Entrevistas

Luis Porto (Economía): "El Mercosur debe pasar de una filosofía exclusivamente comercial a una preponderantemente productiva"

Finalmente, las empresas automotrices uruguayas no estarán incluidas en el aumento al impuesto sobre los productos industrializados que comenzó a aplicar Brasil. En diálogo con En Perspectiva, el subsecretario de Economía, Luis Porto, aseveró que en las negociaciones entre ambos países "no hubo concesiones ni de una ni de otra parte" sino "trabajo en conjunto" para lograr que se cumpla el acuerdo automotor del Mercosur, el cual excluye a las firmas uruguayas de las medidas restrictivas instauradas por el Gobierno norteño. El jerarca afirmó que la exoneración comenzará a aplicarse en un plazo máximo de 15 días, y consideró que este paso permitirá a los dos estados "buscar la forma de coordinar políticas" para hacer frente a la crisis internacional. Asimismo, el viceministro sostuvo que para el proceso de integración regional es fundamental que el Mercosur "deje de tener una filosofía exclusivamente comercial y pase a tener una filosofía preponderantemente productiva". "Cuando la integración es productiva hay intereses comunes, porque de los dos lados de la frontera hay empresas que están asociados y todas las empresas del grupo o del sector están interesadas en el incremento del comercio", explicó.


(emitido a las 7.26 Hs.)

EMILIANO COTELO:
El Gobierno de Brasil se comprometió a excluir a las empresas automotrices uruguayas del incremento de 30 puntos porcentuales en el impuesto sobre los productos industrializados (IPI). Esta corrección se implementará en el plazo más breve posible.

El anuncio fue realizado ayer, luego de que una delegación del Gobierno uruguayo, encabezada por el subsecretario de Economía, Luis Porto, se reuniera en Brasilia con funcionarios de la administración norteña.

Para ampliar esta novedad estamos en diálogo a partir de este momento con el economista Porto.

¿Cómo fue que se consiguió este cambio en el impuesto sobre los productos industrializados?

LUIS PORTO:
Lo primero que planteamos fue que compartíamos el diagnóstico de Brasil sobre el escenario internacional y cómo puede impactar sobre nuestras economías, y también dijimos que compartíamos el objetivo del Plan Brasil Mayor. Esto fue discutido el lunes en el gabinete y de alguna manera fue la estrategia que definieron el presidente de la República y el gabinete para estas negociaciones, manifestar nuestro acuerdo con el diagnóstico y los objetivos. Y al manifestar ese acuerdo manifestar también que, como este escenario internacional nos está afectando a todos, deberíamos trabajar en forma conjunta.

Luego hicimos un repaso de las características de la industria uruguaya para mostrar que si bien en el país es importante los eventuales efectos negativos sobre Brasil son insignificantes. Y de allí la necesidad de encarar un trabajo conjunto, tratando de que las medidas que tome Brasil no afecten a la industria.

El acuerdo refleja todos estos puntos. Con algunos elementos adicionales que también fueron definidos el lunes en el gabinete, como la necesidad de profundizar la integración productiva entre ambas economías, de forma de que hacia el futuro, en la medida que existan acuerdos productivos entre las empresas, no haya trabas comerciales porque va a haber más intereses comunes que intereses en conflicto.

EC – Recordemos que este aumento de 30 puntos en el impuesto a los productos industriales se había establecido para aquellos automóviles que no tuvieran 65% de integración regional –de partes provenientes de la región– y que provinieran de empresas que no tienen filial en Brasil. Estábamos hablando entonces de una medida que perjudicaba concretamente a tres industrias uruguayas: Chery, Effa y Nordex, ¿verdad?

LP – Sí, en efecto. Estas tres empresas están en el marco del acuerdo automotor del Mercosur, que tiene un contenido regional preferencial que puede ir aumentando progresivamente hasta llegar hasta el 50%, mientras que la cota del 35% ya le generaba problemas a las tres. Además había otras condiciones que también le generaban problemas, como que el importador tuviera que fabricar en Brasil por ejemplo. Al establecerse que las empresas que están dentro del acuerdo no tienen que cumplir esas condiciones, las empresas van a poder seguir desarrollando el comercio con Brasil en las mismas condiciones que el acuerdo indica.

EC – ¿Y fue tan fácil? En una negociación también hay que ceder, ¿qué fue lo que Uruguay concedió?

LP – No, no fue una concesión sino un trabajo en conjunto sobre diferentes temas. El encare que el presidente y el gabinete habían definido era el trabajo en conjunto. Ellos lo entendieron y estuvieron dispuestos. Lo que planteamos también en conjunto, además del tema automotriz, es lo que le preocupaba a la Cámara de Industrias en la visita que el presidente Mujica realizara, sobre las trabas para-arancelarias. También teníamos en discusión con Brasil la posibilidad de algún tipo de mecanismo que permitiera la elevación transitoria de aranceles para un conjunto limitado de posiciones arancelarias. Entonces estuvimos discutiendo la posibilidad de impulsar conjuntamente ambos temas en el marco del Mercosur de aquí a diciembre.

EC – ¿Cuáles son exactamente estos temas que se van a impulsar conjuntamente en el Mercosur?

LP – Son los dos últimos puntos del comunicado. Uno es un mecanismo de elevación transitoria y consensuada de aranceles, en el que cada uno de los países decide posiciones arancelarias. Y por otro lado un mecanismo para resolver en forma rápida todas las barreras no arancelarias existentes; su eliminación o su armonización dentro del Mercosur. Este último punto es el que más preocupaba a los industriales y al Gobierno uruguayos. Sobre el punto anterior Uruguay ya venía trabajando con Brasil, nosotros buscábamos que esa elevación transitoria fuera consensuada y para un número acotado de productos, y fue lo que se acordó.

EC – Sí, porque en principio cabe pensar que esa elevación del arancel externo común no beneficia a Uruguay.

LP – No es el arancel externo común, son los aranceles de cada uno de los países. Son excepciones al arancel externo común, excepciones que cada país puede plantear para tener transitoriamente un arancel más elevado. Pero lo que acordamos es que tiene que haber un mecanismo de consenso para que ese país lo pueda hacer. A los efectos de la industria uruguaya, lejos de perjudicarnos en realidad nos beneficiaría porque a los industriales les daría, en forma transitoria y ante situaciones internacionales desfavorables, un mercado protegido ampliado.

EC – ¿Cuál sería un ejemplo de esto?

LP – Por ejemplo, si Brasil sube un arancel en forma transitoria o provisoria con respecto al resto del mundo, en forma consensuada con Uruguay, los productores uruguayos se van a encontrar con que en Brasil va a haber menos competencia del exterior para esos productos.

EC – Pero en definitiva, ¿cuáles fueron las concesiones de Uruguay?

LP – No hubo concesiones ni de una ni de otra parte, hubo trabajo en conjunto para acordar algo que en definitiva Uruguay reclamaba, que se cumpliera el acuerdo. Y en segundo lugar acordar un trabajo en conjunto en el marco del Mercosur. La negociación en realidad fue sobre cómo se iba a impulsar esos dos mecanismos en forma conjunta, en el concepto de transitorio y consensuado y en el concepto de eliminación o armonización de las barreras no arancelarias. Pero más que negociación fue una discusión, como señalaba al principio. El objetivo de la reunión –y creo que se logró– fue mostrarle a Brasil que compartimos el diagnóstico, compartimos los objetivos que se persiguen, y que a nosotros la situación internacional también nos va a afectar igual que a ellos. De esa manera, tenemos que buscar la forma de coordinar las políticas. Con esa filosofía, y luego de una primera conversación que tuvimos con el viceministro de Hacienda, fue que se comenzó a trabajar en todos estos puntos. No tanto en términos de negociación sino en términos de cómo acordar llevar adelante cada uno de los puntos.

EC – Sin duda que incidió el volumen relativo de las producciones, en este caso de la producción de automóviles en Uruguay y su impacto en el mercado brasileño.

LP – Sí, incidió el volumen y además incidieron las características del acuerdo. Eso nos da tranquilidad a todos, también a Brasil, porque el acuerdo tiene un plan progresivo de mayor contenido regional por parte de las empresas uruguayas...

EC - ...De algún modo es obvio que el nuevo impuesto creado por Brasil alteraba de manera significativa ese acuerdo vigente y "aceleraba" los plazos previstos en el acuerdo.

LP – Aceleraba, pero lo que pasa es que cuando una empresa no puede acelerar desaparece. Si uno tiene un plan de dos, tres, cuatro años y le dicen que lo tiene que hacer en quince días quizá lo que ocurra es que sea mejor cerrar la empresa que tratar de hacerlo en quince días. De esta manera se mantiene el plan previsto de llegar al 50% dentro del acuerdo del contenido regional en los plazos que estaban previstos, o sea que lo que se logró es que se respetara el acuerdo que estaba firmado.

EC – ¿Y cuándo entra en vigor esta excepción para Uruguay en el aumento de 30 puntos del impuesto? Porque lo que dice la declaración conjunta es que Brasil se comprometió a adoptar, en el más breve plazo posible, las medidas necesarias para que los automóviles contemplados en el marco del acuerdo de complementación económica entre Brasil y Uruguay sean beneficiados con la reducción del Impuesto a los Productos Industrializados (IPI) que se aplica a los autos importados. No establece ni plazo ni monto de esa reducción del impuesto.

LP – La reducción va a ser en el mismo sentido que establece el decreto que regula la medida provisional de agosto. No va a haber gato encerrado de ningún tipo.

EC – ¿Está tan claro que esa reducción significa eliminar el adicional de 30 puntos?

LP – Sí, efectivamente. Nosotros habíamos planteado el tema de la exención y ellos mismos nos corrigieron y nos dijeron que técnicamente hablando no era una exención sino una reducción. Pero va a ser sí de los 30 puntos...

EC - ...O sea, se eliminan los 30 puntos.

LP – Sí. Respecto a los plazos el tema es el siguiente: estas resoluciones en Brasil fueron tomadas por una medida provisoria. Es un mecanismo que tiene Brasil por el cual el Poder Ejecutivo envía una medida provisoria al parlamento y mientras pasa el trámite parlamentario para su aprobación esa medida provisoria se empieza a implementar con fuerza de ley. Esa medida, que se tomó en agosto, se reglamentó en un decreto del 15 de setiembre. Lo que el Gobierno brasilero tiene que ver es si para cumplir con el acuerdo de ayer necesita un decreto o necesita otra medida provisoria. Este es un tema de Brasil, no nuestro, nosotros no podemos opinar al respecto. Es un tema normativo, jurídico, para ver cuál es la mejor fórmula. En un caso puede demorar una semana y en otro puede demorar dos semanas. Por eso se escribió en el paso más breve posible pero oralmente se comprometieron a resolverlo en quince días.

EC – Se supone, entonces, que la medida va a surtir efecto rápido. Aunque en realidad la medida no entró en vigor todavía y dentro de quince días se adoptarían los instrumentos para que Uruguay quedara excluido de ella. Ahora, en el caso de Effa Motors, según dice hoy en el diario El País su gerente general, Andrés Antoniuk, con esto no alcanza para que se retome la actividad luego de la suspensión resuelta la semana pasada. Antoniuk dijo que hay otros factores que también deben tomarse en cuenta y mencionó que hay una investigación que viene realizando Brasil para ver si Effa cumple con el 35% de origen nacional exigido. ¿Usted sabía de esto?

LP – Sí, pero no estuvo presente en la discusión. Por lo menos el lunes cuando yo me reuní con las empresas antes de venir a Brasil –no sé si se habló en la reunión con la gente del Ministerio de Industria– no fue un tema que se me haya planteado como causal de la problemática de empleo de la empresa. Creo que es público y notorio que la empresa ha dicho que el tema del envío al seguro de paro o de las licencias estaba vinculado a la medida de Brasil. La medida se va a levantar en quince días, no sé lo que dijo el gerente pero a mí eso no me lo dijo. Si hay algún otro problema buscaremos resolverlo, pero no es lo que me manifestaron en su momento.

EC – Por lo visto hay una desconfianza en Brasil sobre la forma como se está evaluando el cumplimiento de lo que sí está vigente, el 35% de origen nacional en la producción de estos vehículos.

LP – No sé si es desconfianza, ahí hay cuestiones obvias de controles que se tienen que ejecutar en el marco de los acuerdos firmados. Si hay un acuerdo que establece preferencias para una empresa o para una industria, siempre y cuando se cumplan ciertos requisitos, es lógico que los países se aseguren de que se están cumpliendo los requisitos, porque a cambio de eso se le está dando una preferencia. No sé si es desconfianza o son mecanismos obvios de control que tienen que cumplir los países cuando dan una preferencia a la empresa.

EC – Para terminar, en la declaración conjunta que ayer se difundió se indica que los gobiernos también acordaron profundizar la integración productiva de sus economías, objetivo que comprende el estímulo en la constitución de joint ventures entre empresas de los dos países. En particular, acordaron "incentivar la profundización de la integración productiva entre empresas de la cadena automotriz con vistas a la aceleración del ritmo de incorporación de contenido regional de automóviles y autopartes". ¿Qué relevancia tiene este compromiso en este momento? Porque este es un viejo objetivo del cual se habla cada tanto, ¿no?

LP – Es un viejo objetivo, y si se logra para mí es el punto más importante en todo lo que conversamos ayer. Porque cuando la integración es solamente comercial –y desde hace 20 años la integración es solamente comercial– siempre hay intereses contrapuestos. Y entre países que tienen intereses contrapuestos siempre va a haber problemas para que el comercio fluya libremente y crezca sin problemas. En cambio, cuando la integración es productiva hay intereses comunes, porque de los dos lados de la frontera hay empresas que están asociados y todas las empresas del grupo o del sector están interesadas en el incremento del comercio. Entonces, la esencia para romper con las trabas al comercio dentro del proceso de integración del Mercosur es que el Mercosur deje de tener una filosofía exclusivamente comercial y pase a tener una filosofía preponderantemente productiva. Eso lo venimos reclamando desde hace muchos años y lo volvimos a poner sobre la mesa en este momento. Le hicimos notar al Gobierno de Brasil que si esa hubiera sido la lógica y la dinámica en este sector y que si empresas brasileras se hubieran asociado en joint ventures con empresas uruguayas no estaríamos discutiendo esto y el comercio sería mucho más fluido. Lo entendieron, están de acuerdo y por eso nos comprometimos en forma conjunta a impulsar joint ventures entre empresas de ambos países; en todos los sectores, pero en particular en el sector automotriz, de forma de que ellos también tengan tranquilidad y seguridad de que en el marco del acuerdo que ya tenemos firmado –y que se va a cumplir– los plazos establecidos para la integración progresiva del contenido regional en la fabricación de los automóviles puedan acelerarse, en la medida que precisamente participen asociaciones de empresas uruguayas y brasileras.

Este tema lo conversamos con las tres empresas automotoras antes de venir a esta reunión. Algunas de ellas nos dijeron que podrían estar interesados en este tipo de acuerdo pero que nunca habían encontrado interés por parte de Brasil. Por eso nosotros pusimos el tema sobre la mesa. Y hubo una muy buena recepción por parte de Brasil de impulsar el asunto, porque entendieron la lógica de que la base del desarrollo comercial se puede cimentar sobre la base de la integración productiva.

EC – Por otro lado, está la preocupación en algunos sectores del Gobierno brasileño, y ni que hablar que también en el sector industrial de ese país, de que Uruguay termine siendo una plataforma por la cual entren a Brasil autos asiáticos, que es lo que está un poco detrás de esta medida que ahora no será aplicada a las industrias uruguayas.

LP – Sí, es una preocupación natural y genuina de todos los países de cuidar que los mecanismos de integración o de asociación que tiene con sus vecinos no se desvirtúen y de alguna manera se transformen en la perforación de esos acuerdos. Creo que es una preocupación natural y, precisamente, como nosotros compartimos ese tipo de preocupaciones, logramos trabajar todo el día en una agenda conjunta.


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