Entrevistas

Sanguinetti: "La democracia que hoy tenemos es el fruto de lo que se sembró hace años"

Sanguinetti: "La democracia que hoy tenemos es el fruto de lo que se sembró hace años"

El Partido Colorado conmemoró los 25 años del retorno de la democracia en Uruguay con un acto al que concurrieron representantes de diferentes partidos políticos, en un clima de pluralismo destacado por los organizadores. Entrevistado por En Perspectiva, el doctor Julio María Sanguinetti, uno de los expositores de la velada, señaló que el objetivo no era realizar un "ejercicio de nostalgia" sino intentar "entender que la democracia que hoy tenemos es el resultado de un árbol que un día se plantó y después se fue cuidando" y que no "apareció repentinamente después de una lluvia como los hongos". El ex presidente también reflexionó sobre el panorama político actual. Entre los temas planteados figuraron la inclusión de ex guerrilleros en la vida democrática, el rol del presidente José Mujica y la relación entre gobierno y oposición. "La oposición debe tener claro que sigue siendo oposición, y que como consecuencia debe ejercer un rol de contralor importante y en algunos casos expresarse", advirtió.


(emitido a las 8.50 Hs.)

EMILIANO COTELO:
En la noche del lunes, en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo, el doctor Julio María Sanguinetti finalizaba su discurso diciendo:

(Audio Julio María Sanguinetti.)

"Estamos aquí todos los presidentes, y eso honra la cultura cívica y es el gran homenaje que les debemos a estos 25 años de paz, a estos 25 años de democracia. Ninguna cosecha puede ser más generosa para los devotos de la religión de la libertad. Muchas gracias".

(Fin.)

EC - Sanguinetti aludía a lo que todos comentaron esa noche: el presidente de la República, José Mujica, y quienes lo antecedieron en ese cargo desde 1985 a la fecha, acompañados de los principales dirigentes políticos del país, se encontraron en el acto de lanzamiento de las actividades que el Partido Colorado (PC) organiza para conmemorar "25 años de democracia".

Además de Sanguinetti, hicieron uso de la palabra el secretario general del PC, Pedro Bordaberry, el presidente del directorio del Partido Nacional (PN), Luis Alberto Lacalle, el presidente del Frente Amplio (FA), Jorge Brovetto, y dos invitados de los países vecinos: José Sarney, que fuera presidente brasileño hace 25 años, entre 1985 y 1990, y el diputado Ricardo Alfonsín, hijo del extinto Raúl Alfonsín, que presidía Argentina en 1985.

Ayer informamos sobre ese acontecimiento y también lo analizamos en La Tertulia.

***

EC - Hoy les proponemos volver sobre ese hecho político, pero desde otra perspectiva, en diálogo con el doctor Julio María Sanguinetti.

Sanguinetti fue presidente de la República entre 1985 y 1990 y después entre 1995 y 2005; en el período pasado, durante el gobierno del presidente Tabaré Vázquez, fue senador y fue secretario general del PC. Actualmente no ocupa cargos políticos ni partidarios, escribe artículos en publicaciones nacionales y del exterior.

¿Quedó conforme con el acto del lunes?

JULIO MARÍA SANGUINETTI:
Todo el mundo quedó feliz, fue un acontecimiento extraordinario, porque se pudieron congregar los tres gobiernos de la región en aquel momento, porque el cambio fue regional, primero Argentina, luego nosotros y a la semana Brasil, el presidente Sarney en aquel momento, el presidente Alfonsín –en este caso representado por su hijo Ricardo– y nosotros. Eso fue muy importante, porque fue un momento de la región, una ola de democratización que vino a sustituir a las viejas dictaduras.

Y por otro lado la presencia de los partidos que entonces participaron, a lo cual se añadió la presencia de todos los presidentes. De modo que tuvo una significación institucional muy fuerte, así fue entendido por los medios que difundieron el acontecimiento. Me parece muy importante, porque no es un ejercicio de nostalgia el mirar en perspectiva los acontecimientos políticos e institucionales, no es simplemente una evocación con un sentido histórico pasatista, sino por el contrario, con el sentido de entender que la democracia que hoy tenemos, la libertad que hoy tenemos, el goce de los derechos humanos que hemos tenido todos estos años son el fruto de lo que se sembró en aquellos años.

EC - Yo sé que esta pregunta es un poco arbitraria, pero ¿qué lo sorprendió o qué destacaría de los discursos que escuchó esa noche?

JMS - Los discursos se ajustaron a la visión de cada uno, en ese sentido no tenía por qué haber sorpresas. Yo destacaría de los visitantes en Ricardo Alfonsín su visión afectuosa, muy característica, muy parecida a la de su padre, y la de Sarney en cuanto a su afirmación del Brasil actual, su afirmación de la política del presidente Lula, de cómo desde aquel entonces hasta hoy se ha venido dando una continuidad muy importante en Brasil; Brasil nunca había tenido partidos estables y hoy los tiene, y ha tenido coaliciones también estables. Eso es lo que podría establecer como algo de valor añadido a lo que naturalmente podía esperarse. Todos los oradores expusieron con mucha calidad y mucha inteligencia.

EC - Ayer en La Tertulia, cuando se comentaba el acto del lunes, varios miembros de la mesa lamentaban que esta serie de actividades conmemorativas de 25 años de democracia no fuese organizada por todos los partidos políticos. ¿Qué dice usted? ¿Por qué estos actos son organizados solo por el PC?

JMS - El PC resolvió hacerlo y felizmente lo está haciendo. Eso nos honra mucho y nos alegra mucho. Nos encantaría que los demás también lo hicieran, porque es bueno, pero no tenemos que responder por los demás. Por lo nuestro respondemos, y con mucha alegría, con mucho orgullo.

EC - Eso implicaría que hubiera distintas celebraciones, distintas conmemoraciones. Mi pregunta es si se intentó coordinar una sola serie de actividades.

JMS - No, que yo sepa no. Ni tenía por qué hacerlo, es un derecho y un deber de cada partido hacerlo. Además en el caso del PC se da una situación muy importante, como expresó nuestro secretario general: el PC estuvo en todo el proceso, los demás partidos tuvieron una participación diferente, el PC estuvo en el Parque Hotel, en el Club Naval, ahí ya no estaba el Partido Blanco, por ejemplo, en la elección después estuvimos todos, en la amnistía de los guerrilleros estuvimos todos, en la amnistía de los militares ya no estuvo el FA. El PC estuvo presente en todas las instancias del proceso y asumió siempre su responsabilidad.

EC - Ahí puede estar la clave de que al FA no le interese organizar actividades conmemorativas, por las distancias que en su momento marcó y por lo que implicó como cambio en su relación con el gobierno en aquel momento la ley de caducidad, y en el caso del PN las discrepancias fuertes con el Pacto del Club Naval. ¿Podrían ser razones que llevaran a estos dos partidos a no embarcarse en este tipo de conmemoraciones?

JMS - No sé, le digo cuál es nuestra visión. Hemos participado porque sentimos que esta es una gran gesta en la cual el PC tuvo un protagonismo incuestionable, excepcional y decisivo. No decimos, por cierto, que fuimos los únicos, porque todos de algún modo participaron, pero el partido que estuvo en todas las instancias conduciendo este proceso fue el PC. Entonces hicimos la celebración. Que los demás participen nos parece muy bien, por eso se los ha invitado y están participando, y eso es muy bueno. Lo organizó el PC, pero no dentro del PC, por el contrario, se invitó a los demás partidos que entonces estuvieron, que vivieron este proceso, a que den su opinión, su punto de vista. Eso es lo que hay que exaltar, lo que hay que destacar, no es una celebración del PC con colorados, es una celebración que hace el PC, que asume esa responsabilidad, que lo hace con orgullo y alegría, pero invita a todos quienes entones participaron.

EC - A propósito de los análisis que se hacen, con matices, con diferencias, en el PN y en el FA sobre lo recortada que nació aquella democracia en marzo del año 1985, Juan Carlos Doyenart decía que quizás el 1º de marzo de 1985 podría celebrarse como el del fin de la dictadura, que eso sí es indiscutible. ¿Qué comentario le merece?

JMS - No entiendo lo que quiere decir.

EC - Doyenart apuntaba a que puede sostenerse que la democracia que empezamos a recorrer en marzo de 1985 no era una democracia plena.

JMS - Es un error de concepto muy grave, no entendió lo que significaba. Compárelo con Chile, en Chile el comandante Pinochet sobrevivió como comandante en jefe del Ejército siete años más, y sobrevivieron los senadores nombrados por la dictadura, lo cual no retacea que el gobierno del presidente Aylwin o el del presidente Frei fueran gobiernos democráticos. Mire lo que pasó en Argentina, con sublevaciones, con leyes que fueron, que vinieron, con la Tablada, esto y lo otro. En Uruguay la democracia fue plena, desde el 1º de marzo no hubo ninguna restricción a la libertad, nadie puede decir que después del 1º de marzo del 85 haya habido un derecho humano retaceado, un derecho político reducido, un derecho de ningún tipo retaceado. La democracia fue plena.

EC - ¿Qué importancia le asigna a la resistencia de los militares que estaban citados a declarar por casos de violaciones a los derechos humanos?

JMS - Fue un episodio que ocurrió, efectivamente, pero tampoco significó un retaceo a la democracia. Es como si hoy dijéramos que porque hay una huelga del PIT-CNT en contra de un acto del gobierno nos encontramos con que no hay democracia. Al revés, son todas expresiones de la democracia; hubo protestas de militares como hubo protestas de civiles, como hubo reclamos de todo tipo. Esa es la vida, lo importante es que el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo, el Poder Judicial actuaron con total independencia y autonomía, nadie puede sostener otra cosa. Los derechos estuvieron totalmente respetados. En la elección nacional, por otra parte, estuvieron todos los partidos; previamente no se pudo resolver alguna situación personal como el desgraciado caso de Wilson Ferreira, para quien no se logró la desproscripción, o el caso del general Seregni para quien tampoco se logró la desproscripción, pero eso fue lo previo, lo anterior. El 1º de marzo se asumió en total plenitud y nadie puede desconocer ese hecho, un gobierno plena y categóricamente democrático.

EC - En el pasado, incluso en la campaña electoral de 2009, usted fue muy crítico con el entonces candidato José Mujica y otros dirigentes de su corriente, a quienes cuestionaba su compromiso con la democracia. Ahora que han pasado los meses y que se realizó este acto el lunes, ¿cómo observó la presencia en el Palacio Legislativo, en esta conmemoración, del Mujica presidente de la República?

JMS - Lo veo con mucho agrado no solo personal sino institucional. Se trata de la incorporación plena a la vida cívica de un movimiento que en su tiempo no participó en la democracia, al revés, quiso sustituirla, realizó una revolución armada para sustituirla, entonces inspirado en la Revolución cubana, la revolución marxista, que por entonces convocaba tantas pasiones, tantas admiraciones y tantos rechazos en América Latina. La revolución había triunfado en el año 59, y en el 63 empezaron los movimientos insurgentes de ese tipo. En aquellos años fue un movimiento contrario a la democracia liberal, por cierto no fue el único en América Latina. Se consideraba que la democracia formal, la democracia burguesa, como se decía entonces, no significaba nada, se la despreciaba, y en nombre de eso esa gente fue a una revolución armada. Han pasado los años, se incorporaron luego a la vida cívica, les fue muy bien, y esa es una expresión muy importante, porque revela el éxito de la transición. Aquí no se excluyó a nadie, se les dio la posibilidad a todos, y aquel que se ganó por su mérito, por su esfuerzo, un lugar dentro del espacio que se ofreció, bienvenido sea. De modo que hoy no podemos mirar esto sino como algo muy afirmativo desde el punto de vista institucional.

EC - Yo comentaba ayer que estos 25 años vienen a celebrarse justo cuando la democracia uruguaya parece más fuerte que nunca, con un ex guerrillero ejerciendo la Presidencia de la República y que ha sido capaz de propiciar el clima de entendimiento que hoy rige entre gobierno y oposición. Un clima singular, con pocos antecedentes, un ambiente de concordia y cooperación que, entre otras cosas, permite que haya representantes de toda la oposición en directorios de organismos públicos, algo que solo había ocurrido una vez en la historia, justo hace 25 años, durante su primera presidencia.

¿Qué dice de estas singularidades?

JMS - Es muy bueno que haya ocurrido eso, el país va demostrando madurez. También le digo que la concordia cívica y el buen diálogo no quieren decir unanimidad, estos días se hace una confusión a ese respecto, porque el gobierno sigue siendo gobierno y la oposición sigue siendo oposición. Esa incorporación a los organismos de contralor y a las empresas del Estado existió siempre, en modalidades diversas pero existió siempre, que es lo que quiere la Constitución, por otra parte.

EC - Pero salvo en su período de gobierno, en esos directorios no había estado toda la oposición.

JMS - No, toda no, porque tampoco es lo querido por la Constitución. Lo que se quiere es que haya una representación que vaya más allá de la mayoría gubernamental, por eso la exigencia de los tres quintos y de los dos tercios en el caso del Tribunal de Cuentas y la Corte Electoral. Me parece importante también señalar eso, tiene que haber unidad del sistema dentro de la diversidad, no vamos a pensar todos lo mismo sobre todos los temas, lo importante es que ese debate transcurra en un clima de concordia cívica y sin descalificaciones en todas esas caídas hacia una política agresiva, como desgraciadamente sufrimos desde 1985, en aquellos años comenzamos la vida democrática con oposiciones a veces muy duras. Pero lo importante es que se pudo transitar sin que la democracia tuviera el menor retaceo, la menor sombra en cuanto a su ejercicio.

EC - Volviendo al presente y a la particularidad de este clima en el que están funcionando el gobierno y la oposición, los acuerdos que se están logrando a nivel programático en cuatro áreas en cuanto a políticas de Estado, la participación en esos directorios de organismos públicos, ¿cómo examina esta coyuntura?, ¿cómo observa en particular el papel del presidente Mujica en este impulso?

JMS - Está jugando un rol de gran componedor, que es bueno para el país, es bueno para las instituciones, es bueno que se logren acuerdos en algunas materias sustanciales. En otras no los hay y difícilmente los va a haber, es el caso de la educación.

EC - ¿Usted esperaba esta actitud de Mujica?

JMS - Ni la esperaba ni dejaba de esperarla, él había asumido una actitud de ese tipo antes de la elección, de modo que podía esperarse algo así, algo parecido a esto; luego vienen los hechos y se van dando. Del mismo modo que no podía esperar que hubiera tantas propuestas del lado de él y a su vez tantas diferencias o tantos rechazos del lado del gobierno. Ese es otro hecho que se ha incorporado al paisaje desde que asumió el presidente Mujica, él propone cosas que luego el gobierno desecha, dijo que no había que nombrar funcionarios y se le contestó que no, que había que eliminar los concursos y se le contestó que no, que había que liberar los presos viejos y se le contestó que no, que se iban a usar las reservas para hacer escuelas y se le contestó que no, y etcétera, etcétera, etcétera; hace unos días incluso propuso vender una estación de ANCAP en Punta del Este y se le contestó que no se podía. Eso también ha sido una particularidad, un presidente que actúa más como un promotor de ideas que como el órgano ejecutivo que en cada momento toma resoluciones de gobierno.

EC - Volviendo a este clima político, la semana pasada, cuando volvió la selección uruguaya de fútbol, lo hizo en medio de una caravana multitudinaria, que fue además la culminación de una serie de manifestaciones públicas que fueron dándose en ocasión de los partidos que jugaba la Celeste en el Mundial. El fenómeno ha dado para análisis de todo tipo en busca de explicaciones: ¿por qué ese fervor?, ¿por qué ese sentimiento de unidad que se instaló entre los uruguayos a propósito de un equipo de fútbol? ¿Por qué el renacimiento de la costumbre de usar las banderas, los símbolos patrios? Ese fenómeno paralelo a la política ¿tiene algo que ver con lo que veníamos comentando?, ¿puede incidir?, ¿hay alguna lección que puedan sacar los partidos políticos para la gestión de gobierno?

JMS - Yo soy viejo en el tema del fútbol y en el tema de la política, y lo peor es hablar de automatismos electorales, porque está toda la historia para mostrar ejemplos en contrario, no hay traducción automática de una cosa ni de la otra. Creo que el fenómeno futbolístico responde a un tema estrictamente de la sociedad y del cambio de las generaciones. Mi generación vivió el síndrome de Maracaná, fuimos campeones en el 50, en el 54 nos consideramos derrotados porque entramos cuartos con un equipo tan bueno –algunos dicen que incluso mejor– que el del año 50. Era lógico, llegamos a ser campeones y luego no fuimos campeones, y se sintió como tal. Luego vinieron años de caída, en el 70 salimos cuartos y nadie salió a festejar, porque por entonces todavía sobrevivía aquella nube de Maracaná en virtud de la cual o éramos los mejores, éramos los campeones o éramos nada, éramos el último escalón, el último sótano de la escala social.

Aquello fue pasando, felizmente se fue diluyendo, y eso es lo que reveló este momento, hay una nueva generación que ha sentido mucho el debilitamiento del vínculo nacional, que ha visto sufrir mucho la emigración de sus compañeros de liceo, de sus compañeros de estudio que se iban del país con cierta sensación de que habían nacido en el lugar equivocado. El deporte simboliza mucho eso, extraordinariamente, porque es una causa popular, es más popular que los análisis filosóficos o seudofilosóficos que podamos hacer nosotros. Entonces esa nueva generación ahora comenzó a sentirse identificada con un equipo que ganaba, era un Uruguay que volvía a ganar en este deporte que es el más importante del país, y que se fue instalando de a poco. Cuando la clasificación no había ni de cerca ese sentimiento, en la ronda clasificatoria, porque Uruguay tampoco tuvo actuaciones tan destacadas como las que pasó a tener después.

Eso nació ahora, o se reveló ahora, porque había una sociedad predispuesta, había ya dos generaciones nuevas prontas para sentir el deseo de festejar, el deseo de celebrar. Nos pasa también a nivel de clubes, a veces cuando un club está un poco alejado algunos años se siente un gran deseo de festejar, lo hemos vivido los peñarolenses. Los uruguayos lo han sentido así, y en este momento se dio cuando la selección empezó a ganar, empezó a producirse esa oleada que terminó en esa celebración tan grata, en la cual el país entero participó. Pero no hay que confundir unas cosas con las otras, ni esto es la resultancia del diálogo político ni tiene consecuencias sobre ese diálogo político.

EC - ¿No hay implícito en ese comportamiento de la gente, de los uruguayos...?

JMS - ...No, yo no lo veo, ¿por qué no ocurrió hace unos meses?, ¿por qué no se dio antes? Si la selección no hubiera jugado tan bien, de pronto no habría ocurrido esto, y el clima de concordia cívico en lo político habría estado igual. No creo de ninguna manera que haya un paralelismo. Lo que sí hay es una sociedad necesitada de expresiones afirmativas de su identidad, eso sin ninguna duda. Se vio acá como se ve en otras cosas y ojalá se siga viendo en otras cosas. Por ejemplo, en las celebraciones históricas, ¿por qué también hubo tanta celebración y tanta repercusión de este episodio de celebrar los 25 años de la democracia? Porque mucha gente siente la necesidad de mirar las cosas en perspectiva, de revalorizar las cosas del país, de evaluarlas, de ver qué estamos viviendo, qué tenemos, de dónde nacieron estas cosas. Porque hoy todos nos solazamos en la democracia, pero ¿estos frutos son un clavel del aire?, ¿aparecieron repentinamente después de una lluvia como los hongos? No, son el resultado de un árbol que un día se plantó y después se fue cuidando, hoy da estos frutos. Esto también está, y por eso el bicentenario debe ser una buena ocasión también para discutir, para mirar en perspectiva el país, para sentir que todos somos producto de la historia y que todo lo que hoy tenemos es el resultado de las acciones de los que estuvieron antes que nosotros.

***

EC - En estas condiciones, ¿cómo define su papel hoy en el escenario político?

JMS - Soy un ciudadano activo del PC, como lo he sido siempre. No estoy en la política electoral desde hace bastante tiempo, hace ya dos elecciones que dije que no era más candidato presidencial, ocupé la banca en el Senado en el período pasado porque luego de un resultado tan magro como el que había tenido el partido lo entendí como un deber, fue la primera vez que ocupé, yo había sido elegido como senador otras veces y no ocupé el cargo. Desde entonces no estoy en una actitud electoral, estoy acompañando, trabajando, lo hice toda mi vida y lo seguiré haciendo, porque creo, quizás cada día más, que el PC y el batllismo son un modo de pensar, un modo de sentir, un modo de actuar imprescindible en la vida del país. Y este episodio del otro día lo refleja también, por cuanto el PC hace una convocatoria y tiene la respuesta que felizmente alcanzó, en todos los planos de la vida nacional.

EC - En ese plan de actividades que usted se ha trazado, ¿puede llegar a figurar alguna misión como embajador itinerante?

JMS - Eso leí el otro día con simpatía, una expresión del ministro de Relaciones Exteriores. Por cierto no está en mis planes.

EC - El canciller Luis Almagro dijo el jueves, en una entrevista en el semanario Búsqueda, que se va a regular por ley la figura del embajador itinerante, y agregó que él quiere que en esa responsabilidad actúen no solo figuras del oficialismo, sino también de la oposición, y mencionó su nombre en particular: "Me gustaría contar con personalidades como Julio María Sanguinetti para negociar algunas cosas con China, ya que tiene un enorme prestigio en ese país". Y luego mencionó también a Tabaré Vázquez, Luis Alberto Lacalle, Sergio Abreu. ¿Cómo reacciona usted?

JMS - Primero con agrado, porque es una expresión afirmativa, positiva, elogiosa que nos dedica el canciller con mucho gusto. De algún modo me siento por lo menos un cónsul permanente del Uruguay, porque viajo mucho, actúo mucho en el exterior, en conferencias, seminarios, en actividades académicas de diverso tipo, y en todas ellas llevo la voz del país como un ciudadano más, tratando de representarlo con el mayor decoro y el mayor destaque posibles. Esa es una de mis actividades, hoy día tengo el periodismo, sigo estando activo, tengo en segundo lugar esta actividad de tipo académico, muy activa, que muchas veces tiene mucha resonancia pública, sobre todo en América Latina. Y en tercer lugar sigo trabajando en los trabajos históricos, el año pasado sacamos el libro sobre la agonía de la democracia, y ahora estoy trabajando en un libro sobre el retorno a la democracia, todo ese proceso tan trabajoso. Porque ahora da la sensación de que nos despertamos un día y la democracia estaba toda armada, pero fue un largo proceso, incluso con pronunciamientos populares, como el plebiscito del año 80 contra el proyecto institucional de la dictadura, etcétera, todo lo que se vivió en aquellos años. Estoy tratando de reconstruirlo para que sea la materia prima de un nuevo libro.

EC - ¿Ya tiene título para ese libro?

JMS - No, todavía no, el título normalmente es lo último.

EC - Cada escritor tiene su método, hay quienes empiezan por el título.

JMS - Es verdad, yo la otra vez puse dos o tres títulos, entre los cuales estaba el de la agonía. Ahora también tengo posibilidades, pero vamos a ver con el transcurrir de los días cómo va saliendo.

EC - ¿Para qué fecha estaría pronto?

JMS - No sé, tengo muchas actividades, escribo para aquí, para allá, escribo artículos para revistas que me piden, y entonces uno interrumpe a su vez otro tipo de actividades. No tiene fecha fija, pero le aseguro que trabajando fines de semana y con todo el empeño, no sé si a fin de año o principios del año que viene podemos tener pronto este trabajo sobre todo esto que ahora se llama la historia reciente y que estamos tratando de hacer no como memoria sino como historia. Ha habido muchos libros de memoria, pero la memoria siempre son recuerdos subjetivos de alguien. La historia es algo más complejo, es un proceso de reconstrucción en el que hay muchas memorias, incluso memorias diversas; lo dije el lunes en el acto, era una convocatoria histórica, no una convocatoria de memoria, porque allí estábamos presentes memorias muy diversas de los acontecimientos históricos que habíamos vivido en el país.

EC - Me quedó una pregunta por hacerle a propósito de la posibilidad de ser embajador itinerante. Es un gesto interesante el que realiza el canciller Almagro, teniendo en cuenta cómo durante añares usted fue para buena parte del FA una especie de enemigo de primera línea.

JMS - Fuimos adversarios ideológicos muy fuertes, y creo que quien ha ido cambiando desde ese punto de vista es el FA. Fuimos adversarios ideológicos muy fuertes porque ellos representaban corrientes de pensamiento muy distintas de la nuestra, en la concepción de la sociedad, en la concepción de la libertad, en la concepción de la democracia, en la concepción de la vida económica. Eran los años de romper con el Fondo Monetario, no pagar la deuda externa, de la economía capitalista como símbolo de la explotación del hombre por el hombre, en fin, todo aquello que nos separaba y nos distanciaba, éramos constantemente acusados de ser representantes de todo aquello que felizmente hoy se ha aceptado. Cuando se fue aproximando al gobierno el FA fue aceptando todo aquello, la economía capitalista y la democracia política, y cuando estuvo en el gobierno lo aceptó de pleno, de modo que hoy todos nos encontramos un poco más cerca, y lo celebro, porque para el país es bueno. A veces uno puede lamentarse de que el reconocimiento haya sido un poco tardío, porque nos habríamos ahorrado muchas cosas si hubiera sido antes. Pero en cualquier caso, bienvenido ese proceso de cambio ideológico, que hoy nos permite aproximarnos y mirarnos no ya como enemigos sino como figuras de partidos diversos pero que jugamos dentro del mismo escenario, con las mismas reglas de juego y dentro del mismo sistema.

EC - Y a partir de ese análisis, si usted recibiera esa invitación para alguna misión concreta como embajador itinerante, ¿la aceptaría?

JMS - Vamos a no hacer especulaciones. Me considero embajador itinerante permanente.

EC - ¿Cómo observa en general la marcha del gobierno Mujica?

JMS - Por el momento lo que vemos es un momento exterior muy propicio, que le permite al gobierno transitar sin acosos, sin esfuerzos mayores, en un clima en el cual por un lado hay un presidente que dialoga, que promueve cosas, que trata de generar un clima político de distensión y concordia, y por otro lado una administración que aún vacila en cuanto a las definiciones fundamentales a tomar.

EC - ¿Y cómo observa a la oposición, y en particular al PC, en este escenario?

JMS - A la oposición le pasa como al boxeador cuando el otro no quiere que le peguen y se mete dentro de la guardia y lo abraza, se le aproxima.

EC - ¿Cómo es eso?

JMS - Cuando un boxeador no quiere que el otro le pegue a la distancia, se le arrima al cuerpo y lo abraza, y cuando el otro quiere tomar distancia para pegarle, lo vuelve a abrazar. Eso es lo que ha hecho el presidente Mujica, restándole espacio así a la oposición para que le pegue, cuando amaga pegarle la vuelve a abrazar.

EC - ¿Lo que está haciendo Mujica es entonces una jugada interesada?

JMS - Es las dos cosas, es un buen gesto político y es un acto hábil desde el punto de vista del gobierno. Es deber de los gobiernos tener buenos gestos y también ser hábiles; no es un demérito el ser hábil, es un demérito ser torpe. En cambio, al revés, es un buen gesto cívico para el país, pero además es muy hábil desde el punto de vista del gobierno, porque a la oposición la desarma.

EC - En ese contexto, ¿cómo se está moviendo la oposición?

JMS - Por eso la oposición debe tener claro que sigue siendo oposición, y que como consecuencia debe ejercer un rol de contralor importante y en algunos casos expresarse. Eso se va a ir dando con la vida, inevitablemente, va a ir ocurriendo. El hecho de que hoy no haya estos debates no quiere decir que vaya a ser siempre así, porque tampoco sería deseable que ocurriera.

En cuanto al PC, creo que viene cumpliendo un rol progresivo desde el mal resultado electoral de hace dos elecciones, en cada elección ha crecido en alguna dimensión. Hoy está mejor desde ese punto de vista, y creo que va a ir a más. Estos días estuvimos en la asunción del intendente de Rivera, un gran intendente, en la asunción del intendente de Salto, también con mucha esperanza, expectativa, con mucha gente, y también la convocatoria del lunes muestra un PC activo, vivo, con capacidad de pensamiento, con capacidad de propuesta. Eso es así, y nosotros desde nuestro ángulo seguiremos también ayudando y apoyando.

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Transcripción: María Lila Ltaif