Seregni en el Paraninfo, el homenaje en vida
Alicia Oschendorf, de la Generación 83: Quisimos reconvocar aquel espíritu esperanzado de bulevar y bulevar, a la salida del general: gente de todos los partidos o de ninguno, todo el mundo con un espíritu positivo, esperanzado. Ese espíritu que se había generado cuando marchamos con miedo por la Semana del Estudiante y al pasar por su casa, estando preso, gente de todos los partidos coreó unánimemente "Seregni amigo, el pueblo está contigo".
(Emitido a las 09.25)
EMILIANO COTELO:
En diciembre del año pasado, el día en que cumplía 87 años, Seregni sorprendía a casi todos cuando anunció su retiro definitivo, no ya de la actividad política, sino lisa y llanamente de la actividad pública. Su estado de salud se había agravado y no debía continuar exigiéndole tanto a su cuerpo. Pero además, en un gesto típico de Seregni, el general quería evitar que la gente fuera testigo de su decadencia física y, mucho peor aun, de su debilitamiento intelectual.
Así que, aquel 13 de diciembre de 2003, Seregni resuelve el cierre del Centro de Estudios Estratégicos 1815 y, medio en broma, medio en serio, informa que se recluye en el ropero.
Afortunadamente el alejamiento no sería tan discreto y habría una oportunidad más para verlo y escucharlo. Sería el 19 de marzo de este año, cuando se le organizó una serie de homenajes al cumplirse 20 años de su liberación. El más brillante de esos actos se desarrolló en el Paraninfo de la Universidad donde, desobedeciendo a sus médicos, Seregni habló más de media hora en una alocución decididamente imborrable.
(Grabación)
LIBER SEREGNI
No es fácil recibir un homenaje así, en persona, no es fácil. Sólo cabe agradecer y decir que intenté ser en mi vida fiel a mí mismo, coherente, en el marco de principios éticos elementales, en la defensa de la libertad y de la democracia, en el respeto irrestricto a la Constitución y a la ley.
(Fin de la grabación)
La iniciativa había correspondido a la llamada "Generación 83". Justamente, con uno de los nombres que estuvieron detrás de esta organización, Alicia Oschendorf, vamos a dialogar a partir de este momento. Vamos a ubicar para los oyentes qué es la Generación 83.
ALICIA OSCHENDORF:
La Generación 83 es un grupo de militantes estudiantiles que a la salida de la dictadura vivió esa difícil transición entre la ilegalidad total y empezar a romper el cascarón y salir. Era un tiempo muy difícil, había que volver a estructurar una vida normal, en aquella época en que un día se podía todo y al otro todo estaba prohibido y no había reglas claras.
EC - Estamos hablando de gente de distintos partidos políticos.
AO - Justamente, una de las características era que en aquella lucha contra la dictadura la identificación partidaria, que existía, quedaba en otro nivel. En aquel momento la Asceep [Asociación Civil de Estudiantes de la Enseñanza Pública, según las disposiciones de la época que regulaban los estatutos de las organizaciones], que era la organización estudiantil que se fundó en esa época, organizó una Semana del Estudiante que nos marcó mucho a todos, justamente porque fue para muchos -no para todos, algunos éramos militantes de muchos años- romper el cascarón, y en ese momento Seregni fue un referente muy fuerte.
EC - ¿Por qué ahora, cuando se cumplieron 20 años de su liberación, ustedes -de algún modo reagrupados o reencontrándose- deciden impulsar este homenaje?
AO - Seregni fue un referente muy fuerte para toda esa generación, pero especialmente tuvo un sello muy fuerte en aquella marcha hasta el estadio Franzini el día del acto; ese día pasamos por la casa y eso nos marcó porque hasta ese momento había mucho miedo, había posiciones un poco encontradas, no se sabía si militar o callarse más.
EC - Estamos hablando de setiembre de 1983, con Seregni todavía preso.
AO - Con Seregni preso. Pasamos por la puerta de la casa, y fue unánime -creo que nadie discutió nada- todo el mundo gritó: "Seregni, amigo, el pueblo está contigo", y desde ahí al resto de la marcha el ánimo y el espíritu ya eran otros, eso marcó un poco la tónica y nos quedó el sello.
Además estábamos en ese período de abrir caminos y fue un hito para todos el día de la liberación de Seregni. Muchos estuvimos muchas horas, noches acampando ahí en bulevar Artigas y bulevar España, esperando la salida del general que ya se sabía se iba a producir.
EC - ¿Por qué ahora, con todos esos antecedentes a cuestas, resuelven convocar a un reconocimiento como el que finalmente se concretó en marzo de este año?
AO - La historia nació en el grupo Generación 83, pero la tomamos algunos, no implicó a todos. Había ese espíritu que quisimos recrear y la verdad es que el acto así tiene una historia, fue naciendo de a poco.
EC - Ustedes se encontraron con el general Seregni el verano pasado, fueron a visitarlo a Costa Azul.
AO - Exactamente; fue a raíz de una visita a Costa Azul, que no recuerdo quien planteó pero fuimos los que quisimos ir. Era enero, un sábado de enero, al final nos reunimos siete en una esquina y fuimos a visitarlo. Él había tenido un quebranto de salud, tú lo estuviste recordando recién, había anunciado su retiro y quisimos visitarlo sin mayores propuestas ni perspectivas.
EC - La reunión terminó siendo larga, ¿no?
AO - La visita fue mucho más larga de lo que esperábamos. Él estaba especialmente lúcido; nosotros fuimos esperando encontrarlo más limitado, pero estaba muy lúcido, muy ingenioso, pícaro, divertido; fue una charla que se extendió incluso mucho más de lo que queríamos.
EC - Pero no hablaron en ese momento con él del homenaje.
AO - No; hablamos de muchas cosas en ese momento, pero ni se nos pasaba por la cabeza el homenaje, la verdad es que salimos de la casa muy contentos con el resultado, nos fuimos a un bar de La Floresta y con una cerveza todos fuimos dejando en la mesa la idea de que queríamos más, algo más amplio. En realidad el acto (aún después de eso) tuvo una historia que fue naciendo de a poco; no fue sencilla, tuvo idas y vueltas, lo suspendimos más de una vez, tuvo un proceso con muchas anécdotas, algún dolor de cabeza... Éramos siete los que fuimos a visitarlo y no nos unía nada más ni nada menos que pertenecer a aquella generación, pero todos tenemos identificaciones partidarias diferentes (yo no tengo partido). Nos unía querer hacer algo que reconvocara aquel espíritu que hubo con la salida del general, un espíritu muy esperanzado, aquello que se dio, tan particular, en bulevar y bulevar, en que había gente de todos los partidos, gente de ningún partido y todo el mundo tenía un espíritu positivo, esperanzado y esperábamos todos muchas cosas.
EC - A Seregni le gustó la idea.
AO - A Seregni le fue gustando la idea y generó con el grupo una relación muy afectiva, nos llamaba "chiquilines", aunque algunos estaban más cerca de los 50 que de los 40 y algunos los tienen pasaditos -no todos, no se me vayan a enojar Pedro ni Gonzalo, que están lejos de los 50-. Fue una cuestión que se fue armando, tuvimos varias ideas... Lo primero que surgió fue hacerle un acto de reconocimiento; no queríamos que fuera un homenaje, que pensábamos que no precisaba, sino un reconocimiento muy amplio.
EC - ¿Él estaba dispuesto a hablar?
AO - Fue naciendo esa idea, no fue sencillo, porque cuando empezamos a hablar de esto ya estaba programada la cena del Hotel del Prado...
EC - ...que organizó la dirigencia del FA.
AO - Exactamente. El estado de salud del general era bastante precario, dudamos mucho, hubo muchas idas y venidas respecto de lo que hacíamos y la verdad es que quien propuso hablar fue él. Primero consiguió de su médica una autorización de diez minutos y enseguida dijo "quien dice diez, dice veinte, y si son cuarenta no pasa nada".
EC - Y así habló el general Seregni aquella tarde.
(Grabación)
LS - Pero, mis amigos, todo lo que hice, lo bueno y lo malo, lo acertado y lo erróneo, fue a plena conciencia. Traté de perseguir el paradigma de decir lo que se piensa y hacer lo que se dice; a veces pude hacerlo y otras veces no, porque yo también sentí, como muchos de ustedes, la vigencia del dilema que planteara Max Weber hace 80 años y que incluso comentara el doctor Guariglia en un libro reciente: el dilema de la posible oposición entre la ética de las convicciones y la ética de las responsabilidades. Cuando uno tiene un cargo, cuando uno habla en nombre de otros, no es uno solo el que habla, y eso limita seriamente las posibilidades de expresión propias. Esto, la ética de las responsabilidades, debe ser tenido muy en cuenta, muy en cuenta por todos nosotros cuando juzgamos las conductas de gobernantes y de líderes políticos. Por eso, hasta que pude desprenderme de las ataduras de mis responsabilidades, recién entonces pude hablar por mí y para mí y ser auténtico. Así, dije mi verdad (la mía, no la verdad), dije mi verdad, que en ocasiones pudo chocar o herir a alguien. No fue mi propósito lastimar ni herir a nadie, y si en algún momento eso pasó, aquí, públicamente, presento mis excusas.
(Fin de la grabación)
Alicia, gracias por tu participación.
AO - Quiero pedirte una cosa: en seregni.org la audiencia puede dejar sus mensajes con motivo del fallecimiento. Como hicimos con el acto de marzo, esos mensajes estarán disponibles en la página y después vamos a imprimirlos y entregarlos a la familia.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
Fotos de Carlos Rauschert tomadas de Seregni.org.