Entrevistas

Javier De Haedo: "Si gana el Frente Amplio en Montevideo, gobierna Adeom"

Javier De Haedo: "Si gana el Frente Amplio en Montevideo, gobierna Adeom"

El economista Javier De Haedo fue oficializado como candidato a intendente de Montevideo por Alianza Nacional. Entrevistado por En Perspectiva, sostuvo que la comuna capitalina se asemeja a "un segundo gobierno nacional" por lo cual limitarse a las cuestiones de alumbrado, barrido y caminería sería "jugar en la cancha chica". En ese sentido, remarcó que la intendencia debería tomar parte en asuntos como seguridad o salud, apoyando a la administración central en una coordinación estrecha. "No es un tema de dinero, es un tema de voluntad", aseguró. Criticó duramente al sindicato de empleados municipales por sus pretensiones salariales, su actitud ante el contribuyente y su relación con el Frente Amplio, y analizó los problemas de recaudación del gobierno departamental, algo que consideró inexplicable. En cuanto a las posibilidades del Partido Nacional para la contienda, observó un cambio en la tendencia del electorado montevideano que podría traducirse en más votos para su fuerza política.


(emitido a las 8.55 hs.)

EMILIANO COTELO:
Cuando faltan 90 días para las elecciones municipales, el Partido Nacional (PN) acaba de formalizar la proclamación de sus dos candidatos a la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM).

La Convención Departamental, que sesionó ayer en Casa de Galicia, oficializó las candidaturas de la doctora Ana Lía Piñeyrúa por Unidad Nacional (UNA) y el economista Javier De Haedo por Alianza Nacional (AN).

En octubre del año pasado, en las elecciones nacionales, UNA se impuso a AN y esa diferencia entre las dos corrientes blancas fue todavía mayor en el caso de Montevideo. Por eso, para muchos dirigentes del sector de Jorge Larrañaga estas municipales que se vienen el 9 de mayo son una oportunidad para disputar una nueva pulseada con los liderados por Luis Alberto Lacalle.

Con ese objetivo, o no, se optó por Javier De Haedo, un técnico que en las internas asumió un protagonismo político muy notorio cuando salió a marcar sus diferencias con Lacalle y se ubicó como principal asesor de Larrañaga en temas económicos.

Hace algunos días, Juan Andrés Elhordoy entrevistaba aquí En Perspectiva a Ana Lía Piñeyrúa para conocer sus planes para la capital. Hoy, el turno es para el economista De Haedo, quien también fue elegido en octubre como suplente de Jorge Larrañaga en el Senado. En la campaña electoral fue el principal asesor de Larrañaga en temas económicos y sus primeras incursiones en política fueron durante el gobierno del doctor Luis Alberto Lacalle, entre 1990 y 1995, cuando se desempeñó como subsecretario de Economía, integrante del directorio del Banco Central del Uruguay (BCU) y director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP).

Tiene 48 años, está casado y tiene seis hijos.



***


EC – En los últimos 12 meses usted ha hecho un giro muy fuerte en su relación con la política, dejó de ser un técnico que colaboraba en política para convertirse progresivamente en un dirigente. Hace un año usted asumió un papel muy activo en la interna cuando se pronunció por Jorge Larrañaga y comenzó a hablar en actos de campaña, algo que no había hecho antes. Después, rumbo a las elecciones nacionales, fue primer suplente de Larrañaga en la lista al Senado, y ahora aparece nada menos que como candidato a la IMM por AN. ¿Cómo se explica este proceso?

JAVIER DE HAEDO:
Se explica como un proceso que se va dando naturalmente, como en tantos órdenes de la vida que uno entra por un determinado camino y, aunque por supuesto uno influye en ese camino, a veces el camino influye en uno. Es una realimentación que se da entre uno y la actividad que desempeña.

Es notorio que yo tengo vocación por la función pública. Cuando tenía 28 años ingresé a trabajar en el gobierno del PN como asesor del ministro de Economía y del presidente de la República. Después fui subsecretario de Economía y después de un paréntesis volví al gobierno como director de la OPP. O sea que allí, ya con 28, 29, 30, 31 años, había una vocación por la función pública. Que no es ajena tampoco a mi profesión porque la profesión de economista, y en particular de macroeconomista y de interesarse por las políticas públicas, es muy lindera con la vocación por la función pública.

Uno se pasa toda la vida escribiendo artículos en los diarios sobre lo que hay que hacer y un buen día viene un dirigente político con el cual uno tiene respeto y afecto y le dice "bueno, eso que escribiste toda la vida ¿por qué no me ayudas a hacerlo?", y es muy difícil decir que no. Un poco también por aquello de que si uno tiene la oportunidad de meterse y no lo hace después no tiene derecho al pataleo. Porque yo conozco mucha gente que tiene cierta posición socioeconómica y dice "¿a qué te metés en la política? ¡Qué ganas de complicarte la vida!". Y sí, pero esas personas están en la cómoda o no tienen la vocación. No ven que uno puede tener la posibilidad de cambiar las cosas y después tener derecho a quejarse. Yo me siento con más derecho a quejarme de la política estando adentro que mirando desde afuera.

EC – Pero la candidatura a la IMM es otra cosa, no es un desafío que uno se imaginara fácilmente, incluso viendo el nuevo papel que usted ha decidido jugar en política.

JDH – Está claro, sí. Si hacía una encuesta entre los oyentes, capaz que me veían como candidato a ministro de Economía y ahí a nadie le hubiera sorprendido. De hecho era candidato a ministro de Economía en la hipótesis de que Jorge Larrañaga hubiera sido el presidente.

EC – Entonces, ¿qué lo llevó a aceptar esta candidatura?

JDH – Lo mismo que me llevó a aceptar cuando Larrañaga me planteó ser su primer suplente en la lista al Senado: meter los dos pies dentro de la política y no dejar uno afuera y uno adentro. Es un camino que he tomado la decisión sea sin retorno, que implica meterme en este baile de la política para ayudar a cambiar las cosas en mi país. Y siento que puedo hacerlo, siento que tengo ganas y capacidad de hacerlo.

EC – Pero están de por medio los temas municipales.

JDH –Lo he dicho en estas cuatro semanas de precampaña –porque de hecho formalmente soy candidato oficial desde anoche, hasta ayer era precandidato–, yo pienso que la IMM es casi un segundo gobierno nacional.

En la perspectiva nacional Montevideo es una ciudad grande, por más que en la perspectiva regional no lo sea tanto. Entonces, limitarse a pensar en tránsito y transporte, en limpieza, barrido, recolección de residuos, iluminación y alumbrado público, es jugar en la cancha chica.

¿No tiene nada que hacer la IMM en materia de seguridad? ¿No tiene nada que hacer en materia de salud? Y si hablamos de seguridad y salud ¿en el tema de la pasta base? ¿No tiene nada que hacer en materia de deporte y juventud, de cultura? ¿Por qué no replicar –como una asesora de nuestros equipos técnicos me ha planteado– esos fondos de incentivo cultural a nivel nacional también a nivel municipal, de modo tal que haya incentivos tributarios por parte de la intendencia para desarrollar la cultura?

Y ni hablemos de los números, porque si empezamos a preguntarle a los oyentes y abrimos el correo electrónico seguramente todo el mundo va a empezar a hablar de impuestos, de patentes, de contribuciones, del presupuesto municipal y por qué tan pocas obras y de cosas por el estilo. También hay un tema muy afín a mi profesión en ese sentido.

EC – Enseguida vamos a hablar de alguno de esos temas, pero insisto: ¿usted se considera un candidato que puede ganar realmente la IMM o maneja esta postulación con otros objetivos?

JDH – Cuando uno se mete en una carrera se mete para ganarla. Yo creo que hay elementos objetivos que son muy claros. Hace 20 años que Montevideo es frenteamplista, también es cierto que en octubre tuvo un primer tropezón, es la primera vez que se interrumpe una tendencia. No sé si fue Oscar Bottinelli, Luis Eduardo González, Ignacio Zuasnábar o César Aguiar pero alguno dijo el año pasado que si se hubieran mantenido las tendencias históricas el Frente Amplio (FA) hubiera llegado a un rango de 54 a 57% en octubre a nivel nacional, y llegó a 48%. Es la primera vez que tropieza, y eso después de un gobierno exitoso que recibió un viento de cola espectacular del mundo.

Entonces, ¿no habrá comenzado el cambio de la tendencia? ¿En mayo no será otro escalón en ese sentido? ¿Llegarán al 50% o quedarán por debajo? ¿Qué pasa con los electores que no voten al FA?, ¿se van a repartir entre los otros tres lemas o van a concentrarse en uno de ellos? Yo creo que está todo por jugarse.

EC – Se lo pregunto porque hay otras interpretaciones: que se está encarando esta elección municipal como la revancha de la disputa interna entre AN y UNA.

JDH – Sí, en la introducción usted decía que algunos dirigentes lo pueden tomar así. Perfecto, cada cual puede verlo del modo que quiera. De hecho en la elección de junio del año pasado la interna quedó 63-37, que era casualmente la estructura de anoche en la Convención Departamental y que finalmente terminó 60-40; se juntaron un poquito las puntas, hubo más asistencia relativa de AN que de UNA.

Ese es el punto de partida, la foto que quedó en junio y que después en octubre se mantuvo naturalmente en un proceso de polarización electoral, con un PN que fue perdiendo; es posible que votantes no lacallistas optaran por votar otros lemas. Ahí tenemos el desafío de volver a atraer al partido a muchos de esos votantes que se fueron.

Cada uno, cada dirigente, cada votante, puede decir "bueno, esta es la oportunidad para: tal cosa"; yo creo que es la oportunidad para plantear propuestas que sean para el que gane, ganemos nosotros o gane otro.

EC – La segunda interpretación posible es que usted toma esta campaña electoral municipal como el comienzo de la construcción de su propia carrera política.

JDH – El comienzo de la carrera política de hecho ya empezó hace un año cuando Jorge me invitó a...

EC – ...está bien, pero una nueva proyección.

JDH – Y bueno, es posible.

EC – Está el antecedente de Pedro Bordaberry hace cinco años, que justamente después de una votación históricamente baja del partido en la elección nacional, menos del 10%, cuando fue el candidato único a la IMM por el Partido Colorado (PC) logró un levante importantísimo hasta ubicarlo en el 25%.

JDH – Claro, pero es muy distinta la realidad del PC hace cinco años que la realidad del PN ahora.

EC – Pero lo que quiero decir es que aquella postulación de Pedro Bordaberry como intendente de Montevideo fue muy importante en su proyección.

JDH – Sí, sin duda, pero también había agarrado al PC en la votación más baja de su historia, quedando como un tercer partido en medio de una polarización entre el FA y el PN y con dos líderes históricos que habían quedado de algún modo jaqueados en esa coyuntura.

En el caso del PN es muy distinto. Al menos yo reconozco que hay un líder joven, Jorge Larrañaga, que apunta a la renovación, que es mi líder político, con quien yo trabajo codo a codo y cada vez con mayor sintonía. Y la realidad del partido no es esa. A pesar de haber tenido una mala elección el año pasado, el Partido Nacional está en tres veces el nivel que llegó a tener el PC hace cinco años. Pero es cierto, cuando uno se mete en este baile le puede ir bien, le puede ir regular, le puede ir mal, uno se somete a eso.

En definitiva, lo que dicen los números que usted señala es que hay una masa de electores no frentistas, o que por lo menos no tienen la camiseta del FA puesta –porque en la última elección, especialmente en noviembre, puede haber habido votantes del Frente que no eran frentistas– que van a ir viendo el menú en cada oportunidad. No es como el que va a comer a un lugar y come siempre el mismo menú, hay que ver qué otros platos hay. En esa oportunidad estaba el plato de Bordaberry y el de Javier García, que tuvo una campaña muy digna a pesar de tener muy poco apoyo en ese momento. Ahora hay muchos platos en el menú, hay dos candidatos en el PC, habemos dos candidatos en el PN y está la candidata oficial del FA, impuesta un poco con fórceps y contra el sentimiento mayoritario del Frente.


***


EC – A propósito de cómo se planta usted, de qué escenario encuentra para ser candidato a la IMM por el PN, pongo arriba de la mesa dos números: en las elecciones nacionales el FA tiene un peso electoral muy fuerte en Montevideo, superior al 60%, y cuando llegan las elecciones municipales esos votantes frenteamplistas también apoyan casi automáticamente al candidato de la izquierda a la intendencia. Entonces, si la oposición quiere ganar en Montevideo, tiene que romper ese efecto arrastre de la elección nacional, tiene que hacer dudar a votantes frenteamplistas haciéndolos pensar en clave estrictamente municipal. ¿Qué es lo que se propone para atacar en esa dirección? ¿Cómo piensa marcar en ese terreno?

JDH – Primero el dato que decía recién: hay un cambio de tendencia incipiente que puede perfectamente interpretarse como el inicio de un nuevo proceso, lo cual no sería de extrañar porque hay un desgaste. Lo reconocía Carlos Varela en una entrevista aquí mismo hace algunas semanas; lo decía implícitamente –aunque en términos mucho más duros– el dirigente socialista Javier Cousillas en una columna en La República del día 27 de enero. Yo le decía ayer a mis compañeros en la Convención Departamental que no vamos a perder el tiempo en hacer diagnósticos; vayamos directamente a propuestas, respuestas y soluciones, porque el diagnóstico lo están haciendo personas como Varela y como Cousillas, con una gran honestidad intelectual que no es frecuente en política, que reconocen las carencias de esta administración de 20 años, que ha ido de mal en peor. Ahí hay una realidad.

Expertos en opinión pública que he consultado me dicen que, a diferencia de la elección nacional, en la elección municipal no pesa la ideología pero sí pesa la camiseta partidaria y la gestión. También es cierto que hay una parte importante de la población montevideana que considera que la gestión de la intendencia es buena aún cuando objetivamente haya elementos que hagan pensar que no es buena, y puede ser también que la propia camiseta haga pensar que las cosas son mejores de lo que en realidad son, un visión un poco más subjetiva que objetiva. Así que es complejo.

EC – Le agrego otro elemento a esta balanza: los partidos tradicionales parecen resignados en Montevideo.

JDH – No, en el caso del partido blanco ciertamente no puede decirse eso. Cuando Lacalle y Larrañaga proponen como sus candidatos a intendente de Montevideo a sus dos respectivos suplentes a la lista del Senado –que no por casualidad uno llega a esa posición– están dando una señal muy clara de poner toda la carne en el asador.

EC – Se lo pregunto a propósito de lo que han sido los últimos años, los últimos períodos electorales. No han aparecido trabajando una estrategia permanente a los efectos de los temas municipales. No hay un análisis y una propuesta que el PN y el PC vayan realizando y mostrando a lo largo de los cinco años. En general dejan el tema para el último momento y una vez que pasan las elecciones nacionales, unos meses antes de las municipales, eligen a uno o dos candidatos y salen a armar un programa empezando casi desde cero. A eso me refiero.

JDH –Sí, en nuestro país cuando un partido está en la oposición en general pasa eso. A nivel nacional pasó lo mismo. ¿Cuáles eran los grandes planes que había articulado el Frente cuando llegó al gobierno nacional? ¿O se terminaron haciendo los planes sobre la marcha? Si vamos a comparar la agenda del gobierno Vázquez con el programa con el cual llegó a la elección, hubo cambios bastante significativos y hubo diferencias internas notorias en el gobierno.

Yo creo que en todo caso la crítica a la cual yo me sumo es a la poca actividad de los partidos políticos en general, más allá de temas nacionales o municipales, en cuanto a estar permanentemente trabajando como partidos. Los famosos institutos de técnicos también muchas veces son funcionales a las elecciones y eso a mi no me termina de cerrar. Yo no participé en esta instancia en ningún instituto porque cuando me sumé hace un año a la candidatura de Larrañaga el producto de la Fundación Wilson Ferreira ya estaba hecho.

Pero ahí sí tengo una de las tantas discrepancias con cómo se hacen las cosas en política. Yo imagino partidos políticos mucho más dinámicos, muchos más vivos a lo largo de todo el período. A mi me gustaría –se lo propuse a Larrañaga– hacer un gabinete paralelo, un gabinete en las sombras a nivel de AN, aunque más no fuera para hacer un monitoreo permanente de la gestión del gobierno a lo largo de estos cinco años. Es un tema que estamos analizando. Pero esas son las pequeñas grandes cosas que a mi me gustaría contribuir para empezar a cambiar la política, al menos en mi partido y en mi sector, en la medida que yo tenga posibilidades de ser escuchado.

EC – ¿Y en los temas municipales, que son en los que tiene que entrar ahora?

JDH – En los temas municipales nos comprenden las generales de la ley. Los candidatos que se eligieron por parte de los dos sectores somos personas que no vivimos en un satélite, estamos aquí, conocemos la realidad, tenemos dirigentes que la conocen también –y quizá más en lo micro–. Por nuestra formación profesional, por experiencia política y de función pública tenemos conocimiento de cuáles son los problemas. Reitero, son los mismos problemas de agenda nacional a nivel del departamento, por eso yo apuesto a una coordinación muy estrecha con el gobierno nacional.

Pero además, la propia interna del FA, que se terminó desarrollando de un modo muy peculiar –por lo menos muy difícil de entender para los que no somos frentistas, pero hemos visto en la prensa frentistas que no quedaron muy satisfechos con esa resolución– alienta también la posibilidad de que pueda haber personas que queden desconformes y voten en blanco, como algunos se están planteando, o eventualmente piensen votar una alternativa de otro de los partidos.

EC –¿Ya hay un programa de Javier De Haedo candidato?

JDH – No lo hay porque si bien hace cuatro semanas que empecé a trabajar en este tema fueron cuatro semanas en las que he estado trabajando todo el día en la organización de la campaña en los equipos, siendo un candidato sin experiencia en campañas y teniendo que encabezar muchos frentes.

En cuanto al programa en particular tampoco sería lógico que a 90 días de la elección uno ya tuviera todas las respuestas. Porque entonces ¿en qué consiste la campaña? ¿Es simplemente venir a decir "aquí vengo, impongo mi verdad y vótenme"? No, el programa se hace desde abajo también. Y en nuestro caso se hace desde tres vertientes. Una, la vertiente más tradicional, que es la de los equipos técnicos. Ahí tengo un equipo de coordinación del programa integrado por cuatro personas que van a ayudarme en esa función, con el apoyo de Javier García que fue el candidato hace cinco años, y estoy armando 15 equipos en áreas temáticas distintas.

Después otra vertiente, que anunciamos la semana pasada, hacia un programa participativo con cinco eventos en cinco puntos del departamento, que deberían ser más pero el tiempo no da: mañana de noche en la Curva de Maroñas, la semana después de carnaval en Colón y en el Cerro, la semana siguiente en la Aguada –en la calle Fernández Crespo–, y la segunda semana de marzo en Pocitos. Son cinco instancias en las cuales vamos a pedir a los vecinos que nos acerquen ideas, que nos acerquen propuestas concretas sobre los barrios respectivos para incorporarlos en anexos al programa específicos de cada región del departamento. Por supuesto que esos vecinos también van a plantear temas que no son específicos de su región, su zona o su barrio sino que van a ser generales y que también van a ser incorporados, como el tema de la basura o la iluminación.

Y una tercera pata de la mesa va a ser internet, pensando un poco en la juventud, que tanta satisfacción le dio al PN en los últimos años, para que tenga un sitio en el cual pueda proponer medidas y nutrir nuestro programa.

EC – ¿Se van a incorporar automáticamente al programa esas ideas que lleguen desde los barrios o a través de internet?

JDH – Van a ser analizadas, en primer lugar va a verse si son viables. Van a haber muchas duplicadas, triplicadas o multiplicadas. Naturalmente van a pasar por un filtro hasta de redacción, pero sí, la idea es que se incorporen al programa.


***


EC – ¿Cuáles menciona usted como ejes centrales de su campaña ahora en la largada?

JDH – En la preconvención que AN hizo hace un par de semanas mencioné seis ejes temáticos fundamentales. Primero, una intendencia eficiente. Yo planteaba la reforma del Estado que el presidente electo, José Mújica, ha planteado para el país en su conjunto, reforma del Estado en la cual el país está hace mucho tiempo y no da en el clavo. La Intendencia de Montevideo puede ser el caso líder, el primer caso en el cual se apliquen esos principios de la reforma que quiere el presidente electo, y que son los mismos principios por los cuales muchos como yo hemos escrito y luchado muchas veces a lo largo de nuestras vidas. Quizá con este nuevo presidente electo haya una gran oportunidad  de que cuajen muchas de esas reformas.

Claramente hay un tema a tener en cuenta y es que quien mucho abarca poco aprieta. Uno de los problemas de las reformas en Uruguay es que se quiere hacer la gran reforma y quizá yendo paso por paso se puede lograr más. Y creo que no puede haber mejor paso que en la IMM, que unánimemente los montevideanos ubican entre las dos o tres primeras instituciones públicas con problemas de funcionamiento. Ese sería un primer elemento de modo tal de que, entre otras cosas, los trámites duren menos. Carlos Varela decía en la entrevista aquí en El Espectador que es increíble que un trámite por una poda dure dos o tres años. También hay que invertir la carga de la prueba, si uno tiene un trámite planteado ante la intendencia, si transcurrió cierto plazo, quede aprobado de facto y no tenga que seguir haciendo colas interminables con esos cartoncitos en el cual se va anotando cada vez que uno va a hacer una revisación del trámite.

Que la descentralización sea efectiva. La descentralización fue una experiencia mala, fue de algún modo replicar 18 veces los vicios del edificio central en 18 sucursales, como lo fueron los Centros Comunales Zonales (CCZ).

En todo eso la reforma del Estado debería contribuir con un presupuesto en base a metas y objetivos.

En segundo lugar, contribuir al fin de la guerra de las patentes. Nadie es mago y nadie puede dar la solución; cuidado con las soluciones fáciles impuestas desde arriba y que terminan violando autonomías municipales.

EC – ¿Usted está aludiendo a planteos que han salido de sus propias filas, a Ana Lía Piñeyrúa y sus ideas en esta materia?

JDH – En el caso particular de Ana Lía hubo una propuesta de replicar para las patentes el esquema que encontró el constituyente para la contribución inmobiliaria rural. Yo he dicho que es sumamente inconveniente porque violenta la autonomía de los departamentos y le resta posibilidades a cada municipio de, por ejemplo, poder tener un plan de patentes más altas para autos que contaminen o cosas por el estilo que entraría en un corsé muy difícil.

EC – ¿Entonces por dónde vendría la alternativa?

JDH – La solución viene primero dando el ejemplo. Si hoy hay una migración notoria de automóviles desde Montevideo a otros departamentos es por culpa de dos: del que cobra de menos –como puede ocurrir en algún departamento que cobran patentes realmente de menos en relación a la realidad nacional– y de los que cobran de más. Montevideo cobra de más.

Si los oyentes van al sitio web de la DGI, se fijan cuál es el valor de aforo – sobre el cual se calcula el Impuesto al Patrimonio– y ven el aforo del automóvil que tienen, se encuentran con que un auto de tres años prácticamente está aforado al valor del cero kilómetro, no tiene sentido alguno. Por lo menos que la IMM haga su parte del trabajo cobrando en función de la verdad del mercado.

Hoy de tarde voy a tener una reunión, y esta semana seguramente otra, con entidades que agrupan a concesionarios y representantes de automóviles. Mi propuesta es que haya una comisión del sector privado, una comisión de aforos, integrada por quienes saben de precios de autos, no por burócratas que cobran de más, con una voracidad fiscal que a veces uno termina entendiéndola por lo que es el presupuesto municipal –después tenemos que hablar de algunos números que realmente son increíbles–. Que Montevideo predique con el ejemplo y después fiscalice.

EC – Está claro que el aforo es una parte del problema, aforos irreales pueden dar lugar a patentes de rodados irreales. Pero con la adecuación de los aforos tampoco cambian las cosas necesariamente, porque al aforo después se le aplican las alícuotas entonces...

JDH - ...pero la alícuota tiene que ser votada por una Junta Departamental...

EC - ...si se baja el aforo y después se ponen alícuotas altas, estamos en la misma.

JDH – Perfecto, pero ahí entonces es mucho más transparente, porque queda claro que la intendencia cobra una tasa de tal impuesto. Es como cuando un país cobra el IVA del 22% y otro cobra el IVA del 10%, ahí es distinto, ahí queda en evidencia. Hoy no es transparente, hoy me dicen que me cobran una tasa determinada y sin embargo la base del impuesto es irreal. Vamos en el camino de la transparencia.

Y entonces a mi me parece injusto lo que está pasando hoy día, que se pretende cobrar patentes de locura y después se va a fiscalizar y apretar a los conductores. Primero allanemos y ubiquemos los aforos en niveles de verdad, defendibles, tengamos autoridad moral para ir después a fiscalizar y que quede en evidencia eventualmente el municipio que está cobrando de menos. Pero ahí va a haber una migración al revés, se va a cortar la hemorragia de autos que se van a otros lados y seguramente van a volver. Yo tengo mi auto en Montevideo y siempre lo he tenido, aún cuando podría tener una buena excusa para tenerlo en un departamento del interior, pero me pareció que era lo correcto. Pero uno se pone en el lugar del contribuyente y no le gusta que le cobren de más.


***


EC – ¿Qué otro eje central de su campaña destacaría?

JDH – El propósito de que la intendencia se acerque al vecino y no al revés, como pasa hoy. Ahora van a estar los alcaldes en los ocho municipios en que se va a dividir el departamento, ya no en los 18 CCZ. Hay que aprender de la experiencia negativa que se tuvo con los CCZ y que estos municipios realmente sean la puerta de entrada del vecino a la intendencia. Hay que tener cuidado porque una verdadera descentralización se tiene que hacer con recursos y recursos no hay. La intendencia está al límite en materia de presupuesto y no creo que sea lógico plantearle a los contribuyentes más impuestos para "bancar" ocho mini-intendencias, que sean la réplica nuevamente y que sea más costo de la política, más burocracia. ¿Van a haber ocho divisiones de Arquitectura en Montevideo? ¿O va a seguir habiendo sólo una en la intendencia? Los alcaldes deben tener el rol de embajadores del vecino ante la intendencia. Yo preferiría y desearía que el único costo que tengan para la intendencia esos alcaldes sean los sueldos de esos ocho funcionarios nuevos, pero más nada: ni secretaria, ni auto, ni escritorio, que sean los representantes verdaderos de los vecinos en la intendencia y que vengan a hostigarme todos los días a reclamarle las cosas que plantean los vecinos en los barrios. Esa es la verdadera función que debería tener un alcalde.

En cuarto lugar la basura, un negocio millonario con una parte formal y una gran parte informal, dilapidando la posibilidad de incorporar de una manera formal a todos los que participan en ese trabajo. La recolección hoy tiene dos patas: los camiones que levantan los contenedores, pero previamente hubo un rastrillaje con los carritos. Yo me voy a reunir el jueves de tarde con la gente de Ucrus, que son los clasificadores que están agrupados, porque parto de la base de que ellos tienen que ser parte de la solución y dejar de ser parte del problema...

EC - ...algo de lo que se ha hablado tantas veces...

JDH - ...bueno, yo creo que ellos saben del tema, porque por algo están en ese procedimiento. Veré qué me dicen, si hay algún plan B, alguna alternativa, alguna forma de mejorar sus condiciones de vida. Porque resulta que vamos en el auto, nos olvidamos del cinturón y nos ponen una multa, pero en ese carrito van tres niños con su madre o su padre, en una tablita clavada en dos maderas, tirados de un caballo. No quiero decir que los multen pero las condiciones de seguridad que se nos exigen como automovilistas esta gente no las tiene y así puede correr los riesgos de corren, de salud y seguridad.

Yo planteaba que la intendencia tiene que ser un segundo gobierno nacional en muchos temas y ahí no es un tema de plata, eso es lo peor del caso; no es un tema de dinero, es un tema de voluntad. El dinero se va a seguir yendo en los tres grandes temas: tránsito y transporte; iluminación y alumbrado público; limpieza, barrido y recolección de residuos. Lo que yo estoy planteando es apoyo. Estoy armando un equipo de seguridad con gente que trabaja en la actividad privada colaborando con la Policía para que me ayude a preparar un plan de seguridad de modo tal que la intendencia pueda darle apoyo logístico, infraestructura. ¿Por qué no puede haber un pequeño destacamento en cada plaza pública que de paso contribuya a que en la plaza no haya atracos y no haya todo tipo de cosas?

EC – ¿En qué está pensando usted, en una especie de policía municipal?

JDH – No, porque la Constitución no permite que la intendencia tenga policía.

EC - ¿Entonces?

JDH – En apoyo a la Policía nacional. Que en cada centro municipal, en los actuales CCZ, los museos, las plazas públicas, el zoológico, en todos los lugares donde la intendencia tenga un inmueble abierto o cerrado, que haya un policía. En algunos lugares estará con bicicleta, en otros con moto, en otros con caballo, pero que haya. Que haya comunicación, que haya acceso a internet en ese lugar.

EC – ¿Y usted dice que eso no implica aumentar el presupuesto?

JDH – En definitiva no implica. ¿Cuánto puede insumir eso? Son monedas en un presupuesto de 400 millones que se lleva 186 millones en sueldos, según los datos del año 2008 que son los últimos que están oficialmente presentados y aprobados. Si hay 9.000 funcionarios municipales –en números redondos–, quiere decir que cada funcionario municipal nos cuesta a los vecinos de Montevideo 20.00 dólares por año. Y quieren un aumento de sueldo, quieren un sueldo mínimo más alto y quieren que haya 6.000 funcionarios más. Entonces ¿por qué no nos dicen qué patente quieren cobrarnos? ¡Claro, para no cobrar patentes de campeonato después, si hay que pagar esos sueldos! Es de locos. Entonces no queda dinero para inversiones. Después resulta que entre la plataforma de Adeom en Montevideo no existe el IRPF, es increíble, daría para reírse si no fuera triste. Claro, si cobran sueldos altísimos, ¡seguro que pagan IRPF! Astori se ha cansado de decir que el IRPF lo pagan los ricos, que son el 15-20%. Bueno, ahí están los funcionarios de Adeom y quieren aumento de sueldo. En definitiva quieren que los vecinos sigamos estando al servicio de ellos y no ellos al servicio del vecino.

EC – Usted mencionó en estos últimos minutos dos asuntos bien delicados de la gestión municipal: el presupuesto y el sindicato Adeom. Vayamos por partes. ¿Cómo piensa manejar el vínculo con el sindicato?

JDH – Como corresponde que se maneje un vínculo entre quien tiene la representación de la soberanía popular y quien tiene la representación de los trabajadores de esa institución. Yo tengo experiencia en la relación con sindicatos por mi función pública anterior, y tengo testigos muy elocuentes y muy notorios de cuál fue mi desempeño en la negociación salarial. Notoriamente en una negociación que se hizo en gran parte en secreto al inicio del gobierno de Lacalle, donde estaban involucradas personas de muy alto nivel del gobierno y del PIT-CNT, como don José D’Elía, y sindicalistas muy notorios en ese momento como Bentancor –que después fue diputado de la Vertiente Artiguista–, que era de la Mesa Sindical y estaba en Ancap, o Adourián y Pozzi en la Federación de Bebida, Villaverde en la OSE o Juan Manuel Rodríguez, que era mi interlocutor y quedamos muy amigos después de ese proceso. Yo sé negociar con los sindicatos, sé lo que se puede dar y lo que no se puede dar.

EC – Claro, pero el problema de la relación intendencia-Adeom es que la sensación que tiene la población es que el sindicato ha adquirido un espacio de poder muy fuerte.

JDH – Exacto. Por eso ayer en la Convención del PN decía que el FA con cierta arrogancia dice "pongamos a quien pongamos igual ganamos" –la "heladera" de Sendic–, aparte de hablar del desprecio al elector y todas esas cosas. Pongan a quien pongan es lo mismo, es cierto: si ganan, gobierna Adeom. Esa también es una razón para cambiar. A ver si quienes nos están escuchando en este momento, que pueden ser blancos, colorados, independientes y frenteamplistas, están contentos con cómo se han desarrollado las cosas. ¿Están de acuerdo en que para sueldos vaya dos veces lo que se paga de patente?, es decir, 186 millones contra 90, que es la patente anual. En algún momento este círculo vicioso tiene que cortarse y pasar a ser un círculo virtuoso. Esa es nuestra propuesta.

EC – Y en cuanto al presupuesto, ¿qué cambios pueden introducírsele? Usted no habla de bajar el presupuesto municipal.

JDH – ¿Cómo se puede pensar hoy en bajarlo cuando no puede cumplir con un montón de funciones que son esenciales? Tampoco en subirlo. Y además hay una cosa, vamos a entendernos. A mí Martín Pintos me hizo una entrevista en los primeros días de enero cuando se anunció que yo iba a ser candidato para el informativo de la tarde y después en el sitio web decía "De Haedo no bajará los impuestos". No, lo que yo dije –y que no fue bien entendido– es que en el artículo 297 de la Constitución hay 13 numerales donde están descriptos todos los impuestos, tasas y contribuciones que la intendencia puede cobrar y que ese es un dato de la realidad. A diferencia de un gobierno nacional, donde viene un nuevo gobierno y dice que quiere poner el IRPF y eliminar tal cosa o que quiere poner el impuesto tal y derogar tal otro, para la intendencia el menú está, es el que es. Lo que podemos hacer como gobernantes es recaudar mejor, recaudar de un modo más justo. Por ejemplo lo que decíamos de las patentes, bajar la patente por la vía de los aforos para que aumente la cantidad de contribuyentes que pagan efectivamente en el departamento.

En Montevideo está el mayor patrimonio inmobiliario del país. Es el departamento que menos problemas de recaudación debería tener porque, sacando Punta del Este y la zona balnearia, donde hay concentración de mucha riqueza inmobiliaria, Montevideo es el departamento más rico del país. Es el que tiene la base imponible en un esquema de impuestos que no son a los ingresos o a la actividad económica sino al patrimonio, autos y casas. Es donde está la mayor riqueza.

Además está el famoso concepto de las economías de escala. Dos empresas, una grande y una chica. Las dos tienen un gerente general, las dos tienen una secretaria del gerente general y eventualmente un chofer del gerente general. Pero en la empresa chica ese costo hay que dividirlo y distribuirlo entre un valor de ventas más bajo, mientras que en la empresa más grande se diluye más fácilmente. En una intendencia grande, como la de Montevideo, los salarios deberían ser mucho menos en proporción a lo que son en las intendencias del interior y debería tener muchas más obras para poder realizar. Y es al revés.

EC – ¿Y eso cómo se corrige?

JDH – Se corrige gradualmente, porque nadie va a entrar con la ilusión de que no haya una mochila que uno agarra el primer día que entra en un gobierno. Pero quiero detenerme y que los oyentes entiendan ese concepto. Por su tamaño, Montevideo es el departamento que podría tener las mejores finanzas, que debería tener los mejores espacios para poder invertir y hacer obras, y es el que tiene los menos.

Expertos en opinión pública me decían en estos días que los tres departamentos donde la gestión del intendente es más favorable son uno de cada lema: Rivera, Soriano y Rocha, con índices de popularidad mayores al 70%. Y viene bien que sea uno de cada lema porque aquí no es un tema de colores políticos. ¿Cuál es el porcentaje de obras que hay en esos departamentos? No conozco Rivera y Rocha pero sí he hablado con el intendente Besozzi muchas veces y notoriamente es una historia muy distinta a la de Montevideo.

Entonces resulta que acá en Montevideo tenemos la mayor riqueza inmobiliaria sobre la cual cobrar impuestos, tenemos las mayores economías de escala porque es la intendencia más grande, es la que podría tener el gasto más afinado, y sin embargo estamos en el reino del revés. Empecemos a cambiarlo.


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EC – En la presentación gráfica de su candidatura usted no utiliza sólo los colores clásicos del PN –el blanco y el azul–, ni siquiera los que han identificado a AN que incluyen también el verde. En sus afiches están el rojo, el azul...

JDH – ...no, es naranja. Recién el viernes llegué a un acuerdo con una agencia. No quería llegar a la Convención de ayer con nuestros militantes y dirigentes con las manos vacías, quería llegar con algún elemento gráfico y mandé a hacer algunos afiches que están puestos en algún lugar de Montevideo y que ayer los dirigentes, los militantes y la juventud tenía en la Convención.

EC – Usted dice que es naranja, a mi me pareció rojo y me resultaba algo muy curioso que utilizara los colores del FA.

JDH – No, y pero aún, de Nacional. Definitivamente no los usaría (risas). Es naranja, que es el color con el cual se identifica la IMM en sus logos, y fue una definición transitoria para poder llegar en estas primeras semanas de febrero a un montón de actos que tenemos hasta que esté la gráfica definitiva.


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