Entrevistas

Jorge Larrañaga: "El Gobierno deja al país de rehén de sus disputas internas"

Jorge Larrañaga: "El Gobierno deja al país de rehén de sus disputas internas"

El senador Jorge Larrañaga, líder de Alianza Nacional, dijo a En Perspectiva que luego del debate sobre la anulación de la ley de caducidad el Gobierno abandonó su actitud de acercamiento a la oposición y tomó un "camino culebrero" que "dejó al país de rehén de sus disputas internas". En ese sentido, el legislador agregó que sobrevino "un amontonamiento de temas" con iniciativas "lanzadas sin ningún tipo de debate, en una sucesión que pretendía ir generando otros ámbitos de discusión en vez de centrarse en buscar recuperar un camino que se está perdiendo". En tanto, consideró que la política de oposición desplegada por su sector se ha revelado como correcta: "Los hechos demuestran que teníamos razón, que estaba bien respaldar cuando había que respaldar", señaló. Por otro lado, realizó una advertencia por lo que consideró un crecimiento excesivo del número de empresas estatales que operan en el derecho privado "con capital de todos los uruguayos, escapando al control del Parlamento y del Tribunal de Cuentas de la República". Con respecto a la interna del Partido Nacional luego de que Luis Alberto Lacalle anunciara que no se presentará a las próximas elecciones nacionales, aseguró que para Alianza Nacional "no cambia absolutamente nada".


(emitido a las 10.10 Hs.)

EMILIANO COTELO:
¿Cuál es la estrategia que lleva en la relación con el Gobierno? ¿Sigue optando por una oposición que realice aportes y no solo críticas? Y hacia la interna de su partido, ¿cómo se planta en este nuevo panorama, ya sin Luis Alberto Lacalle como su claro rival antagónico?

De esos temas vamos a conversar con el senador Jorge Larrañaga, líder de Alianza Nacional (AN). El doctor Larrañaga es abogado, fue candidato a la Presidencia en 2004 y a vicepresidente en 2009. Antes había sido intendente de Paysandú entre 1990 y 1999.

En la campaña electoral y en los primeros tiempos de este Gobierno, usted y el presidente José Mujica se han reunido con frecuencia, está claro que existe una buena sintonía entre los dos. Por eso la semana pasada me llamó la atención un cuestionamiento muy frontal que le hizo al presidente en una entrevista en El Observador. Dijo: "El presidente empezó el gobierno dialogando con la oposición, buscando unidad nacional, ahora recorre un camino culebrero. No resuelve. En realidad, tapa un problema con otro y así los va acumulando".

Para usted, ¿hay un antes y un después del debate sobre anular o no la ley de caducidad?

JORGE LARRAÑAGA:
Absolutamente, hay un antes y un después del proyecto anulatorio de la Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado, que determinó un antes y un después de la propia estrategia del presidente con la oposición. El presidente arrancó el gobierno el año pasado convocando a los restantes partidos a una unidad nacional, en muchos temas incluso visitaba el Parlamento para llevar adelante algunas iniciativas, como la Ley de Emergencia Carcelaria, conversada con legisladores de todos los partidos por el propio presidente. En muchas áreas recogió incluso reclamos de la oposición en la etapa presupuestal. Después del veto Semproni terminó en eso que yo expreso.

EC - "Veto Semproni". Para usted el voto en contra o la no votación del proyecto anulatorio de la ley de caducidad por el diputado Víctor Semproni fue un veto. ¿Fue un veto pactado con el presidente?

JL - No estoy en condiciones de hacer una afirmación de esas características, pero luce como evidente, porque el propio presidente antes de la votación de Diputados concurrió a la agrupación de Diputados a pedirle que no se votara la ley anulatoria de la ley de caducidad. Y creo que el no voto del diputado Semproni obedeció a algún pedido del propio presidente. Pero eso está en el área de las conjeturas, lo importante es que hay un antes y un después de esa coyuntura.

EC - ¿Por qué? ¿Qué pasó después? ¿Qué destaca de lo que ocurrió después?

JL - El amontonamiento de temas, un Gobierno que deja al país de rehén de sus luchas intestinas, de sus disputas internas.

EC - Usted dice que el presidente tapa un problema con otro.

JL - Es lo que sucedió, inmediatamente después de terminado el episodio de la ley de caducidad salió el tema del impuesto a las extensiones de tierra, y después la discusión sobre Aratirí, y después los plebiscitos consultivos, y una cantidad de iniciativas que fueron lanzadas sin ningún tipo de debate en la interna del Gobierno en una sucesión que pretendía ir generando otros ámbitos de discusión en vez de centrarse en buscar recuperar un camino que me parece que se pierde. Cuando el presidente –o el Gobierno– preserva o intenta preservar la unidad interna, queda preso de los sectores radicales; cuando por el contrario, busca caminos de entendimiento en el país en grandes puntos, en grandes asuntos que hacen a la vida de los uruguayos, queda menos rehén de esos sectores más radicales.

Es lo que está pasando. Fíjese qué sucedió con la ley de asociación público-privada, la ley salió porque la oposición respaldó la iniciativa, nosotros trajimos al ministro de Economía a una reunión en el Parlamento con legisladores de la Agrupación Parlamentaria del Partido Nacional (PN), hicimos sugerencias. En el trámite en Diputados aceptaron iniciativas de nuestros compañeros que trabajaron de manera estupenda, y en el Senado aconteció lo propio. Entonces casi no se notó el no voto del senador [Eduardo] Lorier. Se notó después, obviamente, cuando llegado el momento los votos que presentó el Frente para apoyar esa ley sumaron 15.

EC - Pero vio lo que dice el Partido Comunista (PCU): un asunto como este, de carácter estratégico, no puede abordarse sin pasar por los órganos de la estructura del Frente Amplio (FA). Es más, el PCU entiende que está en juego el cumplimiento del programa con el cual FA llegó al gobierno por segunda vez.

JL - Eso vale para el FA y para la orgánica del FA, pero no para el resto del sistema político, las decisiones del Parlamento uruguayo no pueden pasar por la orgánica del FA. A mí poco me importa la orgánica del FA, es como que al Frente le importara la orgánica del PN o del Partido Colorado (PC) o del Partido Independiente (PI).

EC - Pero cuando dentro del FA están planteadas posiciones como estas del PCU, con todas las ventajas que tiene negociar y acordar con la oposición, como usted mencionaba recién, se corre el riesgo de que las leyes –y sobre todo leyes importantes– salgan con el voto dividido del propio oficialismo. Es un escenario que siempre estuvo entre las posibilidades en la medida en que la mayoría que tiene el FA esta vez es muy ajustada, ahora después de que se fue el senador Jorge Saravia, en la Cámara alta hay solo un voto de margen para el FA. No es sencillo pensar que el presidente Mujica y el FA se conformen con seguir gobernando de esa manera, consiguiendo los votos con la oposición, resignando votos propios. ¿Usted ve que eso es factible, le parece que puede llegar a ocurrir de aquí en adelante?

JL - Una cosa es lo que debe ser y otra cosa es lo que pueda llegar a intentar el gobierno. Lo que debería ser es que el Gobierno transitara por un determinado camino y buscara amplios respaldos en el Parlamento para llevar adelante iniciativas, más allá de que algún sector de la propia interna del FA pueda no votar. Porque si no, toda una mayoría dentro del Gobierno y todo un Gobierno quedan de rehén de un voto, y esto me parece algo insólito. Una ley de asociación público-privada tiene valor para el país en tanto y en cuanto los inversores que puedan involucrarse en el procedimiento sepan que tiene un amplio consenso.

Hay temas que están quedando en el debate y que son vitales, el tema de la educación, un pacto nacional sobre la educación, un nuevo contrato de la sociedad uruguaya con la educación, porque hoy tenemos 35.000 muchachos de entre 15 y 22 años que no estudian, no trabajan, ni buscan trabajo. Es un fracaso educativo. Tenemos maestras que están trabajando por 10.000, 11.000 pesos por mes. Que alguien me diga que ganaban menos en los gobiernos de los partidos tradicionales; y yo digo ¿y a mí qué me importa? Es cierto eso, no lo voy a desconocer, pero porque antes estuviera mal ahora no puede seguir estando mal. El país necesita un pacto sobre la educación, una discusión en serio.

EC - Ese es un ejemplo de los temas que habría que priorizar en un diálogo Gobierno-oposición.

JL - Exacto.

EC - ¿Qué otros ubica en esa lista?

JL - El otro fue el tema de la seguridad. Yo convoqué a una asamblea general por el tema de la seguridad para sacar iniciativas que impulsen respuestas en el área de la seguridad, fundamentalmente de los adolescentes infractores. Por suerte logramos crear el Instituto de Responsabilidad Penal Adolescente (IRPA), que va a ser una cárcel para adolescentes que pueda rehabilitar a los muchachos. Pero ahí el propio Frente queda atado por sus preconceptos ideológicos.

Otros temas fundamentales son el desarrollo nacional integral, la descentralización, la generación de inversiones. Hay temas que el país debe debatir en la construcción de políticas a las cuales todos tenemos que apostar, no a un país dividido, enfrentado. Ese es el problema central que estoy viendo.

¿Qué pasa? Al no tener rumbo, el Gobierno recorre un camino culebrero, sinuoso, porque un día va para un lado, otro día va para el otro, un día tantea esto, otro día discute y pierde el tiempo sobre si tiene o no que crearse un frigorífico nacional... ¿Cuánto lleva la discusión sobre el impuesto a la tierra?

EC - A partir de ese diagnóstico, que usted ha hecho público además, y la preocupación que tiene sobre lo que está implicando para el país lo que ocurre a nivel del Gobierno y dentro del partido, ¿ha hablado con el presidente Mujica, teniendo en cuenta esa relación que ustedes dos tienen?

JL - No, no hemos hablado porque no pretendemos meternos en una situación de esta naturaleza.

EC - ¿Está en juego el tipo de oposición que AN ha venido haciendo?

JL - No, los hechos demuestran que teníamos razón, que estaba bien respaldar cuando había que respaldar; que estuvo bien que en vez de hacer modificaciones erróneas y equivocadas en la flexibilización del secreto bancario, AN se metiera en el tema y buscara generar menos impactos dañinos para la generación de confianza; que cuando impulsamos la solución de transformar cuarteles en cárceles o pasar militares al Ministerio del Interior o crear la Guardia Nacional Republicana eran aportes orientados a aportarle al país respuestas y soluciones. No modifican en nada, teníamos razón y seguimos teniéndola.

De hecho, en este tema de ejemplos puntuales de leyes que se votan, está el IRPA, el tema de los adolescentes, más allá de que sea un tenue y tibio avance, supone otras iniciativas que deberían incorporarse a la legislación; está el pedido y la participación a partir de la Fundación Wilson Ferreira Aldunate, que hizo un estupendo trabajo, creó un seminario sobre educación al que convocó al vicepresidente de la República, al ministro [Ricardo] Ehrlich de Educación, al doctor Ope Pasquet y al doctor Pablo Mieres para hablar sobre la educación que nos debemos dar los uruguayos para quebrar una brecha cada vez más profunda en la sociedad uruguaya. Estos hechos demuestran que tenemos razón y que la política de confrontación no le sirve a la gente, no le sirve al uruguayo. Yo prefiero una oposición construyendo y no una oposición destruyendo y criticando. Cuando tengo que criticar critico y cuando tengo que apoyar apoyo, esa es la línea diferencial que nos permitirá construir una alternativa republicana desde nuestro sector político y desde nuestro PN.

***

EC - Usted estaba haciendo una puntualización a propósito de mi pregunta anterior.

JL - Que yo como uruguayo, como senador de la República, como integrante del PN, no estoy dispuesto a dejar a un Gobierno, aunque no sea de mi partido, preso de radicalismos que lo hagan recorrer caminos inconvenientes para la vida de todos los uruguayos. Además esto no es una crítica indirecta, usted me conoce muy bien, me ha interpelado, me ha hecho entrevistas de esta naturaleza en infinidad de oportunidades y sabe que soy muy frontal. Todos tenemos aciertos y errores, pero significa la tranquilidad que el país necesita de equilibrios en el sistema político para que la gente no sume descreimiento y falta de confianza.

EC - Una pregunta más en esta materia, en la relación AN-Gobierno. Usted lo dijo al pasar: uno de los temas que el presidente Mujica puso sobre la mesa hace poco, después del fracaso del proyecto de ley anulatorio de la ley de caducidad, es el de un incremento de la tributación de las extensiones de campo mayores a las 2.000 hectáreas índice Coneat 100 para desalentar la concentración de la tierra y destinar lo que se recaude a infraestructura en caminos vecinales. El asunto ha despertado una nueva polémica dentro del FA y el Gobierno, el Frente Liber Seregni no comparte el planteo inicial que hizo el presidente Mujica. Pero paralelamente usted ha estado cuestionando el proceso de concentración y extranjerización de la tierra que ha ocurrido en los últimos años. Lo ha hecho en algunas columnas, en algunos mensajes de Twitter. ¿Qué hay que entender? ¿Qué hay margen para un acuerdo entre el Poder Ejecutivo y AN en esa materia?

JL - En primer lugar tenemos que saber cuál es el proyecto, nadie sabe cuál es el proyecto definitivo, y yo no puedo discutir en borrador ni por los medios sobre qué se va a hacer.

EC - Pero ¿le parece que habría que trabajar para desalentar la concentración de la tierra?

JL - La concentración se ha dado, según las solicitudes que se tramitaron ante el Instituto Nacional de Colonización (INC), en los últimos seis años se vendieron 1.217.000 hectáreas.

EC - Desde que gobierna el FA, usted marca ese límite.

JL - Qué paradoja. Y si sumamos las fracciones de menos de 500 hectáreas, que no necesitan autorización del INC, esa cifra trepa a casi el doble. Entonces quizás haya que legislar, pero no por la vía de la tributación ni de poner más impuestos.

EC - ¿Como han hecho otros países, poner límites, por ejemplo?

JL - Habrá que analizarlo, yo no voy a fijar una posición porque en primer lugar el Gobierno tendrá que fijar cuál es su iniciativa. Nosotros estamos dispuestos, como el resto del sistema político, a dar una opinión definitiva. En principio decimos que la vía impositiva no sirve, habrá que analizar otros esquemas, aun cuando a la tierra no se la llevan, hay que ver cómo produce esa tierra, hay que ver qué produce, hay que ver cómo compatibilizamos un avance de la sojización, de la forestación, ahora con el proyecto de desarrollo minero. Hay que ver cómo se compatibiliza todo eso con un desarrollo nacional integral que tenemos como proyecto de país y que es un proyecto de país wilsonista, de desarrollo nacional con verdaderas políticas para bolsones de territorio y de población importantes que se siguen postergando. Esto no se termina discutiendo, antes porque eran gobiernos de los partidos tradicionales teníamos centralismo, pero desde los últimos gobiernos frentistas seguimos teniendo centralismo y también acción centralizadora.

***

EC – En la agenda de debate público usted cada tanto hace referencia a "la reforma del Estado que no se ha hecho" o la forma como se ha resuelto encarar ineficiencias, trabas que el Estado tiene, por la vía de crear empresas estatales que operan en el derecho privado. ¿Por qué insiste tanto con ese punto?

JL - Porque el doctor Tabaré Vázquez hablaba de la madre de todas las reformas, refiriéndose a la reforma del Estado. Y han hecho la gran reforma del Estado, que es la privatización de bolsones enormes del Estado en donde el Parlamento está pintado. Algún jurista español habla –nos decía don Carlos Delpiazzo, ese gran jurista que tiene el país– de la huida del derecho público, de la huida del Estado de derecho. Esto es lo que ha pasado, tenemos 12 entes autónomos y servicios descentralizados, 36 personas públicas no estatales y decenas de sociedades anónimas que funcionan en el ámbito del derecho privado con capital de todos los uruguayos escapando al control del Parlamento y del Tribunal de Cuentas de la República.

EC - No fue un invento del FA, la tendencia viene de gobiernos anteriores.

JL - No fue un invento del FA, pero el FA la multiplicó, la triplicó, hizo una expansión notable. Si no, fíjense en algunos organismos públicos la proliferación de sociedades anónimas que funcionan en el derecho privado con capital de todos los uruguayos. ¿Cuánto del presupuesto quinquenal pasa por el control parlamentario? Una ínfima parte.

EC - ¿Y qué va a hacer como oposición, en ese plan de oposición constructiva que se ha fijado AN, en este asunto?

JL - Vamos a proponer en la Rendición de Cuentas tres o cuatro artículos para que en buena medida esas sociedades anónimas que funcionan como colaterales de las empresas públicas pasen por el control del Tribunal de Cuentas y por el Parlamento nacional. Esto me parece absolutamente imprescindible.

EC - ¿No lo ha hablado con el presidente Mujica?

JL - No, no lo hemos hablado, pero llegado el momento hay que hablarlo porque no es posible que escapemos del Estado de derecho de esta forma. Se están dando casos en los que sociedades anónimas que funcionan en el ámbito del derecho privado están perdiendo juicios enormes contra particulares y el Estado tiene que responder cuando la justicia falla en ese sentido. Mientras los directores de los entes autónomos y servicios descentralizados tienen una cantidad de restricciones constitucionales y legales para el ejercicio de sus funciones, esos directores de sociedades anónimas que administran capitales de todos los uruguayos no tienen control ninguno.

Entonces también estamos en un tema extremadamente complejo, no podemos quedarnos presos de caminos claramente equivocados. En el tránsito de esta entrevista ya mencionamos temas en los que el Gobierno necesita entendimientos: educación, seguridad, desarrollo, Estado, derechos humanos. Ahora explota el tema de algo que sabemos todos, la situación carcelaria de nuestro país, que es denigrante. Cuando tratamos este tema en el 2008 nos trataron de golpistas, simplemente porque proponíamos soluciones que después terminó aplicando –por suerte– este gobierno del presidente Mujica, con racionalidad y con sentido común.

EC - Usted dice que ahora estalla el tema por la presencia la semana pasada acá en Montevideo del relator especial de la OEA.

JL - Ya había estallado por [Manfred] Nowak, aquel otro especialista de Naciones Unidas que estuvo en el 2008.

EC - El gobierno del presidente Mujica ha puesto en marcha una serie de reformas del sistema carcelario especialmente a partir del momento en este año en que ha contado con la vigencia del nuevo presupuesto.

JL - Es cierto, en este tiempo se ha hecho mucho más que los cinco años del doctor Vázquez. Estamos de acuerdo, no hay problema en reconocerlo, pero que también se reconozca que algunas iniciativas para ayudar han partido de la oposición y que si se hubieran animado a más habríamos tenido mejores respuestas en el ámbito de la seguridad. Precisamos una Guardia Republicana de 3.000 efectivos, no de 1.000 tibiamente, hecha por decreto. Precisamos respuestas mucho más contundentes. Precisamos que el IRPA se construya en un año, porque las instituciones del INAU no aguantan más.

EC - No es lo que está previsto, se habla de que es un proceso que va a terminar sobre finales de este período de gobierno.

JL - ¡Qué proceso ni ocho cuartos! Que se dejen de chichimoñas, como decíamos en campaña, que gasten los recursos en impulsar ese centro de rehabilitación que va a servir para contener los problemas de inseguridad pública que el país tiene hoy con 300 o 400 adolescentes infractores, que entran y salen y terminan después agitando y siendo utilizados por mayores en la comisión de delitos.

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EC - Si miramos el interior de su partido, hace un mes exactamente, en la Convención del PN, el senador Luis Alberto Lacalle confirmó un anuncio del que se venía hablando desde hacía varios días: no va a competir por la candidatura presidencial en el año 2014, pero además deja –ya dejó– la presidencia del Directorio del PN. ¿Qué cambia esto, por ejemplo para usted? ¿Qué cambia para AN? ¿Cómo cambia el partido?

JL - Para nosotros no cambia absolutamente nada, tenemos una definición y una estrategia, tenemos un sector con una consolidación muy fuerte con diputadas, intendentes, ediles, senadores, que tienen una postura.

EC - Por ejemplo, la semana pasada en un reportaje en Últimas Noticias el diputado Jorge Gandini, de su sector, AN, decía que Lacalle "condicionaba" el crecimiento del PN y "generaba una expulsión de electorado blanco hacia otros partidos". ¿Coincide con ese análisis?

JL - No voy a hacer manifestaciones con relación a las actitudes o acciones del doctor Lacalle.

EC - Pero a partir de lo que dice Gandini, ¿hay entonces mejores posibilidades para el PN en las próximas elecciones, va a recuperar determinados votos que había perdido?

JL - Si le contesto esa pregunta entro en una situación de polémica en la que no quiero entrar y no voy a entrar. Estoy convencido de que el PN es la alternativa republicana que el país tiene hoy, de equilibrio. El PN tiene un conjunto enorme de dirigentes en todo el país, de intendentes, de diputados, de senadores, de ediles, que configuran la más enorme renovación que pueda hacer partido político alguno. Usted relató mi carrera política, yo tengo 54 años y pude ser intendente de Paysandú a los 32, ya tengo una dilatada carrera política, ya fui candidato a la Presidencia de la República por mi partido en el año 2004 y lo llevé al 35 % con el respaldo de la gente y de los compañeros, que hicieron un gran esfuerzo. Entonces creo que luego de que se completen 25 años de gobierno frentista en Montevideo y 10 años de gobierno del Frente en lo nacional, va a haber un recambio y ese recambio se va a llamar PN.

EC - Pero la ausencia de Lacalle como referente de todo un sector del partido, UNA, el Herrerismo, etcétera, puede tener ventajas y puede tener inconvenientes. Por ejemplo, el politólogo Daniel Buquet ha advertido en distintas declaraciones acá mismo en la Tertulia que usted tiene que pensar, como representante de un sector de centro o de centroizquierda, que es importante que no le desaparezca la derecha porque en el futuro va a precisar esos votos. Y está todo lo que se ha dicho de la posibilidad de que votantes de Lacalle, al no estar ya Lacalle como candidato y como referente, se inclinen hacia el PC y en particular hacia Pedro Bordaberry. ¿Cómo analiza ese escenario?

JL - El Herrerismo, la UNA, es un sector muy fuerte, muy consolidado también, tiene importantísimos referentes, y luego de la situación que genera el paso al costado del doctor Lacalle seguramente va a tramitar un proceso de transformación muy fuerte.

EC - ¿O se va a una homogeneización mayor del PN, a una mayor aproximación, hasta por razones generacionales, entre la ubicación ideológica de UNA y AN?

JL - Puede haber aproximación, puede haber un clima que cambie en parte, y creo que va a haber una diversidad que va a permitir sustentar la unidad. Me parece tremendamente positivo que haya compañeras y compañeros que quieran competir. Nosotros impulsamos Nueva Fuerza Nacional en 1997, que después se transformó en AN. Yo nací a la política nacional en la peor elección de mi partido, en el año 1999, y con un puñado de dirigentes logramos 160.000 votos. Después con dos diputados y algunos intendentes obtuvimos la mayoría parlamentaria en la elección del 2004. Este partido tiene un enorme proceso y poder de renovación, y en esa diversidad de sectores y esa pluralidad de postulaciones va a dar cabida para recibir a miles de compatriotas que quizás sin ser blancos vean que el PN es la opción de confianza y de credibilidad para construir el futuro del país.

EC - Usted prefiere no entrar en el análisis de las diferencias entre los sectores en el PN.

JL - Quiero ser más contundente todavía: más allá de las izquierdas y de las derechas, del centro, del mediocentro, del mediocampo y de lo que quiera establecerse como definiciones, la gente en los partidos va a terminar haciendo opciones por referentes políticos que le despierten mayor credibilidad y confianza en cuanto a llevar adelante lo que dicen y lo que prometen frente a la opinión pública, como ha sido siempre. Estoy convencido de eso. Mujica fue en su momento mucho más que el FA, Tabaré Vázquez fue mucho más que el FA, el propio doctor Lacalle en el año 89 cuando ganó fue más que el PN, y pasó lo mismo con el PC. Entonces es importante entender los procesos que se generan en las sociedades para ponerle el oído a esa sociedad que va a reclamar certezas, que va a reclamar equilibrio, que va a reclamar reformas en serio que no terminen hipotecando el futuro de todos los uruguayos. Y la educación es lo más importante y trascendente, a lo que deberíamos abocarnos con urgencia porque en ello puede estar comprometido el futuro de miles de uruguayos.

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Transcripción: María Lila Ltaif