(emitido a las 7.03 Hs.)

Pasó un fin de semana en el que los montevideanos estuvimos pendientes de las tareas de limpieza de la ciudad, a la luz del decreto de servicios esenciales aprobado el jueves por el Poder Ejecutivo a pedido de la Intendencia, para salir de la emergencia generada por los paros de Adeom. En esa línea, el viernes el Gobierno nacional dio un paso más, quizás inesperado, cuando puso a efectivos militares a colaborar en la tarea, atacando los basurales que implicaban un riesgo sanitario más grave.

Estas dos medidas, sumadas al decreto de la semana anterior que permite un desalojo rápido de las oficinas públicas que sean ocupadas por sus funcionarios, marcan una nueva actitud del presidente José Mujica y el Frente Amplio para enfrentar los excesos sindicales que se habían venido acumulando en las últimas semanas. Después de un período en el que la autoridad parecía estar ausente, es notorio que ahora se resolvió tomar el toro por las astas.

En particular la idea de recurrir a las Fuerzas Armadas es, tal vez, la decisión más llamativa e interesante. Y es una jugada a varias puntas. Por un lado, lo más obvio, refuerza los recursos con que la Intendencia puede contar para acometer la crisis, más allá de la contratación de privados. Por otro, es una señal de mano dura y de que la cosa va en serio. Y, por último, favorece la reconciliación pendiente entre los militares y la sociedad.

Es cierto que esta resolución también implicaba sus riesgos. Uno de ellos, que el operativo no fuera del todo eficiente, ya que se armó de manera improvisada. Otro, que se generaran algunas molestias entre oficiales y subalternos, ya que los soldados, que podían ser vistos como rompehuelgas, ganan mucho, pero mucho menos que los basureros titulares.

De todos modos, la forma cálida con que los vecinos recibieron y apoyaron a estos integrantes del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea da la pauta de que la jugada estaba bien rumbeada, en todo sentido.


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