Entrevistas

Sergio Abreu: en inserción internacional "queremos más geografía y menos ideología"

Sergio Abreu: en inserción internacional "queremos más geografía y menos ideología"

El senador de Alianza Nacional Sergio Abreu, quien formó parte de la delegación multipartidaria que acompañó al presidente José Mujica durante la asunción de Dilma Rousseff en Brasil, manifestó que "es muy importante emitir la señal de que hay un proyecto de país en materia de inserción física y geopolítica que está más allá de los aspectos ideológicos". Entrevistado por En Perspectiva, el legislador agregó: "A veces se tiene la tentación de pensar que porque los Gobiernos tienen cierta afinidad van a actuar de forma no acorde con los intereses que defienden". Sin embargo, aseguró que Mujica "ya se dio cuenta de que ese romanticismo no existe". En tanto, sostuvo que Uruguay no se debe "alinear" con Brasil u otras potencias, ya que ante una eventual dificultad lo pueden "dejar por el camino", y advirtió que si el país no cumple un rol de "bisagra" en la región puede quedar condenado a ser un "Gibraltar del Río de la Plata".


(emitido a las 8.57 Hs.)

EMILIANO COTELO:
El presidente José Mujica y Dilma Rousseff, la flamante presidenta de Brasil, tienen previsto reunirse cada tres meses.

Así quedó acordado en un encuentro que ambos mantuvieron el domingo pasado en Brasilia, pocas horas después de que la economista Rousseff sustituyera a Luiz Inácio "Lula" da Silva.

Mujica había llegado a Brasil acompañado de representantes de los distintos partidos políticos, y estos participaron en la segunda parte de la audiencia entre los dos jefes de Estado.

Ayer entrevistábamos al presidente Mujica y hablábamos con él acerca del futuro de la relación con Brasil, luego del impulso tan fuerte que el vínculo tuviera el año pasado.

Hoy les proponemos conocer el análisis que hace la oposición de este escenario. Para eso estamos en comunicación con el doctor Sergio Abreu, senador de Alianza Nacional (AN), ex canciller de la República y ex ministro de Industria, Energía y Minería, que integró la comitiva que viajó a Brasilia con Mujica.

Para empezar, hablemos de la forma como Uruguay se plantó en Brasilia. ¿Qué importancia tiene el hecho de que Uruguay haya estado representado por el presidente de la República más una delegación de todos los partidos políticos con presencia en el Parlamento?

SERGIO ABREU:
Fue el único país que tuvo representación de todos los partidos políticos. Y eso es una señal muy clara, porque el Uruguay mantiene y tiene una imagen importante de su capacidad de negociación y sus preocupaciones por desarrollar un rol importante en el ámbito regional. De Argentina, por ejemplo, no concurrió la presidenta, concurrió solamente el canciller; fue el presidente de Paraguay; no estuvieron el presidente de Bolivia ni el presidente de Ecuador; había determinadas ausencias un poco significativas. Pero cuando el Uruguay se instaló allí con la representación de todos los partidos políticos, le diría que fue un comentario que se hacía en la propia recepción o en el contacto con gente que nosotros conocemos desde hace un tiempo. Porque también es cierto que ayuda reencontrarnos con el canciller patriota, a quien conocemos desde hace muchísimos años.

EC - El canciller nuevo, que a su vez era uno de los máximos jerarcas de la Cancillería anterior.

SA - Exactamente, el embajador en Estados Unidos, que también fue uno de los asistentes diplomáticos del presidente Itamar Franco hace mucho tiempo, un hombre de mediana edad, pero con unos años. Es decir, cada uno de los actores iba ubicando a Uruguay en la medida en que veía no solo al presidente y a su señora, sino a distintos representantes de los partidos. Eso no solo llama la atención, sino que además hace la diferencia de un país que es capaz de manejar sus discrepancias de esta naturaleza y con tanta madurez.

EC - ¿Considera que en este Gobierno la política exterior es más abierta hacia la oposición que en el período anterior, por ejemplo?

SA - Sí, puede ser, hay estilos presidenciales. Yo siempre digo que la diplomacia se hace en tres niveles: la diplomacia presidencial, que es el presidente de la República, que es el que hace los contactos, el que habla, el que aprovecha a veces su cercanía, su simpatía, su imagen; el institucional, que le corresponde a la Cancillería y a los otros ministerios en las negociaciones ya sea comerciales o de carácter político-internacional; y la política partidaria, que tiene que buscar, no en todo, pero al menos en el corazón, en este caso con Brasil en particular, una coincidencia importante para fortalecer la capacidad de negociación de un país como el nuestro que es abierto, dependiente y vulnerable.

EC - ¿Cómo responde a la pregunta que le hacía, a partir de esas tres vertientes?

SA - Cuando Uruguay entra en este tema, decimos: ya que Brasil es hoy el socio más importante del Mercosur, con una proyección política continental, y además con una inserción global en los últimos tiempos muy importante, y además siendo el país que junto con el otro gran socio, que es Argentina, va a definir –o no– en negociaciones nuestro rol como país inserto desde el punto de vista de la infraestructura, de la energía y de las comunicaciones, y teniendo nosotros una relación comercial de primer nivel, es muy importante emitir la señal para que se sepa que detrás de estos aspectos hay un proyecto de país en materia de inserción física y geopolítica que está más allá de los aspectos ideológicos. Yo lo resumo con esta frase: queremos más geografía y menos ideología.

EC - Sin embargo, la semana pasada el diputado Álvaro Delgado, del Partido Nacional (PN), se quejó porque decía que la oposición se había enterado por la prensa de la decisión del Poder Ejecutivo de abandonar la norma europea de televisión digital y adoptar la japonesa-brasileña. Por ese motivo, cursó un pedido de informes al Ministerio de Industria, Energía y Minería solicitando la fundamentación de la resolución. Por lo visto no todos los temas importantes de la política exterior son dialogados con la oposición. ¿Qué pasó en ese caso?

SA - Ahí creo que hubo una falta de comunicación interna dentro del PN. En el año 2005, incluso durante el 2006, usted me hizo alguna entrevista sobre el tema de la televisión digital.

EC - Sí, hablamos con usted.

SA - Entonces yo insistí enormemente en que la televisión digital debía verse con una visión regional, porque ya tenemos dificultades en materia energética, tenemos que hacer una conversora porque ellos tienen a 110 y nosotros a 220. Tuvimos dificultades con Brasil con el PAL-N y el código de la televisión. Entonces proponía insertarnos en este tema. Yo conversé este asunto con el doctor Larrañaga, con el doctor Lacalle y con algunos integrantes del Directorio del partido, lo planteé e incluso hubo una comunicación al presidente de la República, que trasmitió la decisión de incorporarse en los tiempos que pensaba adecuados.

De manera que allí, más allá del diputado Delgado, que es un excelente legislador, con capacidad de estudio, de profundidad, creo que faltó comunicación interna dentro del partido.

EC - Usted acaba de decir dos cosas en la respuesta anterior. Primero que comparte la decisión que se acaba de adoptar y que en general en el PN los líderes están de acuerdo con este cambio, y por otro lado señala que hubo intercambio, que hubo diálogo con el Gobierno en esta materia.

SA - Exactamente, esas dos cosas sucedieron. Yo incluso hablé personalmente con el doctor Lacalle, él me comunicó después de algunas reuniones que tuvo con representantes de la Unión Europea, porque yo también hablé con algunos representantes de la unión Europea y algunos embajadores. El propio doctor Larrañaga trasmitió esa inquietud, sabiendo además que era un tema en que mi argumento es que la verdadera integración pasa por esto, por los aspectos de las comunicaciones, de la infraestructura, y ahora seguramente vamos a abordar el tema del puerto de aguas profundas, como pasa también por la interconexión eléctrica y algunos proyectos que el Focem del Mercosur nos están permitiendo realizar algunas inversiones para compensar una caída excesivamente fuerte sobre la dependencia con la República Argentina.

Esto fue conversado. Lamentablemente a veces las discusiones institucionales no tienen la debida comunicación, sobre todo con un diputado del nivel del diputado Delgado, que conoce, se preocupa; seguramente ha sido una deficiencia de comunicación dentro de su propio grupo.

EC - Ya que estamos con el tema de la televisión digital, ayer en la entrevista con el presidente de la República, Mujica recordaba que esta decisión no fue adoptada por razones técnicas sino básicamente por un análisis geopolítico, y agregaba que se emitió la resolución correspondiente la semana pasada como un gesto hacia la nueva presidenta que estaba por asumir.

(Audio José Mujica.)

"No tengo por qué negarle que fue un gesto deliberado en el momento en que lo tomamos. Buscábamos colocarnos lo mejor posible en materia de visión ante la nueva realidad política de Brasil, porque nos parece que es una manera de defender los intereses de Uruguay.
[...]
EC - Esta es una moneda de intercambio, de algún modo.
JM - Desde luego, te doy para que me des, es cuestión solidaria. La solidaridad tiene que verse como un camino no retributivo al contado inmediato, pero sí en el largo plazo, es un camino de dos vías".

(Fin.)

EC - Senador Abreu, ¿qué opina usted de un procedimiento como ese?

SA - Estoy totalmente de acuerdo. De mi acercamiento negociador incluso le voy a hacer una anécdota. Estábamos esperando para pasar a hablar con la señora presidenta, ya estaba el presidente, estábamos conversando con el nuevo embajador en Uruguay, que conoce el Uruguay, es un excelente profesional, y nos dijo: "Yo les quería agradecer lo de la televisión digital" –estaba también el representante para la parte fronteriza con Uruguay–, y yo le dije: "Pero esto no es gratis", incluso se lo dije en portugués, "não é de graça". Porque mire que es el único idioma que se entiende en estos temas, porque con gestos acumulados sin contrapartida siempre estamos en la etapa de esperar una mano tendida que no viene en forma muy común porque los países, y sobre todo Brasil, ejercen con mucha fuerza su diplomacia y defienden sus intereses a veces con una cierta reticencia en esa solidaridad de que el presidente Mujica hablaba.

Pero esto es allí y en otros temas, por eso la diplomacia tiene que ser presidencial, porque el presidente va a tener que conversar con la presidenta de muchos temas. Lo que pasa es que en los últimos años, por características o por circunstancias, los presidentes, en vez de ser los que solucionan los problemas, son los que los crean. Entonces usted no tiene escalones intermedios hacia abajo en los que pueda trabajar porque el que manda crea el problema y es la cabeza del conflicto.


***

EC - Mujica enfatizaba ayer que este Gobierno se ha propuesto como prioridad la mejora de la relación "con los dos gigantes que tenemos como vecinos, y en particular con Brasil". ¿Cómo ve en general este camino?, ¿cómo se lo ve en el PN?

SA - Estos viajes brindan la oportunidad de cambiar ideas, de tomar un mate, de conversar y de exponer, la compañía no es exclusivamente protocolar, no es simplemente para decir "acá está el partido". Un partido político acompaña al presidente en las condiciones en que le dice, nuestra prioridad es la integración física hoy. Tenemos la hidrovía Paraná-Paraguay, el dragado del canal Martín García, dificultades con Argentina que no son pocas, tenemos el tema del río Uruguay y del control ambiental de la planta de Botnia, tenemos aspectos sobre el Río de la Plata, que no son poca cosa, sobre todo que vamos a extender nuestro territorio marítimo a 320 millas. Tenemos problemas de comercio bastante delicados en el acceso al mercado con Argentina, y obviamente con Brasil de distinta naturaleza, pero más o menos con la misma intensidad y la misma gravedad.

Entonces el PN quiere definir una estrategia o un proyecto de mediano plazo, por ejemplo, en materia de infraestructura. Veamos cómo defendemos el tema de los puertos, la salida hacia ultramar, y cómo definimos una política y el tema de un puerto de aguas profundas. Yo escuchaba ayer la entrevista que usted le hizo al presidente, y el presidente me lo decía a mí en el avión, que se daría por muy contento si quedaba instalada la piedra fundamental de este puerto durante este Gobierno. Le diría que ese sería el cambio cualitativo que el país necesita para introducirse en la actividad moderna de los servicios. Y obviamente el tema energético para la autonomía o la autosuficiencia, para superar nuestros problemas de autosuficiencia estructural de generación de energía. Todo eso no tiene ideología, tiene proyecto país, tiene profesionalidad; lo que no puede tener es ingenuidad, y sobre todo no puede tener una visión parcial o un trabajo sin una consistencia y un apoyo político que permitan avanzar.

EC - Pero el hecho de que se priorice la relación con los dos vecinos y en especial con Brasil, ¿encaja dentro de la visión del PN también?

SA - Le diría más, es la visión histórica del PN. Nosotros tenemos una visión histórica de integración física, siempre la hemos tenido. Usted recordará que el presidente Lacalle cuando empezó el Mercosur invitó a Paraguay a integrarse para que nuestra visión de la hidrovía y la salida al mar de los países del interior fuera una cosa concretada, y además se consultó a todos los partidos políticos. Es la continuidad de un pensamiento histórico de tradición, una visión de Cono Sur, de América del Sur, en el que nosotros jugamos un rol tan importante que si no rescatamos que en el área de los servicios, de los transportes, de las conexiones y de los puertos vamos a hacer un elemento de conectividad física y de bisagra, podemos quedar condenados a ser un Gibraltar, el peñón colgado del Río de la Plata. Todo eso es una lucha permanente.

EC - El presidente habla de ir en el estribo de Brasil, destaca que es la décima economía del mundo y sigue creciendo. Pero un camino como ese también implica el riesgo de la excesiva dependencia.

SA - La pregunta es exacta, nosotros hemos discrepado con el concepto, más allá de la terminología del estribo o del alineamiento. Un país como el nuestro no se puede alinear, puede tener coincidencias, puede acompañar, pero no puede ser hijo de las circunstancias que le imponga un país grande, porque el día que el país grande decida recorrer un camino que nos perjudica, nos deja por el camino.

EC - O cuando ese país tiene una crisis o un problema, por ejemplo en su economía, lo pagamos, porque se destartala buena parte de nuestro comercio exterior o de nuestras inversiones.

SA - Ya lo vimos en aquella oportunidad. Fíjese que en aquella época, hasta el 99, estábamos en mil millones de dólares aproximadamente, y ahora estamos en muchísimo más y con un tipo de cambio relativamente equilibrado. Una modificación del tipo de cambio de Brasil en forma inconsulta –porque no nos va a preguntar a nosotros– tendría un impacto muy importante sobre la creación y la desviación de comercio.

EC - ¿Cómo se maneja ese equilibrio?

SA - El alineamiento no es "yo espero ir en el estribo del ómnibus de este país", porque, entre otras cosas, en la primera curva un poco cerrada nos quedamos enganchados en un farol.

EC - ¿Entonces?

SA - Tenemos que ir dentro del ómnibus, conversando, discutiendo, y no digo ir sentados en el asiento de los bobos, pero al menos en un asiento relativamente cómodo en el que podamos participar, opinar, decir nuestro pensamiento, no imponerlo porque es muy difícil. [Debemos] tener creatividad, una diplomacia creativa, un presidente que entienda el tema, que priorice, que cada vez que hable con la presidenta ella –la de Brasil o la de Argentina– sepa "Uruguay quiere tal cosa y esa es su gran preocupación", el puerto de aguas profundas, la conectividad energética. Cuando uno define eso en cualquier momento vienen: la Argentina por un problema internacional, ya sea de carácter regional o internacional, o viene Brasil que quiere integrar el Consejo de Seguridad. Y, aunque parezca un poco crudo, uno tiene que estar negociando permanentemente estos temas con profesionalidad, porque si esperamos de la mano romántica no vamos a tener mucho resultado. Por eso yo quería y el PN quiere respaldar al presidente en este ámbito, para que fortalezca su diplomacia presidencial, para que institucionalmente sea una diplomacia que, más allá de alguna discrepancia en temas muy puntuales e importantes, sea un pasaje de una política de mediano plazo que se entronque con el pensamiento histórico de nuestra colectividad política, para el que no reclamamos derechos de autor, pero que nos hace sentir muy cómodos, porque el presidente ya se ha dado cuenta de que los países no acumulan por sublemas.

***

EC - El año pasado el empuje que tomaron las relaciones Uruguay-Brasil se vio muy favorecido por la relación personal muy cercana y cálida que mantienen Mujica y Lula. ¿Cree que esa ventaja puede perderse ahora que Lula ya no gobierna y en su lugar asumió Dilma Rousseff?

SA - No, o se compensa. Le diría que tampoco alcanza con tener una relación personal de simpatía, ayuda enormemente pero hay que bajarla a una forma institucional, hay que bajarla en una línea muy importante. Fíjese que con Brasil tenemos frontera seca, y el tema de la integración fronteriza, ya sea pasos de frontera, complementación industrial o todo lo que es conectividad física en futuras estrategias del país, necesita no solo una decisión presidencial sino también que se bajen a políticas federales y estaduales; el actual gobernador de Río Grande es alguien muy conocido de Uruguay, porque estuvo exiliado aquí hace muchos años. Entonces es lo que le decía hoy, cuando la relación entre los presidentes es mala, ahí sí baja todo lo negativo, pero cuando es buena puede quedar agotada exclusivamente en eso, y tampoco tiene resultados.

EC - De todos modos, pareció que había una buena sintonía entre Mujica y Dilma Rousseff.

SA - No tenga dudas. No sé si se dan algunos antecedentes de otro tipo, político, yo escuché lo que dijo el presidente Mujica ayer. Esta señora tiene su origen mineiro, nació en Belho Horizonte, fue ministra de Brizola, fue ministra en Río Grande del Sur, después fue ministra de Olivio Dutra de Energía, ahí tuve el primer contacto con ella –cuando yo era ministro de Energía–, es una mujer con mucha personalidad. Sustituyó a Dirceu en aquella crisis que se provocó con Brasil. Tiene cercanía, conoce al Uruguay, conoce la importancia que tiene la relación fronteriza, y tiene una relación especial con el presidente Mujica también potenciada porque es una señora muy simpática, muy dúctil en el manejo de la relación personal, tuvo una conversación lateral conmigo por razones de historia familiar. A veces ella tiene una mayor profundidad en los temas porque ya tiene experiencia de Gobierno, ha llegado con un respaldo fuerte de su experiencia. Hay que ver cómo funciona la personalidad.

EC - Uno de los resultados de la cumbre entre Mujica y Dilma Rousseff fue ese compromiso de mantener reuniones entre los dos mandatarios cada tres meses, siguiendo la costumbre que se había instaurado el año pasado con Lula. Decía Mujica ayer que tal vez ese era su principal objetivo en la audiencia del domingo, porque ese ritmo trimestral obliga a las burocracias de los Gobiernos a mantenerse activas y a producir resultados concretos para cada uno de los encuentros. ¿Ese detalle a usted le parece importante?

SA - Me parece muy importante, si se mantiene el ritmo de tres meses o un poco más, que el diálogo presidencial sea no solo de conexión de simpatía personal, sino que se baje a los aspectos puntuales. Eso dinamiza enormemente, por el tiempo en que uno prepara una reunión y el tiempo en que después el presidente baja las decisiones que se tomen, sobre todo en el caso de Uruguay. Imagínese las interlocuciones de toda naturaleza que tiene Brasil, hoy que está en plena inserción global. Uruguay no va a ser un tema muy importante o primordial, pero nosotros tenemos que estar siguiendo de atrás en forma permanente.

Yo en algún momento conversaba con Mujica –y lo he conversado con tantas autoridades durante tanto tiempo– la importancia que tiene ese contacto personal, que ese contacto personal baje profesionalmente pero que además no se dé solo el día en que hay un problema. Eso crea una empatía que después se va trasmitiendo al resto. Generalmente los presidentes viven aislados, el presidente no es el dueño de todas las voluntades, el presidente es un concentrador de problemas y de resoluciones que ya vienen con subjetividades muy fuertes para la toma de esa decisión. Entonces el presidente tiene que saber muy bien la importancia que tiene esta decisión, sobre todo en el caso del Uruguay. Sabiendo eso y en conexión con Brasil y con Argentina en forma permanente –y en una proyección en el ámbito del continente, incluso a México, que es otro tema que hablamos el otro día– el presidente va a poner, al menos en el ámbito de la política exterior, mucha más geografía, mucho más comercio, mucho más interés estratégico, porque a veces se tiene la tentación de pensar que porque los Gobiernos tienen cierta afinidad van a actuar de forma no acorde con los intereses que defienden.

EC - Usted y los otros representantes de la oposición participaron en la segunda parte de la audiencia entre Mujica y Dilma Rousseff. ¿Qué conclusiones sacó usted de esa parte del intercambio?

SA - Ella dio además un mensaje muy claro, porque después de una reunión con los ministros, cuando participaron los cuatro representantes, se levantó, se acercó y se dio una especie de conversación muy informal, muy agradable, muy espontánea, en la que cada uno decía a qué partido representaba, y ella hizo un comentario: "Mire que esta señal es como el colesterol, se va acumulando".

EC - Es una señal en este caso positiva, del colesterol bueno. (Risas)

SA - Uno va conversando y queda esa idea. Incluso estaba el representante de la política exterior, que va a permanecer, que es el embajador brasileño, que es más representante del PT y tiene más visión político-ideológica.

EC - ...Marco Aurelio García, asesor presidencial de Lula y que se mantiene en una posición muy cercana ahora con Dilma Rousseff.

SA – Exacto. Pero mire lo que es Itamaratí, el embajador patriota era el representante diplomático y que hablaba con el presidente Itamar Franco, de ahí nos conocemos de hace mucho tiempo. El embajador Eduardo dos Santos, que ahora está en Paraguay y estuvo acá en Uruguay, era el embajador de Fernando Henrique Cardoso. Van desarrollando una memoria, y ven que hay cuatro partidos detrás de esto. Incluso en mi conversación con el embajador brasileño acá antes yo hice comentarios sobre la norma digital, sobre el famoso "cañón cristiano", que es un tema lateral pero que también tiene su importancia, sobre las viejas rencillas o las viejas luchas históricas de guerra que lamentablemente sufrió el continente. Todo eso se va alimentando con un criterio de coherencia. Ahora, las discrepancias o las formas cerradas que se tienen o las distintas visiones en otros temas las tenemos que dialogar con tranquilidad, y en esa área el presidente Mujica escucha, escucha bastante.

EC - ¿En qué área?

SA - En esas áreas de la estrategia nacional. Y en eso de pensar que somos amigos de Fulano porque es de un partido político afín con nosotros, ya se ha dado cuenta de que ese romanticismo no existe.

EC - Es interesante toda esta afinidad, toda esta proximidad que usted trasmite en sus respuestas entre lo que está haciendo el Gobierno, el pensamiento del presidente Mujica y cómo ve el PN o su sector en particular cómo tiene que encararse esta parte de la política exterior. Digo que es interesante porque el año terminó con algunos roces fuertes entre el oficialismo y la oposición, por ejemplo a nivel parlamentario, por ejemplo con dirigentes de la oposición, usted incluido, quejándose de que el Frente Amplio (FA) los ninguneaba con proyectos que llegaban para ser tratados con demasiada urgencia y sin el correspondiente análisis, etcétera. ¿Cómo se compatibiliza una cosa con la otra?

SA - Este Gobierno tiene características muy especiales, porque es un presidente muy cercano. Yo bromeaba el otro día que he visto más al presidente en el Parlamento que a los ministros. El otro día falleció el contador Faroppa, y pocos días antes, con motivo de Navidad, fue a saludar, tiene una relación que también son señales políticas que da. El problema es cuando la actividad legislativa se deteriora, la técnica legislativa, porque hay que aprobar un proyecto que fue negociado afuera. Se deteriora la relación política porque se imponen determinadas soluciones en cuya apreciación técnica no creen ni los mismos integrantes del FA, pero no tienen otra alternativa para manejar ese equilibrio inestable que surge de las negociaciones hechas fuera del Parlamento.

Esa es la crítica que yo hago, incluso teniendo en cuenta que hemos acompañado una cantidad de proyectos y determinadas líneas. En otros temas vamos a tener una mayor discusión, en la cuestión palestina, por ejemplo, cómo vamos a mirar esa relación política, cómo la vamos a proyectar en el tiempo, y algunos otros aspectos de la relación externa. Hablando de México yo le decía "presidente, tenemos que seguir trabajando sobre México, tenemos una zona de libre comercio de primer nivel, estamos privilegiados en ese tema". Eso no significa tener dualidades, pero si somos Unasur en los aspectos de infraestructura, energía y comunicaciones, en el tema del comercio, con las dificultades que tenemos con el propio Mercosur, sigamos trabajando sobre los aspectos de México.

EC - Ya que usted menciona algunos capítulos de la política exterior, me gustaría terminar preguntándole por Europa. Ayer en la entrevista aquí en En Perspectiva, cuando el presidente Mujica explicaba el cambio de la norma europea de televisión digital por la brasileño-japonesa, en un momento señaló: "Nuestra voluntad tampoco era abandonar Europa, más bien Europa nos abandonó hace rato". La frase me quedó dando vueltas en la cabeza, y por eso unos minutos después le repregunté sobre ese concepto, cómo entendía, cómo imaginaba la relación entre Uruguay y Europa, y entonces Mujica contestó esto:

(Audio José Mujica.)

"Europa mira mucho más –la parte central de Europa, tal vez Alemania, incluso Francia, tal vez Inglaterra– hacia los Urales que hacia el sur. Y no lo digo en tono de reproche, ojo, no tiene ningún sentido, creo que su rumbo está ahí. Le han dejado a España el papel de la relación con América Latina, pero basta con leer los discursos de Sarkozy, la defensa de la política agropecuaria europea, las manifestaciones al respecto, los obstáculos infranqueables permanentes en la OMC, etcétera, para darnos cuenta de que es difícil que Europa, en esta etapa de la historia, pueda arrimarse a nosotros".

(Fin.)

EC - Doctor Abreu, ¿cómo observa usted ese análisis y esa definición de política internacional?

SA - Yo escuché ayer la entrevista. Dice que es muy difícil, y lo entiendo, tanto Europa como Estados Unidos están en crisis, una crisis de las economías desarrolladas, usted conoce muy bien los déficits fiscales, las dificultades que se están planteando en Europa.

EC - Además señalaba: "No es una maldad de Europa, es una realidad, está construyendo una unidad, tienen más chance los turcos de entrar que nosotros de hacer un convenio".

SA - Sí, no sé si llegarán con tanta suerte los turcos, pero sí le diría que hay que rescatar el concepto del Tratado de Maastricht en materia de coordinación de las políticas macro. Hay déficit fiscal de Grecia, España, Portugal, Irlanda, Alemania se queja de que es la que está financiando todo el tema, los ingleses miran de afuera porque ni siquiera tienen la moneda, pero hay una crisis instalada en los países desarrollados, incluido Estados Unidos, que los obliga a mantenerse fuera de las prioridades en el ámbito de inserción. Fíjese que hasta hace poco Europa era el socio más importante de América.

EC - ¿Entonces? ¿Qué implica esto para las relaciones exteriores de Uruguay?

SA - Hay que mantener esas relaciones, pero no las vamos a mantener solos, porque usted vio que Europa cierra una zona de libre comercio con Chile, otra con México, y no cierra con el Mercosur. El problema es que el Mercosur cuando negocia en bloque es muy proteccionista, y sobre todo Brasil en algunos aspectos de los sectores industriales.

EC - Usted señala que nosotros también tenemos nuestra responsabilidad en el fracaso de esa negociación.

SA - No tenga dudas, en eso también, porque aquello de buscar en la fuerza de los demás el origen de nuestras debilidades es un escapismo ya un tanto infantil. El Mercosur debió haber tenido un avance importante con Europa, pero prevalecieron algunos problemas, sobre todo cuando las economías brasileña primero y argentina después ingresaron en el modelo de sustitución de importaciones muy fuertemente en los últimos tiempos, entonces es más difícil. Más la OMC, que está en crisis por la crisis internacional. Estamos mirando a China, que ha pasado a ser el primer exportador de bienes del mundo y ahora es el tercero o cuarto exportador de servicios. Entonces yo diría que no es que nos haya dejado de lado, aunque pueda ser compartida esa frase. Es que la realidad les dice a los países del Cono Sur y a nuestros países que hoy su crecimiento se debe al aumento de los precios de las materias primas y los productos agropecuarios en el ámbito de las economías emergentes, algo que es bueno, pero también es importante –lo conversamos en esas horas de cambio de ideas– que se sepa que nosotros vamos a funcionar bien cuando las economías desarrolladas comiencen a recuperarse. Esto no es una salida de costado en la que vamos a tener vacas gordas de por vida por el simple hecho de una coyuntura favorable desde el punto de vista comercial y económico.

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Transcripción: María Lila Ltaif