Entrevistas

Patiño Mayer: "Comienza una nueva etapa de relacionamiento entre Uruguay y Argentina"

Patiño Mayer: "Comienza una nueva etapa de relacionamiento entre Uruguay y Argentina"

El embajador cesante argentino en Uruguay, Hernán Patiño Mayer, consideró que con la asunción de José Mujica se abrirá un nuevo período para las relaciones entre ambos países. Este cambio, sumado al desgaste inevitable tras ejercer su cargo durante 10 años, hacían "prudente y necesaria" su renuncia, según manifestó a En Perspectiva. En ese sentido, aseguró que los reclamos del Partido Nacional no motivaron su alejamiento y sostuvo que "hay quienes quieren aparecer como generales de una victoria en una batalla que nunca existió". Con respecto al conflicto de Botnia, dijo ver un cambio de actitud en ambas partes y confió en que pronto se logrará una solución. Además, informó que seguirá dedicándose a la política y expresó su deseo de escribir un libro relatando sus años como diplomático en Uruguay.


(emitido a las 7.35 hs.)

JUAN ANDRÉS ELHORDOY:
Hablamos de la renuncia del embajador argentino en nuestro país, Hernán Patiño Mayer.

El diplomático va a abandonar el país el mes que viene. Esto surge en primer lugar de un planteo que presentó a comienzos de diciembre para dejar la sede diplomática en Uruguay.

Ayer se conoció la publicación del decreto oficial donde se acepta la dimisión, aunque este dato se supo un día después de que el Partido Nacional le planteara al canciller uruguayo, Pedro Vaz, la remoción del diplomático por sus elogios al presidente electo José Mujica y su comparación con José Artigas y José Batlle y Ordóñez.

Por su parte, Patiño descartó que su renuncia se deba a los cuestionamientos recientes de la oposición y explicó que la misma fue presentada el 3 de diciembre pasado.  


***


JAE – Embajador Patiño Mayer, a nivel político aparecen por un lado la posición suya, diciendo que presentó la renuncia el 3 de diciembre, y la del Partido Nacional, donde algunos representantes dicen que esto tiene que ver con las diferencias que han tenido con usted en los últimos tiempos. Pero usted también habló de un desgaste tras cinco años de conflicto entre Argentina y Uruguay. ¿A qué se refiere con ese desgaste?

HERNÁN PATIÑO MAYER:
Primero quiero aclarar el primer punto porque no es un punto menor. Acá hubo una renuncia presentada por mí el día 3 de diciembre con carácter indeclinable, tal cual lo reconoce el decreto firmado por la presidenta de la República, por lo tanto no podía pasar otra cosa que ser aceptada. Al mismo tiempo que presenté mi renuncia al gobierno argentino informé de esta decisión al gobierno de Uruguay, y por supuesto el gobierno del Uruguay mantuvo la reserva del caso porque no iba a informar lo que tenía que informar el gobierno argentino.

JAE – ¿Esto cuándo fue comunicado al gobierno uruguayo?

HPM – El mismo día de la renuncia.

JAE – O sea el 3 de diciembre.

HPM – Yo no quería que de ninguna manera el gobierno del Uruguay se enterara por los diarios o por alguna infidencia de una decisión que había tomado yo autónomamente. Así que seguir insistiendo en que un hecho que se produjo un mes y tres días después de que yo formalizara la renuncia fue el desencadenante de lo ocurrido me parece que no tiene absolutamente nada que ver con la realidad. Me da la impresión de que –por razones de política interna en las que no voy a intervenir– hay quienes quieren aparecer como generales de una victoria en una batalla que nunca existió.

JAE – ¿Que nunca existió...?

HPM – Efectivamente, porque la renuncia fue una decisión personal mía.

JAE – ¿Y los antecedentes? ¿Los reclamos que el Partido Nacional ha hecho con relación a algunas participaciones suyas como embajador no han incidido tampoco?

HPM – Para nada. En las dos oportunidades en que el Partido Nacional hizo algún cuestionamiento yo recibí el respaldo de la Comisión Permanente que estaba en ese momento en las Cámaras. Así que no existe ninguna relación entre esos cuestionamientos y mi renuncia. Ahora voy a contestar la segunda parte de su pregunta....

JAE – ...lo del desgaste.

HPM – Exactamente. Mi renuncia tiene que ver con una cosa que es inevitable, yo soy el embajador que más tiempo ha permanecido como representante de cuatro gobiernos argentinos en el Uruguay: 10 años y medio.

JAE – Usted fue designado en 1995 por el presidente Carlos Menem, después se fue y retornó con Eduardo Duhalde, continuó con Néstor Kirchner y ahora con Cristina Fernández.

HPM – Efectivamente. Entonces inevitablemente iba a producirse un desgaste, aunque no hubiera sucedido nada, aunque me hubiera dedicado a jugar al golf. Porque los cargos desgastan y los funcionarios no se pueden eternizar en los cargos y menos si son funcionarios políticos como es el caso mío. Pero además a mí me tocó –desgraciadamente para todos– un período de seis años, porque mi primer viaje a Gualeguaychú fue en noviembre de 2003, mientras Jorge Batlle todavía era presidente; desde noviembre de 2003 hasta la fecha se dio una situación que realmente puso las relaciones bilaterales no en el mejor clima.

JAE – ¿Cuánto incidieron esos hechos que se desencadenaron en los últimos seis años?

HPM – Yo creo que aceleraron el proceso. Todas las cancillerías del mundo mantienen a un embajador en un país no más de cuatro o cinco años, porque ese proceso de desgaste le sucede a cualquiera. Si a eso se le agrega una situación difícil y además duplica los años el desgaste es... Entonces, luego de cerrarse el proceso electoral en el Uruguay, habiendo sido electo el presidente Mujica, como se iniciaba una nueva etapa –porque inevitablemente un nuevo gobierno significa la apertura de una nueva etapa y yo estoy convencido de que esta nueva etapa va a ser exitosa en la resolución del conflicto que mantenemos con Uruguay– decidí, antes de que la presidenta viniera a la reunión del Mercosur, formalizar mi renuncia agradeciendo la confianza depositada en mí y presentar la renuncia de manera indeclinable, que es como se presentan las renuncias.

JAE – Claro, porque una cosa que llama la atención es que usted presentó la renuncia, como dice, el 3 de diciembre, cinco días después...

HPM – ...no, como digo no: como es.

JAE – Bueno, como es notorio, pero me refiero a que esto ocurrió en la semana siguiente a conocerse el resultado del balotaje, sabiéndose que José Mujica será el próximo presidente, o sea que la renuncia no tiene que ver con un cambio de gobierno argentino que es en definitiva al que usted se dirige.

HPM – No, la renuncia tiene que ver con lo que le dije antes, creo que era necesario dar un paso al costado.

JAE – ¿Pero la victoria de Mujica tiene algo que ver?

HPM – No, lo que tiene que ver ya lo dije, creo que esta etapa que se va a inaugurar con Mujica como presidente requiere otro embajador argentino.

JAE – ¿Por qué?

HPM – Por ese proceso de desgaste inevitable al cual hice referencia antes, y además porque las decisiones de si me quedo o si me voy las tomo yo en definitiva. Pero a mí me pareció que era prudente dar un paso al costado en un momento en que se inicia una nueva etapa. Una nueva etapa que –insisto– creo que va a dar resultados positivos y que requiere en el terreno un actor distinto luego de casi ocho años, más dos y medio anteriores, de ser representante argentino en el Uruguay.

JAE – Se puede inferir de sus palabras que su salida de la sede diplomática allana el camino para un acercamiento entre Uruguay y Argentina.

HPM – No, los embajadores somos peones. En el imaginario colectivo puede parecer que un embajador es una figura muy importante, pero un embajador es una figura secundaria en el diseño de una política exterior, absolutamente secundaria, y más cuando existen cada vez con más fuerza las diplomacias presidenciales, los presidentes se ven prácticamente una vez por mes. Entonces los embajadores tenemos funciones más secundarias y de asesoramiento. De ninguna manera somos decisivos al momento de diseñar la política exterior. La gente podrá pensar que es así pero no. No es así ni en Argentina ni en ningún país del mundo.

JAE – No es decisivo, pero ¿allana el camino?

HPM – ¿Para un arreglo?

JAE – Sí.

HPM – Yo no creo haber sido un obstáculo, todo lo contrario. Y en eso sí agradezco el reconocimiento público que hizo el ministro de Turismo a mi actitud frente al corte de puentes y todo lo que tiene que ver con la parte más dolorosa del conflicto.

JAE – Usted hace referencia a los dichos de Lescano ayer cuando señaló que usted fue un militante de la causa de la integración, que tuvo una opinión de mucho coraje cuando criticó el uso de la fuerza en los piquetes en los puentes sobre el río Uruguay.

HPM – Sí, declaraciones que agradezco muy sinceramente.

JAE – Hay otro tema que aparece hoy en El País en el que vale la pena detenernos y de algún modo usted lo ha señalado ahora. Usted dijo que a raíz de la actitud de ambos gobiernos la situación va a cambiar para bien y se va a producir un acercamiento, un arreglo entre los dos países. ¿Qué es lo que va a cambiar? ¿Por qué está tan seguro que esto termina bien con el cambio de gobierno aquí en Uruguay? ¿Por qué se va a dar un acuerdo que dé por fnalizado el conflicto?

HPM – Independientemente del cambio de gobierno, veo que hay un cambio de actitud en ambos lados, una vocación de diálogo mucho más profunda, una clara voluntad de resolver el conflicto y además por supuesto una buena fe de ambas partes, más allá de la defensa de los derechos que cada uno cree tener. Estos son los ingredientes necesarios, más el trabajo silencioso y el diálogo profundo, para resolver cualquier conflicto de estas características. Por eso estoy confiado y seguro de que en poco tiempo más vamos a empezar a ver la luz que termine iluminando definitivamente esta situación.

JAE – Claro, pero resulta que en poco tiempo aquí en Uruguay habrá un cambio de gobierno, ¿la asunción de Mujica es un facilitador para este arreglo?

HPM – No, yo no dije tal cosa, yo digo que están dadas las condiciones, que a lo mejor no estaban dadas hace dos años, para que este proceso se resuelva, y además estamos muy cerca del fallo del tribunal de La Haya. Es un ingrediente más, no es un elemento que vaya a decidir la resolución del conflicto pero sin duda va a ser un ingrediente importante. Creo que nos aproximamos a los tramos finales de este lamentable diferendo.

JAE – Quizás todavía no ha pasado el tiempo suficiente para ver esto en perspectiva, pero ¿usted califica al conflicto de Botnia –ahora llamada UPM– como un conflicto político, un conflicto ambiental, o un conflicto económico?

HPM – Yo creo que es un conflicto claramente político-ambiental, pero habría que saber toda la historia del conflicto. Creo que el problema es Botnia –UPM, lo que sea–, el problema es una empresa que puede contaminar; no que contamina, sino que puede contaminar. Una empresa que puede contaminar tiene que ser controlada y ahí quizás hubo errores políticos –eso se determinará en el futuro– y de eso tengo mucho material para escribir. Pero no me haga agregar más de lo que le dije, creo que es un conflicto político-ambiental que tiene como centro a Botnia y como protagonistas laterales a dos países y específicamente a una población muy preocupada por este tema.

JAE – No se puede desconocer que la llegada de Botnia al Uruguay es de algún modo un buque insignia para la llegada de inversiones de otros orígenes y de otros rubros.

HPM – Eso no lo sé, si usted lo dice lo acepto. Pero nadie está cuestionando la llegada de Botnia, estoy describiendo el conflicto y el conflicto existe porque está Botnia. Botnia demanda un control muy estricto y creo que poco a poco vamos a ir llegando a caminar por ese camino. Pero dejémoslo ahí, yo ya no estoy en condiciones, en todo caso cuando vuelva definitivamente a Buenos Aires comentaré esto en base a mis propios trabajos personales.

JAE – ¿Va a escribir un libro sobre esto?

HPM – Tengo muchas ganas de escribir acerca de lo que significaron estos 10 años de conocimiento profundo de la realidad del Uruguay. El Uruguay y el pueblo uruguayo –el Uruguay no es una entidad descarnada–, su historia, su cultura, me atrapan profundamente y eso me gustaría poder trasmitirlo con más fuerza a mis propios compatriotas. Si bien somos el mismo pueblo a veces ignoramos cosas que son elementales para entendernos mejor. Yo soy un apasionado de la historia; la historia oriental está muy vinculada a la historia de mi país, pero ha sido enseñada por partes como si existiera una historia argentina y una historia uruguaya por separado, y en realidad durante décadas la historia fue la misma. De todo eso sí me gustaría escribir, y además quizás, cuando estén dadas las condiciones, cuando el conflicto esté resuelto, contar un poco las intimidades del mismo.


***


JAE – Usted ha tenido en diferentes momentos expresiones elogiosas con relación a Mujica y justamente el presidente electo en su libro Pepe Coloquios, el que usted ha prometido leer, hace mención en varios pasajes a la situación de Argentina, al peso que tienen los aspectos económicos en el relacionamiento. Aparte aparecen algunas apreciaciones fuertes con respecto a los Kirchner diciendo por ejemplo que "son una izquierda de mamma mía, una patota, Menem también era peronista de derecha y mafioso, ladrón, yo que sé cómo separar el bueno del malo". También aparecen otra serie de argumentaciones, por ejemplo que "en Argentina estás conmigo o estás contra mí, chau, y la institucionalidad es todo relativo, jueces, fiscales, todo es relativo". ¿Leyó el libro?

HPM – No, no lo leí porque perdió todo interés, lamentablemente. Seguramente si se hubiera escrito de otra manera –lo que no ocurrió y debería haber ocurrido– el libro hubiera sido muy interesante. Pero perdió todo interés para mí, ya no tiene importancia, además el pensamiento del presidente Mujica lo conozco perfectamente bien, lo conozco quizás...

JAE – ...en esta línea.

HPM – En esta línea pero con los matices que no salieron publicados. Entonces no voy a comentar el libro, no tengo nada que decir y en todo caso es el propio presidente el que habla con sus propias palabras, no soy su comentarista.

JAE – Usted hablaba del desgaste, y hay otros temas que tienen que ver con el vínculo Uruguay-Argentina que de pronto han tenido mucha más visibilidad. Por ejemplo el tema tributario, el tema del secreto bancario que Argentina está reclamando. De hecho se ha informado que han venido técnicos de la vecina orilla pidiendo información que el Estado uruguayo no ha querido proporcionar. ¿Qué peso ha tenido este tema?

HPM – De esto que usted me está contando, que han venido técnicos, me entero por usted. Por lo menos la embajada no ha tenido ningún conocimiento, lo que no quiere decir que no sea cierto.

JAE – Sí, es una información que publicó El Cronista el año pasado.

HPM – No digo que no sea cierto, digo que yo no sé si vinieron.

JAE – ¿Pero no es un tema importante?

HPM – A nosotros nos preocupa mucho el tema de la evasión fiscal, sobre todo porque puede tener que ver con actos de corrupción o con actos de lavado de dinero vinculado al narcotráfico o al terrorismo, pero esa preocupación creo que es compartida por el gobierno uruguayo. Los problemas que el año pasado tuvieron algún destaque a raíz de las decisiones de la OCDE –organismo que la Argentina por supuesto no integra– y la ubicación del Uruguay en una escala que no parecía satisfactoria, por lo menos para algunos dirigentes que se expresaron en aquel momento, no tiene nada que ver con las relaciones con Argentina. Creo que es una preocupación compartida y el propio presidente electo ha manifestado esa preocupación en la campaña electoral.

JAE – Las diferencias que aparecen por ejemplo con respecto...

HPM – ...a nosotros nos preocupa mucho por ejemplo que haya inversiones argentinas que sean producto de la corrupción.

JAE – ¿Eso ocurre acá en Uruguay?

HPM – Digo que nos preocupa la posibilidad de que eso ocurra.

JAE – ¿Pero por qué en Uruguay y no en Bolivia o en...?

HPM – ...me parece que Uruguay tiene una enorme atracción para los argentinos, es un país que atrae a los argentinos a hacer inversiones, sobre todo en el área inmobiliaria.

JAE – ¿Esto no corresponde más a un control interno de Argentina?

HPM – Por supuesto, el control interno a veces se hace con la cooperación de los países en donde esas inversiones se radican. Pero en definitiva yo creo que el mundo marcha hacia un sistema de control muy estricto de esto –y ahora ya no estoy hablando de las relaciones entre Argentina y Uruguay– y hacia una cooperación cada vez más efectiva porque en general hablamos de sumas de dinero muy importantes provenientes de actos ilícitos. Esto sin desconocer la hipocresía de algunos países que se rasgan las vestiduras por el lavado de dinero y tienen en sus propio territorio o en territorios dependientes verdaderos paraísos fiscales que funcionan como lavadoras internacionales.

JAE – ¿Por ejemplo?

HPM – No, discúlpeme, hay cosas que son de conocimiento público.

JAE – Por ejemplo Delaware, que queda en Estados Unidos, ¿entra en esa categoría?

HPM – Yo creo que hay muchos países que tienen un discurso en contra de la circulación de dinero sin especificación de origen y tienen contradicciones manifiestas en cuanto a regímenes impositivos en territorios vinculados a ellos.

JAE – Y con respecto al canal Martín García y al dragado del río Uruguay, temas en los cuales tampoco se han manifestado avances en los últimos tiempos, ¿piensa que también habrá acercamiento con el nuevo gobierno de Mujica?

HPM – Argentina y Uruguay tienen por lo menos tres o cuatro comisiones permanentes que son independientes de las embajadas, así que yo no estoy seguro de que no haya avances. La Comisión Administradora del Río de la Plata y la Comisión Administradora del río Uruguay son las que tienen responsabilidades en el dragado. Yo no tengo información de cómo funcionan las negociaciones en esos ámbitos porque cada una de esas comisiones está a cargo de un representante de la Cancillería con absoluta independencia de las embajadas en los países. Tenemos otras responsabilidades por lo tanto no le puedo decir ni que sí ni que no respecto al avance de esas negociaciones.

JAE – ¿Pero no ha estado dentro de la agenda que usted ha manejado?

HPM – No, son representaciones independientes, hay una delegación argentina, una delegación uruguaya y cada una de ellas está presidida por un embajador designado por la propia Cancillería, por lo tanto esos embajadores reportan directamente a las cancillerías.

JAE – ¿Se queda en Uruguay?

HPM – Del Uruguay no me puedo ir, no me voy a ir nunca. Primero porque tengo una hija uruguaya a la cual estoy tratando de explicarle por qué nos vamos y que de sus 11 años ha vivido 9 y medio en el Uruguay, por lo tanto para ella es un cambio muy fuerte. En segundo lugar porque tengo mi chacrita en Nueva Helvecia, donde me está llamando usted en este momento, y que es en definitiva mi refugio en el mundo, donde me siento más cómodo. Así que no, del Uruguay no me iré jamás. Además he tejido lazos de afecto muy fuertes con el Uruguay. Lo que pasa es que tengo un problema, yo presenté renuncia dos años antes de poder acogerme a un régimen jubilatorio propio de los diplomáticos y que es un régimen realmente muy interesante para jubilarse, pero con mi renuncia nunca me podré acoger a esa jubilación por lo cual voy a recibir la jubilación que recibe cualquier argentino, y no son jubilaciones que permitan vivir de ellas. Así que lamentablemente me tengo que volver a Buenos Aires a trabajar porque sino no voy a poder vivir.

JAE – ¿Se va a dedicar a la política?

HPM – Sin duda, la política es un virus que sólo se abandona con la muerte.

JAE – ¿Esto significa que va a trabajar en política cerca de Duhalde, como se ha manejado?

HPM – No, no sé quién está manejando esas cosas. Primero tengo que llegar a la Argentina y veré, el panorama político está bastante complicado. En todo caso yo trabajo en torno a principios, no a personas.


***