Entrevistas

Lacalle: "El discurso de Mujica rompió con los moldes ideológicos de la izquierda tradicional"

Lacalle: "El discurso de Mujica rompió con los moldes ideológicos de la izquierda tradicional"

El presidente del Directorio del Partido Nacional, Luis Alberto Lacalle, consideró que las declaraciones realizadas por el presidente de la República, José Mujica, en el acto de asunción reflejaron "pragmatismo" y un alejamiento de los conceptos clásicos de la izquierda. Entrevistado por En Perspectiva, calificó el discurso como "sincero y esperanzador" en cuanto a que el gobierno buscará "resultados" y no "homogeneidad de pensamiento". El senador se mostró en desacuerdo fundamentalmente con respecto a dos puntos: las referencias a la "patria grande" y el continuismo absoluto en materia macroeconómica. Por otra parte, el dirigente blanco adelantó que durante el período actual su fuerza política se asegurará de que las iniciativas del oficialismo tengan el apoyo de todo el Frente Amplio antes de apoyarlas. "Es simplemente saber si la coalición logra tener homogeneidad a la hora de acompañar a su presidente", aclaró.


(emitido a las 9.37 hs.)

EMILIANO COTELO:
Estamos en diálogo con el doctor Luis Alberto Lacalle, senador de la República, presidente del Directorio del Partido Nacional (PN).

¿Está instalado en su despacho?

LUIS ALBERTO LACALLE:
Sí, señor.

EC - ¿Trabajando?

LAL - Ya estamos en eso.

EC - Nos interesa conversar con usted, como lo hemos hecho con otros dirigentes en estas horas, para conocer con qué sensación general de los actos y de los pronunciamientos de ayer se queda ahora que ya pasaron unas horas y que ha habido tiempo para decantar un poco el análisis.

LAL - Por supuesto. A la orden.

EC - Primero una visión global, su primera impresión.

LAL - Hay que distinguir muy claramente el acto de la Asamblea General, que es el esencial en cuanto a que ahí es que empieza a ser presidente el señor José Mujica, de la transferencia de la banda, que normalmente no es nada más que una formalidad protocolar, en este caso convertida en un acto sustancialmente distinto del anterior.

Vayamos entonces primero al acto que importa, desde mi punto de vista. Primero un aspecto formal importante: un discurso leído es distinto de un discurso improvisado.

EC - Justamente, en la columna que usted escribió el domingo en el diario El País dirigida al presidente de la República, José Mujica, lo exhortaba a que el discurso fuera escrito y leído.

LAL - Sí, porque la circunstancia tiene una importancia muy grande y el que escribe, corrige, cambia una palabra, vuelve a leer; es lo que hacemos todos cuando tenemos un texto para pronunciar, para leer, les da una mucho mayor seriedad a las expresiones porque ellas no surgen en el momento sino que son fruto de una meditación y una eventual corrección de términos. Así que ante todo, nos congratulamos de que haya sido un discurso escrito, porque tiene otro valor en cuanto a que tiene una reflexión detrás.

El discurso es de una enorme importancia, tenemos que tenerlo, vamos a pedir la versión taquigráfica, porque tiene definiciones muy importantes de ruptura con los moldes ideológicos de la izquierda tradicional, conservadora y aferrada a determinados conceptos muy rígidos. Fue un discurso pragmático que cortó a través de la opinión pública, un discurso indudablemente sincero y muy esperanzador en cuanto a que lo que se buscará es realizar actos de gobierno que apunten a resultados más que a una homogeneidad de pensamiento, que nunca es buena porque el gobernar se compone de saber qué pero sobre todo de cómo llegar a esa finalidad. En ese sentido fue un discurso que espero que la gente del Frente Amplio (FA) haya asimilado y esté de acuerdo en esa nueva modalidad de buscar resultados, de no caer en los moldes de lucha de clases, búsqueda del socialismo, etcétera, que ayer fueron aventados, al menos en el pensamiento del presidente de la República.

EC - Detrás de esas palabras suyas se cuela el escepticismo.

LAL - No, escepticismo no; realismo. Pero me congratulo del sentido pragmático del discurso; al contrario, lo considero muy importante en tanto y en cuanto el jefe del gobierno y jefe de Estado marca un rumbo que corta a través.

EC - Pero puede ocurrir, por lo que usted dice, que ese rumbo tenga inconvenientes dentro del propio oficialismo.

LAL - Ojalá que no sea así, porque es un rumbo que compartimos. Simplemente señalo que seguramente a más de algún integrante del Frente apegado a una ortodoxia le puede haber resultado novedoso o incluso no del todo cómodo, pero no estoy haciendo ningún augurio negro ni negativo; ojalá en el cómo él esté acompañado por su gente en esta gestión que se marcó sobre la base de cuatro puntos importantes para lograr acuerdos, pero con aceptación de que el Frente no es una fuerza distinta, de que puede cometer errores, ha cometido errores. Me pareció un discurso muy importante, en un 70, 80% para compartir.

EC - Y de lo que no compartió, de ese 20 o 30%, ¿qué destaca?

LAL - Hubo tres puntos, en algunos creo que se paga tributo a algunos conceptos que no son ciertos en el mundo real. Lo de la patria grande, la patria chica o la patria mediana no existe, acá hay una sola patria que es Uruguay, y existen países vecinos, países latinoamericanos con una raíz muy remota común, pero la realidad nos indica que no hay otra patria que la nuestra.

EC - Justamente, estábamos discutiendo ese tema antes de empezar la entrevista con usted, y varios de los integrantes de la mesa tenían algunas dudas que puede ser oportuno formularle en este momento.

Por ejemplo, Adolfo Garcé.

ADOLFO GARCÉ:
Usted habrá escuchado alguna vez que el "Tucho", Alberto Methol Ferré...

LAL - ...sí, con quien teníamos fieras discusiones sobre este tema. Amistosas siempre, por suerte.

JUAN CARLOS DOYENART:
Asesor de Mujica.

EC - Un hombre que supo alinearse con el FA en el nacimiento del Frente en los setenta, que después regresó al PN y que últimamente se había entusiasmado y estaba trabajando con Mujica.

AG - Tucho Methol Ferré alguna vez definió frente a amigos a Mujica como el "Herrera de los pobres".

LAL – Me parece que le queda un poco grande, pero como aspiración puede ser buena.

AG - Yo le quería preguntar, aprovechando que usted es un estudioso del pensamiento de su abuelo, porque hay dos puntos del discurso de ayer que me suenan muy cercanos al pensamiento de Luis Alberto de Herrera. Primero, el de ayer no fue un discurso jacobino.

LAL - No.

AG - No es la aplanadora del Frente pasándole por arriba a la oposición.

LAL - Sí, por eso es muy auspicioso.

AG - Y el segundo punto es cómo manejó, en qué términos planteó Mujica la cuestión de las relaciones internacionales; ¿en esta tríada nacionalismo, federalismo-Mercosur y latinoamericanismo no le suena como que hay un enganche notorio con el pensamiento del doctor Herrera?

LAL - Creo que el pensamiento de Herrera es totalmente opuesto a la concepción de una supranacionalidad latinoamericana o aun federal, no hay un solo escrito del doctor Herrera que aliente o sustente el hecho de que el país se subsuma dentro de una unidad política mayor. Esas son creaciones del intelecto y de los intérpretes, pero no hay un solo concepto que nos entusiasme en el sentido de que haya otra patria que no sea la nuestra. Es más, creo que ese camino fue posible hasta 1813, 1814; cuando las ideas de Artigas fueron rechazadas por el gobierno de Buenos Aires se terminó la posibilidad de aquella concepción de la confederación que Buenos Aires se encargó de rechazar, y además entregó la Banda Oriental al ejército portugués para castigar a Artigas. A partir de ese momento hay una sola patria. Herrera decía una frase muy bonita: "Nosotros somos hombres de patria, no de todas ni de cualquiera, sino de esta la nuestra". Entonces yo no comparto que eso sea un engarce o un eslabón dentro del concepto del doctor Herrera, y creo que estoy en posición bastante sólida.

AG - Quería conocer su opinión porque siempre me pareció una definición bien ingeniosa y fértil esta de vincular –sobre todo por el pasado de Mujica en el herrerismo– algunos rasgos del pensamiento de Mujica con el pensamiento del doctor Herrera.

LAL - Sí, yo con Tucho tuve una enorme amistad, siempre bromeábamos con el Toba Gutiérrez diciendo "si el Tucho no fuera tartamudo", porque tenía aquella encantadora dificultad para expresarse pero tenía una claridad de pensamiento... Pero en esto discrepábamos totalmente, tuvimos alguna discusión sobre el carácter político del Mercosur que yo rechazo enfáticamente y contra el que lucharé todo el resto de mi vida, porque me parece un profundo error. Tenemos que defender la independencia total y absoluta del país respecto sobre todo de los vecinos, pero respecto de cualquier otra nación.

EC - Doctor Lacalle, lo interrumpimos cuando usted estaba enumerando tres grandes discrepancias con el discurso de Mujica en la Asamblea General.

LAL - Tenemos esta, después tendríamos una que me pareció que era pagar un tributo excesivo a su compañero de gobierno y de fórmula, al decir que era la continuidad absoluta y total de la política económica en lo macro. Me encantó aquello de la heterodoxia en lo micro, porque así debe ser, no hay ninguna política químicamente pura, ni liberal ni estatista, son todas combinaciones en distintos grados de ambas. Pero hemos visto los resultados de la política económica, y hay resultados negativos, el aumento de la deuda externa en momentos de una enorme prosperidad durante la cual no se hizo reserva para "días de lluvia", la imposición al sueldo y a la jubilación por medio del IRPF (impuesto a la renta de las personas físicas) y el IASS (impuesto de asistencia a la seguridad social), el aumento del gasto público a niveles muy grandes y un déficit que es el doble del que se recibió. Por tanto creo que un apego total a esa política económica no es acertado.

Y finalmente me pareció totalmente gratuita la mención a la ley de empresas públicas y al plebiscito del año 92, no solamente porque ya ha pasado mucho tiempo sino porque el gobierno que acaba de terminar y que integraron ambos, el presidente y el vice, privatizó todo lo que encontró por el camino, no se había visto una ola mayor de empresas privadas del Estado, de asociaciones, como en esta época.

EC - Pero usted vio por qué hizo la referencia al freno avientos privatizadores, lo hizo para destacar que aquellos pronunciamientos no tenían nada que ver con la calidad de la gestión y que ese es un punto pendiente. Dijo: "El Uruguay se mantuvo al margen de los vientos privatizadores de los años noventa; es más, la sociedad recibió propuestas, las consideró y las rechazó explícitamente; estuvimos entre los abanderados de ese rechazo y no nos arrepentimos, pero el respaldo de los ciudadanos fue a un modo de propiedad social, no a un modo de gestión de la cosa pública, y menos a sus resultados. Es probable que aquellos eventos y estas confusiones hayan postergado demasiado la discusión franca sobre el Estado, sobre los recursos que consume y sobre la calidad de los servicios que presta. Hoy una revisación profunda es impostergable".

LAL - En ese aspecto compartimos.

EC - Da la impresión de que también ahí estaba haciendo una cuota de autocrítica a las posiciones que la propia izquierda ha sostenido.

LAL - Sí, por supuesto.

EC - Como que se quedó en el rechazo a los planes "privatizadores" y no se ocupó de los problemas de gestión.

LAL - Sí, ahí tenemos el tema de las corporaciones que están instaladas en los entes autónomos, que son uno de los frenos que ha tenido nuestro país. La parte de que la gestión es lo que hay que analizar –el tema de la propiedad ya ha quedado en el pasado– la compartimos; quizás la mención haya sido para apoyar el pensamiento posterior. Quizás en esto haya una subjetividad muy grande de mi parte, porque aquel no fue un intento privatizador, recordemos que la ley de empresas públicas el Estado conservaba el 40% del capital y los trabajadores pasaban a ser propietarios del 8%; no fue una ley privatizadora a la argentina, incluso los fondos eventuales a obtener –cosa que se hizo cuando se enajenaron ILPE y la parte de Pluna– no podían ser utilizados para cualquier cosa, y ese artículo lo conozco porque lo redacté de puño y letra, establecía que los recursos preceptivamente debían ir a inversiones en materia de educación, de salud, o a capitalizar el BPS.

EC - Juan Carlos Doyenart tiene una pregunta.

JCD - Yo miré este aspecto del discurso de Mujica con ojos positivos y esperanzadores. Yo fui uno de los defensores en el año 92 de la ley, uno de los poquititos.

LAL - Sí, éramos pocos y no muy bien montados.

JCD - Se expresó después en las urnas. Una de mis preocupaciones era: si dejamos matar esta ley –como fue matada–, no vamos a tener posibilidad por muchísimo tiempo de discutir en serio el tema del Estado.

LAL - Claro, porque no se discutió en aquella oportunidad.

JCD - No, se mató una ley.

LAL - Pusieron los piratas y las joyas de la abuela en aquella alianza tan peculiar entre fuerzas políticas muy dispares, pero ni se discutió la ley ni se ofrecieron alternativas. Pero dejémoslo en el pasado.

JCD - Yo no sé si usted rescató –el discurso es para leer– que Mujica terminó este tema diciendo "quizás eso no nos permitió discutir en serio", rescató autocríticamente algo que yo no había oído hasta ahora en Uruguay, decir que más allá de la ley, la forma en que la ley fue destruida y cómo fueron rechazados los vientos privatizadores –como él dice– nunca pudimos discutir después en serio el tema del Estado como tal.

LAL - Entonces voy a cambiar mi opinión.

JCD - Creo que hay que rescatar eso.

LAL - Le saco un 10% a la crítica, quedamos en 80%. (Risas)

EC - Yo iba a preguntarle qué importancia terminan teniendo las discrepancias que usted registra con el discurso de Mujica en el conjunto, cuánto lo distancian de la largada que el nuevo presidente marcó.

LAL - Hoy un colega suyo me decía "empezó la luna de miel", y yo le dije: "Mire, yo no estoy casado con Mujica, así que luna de miel no va a haber". Lo que va a haber es que, habida cuenta de que hay mayoría parlamentaria de nuevo del lado del gobierno, veremos las iniciativas y estaremos muy atentos a que primero que nada sean apoyadas por todo el FA. En eso vamos a ser muy constantes y muy claros: viene un proyecto de ley del presidente Mujica y sus respectivos ministros, del Consejo de Ministros, entonces cuando se trate preguntaremos: "¿Todo el FA acompaña esta medida?", previo a tomar una determinación en la que podemos ser o simplemente comparsas de la mayoría –si hay mayoría acompañar– o eventualmente completar una mayoría. Pero siempre primero pasaremos por ese análisis: ¿el FA acompaña en su totalidad? Y en esto no vean una treta ni una pregunta capciosa o maliciosa, es simplemente saber si la coalición –porque no es un partido– logra tener homogeneidad a la hora de acompañar a su presidente.

EC - Otra pregunta de la mesa.

GRAZIANO PASCALE:
Estaba pensando en ese porcentaje depurado que usted acaba de hacer de las coincidencias y las discrepancias con el discurso, y me preguntaba si ese 80% que queda en el cernidor después de esta conversación puede ser trasladable a la actitud que va a tener el PN frente al gobierno. Grosso modo ¿podríamos decir 80% de apoyo a las propuestas del gobierno y 20% de rechazo?

LAL - El porcentaje es simplemente una figura del lenguaje para marcar que estamos más de acuerdo que discrepantes con el discurso.

GP - A eso apuntaba, si eso va a ser trasladable a la acción en el Parlamento.

LAL - Tenemos que analizar las leyes una por una. Además también nosotros presentaremos leyes y le pediremos a la mayoría que las analice. Veremos si hay negativas cerradas como hubo a escuchar propuestas de la oposición o no; aspiramos a que no, a que haya una especie de amplitud mental, al menos en una gran parte del Parlamento. Nosotros vamos a presentar seguramente la semana que viene una ley sobre empleo juvenil que elimina la cantidad de dificultades que hay para que se cumpla la ley que está vigente, que nadie puede usar por lo complicada que es. Y de nuestro plan de gobierno hemos hecho un listado de las medidas que eran puramente legislativas y las vamos a ir presentando para cumplir con la gente que nos acompañó. Yo tengo un compromiso escrito en un folleto, lo tengo subrayado, y pienso presentar todo lo que son piezas de legislación independientes del ejercicio del Poder Ejecutivo.

EC - Cuando usted saludó a Mujica en la plaza Independencia, al menos como se vio por televisión, lo hizo con un gesto muy severo, parecía que en ese momento no había un buen ambiente entre los dos, o que usted no estaba muy conforme con determinado aspecto; más bien parecía que estaba manifestando alguna discrepancia. ¿Qué ocurrió?, ¿qué pasaba? ¿Qué le dijo a Mujica?

LAL - No, no le dije nada. Pero notoriamente el acto de la plaza Independencia desfiguró lo que es una instancia protocolar que podía incluir la nominación de los ministros, el pasaje de la banda, que es un momento muy lindo seguramente para ambos presidentes, cuando se convirtió en virtud de la oratoria, sobre todo del vicepresidente Astori, en un acto frentista, y cuando el presidente Mujica se puso a improvisar y habló más para la tribuna que dentro del marco de un acto protocolar. Pero seguramente tenían que pagar algún peaje ante la gente que estaba reunida allí. Eso me parece que desfiguró el acto, de la misma manera que ese desfile, seudodesfile que hubo, que no estaba acorde con lo que el acto tenía que representar. Que el pueblo frentista estuviera allí saludando a Mujica apareciendo en el balcón, como se ha hecho siempre, me parece que hubiera sido lo más correcto. Es simplemente una discrepancia, porque a ese acto no le doy la importancia que le doy al que se desarrolló en esta casa ante los representantes de la ciudadanía.

***

Transcripción: María Lila Ltaif


Materiales relacionados:

Documento: Palabras del presidente de la República, José Mujica Cordano, tras ser investido en la Asamblea General del Parlamento Nacional