclusive mandé una carta al comité central- entendíamos que no correspondía, no sumaba y ni siquiera hacía bien, proclamarnos candidatos sino seguir aportando nombres y reafirmando una búsqueda de un consenso...

EC – ¿Entonces esto no es una proclamación?

DM – No es una proclamación. sin duda para mí desde el punto de vista afectivo fue muy fuerte lo de ayer, porque fue un sentimiento de apoyo y de respaldo de la gente -no sé si llamarlo reconocimiento a la trayectoria o a una forma de ser-, pero fue muy fuerte en el afecto y en el sentimiento de la gente, de los casi mil delegados del PS, en cuanto a esa posibilidad. Pero en definitiva la resolución fue esa y yo busqué reafirmarla en mi intervención en el congreso y después en el discurso final, porque estoy convencido.

EC – Está convencido ¿de qué?

DM – De que no es bueno sumar nuevas proclamaciones como decir "hay otro candidato que compite en la lid", sino decir "bueno entendemos que esta persona puede sumar o ayudar a una fórmula de solución dentro del Frente Amplio".

EC – ¿Eso qué quiere decir? ¿Que Daniel Martínez puede llegar a ser, por ejemplo, candidato a la vicepresidencia en un esquema en el que se logre un consenso?

DM – Puede llegar a ser lo que la gente decida que sea.

EC – ¿Puede ser moneda de cambio en busca de acuerdos y por ejemplo terminar siendo el candidato a la intendencia si es que el nombre a presidente y a vicepresidente surgen de otros lados?

DM – No creo que el tema de la intendencia ya se cierre, creo que es otra instancia, implica otro debate, y aparte me parece que hasta por respeto a Ricardo es algo que no estaría correcto decidirlo ahora como un paquete, pero son visiones personales.

EC – En los trascendidos hace semanas se maneja también ese otro cargo como parte de las negociaciones, ¿no?

DM – Sí, yo he escuchado muchas cosas. Yo no estoy en las internas de debate político y de negociación porque hasta ayer ni siquiera era miembro del comité central del PS, así que no he estado para nada. Ando con mis agendas en el bolsillo y cualquiera puede ver que la tarea política no estaba en mi agenda salvo residualmente, así que no he estado. Pero creo que es aportar un nombre y si una organización política aporta un nombre, y más con mis características, que creo que queda claro que he sido un hombre de proyectos políticos y no de proyectos personales, implica estar para lo que la gente entienda que deba estar y punto. Qué será eso no tengo idea, y será parte de ese debate que ahora está en manos de los comités de base y de los grupos políticos y sus organizaciones.

EC – Pero por ejemplo, y para ser un poco más concreto, ¿usted acepta ir en el lugar que el congreso del Frente Amplio resuelva?

DM – Yo creo que esa es la decisión del partido y es lo correcto.

EC – Por ejemplo, ¿si se lograra un consenso entorno a la fórmula Mujica-Daniel Martínez?

DM – Ayer obviamente tus colegas periodistas me hacían las mismas preguntas y yo decía que mi apuesta al partido fue a trabajar en bajar el ruido adentro de la fuerza política dentro del Frente Amplio y creo que de una forma u otra me he convertido en alguien que cada cosa que dice es interpretada al derecho, al revés, de espalda, de frente, y por lo tanto quiero ser extremadamente cuidadoso. Yo creo que está todo para discutir sobre la mesa en la búsqueda del consenso, y sobre todo -no porque esté en cuestión la unidad- mantener un nivel de debate en el cual quede clara la discusión del proyecto político y no de los proyectos personales. Esa debe ser la principal meta, por lo tanto no quiero hacer especulaciones...

EC – Usted ha sido de los ministros que firmó por la reelección del presidente Tabaré Vázquez.

DM – Correcto.

EC – Usted es un hombre muy cercano a Vázquez.

DM – Primero porque conceptualmente siempre digo que tal vez en el 71 tenía 14 años y fue ahí justamente cuando me acerqué al pensamiento de izquierda y empecé con el Frente Amplio, pero creo que no se puede comparar la situación del 71, de casi quiebre institucional y de un proceso de autoritarismo creciente, con el actual. La reelección, por lo menos por un período, pero que sea dos me parece que no es una alternativa viable...

EC – Yo mencionaba el antecedente de su proximidad con Vázquez porque es bien conocido que Vázquez está impulsando una cierta fórmula presidenciable, está encabezando la fórmula con Astori y con Mujica como candidato a vice. ¿Cómo juega ese dato en su posicionamiento ahora que pasa a ser otro nombre en danza?

DM – Yo siempre lo he dicho, soy un hombre que cree en el presidente Tabaré Vázquez. Creo que ha tenido un liderazgo y una conducción en el gobierno, aparte de la gestión, increíble, excelente. Creo que es la persona que tiene más respeto dentro de la fuerza política, por eso sería un factor para asegurar la profundización del programa del proyecto político y de a su vez crear consensos, pero somos todos hombres libres y pensantes, cada uno hace su interpretación de la realidad. El PS ha hecho la suya, y por supuesto lo que opina el compañero Tabaré Vázquez es un factor importantísimo en la toma de decisiones, pero por suerte somos un partido de hombres libres.

EC – A donde voy es a que si el acuerdo, por ejemplo, fuera Mujica-Martínez se estaría lejos de lo que eran las aspiraciones del presidente Vázquez. ¿Cómo se sentiría usted en ese caso?

DM – Insisto en el inmenso, el gigantesco respeto al compañero Tabaré. Creo que hay una organización política que tiene cabeza propia y decide. Creo que nadie duda que el PS ha sido un respaldo de primer orden en las ideas y en los hombres al presidente de la República, pero toma sus decisiones con cabeza propia.

EC – ¿Cómo se define usted dentro del PS? Porque Ángel del Parque Batlle, que manda su mensaje de texto, recuerda que en algún momento usted se distanció del PS por discrepancias con Reinaldo Gargano.

DM – Yo mantuve y mantengo una visión de izquierda del socialismo, como una cosa viva de mantener fidelidad a los principios, pero ir recreando y sobre todo ir también viendo los errores y los horrores. Yo siempre mantuve una posición de que todo lo que fuera crisis en la Unión Soviética -si bien el PS nunca apoyó ese modelo- requería rediscutir un debate. La función del partido también; el partido como un medio y no como un fin para mí es un tema que siempre se ha dado. En el momento en que yo me retiré de la militancia de primer orden y me fui a militar en un núcleo del PS y en la coordinadora dentro de los comités de base del Frente Amplio, requerían un debate.

EC – ¿Cuándo fue que usted se retiró de la estructura de dirección del PS?

DM – En el 92 dejé la actividad sindical porque no me presenté a las elecciones dentro del gremio y en el 93-94 abandoné el Comité Central. En todo ese período yo inicié un proceso -con documentos escritos y materiales- de reformulación y rediscusión del modelo y de qué formas regenerar y reactivar la utopía –como yo le decía-, bastante crítico a visiones que yo entendía que eran producto de una visión estalinista que en cierta forma toda la izquierda uruguaya tenía. Eso implicaba fidelidad a los principios pero con rediscusión de lo que habían sido errores y horrores -yo creo que en algunos casos-, y creo que implicaba revitalizar esos sueños, esa utopía. Eso me llevó a discrepar con gente, pero yo nunca llevé al terreno personal eso. Es más, es reconocida también mi amistad y mi hermandad con gente que ha sido tradicionalmente identificada en el partido como los más fieles "garganistas", y yo no creo en dividir al partido y dividir a los socialistas entre pro Gargano y contra Gargano o pro una cosa y pro otra, sino que queremos...

EC – ...¿usted se ubica dentro de los llamados renovadores?

DM – Yo históricamente he sido identificado en los renovadores y todo el mundo conoce mi amistad y mi apoyo al compañero secretario general, Lalo Fernández, porque es una cosa que nació en la clandestinidad. Apenas él salió de la cárcel yo era el responsable sindical de la estructura de la dirección clandestina del partido.

EC – Pero una cosa es amistad y otra cosa es alineamiento político.

DM – Pero aún manteniendo matices con Lalo yo lo he apoyado en su gestión, pero no creo en esas direcciones porque creo que la izquierda -y también la derecha tiende a demonizar y a dividir el mundo en cosas irreconciliables. No creo en eso y mucho menos dentro del partido y dentro del Frente Amplio. Soy de los que realmente llamo a que aún dentro del Frente Amplio hay que apostar a la fraternidad y a la confrontación ideológica que nos permita superarnos como seres humanos y enriquecer un proyecto político.

EC – Ahora que usted pasa a ser un nombre más en la danza de nombres por la candiatura o las candidaturas del Frente Amplio, ¿seguirá como ministro?

DM – Por ahora soy una propuesta así que mientras sea una propuesta sí. Veremos qué es lo que pasa dentro de veinte días en el congreso del Frente Amplio.

EC – Por ahora sigue entonces.

DM – Por ahora sigo y mi agenda seguirá siendo las diez mil tareas que hacen al ministro, ese será el eje de mi trabajo.