Mieres: "Era mucho más sencillo apoyar a uno de los candidatos"
El presidente del Partido Independiente, Pablo Mieres, reafirmó su compromiso de no respaldar la campaña de ninguna de las fórmulas en disputa con vistas al balotaje, ya que "no hay condiciones ni componentes reales" que le permitan "volcar la balanza". Entrevistado por En Perspectiva, consideró que dicha posición "equidistante" es más difícil que acordar con alguna de las partes pero es apropiada para partidos pequeños, en los cuales el peso de los liderazgos podría presionar a los simpatizantes. "Esto no impide que mañana, en 2014 o en 2019, si el partido cree que tiene que volcarse, lo haga. No es un problema de principios", puntualizó. El ex candidato precisó aún más su posición: "Si yo pensara que la fórmula del FA no nos da garantías con respecto al Estado de derecho, estaríamos no solo apoyando sino saliendo a jugar fuerte a favor de la otra posición. Nosotros asumimos que el FA ya ha dado garantías de funcionamiento democrático", manifestó.
(emitido a las 9.08 hs.)
EMILIANO COTELO:
Para el Partido Independiente (PI) las elecciones del domingo tuvieron un sabor agridulce.
La buena noticia fue que aumentó significativamente su votación con respecto al año 2004, al punto de que pasará a tener dos diputados, en lugar de uno como tiene actualmente. La mala es que no se pudo cumplir el objetivo principal del partido, que era acceder por primera vez a la Cámara de Senadores.
Anoche la Mesa Ejecutiva se reunió por primera vez luego de la jornada electoral y confirmó que no se pronunciará por ninguno de los dos candidatos que competirán en la segunda vuelta el 29 de noviembre. Y además, dispuso que los dirigentes no deben hacer manifestaciones de ese tipo, tampoco a título personal.
Vamos a conversar con el doctor Pablo Mieres, presidente del PI, ex candidato presidencial.
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EC - ¿Cómo fue el análisis anoche en la Mesa Ejecutiva del PI? ¿Por qué se confirma que no van a pronunciarse entre Mujica y Lacalle?
PABLO MIERES:
Hay una cuestión básica: ya lo habíamos anunciado previamente, e incluso les habíamos dicho a nuestros votantes que se quedaran tranquilos, que el partido les daba garantías de que no iba a haber un pronunciamiento. Y no hay cosa más importante que la palabra dada, sobre todo en contexto electoral, cuando uno le está pidiendo el voto a la gente. Esa definición no radicaba en una posición de principios, en un sistema de doble vuelta es perfectamente legítimo que los partidos que no pasan a la segunda vuelta manifiesten su acuerdo con uno de los finalistas o protagonicen acuerdos. Nosotros tenemos poca costumbre porque es la segunda vez que va a haber balotaje, pero es muy frecuente en los países en los que hace mucho tiempo que hay segunda vuelta.
EC - ¿Por qué en este caso el PI decidió la neutralidad?
PM - Es en este caso y debido a que tenemos diferencias importantes con los dos candidatos que quedaron seleccionados para la final; tenemos diferentes diferencias, pero diferencias, porque representan en cada uno de sus partidos las posiciones más en los extremos. Entonces no hay condiciones ni componentes reales que nos permitan volcar la balanza.
EC - Pero usted en distintas ocasiones antes del 25 de octubre habló preocupado de las situaciones en las que el partido de gobierno tiene mayoría absoluta, llegó a acuñar una expresión que se ha utilizado mucho últimamente: "Maldita mayoría absoluta". Entonces, teniendo en cuenta que las urnas el domingo pasado le otorgaron mayoría al Frente Amplio (FA) en la Cámara de Senadores y también en la de Diputados casi seguramente, en la medida que ustedes son reacios a un período en el que el Poder Ejecutivo cuente también con la mayoría parlamentaria, ¿por qué no se vuelcan por Luis Alberto Lacalle en busca del equilibrio, que sería una posibilidad?
PM - Ese es un elemento; para nosotros es una muy mala noticia que se haya definido otra vez una mayoría absoluta de un solo partido, en este caso por efecto de la legislación electoral, no tanto por el voto popular. El voto popular puso el voto al Frente por debajo del 50%, pero la legislación electoral, que tiene un sesgo leve, pero lo tiene, a favor de las mayorías porque el sistema de asignación de bancas por cociente decreciente favorece a los partidos más fuertes, le otorgó ese plus que le permite una mayoría absoluta mucho más precaria que la que tuvo en el período que se está terminando.
Pero no es el único criterio que uno tiene que tener en cuenta para tomar una definición de apoyo o no a un partido o a un candidato. Los dos candidatos tienen un desafío muy grande en el caso de ganar, y los dos tienen el mismo signo: la búsqueda de acuerdos más amplios. Ayer el doctor Vázquez lo señaló con claridad, dijo que sería muy conveniente que el futuro gobierno con independencia de las mayorías que se tengan pudiera integrar un gabinete de diversos partidos. Ese es el gran desafío que tendría Mujica si gana: si se queda encerrado en su mayoría absoluta, escasa y precaria de un voto en cada cámara, o por el contrario busca acuerdos plurales, entendimientos más amplios.
En el caso de Lacalle es lo mismo, se enfrentaría a un Parlamento adverso. Pero primero, es perfectamente posible, no hay que simplificar esta cosa; demonizar a un presidente en minoría y hablar de que solo se podría gobernar por decreto es una barbaridad, hay países muy importantes para empezar Estados Unidos que la mayor parte del tiempo tienen un presidente de un partido y un congreso dominado por el otro partido, es la característica típica de la política estadounidense, y no le va tan mal que digamos.
EC - Es interesante ese ejemplo, porque otros que se han manejado últimamente provienen de países con régimen parlamentarista. En Estados Unidos el régimen es presidencialista.
PM - Exactamente. Es importante tener en cuenta estas cosas para no simplificar y caricaturizar las cosas. También depende de cómo actúe el presidente electo; si el doctor Lacalle se encierra en su espacio de apoyo, que es minoritario, y no tiende la mano al otro bloque, entonces sí vamos a tener un escenario complicado. En definitiva, escenarios complicados son los dos, uno por mayoría absoluta, otro por ausencia de mayoría propia incluso con sus aliados. Lo importante es la actitud, ese es el gran desafío, y por eso el PI dice: no nos pronunciamos hasta el 29 de noviembre, pero estamos dispuestos a dialogar, a buscar entendimientos y a jugar un papel de puente con la otra mitad, si el presidente, que es mano y que tiene que definir cuál es su juego, está dispuesto a buscar esos entendimientos.
EC - Ustedes resolvieron que el partido como tal no se pronuncia, pero también que los dirigentes del PI no pueden manifestar su voto.
PM - No es que resolvamos, porque ayer estuvimos hablando de esto. Es un partido democrático y por lo tanto no puede imponerle a sus dirigentes una conducta. Exhortamos a que lo hagan así, está en la responsabilidad de cada quien.
EC - ¿Por qué? ¿Los seguidores del PI no tienen derecho a saber cómo votan sus principales dirigentes en el balotaje?
PM - Tienen derecho, pero también tenían derecho, y es lo que comprometimos, a votar sin condicionamientos y sin el temor de que mañana o pasado tuviéramos sorpresas. Los que venimos del Nuevo Espacio (NE) estamos marcados por la experiencia del año 99, cuando el partido como tal dejó en libertad de acción, pero su principal dirigente y su líder manifestó una intención de voto.
EC - El líder del NE, Rafael Michelini, ante el escenario de balotaje Tabaré Vázquez-Jorge Batlle del año 99, dijo que él personalmente votaba a Vázquez.
PM - Claro, y en partidos chicos en que los liderazgos son muy importantes y son únicos porque no hay fracciones, no hay sectores, el posicionamiento de los principales dirigentes es muy relevante y tiene tanta o más fuerza que la propia institucionalidad. Además nosotros adelantamos, junto con Iván Posada, que no íbamos a manifestarnos, y vamos a cumplir con ello.
EC - ¿Se trata de "salvar" al partido, de evitarle fracturas?
PM - Se trata de que el partido se sienta tranquilo, de que los votantes se sientan libres de actuar de acuerdo con su leal saber y entender, y se trata también de preservar al partido como instrumento de diálogo. Durante años, así como hemos predicado contra las mayorías absolutas, hemos predicado contra el país de las dos mitades, de los bloques, y si hoy tuviéramos una definición estaríamos volcándonos o plegándonos a uno de los dos bloques. Y aunque no hayamos tenido la votación que queríamos y por lo tanto no vamos a tener un poder decisorio en el Parlamento, de todos modos, con los dos diputados que tenemos y con la posición que tenemos históricamente, aspiramos a jugar un papel que ayude a tender puentes en este nuevo sistema político que va a quedar configurado después del 29 de noviembre, y que veo complicado en cualquier caso. Complicado por quiénes son los candidatos, complicado por cómo se distribuyeron los tantos en el juego, complicado porque el sistema político uruguayo es rígido y durante cinco años está asignación de fuerzas queda firme. Desde nuestra humilde posición queremos apostar y aportar a que el país del año que viene no sea un país fracturado y enfrentado de manera muy dura, muy ríspida; al contrario, creo que hay que tratar de que haya acuerdos amplios.
EC - Los oyentes siguen opinando sobre esta postura que adopta el PI. Le menciono dos ejemplos de mensajes que están llegando.
Nacho: "Un líder tiene que jugársela. Es inconcebible que le dé lo mismo Lacalle que Mujica".
Roberto: "Como líder de un partido político tiene el deber con sus votantes de pronunciarse. ¿O quiere quedar bien con el que gane?".
PM - Eso es una barbaridad, nunca hicimos ese tipo de cálculo. Al contrario, es la posición más difícil, la de no jugarse, la de callarse la boca. Era mucho más sencillo sentarse a dialogar con alguna de las partes, cerrar un acuerdo y después apoyar a uno de los candidatos y hacer campaña. Eso para un partido como el nuestro, chico, etcétera, era una posibilidad. Esta es la más complicada, porque además nos van a decir que nos estamos lavando las manos, pero hay un compromiso muy fuerte. Yo me lo tomé en serio, a otros políticos les dará lo mismo, después cambian de opinión; nosotros no, durante todos los días previos a la elección le dijimos a la gente: "Voten tranquilos, este partido no les va a usar el voto, quédense tranquilos que no vamos a volcar luego la balanza hacia ninguno de los dos". Lo dijimos de una manera muy fuerte, dijimos "no le vamos a usar el voto a la gente", y nosotros en particular no vamos a expresar nuestra posición, porque eso sería hacernos trampas al solitario. Ese es el compromiso que yo tengo, el compromiso con la gente que nos votó sabiendo que no nos íbamos a volcar en la segunda vuelta, y muchos de ellos nos votaron por eso, porque no iba a haber novedades ni sorpresas. No dijimos "somos equidistantes de los finalistas" y al día siguiente nos volcamos por uno de ellos.
EC - ¿Cómo observa en ese contexto y con todos esos antecedentes la conducta del Partido Colorado (PC), que también quedó fuera del balotaje pero se inclinó por Lacalle? Primero fue el propio candidato, Pedro Bordaberry, que el mismo domingo de noche adelantó su voto personal, y después lo siguió el Comité Ejecutivo Nacional, que "recomendó" votar a Lacalle.
PM - Tiene todo el derecho de hacerlo. Yo lo escuché una vez a Bordaberry decir que era equidistante del Frente y del Partido Nacional, por lo tanto no entiendo mucho después cómo se vuelca repentinamente.
EC - Ellos manejan básicamente dos argumentos, que no son argumentos de tipo programático o de proyecto: uno, que la concentración de poder en partidos y personas no contribuye al mejor equilibrio republicano; y dos, que la fórmula Lacalle-Larrañaga ofrece "un compromiso claro e inequívoco de respeto a la Constitución, a las leyes y a la tolerancia que debe caracterizar la convivencia democrática".
PM - Tienen todo el derecho a hacerlo y sus valoraciones tendrán. Pero se podrán imaginar que si nosotros pensáramos que la fórmula del FA no da garantías democráticas y hay riesgo institucional, otra sería nuestra posición. En esto no dudamos.
EC - Ahí discrepan con el PC.
PM - Claro, si yo pensara que la fórmula del FA no nos da garantías con respecto al Estado de derecho, por favor, estaríamos no solo apoyando sino saliendo a jugar fuerte a favor de la otra posición. Nosotros asumimos que el FA ya ha dado garantías de funcionamiento democrático, y podremos tener muchas diferencias sobre sus definiciones en muchos temas, y tenemos además preocupaciones por algunas iniciativas legislativas que ha impulsado, y tenemos distancias grandes desde el punto de vista programático, pero no creemos que el triunfo del FA el próximo 29 de noviembre ponga en riesgo la democracia. Si lo creyéremos estaríamos obligados a luchar contra eso. Esto es importante decirlo.
Pero es legítimo que el PC apoye al PN, y yo pregunto más: más allá de las declaraciones que haya hecho durante la campaña electoral, ¿alguien tenía alguna duda de que el PC iba a apoyar al PN? Acá hay dos bloques, el FA de un lado y blancos y colorados del otro. Y así como nosotros nos negamos a aceptar cuando nos endilgan que formamos parte del bloque de blancos y colorados, también nos negamos a aceptar que nos digan que somos una prolongación del FA. Somos distintos, somos independientes y creemos que el país está enfermo de una división en mitades que no le hace bien, que nos impide avanzar en muchos casos, y por lo tanto nuestro mayor aporte al país es permanecer independientes, ese es el punto que valoramos. Lo cual no impide que mañana, en 2014 o en 2019, si el partido cree que tiene que volcarse, lo haga. No es un problema de principios.
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EC - ¿Qué análisis hicieron en la Mesa Ejecutiva del PI de la votación que obtuvo el domingo pasado? Según los datos del primer escrutinio, el PI alcanza 2,5% del total de votos; es un crecimiento importante con respecto a 2004 cuando había obtenido 1,8%, pasa de una banca en Diputados a dos, pero no logra el objetivo de ingresar en el Senado. Habría necesitado para eso 72.000 votos y obtuvo unos 56.000. ¿Entonces?
PM - Lo primero que hay que asumir es que uno no se debe hacer trampas al solitario. Durante toda la campaña dijimos que el objetivo del partido era tener representación en las dos cámaras y no lo logramos. Por lo tanto hay una insatisfacción. La noche del domingo la sede del partido no era un escenario de alegría sino de decepción, porque creíamos que podíamos llegar a ese objetivo y no lo logramos. Por otra parte, tampoco hay que despreciar lo obtenido. Lo obtenido es positivo, el partido creció modestamente, de 1,8 a 2,5%, pero lo interesante y más positivo es que creció en todo el país, tanto en términos absolutos como porcentuales, cada departamento del interior y la capital registró un número de votos mayor que el de 2004 y porcentualmente también mayor, lo cual habla de un partido definitivamente consolidado, que aumenta su representación en la cámara baja, que estuvo a un poquito de convertirse en una fuerza decisora en las dos cámaras. Porque hay que tener en cuenta que esos votos que nos faltaron para llegar al Senado son los que terminaron favoreciendo la banca 16 del FA, porque al no usarse esos 56.000 o 57.000 votos del PI baja el cociente y el Frente logra como primera mayoría el senador número 30, que es el 16 para el actual partido de gobierno. Es la ambivalencia que usted señalaba y la convicción de que este partido tiene para dar mucho al país.
EC - Muchas veces usted manifestó que esta polarización tan fuerte entre dos candidatos ubicados en posiciones extremas como José Mujica y Luis Alberto Lacalle era un buen escenario para el PI. ¿Qué pasó?
PM - Era un buen escenario, sigo pensando que lo era, creo que perdimos el voto de indecisión con el otro partido que no disputaba la Presidencia, el PC. Hay que reconocerlo, no sé si será efecto de campaña, de mensaje, de que el perfil de los votantes estaba más para ese lado, no sé.
EC - ¿Puede haber habido responsabilidades propias del PI en la comunicación o en la estrategia política?
PM - Todavía no le hemos hincado el diente a ese asunto. Tengo la impresión de que hicimos un planteo y un mensaje muy correctos, a tal punto de que si uno se fija en el discurso del candidato que salió beneficiado por los indecisos, notará enormes coincidencias con nuestro discurso, incluso frases exactas que nosotros decíamos repentinamente fueron adoptadas por el doctor Bordaberry. Y con muchos más recursos, con una visibilidad mucho mayor, se obtienen resultados distintos. Nosotros siempre tenemos un problema de recursos, de presencia, de capacidad de llegada y de tamaño. Usted mismo la semana previa a la elección no tenía tiempo suficiente, pero lo cierto es que nosotros no tuvimos una entrevista central y sí la tuvieron los otros tres candidatos. Es a modo de ejemplo, nomás.
EC - De todos modos, usted fue entrevistado esa misma semana aquí en En Perspectiva.
PM - Sí, es verdad, telefónicamente la mañana del lunes. Le doy ese ejemplo como le puedo dar otros, hubo noticieros de televisión que hicieron lo mismo. Esas cosas también son parte del asunto. No son la explicación ni la justificación, porque nosotros sentimos que tuvimos visibilidad, que estuvimos presentes, que marcamos nuestras ideas, pero tenemos muchos menos recursos y somos más chicos. Yo entiendo a los medios, no vamos a pretender que cuando tienen dificultades de espacio un partido que tiene 2,5% tenga el mismo espacio y la misma posibilidad de hablar que los que tienen mayor cantidad de votos.
EC - Por último, ¿existe ese espacio que el PI representa o quiere representar? Porque teniendo en cuenta que en distintos escenarios, por ejemplo en el de Vázquez-Larrañaga de 2004 y ahora, cuesta llegar al Senado, la pregunta puede llegar a plantearse.
PM - Creo que sí existe, estoy convencido de ello, a tal punto que hubo 10.000 votos de distancia para llegar al Senado. Si esos 10.000 votos se hubieran alcanzado, que son datos que podrían haberse alterado fácilmente, hoy estaríamos diciendo que el PI tiene la llave en las dos cámaras, se convierte en un actor decisivo, etcétera. Creo que el espacio está, por primera vez el cuarto partido, que venía en una secuencia decreciente desde Batalla en el año 89 hasta 2004, revierte la tendencia y crece. Porque si hacemos el análisis 89-94-99-04, uno podría decir que la tendencia es a la desaparición: 9% en el 89 y 1,8% en 2004; sin embargo en 2009 revertimos esa tendencia y el partido ha crecido.
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Transcripción: María Lila Ltaif