Entrevistas

Jorge Gandini (PN): "Llegó el tiempo de cambiar la manera de hacer política en Montevideo"

Jorge Gandini (PN): "Llegó el tiempo de cambiar la manera de hacer política en Montevideo"

El diputado por Alianza Nacional Jorge Gandini propuso que los blancos comiencen a trabajar desde ahora en la capital para disputarle el gobierno departamental al Frente Amplio. Entrevistado por En Perspectiva, el legislador manifestó que el Partido Nacional "está lejos de la gente porque la gente no tiene forma de entrar al partido" y sostuvo que "hay que modificar las reglas de juego y establecer mecanismos estimulantes para que muchos quieran ser candidatos". El representante consideró que "buena parte de las recetas está en adaptar y aprender de las cosas que se hacen en el interior" y remarcó: "Una de las carencias es que el partido es una buena máquina electoral, pero no necesariamente una buena estructura política, que son cosas diferentes".


(emitido a las 9.01 Hs.)

JUAN ANDRÉS ELHORDOY:
"El Partido Nacional (PN) debe abandonar su muy mala fórmula de esperar hasta el final para definir quién será su candidato a la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM)".

Así opinaba el diputado nacionalista Jorge Gandini, que este año tiene previsto poner a trabajar activamente a su agrupación con el objetivo de disputarle el gobierno departamental al Frente Amplio (FA). Se trata de una idea que manejó el jueves 13 en el semanario Búsqueda. A partir de eso surgieron algunas opiniones y el tema fue tratado, por ejemplo, el jueves pasado, aquí en la Tertulia.

Para hablar de esta propuesta, de cómo cree que los blancos deben posicionarse en Montevideo, recibimos a Jorge Gandini, diputado de Alianza Nacional (AN).

¿Qué lo llevó a hacer un planteo de este tipo en este momento?

JORGE GANDINI:
El momento es apropiado en la interna del PN, porque terminamos un semestre bastante activo y atípico en materia de reflexión y análisis. El partido abrió un proceso de debate interno en el que muchísima gente a lo largo de todo el país se reunió a discutir por qué votamos como votamos. Fue un ejercicio sumamente trascendente, importante, la primera línea del partido escuchó lo que dijeron los dirigentes, convencionales, ediles, diputados de todo el partido en todo el país.

Y luego de ese proceso de reflexión, que terminó a fin de año, surgieron cuatro o cinco constantes en las reflexiones de los compañeros. Una de ellas es que el partido está distanciado de la gente, y eso es una reflexión para tomar nota, sobre todo tenemos que tomar nota los que tenemos responsabilidades y obligaciones. Otra es Montevideo, todo el país le reclama al PN que sea más efectivo en el departamento de Montevideo, porque no es posible tener chances a nivel nacional si en el departamento donde vive la mitad de la población, y además es contagioso políticamente para todo su entorno metropolitano, el partido tiene en el entorno del 20%. No es posible recuperar y dar vuelta esa diferencia con el resto del país.

Entonces los montevideanos tenemos que tomar esas reflexiones y profundizarlas. Una de las carencias es que el partido es una buena máquina electoral, pero no necesariamente una buena estructura política, que son cosas diferentes. Cuando llega el tiempo electoral el partido se organiza bien, se moviliza más, tiene mejor llegada a la gente; sin embargo hay un largo, profundo e inconveniente paréntesis en el resto del tiempo. Y en el resto del tiempo no es cuestión de hacer campaña, es cuestión de hacer política. Entonces la idea que trato de poner sobre la mesa es que llegó el tiempo ahora, no de poner candidatos, pero sí de cambiar la manera de hacer política en este departamento.

JAE - ¿Cómo sería entonces? ¿Cómo sería cambiar la manera si no se define el nombre o el candidato?

JG - Parte de la reflexión de la que hablábamos, parte de esa conclusión de que le partido está lejos de la gente se puede leer de muchas maneras. Nosotros empezamos asumiendo que el partido está lejos de la gente porque la gente no tiene forma de entrar al partido. Esto de acercarse a la gente no quiere decir que los legisladores o los dirigentes vayamos más seguido al barrio y mantengamos la actitud tradicional de hablarle a la gente y que la gente nos escuche. Esa es una actitud muy del partido y muy de tiempo electoral. Pero ahora ¿qué? ¿Cómo hace aquel vecino, aquel compañero que se siente parte del partido, que trabaja, que eligió trabajar socialmente, por ejemplo en un sindicato, en una cooperativa de vivienda, apoyando una policlínica o una ONG, o en el Colegio de Abogados o en una organización comercial o empresarial? ¿Cómo llega al partido? No llega, porque el partido no está preparado para eso, no tiene puertas de entrada para su opinión.

JAE - Entonces es un tema de organización, no es un tema de nombres.

JG - Es un tema de cambiar la cabeza de cómo se hace política en el departamento.

JAE - ¿Usted cree conveniente designar un candidato ahora? Uno o varios, porque pueden ser hasta tres candidatos.

JG  - No, para nada, no creo eso. Hay que modificar las reglas de juego y establecer mecanismos estimulantes para que muchos quieran ser candidatos. Yo quiero modificar esa realidad en la que llegamos al tiempo electoral, nacional y municipal, y sobre todo en el municipal tenemos que estar convenciendo compañeros para que quieran ser candidatos.

JAE - Esa fue la sensación en la última elección.

JG - Es así, y yo que tengo unos cuantos años en la política, al menos desde el 85 para acá no recuerdo que el partido haya definido su candidato a intendente con más de seis meses de antelación a la elección. Ahora, ¿qué chances tiene el compañero, por bueno que sea y por mucho que se esfuerce por posicionarse en un departamento que siempre le ha sido difícil al PN –que ganó una vez en la historia–, de hacer una buena campaña, de enamorar a la gente con seis meses que desde el 96, con la modificación del sistema electoral, son después de la elección nacional, cuando ya tenemos el libro abierto con los datos de quién ganó y quién perdió la elección?

JAE - Y en verano.

JG - Y además lo lanzamos en enero, en febrero lo único que les preocupa a la opinión pública y a los medios de comunicación es cómo se arma el Gobierno nacional que se instala, en marzo qué pasó con el Gobierno que se instaló, y la campaña empieza en abril y en mayo son las elecciones.

JAE - ¿Qué tiempo sería el óptimo, entonces?

JG - No hay que confundir el tiempo electoral con el tiempo político. En el tiempo político se generan las condiciones para el tiempo electoral, y si el partido tiene un mejor arraigo en el departamento y genera mejores condiciones de trabajo político, los candidatos aparecerán, serán más de uno, deberán competir y la competencia es creativa, es movilizadora y hace crecer.

JAE - Usted dice que seis meses es poco. ¿Qué sería lo óptimo?

JG - No sé, yo no hablo de candidatos, hablo de que el partido este año tiene que definir una estrategia para el trabajo en el departamento. Lo deben hacer las agrupaciones, lo puede hacer la departamental nacionalista, que está bien integrada, y lo pueden hacer alianzas políticas de agrupaciones partidarias más allá de sus propios sectores. Meterse a trabajar en el departamento. Ahora vienen episodios culturales de enorme trascendencia en el departamento; ¿dónde está el partido? No me preocupa quién es el candidato, me preocupa que el jueves que viene es el Desfile Inaugural del Carnaval, y el Carnaval es la manifestación cultural más importante que tiene el departamento, son decenas de miles de personas las que acuden a los escenarios de ese tipo, es una manifestación cultural trascendente, y el partido está lejos. Es más, aquel que participa en esta manifestación cultural es medio raro dentro del partido.

JAE - ¿Usted va a ir?

JG - Yo voy siempre. Por eso lo digo desde dentro, y me enorgullece ver una cantidad de compañeros que anónimamente están metidos en una cantidad de conjuntos de Carnaval que la gente da por frenteamplistas. Están llenos de blancos, una cuerda de tambores, una murga, un grupo de parodistas, ahí están los blancos, y esos blancos quedan enormemente contentos cuando ven un referente blanco que participa. Entonces, ¿dónde estamos nosotros en esa manifestación? ¿Dónde estamos en los temas de los montevideanos, que no necesariamente son municipales?

JAE - Siguiendo esta línea de Carnaval, ¿usted va a ir porque le gusta o porque forma parte...?

JG - ...Voy siempre, incluso en algún momento me rebusqué, con mala voz pero haciendo alguna cosa, y participé, desde las murgas de la Facultad de Derecho, que en aquellas épocas dirigía mi amigo Juan Faroppa [ex subsecretario del Interior]. Siempre me vinculé, siempre estuve, alguna murguita blanca dirigí, y siempre estuve metido en los ensayos, ahora mismo.

Pero el 6 de enero, ¿qué pasó el 6 de enero? El 6 de enero fueron las verdaderas Llamadas de este país, fue el día de san Baltasar, es el día de los negros, es el verdadero día de los negros de este país. Hay una llamada enorme, a la que la Intendencia simplemente le corta el tránsito para que pueda organizarse. No tiene ni espectacularidad ni televisión, pero tocan todas las lonjas. Yo fui, un rato me fui a Maroñas, que es un extremo de la expresión social, y antes, mucho antes del Premio Ramírez, me fui a Isla de Flores. Y había compañeros blancos en cantidad atrás de una lonja.

JAE - En este contexto, ¿qué les dice a aquellos que entienden que usted está haciendo campaña, que le interesa ser candidato a la IMM, que en realidad esto forma parte de una estrategia para posicionarse como uno de los candidatos con miras al 2015?

JG - Les digo que la política me gusta mucho, a todos nos gusta asumir responsabilidades importantes en materia electoral. Pero no soy tonto, yo podré o no ser candidato, pero eso dependerá de que sea parte de un plan estratégico serio y de largo plazo del partido. Para el partido Montevideo es una materia difícil, el que quiera ser candidato a la Intendencia sabe que tiene que ponerse como parte de un plan de largo plazo en el cual a lo mejor no le toca ser ganador, ni lo ve, vaya a saber, pero hay que hacerlo. Hay que generar las condiciones para que actores de primera línea tengan el entusiasmo y el interés de querer ser candidatos.

JAE - Usted personalmente no lo descarta.

JG - Para nada, ni lo descarto yo ni creo que lo descarten muchos compañeros. El asunto es que hay que generar las condiciones para que sea atractivo, porque es una carrera de fondo, de largo plazo, requiere mucho esfuerzo, no equivocarse; a nadie le gusta fracasar, y menos en un intento de largo plazo. Por lo tanto hay que generar las condiciones, y yo propongo empezar al revés, empezar generando las condiciones en el departamento, forjar alianzas políticas que nos permitan generar espacios para que haya lugar para muchos. Y luego, en un proceso de mediano plazo, se irá decantando y quedarán algunos, los más aptos para ser candidatos. Eso le va a hacer bien al partido.

JAE - El contrincante está difícil, si uno mira la historia observa que Ricardo Ehrlich y Ana Olivera fueron designados candidatos muy poquito antes, sin trayectoria política de envergadura, y sin embargo terminaron siendo intendentes.

JG - Son candidatos de un movimiento político, de un partido político que ha generado las condiciones en el departamento, el candidato es la resultancia de eso. El éxito lo tiene más el partido que el candidato, el éxito lo tiene más el Frente en el departamento que el candidato que pone. Ese es otro elemento que tenemos que analizar, no sabemos quién va a ser el candidato del Frente, pero desde ya sabemos que ponga a quien ponga va a tener mucha fuerza y mucho peso, por lo tanto de este lado hay que tomarse muy en serio ese asunto.

Pero ¿solamente nos interesa el tema municipal? Porque votamos más o menos igual el día de la elección nacional en Montevideo, el Frente en Montevideo en octubre votó muy bien, vota casi tan bien como en lo municipal. Quiere decir que no tiene que ver solo con el tema departamental, tiene que ver con cómo el partido se arraiga y se mete en el departamento y cómo la gente en el departamento cree en el partido tanto en lo nacional como en lo departamental. Por eso lo que yo estoy planteando no es un tema municipalista, es un tema de partido en este departamento donde vive la mitad de la población. Algo nos pasa, no a la gente, la gente no está equivocada.

JAE - Aparte tiene una diferencia con respecto a otros departamentos, porque en el interior ha pasado que entre elección nacional y municipal o departamental ha habido grandes diferencias en cuanto a votos.

JG - La figura del candidato a intendente muchas veces mueve y cambia el espectro, básicamente es un escenario de tres en el que cuando dos se juntan pueden ganar. Esto lo hace la gente directamente, pasó en un sentido en Salto y en otro sentido en muchos otros departamentos donde el partido ganó. Uno mira cómo le fue al Frente en Soriano en octubre, y le fue muy bien, pero luego mira cómo le fue a Guillermo Besozzi [actual intendente de Soriano] en mayo, y le fue muy bien, no solo recuperó sino que ganó al galope. ¿Qué pasó? Mucha gente que votó al FA en ese departamento y muchos que votaron al Partido Colorado (PC), cuando llegó la hora de votar intendente eligió al que le pareció mejor.

Esto en el interior con su escala pasa, pero en Montevideo también. Vayamos a la elección anterior, el PC en octubre de 2004 en Montevideo sacó el 10%, el PN sacó el 26%; cuando llegamos a mayo el PC sacó el 27% en Montevideo, del 10 al 27, y el PN, que había sacado 26, sacó 10. Ahí hubo un corrimiento de gente que miró quién podía hacerle más fuerza al oficialismo y eligió cuando tuvo que tomar decisión electoral.

JAE - Fue la elección con Pedro Bordaberry como candidato.

JG - Todo ese proceso fue después de la elección en la que Vázquez ganó la Presidencia de la República.

JAE - Es interesante que traiga a colación ese corrimiento que se dio en Salto y en Soriano. No sé si entra dentro del esquema o dentro del ejemplo el caso de San José, allí hubo un alineamiento de carácter más estructural, porque sectores del PC se metieron en una lista del PN.

JG - No fue original, ya había sucedido en la elección anterior. Ese es un fenómeno distinto, diferente, muy típico del departamento de San José, que no ocurrió en otros lados.

JAE - Pero el PN fue prácticamente hegemónico al lado de la votación que tuvo el PC. Estos ejemplos, que pueden tener canales o formas de ponerse en práctica diferentes, ¿son un ejemplo a seguir? ¿Para ganar en Montevideo el PC y el PN tiene que alinearse, votar juntos, presentarse juntos, hacer una estrategia conjunta?

JG - No, no va por ahí. Además es impracticable, la reforma constitucional del 96 dejó abrochados algunos aspectos de su normativa para que esto no pudiera pasar. Quien es candidato en la interna de un partido o en la elección nacional, en la municipal no puede aparecer ni como último suplente de edil. Esto obligaría a hacer acuerdos con mucha antelación, para que aquellos que van a la municipal en un acuerdo bipartidario no ocuparan ninguna responsabilidad de ninguna naturaleza en las elecciones anteriores.

Pero además en lo esencial creo que los acuerdos de cúpula no necesariamente son respetados por la gente. Veamos cómo se comportó la gente: cada partido eligió su candidato, y la gente no necesariamente los votó, se corrió en sus departamentos a lo que le pareció el voto más práctico, más claro, y así el FA perdió varias intendencias. ¿Esto fue una medida o una estrategia elaborada en un laboratorio o incentivada por los dirigentes en Salto, en Soriano, en Florida o en otros departamentos? No, lo hizo la gente naturalmente, nadie le hizo publicidad a esta posibilidad. Cada uno defendió su partido y su lista, sin embargo la gente votó al que le pareció no solo que era mejor, sino que le ganaba al que creía que era peor, porque mucha gente al votar a algún candidato que hoy es intendente no votó a favor de él, votó en contra de otro, votó al que creía le podía ganar. Eso lo hace la gente, no creo en los laboratorios. Sí creo que si el partido desarrolla en el departamento de Montevideo una política que lo legitime, que lo acerque, que lo haga más creíble, una política de largo plazo, puede movilizar electorado, más allá de si moviliza o no a sus dirigentes.

JAE - ¿Qué rol tienen los ediles en esta historia?

JG - Los ediles en Montevideo son figuras claves pero de poco impacto, porque compiten con una cantidad de personalidades de alto rango y rol. En Montevideo está el Gobierno nacional, pesan el presidente, los ministros y sus equipos, los directores y presidentes de empresas públicas, los senadores, los diputados, la propia Intendencia, el intendente del departamento de Montevideo es una figura de rango nacional de enorme importancia, y detrás de él algunos de sus directores tienen casi la visibilidad de un ministro. El edil tiene que hacerse un lugar de imagen pública en ese mundo bastante complicado, pero además sabiendo, en el caso de la oposición, que nunca tendrá votos, porque el sistema con el que se establece la Junta Departamental le da siempre mayoría absoluta al que gana la elección, por lo tanto la oposición siempre tiene minoría.

Yo leía el otro día una suerte de crítica, que ante el apagón en Montevideo la Junta Departamental no propuso nada. No, proponer, propone, el asunto es que no tiene mayoría para sacarlo. Si relevamos qué se propuso, se propusieron muchas cosas, pero si relevamos qué tuvo éxito, seguramente muy pocas iniciativas de la oposición y de los ediles tuvieron éxito en la Junta Departamental. Son personajes políticos de mucho arraigo, de mucha importancia, saben, conocen, ahora tienen el Presupuesto Municipal sobre la mesa, 525 millones de dólares, la IMM va a gastar casi 100 millones de dólares más, que por supuesto salen de los mismos bolsillos de la misma cantidad de montevideanos, vamos a pagar más, y ellos tienen que dar debate por el destino de esos recursos también.

JAE - Los ediles tienen poco peso, hasta ahora ha sido así, y a su vez da la sensación de que los diputados por Montevideo se proyectan más como legisladores nacionales que como departamentales. Nada que ver con lo que ocurre en el interior, si uno es diputado de Durazno se mueve por los asuntos de Durazno y de repente tiene escasa visibilidad a nivel nacional...

JG - ...Buena parte de las recetas está en adaptar y aprender de las cosas que se hacen en el interior. ¿Por qué nuestros líderes departamentales tienen arraigo popular? ¿De dónde salen sus dirigentes?, ¿salen del comité o salen de la sociedad? En la mayoría de los casos salen de la sociedad, si uno mira quién apoya a estos intendentes, va a encontrar muchísimos dirigentes sociales vinculados a las fuerzas vivas y a las organizaciones departamentales que luego están en la primera línea de las estructuras partidarias, pero como reconocimiento de su arraigo y su legitimidad social. A esto tiene que volver el partido, esa es una buena receta, el trabajo político permanente, y no lo hacemos; la vinculación con las realidades departamentales, porque no es solo lo municipal. Yo veo un diputado del interior y se inauguran 40 viviendas de Mevir en su departamento y allí está; los diputados de Montevideo ni nos enteramos si se inauguran viviendas aquí. El diputado del interior sabe quién es el presidente de cada una de las instituciones deportivas de su departamento, quién es jefe de Policía y el director de la escuela. Nosotros esos temas parece que...

JAE - ...¿Por qué no ocurre aquí?

JG - Quizás porque es otra dimensión, y nos perdemos. Pero cuando apoyamos el proceso de descentralización montevideano y vemos que ahora hay ocho municipios, tenemos que asumir que cada uno de esos municipios es más grande, cualquiera de ellos, que el departamento de Maldonado, es más grande que todos los demás, salvo Canelones. Ahí hay una nueva realidad a pensar y a trabajar, si en cada municipio se eligen entre cinco y seis diputados, si esta fuera la circunscripción electoral, y Maldonado solo elige cinco –Canelones es diferente–, quiere decir que si nosotros miráramos al departamento en su real descentralización y tratáramos de meternos adentro de él y de conocer esas realidades bien diferentes, podríamos cambiar la cabeza y empezar a premiar otras conductas y a estimular otras actitudes y formas de trabajo de un montón de compañeros que lo hacen pero no necesariamente se les reconoce.

***

JAE - Hablábamos de su propuesta de trabajar distinto con miras a las elecciones municipales de 2015.

¿Qué hacer ante esto, ante esta inquietud? ¿Cómo se maneja el diputado Gandini proyectando el 2011 y apuntando a esto? ¿Va por el lado de declarar lo que declaró como una forma de impulsar que el PN estructuralmente tome un camino diferente, o está planteando "yo voy a hacer esto para alcanzar este objetivo"?

JG - Varias cosas, cada una a su tiempo. El partido eligió una comisión departamental, que es la autoridad del partido en el departamento, que refleja bastante bien el equilibrio del departamento, pero sobre todo las primeras figuras; la preside Ana Lía Piñeyrúa, que fue la candidata más votada a la Intendencia por el partido, y la integramos varios diputados y varios ediles. Ahí hay mucho peso formal, pero también hay mucho peso político real, hay un instrumento, una herramienta interesante, y se ha declarado voluntad para un proceso de esta naturaleza, trabajar permanentemente.

Pero además de eso hay que hacer, porque ya pasó la reflexión. Yo creo en la renovación, pero creo en la renovación en la acción, eso de pasarse hablando de lo que tenemos que hacer y luego no aterrizar esas conclusiones me parece una omisión imperdonable. Entonces hay que hacer.

JAE - ¿Eso es lo que está pasando con Montevideo, con la convención, con las autoridades que integran esta comisión?

JG - No, yo no critico eso, digo que terminamos, cerramos el año y hay que hacer, y hay un ámbito político que nos reúne a todos, que es la departamental, la Convención Departamental, que hay que usarlo y lo vamos a usar. Pero eso no impide que las agrupaciones, que tenemos nuestros ritmos, nuestras modalidades, la impronta que cada una de sus formas de trabajo y sus líderes les imponen, hagamos cosas. En nuestro caso, en la lista 250, que yo encabezo y por la que soy legislador, estamos encaminados desde el año pasado hacia lo que llamamos el Congreso de Abril. El 9 de abril vamos a tener un congreso de todo el día, ya hicimos varios talleres, vamos a tener algunos más, hicimos un precongreso, estamos discutiendo precisamente esto, las líneas estratégicas de trabajo de largo plazo. No es fácil esto del partido, hay que cambiar hasta la cultura, mucha gente cree en la cultura de "voy a la convención, me siento y escucho a los que saben". Tenemos que cambiar esa cultura y establecer que los que saben a lo mejor saben cosas que no saben que saben, porque tienen la vivencia de su trabajo político en su organización.

JAE - ¿Cómo se puede traducir eso en hechos concretos?

JG - Se puede traducir en un plan que nos permita insertarnos. Ser congresal de la lista 250 implica un solo requisito, uno solo pero inevitable: haber sido elegido por alguien para representarlo en algo. Este es el concepto, no se es dirigente porque en tiempo electoral se ponga un cartel arriba de la ventana de la casa; ese es un militante comprometido y jugado que se identifica, pero para nosotros un dirigente es aquel que alguien eligió para que lo representara en algo, ya sea porque está en la comisión de la policlínica, en una organización de profesionales, en un sindicato, en un gremio, en una cooperativa, en la comisión de la escuela o en la administración del edificio, me da lo mismo, pero alguien confió en él y él está trabajando en parte de su tiempo por algún motivo colectivo. Ese requisito permite que sea congresal de la lista.

Nos importa mucho eso, porque esa es una voz que no tenemos, nos cocinamos todos en nuestra propia salsa, somos todos políticos y todos razonamos igual, pero no abrimos las ventanas del partido para que vengan otras opiniones. Desde esa base tenemos que cambiar las cosas. Vale mucho un compañero que está en el teatro hoy, tenemos compañeros jugados que están en el teatro, como Elena Zuasti o Roberto Jones, rejugados, algunos de ellos muy premiados, pero ¿el partido reconoce eso?, ¿ha abierto una cuña en la cultura? No lo hace. Tenemos compañeros que agarran el tamboril y la semana que viene están en el Carnaval metiendo; ¿les damos un reconocimiento? Tenemos organizaciones afrodescendientes importantes y dirigentes importantes en ese sector, y ahora en el año del bicentenario tenemos varias cosas para conmemorar en nuestra historia vinculadas a los negros. Sin embargo dejamos eso como perdido, como que le pertenece a otros. Esa gente tiene que opinar, y nosotros tenemos que meternos ahí.

Y a nuestros compañeros desde ya les decimos: miren que el 27 de marzo hay elecciones para elegir a los representantes de los jubilados en el BPS, los que son jubilados no miren para el costado, vayan a trabajar. Hay un compañero que encabeza una lista, Carlos Sarthou. A los compañeros que están en los barrios trabajando les decimos: miren que en mayo hay elecciones a los Concejos Vecinales, y son los vecinos los que eligen a los mejores vecinos para un instrumento de descentralización en el cual esos vecinos tienen voz. Hay que prepararse para ese día de mayo. Y así sucesivamente, hay una cantidad de tareas de un partido político que estimula a su gente para que se meta en la sociedad real. Eso después vuelve.

JAE - A propósito de esta nota, del encare y de su inquietud por plantear un cambio estratégico del PN en Montevideo, aparecen algunos testimonios de gente que señala que está cansada, "la ciudadanía está cansada, ¿ya van a empezar a hablar de las elecciones municipales?".

JG - Por eso, yo no estoy hablando de eso, pero siempre terminamos en eso. Hay temas de fondo interesantísimos, como el Presupuesto Municipal, la participación de la gente, del contribuyente en el departamento. Tenemos que cambiar algunas cosas. Cuando un ciudadano adquiere un inmueble, compra su casita, le nace una obligación inmediata que es la de pagar la contribución y los impuestos de puerta. Y si no cumple con esa obligación tiene sanciones inmediatas: multas, recargos y eventualmente juicio ejecutivo por el que pierde el bien. Pero del otro lado nace una obligación, que es la de arreglar las calles, limpiar la puerta, levantar la basura, poner luces en la cuadra, etcétera; si esa obligación no se cumple, ¿quién reclama ese derecho, quién lo hace cumplir? Si yo pago tasa de alumbrado y durante tres meses no hay lámparas en toda la cuadra, a mí nadie me descuenta una cuarta parte de mi tasa de alumbrado anual, la pago toda aunque no me hayan dado el alumbrado de mi cuadra los 12 meses. Y me pasa esto con otra cantidad de servicios. ¿Quién indemniza al vecino al que le pusieron, sin que quisiera, un contenedor en la puerta de su casa y hasta en algún momento le armaron un basural? ¿Quién lo indemniza, quién le paga, quién le pregunta si lo quiere? Nadie. Y ¿quién le da voz a ese vecino? Los montevideanos tenemos que discutir estas cosas.

JAE - ¿No debería hacerlo el defensor del vecino?

JG - No, tampoco tiene demasiada fuerza para hacerlo, faltan mecanismos de generación de opinión con relación a estas cosas. Y habría muchas más cosas de que hablar.

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Transcripción: María Lila Ltaif