Entrevistas

Cuba: entre la necesidad de cambios económicos y la lucha por los derechos políticos

Cuba: entre la necesidad de cambios económicos y la lucha por los derechos políticos

"Es la primera vez que el gobierno cubano encuentra un interlocutor interno para hablar de temas políticos nacionales". Tal fue lo expresado por Fernando Ravsberg, corresponsal en La Habana de la BBC, al comentar el diálogo iniciado entre el gobierno de Raúl Castro y la Iglesia católica. Al repasar los problemas más urgentes que sufre la isla, afirmó que el tema de los presos políticos "no interesa masivamente" al pueblo cubano ya que, al no contar con una tradición democrática fuerte, su interés se enfoca en lograr el desarrollo material. "A nivel económico e incluso político, Cuba va hacia un modelo muy parecido al vietnamita", agregó.


(emitido a las 8.57 Hs.)

EMILIANO COTELO:
En Cuba, el gobierno encabezado por Raúl Castro y la Iglesia católica iniciaron un proceso de diálogo que no tiene precedentes y que en esta primera etapa se ha centrado en mejorar las condiciones de reclusión de los presos políticos y que conduciría luego a la liberación de esos detenidos.

La noticia fue dada a conocer el jueves pasado por autoridades de la Iglesia católica de La Habana, pero también fue destacada por el diario oficial, Granma, que habló de ella en su primera página durante dos días seguidos.

Mientras el movimiento disidente reaccionaba con cautela, fuera de Cuba el paso tenía amplia repercusión, ya que la situación de los presos de conciencia ha motivado este año varios reclamos muy directos de gobiernos del hemisferio norte y de organizaciones defensoras de los derechos humanos.

El debate quedó instalado en febrero, a raíz de la muerte en huelga de hambre del preso Orlando Zapata, y continuó luego con el ayuno que desde hace tres meses lleva adelante el sociólogo Guillermo Fariñas en demanda de la liberación de 26 prisioneros opositores.

¿Cómo hay que interpretar este diálogo entre el presidente Raúl Castro y los obispos cubanos? ¿Qué está pasando en la isla? ¿Hacia dónde marcha la Revolución desde que Fidel Castro dio un paso al costado?

Vamos a conversar con el periodista uruguayo Fernando Ravsberg, corresponsal en La Habana de la cadena británica BBC.

***

EC - Tú en este momento no estás en La Habana, estás en España, en Madrid concretamente.

FERNANDO RAVSBERG:
Estoy en Madrid.

EC - Si bien vives en La Habana y allí desarrollas tu actividad profesional, cada tanto viajas a España, entre otras cosas para dictar cursos de periodismo.

FR - Exactamente, doy clases de periodismo en la Complutense, cursos de posgrado fundamentalmente.

EC - Desde allí sigues muy de cerca las novedades. ¿Qué importancia le asignas a este canal de diálogo que se ha puesto en marcha entre el gobierno de Cuba y la Iglesia católica?

FR - Es muy importante, es la primera vez que el gobierno cubano encuentra un interlocutor interno para hablar de temas políticos nacionales. Hasta ahora el diálogo siempre había sido con otros países, otros gobiernos, parlamentos, etcétera. Hay un antecedente, hace unas semanas cuando el gobierno de Raúl Castro convocó a la Iglesia católica para decirle que autorizaba a las "Damas de blanco", las esposas de presos políticos, a marchar otra vez libremente por las calles, como habían hecho durante mucho tiempo, pero en las últimas semanas habían entorpecido sus protestas grupos de personas adeptas al gobierno.

EC - Eso fue a fines de abril, cuando los obispos recibieron respuesta positiva del gobierno a una solicitud que habían hecho para que las "Damas de blanco" pudiesen desarrollar libre y pacíficamente sus marchas todos los domingos por la Quinta Avenida. En ese momento el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, dijo: "Muchas veces hemos hecho gestiones de distinto tipo y en general no se nos contestaba". Esta vez sí se les contestó.

FR - Exactamente, las dos veces se les contestó. Hay otro antecedente del año pasado, que fue la conmutación de la pena de muerte a unos 50 condenados que esperaban ser fusilados. La noticia pasó casi desapercibida internacionalmente, pero que sin duda tiene relevancia en el tema derechos humanos.

EC - ¿Cuándo ocurrió eso?

FR - A mitad del año pasado el gobierno decretó la conmutación, les cambió la pena de muerte por condenas de 20 años, de 30 años, etcétera.

EC - ¿Cómo se explica que el gobierno del presidente Raúl Castro coloque a la Iglesia católica en esa categoría de interlocutor válido cuando los católicos son minoría en la población cubana? No es una institución fuerte en la sociedad de ese país.

FR - No es una institución fuerte en el sentido de tener muchos adeptos, muchos seguidores. Es una religión minoritaria, la mayor parte de los cubanos profesa una fe afrocubana conocida como santería. Pero sí tiene influencia como voz social, es tal vez la religión más organizada dentro del país y por supuesto tiene una influencia internacional muy grande. De hecho, a partir de este diálogo toda la opinión internacional está atenta a lo que va a pasar.

EC - Quizás un factor importante allí que las dos partes han destacado es el hecho de que lo que se ha establecido es un diálogo entre cubanos, el diálogo del gobierno es con la Iglesia católica de Cuba y con obispos cubanos. ¿Le asignas relevancia a este detalle?

FR - Es muy importante, sobre todo si se tiene en cuenta que quienes gobiernan Cuba en este momento son militares profundamente nacionalistas. Tan nacionalistas que detuvieron cualquier intento de hacer una federación cubano-venezolana, por ejemplo, una idea de Fidel Castro y Chávez unos años atrás. Es un grupo de militares muy nacionalistas que creo que están buscando y han encontrado un interlocutor interno para hablar entre cubanos. Un valor que el gobierno no le da a la disidencia porque esta recibe dinero del exterior.

EC - Incluso dentro de la propia iglesia se están haciendo diferencias. Dentro de pocos días va a visitar Cuba Dominique Mamberti, secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede; estará allí el próximo 15 de junio para participar en jornadas por los 75 años de las relaciones entre La Habana y el Vaticano. Y la semana pasada, cuando se informó de estos contactos, Granma aclaró: "La visita de monseñor Mamberti no está relacionada con las gestiones que en las últimas semanas ha hecho la Iglesia de Cuba ante las autoridades del país a favor de los presos y las ‘Damas de blanco’". Como que hay una intención de marcar la cancha.

FR - Exactamente, ese asunto es clave. Además es la primera vez –con el antecedente que mencioné– que el gobierno se muestra dispuesto a abrir un diálogo interno. Hasta ahora ha sido capaz de negociar con América Latina, con Estados Unidos, con Canadá, con Europa, pero nunca había aceptado abrir un diálogo político interno, y es el paso que acaba de dar, un paso que, que como todo diálogo entre ciudadanos de un mismo país, considero como positivo.

EC - El cardenal Jaime Ortega cuando hablaba de los resultados de esta reunión decía: "Ha sido un diálogo sobre Cuba, sobre nuestras realidades. ¿Qué tiene de nuevo e importante? Que no hemos ido a tratar problemas de la Iglesia ni necesidades de la Iglesia", fueron a hablar del país.

¿Por qué el gobierno de Cuba da un paso como este en este momento?

FR - La Iglesia católica ha apostado desde el principio por Raúl Castro. Hay que tener en cuenta que todos los visitantes extranjeros que llegaban a Cuba antes de que Raúl Castro asumiera el cargo veían a los disidentes. El que rompió esa línea fue el cardenal Bertoni, enviado del Papa. Prácticamente es el primer político extranjero que recibe Raúl Castro desde que es presidente, y es el primero que no se reúne con la disidencia, que solamente dialoga con el gobierno. A partir de ese momento todos los políticos y funcionarios que visitaron Cuba durante 2008 y 2009 ningunearon a la disidencia y trataron directamente con el gobierno. E incluso las críticas que han aparecido en la revista de la Iglesia católica han sido muy respetuosas y muy positivas respecto a Raúl Castro. Positivas en el sentido de empujarlo a que siga su programa, no exigirle otras cosas sino su propio programa de cambios, el que Raúl Castro prometió. La Iglesia católica se ha ido ganando un espacio con el nuevo presidente, y creo que esto es resultado de esa confianza que se va ganando entre ambas partes.

EC - Esa respuesta tuya explica por qué se le da a la Iglesia católica ese papel. Pero mi pregunta iba más allá: ¿por qué se da este paso, por qué se inicia un diálogo en el que están en juego las condiciones de reclusión de los presos políticos y eventualmente su liberación? ¿El gobierno de Cuba ha quedado muy presionado en estos últimos meses a raíz de la muerte de Orlando Zapata? ¿Hay un contexto internacional que lo empuja a mejorar su imagen en materia de derechos humanos?

FR - No creo que haya una presión internacional demasiado grande. De hecho, con excepción del gobierno de Estados Unidos, ningún otro gobierno condenó al gobierno cubano por la muerte de Zapata. Sí parlamentos como el de México y el Parlamento Europeo, pero gobiernos como tales no. No creo que exista tal presión. Ante todo hubo un cambio de presidente en el país, cosa que a veces la gente parece olvidar, porque son hermanos, porque los dos se llaman Castro, porque los dos son comunistas; lo que sea, pero son dos presidentes distintos. Es algo similar a lo que acaba de ocurrir en Uruguay, aunque sean dos presidentes del Frente Amplio, Tabaré y Mujica son dos personas diferentes.

En este caso ha habido un montón de cambios en el país que la gente parece no seguir: cambios económicos, reconocimiento de derechos de los ciudadanos, por ejemplo el acceso a internet que estuvo prohibido durante años para los cubanos acaba de ser ratificado legalmente por un decreto como derecho, e inmediatamente se abrieron los cibercafés para que cualquier ciudadano pueda consultar desde el Miami Herald hasta BBC Mundo e incluso El Espectador. Son pasos claves, pasos que no se tienen en cuenta pero que significan, por ejemplo, que el gobierno cubano acepta por primera vez terminar con el monopolio informativo y darle acceso al mundo.

Ha habido una serie de cambios en el acceso de los cubanos a los hoteles, lo cual los convirtió en el verano del año pasado en el 10% de las personas hospedadas en los hoteles turísticos, lo cual demuestra también que hay ciertos sectores con buenos ingresos. Ha habido todo un proceso de cambios que no se sigue, entonces cuando surgen cosas como estas, tan fuertes como el diálogo con la Iglesia católica para mejorar las condiciones de los presos políticos, nos sorprendemos todos y preguntamos qué está pasando. Desde hace dos años y medio están pasando bastantes cosas en el país.

EC - Acá llamaron mucho la atención a mediados de marzo las declaraciones del músico Pablo Milanés, después de la muerte de Orlando Zapata y cuando estaba corriendo la huelga de hambre de Guillermo Fariñas, esa frase tan corta pero tan contundente: "Las ideas se discuten y se combaten, no se encarcelan". Y dijo más, "hace falta otra revolución porque tenemos manchitas, el sol enorme que nació en el 59 se ha ido llenando de manchas en la medida en que se va poniendo viejo", "la historia debe avanzar con ideas y hombres nuevos". En particular este tema de los presos políticos ¿es un problema de los que hoy incluso dentro de Cuba ya no se sostienen?

FR - El problema de los presos políticos no es un problema social, es un problema que se puede discutir a nivel de la intelectualidad, pero la mayor parte de la gente desconoce incluso la existencia de los presos políticos, por un problema de que no se informa nada al respecto. Incluso cuando se habla de contrarrevolucionarios –así se les llama–, inmediatamente la gente toma distancia. Te pongo un ejemplo: la bloguera Giovanna Sánchez va a ser detenida y empieza a gritar frente a una parada de autobuses llena de personas: "¡Me están secuestrando, me están secuestrando!", y la gente empieza a moverse hacia el lugar; inmediatamente uno de los que la están deteniendo, uno de los policías, dice: "Esta es una contrarrevolucionaria", y es palabra santa para que todos vuelvan a la parada y miren hacia otro lugar. No es un tema que interese masivamente a la gente, no hay una presión interna.

Pero sí hay una presión externa, y además creo que hay conciencia en el país de que por lo menos 50 de los presos que están en las cárceles fueron tomados prisioneros para ser cambiados por los cinco cubanos presos en Estados Unidos, y se les dieron penas muy duras, excesivas incluso si hubieran cometido los delitos de los que se los acusa, las penas de 25 años son excesivas. Creo que Raúl Castro está intentando enmendar ese error que se cometió hace algunos años.

Hay que tener cuidado con el tema de los presos políticos, se habla de 200 presos, pero muchos de ellos cometieron acciones violentas como asesinatos, como poner bombas en hoteles turísticos y matar ciudadanos europeos. El tema es ¿son esos presos de conciencia también? Ahora va a haber que aterrizar los conceptos y ver la libertad de quién se reclama y la de quién no.

EC - También es cierto que buena parte de los presos políticos son por ejemplo periodistas, gente que no llevó adelante acciones violentas.

FR - De los 200 solo 53 son considerados presos de conciencia por Amnistía Internacional, el resto no.

***

EC - Es importante seguir dando contexto a estas noticias de estos días. Cito otro elemento, en abril el propio cardenal Jaime Ortega, el arzobispo de La Habana, advirtió que Cuba enfrentaba una situación muy difícil y criticó la demora del gobierno en introducir cambios económicos, "lo que produce impaciencia y malestar en el pueblo", dijo. ¿Cómo está el país desde el punto de vista económico?

FR - Efectivamente hay problemas. El país vivió muchos años del mercado negro. Cuando se dice que un cubano gana 17 dólares mensuales entra en contradicción con las cifras de desnutrición, ya que Cuba es el único país de América Latina que no tiene desnutrición infantil, según la UNICEF. No se puede ganar 17 dólares y alimentar a los hijos. El secreto está en el mercado negro, la mayor parte de la gente roba cosas de su centro de trabajo que revende después en el mercado negro, llámense habanos, pintura, ladrillos, lo que tenga a mano. La gente se acostumbró a vivir de esa manera y tener esos ingresos extra.

En estos momentos el país se está reorganizando, se está reordenando, y el mercado negro se está contrayendo. Eso implica una mejora de la macroeconomía, pero implica a la vez que la gente está perdiendo esos ingresos extra sin un aumento salarial. Entonces la situación económica está apretándose, y el gobierno está tomando medidas, pero muchos consideran, como la Iglesia católica, que lo hace con mucha lentitud. Por ejemplo, se entregaron tierras a 100.000 familias campesinas que ya tienen la posibilidad de ganar mucho mejor, yo entrevisté no hace mucho a uno de los nuevos propietarios, y me contaba que antes de que le entregaran la tierra ganaba 250 pesos cubanos por mes y ahora había pagado el préstamo que le dieron para empezar a trabajar y tenía 7.000 pesos a su favor, el equivalente a 30 meses de trabajo ahorrados. Quiere decir que las condiciones de esa gente han mejorado.

Se han abierto licencias para los trabajadores privados, 10.000 nuevos cubanos pueden transportar personas y mercancías con sus vehículos de forma legal, con licencia. Y así han ido surgiendo otras cosas. Las peluquerías del Estado, por ejemplo, han pasado a manos de los trabajadores, se han formado cooperativas de peluqueros que ahora trabajan para sí mismos, no para el Estado. El Estado les alquila el local, les cobra el agua y la luz, pero las ganancias son para ellos. Así se han ido dando pasos.

EC - Hay una lectura que dice que por ejemplo con la transformación de las peluquerías que eran estatales en peluquerías operadas privadamente, eventualmente por cooperativas, lo que se busca es bajar la cantidad de funcionarios públicos, porque hasta los peluqueros eran funcionarios públicos. Cuba tiene un exceso de funcionarios públicos y un problema de déficit importante en su presupuesto. ¿Qué dices tú de esa interpretación?

FR - En parte sí, pero no baja porque el peluquero deje de ser empleado público, sino porque desaparecen todos los que controlaban al peluquero, los inspectores que iban a ver cuánto hacía al día, los que le llevaban el talco y las hojas de afeitar y los que amolaban las tijeras. Todo el aparato de control que había alrededor del peluquero desaparece, desaparece es la burocracia y él se transforma de un empleado público productivo a un empleado privado productivo. Lo que desaparece es la burocracia improductiva, la que controlaba a estos señores.

Para que tengan una idea del tamaño de la cosa, en Cuba llegó a haber una empresa nacional de limpieza del calzado, una empresa que nucleaba a todos los limpiabotas del país. Imagínense el aparato burocrático que tiene que haber para llevarles betún, cepillos, trapitos, recoger lo que ganan cada día, inspeccionarlos, después pagarles un salario a fin de mes, llevar la contabilidad a nivel nacional para organizar a los lustrabotas. Eso te da una idea de hasta qué punto estaba estatizada la economía del país y hasta qué punto los cambios que está habiendo son importantes.

EC - Pero entonces, por ejemplo cuando las peluquerías dejan de ser estatales, en la medida que desaparecen todas esas tareas de control que tú mencionabas también va a haber funcionarios que se queden sin sus puestos de trabajo.

FR - Eso está pasando, se les ofrecen otras opciones, tienen la posibilidad de buscar tierra. Un país no puede funcionar con un 70% de gente improductiva sentada en oficinas durmiendo bajo el aire de un ventilador.

EC - Hay mucho de autocrítica, entonces, en estas medidas que se están tomando.

FR - Por supuesto, pero no pública. Ante cada medida de cambio que se toma se dice: "siguiendo el pensamiento de nuestro comandante en jefe", y se cambia todo lo que había hecho Fidel. Creo que en Cuba va a pasar algo parecido a lo que pasó en China, van a tomar las medidas que entiendan necesarias –no me refiero al modelo– pero durante décadas van a seguir hablando del pensamiento de nuestro comandante en jefe, como hablan en China del pensamiento de Mao.

EC - Interesante esa comparación con China, porque yo pensaba preguntarte, teniendo en cuenta que ya han pasado casi cuatro años desde el retiro de Fidel Castro, cuáles son los cambios que ha implicado su relevo por Raúl en la conducción del gobierno y la conducción de la revolución. ¿Hacia dónde va ahora la Revolución cubana?

FR - A nivel económico e incluso político va hacia un modelo muy parecido al vietnamita. El chino tiene otros parámetros, por razones de población y de superficie. Pero va caminando hacia eso con enorme lentitud, los pasos se van dando cada muchos meses. Fidel Castro era un gran improvisador, Raúl Castro es un hombre que prueba cada medida antes de tomarla.

EC - ¿Cómo es ese análisis comparativo? Tú dices que Fidel Castro era un gran improvisador.

FR - Sí, se le ocurría una idea y al día siguiente la aplicaba en todo el país. Después si se había equivocado venía el desastre. Por ejemplo, en los años sesenta se le ocurrió que Cuba tenía que sembrar café en las afueras de La Habana, y mandó a derribar, cortar y arrancar todos los árboles frutales que rodeaban La Habana. Después sembró café, y el café no se dio. Entonces los cubanos, o los habaneros, se quedaron sin café y sin frutas. Raúl Castro es un hombre mucho más pragmático, es un hombre que prueba. Por ejemplo, escogió seis peluquerías de distintos puntos del país, y durante seis meses probó el funcionamiento como cooperativas, las convirtió en cooperativas. Se dio todo bien, muy bien, lo extendió a todo el país. Algo parecido está haciendo con los taxis, creó una empresa de taxis con un sistema parecido de cooperativas, funcionó y ahora lo está ampliando. Pero para proyecto hace una prueba piloto como de seis meses, lo cual hace todo sumamente lento.

EC - Tú tomabas como referencia Vietnam, no China.

FR - Vietnam tiene una superficie y una población similares a las de Cuba. China juega con otros parámetros.

EC - ¿Qué otras características del modelo vietnamita empiezan a verse en Cuba?

FR - Primero, la cooperativización de la tierra; de paso te diré que hay asesores vietnamitas trabajando directamente con los nuevos campesinos. Y otra es la capacidad del aparato político de mover en determinados momentos a la población para lograr éxitos económicos. Por ejemplo, si en algún momento necesitan una mayor producción de arroz, hacen una movilización social para que la gente vaya a sembrar arroz. En Vietnam el control político del Estado es mucho más fuerte que en China.

EC - Justamente, desde el punto de vista de las libertades políticas o de las libertades individuales más en general, tú hablas también de una extrema lentitud en los cambios.

FR - Sí, hay lentitud, pero el tema de las libertades es un tema de núcleos muy pequeños.

EC - Pero es un déficit notorio y grave en la sociedad cubana.

FR - Claro, pero tienes que desprenderte de la idea de Uruguay, un país que ha tenido una tradición democrática, donde la gente está acostumbrada a vivir en democracia, salvo el pequeño lapso de la dictadura militar; digo pequeño históricamente. Cuba es un país que prácticamente nunca fue independiente, al final de la colonia española entraron tropas de otro país, el primer presidente lo puso Estados Unidos, y después prácticamente no tuvo una historia democrática, entonces lo que yo detecto en la calle es mucha más necesidad de cambios económicos que de cambios políticos.

EC - ¿Hasta dónde van a llegar los cambios políticos? ¿Cuál es la impresión?

FR - En la medida en que la gente no los pida no van a llegar muy lejos. La disidencia es ínfima, tiene una influencia muy reducida. Dar libertad a los ciudadanos es reducir poder a un gobierno, y ningún gobierno reduce su poder por voluntad propia, sino cuando la gente se lo exige, se lo pide.

EC - Otra característica que ha tenido la Revolución cubana hasta ahora ha sido la de depender muy fuertemente de un líder, Fidel Castro. Fidel Castro ya no está, o al menos ya no está al frente del proceso; sigue existiendo, sigue pronunciándose, sigue opinando, pero ya no es el conductor.

FR - Y no opina sobre temas internos.

EC - Ha hecho esa diferenciación muy clara.

FR - Sí, opina sobre temas internacionales, pero no sobre el rumbo que está llevando el país.

EC - En su lugar está Raúl Castro, que no tiene las dotes de líder y de caudillo que tenía Fidel. ¿Cómo juega este elemento?

FR - La apuesta es a institucionalizar el proceso. Creo que Raúl Castro no aspira a convertirse en un nuevo caudillo revolucionario, aspira a institucionalizar el país, a que cada uno cumpla su función. Raúl Castro habla muy poco, cuando toca hablar sobre salud pública manda al ministro de Salud Pública, y así. Apuesta a que cada uno juegue su rol y a formar un Estado en el que las instituciones tengan un valor y sean respetadas por la población. Es una apuesta difícil, porque la mayor parte de la población está acostumbrada a seguir a un líder, las instituciones valían hasta que el líder las cuestionaba, cuando el líder la cuestionaba la institución no valía nada. Entonces el tema de cambiar esa mentalidad es un reto, pero me parece que es lo que se están proponiendo, y además creo que no tienen alternativa.

EC - Y después de Raúl, ¿quién?

FR - Ese tema es viejo. Cuando yo llegué a Cuba, hace unos cuantos años, me dijeron: "Y después de la Unión Soviética, ¿quién?". Apareció Venezuela, después China, después Brasil. Hubo quién. Después dijeron: "Cuando Fidel Castro se muera o salga del gobierno, se va a caer". Y ahora la apuesta es a qué va a pasar cuando Raúl Castro muera. Vamos de velorio en velorio y las cosas siguen y siguen más o menos igual.

Es muy difícil saber qué va a pasar, te puedo asegurar que todo el gobierno de Cuba en este momento, todo el cuerpo de ministros, son hombres de 50 y 60 años, relativamente jóvenes para ser políticos. No sé si tendrán la capacidad de tomar el rol de la generación histórica. Eso solamente el tiempo lo podrá decir.

***

Transcripción: María Lila Ltaif

(Foto: www.flickr.com/photos/mmikowska/2260390028/)