26 de Marzo cuestiona discurso centrista e "incoherencia" del EP-FA
Diputado Raúl Sendic: El resultado en las internas es producto de hacer buena letra con todos. El discurso no genera temores pero desmotiva. En Montevideo, la Intendencia privatiza contradiciendo el discurso, hay zonas que están olvidadas... Hay que rectificar para ganar en octubre.
(Emitido a las 07.36)
EMILIANO COTELO:
Los resultados de las elecciones primarias o "internas" del domingo continúan en el primer plano de la atención, sobre todo porque a primera hora de la tarde de ayer fueron conocidas las cifras oficiales de la Corte Electoral respecto al escrutinio primario.
Las evaluaciones están a la orden del día en las distintas tiendas partidarias. Los diarios eligen distintos enfoques: El País titula "Sólo 1,92% votó más al Frente que los blancos", y Últimas Noticias lo encara en forma similar: "Sorpresa: sólo 17.000 votos separaron al Frente Amplio de los blancos". En cambio, La República da una lectura más positiva para el EP-FA: "Sin pugna interna, el EP-FA obtuvo 60.733 votos más que en 1999"; y agrega que en ese año "todo el EP se movilizó para dirimir el liderazgo de la izquierda entre Vázquez o Astori y, pese a ese motor competitivo, se votó entonces 15,6% menos que ahora".
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Estos datos y su interpretación fueron ayer al atardecer el tema de una reunión de la dirigencia del EP-FA Nueva Mayoría, en la que hubo voces diferentes.
Vamos a escuchar primero al diputado Raúl Sendic, del Movimiento 26 de Marzo. De esos enfoques que citaba recién, ¿con cuál se queda?
RAÚL SENDIC:
Francamente, me quedo con los dos primeros, porque ese es el elemento más preocupante desde nuestro punto de vista. El FA se había planteado el objetivo de lograr la mayoría absoluta en esta elección, como trampolín hacia el triunfo que necesitamos en octubre, y resulta que ese objetivo no se logró.
Cuando supimos que -según los primeros datos- más de un 55% de los uruguayos no había concurrido a votar (ayer supimos que fue peor), se había abstenido, era claro que el objetivo que nos habíamos planteado no se había alcanzado. Y después, cuando uno se pone a analizar cómo se compuso ese 43% de votos que hubo, resulta que estábamos muy lejos de asegurar esa mayoría absoluta y en realidad el Partido Nacional nos estaba comiendo los talones.
EC - En porcentajes, el EP-FA obtuvo 43,11% y el PN el 41,19%. Los colorados, 14,96%.
RS - Efectivamente. Desde nuestro punto de vista, entonces, esa debe ser la lectura principal desde la izquierda para corregir errores, para poner acentos, para delinear los aspectos de la campaña en estos cuatro meses que tenemos por delante, porque con el triunfo de octubre no se puede jugar, no se puede poner en riesgo. Desde nuestro punto de vista, el país está necesitando urgentemente ese triunfo y la izquierda tiene que corregir, en primer lugar, su propia organización para asegurar el triunfo, el discurso, las estrategias de campaña, las prioridades de la campaña, para que en octubre podamos hacernos del triunfo que necesitamos.
EC - Yo leía recién el titular del diario La República, que habla del aumento en la cantidad de votos que registró el EP-FA en comparación con las internas de hace cinco años: 60.733 votos más. Pero si nos detenemos en el departamento de Montevideo, lo que se dio fue una caída. La votación del EP-FA en la capital fue muy floja pero, si comparamos con 1999, estamos hablando de 17.000 votos menos (255.100 en 1999, 238.243 ahora). Ustedes habían puesto énfasis en lo que estaba haciendo el EP-FA en Montevideo, se mostraron particularmente disconformes en algunas reuniones de la Mesa Política que tuvieron lugar hace cuestión de un mes.
RS - Efectivamente, habíamos cuestionado que Montevideo estaba demasiado tranquilo ante esta campaña, que el EP-FA no había priorizado Montevideo, no sé si había demasiada seguridad sobre el resultado de Montevideo. Y a la vez preocupa mucho que ya hubo un antecedente, porque teniendo la administración de Montevideo como la tenemos, resulta que también en la elección de los Concejos Vecinales hubo una muy baja participación.
EC - Para ustedes, ¿qué ocurre en Montevideo, cuáles son las causas de esa frialdad?
RS - Tengo la impresión de que estamos perdiendo capacidad de motivar; hubo muchas contradicciones entre nuestro discurso y lo que se hace desde la Intendencia: mientras Tabaré y todos nosotros estamos hablando de la generación de empleo genuino, había 300 trabajadores manifestando frente a la IMM porque ésta decidió contratar a Teyma en lugar de Sur. Mientras hablamos en contra de las privatizaciones hay en la IMM un sector que sigue con su política de privatización, de subcontratos y de tercerización de servicios...
Hay barrios que están necesitando atención por parte de la IMM: yo he visitado algunos lugares, por ejemplo La Cacahimba del Piojo en la zona de La Teja; hay lugares que están olvidados, verdaderamente olvidados por la administración, y yo lo digo como una crítica fraterna pero no puedo dejar de hacerla.
Entonces, francamente creo que se necesita un gran impulso a la campaña de Montevideo para volver a motivar a los uruguayos, a los jóvenes... Tabaré planteaba ayer mismo su preocupación por la ausencia de los jóvenes en esta votación, y evidentemente se requiere que el discurso de nuestra fuerza política se diferencie más claramente de las otras ofertas que se plantean desde el Partido Nacional y el Partido Colorado, porque en esa vocación de ganar el centro hemos ido a un discurso que muchas veces termina confundiendo y, fundamentalmente, desmotivando.
EC - Ustedes discrepan con el corrimiento al centro del discurso del EP-FA, un corrimiento que busca no generar temores, no generar inquietud en algunos sectores del electorado, y supone que también busca captar votos en esos sectores de la población. Pero ustedes dicen que al mismo tiempo corre el riesgo de perder votos por el otro lado.
RS - No genera temores pero genera indiferencia; ese es uno de los problemas. Francamente, creo que no se puede llegar al gobierno haciendo buena letra con todo el mundo; que hay que decir con toda claridad cuáles son nuestros objetivos, qué vamos a hacer; queremos hacer un gobierno para las grandes mayorías que han sido perjudicadas, y es posible que un pequeño sector privilegiado se perjudique. Tabaré lo planteó en su intervención de ayer y creo que hay que decirlo, que hay que explicitar más lo que queremos hacer y lo que vamos a hacer, porque lo que este discurso está generando es indiferencia; desmotiva, no entusiasma, no genera esperanza de cambios verdaderamente profundos como el país precisa... Francamente, creo que debería venir por ahí el cambio en el discurso.
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Transcripción y edición: Jorge García Ramón