En medio de una ola de conflictos sindicales, este fin de semana sesionará el Plenario del Frente Amplio. Entrevistado por En Perspectiva, el vicepresidente de la República, Danilo Astori, manifestó que el Ejecutivo "tuvo paciencia" ante los reclamos gremiales pero "las cosas llegaron a un límite en que era preciso ejercer la autoridad". "Ahora no es justo acusarlo de autoritario", agregó. Con respecto a las críticas surgidas en sectores del propio oficialismo sobre el rumbo económico del Gobierno, afirmó que el objetivo es "asegurar los recursos para las transformaciones sociales". Reclamó "una discusión de tipo ideológico" dentro del Frente Amplio e instó a "depositar en las decisiones del pueblo frenteamplista la orientación en materia de conformación de nuestras autoridades". Sin embargo, no ocultó sus preferencias con respecto a posibles figuras para la presidencia de la coalición de izquierda. "Ojalá pudiera ser un compañero como Tabaré Vázquez", expresó.
(emitido a las 8.48 Hs.)
EMILIANO COTELO:
Este fin de semana sesionará el Plenario del Frente Amplio (FA) para analizar, entre otros temas, la reestructura de la coalición de izquierda y la relación entre la fuerza política y el Gobierno nacional.
Esta reunión de la máxima autoridad permanente del oficialismo coincide con un momento singular de la presidencia de José Mujica, ya que en estos días se ha dado un incremento de la conflictividad laboral, y eso ha llevado al Gobierno a tomar medidas para garantizar el cumplimiento de servicios y actividades.
A este panorama se suman las críticas de algunos grupos frenteamplistas, en particular el Partido Comunista (PCU), al rumbo de la administración Mujica, en especial en asuntos vinculados a la economía.
Para hablar de estos y otros temas, recibimos en los estudios de El Espectador al contador Danilo Astori, vicepresidente de la República y líder de Asamblea Uruguay (AU).
En menos de una semana el Poder Ejecutivo dictó un decreto que facilita el desalojo rápido de locales de instituciones públicas cuando son ocupados por sus trabajadores y otro decreto que, a pedido de la Intendencia de Montevideo, declara esenciales los servicios de recolección de residuos y de guardavidas en las playas de la capital.
Tratándose de un Gobierno del FA, es decir, de un partido tradicionalmente afín a los sindicatos, llama la atención este endurecimiento en materia de relaciones laborales. Sin duda que hay militantes frenteamplistas desconcertados incluso por el giro que han terminado tomando las cosas.
¿Cómo explica usted esta situación?
DANILO ASTORI:
Si algo no se puede decir es que el Gobierno nacional y también el departamental no hayan tenido paciencia con esta trayectoria conflictiva que han tenido el país y la ciudad en los últimos tiempos. Esa paciencia estuvo, la tolerancia estuvo, el intento de diálogo estuvo permanentemente planteado; una sucesión, una multiplicidad de encuentros entre quienes tienen la responsabilidad de tomar decisiones y los trabajadores se sucedieron sin éxito en muchos casos, y luego, por supuesto, las cosas llegaron a un límite en que era preciso ejercer la autoridad.
Se trata de encontrar un justo equilibrio entre el diálogo, la tolerancia y el ejercicio de la autoridad. Porque está en juego el interés general. Lo está cuando en el país los conflictos llegan a afectar a la población en su conjunto, y, sobre todo y especialmente, con mayor rigor a los más débiles, aquellos que no tienen quienes los representen y los defiendan. Por otra parte, cuando también, como ocurrió en el caso de Montevideo, se ponen en riesgo ni más ni menos que las condiciones de salud de la población.
La explicación es esa, que luego de haber adoptado actitudes de tolerancia, de paciencia, de espera, de conversación, de diálogo, de negociación, y ante la falta de resultados positivos, al empezar a comprometerse el interés general, hay que tomar decisiones que respeten y velen por ese interés general. Eso fue lo que ocurrió.
EC - ¿El FA sigue haciendo su aprendizaje de Gobierno? Se lo pregunto porque cuando se conocieron estas medidas en la oposición en estos días por un lado se aplaude, pero al mismo tiempo se recuerda que cuando el FA era oposición no censuraba de esta manera los excesos en los que siempre han caído algunos sindicatos y algunos dirigentes sindicales.
DA - Sí, eso es rigurosamente cierto en los dos aspectos que están citados, en el comentario y en la pregunta. En primer lugar, se sigue aprendiendo a gobernar, ese aprendizaje no termina nunca, es un aprendizaje permanente. En segundo lugar, cuando fuimos oposición, supimos en algunas ocasiones adoptar actitudes que están en contradicción con lo que hemos hecho en el Gobierno. Eso es rigurosamente cierto.
EC - Y hoy, con esta nueva experiencia acumulada, ¿qué dice de aquella otra actitud?
DA - Creo que estamos mucho mejor ahora que estamos aprendiendo en el Gobierno a manejar y a equilibrar todos los aspectos que están comprometidos en una decisión de este tipo. Hace muy pocos días en todos los ámbitos de la sociedad uruguaya, incluida la izquierda, se veía un Gobierno que no estaba en condiciones de ejercer la autoridad.
EC - Sí, esa era una sensación que se estaba extendiendo, que faltaba respuesta.
DA - Y se le pedía que se ejerciera la autoridad. Ahora que la está ejerciendo, al menos en algunos ámbitos donde creemos que se transgredieron los límites aceptables, no es justo acusarlo de lo contrario, acusarlo de autoritario. En la vida es fundamental encontrar los puntos de equilibrio, y aquí el punto de equilibrio es el que tenemos que definir entre la tolerancia, la paciencia, el diálogo y el ejercicio de la autoridad.
EC - ¿A qué atribuye ese nivel de conflictividad tan alto que se ha ido acumulando en las últimas semanas? ¿Hay intereses políticos de determinados sectores detrás?
DA - Me parece que hay dos tipos de factores. Algunos de corte coyuntural, temporarios, como por ejemplo la negociación colectiva en materia de condiciones laborales, que está avanzando y aproximándose a una conclusión; me refiero a la ronda que está en vigencia en este momento. En segundo lugar, la celebración de congresos y elecciones en algunas fuerzas sectoriales, partidarias, de la izquierda, como el PCU, por ejemplo.
EC - ¿Para usted ese sector influye?
DA - Creo que ha influido, porque los protagonistas de ese proceso, que también está culminando en sus posiciones públicas, están planteando también su situación y su posicionamiento en cuanto a la interna de su sector. Y es hasta entendible que ello ocurra. Lo lamentable es que muchas veces se termina afectando a gente que no tiene nada que ver con eso. E insisto, la gente que no tiene quien la defienda, la gente más humilde, es la que termina sufriendo impactos muy negativos de estos eventos.
Esos factores, y también algún proceso de elección en algún sindicato. Un sindicato importante de este país que se está aproximando a una definición de este tipo es la Asociación de Empleados Bancarios del Uruguay, que, si no recuerdo mal, en los primeros meses del año que viene va a tener una elección. Y me parece que en las posiciones que han adoptado respecto a algunos temas, como la banca pública, esto está jugando. Hablar de factores coyunturales quizás sea un exceso, pero factores temporarios, factores que pueden ingresar en un corto plazo en una situación de mayor calma, de mayor equilibrio. Y también hay factores estructurales.
EC - ¿Cuáles serían los factores estructurales?
DA - Evidentemente en el debate público hay posiciones de tipo ideológico que están encontradas, incluso dentro de la propia fuerza político-partidaria que está gobernando, nuestra fuerza político-partidaria que es el FA. Y que tienen que ver con la discusión que está planteada hoy sobre el camino a transitar por el FA en el futuro.
EC - Pero ¿por qué está pasando esto en este segundo Gobierno del FA? Porque esta situación con estas características no se dio en la administración Vázquez.
DA - Si nos referimos a diferencias de corte ideológico...
EC - ...Yo me refiero a la suma, a la intensidad que ha alcanzado la conflictividad sindical y a los problemas internos en le FA, las dos cosas.
DA - Es probable que si nos referimos a la suma, haya algunos grados más arriba en este Gobierno que en el anterior. Yo estaba comenzando a decir que si nos referimos a diferencias de corte ideológico que terminan en un cuestionamiento a la política económica, la situación no es nueva. A mí me tocó vivirla como ministro de Economía en el período pasado, también en el período pasado recibimos cuestionamientos de la naturaleza de los que hay ahora. Así que desde ese punto de vista no creo que haya mayor novedad. En todo caso, lo que registra esta característica que se mantiene, también desde el Gobierno anterior, es que el FA se debe a sí mismo una discusión de tipo ideológico acerca del rumbo que se propone seguir en el Gobierno, el rumbo que marca su programa de Gobierno, y en definitiva a partir de ahí sí discutir cómo renovar la estructura de funcionamiento, de gestión y de dirección del FA.
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EC - ¿Cómo toma las críticas al Gobierno, y en particular a la política económica, que surgieron en el fin de semana en el Congreso del PCU? Menciono algunas de las que el senador Eduardo Lorier enumeró en su discurso de apertura del congreso el viernes. Dijo: ""Es muy difícil" que los legisladores puedan aprobar un artículo sin el aval del Ministerio de Economía. El Ministerio de Economía, al igual que sus similares de la región, "prioriza" los factores financieros antes que los sociales. "Importa atender la mejor imagen posible con el mercado financiero internacional y con los organismos financieros internacionales, para lo que asegura el pago de los servicios de la deuda, el equilibrio fiscal, los incentivos a la inversión extranjera directa y la contención de la inflación con política monetaria restrictiva y atraso cambiario, aunque utilicen instrumentos heterodoxos".
"La esencia del rompimiento del yugo imperial por la vía de construir una realidad económica cada vez más independiente está retrasada en grado altamente comprometido".
DA - Tengo que hacer varios comentarios. Por supuesto, el primero y más escueto es que discrepo absolutamente con este enfoque, con todo este enfoque. Creo que es un enfoque que no responde a lo que el Gobierno está haciendo desde el punto de vista de la política económica. Hay una interpretación absolutamente errónea de la realidad de la política económica que practica el Gobierno del FA.
Segundo comentario, este es un muy buen ejemplo de discusiones que el Frente tiene pendientes y que tienen que ver con su propio funcionamiento. Porque no es bueno que una fuerza integrante del FA publique este enfoque, haga público este enfoque, mientras el FA está gobernando y esa fuerza forma parte del Gobierno del FA. Quiere decir que algo anda mal aquí. Esa discusión la tenemos que dar, y es el ejemplo que yo quiero poner a propósito de esta cita, acerca de discusiones que el FA no ha realizado y que tienen mucho que ver con su funcionamiento.
El tercer comentario es que no hay nada más alejado de la realidad que decir que la política económica del FA prioriza los aspectos financieros. Nada más alejado de la realidad. Porque si alguna preocupación ha tenido la política económica del FA en el período pasado y durante este período, y la va a seguir teniendo, es asegurar los recursos para las transformaciones sociales. La inmensa mayoría, la aplastante mayoría del esfuerzo fiscal que está haciendo el Uruguay a través de su política económica tiene destino social, es absolutamente así.
El año pasado el 95% del incremento del gasto público se dedicó a fines sociales, a mejorar la matriz de protección social, lo cual significa decisiones en el campo de la salud, en el campo de la educación, en el campo de la seguridad pública, en el campo de la asistencia a las familias y a las personas en situación de vulnerabilidad. Entonces nada más alejado de la realidad que decir que la política económica del FA prioriza los aspectos financieros. Es más, digo exactamente lo contrario: administra los recursos fiscales y financieros del país al servicio de los fines sociales que tiene el Gobierno que están claramente establecidos en el programa de Gobierno. Y asegura sostenibilidad a esa política mediante solidez fiscal y financiera. Hoy Uruguay tiene la mejor situación fiscal en décadas, la situación fiscal hay que mirarla no a lo largo de un mes, un año, unos pocos años, sino a lo largo del tiempo. Nunca el país había tenido un resultado fiscal como el que ha tenido durante el primer Gobierno del FA y lo que va del segundo, precisamente al servicio de la posibilidad de tener margen para financiar las políticas sociales. Hay que verlo de esa manera, no al revés.
Hay gente que ve el equilibrio fiscal y dice: "Ah, no, el objetivo de este Gobierno es el equilibrio fiscal". No, ese es un error profundo, el objetivo de este Gobierno es asegurar equilibrio fiscal para poder practicar las políticas sociales que se están practicando.
Y una frase más: desde el punto de vista financiero, en este momento Uruguay con sus reservas puede pagar 18 meses de compromiso; Brasil, que tiene grado inversor, puede pagar cuatro meses de compromiso con sus reservas actuales. Esa es la situación de Uruguay. ¿Para qué? Precisamente para darle sostenibilidad a la política social, así hay que ver las cosas. Pero yo tengo la sensación de que planteos como el que fue leído miran la realidad exactamente al revés.
EC - Cuando se le reclama "lealtad" al senador Eduardo Lorier, porque eso fue lo que hizo la senadora Lucía Topolansky el fin de semana después de conocer los pronunciamientos que surgían del congreso del PCU, respondió que lo que el PCU hace es "ser leal al programa del FA. No somos leales a personas, ni a otra cosa que el compromiso que todos establecimos en el congreso del FA. Somos leales a un programa que dice que hay que anular la ley de impunidad, que hay que crear un ente marítimo y pesquero, y que en el primer año de Gobierno hay que convocar a una Asamblea Nacional Constituyente".
DA - No obstante lo cual, hace propuestas que no están en el programa, como por ejemplo establecer detracciones a las exportaciones. Aquí defensores del programa somos todos, pero un planteo de ese tipo también incluye salidas del programa como las que acabo de mencionar.
EC - Este tema de las salidas del programa también da para discusión, porque el propio Lorier cuando habla de la forma como se planta el PCU frente a Gobiernos del propio Frente dice: "Sí, hemos tenido que pagar un alto precio por mantener la línea, y recuerdo lo que pasó en el Gobierno de Tabaré Vázquez, los comunistas nos opusimos a la firma de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos; si no lo hubiéramos hecho, hoy el país estaría fuera del Mercosur, de nuestros principales mercados y unido carnalmente a los yanquis, que siguen en caída libre".
¿Qué responde usted, que fue un impulsor de ese TLC?
DA - Respondo que llegado el momento el Gobierno tuvo en cuenta por un lado la opinión de nuestros socios del Mercosur, por otro lado la opinión de las fuerzas integrantes del FA y en tercer lugar la propia situación de Estados Unidos, que cuando se tomó la decisión no era precisamente propicia para un TLC, porque ya venía cambiando la correlación de fuerzas en el Congreso y se terminó proponiendo un formato que a Uruguay no lo convencía, que era el formato del TLC entre Estados Unidos y Perú. Con inteligencia el Gobierno dispuso no seguir adelante con este tratado.
EC - ¿No tenemos un ejemplo allí de un freno puesto por el PCU que fue válido?
DA - No únicamente, porque no fue únicamente el PCU el que se opuso al TLC con Estados unidos. La mayor parte de las fuerzas del FA se opuso. Si no recuerdo mal, había una opinión generalizada, que fue adecuadamente balanceada y tenida en cuenta por el presidente Vázquez.
EC - A lo que voy es que el PCU estriba en aquel ejemplo para decir "no decimos pelotazos, no se nos debe menospreciar cuando hacemos las críticas o planteamos caminos alternativos, tenemos credenciales".
DA - De acuerdo. Pero cuando se defiende una posición correcta, esa posición no valida las incorrectas. No se puede decir "como aquella era correcta, todo lo que decimos ahora es correcto". No comparto una manera de razonar de ese tipo. Sí respeto todas las opiniones, respeto muchísimo las opiniones que hoy está definiendo el PCU, que a mi juicio deberían ser discutidas por todo el FA, como dije antes, porque el FA tiene un rumbo claro que está en su programa y el Gobierno lo está siguiendo, y ese rumbo es construir igualdades de derechos y capacidades en el marco de un escenario de libertad, democracia, participación y por supuesto prosperidad. El Gobierno lo tiene claro y está convencido de que ese es el rumbo, si todos estamos de acuerdo y por eso propongo discutirlo hay que ir para adelante sumando esfuerzos, y no ir al cuestionamiento público.
EC - ¿Para usted las críticas del PCU, los planteos públicos del PCU perjudican, no ayudan?
DA - Ah, no ayudan en absoluto, sobre todo porque el Gobierno necesita también, al igual que un partido y al igual que el FA, unidad de acción. Pero ojo, no pretendo acallar ninguna crítica ni mucho menos, quiero discutir todos estos temas y que al mismo tiempo, si esa discusión arriba a una conclusión, sumemos todos nuestros esfuerzos.
Quiero completar el razonamiento anterior diciendo que aunque la discusión no se realice, o demore, yo siento respeto por todas las posiciones. Sentir respeto es tenerlas en cuenta, analizarlas, ver qué grado de razón pueden tener, si tienen un grado de razón perceptible poner en práctica lo que se propone, y si no lo tienen, lamentablemente, contestar esas posiciones. Yo a las posiciones del PCU en materia de política económica no les encuentro ningún fundamento, absolutamente ninguno. Es más, creo que si las pusiéramos en práctica cometeríamos un gravísimo error con respecto a los objetivos que el propio PCU decide postular y perseguir, o declara perseguir y postular.
EC - ¿Un ejemplo? ¿Qué pasaría?
DA - Por ejemplo, si alteráramos el sistema tributario como propone el PCU, si utilizáramos reservas internacionales como propone el PCU, si estableciéramos detracciones a las exportaciones como propone el PCU, sin duda, empezaríamos a lanzar una serie de señales de desequilibrio y de falta de coherencia en las reglas de juego que terminarían, primero, comprometiendo la inversión, segundo, comprometiendo el crecimiento, tercero, comprometiendo esto es lo más importante los recursos de que se dispone para financiar las políticas sociales.
***
EC - ¿Cómo incide en el plenario del FA que se reúne este fin de semana esta serie de desencuentros que se han dado últimamente dentro del oficialismo? Por ejemplo, diferencias internas sobre la ley de Presupuesto, idas y venidas sobre qué hacer con la ley de Caducidad, las críticas que mencionábamos recién del PCU a la política económica, el pasaje de Gonzalo Fernández al Tribunal de Ética Política del FA. Por mencionar algunos.
DA - Bien seleccionados factores de discusión, de debate y muchas veces de desequilibrios internos. El 12 el plenario va a levantar un cuarto intermedio que resolvió en su último encuentro, y yo espero y deseo que signifique una etapa de avance en este proceso que entiendo que el FA debe vivir, partiendo de una reflexión fundamental acerca de eso que hemos llamado el rumbo ideológico, y en particular el rumbo ideológico del Gobierno, cómo se inserta la tarea de Gobierno con relación al programa del FA y con relación al futuro del FA y, por supuesto, también del Gobierno. Y luego, mi esperanza es que el 12 podamos avanzar hacia lo que podríamos llamar en términos generales y muy sencillos el acercamiento de la estructura de orientación, de conducción, de dirección y de gestión del FA con la voluntad del pueblo frenteamplista.
EC - Vamos por partes. Sobre lo primero, ya lo mencionó en más de una ocasión en esta entrevista, usted entiende que el FA debe definir y acordar el rumbo del Gobierno. ¿Cómo concibe ese debate?
DA - Creo que no debe haber y no tiene por qué haber un solo espacio de discusión. Tenemos que hacerlo en los ámbitos de los que disponemos hoy para hacerlo; uno de ellos es el Plenario Nacional del FA, otro puede ser un congreso especialmente convocado para discutir estos temas. Yo hoy dije una frase: el Gobierno procura construir igualdad de derechos y de capacidades en un escenario de libertad, democracia, participación y prosperidad. Estas son palabras, es una frase.
EC - La tiene muy pensada.
DA - La tengo muy pensada.
EC - La repite casi de memoria puntualmente.
DA - Sí, la tengo muy pensada, porque, honestamente, desde mi punto de vista representa sintéticamente lo que he llamado el rumbo del Gobierno. Pero no alcanza con esta frase y con estas palabras. ¿Qué quiere decir cada cosa? ¿Qué quiere decir que nos estemos comprometiendo con la libertad y la democracia? ¿Qué quiere decir que estemos postulando el objetivo de la prosperidad? ¿Qué quiere decir igualdad de derechos y de capacidades, en una época en la que se discute lo que se ha dado en llamar la distribución de la riqueza, la distribución del ingreso? ¿Cómo juega una cosa con la otra? Pongámonos de acuerdo y luego apoyemos a nuestro Gobierno en ese camino.
EC - Pero van nueve meses de este Gobierno. ¿No es tarde para dar esa discusión? ¿Estas definiciones no debieron estar nítidamente planteadas y consensuadas antes?
DA - Para mí lo estaban y lo siguen estando, pero acabamos de leer un cuestionamiento que ve la realidad al revés. Esa realidad que se leyó en el cuestionamiento acusa a la política económica del FA de priorizar los aspectos financieros. Esto es ver todo al revés. Entonces hay algo que discutir, hay algo que plantear, hay argumentos a dar, hay intentos para convencer a quien piensa esto de que está profundamente equivocado.
EC - Una discusión como la que usted propone, primero, ¿está planteada efectivamente?, ¿puede salir de este plenario del fin de semana?
DA - Mi esperanza subrayo la palabra esperanza es que podamos dar algún paso en este sentido.
EC - Pero si se diera, ¿cuánto llevaría?
DA - No tiene por qué llevar mucho tiempo, porque las cuestiones a discutir y los argumentos a plantear están al alcance de nuestras manos.
EC - Se lo pregunto porque mientras tanto sigue corriendo el Gobierno.
DA - Incluso con criterios objetivos. Nosotros hemos promovido en el correr de este año, y también durante el Gobierno anterior, encuentros del equipo económico con diferentes sectores del FA, incluidos los que cuestionan la política económica del Gobierno en realidad no solo incluidos, en primer lugar los que cuestionan, y planteamos argumentos como los que yo estoy planteando aquí ahora. La última reunión que tuvimos junto con el presidente Mujica y representantes del PCU estuvo dedicada a plantear argumentos y fundamentos de este tipo. Al parecer no han sido suficientes, no hemos logrado convencer a quienes hoy siguen cuestionando la política económica del Gobierno. Entonces mi conclusión es que hay que seguir procurando tener estos fundamentos y estas reflexiones para tener unidad de acción en el Gobierno. A mí no me importa cuánto puede llevar, estoy convencido de que debería llevar poco tiempo.
EC - ¿Y lo otro? ¿La reestructura del FA?
DA - Aquí vamos por todo, si me permite la expresión. Ir por todo significa depositar en las decisiones del pueblo frenteamplista la orientación en materia de conformación de nuestras autoridades.
EC - ¿Qué significa eso?
DA - Significa no solo presidencia y vicepresidencia, sino también delegados a la Mesa Política, delegados al Plenario, proporción entre representantes de sectores y de las bases, hoy a mi juicio absolutamente desmesurada a favor de las bases, que al mismo tiempo considero necesitan tener una representatividad mayor que la que tienen hoy, pero poner eso en manos de la voluntad de los frenteamplistas.
EC - Usted propone voto directo.
DA - Voto directo y con adhesión simultánea.
EC - Elecciones con voto secreto en las que participen los simpatizantes al FA que se afilien simultáneamente.
DA - Exactamente, y los que ya están afiliados, obviamente.
EC - ¿Y qué se resolvería? ¿Qué tipo de decisiones se tomarían por esa vía?
DA - Se ha planteado hacerlo con el futuro presidente y el futuro vicepresidente del FA. Creemos que además de eso tenemos que someter a la voluntad de los frenteamplistas, en las condiciones mencionadas...
EC - ...La propia reestructura, digamos.
DA - Exactamente, los delegados al Plenario, los delegados a la Mesa Política, la proporción entre bases y representantes de sectores político-partidarios, para hacer una síntesis de las decisiones más importantes. Hay que ir por todo, porque la distancia que hoy hay entre la dirección, la conducción y la gestión del FA, no por voluntad de quienes dirigen, que bastantes sacrificios han hecho al servicio de la militancia, sino por la realidad que se ha conformado, es muy grande. Entonces hay un solo camino para superar esto: que el pueblo frenteamplista resuelva, que decida.
EC - Es un cambio muy fuerte con respecto a la tradición del FA, en la que siempre se ha valorado de manera significativa la militancia, por lo tanto se les ha dado a los comités de base, a las coordinadoras y a sus delegados un peso también significativo en toda la estructura a la hora de la toma de decisiones.
DA - Es rigurosamente cierto. Y también lo es que los tiempos que corren muestran cambios muy relevantes en aquellos criterios tradicionales de militancia, incluso plantean formas nuevas como la participación electrónica, la vida de la gente se ha complicado de tal manera que seguir practicando aquellos criterios tradicionales, entrañables incluso, positivos, no se condice con la realidad actual. Entonces leamos la realidad actual, veamos las actitudes, la disponibilidad de la gente, tomemos una decisión democrática, abierta, de confianza en el pueblo frenteamplista, y habilitemos las posibilidades para que sea ese pueblo el que tome las resoluciones.
EC - Con respecto a la presidencia del FA, usted, su sector, AU, eventualmente el Frente Liber Seregni ¿tienen un nombre?
DA - No.
EC - ¿El doctor Tabaré Vázquez, por ejemplo, debería asumir la presidencia del FA?
DA - Ojalá pudiera, no quiero decir "debería" porque sería entrometerme en decisiones que le corresponden al doctor Tabaré Vázquez, pero ojalá pudiera ser un compañero como Tabaré Vázquez quien asuma la presidencia del FA. Por una razón muy sencilla, porque es un líder que concita una atención muy extendida y muy profunda entre los frenteamplistas, no lo estoy descubriendo ahora. Ojalá pudiera ser, pero hay que respetar la decisión de Tabaré Vázquez al respecto. Nosotros tenemos la esperanza de que el plenario del 12 nos ayude a avanzar, no creo que esto sea una estación terminal ni mucho menos, sería de mi parte desconocer la realidad. Pero que nos ayude a avanzar, que vaya generando conciencia, esta es la posición que va a defender AU a través de sus delegados.
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EC - Para terminar, ¿usted ve que el Frente hoy enfrente riesgos de ruptura? Varias voces han manejado este término en las últimas semanas; lo manejó el propio senador Eduardo Lorier, a quien hemos aludido en más de una ocasión en esta entrevista, pero también por ejemplo integrantes de las mesas de La Tertulia de En Perspectiva que pertenecen al Frente han llegado a esgrimir ese riesgo, sobre todo a partir del clima que se generó últimamente con el caso Gonzalo Fernández, por tomar un ejemplo de situación particularmente crítica y convulsiva.
DA - En primer lugar, no veo ningún riesgo de ruptura, al menos en un horizonte razonable de tiempo. Y no lo veo, permítaseme decirlo, por dos razones: la primera, la más importante, la positiva, porque la inmensa mayoría de los frenteamplistas seguimos convencidos de que el FA es el proyecto político más importante de la sociedad uruguaya para su transformación. Y por encima de los problemas, las discusiones y la necesidad de renovación, seguimos creyendo y confiando en este proyecto político.
Y otra razón quizás de menor jerarquía: hasta por comodidad política nadie va a pensar en irse del FA, porque se sabe lo indican la historia de la izquierda y la historia política del país que quien abandona este proyecto tiene un futuro para nada halagüeño desde el punto de vista político.
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Transcripción: María Lila Ltaif
Luego de la entrevista, el Cr. Astori conversó con integrantes de La Tertulia de los Viernes
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Carlos Maggi, Mauricio Rosencof, Danilo Astori y Emiliano Cotelo.
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Danilo Astori, Mauricio Rosencof, Carlos Maggi y Emiliano Cotelo (al fondo).
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Carlos Maggi, Mauricio Rosencof, Danilo Astori y Carmen Tonrnaría.
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