Análisis Político

Algunas advertencias que el Frente Amplio debería tener en cuenta para su segundo gobierno

Análisis político de Oscar A. Bottinelli


(emitido a las 8.32 hs.)

JUAN ANDRÉS ELHORDOY:
El largo ciclo electoral queda atrás y el pronunciamiento ciudadano deja advertencias y lecciones importantes para el nuevo gobierno.

Hoy el politólogo Oscar A. Bottinelli, director de Factum, analiza algunas de estas advertencias que el Frente Amplio (FA) debería tener en cuenta para su segundo gobierno.


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JAE - ¿Por dónde arrancarías?

OSCAR A. BOTTINELLI:
Me siento como Eamon De Valera, fundador de la República de Irlanda, que, interrumpidos sus discursos por la policía británica y yendo preso, cuando sale de la cárcel dice "decíamos ayer" y retoma el discurso. Siento que hace tiempo interrumpí los análisis políticos luego de la catarata de encuestas y vuelvo a lo que era habitual.  

Primero, es importante tener cuidado con la euforia por un FA que gana por nueve puntos de ventaja un balotaje y olvidarse de la elección de octubre. El balotaje tiene sus peculiaridades y hay que tener cuidado con no olvidarse de leer lo que está atrás. El Frente ganó –dicho en términos deportivos– porque la pelota pegó en el palo, picó en la línea, parece que del lado de dentro y el juez cobró gol, porque más o menos así es su mayoría parlamentaria. Recordemos que el diputado 50 para llegar a la mayoría se completó al día siguiente cuando se terminaron de escrutar todos los votos del escrutinio primario, y recién ahí quedó claro que el Frente conservaba mayoría parlamentaria con dos diputados menos que los que obtuvo en 2004, es decir que los que tiene actualmente.

Pero además hay que tener en cuenta un hecho: nadie discute las reglas de juego, son las que se aplican, son las que determinan los resultados. El Partido Nacional (PN) y el Partido Colorado (PC) están funcionando relativamente como un mismo bloque o una misma área política, se ve que su electorado mira para un lado o para el otro como si fueran opciones dentro de lo mismo, fue muy claro el corrimiento del PN al PC en el 99, en las municipales, en 2004 con la caída del PC hacia el PN, ahora nuevamente volviendo el PC al PN, es decir que se visualiza una cierta área política. Recordemos que en Uruguay se vota primero por un lema y después por las listas o los candidatos; si esta área política se hubiera presentado con un sólo lema –Partido Republicano, Partido Rosado, Partido Tradicional, etc–, sin variar un solo voto, solamente por el cambio en la forma de hacer los cálculos, el Frente, que tuvo 50 diputados, hubiera quedado con 49.

JAE – O sea, sin mayoría.

OAB – Hubiera quedado sin mayoría en la Cámara de Diputados sin cambiar un solo voto. Acá es sólo un tema de "arquitectura" político-electoral. El Frente tuvo 50 diputados, los partidos tradicionales 57 (30 del PN y 17 del PC) y el Partido Independiente 2. Acumulados el PN y el PC en un mismo lema, en lugar de 50, 47, 2 hubiera sido 49, 48, 2. Hubiera quedado mayoría en el Senado con situación dividida entre una y otra Cámara. Que agrupados o separados el resultado sea tan distinto es fundamentalmente efecto del método que se aplica en Uruguay desde 1925 para adjudicar las bancas, que se llama método D’Hont –por Víctor D’Hont matemático belga que fue su creador– señalado como un método que tiende a "succionar" bancas en favor de los más votados, que sesga a favor del que tiene más votos. Esto es normal, ocurre desde siempre, no es una peculiaridad de esta elección, pero cuando la mayoría parlamentaria se debe a este efecto hay que tener mucho cuidado con decir que se retuvo la mayoría parlamentaria.

JAE – Sí, con ese cálculo que hiciste ahora se entiende muy bien lo de la pelota que pega en el palo, pica en la línea y el juez cobra gol.

OAB – Sí, exacto.

JAE – Pero hay también otras extrañezas en el resultado del 25 de octubre.

OAB – Exacto. Repito, las reglas son las reglas y cada uno juega con las reglas que tiene. Pero a los efectos de estudiar el comportamiento de la sociedad, para hacer comparaciones, recordemos que de los tres métodos más usuales en materia de adjudicación de bancas por método proporcional en el mundo, el Frente obtuvo mayoría parlamentaria con el método D’Hont. Hay otros dos métodos, uno es el método que tiene muchos nombres: Hare-Niemeyer o cuota de Andrae y Hare complementada con mayor resto o método del mayor resto o larger reminder, que es el que la gente cree que rige en Uruguay,  y estoy hablando de políticos avezados que dicen "no, porque le quedó tanto de resto de votos y por eso sacó una banca"; en Uruguay no se aplica el de resto, acá se aplican divisores de razones matemáticas entre sí.

Si se hubiera aplicado el método del mayor resto, el de Hare-Niemeyer, el Frente sacaba 49 bancas porque el PI, otra vez penalizado por el método D’Hont, hubiera sacado 3 bancas. El PI viene penalizado por este método ya que con el método Hare-Niemeyer en 2004 hubiera sacado 2 bancas y obtuvo 1; ahora habría sacado 3 en lugar de 2. Pero si se hubiera aplicado el método que predomina sobre todo en Escandinavia, que aplicó Bolivia en su momento, el método St. Laguë modificado exactamente o método igualado, también el Frente sacaba 49 bancas y el PI 3.

Hay que tener claro que por supuesto que lo legítimo es lo que ocurrió, las reglas de juego son estas, pero para analizar el comportamiento electoral, cuando uno mira de varias maneras, cualquier variante que introduzca sin cambiar votos sino cambiando método, presentándose de otra manera los partidos tradicionales, cambia el resultado y el Frente pierde la mayoría parlamentaria. Es algo muy exiguo, que quedó en el límite, y para el futuro no puede darse el lujo de perder nada sin arriesgar la pérdida, por lo menos, de la mayoría parlamentaria y también con alguna probabilidad el gobierno.

JAE – O sea, tu primera advertencia va por el lado de reconocer que la mayoría es muy justa.

OAB – Por un lado reconocer que la obtuvo en el borde. Segundo, que la que obtuvo además es muy justa. En la actual legislatura le sobran 2 diputados –en la actual quiere decir la que está terminando, la que se eligió en 2004, en la que obtuvo 17 senadores contando al vicepresidente y 52 diputados– y ocurrieron hechos en que algún senador o algún diputado no votó algo pero el Frente no tenía en riesgo la mayoría parlamentaria.

Hoy tiene 17 senadores contando al vicepresidente, sigue con la facilidad de que un senador pueda no votar y mantener la mayoría parlamentaria. En Diputados, donde un diputado del FA no vote no tiene mayoría parlamentaria, tiene que entrar a otros juegos. Por eso desde el punto de vista matemático al FA le serviría mucho incorporar al gobierno al PI con sus 2 diputados, porque es un partido que ya anunció desde la campaña electoral estar dispuesto a formar coalición o entrar a gobiernos con cualquiera que ganase, ubicándose muy en el medio de la gran divisoria política. Con el PI tendría el juego de tener 2 diputados de reserva para la mayoría parlamentaria lo cual le permitiría mantener el actual esquema de juego, esa reserva que hace que el gobierno no quede asfixiado, no tenga que estar aplicando duras disciplinas para mantener el mínimo de 50 votos en la Cámara de Diputados o apelar a otras estrategias cuando no se requieran 50 votos sino una mayoría relativa ni tratar de apelar a que haya una mayor ausencia de sala de la oposición para con algún voto menos igual seguir siendo mayoría.

JAE – Otra pregunta que uno puede hacerse es si en este escenario no se obliga a los legisladores a faltar menos, a estar más atentos cuando hay alguna convocatoria.

OAB – Normalmente cuando las leyes requieren 50 votos nunca falta nadie, el que falta lo hace como un acto político deliberado.


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JAE – ¿Qué otras advertencias caben en el análisis?

OAB – El FA en 2004 toma el 50,1% de los votos y ahora el 48%. Es decir, perdió 2,1% de todo el electorado. Pero además está el recambio biológico, que implica que los que murieron entre 2004 y 2009 eran muchos más blancos y colorados que frenteamplistas y que además hay una tendencia a una muchísima mayor captación de jóvenes por parte del FA respecto al promedio. Esto tendría que dar, sin que se corriera un solo voto, que el FA tuviera un 52,1 lo que da una pérdida global –al tener 48– de más de cuatro puntos: dos o uno directamente perdidos y dos ganados. El FA pierde –entre lo que pierde y lo que no gana– cuatro puntos del electorado, que son alrededor de 100.000 votos.

Lo otro que hay que recordar es que la caída se produce a mediados de 2007 y se mantiene desde entonces; esto es una caída estructural, es una caída de gobierno y no de campaña electoral lo cual también queda muy ocultado por los altos niveles de aprobación de Tabaré Vázquez. Pero no es un tema ni de candidatos ni de fórmulas ni de forma de hacer la campaña sino que es una caída estructural, y esas caídas estructurales que tienen que ver con gestión de gobierno, que se producen a mitad de gobierno son las que hay que advertir porque no es un malestar pasajero de alguien sino una disconformidad sustancial que se tiene y que lleva al cambio de la orientación del voto.

JAE – Ahora, ¿el ejercicio de gobierno no implica siempre un desgaste para el oficialismo? Esa caída que tú señalabas de cuatro puntos que el FA tiene en comparación con lo que debería haber obtenido según su tendencia histórica de crecimiento, ¿es poco o es mucho teniendo en cuenta que se da al final de cinco años de gobierno?

OAB – Acá tenemos que analizar varias cosas. La primera es que aquí nosotros no nos referimos exactamente a tendencias históricas de crecimiento –que eso también es importante y merecería un nuevo análisis– si no exclusivamente al recambio ideológico sin tomar otros elementos de crecimiento, nos vamos a lo mínimo. La tendencia histórica daría mucho más que el 52,1% pero no entremos a analizar eso porque es un plus mayor todavía, ahí sí es mucho más claro decir que es lógico que cuando se llega al gobierno se corte una tendencia histórica.

Si se entiende que es inexorable que un partido pierda cuatro puntos en cada período de gobierno, entonces el mensaje que se está dando es que el FA disfrute de este gobierno y ya vaya aprontando la despedida, porque si está en el borde y es inexorable la pérdida de cuatro puntos, con 44 puntos porcentuales en 2014 no hay forma de que retenga ni la mayoría parlamentaria ni el gobierno.

Entonces cuidado con creer en esas inexorabilidades porque entonces ya se está previendo el fin del FA en el gobierno. Las cosas pueden producir desgaste o no y eso tiene que ver con la acción de los hombres, con los momentos políticos, con los momentos económicos; si no, suena a conformista o a algo de determinismo divino o histórico que en cada período de gobierno se caiga. Parecería que la política es un poco más complicada. Si se cree eso, entonces el resultado en 2014 es inexorable; si se cree que influyen las acciones de gobierno, que no es necesario considerar que tenía que haber habido un desgaste, entonces asúmase el desgaste y empiece a averiguarse por qué ocurrió.

Pero además entre la elección del 94 y la elección del 99 el PC no perdió votos, el PC obtuvo el segundo gobierno de Sanguinetti sin perder votos lo cual demuestra que no es inexorable. El PN en 1958 obtuvo alrededor del 50% de los votos, en el 62 fue el 47 y en el 66 ya perdió el gobierno. Entonces cuidado con la inexorabilidad porque la inexorabilidad lleva a que primero uno disminuya y después ya caiga. Claro, en aquel período había muchas causas para que el PN perdiera votos elección tras elección porque le tocó un período turbulento; se puede discutir si fue bueno o malo el gobierno pero notoriamente no satisfizo a toda la población.

JAE – ¿Conclusiones?

OAB – En este análisis no vamos a entrar en qué cosas anduvieron mal para un segmento del electorado. No es que las cosas sean buenas o malas, es que hay gente que las percibe mal y esa gente cambia el voto, ahí está el tema. Uno puede decir "a mí me parece que está bien"; perfecto, el tema es a cuántos le parece que algo está bien y a cuántos les parece mal, y la gente vota de acuerdo a lo que le parece. El tema merece que el propio oficialismo lo estudie, lo revise para darse cuenta dónde no debe tropezar por segunda vez.

En este momento el riesgo mayor que tiene es la complacencia con el doble triunfo –el de octubre y noviembre– y la holgada victoria del 29 de noviembre. Un análisis como el que nosotros planteamos puede ser aguar la fiesta, pero más vale poner las barbas en remojo antes de que sea tarde porque cuando es tarde a veces no hay marcha atrás.

Hay que tratar de ver si a la gente le caerán bien o mal algunas cosas que este gobierno repita del anterior o incorpore. Por ejemplo en este momento viene una tendencia a crear cargos importantes para mejorar la distribución de cargos en función de cubrir necesidades políticas, personales o electorales. Esta es una medida que debería medirse con mucho cuidado más allá de la comodidad de creer que creando un cargo se resuelve esto, lo otro, se cambia la arquitectura y la institucionalidad del Poder Ejecutivo. Cómo empieza a jugar hacia delante en la gente, si le cae bien o no, son pasos que hay que medir con mucho detenimiento.

JAE – ¿Te refieres a la creación de ministerios, algo que se ha manejado?

OAB – Claro, por ejemplo si se sigue una inflación de ministerios que responde a resolver problemas políticos o electorales o personales, como ya ocurrió en gobiernos anteriores, cuidado con cómo lo ve la gente. Yo no digo que la gente lo vea bien o mal, hay que tener cuidado con cómo lo ve la gente, hay que tener cuidado con determinadas políticas que se aplicaron para ver si se corrigen o no, si las señales que da el Frente son las que la gente espera o no. Hubo mucha complacencia en el gobierno anterior, hasta muy cerca de las elecciones muchos dirigentes del FA tenían una percepción de que el Frente iba a arrollar en las elecciones, a no bajar del 60%, y ganó porque la pelota pegó en el palo y en la línea del lado de adentro. Entonces estas son advertencias que debe tener en cuenta cuando está por iniciar su segundo gobierno.


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