Entrevistas

Constanza Moreira (FA): "Los puentes en política siempre tienen que estar tendidos"

Constanza Moreira (FA): "Los puentes en política siempre tienen que estar tendidos"

Entrevistada por En Perspectiva, la senadora electa por el Espacio 609 Constanza Moreira afirmó que la búsqueda de acuerdos interpartidarios es una decisión enmarcada en una estrategia política de largo plazo que no se bloquea por las escaramuzas propias de la contienda electoral. Moreira, quien además es politóloga, sostuvo que una situación en la cual el Poder Ejecutivo corresponde a un partido y la mayoría del Poder Legislativo a otro configura una situación de desequilibrio político. Desestimó las críticas al pasado guerrillero de José Mujica destacando su rol de articulador y su aceptación de las reglas democráticas, y puntualizó que "lo que está en juego en noviembre no es Mujica, sino un gobierno del Frente Amplio". Por otra parte, lamentó la agresividad registrada en la campaña electoral y reclamó una mecanismo institucional para frenar la propaganda agraviante. "Ya se terminó la época en que nos degollábamos y de la tierra purpúrea", enfatizó.


(emitido a las 9.02 hs.)

EMILIANO COTELO:
Es una de las caras nuevas que ingresarán al Parlamento el 15 de febrero del año próximo y tiene algunas particularidades: es mujer, cuenta con una trayectoria destacada en el mundo académico y es la persona a la que José Mujica intentó llevar el año pasado como nueva presidenta del Frente Amplio (FA).

Se trata de Constanza Moreira, doctora en Ciencia Política, que en las elecciones del domingo 25 resultó electa senadora, porque iba en sexto lugar en la lista a la Cámara alta del Espacio 609 (E609).

¿Por qué optó por pasarse de la academia a la actividad partidaria? ¿Cómo observa esta primera semana de campaña rumbo al balotaje? Con este clima de enfrentamiento que se ha planteado ¿es posible seguir pensando en acuerdos interpartidarios para 2010?

Sobre esos y otros temas vamos a conversar con la senadora electa Constanza Moreira.

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Constanza Moreira tiene 49 años, obtuvo su grado en Sociología para el Desarrollo en el CLAEH en el año 1981, luego se licenció en Filosofía en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad de la República (UDELAR) en 1984, más tarde obtuvo la maestría en Ciencias Políticas en el Instituto Universitario de Pesquisas de Río de Janeiro, Conjunto Universitario Cándido Mendes, en el año 90, y pasó luego por el Doctorado en Ciencia Política en el mismo instituto universitario en 1997. Después, fue directora del Instituto de Ciencia Política de la UDELAR en el período 2005-2007, y hasta ahora se ha venido desempeñando allí mismo como docente e investigadora full time.

***

EC - ¿De dónde viene su vínculo con el Movimiento de Participación Popular (MPP) o el E609?

CONSTANZA MOREIRA:
Viene de lo que tú mencionabas, de cuando José Mujica me propuso para la presidencia del Frente en el año 2007.

EC - ¿Hasta ese momento usted no tenía relación con los grupos en los que se mueve el senador Mujica?

CM - Como el senador Mujica dijo alguna vez en que se le reprochaba mi adhesión al MPP y por consiguiente que su decisión de convocarme como presidenta del FA estaba contaminada: "Yo creo que Constanza Moreira ni siquiera ha ido nunca al local del MPP". Y estaba en lo cierto, a pesar de que había ido a muchos locales de partidos del Frente a dar charlas, no conocía el local del MPP.

EC - ¿Usted tenía afinidad con el MPP?

CM - No especialmente con el MPP. Siempre he votado al FA, pero no especialmente con el MPP, aunque siempre encontré muy admirable la trayectoria de Mujica y en algunos momentos compartí la posición del MPP en algunos debates, especialmente en los debates que se produjeron en 2007 sobre el TLC y el endeudamiento agropecuario, etcétera.

EC - ¿Qué admira de la trayectoria de Mujica?

CM - La coherencia, esa trayectoria de una izquierda que fue armada y que luego resolvió incorporarse a las filas del FA; recordemos que la incorporación del MPP fue relativamente tardía. Toda esa discusión que se dio en el MPP sobre si la gente del MLN iba o no a desempeñar cargos parlamentarios, esa idea de que el Parlamento era la contaminación con la política, luego la incorporación a la política plena a través de los cuadros parlamentarios, la apertura que ha tenido el MPP para formar el E609 con blancos, colorados, independientes. Eso también es parte de la trayectoria de Mujica.

EC - En particular usted mencionó al comienzo la trayectoria de Mujica en el MLN. ¿Usted admira el levantamiento armado de los años sesenta?

CM - [Se ríe.] No, no admiro el levantamiento armado de los años sesenta, lo veo como algo que pasó en Uruguay. Tú me preguntabas qué admiraba de la trayectoria de Mujica: ese cambio, que está relatado en el libro de Adolfo Garcé "Donde hubo fuego", ese cambio de la izquierda, que representa el cambio de muchas izquierdas en América Latina, por ejemplo también del FMLN.

EC - En El Salvador.

CM - De la guerrilla armada en El Salvador y esa reconversión a la vida democrática con nuevas reglas. Ese cambio que han experimentado en ese caso el MPP o el MLN, pero que ha experimentado buena parte de la izquierda latinoamericana, y que deja un trazo de coherencia a lo largo de muchos años, también de adaptación a las nuevas reglas de la vida política, me parece admirable de esa izquierda y de todas las izquierdas, me parece un signo de los nuevos tiempos. Me refería al libro de Adolfo Garcé por esa mutabilidad de Mujica, que a pesar de su edad continúa adaptándose, ahora a su rol de presidenciable. Eso me parece admirable en él, me parece admirable de la naturaleza humana y especialmente de la naturaleza política de los hombres.

EC - ¿Qué la llevó a aceptar la candidatura al Senado? ¿Qué la atrae en este salto de un lado al otro del mostrador, de la academia a la arena política?

CM - No sé si fue un salto, más bien fue un proceso en varias etapas. Primero vino lo de la presidencia del FA, que fue un proceso largo y no exento de dificultades y dolores, y luego las cosas se fueron dando, a partir de eso, que fue algo que no busqué, que fue luego tomado por la prensa, entonces todos nos vimos obligados a dar opiniones, finalmente llegó al congreso y allí tropezó no obtuvo los votos requeridos. A partir de ahí terminé involucrada en política sin que recuerde muy bien en qué momento lo decidí, y después todo fue consecuencia de esos primeros pasos. Entonces fue un poco decisión, un poco decisión de Mujica, y luego varias circunstancias, la vida de uno la hacen varias circunstancias.

EC - ¿La entusiasma ser parlamentaria, ser senadora?

CM - Absolutamente, claro que me entusiasma. Mucha gente decía: "¿Va a asumir la banca?". Sí, claro, voy a asumirla, y lo voy a hacer con mucho entusiasmo. Por varias cosas, entre ellas por el compromiso con la lucha de las mujeres por hacer parte de esa política tan machista que tenemos en Uruguay. Sobre eso yo y varias hemos predicado mucho, así que también es parte de la obligación de todas las mujeres que estamos en este ruedo aceptar ese desafío. Pero también porque la izquierda tiene que renovar generacionalmente sus cuadros, y Uruguay se debe nuevas formas de hacer política, u otras formas de hacer política. Yo estoy haciendo mis primeras armas, así que tampoco es que sea de lo mejor haciendo política, pero al menos es un aporte distinto, desde un registro distinto, desde un lugar distinto.

Me parece que eso le hace bien a la política uruguaya, pero en todo caso en principio tengo pensado integrar la Comisión de Constitución y Códigos, y tal vez la de Hacienda y la de Trabajo. Estas decisiones las tenemos que tomar con cierta rapidez, así que voy a tener que estudiar rápidamente el conjunto de las comisiones y ver cómo está repartido el resto de los colegas de mi bancada, porque la participación en las comisiones también depende de un cierto reparto funcional entre los colegas de un partido. En principio hay algunos temas a los que me he dedicado siempre a los que quisiera seguirme dedicando, que son los temas de la agenda de la mujer, los temas de la integración regional y también el tema de los derechos humanos. Veremos cómo se da esto.

EC - ¿Este ingreso al Senado marca el fin de la Constanza Moreira académica?

CM - No, no. Como diría Mujica, es una "changa". Necesariamente para mantener mi vida en la academia, en la facultad, aunque me tengo que tomar una larga licencia, voy a tener que mantener mi actividad docente. Eso vale la pena decirlo, hay muchos parlamentarios y muchos políticos que aun cuando no mantengan una actividad académica regular, continúan dando clases, nuestra Universidad está llena de ellos.

EC - Va a seguir dando clases, entonces.

CM - Voy a seguir dando clases, sí. Voy a mantener el mínimo académico vital que me permita volver a la academia cuando termine este período. Eso es lo que pienso ahora, aunque es anticiparse a si me voy a presentar en las elecciones de 2014. Es difícil aventurar el futuro, pero no pienso abandonar la vida académica.

EC - ¿Cómo le resulta esto de tener el sueldo "topeado" como lo resuelve el MPP para todos sus representantes?

CM - Los independientes de la 609 no padecemos esas limitaciones.

EC - No tenía claro ese detalle. ¿Comparte esa medida como criterio general?

CM - Es un principio que el MPP se ha impuesto a sí mismo para financiar su estructura partidaria; todos los partidos tienen una forma de financiar su estructura partidaria, el MPP ha resuelto esto y me parece correcto. En otros partidos, quizás no con esos topes pero existen distintas formas de financiar la actividad partidaria mediante los cuadros parlamentarios. En principio deberíamos tener un tipo de financiamiento político de los partidos que no fuera solo financiamiento de campaña, sino financiamiento público regular de toda la actividad partidaria a lo largo de los cinco años de gobierno. En nuestro país se aprobó una ley de financiamiento de campañas un poquito más amplia recién en este año, pero todavía nos falta una estructura más regular de financiamiento, hasta por los temas de transparencia propios de la política. Uruguay viene muy retrasado con respecto a otros países de América Latina con relación a eso, y eso es lo que explica que parte del financiamiento de campaña se extraiga del sueldo de los legisladores, es la forma tradicional y a la uruguaya de financiar la política.

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EC - Vayamos a los temas de la campaña rumbo a la segunda vuelta. El argumento central que maneja la fórmula Lacalle-Larrañaga para impulsarse es el del equilibrio, "el equilibrio está en tus manos" dice el eslogan, "no es sano para el país otro período de gobierno con el FA con mayoría parlamentaria propia y además el Poder Ejecutivo". Sostienen –lo dijo el propio Lacalle, sin ir más lejos, la semana pasada en entrevista aquí– que Mujica no es lo mismo que Tabaré Vázquez, y ello implica que el rumbo del gobierno se inclinará hacia las posiciones más radicales de la izquierda –MPP, Corriente de Acción y Pensamiento - Libertad, Partido Comunista (PCU) y aliados–, y añaden que un gobierno así profundizará la división en la sociedad uruguaya.

¿Qué responde usted, que integra la bancada de esos sectores que menciona Lacalle?

CM - La primera cosa que tengo que decir con respecto al equilibrio es que una situación en la cual el Poder Ejecutivo está en manos de un partido y el poder parlamentario está en manos de otro no es una situación de equilibrio político, precisamente es una situación de desequilibrio político, y en ciencia política le llamamos "gobierno dividido". Y voy a hacer una diferenciación entre un Poder Ejecutivo que no tiene mayorías parlamentarias, que es un caso muy habitual –miremos América Latina, sin ir más lejos es el caso de Brasil, donde el Poder Ejecutivo está en manos de un partido que no tiene mayoría en el Parlamento; y es el caso de Rafael Correa y el de Lugo–, y el caso en que la mayoría parlamentaria está en manos de otro partido, que es una situación bastante excepcional. También tenemos el caso de Estados Unidos, donde últimamente el Parlamento ha quedado en manos del Partido Demócrata, en el último período de Bush, y Bush en el Poder Ejecutivo. Tampoco sería este el caso, porque el Poder Ejecutivo no estaría en manos de un partido sino de una coalición.

Entonces, un Poder Ejecutivo en manos de una coalición... y una coalición no es lo mismo que un partido, es bastante más indisciplinada, y Uruguay ya ha visto ejemplos de eso incluso recientemente, la coalición entre el doctor Batlle y el Partido Nacional (PN) tuvo poca duración, o incluso la coalición que armó el doctor Lacalle con Julio María Sanguinetti entre 1990 y 1994. Fueron coaliciones bastante inestables. Entonces, tener un Poder Ejecutivo con una coalición inestable y una mayoría parlamentaria en manos de un partido como el FA, que es altamente disciplinado, genera una situación de desequilibrio político, no de equilibrio político. Esa es la primera afirmación.

La segunda, sobre si Mujica se parece o no a Tabaré Vázquez, evidentemente no se parece, como Tabaré Vázquez no se parecía a Seregni, cada líder del FA tiene sus propias características. En todo caso es claro que el FA, incluso por la tradición de la izquierda uruguaya, es un FA de dirección colectiva y de trabajo colectivo. Lo que está en juego en noviembre no es Mujica, sino más bien un gobierno del FA, y no creo que nadie pueda decir que este gobierno del FA que pasó, con mayorías parlamentarias más fuertes aún que un eventual segundo gobierno del FA, porque este ganó en primera vuelta, haya sido un gobierno malo o un gobierno de prepotencia. Más bien yo diría, partiendo de las evaluaciones que la opinión pública ha hecho a lo largo de estos cinco años, que la gente ha estado bastante contenta con este gobierno.

EC - Justamente, allí ponen el acento el doctor Lacalle y otros dirigentes del PN: que una cosa es Vázquez y otra es Mujica, que Vázquez representa –decía Lacalle– un dirigente al estilo de los socialdemócratas europeos, y eso ha implicado una huella, un determinado rumbo, una determinada forma de manejar las cosas. Mujica en cambio es otra historia, empezando por su pasado con el MLN, etcétera, y eso trae la posibilidad de que un segundo gobierno del FA en esas condiciones sea más radical y fomente las confrontaciones.

CM - Ahí se olvida el rol de articulación incluso en clave socialdemócrata que ha desempeñado Mujica en todo este tiempo. Me permito recordar el rol que cumplió en la Concertación para el Crecimiento, que nucleó a empresarios, trabajadores y dirigentes políticos en plena crisis de 2002. Si hay algo que implica un pacto socialdemócrata es una alianza entre empresarios y trabajadores. Quizás alguno no lo recuerde, porque la Concertación para el Crecimiento tuvo una vida relativamente efímera, pero fue una señal de que se podía hacer una suerte de pacto social que incluyera a los empresarios y a los empresarios del sector agropecuario, que están bastante conscientes del rol que puede desempeñar Mujica en este gobierno en una situación de crisis.

Esto es lo primero que quiero decir. Me parece que meter el pasado guerrillero de Mujica con la idea de que es un líder de confrontación es algo que no funciona bien ni siquiera para el sentido común de los uruguayos, que han visto ese rol de Mujica no solo hacia fuera, sino incluso hacia dentro del FA. Mujica ha tenido un rol bastante importante en coser acuerdos hacia el interior del FA en momentos en que el FA, como todo partido muy grande, ha tenido no pocas dificultades para debatir temas que importan. Entonces yo separaría el rol de guerrillero de Mujica, que bastante pagó por ese pasado guerrillero, porque les recuerdo a todos los que escuchan que Mujica no solo estuvo preso, sino que estuvo tirado en un pozo en condiciones inhumanas. Entonces yo no quisiera volver a insistir sobre esos horrores, me parece que estamos debatiendo la elección de noviembre, pero volver a insistir en eso y no recordar todo lo que pasó Mujica, a todo lo que sobrevivió y la forma en que después se dedicó a la política y se transformó en un parlamentario sería hacerle poca justicia a la historia.

EC - ¿Cómo define la orientación que tendría un segundo gobierno del FA encabezado por Mujica?

CM - Te voy a dar una definición científica, volvemos a la ciencia: si uno mira la ubicación ideológica de los partidos en un continuo que va del 1 al 10, el FA es un partido que se ubica en un espectro que va del 2 al 5, es decir, de la izquierda al centro tiene todo, y esa es la diferencia grande que tiene con el PN y el Partido Colorado (PC), que están situados entre el 7 y el 8 de la escala, son partidos conservadores que ocupan un espacio ideológico más chico, por eso también son menores y por eso la gente los vota menos, porque el espacio ideológico que ocupan es más reducido, mientras que el FA tiene una especie de "oferta ideológica" de centro a izquierda mucho más amplia.

En esa oferta ideológica el MPP –nosotros vamos midiendo eso a lo largo del tiempo– se ha ido corriendo hacia el centro y hoy no está demasiado lejos de la ubicación del Partido Socialista, y tenemos al PCU un poco más a la izquierda, obviamente. Entonces en términos estrictamente de posicionamiento ideológico, si juzgáramos a Mujica por el MPP, porque no tengo ninguna medición de Mujica como Mujica, pero si lo juzgamos por el grupo que lo ha representado en este tiempo, yo diría que está en un lugar no demasiado diferente del resto de sus compañeros partidarios. Cuando Mujica habla sobre un "capitalismo en serio" –ha usado esa expresión–, su modelo es Nueva Zelandia, no es ningún país del socialismo real, y cuando se refiere a Lula –más allá de que esto sea compartible o no–, que es el ícono más claro en América Latina de un pacto socialdemócrata en el sentido de un pacto capital-trabajo, un pacto entre empresarios y trabajadores, un pacto de cooperación capitalista, se ubica exactamente en ese lugar. Ese es un lugar que puede ser muy discutible para la propia izquierda, pero no deja demasiado lugar a dudas en su discurso y en su modo de comportarse con respecto a eso. Pero por supuesto, siempre va a haber suspicacias.

Y acá me voy a referir a la tercera pregunta: las suspicacias no están exentas de intenciones político-electorales que a veces se expresan de la peor manera, que es lo que está pasando en este primer tramo de campaña. Toda elección es, por más que algunos podamos querer o no que la política se parezca a una competencia, una especie de carrera en la cual finalmente habrá un ganador, que será el que haya logrado convencer a la mayor cantidad de gente posible de que es el mejor para gobernar los destinos de un país. Yo insisto en que a este país no lo gobiernan los presidentes, lo gobiernan los partidos y los parlamentos. No somos un país de tradición presidencialista, me alegra mucho que no lo seamos, con tres millones de personas se puede montar perfectamente una República, no se precisa ningún presidencialismo extremo, y el poder de los presidentes en este país es reducido, bastante más reducido que en la mayor parte de los países de América Latina, sin ir más lejos, bastante más reducido que en Argentina y Brasil. Así que vamos a colocar el rol del presidente en su justo lugar.

Pero más allá de eso, el clima de campaña que se está viviendo en este momento, y especialmente las infortunadas declaraciones de Jorge Batlle –lo escuché ayer en un programa en VTV–, no contribuye a generar condiciones para un pacto entre partidos, para un diálogo nacional, para un acuerdo nacional. Todo eso parece estar en el discurso como algo que estaría en el deseo de los uruguayos y de las elites políticas, pero aparentemente la práctica concreta es explotar al máximo posible sensaciones de malestar, especialmente con relación a Mujica y a su trayectoria, mediante declaraciones infundadas, presunciones sospechosas, todas cosas que no solamente no contribuyen al clima de campaña, sino que contribuyen a la inestabilidad política. Con esto quiero ser especialmente precisa, porque sobre todo Jorge Batlle, que fue presidente, a otro no se lo pediría, pero los ex presidentes –ni que hablar los presidentes– tienen que cuidar que las elecciones se celebren en un clima de estabilidad política, de confianza cívica y que sean eso, sean elecciones para ver quién tiene la mejor propuesta de gobierno.

EC - Justamente, a propósito de la oferta de diálogo, esa fue una herramienta que la fórmula Mujica-Astori lanzó incluso antes de las elecciones del 25 de octubre y ratificó después, seguramente como una forma de enfrentar las declaraciones y advertencias que hacen los partidos de la oposición a propósito de lo que implicaría una presidencia de Mujica. El planteo era que incluso si Mujica era electo presidente con mayoría parlamentaria procuraría acuerdos multipartidarios, sobre todo en algunos asuntos claves como educación, seguridad pública, energía y medioambiente, y no se descartaba la posibilidad de acceso a su gabinete de ministros pertenecientes a los partidos tradicionales. En el PN dicen que esa oferta quedó desautorizada muy pocas horas después del 25 de octubre cuando desde el FA tanto Mujica como Astori hicieron una serie de declaraciones que resultaron agresivas sobre los candidatos blancos. Por ejemplo, los comentarios irónicos a propósito de la Divina Providencia y la crítica por el uso de los símbolos patrios. Eso fue lo primero que ocurrió después de las elecciones, y llevó a Lacalle y Larrañaga a poner en duda la voluntad acuerdista que el FA proclama.

¿Cómo vio ese primer episodio?

CM - La voluntad de acuerdo sobre grandes temas nacionales no significa coparticipación en el gobierno.

EC - No necesariamente.

CM - Un gobierno con mayorías parlamentarias no hace coparticipación, muy raramente. La coparticipación se hace porque se necesita.

EC - Pero Mujica llegó a manejar esa posibilidad.

CM - Otra cosa es incorporar a gente de los partidos de la oposición en el gabinete, porque los partidos de la oposición pueden tener excelentes cuadros técnicos o políticos que creamos necesario incorporar. Eso también hay que decirlo, nuestra forma de llenar los cargos en el Ejecutivo a través de partidos, de sectores, no siempre es la mejor.

EC - La precisión que está haciendo usted es que la posibilidad de contar con ministros pertenecientes a los partidos tradicionales de la que habló Mujica no está atada a un acuerdo para gobernar, a una coalición de gobierno.

CM - Exactamente, voy a ser muy precisa en esto: los gobiernos de coparticipación en general en el mundo y especialmente en Uruguay se han consolidado ante la imposibilidad de tener mayorías parlamentarias propias. Eso en el último período. A lo largo de la historia del siglo XX Uruguay inventó fórmulas –el colegiado, el gobierno bicéfalo– que fueron formas de coparticipación entre el PN y el PC, que se repartían el país por mitades y encontraron esas fórmulas de compromiso para cogobernar. Eso pasó a lo largo del siglo XX y desde el fin de la dictadura hasta acá lo tuvimos en formato de coalición. Esos formatos de coalición se hicieron porque el gobierno no tenía mayoría parlamentaria, entonces negociaba con el otro partido y el apoyo parlamentario se expresaba mediante el reparto de cargos en el gabinete. Ese es el formato coalicional típico en sistemas presidencialistas.

Un gobierno con mayorías parlamentarias no necesita eso, no necesita ese formato de coparticipación, pero puede expresar su voluntad de dialogar de muy diversas formas. Una de las formas, quizás la más comprometida, es incorporar al gabinete uno o más miembros de los partidos de oposición.

Otra forma –que además ya está prevista en nuestra Constitución, porque siempre fuimos un bipartidismo– es la incorporación a los organismos de contralor o a las empresas públicas. Esta es una incorporación distinta, es incorporar a los partidos de oposición como fiscalizadores de la gestión de gobierno, y no necesariamente comprometidos con un programa de gobierno.

La tercera forma es lograr acuerdos en el Parlamento sobre temas que importan. Se han logrado acuerdos en el Parlamento sobre temas que importan en este gobierno y en gobiernos anteriores. Es cierto que la mayoría de las leyes de alta importancia en este país han sido leyes de votación dividida, pero en la actividad parlamentaria regular existen muchos más acuerdos que lo que la gente se imagina. Se pueden lograr acuerdos en el Parlamento para votar una ley de educación sin que eso implique coparticipación en el gabinete.

Son tres cosas distintas: la incorporación de ministros, la incorporación en las empresas públicas y en los entes autónomos y la votación en el Parlamento.

EC - Ese ofrecimiento de acuerdos que hizo Mujica junto con Astori antes del 25 y que ratificó después, ¿qué validez tiene a esta altura?, ¿qué vigencia tiene?

CM - Tú dices que inmediatamente esa expresión de voluntad de acuerdo quedó desautorizada porque dijeron "ustedes usan los símbolos patrios"; pero francamente, la voluntad de acuerdo político es una decisión de estrategia política de largo aliento, esas decisiones no se alteran porque en la campaña electoral alguien diga "te dije...", es decir, porque se produzcan las escaramuzas propias de la contienda electoral. Esto es una definición estratégica de más largo aliento, y todo el sistema político tendrá que pensar, los partidos de la oposición y el FA, si quieren embarcarse en la búsqueda de acuerdos nacionales al estilo Seregni, diría yo.

EC - Pero llamó la atención que el FA eligiera como primeros pasos de la campaña ese capítulo de la confrontación cuando estaba la otra línea posible que era la de las propuestas.

CM - Yo no diría que el FA eligió el camino de la confrontación. Diría que en el medio de muchas cosas que pasaron en la campaña algunas cosas –y por supuesto que los medios son especialmente responsables en esto– son exacerbadas hasta el infinito. Entonces si Mujica dijo que había golpistas en el gobierno, si Jorge Batlle dice que el MLN está involucrado en el suceso de las armas, todo esto a lo que Penadés ayer le llamaba "hojarasca" –¡qué hojarasca!, las hojarascas prenden fuego con mucha rapidez–, todo esta hojarasca en principio está inhabilitando que se produzca un debate. Había una cierta idea de que podíamos tener un debate entre las dos fórmulas, pero el clima de campaña por ahora está enrarecido como para habilitar este debate.

EC - El PN sostiene que quien ingresó primero en este terreno que podríamos llamar de la hojarasca o del barro fue el propio Mujica con esas declaraciones que comentábamos. Es indiscutible que después los pasos en esa dirección los dio el PN, y siguieron con las declaraciones de Jorge Batlle sobre el caso Feldman. Ahora estamos en una pista absolutamente embarrada, en un ambiente completamente enrarecido. Y usted decía que en estas circunstancias probablemente quede por el camino un debate entre las fórmulas.

CM - Parecería que en estas condiciones no hay mucho clima para un debate.

EC - ¿Y lo otro, la posibilidad de, terminada la instancia del 29 de noviembre, sentarse a negociar?

CM - Eso nunca queda por el camino.

EC - Ya que estoy hablando con usted, que es...

CM - ...politóloga...

EC - No, la estoy entrevistando como representante del FA y nada menos que del E609. ¿Considera que esta serie de spots que está emitiendo el PN en el interior del país vinculando el caso del arsenal de Feldman con Mujica y Marenales no bloquea en el futuro el diálogo?

CM - En el futuro no hay nada bloqueado, el futuro siempre está abierto. Lo que me parece es que esos spots publicitarios –Penadés les llamaba de otra manera– tienen una intención tan ofensiva y agraviante como poco propositiva, y a la larga es como decir "por favor, no voten a estos tipos". En cualquier sistema un poquito más sofisticado –no digo mucho más sofisticado, apenas un poquito más sofisticado– esto pasaría a una especie de tribunal superior electoral y sería prohibido, francamente. Yo creo que no le hace bien al PN, el PN tiene que tener capacidad de propuesta, ha tenido una votación muy importante. El propio Bordaberry se había alejado de estas prácticas que fueron bastante corrientes en el PC en la elección de 2004, en el último tramo de la elección de 2004 el Foro Batllista hizo una propaganda terrible, especialmente contra Mujica y el MPP; terrible en el sentido de poco democrática, de poco cuidadosa de los principios que deben guiar una democracia electoral, una cultura cívica democrática como la que este país se merece. Entonces, es cierto que lo vimos en 2004 y que Bordaberry parecía que iba a tener otra actitud, y tuvo otra actitud a lo largo de la campaña, decía "yo no quiero entrar en confrontaciones", etcétera; sin embargo personas de su partido como el propio Sanguinetti y el propio Jorge Batlle salen a hacer esta campaña, y el PN se suma con estos spots que, insisto, en cualquier otra reglamentación del mundo un poco más firme de las elecciones debería ser prohibido.

Creo que expresa una especie de aceleración frustrada de final de campaña, que también tiene que ver con los resultados de las encuestas, aunque, insisto, no hay ningún resultado claro ahora, parece que lo más razonable es que gane el FA, pero para esto no contribuye a nada.

EC - ¿Para usted no dinamita los puentes?

CM - No, los puentes en política siempre tienen que estar tendidos, los puentes no se dinamitan jamás. No es bueno lo que está pasando, esto está inhibiendo la posibilidad de que haya un debate y acentuando las rispideces y las agresividades. Yo como frenteamplista creo que no hay que contestar ni caer en la confrontación, me gustaría que hubiera modos institucionales de frenar una propaganda agraviante, no los tenemos, pero quisiera que los hubiera para que no cayéramos uno contra otro.

Pero los puentes en política siempre están tendidos y deberán estar tendidos, porque además eso es lo que quiere la ciudadanía, y una República es eso, no es una facción contra la otra. Eso es otra cosa, no es la política que queremos, no es una facción contra la otra, en este país ya se terminó la época en que nos degollábamos y de la tierra purpúrea. Ahora estamos en una política de diálogo y de negociación. Esa es la política.

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Transcripción: María Lila Ltaif