Entrevistas

Gallinal consideró que la campaña no incidió en el resultado electoral

Gallinal consideró que la campaña no incidió en el resultado electoral

El senador nacionalista Francisco Gallinal sostuvo que el resultado de las pasadas elecciones, que proclamaron a José Mujica como próximo presidente de la República, no estuvo motivado tanto por la campaña electoral como por otros factores más profundos. Entre ellos destacó la bonanza económica registrada durante la administración frenteamplista así como su buena gestión en el área social, la "mochila" que significó la crisis de 2001-2002 para los partidos tradicionales, la incidencia del gobierno, "inclinando la balanza" a favor de la fórmula oficialista, y el rol de los medios de comunicación, quienes a su juicio distribuyeron de manera poco equitativa los espacios destinados a cada partido político. En cuanto a una definición sobre la relación del Partido Nacional con el próximo gobierno manifestó que la iniciativa le corresponde a la fuerza política vencedora. "Mujica es pie", señaló.


(emitido a las 9.05 hs.)

EMILIANO COTELO:
El próximo lunes se reunirá el Directorio del Partido Nacional (PN) por primera vez luego de que el 52,6% de la ciudadanía decidió que José Mujica será el próximo presidente.

Si bien en un principio los principales dirigentes blancos plantearon que no es momento de buscar culpables o de marcar errores, con el correr de los días empezaron a aparecer algunas interpretaciones.

Fallas en la estrategia de comunicación, problemas para enfrentar al candidato de un gobierno que viene con viento a favor y números positivos, dificultades para llegar a ciertos sectores de la población, errores de los candidatos. Esos y otros comentarios se escuchan por estas horas en filas nacionalistas.

Ahora, los blancos deberán prepararse para, una vez más, estar en la oposición. Y además, tienen por delante las elecciones municipales, donde todo indica que se volverán a disputar liderazgos internos.

Sobre todo este escenario vamos a conversar en los próximos minutos con el doctor Francisco Gallinal, líder de la Correntada Wilsonista (CW), que resultó reelecto senador en los comicios del pasado 25 de octubre.

***

EC - Usted fue uno de los principales promotores de la candidatura de Luis Alberto Lacalle. A comienzos del año pasado Lacalle se lanzó a competir con Jorge Larrañaga en la interna del partido, y tuvo como base de apoyo un nuevo movimiento, Unidad Nacional (UNA), que se conformó sobre la base del herrerismo y su sector, CW.

Esa iniciativa dio buenos resultados para ganar la interna partidaria en junio. Sin embargo en octubre, con Lacalle candidato a presidente y Larrañaga a vice, el PN no solo quedó segundo, sino que además cayó con respecto a 2004. Y el domingo la fórmula Mujica-Astori se impuso con más de 52% frente a 43% de la fórmula Lacalle-Larrañaga.

¿Cómo analiza todo ese proceso, habiendo jugado el papel que jugó en el arranque de todo este mecanismo?

FRANCISCO GALLINAL:
Yo soy senador de CW, es verdad, pero de UNA, porque fui electo por ese movimiento, por ese sublema, y porque todos los que fuimos protagonistas de su gestación además la creamos con el propósito de instalarla en la vida política nacional y en la vida partidaria. Así que vamos a tener en los próximos años un sector parlamentario UNA como representación de esa expresión electoral, pero también como representación de una visión diferente que se introdujo en la vida político-partidaria, que cada día tiene mayor actualidad, que es la de admitir que la gente cada vez más vota en función de las circunstancias, en función del candidato, en función de las propuestas, que las barreras partidarias de a poco se van debilitando o cayendo, que los cambios electorales son bastante importantes de una elección a otra, a diferencia de lo que sucedía hace algunos años, y como consecuencia la actitud y la razón en función de las cuales se formó UNA hoy tienen más vigencia aún que en aquella circunstancia. Y creo que el sistema político en su conjunto va a caminar en ese sentido.

EC - Con la creación de UNA una de las cosas que se buscaban era mostrar que Lacalle representaba algo más amplio que su propio grupo, el herrerismo, que atenuaba las aristas más extremas de su pensamiento, que se corría más al centro incorporando elementos del pensamiento wilsonista en particular. Incluso se mencionaba que recibía adhesiones de figuras y grupos de fuera del PN, por ejemplo colorados. Sin embargo después, cuando fue candidato de todo el partido, la votación fue inferior a la de 2004, lo que, entre otras cosas, se debió a la recuperación del PC, que logró que regresaran muchos de sus seguidores que en la elección anterior habían votado al PN. Parecería que como candidato presidencial Lacalle no rindió lo que se esperaba de él.

FG - No me parece. Las razones que determinaron este resultado electoral son mucho más profundas, vamos a necesitar un buen tiempo para terminar de analizarlas y ver sus consecuencias. Yo puedo tener algunas primeras conclusiones hoy que irán madurando en el transcurso de los próximos tiempos, porque todavía todos tenemos la sangre caliente, no se han terminado de apagar los ecos de la elección y bien sabemos que se necesita que pase un tiempo prudencial. Pero algunas primeras conclusiones podemos sacar. Estamos hablando con el diario del lunes, porque usted me puede decir "¿usted no sabía esto antes de la elección?". Y algunas cosas sí y otras no, el resultado electoral siempre ayuda a ver con mayor profundidad cosas que quizás no se advierten en lo previo.

Creo, por ejemplo, que muchas veces las campañas electorales no deciden el resultado de la elección. Lo han dicho algunos politólogos en estos últimos días, concretamente se lo escuché a Garcé a mediados de octubre en un programa de televisión en el que coincidimos. Él decía que el resultado está definido de antemano, que la campaña electoral puede cambiar en algo las preferencias, y señalaba que creía que esta era una elección de esas características. Yo siempre creí que esta era una elección de estas características, que había muchos elementos arriba de la mesa que ya venían muy claramente definidos y determinados desde hacía mucho tiempo y que la buena o mala gestión durante la campaña electoral de cualquiera de los partidos no iba a tener, no ha tenido en esta elección, una incidencia determinante, porque tampoco sucedió un hecho extraordinario, como a veces sucede, como pasó en España, un hecho extraordinario que cambia a último momento el resultado de la elección.

EC - ¿Qué es lo que para usted marcaba casi ineluctablemente el resultado de esta elección?

FG - La crisis de los años 2001 y 2002 marcó al país. Esa crisis tuvo consecuencias muy duras para toda nuestra sociedad desde el punto de vista económico, pero muy especialmente desde el punto de vista social, obligó a políticas de ajuste que resultaron severas porque no podían ser de otra manera para evitar la debacle, y nos generaron una mochila muy pesada durante todos estos años, que culminaron primero en la elección y en el cambio que se dio en la elección de 2004, cuando por primera vez el Frente Amplio ingresó al gobierno tras ganar las elecciones en primera vuelta, en un resultado que no pareció meramente circunstancial o coyuntural. A eso se sumó que tuvo una situación económica de bonanza muy fuerte y muy importante todos estos años, y como consecuencia una mochila pesada para nosotros que determinó una suerte de impermeabilización respecto a la crítica. Nosotros pudimos haber [...] durante la campaña electoral, pero en muchos casos no entraba, tiene razón pero no se tiene en cuenta.

EC - Usted dice que la crítica que pudieran hacer el PN o el Partido Colorado (PC) no entraba en la gente o en buena parte de la gente.

FG - No, porque era muy pesada la mochila que veníamos cargando de años anteriores. Gobernar en Uruguay significa administrar recursos escasos, establecer prioridades, no dar respuesta satisfactoria a todas las demandas por justas que estas puedan ser, porque los recursos son insuficientes, y a eso se sumó una crisis de la característica de la que se vivió a comienzos de este siglo. Todo eso impactó muy fuertemente en la población, probablemente nos quitó una parte de credibilidad, y al nuevo gobierno le tocó una situación económica favorable. Tuvo sus aciertos, vamos a entendernos, las campañas también se ganan por aciertos propios, no solo por circunstancias externas, y este gobierno tuvo sus aciertos como los tuvieron sus candidatos en el transcurso de la campaña electoral, sobre todo en los trabajos que se realizaron en las áreas sociales, que le permitieron abrir una puerta de diálogo y comunicación prácticamente con toda la población, mientras que en algunos casos nosotros tenemos dificultad para llegar a esos espacios y a esos sectores de la sociedad. Creo que ese fue el gran factor determinante, el elemento fundamental en función del cual creo que efectivamente, si a veces las campañas electorales no deciden la elección, este es un caso y esa es la razón principal.

EC - Dos precisiones. Usted marcaba como un factor decisivo la crisis del año 2002 y cómo le pegó a la población, pero lo plantea como algo exógeno, como algo que le cayó a Uruguay y que dejó heridas en la gente. No incluye ningún grado de autocrítica a propósito de cómo los partidos tradicionales, el PC que estaba en el gobierno en ese momento, y el PN que había participado en distintos acuerdos de gobierno, condujeron el país en esas circunstancias o antes de esas circunstancias.

FG - Llevamos cinco minutos conversando, evidentemente no le di todos mis conceptos ni mis opiniones. Tengo un elevado grado de autocrítica y creo que todos lo tenemos que tener en todas las evaluaciones, y sobre todo tenemos que tener un sentido positivo al realizarlo, no se trata de buscar la culpa en los demás y andar trasladándola. Seguramente existe un grado de responsabilidad, como también existe un grado de acierto. Tenemos un gran país que se ha caracterizado a lo largo de toda su historia por tener valores diferenciales importantes en el mundo y en la región, por el grado de civismo, por la fuerza de su democracia, por la educación de su gente. Esa realidad fue construida por los partidos tradicionales a lo largo de 173 años. Quizás ese modelo se agotó o quizás llegó el momento de cambio, llegó en 2004, pero demoró 170 años y nadie deja de reconocer la importancia de Uruguay como la forma en que todos nos sentimos identificados con esta nación. Pero sucedió esa crisis, que fue una crisis exógena, porque comenzó en una corrida bancaria en la República Argentina que pegó duramente en el país y frente a la cual prácticamente no hubo elementos de defensa, y a la larga se actuó con mucho sentido de responsabilidad.

EC - A la larga, usted habla de lo que se hizo después, pero da la impresión de que también hubo problemas en prevenir los impactos de esa crisis en Uruguay, por ejemplo en los controles en el sistema financiero, por mencionar un ejemplo.

FG - Yo no escuché a nadie señalar que si hubiera existido un conjunto de controles de mayor intensidad se hubiera evitado la crisis. Quizás se podría haber atenuado el impacto, pero creo que no, la crisis era inevitable, todos conocemos la dimensión de Uruguay y el papel que puede jugar o la forma en que se puede defender. Es como si me dijera que debemos lograr imponer en el mundo un mayor valor para la exportación de los productos agropecuarios. No depende de la voluntad del país, de la forma en que se actúe ni de lo que se prevea en esa materia. Y en estas crisis sucede algo parecido. Yo creo que impactó muy duramente, empezó a provocar un cambio cultural que quizás debamos empezar a estudiar con mayor profundidad para advertir en toda su dimensión y cambiar nuestro diálogo con la sociedad y muy especialmente con un Montevideo con el que lamentablemente hemos tenido un distanciamiento en el transcurso de los últimos años, que tiene sus resultados negativos desde el punto de vista electoral pero que también los tiene en otras situaciones importantes de la vida del país.

EC - ¿A qué se refiere con "cambio cultural"? ¿Qué cambio cultural se ha estado dando?

FG - Hay un cambio en la sociedad, hay un cambio que tenemos que advertir en qué consiste y hacia dónde se dirige.

EC - Por ejemplo, el crecimiento explosivo que tuvieron los asentamientos, que a esta altura ya implican la existencia de más de una generación de uruguayos viviendo en esas condiciones tan duras, era de esperar que en algún momento tuviera consecuencias electorales. ¿De ese tipo de cambios culturales está hablando?

FG - Sí, claro que sí, estoy hablando de esos cambios culturales, de saber apreciar y definir dónde están las responsabilidades, porque también es verdad que en los últimos 15 años no solamente han estado en el gobierno quienes han estado, incluido el Frente Amplio (FA) los últimos cinco, sino que el FA ha sido gobierno municipal. Lamentablemente se ha instalado –y ahí quizás exista también responsabilidad de nuestra parte– un concepto en nuestra sociedad de que quienes defienden a los trabajadores, a las familias más carenciadas, son las fuerzas políticas pertenecientes al FA. Eso no es verdad, no ha sido así a lo largo de la historia, pero no es simplemente lo que uno crea sino lo que parece, y existe ese concepto hoy en nuestra sociedad, y nosotros tenemos que estudiarlo para ver cómo podemos cambiar y demostrar que efectivamente si Uruguay tiene una historia social muy fuerte y muy importante es consecuencia de la acción de muchos, pero muy especialmente de la acción que desarrolló el PN a lo largo de la historia. Pero ese es un problema grave, que la sociedad crea, que exista el concepto, sobre todo a nivel de los directamente involucrados, sean trabajadores, familias de escasos recursos con dificultades importantes o que viven en la indigencia, que los únicos que los defienden son los integrantes del FA. Eso para nosotros es un problema.

EC - Vuelvo a su respuesta de hace unos minutos cuando decía que el resultado electoral prácticamente era un dato en un año como este y que las campañas desarrolladas para octubre y para noviembre tenían escaso margen para modificar eso, que de algún modo era una suerte que ya estaba echada. Usted se detenía en alguna parte de las explicaciones, las que tienen que ver con la crisis de 2002 y su impacto en la sociedad uruguaya, pero también dijo que una vez que asumió el gobierno el FA en 2005 se encontró con una situación de bonanza. De nuevo, mi pregunta es, ¿usted analiza el asunto solo desde el punto de vista externo, exógeno, la coyuntura internacional que rodeó a este gobierno, o hay un reconocimiento también de méritos, de que la gestión del gobierno Vázquez tuvo efectivamente buenos resultados?

FG - Se lo señalé, le dije que al FA le tocó una situación de bonanza económica como nunca había tenido el país, pero que eso no significaba que no pudiéramos reconocer, como se reconoció incluso durante la campaña electoral, que tuvo algunos aciertos importantes en lo que tiene que ver con el país, en lo que tiene que ver con sus aspiraciones electorales. El haber desarrollado los planes de asistencia social fue muy importante para todos esos sectores y, se quisiera o no que así fuera, terminaron incidiendo, como toda decisión de gobierno de alguna manera incide en la opinión de la gente. Ahí sí se dieron pasos muy importantes que incluso nos llevaron a nosotros como partido a decir que íbamos a mantener en toda circunstancia los planes de asistencia social, y en todo caso lo que íbamos a hacer en caso de ganar era mejorarlos.

Ese es el primer panorama sobre los elementos de mayor destaque, los que mayor fuerza hicieron. También tuvimos demasiados adversarios en la campaña electoral.

EC - ¿A qué se refiere?

FG - O competimos con demasiados flancos, porque no solamente teníamos en frente al candidato lógico, a la fórmula que representaba al FA, una de las fuerzas políticas con las que estábamos compitiendo en la campaña electoral, sino que tuvimos enfrente al gobierno, que jugó y jugó fuerte, hizo valer su peso, se mostró en el transcurso de la campaña electoral tratando de inclinar la balanza a favor de la fórmula que a su juicio lo representaba, porque obviamente pertenecen al mismo sector político. Eso es un elemento indiscutible, durante la campaña electoral escuchamos hablar al presidente y a todos los ministros y en más de una oportunidad salir a rebatir las opiniones de los candidatos del PN. Eso no está permitido por la Constitución, pero se hizo en algunos casos llegando hasta el límite y en otros casos yendo un poquito más allá. O sea que el PN compitió con el Frente, con sus candidatos naturales, compitió con el gobierno, tuvimos al PIT-CNT parado en la vereda de enfrente porque lamentablemente, a pesar de ser un gremio que debería mantenerse independiente, se paró claramente del lado del gobierno y así lo expresó, no es un invento mío, yo simplemente relato cómo se dieron las circunstancias. Tuvimos dificultades muy importantes con la prensa, se sintió en muchos casos el peso del gobierno en el tratamiento a los partidos políticos.

EC - ¿Qué quiere decir con eso? ¿Qué ocurrió con la prensa?

FG - Sobre todo en los canales. Esto no es una novedad para los representantes de los canales, porque yo les llevé personalmente y les entregué en manos propias a los representantes de cada uno de los tres canales nacionales un informe elaborado por una empresa que se dedica a hacer mediciones de la presencia de los principales dirigentes políticos en los medios informativos, y las mediciones eran manifiestamente favorables al FA, en algunos casos la presencia del FA duplicaba la presencia del PN en los informativos. Y este hecho se dio no solamente en el transcurso de la campaña electoral, sino, en algunos canales, a lo largo de los cinco años. Con estos canales incluso se conversó en su momento, se les llevaron mediciones en las que las apariciones públicas de un solo ministro duplicaba las apariciones públicas de todo el PN. En aquel momento se nos contestó: "Bueno, pero no siempre son favorables en sus expresiones".

EC - Durante añares fue la izquierda la que realizó ese mismo tipo de denuncias de favoritismos de los medios de comunicación, y sobre todo de los canales de televisión, hacia los partidos tradicionales.

FG - Sí, acá todo el mundo hace denuncias. Yo no estoy haciendo una denuncia, simplemente doy un dato objetivo, porque ese fue un trabajo realizado por una empresa –creo que hay dos o tres en Uruguay– que se dedica a medir los espacios y las apariciones. Yo personalmente trasladé ese trabajo a los representantes de los distintos canales, se lo trasladé a mitad de período y en el transcurso de la campaña electoral poniendo claramente de manifiesto que había una balanza absolutamente desequilibrada a favor del gobierno. Es un elemento más que se suma.

EC - ¿Y no hay responsabilidades propias?

FG - Por supuesto.

EC - Por mencionar un ejemplo, ¿qué responde a quienes dicen, como decía ayer el diputado Jorge Gandini, de Alianza Nacional, que Larrañaga habría sido un mejor candidato?

FG - El partido compareció a las elecciones con sus dos mejores candidatos y con una fórmula altamente representativa, y estoy muy orgulloso de ellos y del trabajo que realizaron. En ese sentido no tengo ningún tipo de reproches. Usted me dirá que se cometieron errores; sí, por supuesto que se cometieron errores, como los cometieron las otras fórmulas. Y no sé si no cometió más errores la fórmula Mujica-Astori que la fórmula Lacalle-Larrañaga. No creo que ni los errores ni los aciertos –porque también se tuvieron muchos aciertos– hayan sido determinantes. Esa es la evaluación que hago ahora, repito, con el diario del lunes, a la luz de los resultados, y nos falta a todos mucha lectura por realizar, muchos elementos por estudiar para efectivamente determinar. Obviamente tiene que haber autocrítica y seguramente las políticas de ajuste que buscaban que los números cerraran bien porque había que defender la economía, porque si no el país terminaba siendo extremadamente vulnerable y porque se necesita una dosis de seriedad y de responsabilidad muy grande para gobernar, de alguna manera conspiraron contra nuestras posibilidades electorales.

Pero estamos viviendo un tiempo diferente. Le voy a dar otro elemento que también pesó mucho en la campaña electoral. Creo que la iniciativa del FA de llevar adelante la anulación de la ley de Caducidad pesó mucho en la gente, sobre todo en quienes votaban por primera o segunda vez, porque al fin de cuentas parecía que quienes defendíamos al gobierno militar o a la impunidad éramos los que pertenecemos al PN, cuando el PN fue el que se plantó más claramente contra la dictadura militar desde 1973 hasta la restauración democrática en 1984. Pero la promoción de la anulación de la ley de Caducidad prácticamente intentaba dividir en dos al país entre los que estaban contra la dictadura y los que estaban a favor de la dictadura, cuando claramente no era eso lo que estaba en discusión y nunca nos podían situar de ese lado.

EC - Usted dice que esa iniciativa, aunque finalmente no prosperó porque no tuvo la mitad más uno de los votos, de todos modos jugó en contra del PN.

FG - Jugó en contra del PN o a favor del FA, colocándolo en una posición que no es tal como se puede interpretar hoy. Y a eso le puedo sumar algunos elementos que ayudaron, que pueden ser incluso aciertos del gobierno: la prisión de Juan Carlos Blanco, la prisión de Bordaberry, del general Álvarez, hasta la del propio Peirano, que no se había producido en tiempos anteriores pudieron ayudar en ese sentido. Ahí tiene otro elemento que desde el punto de vista conceptual se introdujo fuertemente en el pensamiento, estaba allí, estaba en el aire, quizás no fue un tema de discusión permanente, porque no se debatió –excepto al que usted me invitó y yo respondí con mucho gusto, y algunos otros– intensamente la anulación de la ley de Caducidad porque lógicamente estaba en disputa el gobierno nacional, entonces el espacio que había para los otros temas no era tanto. Creo que también eso forma parte del análisis que debemos realizar a la hora de analizar los porqués de ese resultado electoral.

EC - Y en esa misma línea y casi por el lado de los mismos temas, hay otro elemento llamativo. Distintos candidatos tanto blancos como colorados insistieron en cuestionar a Mujica por sus credenciales democráticas y por su pasado, por su época como guerrillero, como hombre que tomó las armas en contra de un sistema democrático, y da la sensación de que ese discurso no permea en la sociedad uruguaya, da la sensación de que prima más bien el análisis de que desde el regreso a la democracia, desde el 89 en adelante y después de haber pasado por la cárcel, Mujica y el MLN están insertados en la sociedad uruguaya y ese tipo de advertencias no funcionan. ¿Ustedes tienen previsto un examen de si valió la pena o no ir por ese lado, si fue un error o no ir por ese lado?

FG - Hay que analizar todo, esto forma parte de lo que le señalaba al comienzo, lo que significaron las crisis, sobre todo de los comienzos de este siglo, que hicieron a este gobierno y a sus representantes impermeables a la crítica, y por eso muchos argumentos no tuvieron el peso que debían tener. Es probable que haya sucedido de esa manera.

EC - ¿Pero no fue un error haberlo manejado, no tiró abajo a su vez las posibilidades, por ejemplo, del PN?

FG - No creo que lo hayamos manejado como tema de la campaña electoral; que haya aparecido en la opinión de algún dirigente o en algún planteamiento que se haya realizado es probable, pero yo no vi que se utilizara como un tema principal de la campaña electoral. Los temas principales de la campaña electoral desde el PN fueron propuestas.

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EC - Usted dice que el análisis está pendiente, que apenas si ha expuesto algunas primeras líneas en ese sentido, pero ya ahora, con estos resultados en caliente y con ese estudio necesario a propósito de qué cambios ha habido en Uruguay en los últimos años, ustedes tienen que resolver por ejemplo qué tipo de relación van a tener con el gobierno encabezado por el senador José Mujica. ¿Qué impresión tiene en ese sentido?

FG - Es muy importante la reunión que van a celebrar mañana Mujica y Lacalle.

EC - Por ejemplo, el senador Penadés decía: "Hay que hacer entender que hay un tiempo nuevo, hay un gobierno de izquierda que implicará 10 años de administración frentista, y el PN debe asumir responsabilidades y no reaccionar de forma automática, sino ser muy creativo".

FG - Está bien, comparto, creo que Mujica es pie, Mujica es el presidente electo, tiene mayorías parlamentarias, y como consecuencia lo que corresponde es escuchar qué es lo que pretende del próximo gobierno y del relacionamiento del gobierno con la oposición, y en función de eso evaluaremos y tomaremos nuestras definiciones. Pero él es el primero que tiene que tomar la iniciativa y decirnos si quiere tener unas instancias de integración con la oposición, definición de políticas comunes, si su actitud hacia la oposición en el Parlamento va a ser la misma de estos años, en la que todo se resolvió en la interna del FA y luego se llevó al Palacio Legislativo al solo efecto de ratificar los acuerdos que ya se habían celebrado, o si por el contrario pretende tener un mayor diálogo y participación de la oposición para que esta también opere, incida en esas definiciones. Sería apresurado decir que sí o que no o que en parte estamos dispuestos a integrar el gobierno, hasta no escuchar al presidente electo, que además tiene detrás una mayoría parlamentaria. Es decir, prácticamente no necesita, para el caso de que la tenga disciplinada, como la ha tenido durante todos estos años, de acuerdos con la oposición. Y en caso de querer celebrar acuerdos con la oposición, no solamente en esta instancia puede recurrir al PN como sucedió en la elección anterior, sino que tiene otra alternativa, que es el PC. Entonces es fundamental escuchar a Mujica mañana y escuchar a Lacalle el lunes en el Directorio cuando le traslade a todo el PN los planteamientos que el presidente le va a realizar.

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Transcripción: María Lila Ltaif