De Posadas pidió "ser positivo" con Mujica porque "si al gobierno le va mal alguna gente va a sufrir"
El ex ministro de Economía, Ignacio de Posadas, formuló algunas sugerencias a José Mujica, porque considera que "si uno puede dar una mano la tiene que dar". "No festejé cuando salió presidente, pero la democracia no es un juego que se juega sólo cuando se gana y cuando se pierde se da la espalda y se va para la casa. La democracia es un juego que se juega cuando se gana y cuando se pierde", aseguró. Destacó las señales del presidente electo que apuntan a la reforma del Estado y exhortó a trabajar en una mayor apertura comercial.
(emitido a las 9.05 hs.)
EMILIANO COTELO:
"Algunas sugerencias para el presidente electo".
Ese es el título de una columna que se publicó el jueves 18 en la página 2 del semanario Voces que incluye una lista de propuestas para el presidente electo, José Mujica.
En la nota se encuentran planes para reformar el Estado, agilitar los trámites parlamentarios, mejorar los resultados de la enseñanza pública, promover el uso de distintas formas de energía, así como exhortaciones para abatir el peso de las corporaciones.
Lo curioso, lo original es que quien escribe esa columna y en una publicación claramente identificada con la izquierda es alguien que en el imaginario de muchos está asociado a las concepciones más liberales o neoliberales, y a quien suele verse en las antípodas del pensamiento de Mujica.
Me refiero al doctor Ignacio de Posadas, ex senador y ministro de Economía durante el gobierno del doctor Luis Alberto Lacalle.
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EC - ¿Qué lo llevó a escribir esa columna que además se publica en el semanario Voces, un semanario claramente identificado con el Frente Amplio (FA)?
IGNACIO DE POSADAS:
Ahí hay dos vertientes, por un lado por qué Voces y por otro lado por qué ese tema. Por qué Voces es bastante sencillo: porque me pidieron. El año pasado o el otro me encontré por casualidad un par de veces con periodistas o redactores no sé exactamente qué cargos tienen de lo que en aquella época se llamaba Voces del Frente, y me insistieron en que me querían hacer una entrevista. Confieso que les gambeteé, no me hacía mucha gracia, no conocía mucho el semanario y, como usted dice, no era de las catedrales en las cuales yo rezaba con mayor asiduidad. Pero estuvieron muy bien, porque una de las veces que me lo encontré uno me dijo: "Usted nos desconfía", y le dije: "Sí, tiene razón", "Tenga confianza, va a ver que...". Y me cayó bien, entonces les di la entrevista, la entrevista salió, fue una entrevista grande.
EC - La recuerdo; esas entrevistas siempre dan que hablar.
I de P - Me pareció muy objetiva, una cosa hecha con mucho profesionalismo. Después me lo volví a encontrar en una de esas recepciones para periodistas que hacía Lacalle a fin de año, y con mucho sentido del humor me dijo: "¿Y? ¿Quién tenía razón?", y le dije: "Está bien, ganó, la razón la tenía usted". Y ahí me dijo: "Entonces ahora le voy a aumentar la apuesta: ¿se animaría a escribir en el semanario?", y le dije: "Sí"; no es un compromiso fijo, pero sí.
EC - Cada tanto va a escribir en Voces.
I de P - Le dije: "Vamos a hacer una cosa: yo escribo lo que quiero cuando quiero, y usted si quiere lo publica y si no lo tira a la basura". Y así fue; este es el primero de este año.
EC - ¿Por qué esta nota se dedica a sugerirle al presidente electo algunos temas?
I de P - Me parece que hay que tener una actitud positiva. Yo obviamente no voté a Mujica; es más, hice muchas cosas para tratar de que no ganara.
EC - Se opuso frontalmente.
I de P - Y obviamente no festejé cuando salió presidente, pero la democracia no es un juego que se juega solo cuando se gana y cuando se pierde se da la espalda y se va para la casa. La democracia es un juego que se juega cuando se gana y cuando se pierde. Y cuando se pierde hay que tener una actitud positiva; no es lo mismo que optimista, pero hay que ser positivo. Por una serie de razones, por patriotismo, por sentimiento cristiano hacia los demás, porque si le va mal al gobierno alguna gente va a sufrir, y por sentido común, porque lo otro es escupir para arriba. Entonces hay que ser positivo.
Ser positivo quiere decir no trancar, no tirarse en contra de pique, no salir a decir que esto va a ser una catástrofe, y que si uno puede dar una mano la tiene que dar.
EC - ¿Piensa que Mujica puede llegar a tomar en cuenta sugerencias suyas?
I de P - ¿Por qué no? Él está diciendo algunas de esas cosas. Las está diciendo en una forma medio inconexa, no concreta; las ventajas que tiene lo que yo le sugiero es que están concretadas, están articuladas en muchos casos. Y además muchas de estas cosas yo las propuse hace muchos años; a esa altura del partido había un sector del Partido Colorado (PC) con una visión muy cortoplacista, muy política, medio nihilista, escéptica, y por otro lado un Frente que estaba muy abroquelado y no acompañaba nada, no votaba nada, con un dogmatismo muy grande de que los problemas del país eran causados por los neoliberales corruptos.
La cosa ha ido evolucionando. Ese PC está hoy muy disminuido, no está en manos de las personas que lo manejaban entonces, el Frente ha hecho cinco años de experiencia de gobierno, y al propio Mujica se lo oye decir cosas que van muy en esta línea. Por supuesto no lo sé, no soy confidente del señor Mujica, pero él arrancó antes y sobre todo después de ganar la elección hablando mucho de la reforma del Estado.
EC - En los primeros días después del balotaje fue el tema dominante.
I de P - Curiosamente, en las últimas semanas no ha hablado más del asunto. Yo tengo miedo de que eso sea porque ha tomado cabal conciencia de que reformar el Estado no es moco de pavo. El problema más grande que va a tener el gobierno de Mujica, si no me equivoco, es el desarrollo completamente desorbitado del corporativismo en Uruguay. Entonces, una de dos, o abandona la idea y yo temo que se esté debilitando su convicción en ese sentido o la aborda por estos caminos que yo le sugiero, que son políticamente viables.
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EC - Empecemos por lo que usted propone en cuanto a funcionamiento del Estado. Porque también se refiere a otras áreas, educación, apertura de Uruguay al mundo tanto en lo comercial como en lo cultural, y política energética.
I de P - Son de los temas más básicos y en los cuales hay batallas que se quieren dar. Si después quieren hacer el puerto de aguas profundas, el ferrocarril y todas esas cosas, está bien, es una tentación muy grande para muchos presidentes, unida a la tentación de que se puede ir al BID y al Banco Mundial y pedir plata gratis. Pero estas cosas concretas son fundamentales para Uruguay, y me parece que un presidente con el perfil de Mujica, el apoyo que tuvo y la evolución política que el país ha tenido las hacen viables en este momento.
EC - Habla de algunas "normas profilácticas" que durante la discusión del presupuesto protegerían a los legisladores de las presiones a favor de mayores gastos o privilegios para determinados sectores de organismos y/o funcionarios públicos.
I de P - El ciudadano común quizás no lo sepa, no tiene por qué saberlo, pero a mí me ha tocado estar de los lados del mostrador, del lado del Poder Ejecutivo específicamente en el Ministerio de Economía y del lado del Parlamento. La inercia, la dinámica que tiene el sistema presupuestal es kafkiano y perverso, el presupuesto sobre todo, porque desata durante más o menos seis meses a buena parte de Uruguay en una especie de caza, de tiro al pichón, a los legisladores, y dentro del Poder Ejecutivo, dentro de los entes autónomos, dentro de los organismos del 220, a empujar, empujar, empujar.
La resultante de eso es el mundo contra el ministro de Economía o el ministro de Economía y el director de OPP en algo que no beneficia a nadie, porque los mismos legisladores que se dejan presionar o tentar creyendo que eso les da rédito político no se dan cuenta de que nadie en ese cachacascán percibe si el diputado Juan Pérez empujó o no el aumentarles el caché a las bailarinas del SODRE. Se produce un remate para arriba, es como el famoso chiste de que si salen seis personas a comer y en el menú hay langosta y pollo todos piden langosta porque nadie va a ser tan idiota de pedir pollo y pagar la langosta que piden los otros. Esto es lo mismo, entonces el país entero pide langosta y la resultante es una inercia de crecimiento del gasto brutal que después genera toda una serie de problemas.
EC - Usted dice que tiene borradores de proyectos de ley destinados a evitar esto, a atenuar esta lógica.
I de P - Para sacarle la perversidad al mecanismo en algunas cosas. Hay otro fenómeno que se da en todo el mundo, los parlamentos fueron creados históricamente en el siglo XVII para restringir las arbitrariedades de los ejecutivos en dos cosas, en la guerra y en el gasto. Pero eso se fue poniendo patas para arriba en el mundo, hoy en día los ejecutivos tratan de atajar los ardores generosos de los parlamentos con plata ajena. Para evitar eso la Constitución puede tener topes para que lo que el Ejecutivo mande al Parlamento después no se pueda inflar como un globo y llevar el gasto al demonio. Que el Parlamento lo pueda cambiar si quiere, pueda pasar de aquí y llevar para allá, darle más a esto y menos a lo otro; eso protege a los parlamentarios también, porque les evita las presiones, cuando los vienen a ver las delegaciones públicas y privadas el legislador puede decir "yo te quiero mucho, tenés toda la razón del mundo, pero constitucionalmente no puedo".
EC - Usted está hablando de una reforma constitucional.
I de P - Sí, algunas cosas requieren Constitución, pero otras requieren ley. Las que están ahí son todas legales, son interpretaciones de la Constitución. Porque la penúltima Constitución, la del 66, fue mucho en ese sentido, en el sentido de darle facultades al Poder Ejecutivo en materia económica restándoselas al Parlamento y restringiendo al Parlamento en estos chiveos. Lo que pasa es que se distorsionó la aplicación.
Recuerdo que algunos senadores del FA en particular Korzeniak, que hacía gala de su pasado como profesor de Derecho Constitucional sostenían que cuando la Constitución dice que no se pueden votar gastos sin recursos decir que lo pagaba Rentas Generales era cumplir con la Constitución, entonces les volaba la bata con cualquier cosa y abajo decía "va a Rentas Generales". Pero Rentas Generales no es un recurso, eso es una mula.
Todas esas cosas se pueden hacer, los proyectos que yo sugiero entre otras cosas dicen que pasarle el fardo a Rentas Generales no es un recurso genuino. Si quieren chivear que chiveen, pero tienen que decir que les van a poner impuestos a Juan, Pedro... Porque eso no sucede, el Parlamento aumenta el gasto y después el Poder Ejecutivo tiene que inventar impuestos.
EC - En este mismo capítulo del Estado o reformas en el Estado usted replantea algo que cada tanto aparece en el debate, la posibilidad de transformar a los entes autónomos al derecho privado.
I de P - Sí, son proyectos que yo preparé hace años y los presenté. Se los ofrecí a Mosca cuando recién había asumido. Sanguinetti o el Foro Batllista en el último año del gobierno de Lacalle fue entusiasta cooperador en inflar el gasto, y nos destroló el presupuesto del último año. Yo lo fui a ver a Sanguinetti para decirle que no lo hiciera, que era en perjuicio del próximo gobierno, que yo iba a tratar de atajar el gasto todo lo posible pero que lo iba a soltar cuando no hubiera más remedio y que la onda le iba a pegar al siguiente gobierno. Y así fue, ganó la elección Sanguinetti, y Mosca, a quien yo no conocía, me vino a ver a casa con Atchugarry y Álvaro Carbone para plantearme el ajuste fiscal que tenía que hacer, no tenía más remedio, a ver si nosotros la llevábamos. Le dije: "Sí, la llevo, no es culpa suya era culpa de Sanguinetti, pero voy a hacer más, le voy a dar, redactados y firmados por la bancada herrerista, proyectos para transformar los entes autónomos en sociedades anónimas a regirse por el derecho privado". El tipo quedó encantado, pero a la tarde me llamó para decirme que Sanguinetti no quería.
EC - ¿Qué ventajas tendría eso?
I de P - Las ventajas que tiene son las mismas ventajas que el FA está procurando, en este momento importantísimas actividades del Estado se llevan adelante como sociedades anónimas. Esto lo hizo el Frente, lo quiere el Frente y lo lleva adelante el Frente. El Frente ha privatizado, no tanto como el gobierno de Lacalle, pero casi. Lo cual me parece bien. Lo que me parece mal es que lo haga de callado y no reconozca los errores y los daños generados en el pasado. Pero si usted abre las páginas web y ve lo que es la Corporación Nacional para el Desarrollo, las ocho o diez sociedades anónimas que tiene ANCAP con medio mundo, desde Pedevesa hasta empresas argentinas y demás, UTE, ANTEL y alguna otra, va a ver que el Frente está haciendo esto mismo encantado de la vida.
EC - Algunas de estas empresas propiedad del Estado pero que operan en el derecho privado ya existían antes y otras se han creado ahora. Ahora mismo en enero acaba de crearse una que ayer el senador Eleuterio Fernández Huidobro criticaba para llevar adelante el proyecto de la regasificadora en Sayago. Es una empresa perteneciente a ANCAP y UTE que va a funcionar en el derecho privado.
I de P - El verso de que esto es neoliberal ya fue, si fuera neoliberal y tan horrible habrían eliminado las que había y no habrían creado más.
EC - Pero usted va más allá, propone que por ejemplo ANCAP misma sea una sociedad anónima, UTE misma.
I de P - ¿Por qué no? ANCAP en este momento debe de tener un 30 o 40% del grueso de su facturación en sociedades anónimas. ¿Cuál es la diferencia de que pase de eso al 100%?
EC - ¿Cuál sería la ventaja?
I de P - Las ventajas son las mismas que están buscando ahora, que todas las normas del derecho público alambicadas y burocráticas, desde los recursos administrativos hasta los estatutos de los funcionarios, las licitaciones, todo ese tipo de cosas, se simplifican y pasan a regirse por las normas del común de los mortales. Si son tan malas las sociedades anónimas, que las eliminen.
EC - ¿Eso permitiría bajarles costos a esas empresas, bajar tarifas?
I de P - Por supuesto, y tener un funcionamiento mucho más empresarial. Claro que sí.
EC - La propia oposición actual critica la proliferación de estas empresas estatales que operan en el derecho privado por el detalle de que son difíciles de controlar, no permiten mecanismos de control por ejemplo en el Parlamento.
I de P - Hay que poner sindicaturas. Tienen sindicaturas y publican los balances y demás. Es facilísimo.
EC - Otro detalle, usted también sugiere tocar, aunque no de manera definitiva y frontal, la inamovilidad de los funcionarios públicos.
I de P - No lo inventé yo, el propio Frente lo está diciendo. Lo que pasa es que no se ha animado a hacerlo. El Frente admite ahora es de las tantas cosas que han cambiado públicamente que la inamovilidad de los funcionarios públicos tal cual está consagrada en las normas es una idea de otro mundo que ya no puede ser. Yo no digo eliminarla además para eliminarla en la Administración Central hay que modificar la Constitución, digo que se aplique de una forma sensata. Que para despedir un funcionario público tengan que intervenir toda la línea jerárquica del organismo, la Oficina del Servicio Civil, la Fiscalía, el Poder Ejecutivo y el Senado es un disparate, una locura. Hay que ir a cosas normales.
EC - En la entrevista que Mujica concedió al semanario Brecha, que aparece publicada hoy, sobre final es preguntado a propósito de qué se va a hacer en cuanto a la reforma del Estado, y lo primero que dice es: "Replantear las condiciones que van a tener los futuros trabajadores que entren al Estado"; "¿Van a ser como hasta ahora o van a ser distintas?"; "Creo que hay que plantearse otra cosa distinta, como alguna forma de contratos a término que permita medir resultados, la capacitación, transformar a los concursos en verdaderos concursos, cristalinos".
¿Algo de eso le parece conveniente?
I de P - Supongo que lo que está diciendo sin decir es que es muy difícil cambiarles demasiado la pisada a los que ya están.
EC - Lo propone para quienes entren en el futuro.
I de P - Es una manera uruguaya de hacer las cosas, tiene esa explicación. Puede no ser fácil, porque tener en una misma organización empleados clase A y clase B... Es como el verso de las contrataciones en el Estado, en las que tantos hemos caído: "No los presupuestes, dejá que sean contratados". Lo que ocurre es que andados más o menos años viene alguien y dice: "eso es una barbaridad, el tipo está contratado desde hace 15 años, presupuestalo", y terminamos en las mismas. Pero yo creo que hay conciencia. Esto está vinculado con otro punto que está en esas propuestas, que es la apertura: mantenemos esquemas de vida, de vida laboral, de vida institucional, como se le quiera llamar, que no existen en el mundo, que son ajenos a la realidad y hacen que nuestro país esté preso y estancado. Eso es muy importante. Entonces tirar todo por la ventana no se puede, pero estas cosas concretas sí se pueden.
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EC - Dice que estas sugerencias para el presidente electo que son fruto de la experiencia vivida tanto a nivel público como privado.
El último capítulo se refiere a la energía, dice que "solo la izquierda" puede cortar el "nudo gordiano" de las "corporaciones que operan a la sombra de los monopolios estatales". ¿Qué es esto?
I de P - Es verdad, no se da solo en el campo de la energía, pero ese es un punto vital. Uruguay tiene por un lado necesidad urgente de abatir sus costos en materia de energía, somos un país con grandes dificultades de competitividad; la gente lo refiere ahora al tipo de cambio, estamos otra vez en los reclamos del atraso cambiario y demás, pero aparte de eso además no está en las manos de los gobiernos determinar los tipos de cambio para Uruguay tenemos serios problemas de competitividad por el peso del Estado, por el peso regulatorio, por la rigidez en materia laboral, por los costos de la energía y por problemas culturales de formación. De todos esos factores algunos son muy difíciles de cambiar, por razones políticas, pero otros no tanto, y hay que abordarlos. El de la energía para mí tiene dos caras, tenemos que abaratar nuestros costos, y deberíamos convertirnos en un centro de distribución de energía al menor costo posible para la región.
EC - Usted ve allí una oportunidad para Uruguay.
I de P - Sí, ahí hay un posicionamiento estratégico muy importante.
EC - ¿Cómo sería eso de Uruguay operando como centro de distribución de energía?
I de P - Brasil va a tener siempre dificultades de energía por su expansión, y Argentina por su ineficiencia. Nosotros estamos en el medio, y en vez de ser al jamón del sándwich apretado por los dos lados, que precisamos comprar y terminamos comprando cuando nos venden a los precios que nos quieren vender, deberíamos ser proveedores. Eso es viable si salimos de los constreñimientos actuales. Por supuesto, un constreñimiento es que no tenemos petróleo, eso no está en nuestras manos solucionarlo. Pero otro enorme es el provocado por los monopolios estatales que hacen que la política energética de Uruguay en vez de ser una política energética de Uruguay sean políticas micro de ANCAP y de UTE para beneficio de ANCAP y de UTE, que no son equivalentes a los intereses de Uruguay.
EC - ¿Qué es lo que propone, concretamente?
I de P - Sostener que ANCAP y UTE son propiedad de Uruguay y de todos nosotros es una vieja mentira, no es así. Funcionan en beneficio de quienes las manejan, las corporaciones y en todo caso el Estado que les saca beneficios, lo cual no tiene nada que ver con los intereses suyos, los míos, ni los de los tres millones de fulanos que andan por la calle. Es una de las grandes mentiras que tenemos. Hay que hacer que efectivamente sean empresas en beneficio del país, no de los funcionarios, no del Poder Ejecutivo de turno.
EC - ¿Para eso tienen que competir?
I de P - Para eso tienen que competir y transparentarse, las dos cosas, y permitir que en materia de energía, cuando estamos en un momento de enorme transformación en el mundo entero, se aprovechen las alternativas. Un ejemplo: ¿en cabeza de quién cabe que en medio de una bruta crisis energética como la que hemos tenido estos años UTE licite fuentes alternativas con tope? ¿Cómo por tope, si nos está faltando energía, si estamos pagando fortunas? ¿Qué explica que lo haga con tope? ¿Va en el interés de Uruguay que topee las posibilidades de que haya otras fuentes? No, va en el interés de UTE, es un ejemplo que rompe los ojos.
EC - Finalmente me detengo en el tercero de los capítulos que toca, que parecería que tiñe todos los otros. Sostiene que hemos vuelto a convertirnos en "un país cerrado", y no solo comercialmente, culturalmente también. ¿Cuándo ve que hemos tenido ese retroceso? ¿En qué momento?, ¿qué pasó? Porque dice "hemos vuelto" a convertirnos en un país cerrado.
I de P - Es un viejo problema de Uruguay, que en determinado momento, por ejemplo durante los cinco años de la presidencia de Lacalle, quiso romper en todo sentido pero que después poquito a poquito se volvió a cerrar, se volvió a cerrar en materia de educación, cultural en general, en materia económica, y no lo vamos a poder cambiar. Somos un país muy conservador, no en el sentido de derecha o izquierda sino en el sentido literal del término, Uruguay es un país reacio a cambiar. Todos hablamos de cambio, pero cuando yo hablo de cambio estoy pensando que usted, Emiliano, tiene que cambiar, porque mi caso es diferente; todos queremos mejorar pero creemos que el que debe cambiar es el otro. Así las cosas no funcionan. Para darse cuenta de que hay que cambiar es necesario abrirse, cuando a la gente empiece a apretarle se va a dar cuenta.
Para que la educación en Uruguay pueda evolucionar tiene que estar abierta a los empujes, a los embates de la competencia, de las innovaciones que vienen del exterior. Y así sucesivamente. Hace unos meses en Estados Unidos, hablando con gente del Departamento del Tesoro, el Departamento de Estado y demás, viendo qué pasaba con la administración Obama, qué va a suceder, qué tanta bolilla le van a dar a América Latina, qué va a pasar en materia de comercio, conversando con algunos de ellos, sobre todo con una mujer muy lúcida que está en el Tesoro, una economista, y algunos del Departamento de Estado, hacíamos el razonamiento de que una de las cosas que Uruguay precisa mucho más que cupos en lácteos, quesos, carne ovina y qué sé yo es abrirse. Le va a hacer mucho más bien a Uruguay en su conjunto el abrirse, incluso a una mayor competencia de fuera que aprieta un poco, que vender más toneladas de una cosa o de otra. Lo estamos precisando.
EC - Esa discusión se dio en el período de gobierno que está terminando en el tema del TLC con Estados Unidos.
I de P - Por supuesto, ese para mí fue el gran fracaso del gobierno Vázquez.
EC - Pero es una materia en la que se adoptó un criterio, un criterio que Mujica compartía. ¿Entonces?
I de P - Mujica acompañó lo del TLC, no fue que le puso el palo en la rueda al TLC, vino por otro lado dentro del Frente. No sé en qué posición está Mujica ahora, pero habla de Nueva Zelandia, Irlanda, qué sé yo, y si realmente lo está pensando en una forma coherente y consecuente hasta el final, esos son países que empezaron a moverse cuando se empezaron a abrir, no es que se movieron primero y se abrieron después; se abrieron primero y después empezaron a moverse. No sé, las idas a Nueva Zelandia provocan entusiasmos muchas veces superficiales. Usted fue.
EC - Mujica fue más o menos en la misma época.
I de P - La verdad de la milanesa es que se abrieron primero, y cuando se abrieron empezó a soplar el viento y tuvieron que empezar a tomar medidas. Es lo que Uruguay tiene que hacer.
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EC - ¿Qué esperanza tiene de que haya un ámbito para discutir estas ideas que lanza? ¿Cómo observa la forma como Mujica se está manejando? Por ejemplo, ha tenido una muy buena recepción en el ambiente empresarial, la reunión del Conrad hace pocas semanas fue todo un éxito. Y los comentarios de los empresarios, tanto uruguayos como sobre todo del exterior, fueron muy elogiosos.
I de P - A la primera pregunta, qué espero; no sé, hago lo que puedo hacer, la pelota no está más en mi cancha. Y en cuanto a las reacciones empresariales del exterior tengo un poquito de prevención porque en Argentina hay una larga tradición de cooptación a los sucesivos poderes ejecutivos, lo que llaman la patria contratista, y al menos el origen de la "kermesse" del Conrad es eso, querer cooptar al presidente de la República.
EC - ¿Cómo, cómo, cómo?
I de P - Sí, es notorio. ¿Quién organizó lo del Conrad? Lo organizaron empresarios argentinos con intereses o expectativas vinculados al Estado uruguayo que dependen de decisiones del Poder Ejecutivo.
EC - Alude, por ejemplo, a López Mena.
I de P - Claro, y a otros. Ahí hay un claro ejercicio de cooptación, de lo cual espero que el presidente de la República sea muy consciente. Argentina tiene una larga experiencia en eso, son expertos en la materia.
EC - Pero yo tomaba el ejemplo de la reunión del Conrad por el discurso que Mujica hizo en esa ocasión y por las respuestas que después tuvo. ¿Cómo analiza ese episodio en el contexto de planteos como los que formula en esta columna?
I de P - Da la esperanza de que estas cosas al menos sean analizadas.
EC - ¿Tiene diálogo con Mujica?
I de P - He tenido pocas oportunidades de hablar con él, pero las veces que hablado con él ha sido un diálogo... Ha hecho una cosa muy, muy buena en este período, que es reiterar su apertura tanto a la oposición política como a ideas del resto del país. Es una cosa muy positiva. Después cuando arranca el día a día de la presidencia esas cosas son difíciles de mantener vivas y de canalizar, pero la posición, la propuesta, la intención es muy buena.
EC - El doctor Luis Alberto Lacalle, con quien usted compartió el gobierno, está esperanzado, dice que tiene un buen canal de comunicación con Mujica.
I de P - Me parece perfecto, me parece muy bien, es buena cosa.
EC - ¿Usted lo ve factible?
I de P - Esas cosas dependen, cuando el gobierno empieza a andar los presidentes tienen muchísimos temas, muchas cosas, muchas tensiones, muchas presiones, y no pueden atender todas las intenciones que tenían en el período anterior. Es un tema de prioridades, como en la vida de cada uno. No sé qué prioridades va a resolver Mujica, es un tema de él.
EC - ¿Le mandó alguna señal después de esta columna?
I de P - No, pero en la última conversación que tuve con él, no hace mucho tiempo, hizo mucho hincapié en que estaba abierto, "llámeme, llámeme", y yo en broma le dije "cuando precise un carguito lo voy a llamar". Se reía. Y le dije: "Yo no voy a estar llamando, pero estoy a la orden". Lo he estado siempre, en todas las oportunidades en que pude dar una mano a los gobiernos así lo hice, con el de Sanguinetti, con el Batlle y con el de Vázquez. Es una obligación.
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Transcripción: María Lila Ltaif