Entrevistas

Penadés: presidente sin mayoría parlamentaria fomenta "cultura del acuerdo"

Penadés: presidente sin mayoría parlamentaria fomenta "cultura del acuerdo"

El senador por el Partido Nacional Gustavo Penadés declaró a En Perspectiva que una victoria de Luis Alberto Lacalle es necesaria para que Uruguay inicie un camino de diálogo que le permita salir del "trancazo" que presenta en algunos temas estratégicos. "Eso va a obligar al gobierno a dialogar y negociar mucho más, pero también va a obligar al FA a asumir sus responsabilidades. Eso es lo que me entusiasma, porque eso genera políticas de Estado", indicó. El legislador herrerista sostuvo que el escenario de cohabitación "jerarquizará" el Parlamento y fustigó a los líderes de la coalición de izquierda por no mostrar –en su opinión– una postura clara y coherente a favor de la búsqueda de acuerdos.


(emitido a las 7.40 hs.)

EMILIANO COTELO:
Cuando faltan pocas horas para que se conozca el resultado del escrutinio final de las elecciones del domingo, incluyendo los votos observados que definirán si el Frente Amplio (FA) tiene mayoría parlamentaria en las dos cámaras, los dirigentes del partido de gobierno y del Partido Nacional (PN) comienzan a mover sus fichas y retoman la campaña, ahora de cara al balotaje del 29 noviembre.

En el comando blanco se busca relativizar los conflictos que podrían generarse en un gobierno presidido por Luis Alberto Lacalle pero con mayoría parlamentaria del FA. En cambio, los principales dirigentes oficialistas ya han señalado que ese escenario complicaría la gobernabilidad.

Ayer mismo, en diálogo en En Perspectiva, la senadora Lucía Topolansky se preguntaba cómo podría hacer Lacalle para llevar adelante su plan de gobierno en esas condiciones.

(Audio Lucía Topolansky.)

"Hay promesas que hizo Lacalle durante la campaña... Le pongo dos ejemplos: derogar el IASS, ¿cómo lo va a hacer? Nosotros lo pusimos, esa discusión ya se dio, se puede dar de vuelta pero en principio... Y en el programa de Lacalle dice ‘derogar la ley de Ordenamiento Territorial’, una ley que se trabajó en forma absolutamente amplia durante un año y medio. Entonces, ¿irá a gobernar por decreto? ¿Y si se tranca? Yo ayer estuve en un programa de Canal 10 y el senador Gustavo Penadés dijo: ‘Bueno, para destrancar existe la disolución de las cámaras’. Yo no quisiera llegar a un escenario de esos".

(Fin.)

EC - Vamos a conversar con el senador Gustavo Penadés.

***

EC - ¿Es correcto presentarlo como "jefe de campaña del Partido Nacional" o "jefe de campaña de la fórmula Lacalle-Larrañaga"?

GUSTAVO PENADÉS:
Yo coordinaría la campaña de la fórmula Lacalle-Larrañaga. Esa es la responsabilidad que me han conferido en estos últimos días.

EC - ¿Qué fue exactamente lo que usted dijo a propósito de esos problemas con trancazos parlamentarios y la eventualidad de llegar a disolución de las cámaras con Lacalle presidente y el Parlamento con mayoría frenteamplista?

GP - Lamento mucho que la senadora Topolansky haya tergiversado mis palabras ayer, porque lo que estábamos hablando en el canal 10 el día anterior era sobre el modelo del sistema parlamentario que ella sueña o aspiraba que Uruguay tuviera mediante una reforma constitucional. Me extraña que la senadora Topolansky no conozca que en Uruguay el sistema de disolución de cámaras no existe, salvo en una circunstancia, en la cual el presidente y la Asamblea General deciden entre los dos mediante los artículos 147 y 148 de la Constitución. Francamente considero que es un agravio que la senadora Topolansky haya tergiversado de esa manera mis palabras. Trasmite el nerviosismo de los dirigentes del FA ante un escenario que la opinión pública viene aceptando como positivo, que es el del equilibrio, la necesidad de dialogar, la necesidad de llegar a acuerdos entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo.

EC - Vamos a eso. ¿Cómo imaginan en la fórmula Lacalle-Larrañaga ese escenario hipotético en el que Lacalle sea el presidente contando desde el pique con la mayoría del Parlamento en manos del FA? ¿Qué pasaría?

GP - Lo imagino como ha sucedido en Uruguay en los últimos 100 años. En Uruguay, salvo contadas excepciones en las que el partido del presidente de la República ha tenido mayoría absoluta –que en el siglo XX fueron muy pocas–, el presidente de la República generalmente ha contado con diputados y senadores en el Parlamento, pero nunca con la mayoría. Y eso implicó durante casi 100 años –por lo que la democracia de nuestro país fue ejemplo en el mundo– el establecimiento de una cultura del diálogo y una jerarquización del Poder Legislativo que lamentablemente en los últimos años se han perdido.

EC - Eran épocas en que los acuerdos se daban entre Partido Colorado (PC) y PN, o entre PC y sectores del PN, es decir, entre corrientes políticas con una afinidad mayor que la que hoy existe entre el PN más el PC –con eso no alcanzaría– y el FA, con quien tendrían que terminar acordando.

GP - Exactamente. Además es un escenario que me encanta, porque ha llegado la hora de que todos asumamos nuestras responsabilidades. La senadora Topolansky ponía como ejemplo el tema del IASS. Yo me pregunto: si mañana el Poder Ejecutivo encabezado por el doctor Lacalle propone comenzar a rebajar impuestos, ante unas circunstancias que lo permitan, ¿el FA no estaría dispuesto a bajar el impuesto a los jubilados o a comenzar a bajar el IRPF? ¿No estaría dispuesto a acompañarnos?

Es bastante contradictorio lo que ayer manifestaba la senadora Topolansky, porque por un lado dicen que sería difícil la posibilidad de generar acuerdos, pero por otro lado cuando faltaban dos días para las elecciones del 25 de octubre la fórmula del FA lanzó la necesidad de un acuerdo nacional. Y ayer el candidato a la vicepresidencia de la República, el senador Astori, dijo que estarían dispuestos incluso a coparticipar en el Poder Ejecutivo con ministros del PN en caso de que existiera un acuerdo. Entonces, o nos vamos a poner de acuerdo, que es lo que se necesita, o lo que el FA está trasuntando y trasmitiendo es la opinión de la senadora Topolansky, que es: "No nos vamos a poner de acuerdo con nadie, queremos mayorías absolutas y el presidente del mismo partido, es decir José Mujica presidiendo y el Parlamento obedeciéndolo, para hacer solo lo que queremos nosotros, y la opinión del resto, del 52% de la población que acompañó la sumatoria de los que no votaron la fórmula Mujica-Astori, no nos importa".

Nosotros pensamos al revés, decimos: a partir del 1º de marzo una cultura del diálogo que nos permita establecer acuerdos en temas estratégicos que superen una administración, porque vivimos hablando de políticas de Estado, pero los políticos nunca nos terminamos de poner de acuerdo en políticas de Estado. Este escenario tiene de bueno que si en la Presidencia de la República el doctor Lacalle, y en el Parlamento todos los parlamentarios, la oposición y los diputados y senadores del gobierno, nos ponemos de acuerdo, va a ser mucho mejor para los intereses de toda la gente, no quedar en el discurso del acuerdo pero cuando llega la realidad a discutirse en el Parlamento la oposición no es escuchada.

EC - El eslogan que va a manejar la fórmula Lacalle-Larrañaga rumbo al balotaje es "el equilibrio está en tus manos". Ese argumento del equilibrio, que tiene su parentesco con uno de los argumentos manejados por el PC para expresarse esta semana en apoyo a la candidatura de Lacalle cuando dice que "la concentración de poder en partidos y personas no contribuye al mejor equilibrio republicano", es discutido del otro lado, incluso una cantidad de oyentes frenteamplistas han marcado estos días: "¿Cómo? Cuando se instauró la reforma electoral que introdujo el balotaje, ¿el argumento no era que era conveniente para el país que el presidente contara con una mayoría cómoda para gobernar?".

GP - No, el argumento del balotaje era que el presidente fuera electo por la mayoría de los uruguayos ya despojado de sus condiciones partidarias. Se trató de separar la elección presidencial en el balotaje y la elección del Parlamento al revés de lo que dicen esos oyentes. Era para lograr que el presidente de la República tuviera un respaldo mucho mayor que en el sistema anterior; por ejemplo, el doctor Lacalle fue electo en el año 1989 con el 25% aproximado del padrón electoral. En cambio, en las últimas oportunidades en que se aplicó la Constitución el doctor Batlle fue electo por más del 50 y el doctor Vázquez fue electo raspando por más del 50 también. No tiene nada que ver el Parlamento con la elección presidencial.

Y eso es lo que en este escenario a mí por lo menos me tiene muy entusiasmado, que la oposición debe asumir también un rol de mucha responsabilidad, porque va a estar en manos del FA, junto con los legisladores del PN, del Partido Independiente y del PC, el buscar soluciones, alternativas y acuerdos que comprometan a todos, y eso va a destrabar no solamente la relación entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, sino temas estratégicos como la educación, la seguridad pública, el trabajo, la política exterior, con respecto a los cuales se va a tener que discutir y acordar para que las pautas que guíen al próximo gobierno sean pautas que guíen también a los próximos gobiernos, no como ha sucedido en las últimas administraciones, que cada gobierno que llega desanda el camino del gobierno anterior. Así nos hemos quedado en un quietismo cuya expresión más clara es la administración de la educación, que todos sabemos la crisis que está padeciendo pero no nos hemos podido poner de acuerdo en las soluciones.

EC - Si entiendo bien, usted dice que la ventaja del balotaje, para el caso de que triunfe Lacalle en la segunda vuelta, es que habría en juego dos mayorías, por un lado la mayoría en el Parlamento que la ciudadanía le otorgó al FA el 25 de octubre, y por otro lado una mayoría distinta que Lacalle recibiría el 29 de noviembre. Esas dos mayorías, esas dos legitimidades entrarían en juego para forzar las negociaciones.

GP - Yo no utilizaría el término "forzar", diría que es para negociar y lograr acuerdos. El FA en el pasado adoptó en muchas circunstancias actitudes contrarias a lo que se promovía porque su posición no era definitoria. Por ejemplo, hoy se reivindica como un hecho fundamental para el desarrollo del país la ley de puertos, la reivindica el FA, pero cuando la ley de puertos fue votada en la década de los noventa el FA votó en contra. Si era una buena ley, ¿por qué no la acompañaron? Porque no necesitábamos los votos del FA. Ahora se van a necesitar y son fundamentales. Eso va a obligar al gobierno a dialogar y negociar mucho más, pero también va a obligar al FA a asumir sus responsabilidades. Eso es lo que me entusiasma, porque eso genera políticas de Estado.

En cambio cuando el presidente tiene mayoría absoluta sucede lo que sucedió en el actual período, la ley de educación estuvo una semana en la Cámara de Diputados y una semana en el Senado para ser discutida por todos los parlamentarios, y la reforma tributaria llevó tres años de discusión dentro del FA y el resto de los partidos políticos que representamos al otro 50% de la población tuvimos 10 días en la Cámara de Diputados y 10 días en la Cámara de Senadores. Así no se trabaja. Entonces la verdadera jerarquización del Parlamento está en este escenario binario o de cohabitación.

EC - Ese es el tema, usted cita el término "cohabitación", que más bien proviene de países donde existe régimen de gobierno parlamentario, no un régimen presidencialista como el que tenemos en Uruguay.

GP - En Uruguay existe un régimen neopresidencialista, hay mecanismos de garantías para con el Parlamento. Le vuelvo a poner el ejemplo: la senadora Topolansky desconoce los artículos 147 y 148 de la Constitución. La cohabitación en Uruguay se puede dar perfectamente, podemos coparticipar el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo mediante acuerdos puntuales.

EC - El país estaría obligado a instaurar repentinamente una forma de hacer política que no es la de los últimos años. Si eso no pasa, ¿no vamos a un país bloqueado?

GP - No, yo creo que va a pasar. Le voy a decir más, prefiero eso a que la mayoría absoluta esté en manos del señor Mujica. Prefiero que la cultura del diálogo, la cultura del acuerdo que nos permita salir de este trancazo que Uruguay tiene desde hace muchísimos años en temas estratégicos en los cuales no nos terminamos de poner de acuerdo. Y los pesos y contrapesos, es decir, el equilibrio –por eso lo de "el equilibrio está en tus manos"–, es fundamental en el Uruguay que hoy estamos transitando. El pasado es el pasado, estuvo muy bien que el Frente tuviera mayoría absoluta en el actual gobierno, nosotros participamos y estamos de acuerdo en muchas de las cosas que se han hecho y se pretende continuar haciendo, pero ¿en un escenario como ese podría poner en aplicación absoluta su programa de gobierno? Evidentemente no, porque el mensaje del soberano fue claro: nosotros le dimos mayoría en el Parlamento a un partido político o a una coalición de partidos políticos, y le vamos a dar mayoría en la Presidencia de la República a otra, pónganse de acuerdo. Eso está muy bueno.

En cambio en el otro escenario, que también es muy difícil de imaginar porque es bastante contradictorio, le dan al presidente mayoría absoluta, pero el partido de gobierno de ese candidato está hablando de diálogo y de acuerdo, ayer se habló hasta de la coparticipación en el Poder Ejecutivo, y el propio presidente de la República dijo que el próximo gabinete va a tener que ser multicolor. Entonces, ¿cómo es el asunto? Si la cultura del diálogo sirve para unas cosas, tiene que servir para otras. Y además es central esa cultura del diálogo, porque si no, seguimos en este escenario que hasta ahora hemos transitado: cada cinco años cada maestrito con su librito viene y empieza de cero. Y no avanzamos.

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Transcripción: María Lila Ltaif