El balotaje y el próximo período de gobierno bajo la lupa de los analistas
Luego de una ardua carrera electoral, y tras conseguir el 52% de las adhesiones de la ciudadanía, José Mujica se convertirá en el segundo presidente frenteamplista del Uruguay. Entrevistados por En Perspectiva, los politólogos Juan Rial y Fernando Rosenblatt, actualmente radicados en el exterior, analizaron la campaña, la votación y las posibles características del próximo gobierno. Los errores en los que incurrieron las fórmulas, la importancia de los liderazgos, la capacidad para interpretar la realidad nacional y la posibilidad de establecer acuerdos fueron algunos de los temas que motivaron sus reflexiones.
(emitido a las 10.38 hs.)
EMILIANO COTELO:
Con más del 52% de los votos José Mujica se convirtió en el presidente electo de la República, según se desprende del estado actual del escrutinio primario de la Corte Electoral, que cuando lleva el 96,6% de los votos computados marca una victoria para la fórmula del Frente Amplio (FA) con 53% de los sufragios frente a la integrada por Lacalle-Larrañaga que fue apoyada por el 42,9%. De todos modos estos no son los números finales, porque desde las cuatro de la mañana está interrumpido el escrutinio, faltan contabilizar tres circuitos de Salto, siete de Artigas, 18 de Tacuarembó y 206 del departamento de Rivera; el procesamiento de los votos en Rivera es el más atrasado debido a un apagón que afecta a ese departamento.
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EC - ¿Cómo observan la jornada de ayer y sus consecuencias desde el exterior?
Les proponemos un diálogo conjunto con dos politólogos uruguayos de distintas generaciones que este fin de semana han seguido los acontecimientos políticos de nuestro país ubicados fuera.
En primer lugar saludamos a Juan Rial, que reside desde hace años en Nueva York, Estados Unidos, pese a que se mueve y viaja mucho por el mundo; hace pocas horas acaba de estar en Honduras, nada menos.
Y por otro lado a Fernando Rosenblatt, politólogo, doctorando en la Pontificia Universidad Católica de Chile, que reside transitoriamente en Austin, Texas, Estados Unidos, como parte de su preparación en la universidad correspondiente.
Una primera pregunta bien general: ¿qué impresiones tienen ustedes en el exterior, que han estado pendientes de la campaña, sobre todo de este último empujón?
JUAN RIAL:
Por razones personales acabo de estar en Honduras, ayer yo tenía que seguir al mismo tiempo el proceso uruguayo y el proceso hondureño. La diferencia horaria, las tres horas más de Uruguay con respecto a Nueva York y la hora menos respecto a Honduras, me permitió manejar eso, además de una tercera cosa lejana de la que se hablará otro día como es un referendo que hubo en Suiza.
La ventaja que teníamos casi todos los del exterior con respecto al tema uruguayo era que sabíamos que no iba a haber sorpresa, todos teníamos claro que Mujica iba a ganar, la única duda era cuál sería el porcentaje, por cuánto iba a ganar en esta segunda vuelta. En los hechos era casi un tecnicismo: sabiendo que en la primera vuelta hubo mayoría parlamentaria y haciendo una aritmética simple de sumar los votos blancos, los votos colorados y los independientes que se pudieran agregar, se sabía que difícilmente el doctor Lacalle tenía chances de ganar. Así que sorpresas no había.
La cobertura fue bastante importante. El New York Times de hoy, en la página 8, con una foto de un abrazo entre Mujica y el presidente Vázquez, dice: "Izquierdista gana el voto presidencial en Uruguay". En general en los medios americanos se ha cubierto poco el caso de Uruguay, fue opacado notoriamente por lo que ocurrió ayer en Honduras.
EC - Fernando, ¿cuál es tu visión de este resultado, ahora que se conoce? Porque decía recién Juan que que Mujica iba a triunfar no era un secreto para nadie, en todo caso la incertidumbre se focalizaba en el margen, en la diferencia. Ahora ya sabemos que la diferencia es de siete puntos o quizás más, en función de lo que surge cuando va avanzando el escrutinio primario.
FERNANDO ROSENBLATT:
En el sentido de lo que planteaba Juan Rial, creo que lo más importante es la no sorpresa en el sentido general del proceso electoral uruguayo, el vivirlo sin sobresaltos, como una instancia del proceso democrático. Y uno que es politólogo y lee literatura de política comparada, que está totalmente al tanto de otras regiones y de otras situaciones, sabe que Uruguay es impresionante y aparece constantemente en la referencia académica precisamente por estas cosas que para nosotros son comunes y normales y que confirmamos cada cinco años: la forma en que vivimos el proceso electoral, la forma en que se da la incertidumbre y la manera en que la vivimos. La incertidumbre la vivimos en torno a la competencia, pero no más allá de ella.
EC - Pero me gustaría consultarlos como politólogos que son y conocedores de la realidad política uruguaya, porque la manejan y la dominan a fondo: cuando estaba en curso la campaña para las elecciones internas dentro del FA, en aquella competencia que había entre Mujica y Astori, con Marcos Carámbula también en carrera pero sobre todo en el pleito Mujica-Astori, quienes se oponían a Mujica esgrimían argumentos como "con Mujica se puede perder el gobierno", "con Mujica el FA arriesga mucho", "la obra iniciada por la administración del doctor Tabaré Vázquez puede verse interrumpida porque la personalidad de Mujica, sus antecedentes, el hecho de haber integrado un movimiento guerrillero en los años sesenta, su manera de ser, la forma de hablar, de expresarse, hasta su aspecto pueden hacer que si es el candidato del FA el triunfo termine quedando del lado de los partidos tradicionales y sobre todo el Partido Nacional (PN)".
Ahora conocemos los resultados, ahora tenemos el diario del lunes, y Mujica gana muy cómodamente sobre Lacalle, con 53% de los sufragios. Entonces, ¿qué dicen de aquella discusión que Uruguay vivió, que el Frente en particular vivió antes de junio de este año?
JR - El tiempo no pasa en vano, una cosa era lo que estaba ocurriendo todavía en ese momento, cuando no estaba cementada la alianza interna en el FA entre Astori y Mujica. Las cosas han cambiado mucho en estos últimos tiempos, y además la audiencia lo sabe porque se ha discutido innumerables veces la campaña de Lacalle cometió enormes errores, no solo en la primera vuelta, sino fundamentalmente desde los resultados de la primera vuelta en adelante. Es decir, en este caso teníamos la ventaja de que prácticamente podíamos haber leído el diario del lunes el sábado sin equivocarnos demasiado.
EC - Fernando, ¿cómo ves la capacidad que tuvo Mujica de renovar para la izquierda la confianza de la población, e incluso de incrementar el electorado en comparación con la votación del Frente en 2004?
FR - Los liderazgos son importantes en los sistemas presidencialistas como el uruguayo. Pero las razones que explican el voto, que es algo que intriga a la ciencia política, generalmente van por otros lados, el liderazgo está apoyado en otras cuestiones. Como se mencionaba en la Tertulia, la gestión de gobierno es importante, la gente está viviendo mejor, bajó el desempleo, hay una inflación controlada, hay montones de variables que generalmente se toman como explicativas para medir el posible suceso/éxito electoral de un partido para repetir su gobierno que en este caso estaban todas dadas. Y a su vez hay una cuestión importante, que en Uruguay los partidos son importantes, entonces Mujica básicamente lo que tenía que hacer era lo que hizo: prometer que se iba a atener a todo esto que le permitía y le aseguraba ganar.
FR - ¿A qué te refieres?
JR - Mantener una línea de política económica que la gente podía ver hacia atrás que había sido exitosa y que le había reportado beneficios, y por otro lado que iba a estar en el marco de un partido de gobierno. Es decir, que no iba a estar exacerbado algo que podía generar temor, que es el tema del liderazgo, y que en todo caso era bastante relativo el impacto que eso podía tener.
EC - Juan, por lo que mencionabas hace un rato, si vamos en busca de razones, de explicaciones para este triunfo con ese margen tan cómodo de Mujica sobre Lacalle, tú ves por un lado la habilidad que tuvo el FA después de la elección interna para soldar la relación Mujica-Astori, para conformar y amalgamar esa fórmula presidencial como una sinergia entre los que habían sido competidores hasta fines del mes de junio, y por otro los errores que cometió la fórmula del PN, y además los resultados del gobierno Vázquez. ¿Esos serían los tres ingredientes?
JR - Sí, y agrego una cosa más: un error estratégico de apreciación de la situación global del país. Hasta llegar a la interna, dado que el ciclo electoral es bastante largo, se veía que probablemente Uruguay iba a ser uno de los tantos países afectados por la gran crisis financiera internacional. Pero no ocurrió así, como no ocurrió en la gran mayoría de los países latinoamericanos, y el PN suponía que podía encarar cómodamente una campaña de crítica fuerte al gobierno en el cual tendría que respaldarse Mujica. Al no ocurrir eso tuvo que tratar de cambiar su discurso, y de ahí gran parte de los errores fuertes de decir "en mi gobierno emitimos la Tarjeta Joven, que puede compararse con el Plan Ceibal". Ese tipo de equivocaciones le costó caro, y poco a poco fueron cementando la alianza que había entre el gobierno de Vázquez y la candidatura, que tuvo sus idas, vueltas, el problema del libro Pepe Coloquios, las declaraciones de Vázquez respecto a "estupideces" y demás, pero todo eso se pudo superar. Y hay que tener en cuenta que a Mujica prácticamente no se le pudo cobrar la cuenta por ninguno de sus errores, pasó como un inimputable, en cambio Lacalle pagó cada uno, uno por uno.
EC - ¿Tienes una explicación para esta diferencia?
JR - Hay que tener en cuenta lo que es nuestra sociedad y los cambios que ha sufrido en los últimos años. Es una sociedad eminentemente conservadora, de gente de edades avanzadas yo prácticamente con mi edad soy un representante de lo que es ese Uruguay que ha votado al FA mayoritariamente, que tiene miedo de ensayar cambios más allá de los que considera adecuados con justicia social. Y el término "justicia social" en el entendido de lo que es una vieja herencia que viene del Uruguay batllista de principios del siglo XX. En ese sentido el Frente supo encarar la representación que quería la sociedad uruguaya mejor que el doctor Lacalle.
EC - ¿Qué importancia le adjudican a la transformación que se dio en la imagen de Mujica en estos meses, sobre todo después de la elección interna?
FR - Comparto bastante de lo que decía Juan. Mujica tenía que hacer bien los deberes y los hizo, esa es la diferencia con la fórmula Lacalle-Larrañaga. La fórmula Astori-Mujica, Mujica Astori logró amalgamar una cantidad de ideas que representan a Uruguay en el sentido más profundo y tradicional, y a su vez también interpretar cuál era la realidad del país en este momento y el proceso de transformación. Mujica tenía que adaptarse a esa situación y hacer un pequeño cambio, que no podía ser muy radical, de lo contrario no habría conseguido ese Uruguay profundo que se está analizando que logró captar el Frente sigue creciendo, si se hubiera transformado en un candidato de corte más urbano. No podía haber una transformación tan radical, Mujica también tenía que jugar con eso porque ahí estaba su capacidad de juntar votos. Los otros votos iban a llegar por la gestión del gobierno, por Astori, por la fórmula, y Mujica tenía que jugar un rol muy importante en aquellos lugares donde el FA ha crecido de manera más importante en los últimos años.
EC - Juan, la transformación de Mujica, desde la utilización del traje, pasando por el corte de pelo y hasta la modificación de su lenguaje con mayor cuidado en determinadas expresiones, ¿tuvo su relevancia?
JR - Es probable que haya tenido algo de relevancia, aunque quizás no tan decisiva. El mundo exterior siempre va a remarcar que el nuevo presidente uruguayo es un izquierdista, un antiguo guerrillero, etcétera, pero eso sabemos bien que en Uruguay ya no pesa. Y en cuanto a su imagen exterior, sabemos que el convertirse en presidenciable es un proceso que se ha dado en otros líderes; piensen simplemente en Lula, el Lula que hoy vemos de saco, corbata, barba recortada y demás no es el Lula que había sido candidato presidencial tres veces antes de ganar. Y ya vamos a ver también a Mujica en su momento utilizar alguna corbata.
EC - Fernando, ¿tú ves a Mujica, ahora que es el presidente electo, con la capacidad de concretar en Uruguay eso que viene tan pendiente, la generación de acuerdos para políticas de Estado? ¿Qué te imaginas en este sentido?
JR - Yo escuché a Fito Garcé hace unos días no recuerdo dónde plantear que el gobierno de Mujica puede tener algunas cuestiones impredecibles, y decía que algunas de esas cuestiones impredecibles podían ir precisamente por ese lado, que en abril, mayo, marzo uno podía pensar que era más difícil que Mujica construyera acuerdos con relación a Astori, por ejemplo. Sin embargo, en acuerdo con Garcé, creo que Mujica, quizás por el momento de su vida, por lo que ha vivido, por lo que representa, esté con mayores posibilidades de construir acuerdos. Por supuesto que hay un desafío ahí, hay muchos prejuicios que se tienen que pasar en la oposición y en el propio partido de gobierno. Pero ¿qué clase de acuerdos serían saludables, buenos para Uruguay? La construcción de acuerdos siempre es muy buena, las democracias consolidadas consiguen construir acuerdos en materia de políticas de Estado, pero también es importante que se mantengan las diferencias entre los partidos; que se confundan y que las responsabilidades queden difusas no es bueno. Es muy bueno que la opinión pública siempre tenga claro quién es el responsable de X, Y o Z política pública o de las decisiones. Por lo tanto los acuerdos tienen que ir más allá de decisiones concretas, de políticas públicas concretas, ir a una mirada más a largo plazo. No somos ningunos brujos ni nada por el estilo, pero quizás podamos esperar alguna especie de pacto de algo que dentro de algunos años conozcamos con algún nombre que exceda la conformación de un gabinete, o alguna política pública concreta que represente decisiones más de largo plazo. Ojalá sea así, por supuesto.
EC - Juan, ¿tú ves esa posibilidad?
JR - Siguiendo el razonamiento de Fernando, creo que tiene mucho más margen para realizar este tipo de cosas José Mujica que increíblemente Astori, porque Astori tiene un límite claro que es un pensamiento articulado, racional, muy preciso, que no es el de Mujica. Hay que tener en cuenta que Mujica de los famosos nueve rehenes de los tupamaros era el único que no tenía puesto de dirección en la organización, la persona militar que lo designó para tomar esa función se dio cuenta de que Mujica tenía unas características muy especiales, y precisamente son esas características especiales que puede expresar en la Presidencia y puede intentar llegar algo más lejos. Como decía Fernando, tendría que ir más allá de los posibles acuerdos para entes autónomos; hay que recordar que habrá un nuevo consejo, secundaria se va a dividir en dos consejos, un Consejo de Secundaria Básico y un Consejo de Secundaria Superior, y habrá que ver si se llegan a renovar la Corte Electoral y el Tribunal de Cuentas. Pero más allá de eso hay que ver qué tipo de acuerdos más globales se pueden dar en áreas difíciles.
Hay que ver que el gobierno de Vázquez encaró una primera fase, y una segunda fase de grandes cambios, fundamentalmente la reforma del Estado, es lo más difícil de llevar adelante. Para eso tener políticas que abarquen a los otros partidos es muy relevante y muy importante. Y hay que recordar que hay un nuevo actor muy importante que es el doctor Bordaberry, que tiene mucho interés en renovar a su partido y colocarlo en una situación que le permita competir en la próxima elección municipal, que va a ser el próximo paso del ciclo y muy importante, y más aún en la elección de 2014.
EC - Está claro que el doctor Bordaberry manifiesta una voluntad muy firme, muy decidida de colaborar y eventualmente llegar a acuerdos. ¿Tú dices que esa posición del secretario general del Partido Colorado (PC) va a arrastrar o tironear al PN a la concreción de ese tipo de entendimientos?
JR - Exactamente, no es un acuerdo con un solo actor, es un acuerdo con varios actores que van a jugar.
EC - Fernando, ¿algo más sobre este punto?
FR - Sí, porque además los acuerdos con un actor excluyendo a otro tampoco son sanos. El acuerdo en todo caso debería ser lo más amplio posible, y quizás el acuerdo que podemos esperar del gobierno de Mujica no pase solamente por partidos, también puede ser un pacto trabajadores-empresarios fomentado por el Estado en algún área importante. Hay países europeos que han conseguido esa clase de acuerdos en momentos de crisis que estimulan esa clase de pactos, pero no necesariamente tienen que venir solo por el lado político-partidario.
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Transcripción: María Lila Ltaif