Entrevistas

Lacalle: "Mi obsesión es que el Partido Nacional ocupe el Gobierno en el próximo período"

Lacalle: "Mi obsesión es que el Partido Nacional ocupe el Gobierno en el próximo período"

El 11 de junio de este año, el senador y expresidente de la República Luis Alberto Lacalle anunció que se retiraba de la presidencia del directorio del Partido Nacional (PN) y que no se postularía como candidato para las elecciones nacionales de 2014. Después de ese discurso, que duró 40 segundos, Lacalle estuvo 40 días en el exterior. Cuando hubo regresado al país cumplió con una agenda de encuentros sociales y políticos. En conversación con En Perspectiva, el expresidente expresó que su renuncia y su no candidatura para las próximas elecciones presidenciales es "un cambio cualitativo" en su actividad política. Reconoció que su discurso de renuncia había sido demasiado corto y que debió "haber sido más enfático en su agradecimiento", pero que "quería evitar que fuera la necrológica". Lacalle opinó que si el PN no se hace cargo del país, "esto no tiene una salida". En este sentido, enfatizó: "Yo vengo dispuesto a un fin fundamental, que para mí sería la culminación de mi vida: que el PN ocupe el Gobierno en el próximo período. Esa es mi obsesión y a ella voy a dedicar todo lo que soy, lo que puedo y lo que siento". Por otra parte, el legislador se refirió al proyecto minero de Artirí y dijo que hubo un mal manejo tanto del Gobierno como de la empresa a cargo del emprendimiento.


(emitido a las 10.08 Hs.)

EMILIANO COTELO:
El 22 de julio, el senador Luis Alberto Lacalle regresó a Uruguay luego de un largo viaje por Europa e Israel durante el cual festejó su cumpleaños número 70, entre otras cosas.

En estos 10 días participó en el homenaje por los 138 años del nacimiento de Luis Alberto de Herrera; estuvo en la presentación del libro que repasa su propia trayectoria política, "Siempre en el camino", escrito por Atilio Garrido, y el sábado pasado participó muy activamente en la campaña de recolección de firmas para la baja de la edad de imputabilidad que lleva adelante junto con Pedro Bordaberry.

Sin embargo, casi no ha hablado públicamente sobre aquel breve discurso suyo del 11 de junio, en la convención del Partido Nacional (PN), cuando anunció que no se postularía como candidato en 2014 y que renunciaba a la presidencia del Honorable Directorio del PN.

Para analizar aquel paso, que tanta repercusión tuvo entre los blancos, y también algunos de los principales temas de la agenda política de hoy, recibimos al doctor Luis Alberto Lacalle.
    
Aquel anuncio suyo del 11 de junio en la convención del PN fue muy corto. Los periodistas lo cronometraron: duró 40 segundos. Después se fue 40 días de viaje. Casi no dio explicaciones públicas de aquellas dos decisiones que tuvieron tanto impacto entre los blancos.

¿Por qué dio ese paso en aquel momento?

LUIS ALBERTO LACALLE:
El paso fue largamente meditado en mi fuero íntimo y en el fuero familiar, que es donde con Julita discutimos estas cosas. En enero empecé a reflexionar acerca del futuro inmediato y mediato. Allí llegamos a la conclusión de que era una idea oportuna y tomada con el tiempo suficiente como para que fuera asimilada en la interna del PN y se tomaran las providencias del caso.

EC - Usted está diciendo que avisó y que conversó de este tema con otros dirigentes en ese lapso de enero a junio.

LAL - No; estoy diciendo que se gestó en mi casa y que hablé con mi mujer, con la que hablo de esas cosas. Nada más. Durante las vacaciones en el mes de febrero me fui reafirmando en esto. Cuando se produjo el retorno a la actividad, los principales dirigentes fueron puestos en conocimiento de que yo no iba a aspirar a la candidatura presidencial.

Lo del directorio fue de más corta gestación e iba acompañado de lo otro. Las dos decisiones iban como acollaradas. Porque alguien como yo, permanecer en el directorio, el punto más alto de la jerarquía partidaria... Es decir, si hubiera sido alguno de los tantos buenos correligionarios que quizás podrían presidir mejor que yo pero que fueran simplemente muy buenos correligionarios, sin esa actividad que yo he tenido en estos 30 años, si miramos la etapa posterior a la dictadura, pero desde 1958 antes, son unos cuantos años. Me parecía que había que acollarar las dos resoluciones y tomar las dos decisiones. Y así fue. Esta última la puse en conocimiento un mes antes de los compañeros más inmediatos para que no tomara a nadie por sorpresa. Reconozco que el día de la convención debí haber hablado por lo menos dos o tres minutos, y no 40 segundos.

EC - Descolocó a todos. Sus colegas estaban preparados para que su anuncio fuera un tema de conversación y para que después hubiera otras intervenciones.

LAL - Yo quería evitar que fuera la necrológica. ¿A qué le llamo la necrológica? Supóngase que mañana me venga la idea de renunciar al Senado, presente la renuncia, diga unas palabras y me quede para que después me hagan la necrológica en vida. Eso no me gusta. Cuando renuncié al Senado porque ya había sido elegido presidente, lo hice por carta y no asistí a la sesión. ¿Para qué? ¿Para que me echen flores, o por ahí? No. Como esto no es nada más que un cambio cualitativo en mi actividad, no implica que deje la actividad. Me pareció que el tajo tenía que ser rápido y corto. Quizás me faltó –hago un mea culpa público– agradecerles a quienes estaban allí. No a los dirigentes grandes sino a los convencionales con los que he vivido tantos y tantos años. [Debí] haber sido más enfático en el agradecimiento. Le confieso que también tenía miedo de que me traicionara la emoción. Uno no está para mostrar emociones en público. Para mí fue un día singularmente importante de mi vida, y esa tarde en casa fue un día muy particular.

EC - Acaba de hacer la historia de los seis meses durante los cuales estuvo procesando esta decisión. Pero no fue al fondo de la pregunta que yo le hacía, que era el porqué.

LAL - Esa es la idea.

EC - ¿Por qué?

LAL - Al derecho a preguntar, está el derecho a responder.

EC - A fines del año pasado, cuando lo entrevistábamos aquí en En Perspectiva, usted decía: "Tenemos que cuidar, y yo sobre todo tengo que cuidar, al Partido, porque es mi rol, y conservarlo como alternativa para el futuro. Acá no hay más alternativa que el PN, porque el PN tiene un proyecto, tiene una visión de país que creo que a la larga la gente va a reconocer como una opción válida".

En esta nueva posición en la que queda, ¿cómo cuida a ese Partido del cual hablaba de esa forma?

LAL - Puedo más y puedo menos. Puedo más en el sentido de que nadie va a estar traduciendo mis opiniones en función de candidatura. Si bien estoy dentro de una estructura que en líneas generales es disciplinada, puedo más en tanto y en cuanto no estoy constreñido por el hecho de ser el presidente del directorio el que opinó. Entonces tengo un poco más de soltura para opinar. Y puedo menos, porque cuando uno se pone al costado de la cancha ya no es una cantidad que importa en la ecuación de los compañeros. Ese es el realismo político que uno ha aprendido.

EC - Vayamos a cada una de las dos. ¿Por qué no va a aspirar nuevamente a la candidatura presidencial? ¿Por qué ese paso al costado?

LAL - Porque, mirando hacia atrás, ya son unas cuantas las campañas, y creo que en estos tiempos mediáticos los liderazgos van a ser mucho más cortos, como pasa en otras partes del mundo. Una candidatura, dos, y después al banco de retirado, de suplentes o a otro lado. No hago vaticinios de futuro. Nunca me consideré líder ni menos caudillo. Me considero un dirigente importante. Llegar hasta el último día, hasta el último suspiro, me parece que ya no es de la época. No es que esté mal o esté bien; ya no es de esta época. Hay un desgaste mucho más acelerado. Use y cambie, como en los electrodomésticos. Valga la mala comparación.

EC - En su caso, la carrera política tampoco fue tan breve.

LAL - No, por eso. Solamente le puedo dar gracias a Dios por toda mi vida. Por la vida política, por todo lo que uno ha logrado y lo que pudo imprimir en la vida del país, porque uno logró cambiar cosas importantes en el país. La sociedad ha evolucionado en un sentido en el cual hay algunos sectores o segmentos que no es que no me voten, porque redondeando a mí me votó un millón y 1,2 millones al presidente José Mujica. O sea que es un 10% más, que es una cantidad importante pero hubo un millón que me votó a mí. Hay algunos sectores a los que yo, quizás como toda la gente de mi generación, tenga dificultad en comprender. En comprender sus pautas, sus valores, sus mecanismos internos y hasta su idioma. Y, seguramente, ellos no me entienden a mí, porque yo pertenezco muy adentro al siglo XX. Entonces, eso que puede llegar a acrecentarse, para el propio Partido puede ser un impedimento para lograr un éxito que cada día se vuelve más necesario. O el PN se hace cargo del país o esto no tiene una salida.

EC - Usted decía recién que no quiso hacer más larga la intervención en la convención en junio porque no le parecía bien estar mostrando emociones. Ahora, cuando contesta esta pregunta, se le nota que se emociona.

LAL - Sí, porque soy un hombre muy emotivo. Lo he sido toda mi vida. Cuando uno se acerca, como decía una tía mía, Hortensia Salterain Herrera, que era un fenómeno de la familia: "¿Cómo estás, Tenta?" –le decían Tenta–, y ella respondía: "Acercándome a lo inevitable". Si bien creo que no estoy muy cerca, aunque puede ser dentro de 10 minutos, 70 años y una vida vivida también implican que uno va redondeando, pasando raya y haciendo balances. Entonces me pareció que era oportuno hacerlo cuanto antes, no en el último año, cuando ve que la cosa no le va o no le dan las encuestas, y entonces se va pataleteado. No, no se va pataleteado; se va en el momento en que podía haber empezado a armar de nuevo una estructura electoral.

EC - ¿Es definitivo?

LAL - Por supuesto.

EC - Se lo pregunto porque cuando usted hizo este anuncio, hubo dirigentes y periodistas que recordaron su carta del 2007 a sus compañeros del Herrerismo, que decía: "En las actuales circunstancias he resuelto no comparecer como precandidato del Herrerismo en las elecciones internas del PN a celebrarse en 2009". Pero después terminó compitiendo en la interna, ganó y fue el candidato.

LAL - Eso se hace una sola vez. Sí, esa vez fue así. Pero también le voy a decir que vivo chichoneándolos hasta el día de hoy y diciéndoles: "Ustedes no leyeron bien el discurso, ¿no vieron la parte de ‘las actuales circunstancias’?". Pero no, ya está, es una etapa y me alegro mucho de haberlo hecho. Estoy muy sereno y muy tranquilo, y tengo una cantidad de cosas para hacer por delante.

EC - En cuanto a la otra decisión, la de no continuar como presidente del directorio, dijo que dejaba en "manos de los compañeros más jóvenes" las "reformas" que el PN piensa abordar y que se estaban abordando en esa misma convención.

LAL - Sí, las que yo planteé.

EC - ¿Por qué entendió que no podía liderar ese proceso?

LAL - No, no es que no pudiera, ¡opa! Yo no me corté la coleta, sigo teniendo las neuronas que tuve siempre, muchas o pocas, y el entusiasmo. Yo lo veía como una adecuación del Partido a los tiempos nuevos, cuya titularidad tenía que estar en manos de los que van a proseguir, en todo lo que se pueda planear en la vida, un tramo más largo. Me parecía que hasta eso correspondía. Las reformas son bastante profundas y están bien explicadas. De planeamiento estratégico y todo lo que se ha hablado. Me parecía que eso podía llevarlo adelante mejor una dirigencia que mirara a 10 años vista. Yo espero vivir 10 años más, pero eso nunca se sabe. Además, una cosa es vivir y otra cosa es estar en la actividad.

***

EC - Me interesa saber qué va a pasar de ahora en adelante, porque usted sigue siendo senador de la República y presidente del Herrerismo. Además, va a asumir como director del Centro de Estudios del Partido Nacional. ¿Cuál va a ser, entonces, su actuación política?

LAL - Le voy a dar preferencia al Senado, por supuesto, porque para algo estoy sentado allí. Seguiré en la actividad de hacer propuestas; el tema de las propuestas es dramático. Mañana tengo que ir a una comisión a reclamar. Hace un año que presenté un proyecto y no se ha tratado.

EC - ¿Cuál es ese proyecto?

LAL - El de defensa del contribuyente. Es muy interesante, se lo voy a mandar, si es que se trata.

El Senado, por supuesto, es mi prioridad absoluta, es mi cargo representativo. El Centro de Estudios del Partido Nacional fue creado a iniciativa mía ya hace como 10 o 12 años. Pretende ser el que coordine la acción de los demás institutos. El partido tiene el Instituto Manuel Oribe, que es quizás el más conocido y este año cumplió 26 años...

EC - Es el instituto del Herrerismo.

LAL - Sí, el Wilson Ferreira, Aportes, y hay dos o tres más. Pretendía ser el coordinador, para no pretender juntarlos, porque no se iban a juntar. "Este hace esto, este hace lo otro". Y le queremos dar una proyección. Primero, tareas de formación de dirigentes y cuadros en cursos reglamentados. Voluntarios, por supuesto. No quiero que mis compañeros –porque ahora la dirección es colectiva, antes era individual– se enteren, pero "están sabiendo" (como dicen los paisanos) que vamos a ir con ideas. Una idea, por ejemplo, dice: "Introducción a la economía", porque para los legisladores sería muy importante manejar con mayor soltura los temas atraso cambiario, exportaciones y todo lo que uno más o menos tiene que saber manejar. Nadie pretende dar un posgrado. Con esa idea en distintas disciplinas para tener una dirigencia más preparada para el debate.

Formación de jóvenes, más en un nivel de formación de adolescentes. El año que viene en el Partido tenemos elecciones de jóvenes. Están fijadas para mayo; la última vez participaron 53.000 muchachos. Fue una fantástica idea y fue una idea mía la creación del Congreso Nacional de la Juventud por elección directa. Pensamos trabajar mucho con ello.

Estamos con una idea que es al rescate de la historia. Yo he tenido la obsesión, pero no quedó más que en obsesión, porque no he tenido tiempo, de guardar recuerdos de las generaciones más antiguas. Por elegir dos, Carlos Julio Pereyra y Daniel Hugo Martins. Habría sido Santoro si no hubiera fallecido. Pedirles que nos cuenten la historia, la pétite histoire, como dicen los franceses. Todos sabemos que hubo una reforma constitucional en el 51, pero [el objetivo] es tener un archivo testimonial de la historia del país y del Partido. Y, en eso, involucrar a la gente joven para que haya un vínculo entre el veterano que está contando que pasó tal cosa, el golpe de Estado de Terra, la reforma del 51, y el muchacho.

Una cantidad de ideas de ese tipo. Y continuar mejorando la labor editorial. La última revista blanca ya fue muy buena. La dirigió Francisco Faig. Ya no es una revista de historia sino de temas actuales. Hay un interesantísimo artículo sobre demografía, uno de los grandes temas del país. Esperamos profundizar en esos temas: el agua, la demografía, los de largo aliento, en los cuales también hay que mostrar que hay interés de un partido que el 10 de agosto tendrá 175 años.

EC - ¿Va a seguir como presidente del Herrerismo?

LAL – Eso lo vamos a ver. Queremos hacer una reunión de Unidad Nacional (UNA) y previamente una reunión del Herrerismo. Veremos un poco.

EC - Se lo pregunto porque veía unas declaraciones que hizo el senador Luis Alberto Heber hace poco, en julio, en El Observador. Decía: "Sería bueno que la renovación se diera en todos los estamentos, pero acá no estamos para apurar a nadie. Vamos a tomar unos mates con Luis Alberto y le preguntaremos cuál es su idea a propósito de seguir o no como presidente del Herrerismo".

LAL - Qué suerte que me van a consultar y que no pase como aquel político que decía: "Vengo de cambiar ideas con Herrera", "¿Ah, sí?", "Sí, llevé las mías y traigo las de él". Espero que no sea así.

EC - Es un chiste viejo que se ha hecho a propósito de distintos líderes políticos.

LAL - Yo lo sé respecto de Herrera, y le puedo dar el titular de la anécdota, pero no corresponde.

EC - ¿Qué papel va a jugar en el Herrerismo?

LAL - El papel que he cumplido en todas mis actividades. Ojo: yo no empecé por la cúspide de la organización partidaria. Empecé con engrudo, porque en esa época se usaba engrudo para pegar carteles. Así que seré un activista, una persona que propone. Mi libretita vino bastante llena de ideas de los 36 días de viaje. Siempre tengo esa libretita al costado. A veces es una servilleta y la meto en un bolsillo, porque siempre se me ocurren ideas. Tengo unas cuantas. Las conversaremos. Todo está en la conveniencia del Partido. Yo vengo dispuesto a un fin fundamental, que para mí sería la culminación de mi vida: que el PN ocupe el Gobierno en el próximo período. Esa es mi obsesión y a ella voy a dedicar todo lo que soy, lo que puedo y lo que siento.

EC - ¿Usted va a ser el conductor del Herrerismo?

LAL - Ese título no existe. Yo tengo libreta para manejar, así que puedo ser conductor.

EC - Desde que en UNA usted comunicó que no aspira a la candidatura presidencial en 2014, ese movimiento que se creó para las últimas elecciones a partir del Herrerismo, con Correntada Wilsonista, Soplan Vientos Nuevos, Aire Fresco...

LAL - Los meteorológicos, como les digo yo. Aire Fresco y Vientos Nuevos.

EC - Por ahí anda su propio hijo, Luis Lacalle Pou, y Carmelo Vidalín. Esos son los meteorológicos. Allí en la UNA se ha desatado una danza de nombres a propósito de quiénes serían los precandidatos para 2014. Circula, obviamente, el nombre de Luis Alberto Heber, pero también el de Ana Lía Piñeyrúa, el de Luis Lacalle Pou, el de Francisco Gallinal, el de Juan Chiruchi. ¿Cómo ve ese espectro?

LAL - Seguramente va a haber un almácigo de propuestas, de proponentes, de preprecandidatos –no sé cómo les llamaríamos–. Y me parece muy bien, porque alguno tiene que llenar este espacio. Y, para llenarlo mejor, es mejor que aparezcan más aspirantes. Así que me parece muy bien. Todos esos nombres que usted me ha dado son gente que tiene características y trayectorias distintas. Creo que Lacalle Pou, por lo que yo he hablado con él, no está en eso.

EC - Todavía no está en eso.

LAL - No está en eso, y si yo tuviera que darle un consejo le diría que no esté. Pero eso es otro tema.

EC - Dentro del PN hay quienes especulan con que la familia Lacalle lo estaría respaldando a Luis Lacalle Pou para que se animara.

LAL - Ese cuento de la familia y las dinastías me rompe bastante el silencio. Acá nadie es porque es hijo de. Yo era nieto de Herrera y perdí como un perro la primera elección a diputado, y en ese entonces Herrera era bastante más que lo que es Lacalle ahora. Así que acá cada uno es hijo de sus méritos y de su esfuerzo, y el diputado Lacalle Pou bien que hace hincapié en no mencionarme a mí más que como el senador Lacalle o el doctor Lacalle. Aquí no hay ningún plan de nadie. Por supuesto que me gustaría ver a un hijo, del que estoy tremendamente orgulloso, adelantar en esta vida, pero le haría un daño si alguien viera una mano mía atrás de él.

EC - Para usted, ¿Lacalle Pou no debe apurarse?

LAL - En la vida política, como en el deporte, el momento en que uno hace el movimiento y pega a la pelota es crucial. Si lo hace un poco antes va para un lado y si lo hace un poco después va para otro. Es muy difícil calcularlo. Pero creo que hay toda una serie de personas cuya chance es ahora, y me parece que la cosa va a estar por ahí.

EC - De los otros nombres que mencioné, ¿alguno cuenta con su preferencia o con una simpatía especial?

LAL - No, simpatía le tengo a todos en forma distinta, porque son distintos afectos. Unos más viejos, otros menos viejos. Yo entusiasmo a que haya más gente todavía. Me parece que tenemos que lograr que haya una especie de presentación de esta gente sin ataques respectivos, sin codazos, más allá de que cuando uno entra al área chica por supuesto que no es un juego de guante blanco. Pero tenemos que inventar un mecanismo para que estos aspirantes puedan presentarse ante la gente, puedan hacer lo suyo, puedan generar ideas propias, ver cómo tratan ideas antiguas, cómo adecuan el pensamiento al tiempo y a la sociedad actual. Es un desafío muy lindo para todos los que quieran enrolarse.

EC - Por otro lado, ya es un hecho la precandidatura de Jorge Larrañaga, líder de Alianza Nacional, el otro gran sector del Partido. ¿Cómo ve ese nombre?

LAL - Supongo que no le van a disputar la candidatura a Jorge. Los movimientos siempre son muy misteriosos, pero yo calculo que Jorge será uno de los que esté en el marcador en la elección que viene. No lo he hablado con él ni me corresponde hacerlo, pero parecería que sí.

EC - Puede pensarse que la oportunidad de Larrañaga es en la próxima elección.

LAL - Creo que todos los que entran en una carrera tienen que pensar que es su oportunidad. Nadie entra a decir: "Yo llego segundo". Si no tiene el fuego interior que lo haga decir "esta es mi oportunidad" y no sale a morder la pelota, no es apto para el reino de los cielos, al que son muchos los llamados y pocos los elegidos. En esto hay que tener un fuego sagrado. Hay que tener el deseo de decir "yo voy a ser". Entrar a media tinta, no. Pero Jorge tiene un movimiento muy importante. Es una figura muy querida en el Partido y un hombre que ha dado pruebas de su metal en la buena, en la mala, ganando y perdiendo, así que es un importantísimo candidato para el Partido, por supuesto.

Una sola cosa sé yo a ciencia cierta y la puedo decir: creo que hay que adelantar las elecciones internas a abril, porque hay Campeonato Mundial de Fútbol en junio, pero dejemos esos grandes temas de lado.

EC - Se ha presentado una iniciativa en el Parlamento a esos efectos.

LAL - No lo sabía.

EC - El senador Gallinal ha hablado de eso.

LAL - Qué suerte.

EC - Usted coincide con Gallinal.

LAL - Lo que quiero afirmar aquí es que si Dios me da vida y salud, la noche en que se resuelva que Juan Pedro o Josefina es el candidato a presidente del Partido, yo voy a estar al lado de él, a sus órdenes, para desde ese día hasta el final del proceso hacer el esfuerzo máximo. La más grande alegría de mi vida sería poder estar el 1º de marzo en algún palco viendo el juramento de un presidente del PN.

***

EC - Estos primeros días en el Uruguay anduvo bastante callado.

LAL - Sí.

EC - ¿Por qué?

LAL - Me pareció que primero tenía que tener entrevistas, como tuve con casi todos los compañeros para que me contaran un poco. Me están faltando dos entrevistas, que voy a ver si tengo esta tarde. Yo pedí un relato a media docena de los principales dirigentes. Más que opiniones, porque yo estaba más o menos prendido. Hoy, con los aparatejos uno está muy al día. Hasta en En Perspectiva podía ver lo que opinaban. Pero un relato y alguna opinión puntual. El episodio de Saravia, que no viví en su cocina chica. Yo ya estaba en longitud de onda en ese tema. Un relato que no he terminado pero ya tengo una imagen bastante clara. El 1º de agosto resolví que ya era tiempo de volver a actuar normalmente; tampoco me van a llamar de todos lados, no me voy a hacer ilusiones, pero donde me invitan tengo algunas cosas para decir.

EC - ¿Cómo observa la decisión que se conoció ayer de la minera Aratirí de enfriar su inversión en Uruguay y desacelerar ese proceso, según ha dicho su gerente general, Fernando Puntigliano, debido principalmente al debate político que se ha generado en torno al proyecto?

LAL - Creo que tenemos que ir más atrás, a cómo se ha manejado esto por un Gobierno que cada vez demuestra menos profesionalidad en todas las carteras. Menos en la de Economía –profesionalidad equivocada, pero ahí hay capacidad técnica–, en las demás carteras es un Gobierno que no tiene profesionalidad. Y el presidente no contribuye a acentuarla con esas espontaneidades, esos centros a la olla. No es la manera de gobernar. Ha llevado este asunto tan importante con la pelota medio escondida, como esos delanteros habilidosos, y cuando la pelota apareció ya estaba muy avanzado el tema. No sé si ellos mismos sabían que este asunto era tan importante y hay que incluirlo en una agenda de 20 años del país. Más allá de que el señor Puntigliano tiene todo el derecho a decir eso, me parece que es una amenaza que no corresponde aceptar. Si él prefiere Gobiernos en los que no haya debate. Que vaya a otro país, que seguramente lo va a encontrar. Acá vamos a debatir todo, aunque al señor Puntigliano no le guste. El sistema político que lo llevó a ser presidente de la Administración Nacional de Puertos (ANP) es el mismo que discute, así que si le servía antes, que le sirva ahora. Fue un muy buen presidente del puerto, porque es un hombre que sabe de puerto, pero me parece totalmente fuera de lugar que amenace al país.

EC - Su hijo, Luis Lacalle Pou, ha sido uno de los parlamentarios más activos en el rechazo a la inversión de Aratirí, especialmente por argumentos vinculados con el impacto ambiental. ¿Usted está en la misma línea?

LAL - A eso iba. Déjeme que desarrolle porque soy medio lento para estas cosas y prefiero ordenarme. La magnitud del asunto hace que lo tengamos que encarar. Acá no vale mirar para el otro lado. Puede ser el sí o el no de una prosperidad muy grande para el país. Yo, que soy miembro del Club de Madrid, estos días estoy pidiendo material para darle a Cardoso, fundamentalmente sobre un tema que discutimos una vez. Claro, uno está con gente más capaz que uno y aprende. Era el impacto de la riqueza repentina en dos países –riqueza petrolera–: Sudán y Noruega. Cómo operaron los dos frente a esta lotería que se sacaron. Obviamente, Noruega lo hizo mejor que nadie. Hizo un fondo, no se gastó todo el dinero. Tiene billones en ese fondo, porque sabe que se acaba. Bajó los impuestos un poquito para que la gente también dijera: "Viste que nos tocó la buena", pero no se la liquidó en empleados, en sueldos, como hicimos acá con los mil millones del espacio fiscal. Ese es un tema al que tenemos que entrarle pronto: ¿dónde están los mil millones del espacio fiscal de esa lotería?

Es un tema de una magnitud tal que desde el inicio tendría que haber tenido mejor contacto con la oposición, y desde el punto de vista ambiental erró la empresa y erró el Gobierno. El Gobierno erró porque no tiene capacidades. Es muy difícil evaluar un impacto ambiental de esa magnitud y de esa tecnicidad. Hay que recurrir a ayuda extranjera, de técnicos extranjeros. Nuestros técnicos, que son muy buenos, pueden analizar una curtiembre, pero a veces no tienen ni los aparatos ni respaldo técnico para hacerlo. Entonces creo que Lacalle Pou levantó una bandera. Quiero aclarar que yo tengo grandes amigos en Valentines y en Cerro Chato. Es más: hace tres años, apenas empezó Aratirí, fui a verme con mis amigos y vecinos. Yo fui candidato a diputado por Treinta y Tres, así que conozco la zona bastante bien, y fui a escuchar a la gente y escuché a los propietarios y a los otros.

Desde el punto de vista ambiental había una gran interrogante. Yo habría dicho, por ejemplo: llevemos a la gente, a los que quieran, adonde hay una explotación similar ya terminada. Vamos a Sudáfrica. Supongo que habrá en Sudáfrica. Un cráter de 600 hectáreas y 300 metros de profundidad, ¿cómo se hace?, ¿para qué sirve?, ¿qué ocurrió con los que estaban arriba? Es decir, mayor preparación intelectual en el sentido de conocimiento y de información de la oposición, de los agentes políticos.

EC - Para usted hubo un mal manejo del tema.

LAL - Muy mal manejo.

EC - Decía que del Gobierno y también de la empresa.

LAL - De la empresa acá está la prueba. Además, yo no tengo información sobre la empresa; si es una empresa minera o una empresa que prepara los proyectos y luego los coloca en el mercado. Tiene todo el derecho a hacerlo. El tema es importante. Puede ser un cambio cualitativo muy importante para el país. No es para gastarlo ni para jolgorio, como ha pasado otras veces. Es para tomarlo muy en serio. La gran interrogante es la ambiental, y Lacalle Pou puso un límite muy importante.

EC - ¿Qué pasa ahora con esta resolución que se ha tomado?

LAL - Después, si no fuera así, a mí la idea de José Carlos Cardoso no me desagrada. La tenemos que afinar, pero creo que es muy importante.

EC - Sorprendió mucho que un diputado del Herrerismo propusiera nacionalizar el hierro.

LAL - ¿Por qué? ¿No ve que son ustedes los que tienen esquemas, no nosotros?

EC - Puede ser que nosotros tengamos esquemas, pero por lo visto mucha gente tiene esquemas.

LAL - ¿Por qué el Herrerismo no puede proponer una cosa así?

EC – La propuesta cayó rara dentro de su propio partido.

LAL - ¿Por qué? Siempre sorprendemos, ¿ve? Tenemos esa capacidad.

EC - Es así. Y usted dice que la comparte y que no le parece mal.

LAL - No la descarto. Tengo que hablarlo más con él. Es una de las entrevistas que tengo pactadas. Y me parece que ahora que se ha ejercido esta presión de que hay que ver un poco, lo dijo, no lo dijo, lo dijo así. Me parece que está fuera de lugar. El país tiene que seguirlo estudiando. Es una posibilidad muy importante. Resuelto y aclarado qué pasa desde el punto de vista ambiental, la gente quiere saber qué pasa. No es que diga "no quiero porque tengo 300 hectáreas y 200 vacas ahí arriba". Lo que importa es qué pasa realmente. ¿Se destruye?, ¿qué peligros hay con el mineroducto? Ya en los bañados de Rocha hicieron bastantes barbaridades durante el Gobierno militar. Los canales y todo lo que hicieron. Rocha tiene experiencia de destrucción ambiental. Lo ambiental no es para tomarlo como el capricho de cuatro verdes que andan por ahí haciendo revoluciones, es un tema serio. Me parece que falta desmenuzarlo, no hablar tanto por la prensa, hablar con los agentes que importan, entre los cuales yo estaba como presidente del partido antes y ahora están las autoridades de los partidos. Tenemos que manejarlo mejor. Yo haría un gran silencio ahora y el lunes que viene empezaría. Si el presidente me pidiera un consejo, que no me lo pide, se lo daría: pelota al piso, tranquilo, vamos a empezar: A, B, C, Renato amigo mío... ¿se acuerda de la televisión? Explicación.

***

EC - En el final: el firmazo. El sábado pasado usted encabezó, junto con Pedro Bordaberry, una jornada de recolección de firmas para una reforma de la Constitución que consagre la rebaja a 16 años la edad de imputabilidad penal para los delitos más graves y el mantenimiento de los antecedentes de los menores infractores una vez que estos llegan a los 18 años, entre otras medidas.

LAL – Sí. La que encabeza la campaña es una comisión de madres y padres de víctimas, pequeños comerciantes de Cambadu y taximetristas. Nosotros somos el apoyo político y logístico, porque esto empezó como una iniciativa del doctor Bordaberry, que tenía la gentileza de recordar que era una idea que yo había promocionado desde hace muchos años. Luego nos adherimos nosotros y luego se formó esa comisión, para que sea una cosa totalmente apartidaria. Las estadísticas y las encuestas indican que el tema es importante para toda la gente: frentistas, blancos y colorados.

EC - Sin embargo, en esa campaña no lo acompaña todo su sector, UNA, ni tampoco participa Alianza Nacional. ¿Cómo analiza esa situación que se da dentro del Partido con este tema?

LAL - Es una situación de opción libre. Hay gente que no comparte. Yo creo que es de una claridad meridiana que los 18 años de 1934 no son los de ahora. Esa es la base de mi razonamiento. La sociedad de 1934, el país, la familia, las costumbres, el deporte, los barrios, ¿son los mismos que ahora? ¿eran los mismos que ahora? No. Ahí está la razón sociológico-histórica para que esto se produzca. Además, hay un amortiguador: el texto hay que leerlo bien, porque la última frase dice que el tribunal actuante podrá, caso por caso, inquirir sobre la madurez del agente del pretendido delito.

Es una idea que se convierte en propuesta y en protesta. Muchísima gente viene a firmar con ese deseo. "Quiero hacer algo, porque veo la televisión y me asusto, llego a casa y tengo miedo, a mi sobrina, a mi prima...". Porque todos, en el primer círculo de amistades, tenemos gente que ha sido víctima. La gente quiere hacer algo y quiere protestar, quiere plebiscitar su disgusto. Eso es lo que le ha dado a esta iniciativa un gran impulso, que va a sobrepasar plenamente las firmas requeridas.

EC - Algunos analistas dicen –y se dijo en la Tertulia en estos días– que su presencia en esta comisión, entre otras cosas, procura que Pedro Bordaberry no quede como el triunfante una vez que se alcancen las firmas y eventualmente tal resultado en el plebiscito. ¿Cuánto jugaba ese factor para usted?

LAL - No explicito todas mis acciones porque no es de buen santo explicar los milagros. He tomado esta actitud, que en mí no es nueva. El senador Ortiz presentó este proyecto de ley en 1987. Sturla lo presentó en el 91, y después Borsari lo reiteró. El Parlamento nunca lo ha tratado, y una de las razones por las cuales yo estoy en esto es que este Parlamento y el anterior, con mayoría del Frente Amplio, se ha negado a tratarlo. Opinan en la tribuna, opinan en el micrófono, que están en contra, que es una barbaridad, que mire usted, que los niños, que tal y tal y tal. ¿Por qué no lo tratamos con la promesa de no decir discursos? ¿Por qué no decimos "vamos a tratar este artículo de ley, que es un artículo o dos, sin discursos, grave y urgente", y la semana que viene se reúne la Cámara de Diputados y vamos a levantar o no levantar la mano, que es a lo que le tienen miedo, porque ¿tienen temor de levantar la mano en un sentido o en otro o no levantarla? Es una lástima, porque la gente está deseando que el país se exprese. Mañana se vota, hubo mayoría; no se vota, se cumplió la etapa que corresponde. Es una barbaridad hacer una reforma constitucional para esto, como fue lo de los jubilados. ¿Por qué llegar a tirar con cañón cuando con un tinguiñazo alcanza? Es una pena que no se trate en el Parlamento y se dé satisfacción al qué votó Fulano o Mengano: "¿A ver, el mío levantó la mano o no la levantó?".

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Transcripción: María Lila Ltaif