Luis Almagro: "Tiene que haber un compromiso mayor con Haití de parte de los países centrales"
Los estados miembros de la Unasur que tienen cascos azules en Haití comenzarán a disminuir paulatinamente el número de efectivos en ese país. Entrevistado por En Perspectiva, el canciller uruguayo, Luis Almagro, explicó que la decisión general obedece a que "no se puede seguir en Haití para siempre" y que en el caso particular de Uruguay se suma la falta de personal necesario para efectuar la rotación de las tropas allí apostadas. El jerarca sostuvo que "es más necesaria la presencia civil, porque en este momento Haití no está en guerra" y reclamó a los "países centrales" un mayor compromiso con la reconstrucción de la nación caribeña, gravemente afectada por el terremoto del 12 de enero de 2010. "Hasta ahora llegó solo el 30% de todo lo prometido", agregó. El secretario de Estado también se refirió al caso de los marinos uruguayos acusados de abuso contra un ciudadano haitiano. "Es un evento repudiable, condenable y cuya investigación puede eventualmente seguir adelante, pero no afecta la política de Naciones Unidas respecto a su misión en Haití", aseguró.
(emitido a las 7.37 Hs.)
EMILIANO COTELO:
Los ministros de Defensa y de Relaciones Exteriores de los países de la Unasur que tienen cascos azules en Haití resolvieron ayer, reunidos en Montevideo, que impulsarán ante el Consejo de Seguridad de la ONU una reducción gradual de las tropas en ese país caribeño.
La idea, según se informó, es volver paulatinamente a la cantidad de efectivos que había en Haití antes del terremoto de 2010, aunque no se fijó la cantidad de soldados que serán desafectados de la misión de paz.
Para ampliar la información a propósito de esta resolución y para ver el contexto de este encuentro, estamos en diálogo a partir de este momento con el canciller de la República, Luis Almagro.
¿Por qué se empieza a preparar una reducción de la presencia de las tropas de la ONU en Haití?
LUIS ALMAGRO:
Es algo que desde el comienzo de gestión ya habíamos hablado con el ministro Rosadilla. Uruguay tenía interés de ir ajustando las cantidades. Es el país que contribuye con mayor cantidad de efectivos per cápita en el mundo. Pero este sistema de rotación demasiado intenso obviamente hace que se recargue sobre pocos, como somos. Implica que cada oficial ya lleve cinco o seis misiones de paz y que cada soldado lleve por lo menos cuatro. Y ya el interés no es tan grande. Eso hizo que un mes atrás, por ejemplo, se tuviera que enviar efectivos obligatoriamente; antes siempre había sido de manera voluntaria. Esos eran los intereses de Uruguay por estar recargadas las estructuras del Ejército, de la Armada y de la Fuerza Aérea. Hubo casos en que no se pudieron reemplazar. En Haití no se pudo hacer el relevo de la Fuerza Aérea, entonces los 28 efectivos que habían de esa fuerza regresaron sin ser reemplazados por uruguayos.
EC - Esa es la situación de Uruguay en particular, pero la decisión es general.
LA - La decisión es general y obedece a que los países vemos que no se puede seguir en Haití para siempre, no tiene mucho sentido eternizarnos en Haití. Entonces, definitivamente hay que pensar en una retirada gradual de efectivos en función de acuerdos con el Gobierno haitiano, ya que es al pueblo haitiano que obviamente queremos servir cuando estamos en misiones de paz, y también con el sistema multilateral, que es donde estamos operando.
EC - Ahora, ¿es viable esa reducción de la cantidad de efectivos? ¿Qué función estaban cumpliendo? ¿Ya no es necesaria esa función?
LA - Sí, es viable. Si analizamos puntualmente el caso de Haití, encontramos que hay regiones que ya tienen buenas condiciones de seguridad y por lo tanto no sería necesaria la cantidad de efectivos que tienen. Así que en esos casos se podría efectuar las reducciones ahora. Hubo un aumento muy grande después del terremoto y eso ya cumplió su ciclo y su función, entonces también puede ser relevado
Y el resto va a ser a medida que Haití vaya generando las capacidades para reemplazar lo que hace hoy la Minustah.
EC - Entonces, ¿han pensado en un cronograma, hay algún cálculo a propósito de cómo se daría esta reducción?
LA - El cronograma es como lo señalé, tenemos que coordinar con el Gobierno haitiano y con el sistema de la ONU. El cronograma no depende unilateralmente de los países de Unasur. Pero sí está la intención política de que esto tiene que ir hacia un camino de retirada gradual.
A partir de ahí, hay que ir generando esas capacidades y pensar a cuatro, cinco años en que definitivamente el número de efectivos en Haití sea el mínimo.
EC - Se lo pregunto porque hay versiones de prensa esta mañana que señalan que lo que se propone es bajar de los 10.000 efectivos actuales a 8.000.
LA - Esa es la primera etapa, que tiene que ver con volver a las cifras anteriores al terremoto, lo que ya está acordado. Cuando ocurrió el terremoto se aumentaron en 2.000 efectivos. Después viene la retirada gradual de los que vayan quedando. Los países de Unasur tienen más de 5.000 efectivos en Haití.
EC - ¿Cuándo se resuelve formalmente esto?
LA - Hay una primera reunión en Nueva York el 15 de setiembre, en la que el embajador Mariano Fernández presentará el informe al consejo, obviamente con esta impronta de los países de Unasur, en el sentido de continuar luego con una retirada gradual.
EC - Estaba leyendo en el semanario Brecha, que hoy dedica varias páginas al tema Haití, una nota en la que se cita a fuentes de Gobierno, aunque el título incluye el término "cancillería". El artículo señala que las "fuentes gubernamentales recordaron a Brecha que nunca se pensó que las tropas de la Minustah estuvieran por un período largo, pero ya superan los siete años". También se indica que "la realidad haitiana de hoy más que tropas requiere una reconstrucción de su infraestructura, destruida por enfrentamientos del pasado y también por el último y devastador terremoto". En realidad, según subrayaron estas fuentes, "el trabajo necesario lo están haciendo Cuba y Venezuela, con sus médicos y técnicos. Sin embargo, esos países no cuentan con los recursos materiales necesarios para provocar un cambio sustancial en la realidad de Haití. Tendría que haber una financiación mayor y un operador que no fueran las tropas de Minustah. De ahí que para ello deba pensarse en un esfuerzo conjunto de las naciones del Caribe, porque desde los países centrales no hay voluntad de comprometerse seriamente con la reconstrucción de dicho país". ¿Usted comparte este análisis?
LA - Lo comparto casi en su totalidad. Creo que hay algunas cosas que también se hablaron ayer en la conferencia de prensa y que tienen que ver con esto. Una es la necesaria coordinación con Cuba, que es verdaderamente el que provee las condiciones de salud en Haití, con Venezuela, que provee la energía, y con República Dominicana, porque tienen una impronta muy fuerte en Haití y una operativa en el terreno que probablemente los demás países no tengamos. No obstante, estos países no integran Minustah lo cual hace que tengamos que hacer las coordinaciones a nivel de Unasur.
Es más necesaria una presencia civil, porque en este momento Haití no está en guerra. Puede haber algunos temas de seguridad, u otros vinculados al narcotráfico, pero no es un país en guerra. El problema que tiene Haití es que es un país extremadamente pobre, con un desempleo que ronda el 70% o más. Entonces lo que tenemos que hacer es invertir en los recursos humanos de Haití. Si mañana tenemos cifras distintas respecto a analfabetismo, desocupación, salud, definitivamente estaremos generando mejores condiciones para una democracia en Haití. Si fortalecemos sus instituciones también. Esos tendrían que ser los objetivos. Lo que pasa es que nuestros países no lo pueden hacer por sí solos. Entre todos los países de la Unsaur se juntaron 200 millones de dólares para Haití, de los cuales 100 millones eran préstamos del BID. Eso no tapa el problema, no lo resuelve definitivamente. Es necesario el involucramiento de los países centrales. Hasta ahora llegó solo el 30% de todo lo prometido por esas naciones para Haití. Tiene que haber otro compromiso.
EC - Usted entiende entonces que no hay un compromiso claro de los países centrales para la reconstrucción de Haití.
LA - Tiene que haber un compromiso mayor con Haití de parte de los países centrales. Y nuestra parte tiene que estar más orientado hacia esto.
EC - La nota también dice que esto implica pensar en un agente que pueda colaborar con el Gobierno haitiano y que sea querido por la población. "Hoy las tropas no tienen esa recepción entre los habitantes e inevitablemente son vistas como una fuerza de ocupación con todos los conflictos y perversidades que esa realidad genera". ¿Se ha analizado este aspecto?
LA - Se ha analizado mucho ese aspecto, incluso antes del video que puso a las tropas de Uruguay bajo la lupa. Se había dado el caso de Nepal que era acusado de haber ingresado el cólera en Haití. Yo estuve en Haití en febrero y en cada pared estaba pintado "Minustah = cólera". Esas cosas han afectado la credibilidad y la legitimidad de Minustah. No obstante, el mismo Gobierno haitiano reconoce que es prácticamente imposible operar y gobernar sin Minustah hoy. Eso no quiere decir que tenga que ser con esta cantidad de gente y para hacer específicamente lo que se está haciendo ahora en algunos casos.
EC - ¿De qué manera estuvo presente en la reunión de los ministros de Defensa y cancilleres de la Unasur el episodio donde cinco soldados de la armada uruguaya, que forman parte de los cascos azules en Haití, abusan de un joven haitiano?
LA - En primer lugar, esto fue unánime y prácticamente tuvo el mismo esquema: todos los países calificaron estos actos como aberrantes, repudiables y los condenaron. Pero reconocieron al Gobierno uruguayo la prontitud y la transparencia con que actuó y el enfoque de resolver el problema hasta sus últimas consecuencias. Eso de alguna manera quedó plasmado en la declaración de la reunión.
EC - ¿Pero cómo jugó en todas estas discusiones que están pendientes a propósito del futuro de la Minustah?
LA - No, no jugó de ninguna manera. Es prácticamente un evento descolgado, repudiable, condenable, cuya investigación puede eventualmente seguir adelante pero que no afecta la política de la ONU respecto a la Minustah y de la Minustah respecto a Haití. Eso obviamente tiene coordenadas mucho más generales, obedece a otras condicionantes políticas que estuvimos comentando anteriormente.
EC - ¿Por qué la carta que remitió el Gobierno uruguayo al presidente de Haití pidiendo disculpas por los hechos estuvo firmada por el presidente José Mujica y el ministro de Defensa Nacional? ¿Por qué no estuvo la firma suya, del ministro de Relaciones Exteriores, teniendo en cuenta esa observación que permanentemente se hace de que en realidad las misiones de paz forman parte y son un elemento sustantivo de la política exterior de un país?
LA - Simplemente fue la forma de coordinación. Los efectivos son funcionarios del Ministerio de Defensa, ellos fueron los que cometieron los actos que hemos calificado como aberrantes y es de donde debe provenir las disculpas fundamentalmente. No están en el exterior representando al país en un contexto de representar a Uruguay, están ahí por Naciones Unidas que es el intermediario en la cuestión. Sin perjuicio de eso, nosotros hemos tenido nuestros contactos a nivel de Naciones Unidas, haciendo saber los contenidos de las notas remitidas y nuestra más que preocupación por el caso. O sea, prácticamente el mismo esquema que tuvieron los demás ministros, de condena y de investigar hasta lo último.
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