Entrevistas

Juan Castillo: "El FA necesita gente dispuesta a 'arremangarse' y formar una estructura colectiva de dirección"

Juan Castillo: "El FA necesita gente dispuesta a 'arremangarse' y formar una estructura colectiva de dirección"

¿Cómo sería la presidencia del Frente Amplio (FA) si estuviera a cargo de un dirigente sindical? Culminando el ciclo con los candidatos que aspiran a ser presidentes de ese partido, En Perspectiva entrevistó a quien actualmente se desempeña como coordinador del PIT-CNT, Juan Castillo, y que, entre otros sectores, para las elecciones del domingo 27 cuenta con el apoyo del Partido Comunista del Uruguay (PCU). El candidato dijo que se propone "involucrar más a los trabajadores y las trabajadoras en la interna del FA" porque "si uno hablara de sectores sociales dentro de la vida política del país, los que están menos cercanos a la vida política del FA hoy día son los trabajadores". Por otra parte, el dirigente opinó que su partido necesita "gente que esté dispuesta a remangarse, a trabajar, a no ser protagonista de nada, sino a ser una más dentro de una estructura colectiva de dirección". En este sentido, manifestó: "Yo tengo la capacidad de discutir, acordar y consensuar, y no tengo empacho en decir las cosas que están bien, hacerlas públicas y aplaudirlas, pero si están mal y hay que corregirlas también hago mía la opinión para poder hacerlo". Castillo explicó que los cuatro candidatos asumen "el problema que ha gestado el FA en los últimos años, que se ha despegado de las bases y no les ha dado participación" y que "lo que hay que hacer es volver a enamorar al militante" y que "la forma de hacer política es crear ámbitos y no hacerlos competir entre ellos".


(emitido a las 8.50 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Es el único candidato a la presidencia del Frente Amplio (FA) que no tiene experiencia parlamentaria. El grueso de su trayectoria viene del lado sindical.

Entre sus propuestas para reformar la orgánica de la fuerza política está la de establecer en los comités de base "asambleas de adherentes" abiertas a los vecinos, para, de ese modo, acercarse a la gente. A diferencia de los sectores que entienden esencial discutir la cuota de representación de las bases en los órganos de decisión dentro del FA, él considera que eso no es fundamental ni prioritario.

Se trata de Juan Castillo, con quien hoy cerramos el ciclo de entrevistas a los candidatos a presidente del FA.

Su candidatura recibe el respaldo obviamente de su partido, el Partido Comunista (PCU), pero también de la lista 800, las listas 3040 y 3041, el Fidel y el Partido de la Seguridad Social.

¿Cómo ha vivido esta campaña electoral en esa posición de candidato a la presidencia del FA? Se lo pregunto porque me parece bastante claro que esta carrera no estaba en sus planes hace tres meses, y le implica un papel distinto del que está más acostumbrado a desarrollar.

JUAN CASTILLO:
Es cierto, creo que esos son más o menos los plazos en los que finalmente hubo que tomar decisiones en las internas políticas para la presentación de candidaturas. La aspiración de mi partido no era precisamente tener varios candidatos ni menos todavía pensar que un candidato de sus filas estuviera en la presidencia. Pero fracasamos en los demás intentos de buscar el consenso o los consensos necesarios, ya en enero, febrero se vislumbraba que no había marcha atrás, que había una candidatura puesta y se iba a jugar una segunda en cualquier momento, entonces ahí aspiramos a tener una tercera candidatura con todos los demás sectores que no pertenecían al Espacio 609 ni al Frente Líber Seregni. Pero tampoco eso fue posible y finalmente estoy aquí en la candidatura, en una actividad totalmente nueva desde el punto de vista de las características, no nueva en cuanto a las jornadas extensas, las recorridas del país, algo que varias veces habíamos realizado como movimiento sindical. Una cosa es mucho más abierta, la del movimiento sindical, cuando aparecés en nombre de todos los trabajadores, y ahora aparecés parcialmente por una fuerza política y por una parte de ese electorado. Así que estoy acumulando experiencia; ojalá que también votos, pero por ahora acumulando experiencia.

EC - Usted ya explicó por qué el PCU decidió presentarse con un candidato propio: porque no hubo otra alternativa.

JC - No hubo, y tú dijiste bien, no solamente estoy respaldado por el PCU, la lista 1001 es mucho más que el PCU, y adentro además hay tres o cuatro sectores, los Cristianos para los Cambios, el Partido de la Seguridad Social, el Fidel, independientes. Pero, por ejemplo, la lista 3040 corresponde a un montón de sectores o militantes que estaban con Saravia, que cuando Saravia se va del FA quedan dentro con esa lista.

EC - Lo cierto es que el PCU hizo una apuesta fuerte cuando terminó presentando su candidato propio. Y resulta que las encuestas hoy lo dan en el último lugar en la preferencia de los votantes, Juan Castillo aparece cuarto. Si Castillo no llega a votar bien, ¿el PCU se debilita en la interna del FA?

JC - Yo al menos no lo he pensado, no lo he discutido. Primero, hace dos meses que no estoy discutiendo en la orgánica del partido, porque una de las condiciones para aceptar una candidatura a la presidencia del FA era solicitar licencia en la actividad sindical al otro día de la propuesta para que mis dichos o mis hechos no tuvieran nada que con la interna orgánica del movimiento sindical. E hice lo propio con el PCU, por lo tanto no estoy en la vida orgánica en ninguno de los dos lados.

EC - Está bien, pero usted analiza los hechos y las consecuencias de los hechos.

JC - Claro. He dicho –y no se puede borrar lo que está escrito, no soy de los que desmienten a la prensa, cuando digo las cosas asumo la responsabilidad– que cuesta creer que se esté realizando una encuesta con seriedad para el domingo 27 de mayo. Los mismos encuestadores –yo casi nunca los veo en directo, después los leo– han dado, por ejemplo para la última encuesta que apareció en un medio televisivo, un margen de error de más/menos 10%. Capaz que existe, pero yo nunca jamás había visto que se hiciera una encuesta con un margen de error de más/menos 10%. Uno dice más/menos 1, más/menos 2, pero más/menos 10%... Además porque esta es una elección interna voluntaria de una sola fuerza política y es muy difícil saber quién va a votar. Algunos están especulando con el tiempo, si está lindo puede ser un tipo de elecciones, si está feo otra; me parece poco serio. En mi encuestador interno yo corro no cuarto, me parece que estoy peleando un poco más arriba.

EC - Dejando de lado esos números y la discusión a propósito de la validez de las encuestas, que es interesante, ¿qué se juega el PCU con esta candidatura?

JC - El partido como tal, nada, absolutamente. Es una apuesta a la unidad interna del FA, esa es mi propuesta, ese es mi discurso. Primero, lo he dicho también públicamente, no conozco ninguna campaña electoral de alguien que diga "voy a hacer campaña para salir segundo", "yo quiero salir tercero"; yo quiero ganar, estoy haciendo una campaña electoral junto con mis compañeros y mis compañeras para ganar. Dicho esto, digo la segunda cosa: nos proponemos involucrar más a los trabajadores y las trabajadoras en la interna del FA, tenemos una visión crítica, autocrítica, porque si uno hablara de sectores sociales dentro de la vida política del país, los que están menos cercanos a la vida política del FA hoy día son los trabajadores, que por otra parte sí están cada vez más fuertemente vinculados a su sindicato y a la vida de la central. Es una cosa contradictoria que en el mejor momento del movimiento sindical, con casi 400.000 afiliados directos, activos, militando, capaz que no llega ni a la cuarta parte de eso en el resultado electoral. Entonces estamos tratando de arrimar, de incidir allí, en el discurso, las preocupaciones, el vínculo de los trabajadores del FA.

EC - Si es elegido presidente del FA, ¿va a dejar su actividad sindical?

JC - Sí. No es antiestatutario, lo aclaro, ninguno de los dos estatutos, ni el del FA ni el del PIT-CNT reclama eso, pero me parece que por un tema de respeto, por un problema de ética, no es bueno que estemos en uno de los sectores sociales más fuertes de la vida del país, colocando plataforma todos los días, y levantarme un centro para la vida política. A ese nivel de presidencia, yo soy militante de los dos lados, pero nunca con tanta responsabilidad.

EC - Miro los mensajes de los oyentes y encuentro este de Magdalena, de Malvín, que dice: "Soy votante del FA, pero me parece vergonzoso que se mezcle gremialismo y política".

JC - Respeto la opinión de la compañera.

EC - Menciono este mensaje porque, independientemente de que usted resulte elegido o no presidente del FA, la mezcla ya se hizo, ya está hecha en este momento, ya van semanas de campaña.

JC - Claro, pero no inventado por mí, yo lamento, se ve que Magdalena no ha leído o no tiene memoria. El Pepe D’Elía fue nuestro referente toda la vida y fue candidato a vicepresidente por el FA, fue fundador además, firmó el acta de fundación del FA. Tanto el Pepe D’Elía y otros dirigentes sindicales, Vladimir Turiansky, el Ñato Enrique Rodríguez. Y más actuales, porque capaz que ella es joven: el Flaco [Oscar] de los Santos, el intendente de Maldonado, es intendente, está en la política del FA y es candidato en las listas de las elecciones internas. O miren actuales diputados y legisladores, la compañera Ivonne Passada, el compañero Luis Puig, el Cholo Bentancur, Blassina... No hay mezcla de vida sindical y política, son la misma cosa. La compañera no entendió que desde el punto de vista de clase se defienden intereses en lo social y en lo político, y a veces se conjugan, como en este caso.

EC - Hay un problema con esta campaña electoral interna del FA, se lo puede ver como una virtud o se lo puede ver como un problema: los cuatro candidatos van juntos para todos lados, y eso hasta puede atentar contra el entusiasmo de los votantes frentistas, dicen algunos, porque capaz que no se termina de entender cuáles son las diferencias de unos con otros. ¿Usted cómo evalúa eso? O, yendo más al grano, ¿en qué entiende que se diferencia su candidatura de la de los otros tres candidatos?

JC - Esto ha sido recurrente, más que nada son los periodistas, los responsables, conductores de medios de comunicación, que insisten en que "esto no tiene ni gracia". Es que se ha perdido tanto la perspectiva en el Uruguay que ahora parece que la única forma de hacer política o hacer campaña electoral es sobre la base de pegarnos los unos a los otros.

EC - ¿Usted dice que solo los periodistas han marcado esta observación? ¿La gente no, la gente no se lo dice?

JC - Claro, pero me parece que siempre fueron mucho más fuertes los puntos de vista de los medios de comunicación porque se reproducen. El sábado nomás en un espacio medio reducido, con intelectuales, una de las preguntas era esa: "¿Por qué te tengo que votar a vos?, ¿qué te diferencia de los demás?". ¿Y quién dijo que yo tengo que apelar a las diferencias? Se puede hacer política en la unidad. Creo que además es lo que más le hace falta al FA. El FA está siendo más noticia en los últimos años, a mi juicio, en los últimos cinco o seis años, por utilizar los medios de comunicación para expresar las diferencias de unos con otros que las coincidencias. Y en la etapa fundacional algo que hizo muy fuerte al FA fue precisamente desligarse de cuestiones propias de cada uno. ¿Alguien se imagina a Rodney Arismendi, Juan Pablo Terra, Zelmar Michelini, Alba Roballo, Cardoso, todos esos hombres que tenían muy fuerte liderazgo de conducción de la izquierda en ese momento, en las décadas del 60 y el 70, abandonar eso para ponerlo al servicio de la unidad? Creo que se ha ido perdiendo, y da la impresión, es cierto, de que solamente hay campaña electoral si me subo a una tribuna a marcar diferencia con el otro. Yo estoy de acuerdo, en muy buena sintonía y conforme con una campaña electoral en unidad los cuatro juntos.

EC - Pero ¿cómo se define usted? ¿Cuáles entiende que son sus mejores cualidades para terminar como presidente del FA?

JC - Yo prefiero que la gente apele a la historia de cada uno de nosotros, la que hay atrás, porque sabe que somos distintos, porque sabe que tenemos distintas concepciones, hasta distintas ideologías y hasta distintos proyectos finales dentro del FA, que no tiene por qué andar adivinando o esperando que yo se lo diga a los demás. Hay una historia atrás del Flaco Agazzi, una historia atrás de Mónica Xavier, atrás de Enrique Rubio, y también en mi caso, entonces no somos iguales. Tú empezaste la nota diciendo que soy el único distinto.

EC - No, dije que es el único que no tiene experiencia parlamentaria.

JC - Pero uno puede pasar de la broma más risueña a la cosa más seria: hay una sola que es mujer, hay uno solo que es un flaco largo, uno solo que es pelado y uno solo de tez bastante oscura, casi negro. O sea, somos distintos desde que nos presentamos, tenemos distinta ideología, pero además mi historia está hecha en 26 años dentro del movimiento sindical, yo no preciso decir qué voy a hacer, ya saben lo que yo hago: trabajar en unidad, esforzarme todos y cada uno de los días por construir el consenso. Nadie jamás nunca podrá decir con seriedad y con valentía política de dar la cara que yo algún día pasé por arriba de la opinión de algún compañero del movimiento sindical. Nadie puede decir que yo lideré corrientes que aplasten a las demás. He crecido, he madurado, he aprendido con mis trabajadores y las trabajadoras que efectivamente la unidad es una cuestión que está en juego todos los días en la mañana cuando entrás en la actividad sindical y que tenés que poner, como si fuera una balanza, en equilibrio. Y habiendo aparecido, reconozco, últimamente como vocero tradicional del movimiento sindical, jamás nadie podrá decir que he emitido una opinión públicamente que es opinión personal mía, que no es construida en el colectivo de los trabajadores. Eso es lo que ofrezco, porque creo que eso es lo que le hace falta al FA: gente que esté dispuesta a remangarse, trabajar, no ser protagonista de nada, sino ser uno más dentro de una estructura colectiva de dirección.

***

EC - Juan Castillo nació en noviembre de 1957 en el barrio Santos Lugares de la ciudad de La Paz, Canelones; tiene 54 años. Desde hace 16 años integra el Comité Ejecutivo del PCU, desde 1993 participa en la representación de los portuarios en la Mesa Representativa del PIT-CNT y desde 1995 es miembro del Secretariado de la central de trabajadores. Es mecánico y maquinista naval, trabajador portuario y sobre todo conocido como dirigente sindical.

Esa es la trayectoria, esa es la historia a la que usted aludía.

JC - Sí, parte de esa historia, la parte pública, la parte que más se liga a lo que hoy está siendo público, de público conocimiento. No negar el pasado para mí es una cosa fundamental, ni la condición de canarios ni la de trabajador portuario ni la de estudiante de una profesión. Pero además ligado a lo que fue –porque hoy parece fácil– intentar reconstruir, aparecer de nuevo con la forja del movimiento sindical en la clandestinidad. A mí me ha tocado ser dirigente sindical en la clandestinidad, en la recuperación de la democracia con gobiernos de corte neoliberal y con el gobierno de izquierda progresista. Esta ha sido la historia.

Tú decías si era compatible ser dirigente sindical y presidente del FA, cómo sería la relación de un dirigente sindical. Ser dirigente no es una profesión, "profesión dirigente"; no, yo prefiero decir que soy militante, porque dirigente sos en una etapa muy breve de tu vida, cuando te eligen para eso. Si ahora no me eligen como presidente, ¿dejo de ser frenteamplista? No. ¿Y si no soy presidente y me ofrecen otra cosa en la estructura para gestionar el FA? Yo estaría dispuesto, ya se lo he dicho a mis compañeros, no tengo problema ninguno en eso.

EC - Hace pocos días en un artículo del diario El País consultaban a varios politólogos sobre estas elecciones internas del FA, y uno de ellos, Jaime Yaffé, hacía notar que usted ha sido muy crítico de Mujica y que eso plantea un escenario potencial conflictivo. A su vez, la relación entre el PCU y el MPP, o más precisamente entre el PCU y Mujica, ha tenido unos cuantos roces en lo que va de esta administración. Entonces, ¿qué cree usted? ¿Cómo sería su relación con Mujica si estuviera en el papel de presidente del FA?

JC - Insisto con esto, y no es una cuestión común, porque esa es mi historia y de ahí provengo, de las filas del PCU y de las filas del movimiento sindical. Pero si yo soy presidente del FA, si ese es el escenario que quieres colocar de la pregunta, va a ser un escenario en que voy a ser dirigente de todo el FA, presidente del FA. Por lo tanto, lo que le ocurra al PCU es un problema del PCU, y lo que vaya a ser la concepción del partido tendrá que discutirlo el partido, y cuando yo tenga problemas desde la dirección del FA voy a discutir con el PCU, porque me ha pasado y he hecho eso desde las filas del movimiento sindical. Una cosa es ser dirigente portuario, ir a defender la posición de mi sindicato en la estructura de la central, pero cuando pasé a ser yo el responsable de la central tuve que ir a discutir con mi sindicato para variar algunas posiciones que se habían dado allí. Entonces, separar las cosas.

EC - ¿Cómo considera usted la relación gobierno-Mujica, o gobierno-FA?

JC - Son dos cosas distintas, tú hacías una buena síntesis de lo que decía Jaime Yaffé, yo he tenido discusiones públicas, porque no creo en los prohombres, ni voy a ser yo un prohombre por ser presidente del FA ni lo es Mujica por ser el presidente. Es un frenteamplista más, y para mí es tan importante José Mujica –con una responsabilidad mayor, dirige los destinos del país– como los militantes que están repartiendo un volante, cobrando una tarjeta de adherente para el FA. Yo tengo la capacidad de discutir, acordar y consensuar, no tengo empacho en decir las cosas que están bien, hacerlas públicas y aplaudirlas, pero si están mal y hay que corregirlas también hago mía la opinión para poder hacerlo. Pasó también con el compañero Tabaré Vázquez. Claro, es más noticia cuando tenemos diferencias, la noticia es si Castillo se enojó, si el Pepe Mujica rezongó, si se encontraron, qué se dijeron. Nunca se filtró cuando he ido a la chacra a hablar con el Pepe Mujica; además yo no soy de andar con propaganda, porque hay quienes dicen públicamente "de tal cosa no te voy a hablar" y cuando apagás el micrófono te dicen "mirá que pasó esto ayer" o "va a pasar esto mañana". Yo sé que existen algunas cuestiones de estas en la vida política, pero tengo por suerte la capacidad, al igual que ellos, de reconocer cuando estamos equivocados, de corregir rumbos, por lo tanto ofrecería en la presidencia del FA todo mi respaldo a la gestión de Mujica para que se encargue de cumplir con el programa de gobierno y deje de lado lo que ahora está haciendo, confrontar con la derecha, fruto de que la fuerza política no está en el centro de la vida política del país. Saldríamos desde el FA a hacer la confrontación de dos proyectos de país: el de la fuerza política, el FA, y el de los partidos de la oposición.

EC - Lo que usted propone es que no sea el propio presidente Mujica quien "confronte" con la derecha, que ese papel lo asuma el FA.

JC - Lo tiene que asumir el FA, ese es el rol de la fuerza política. En los últimos siete años la fuerza política ha sido cooptada, chupada por la gestión de gobierno, ha quedado atrás y ha desaparecido el gran articulador que tiene que ser en la sociedad. Esa fuerza con que nació, con que creció y se desarrolló el FA ha sido a partir de colocarse en el centro de la vida política del país. Y ser articulador supone ahí, al estar movilizado con la gente, con los distintos sectores sociales, escuchar cuáles son las demandas y sintetizar, tener iniciativas políticas que nuestros compañeros en la gestión después cumplan. Creo que eso es lo que está faltando hoy.

EC - Usted dijo al pasar que estaría todo el apoyo del FA al gobierno en el cumplimiento del programa. Y allí deslizó un posicionamiento que es del PCU, el de marcarle –y usted mismo lo ha hecho en distintas ocasiones– a Mujica que se está yendo del programa, que tal cosa por la que se puso un determinado esfuerzo, un determinado empeño en un momento, no era del programa del FA. ¿Es así?

JC - En parte. No creo que sea la opinión solamente de los comunistas o de los que acompañan mi candidatura, precisamente por eso es la crítica que se nos hace a la postura de los cuatros candidatos en común, los cuatro candidatos a la presidencia estamos diciendo exactamente lo mismo. Autocrítica es reconocer que estamos cometiendo errores que hay que subsanar, esto lo estamos diciendo todos los candidatos. Hay cosas que están en el programa que todavía no están resueltas o parece dudarse de su aplicación. Por ejemplo, la ley que despenaliza el aborto está en el programa de gestión de gobierno, hay una iniciativa colocada en el Parlamento y ahora parece que otra vez algunos legisladores no la avalarían con su voto. Eso es un problema. Y hubo cosas que fueron colocadas en la gestión de gobierno que nunca se discutieron. ¿Dónde está la creación de una ley de participación público-privada en el programa de gobierno? No está. Apareció ahora, está bien, hay que hacer gestiones de gobierno, pero estaría mejor si se hubiesen dado los tiempos para que las distintas fuerzas políticas la discutieran y tomaran posición.

EC - El alejamiento del FA de sus votantes es uno de los asuntos recurrentes cuando se discute a propósito de qué le está pasando a la fuerza política en los últimos años. Es un problema. ¿Qué cambios propone usted para enfrentarlo?

JC - Lo primero es reconocerlo. Alguien me dijo en broma –creo– y me sonó muy bien: "Vo, ahora que ustedes tienen el sí fácil porque están en campaña electoral...". Y realmente, están en campaña electoral y nadie le hace asco a nada, todo el mundo dice que sí; reconozcamos entonces que lo que estamos asumiendo en medio de la campaña electoral, que no nos lo tengan que recordar ustedes los comunicadores dentro de tres meses. Yo no me creo eso de que la campaña electoral esté fría, que todavía no ha entrado en calor. No, lo que estamos asumiendo los cuatro candidatos es el problema que ha gestado el FA en los últimos años, que se ha despegado de las bases, no les ha dado participación. Entonces lo que hay que hacer es volver a enamorar al militante, porque nadie va a perder el tiempo en ir un comité de base, sentarse a escuchar tres horas de informe, decir en dos minutos que está de acuerdo, levantarse e irse.

EC - ¿Y cómo se hace?

JC - Creo que asumiendo que necesitamos esas formas de comunicarnos con todos los frenteamplistas y que la forma que tenemos de hacer política es precisamente creando ámbitos y no hacerlos competir entre ellos. Son tan válidos aquellos viejos comités de base que surgieron antes del 71 –porque empezaron antes, en el 70 ya empezaron–, entonces volver a darles participación, tener más locales para discutir y hacer política, porque tampoco es el discutidero; discutamos, resolvamos y ejecutemos. Y conjugar eso con las nuevas formas que se están dando en las comunicaciones modernas. Hoy en día miles de frenteamplistas participan en las Redes Frenteamplistas, que es una forma que tiene una parte de discutir a partir de los mecanismos de comunicación y luego con presencia viva. Y otra parte no utilizada institucionalmente como FA son las redes sociales. ¿Y por qué no, por qué no utilizar todos los mecanismos que permiten las redes sociales? Hay que conjugar esas tres formas para tener más vida activa.

EC - En esos ámbitos, ¿qué van a discutir los frenteamplistas? Porque ese es otro de los problemas. ¿Serán discusiones que los hagan sentirse realmente útiles? ¿No hay muchas veces ese otro inconveniente?

JC - Sí, pero eso no depende de un presidente, depende de una dirección colectiva, que es lo que hay que forjar también en el FA. Y una dirección colectiva, para mi gusto, tendría que tener voces que hoy no están influyendo, no pesan, no pesa la voz del interior en la estructura del FA actual, no pesa la voz de las mujeres, porque prácticamente no hay mujeres, y no pesa la voz de los jóvenes, el FA no tiene discurso que atraiga a los jóvenes porque no hay jóvenes que elaboren el discurso. Hay que componer las tres cosas. Y elaborar esa agenda colectiva, yo creo que la hay. Vengo de aquella generación que si no gritaba "nacionalización de la banca, reforma agraria" no era de izquierda, esa es la generación fundacional del 71. Salimos de la dictadura reclamando "amnistía ya", esa era la proclama central. Y se gana el gobierno prometiendo y pidiendo sacar a la gente de la pobreza y generar puestos de trabajo. Así se gana, se dejan de lado las dos consignas tradicionales y se gana con la tercera. Hoy día, tras siete años de gobierno, se clama por despenalizar el aborto, matrimonio igualitario y permitir el autocultivo de marihuana, las demandas sociales van cambiando.

EC - En esa agenda que usted acaba de mencionar, ¿no hay una distancia con los temas más inquietantes para la gente? Concretamente, ¿en esa agenda no falta la seguridad pública, o la inseguridad pública?

JC - Falta, no podés omitir la discusión de eso.

EC - Ahí hay una omisión.

JC - Sí, por lo menos en el debate y en la discusión, y creo que en la concreción. No creo que los frenteamplistas tengamos una misma opinión en torno a qué hace falta en el tema de la reforma educativa, para ver cómo avanzamos en la reforma del sistema de salud o cómo damos más seguridad al crecimiento del delito. Para mí son dos cosas distintas, lo he dicho en algún reportaje y lo reafirmo acá, creo que lo que está creciendo más es la violencia, y la violencia no solamente con relación al delito, porque hace dos semanas se protagonizó una gresca entre actores de fútbol, no en las tribunas, las hinchadas, ¿y ahí qué vas a poner?, ¿en vez de un juez un 222, que el ministro arbitre el partido? No podés. La violencia doméstica está cobrando casi una víctima por semana, es increíble, ¿entonces vas a meter un 222 en la puerta de la casa de un matrimonio, de una pareja, o un ministro sentado al lado? Reconozcamos que la sociedad uruguaya está enferma, hay un crecimiento de la violencia en general, vos salís a un espectáculo de fútbol y no sabés si volvés, salís a un espectáculo de música y no sabés si volvés. Pero además, ahora tenés que decirle a tu hijo "no hables por celular en la calle", porque para robarte el celular capaz que te hacen un corte. Hay un problema de crecimiento de la violencia generalizada.

EC - ¿Y ese tema se discute en los comités de base del FA, en la estructura del FA?

JC - No, yo al menos no lo he visto en la discusión, hay que promover el debate. Y en esto no se puede esperar hasta que las velas ardan, hay que ejecutar, hay que tomar más resoluciones desde el punto de vista del gobierno. Algunas supuestamente serán anunciadas esta mañana en la reunión de ministros.

EC - Uno de sus colegas en esta carrera –o competidores, no sé cómo decirlo– sorprendió la semana pasada con un planteo bastante drástico en esta materia: "Asumimos nuestro compromiso de trabajar en forma urgente, desde el Senado y desde el FA, para adoptar medidas que reduzcan el daño indiscriminado que sufren los ciudadanos de nuestro país por parte de una minoría de delincuentes, sin código alguno, que son merecedores de una respuesta institucional enérgica". Y agregó: "Los delitos violentos, como la rapiña y el homicidio, deben ser castigados severa y adecuadamente, cualquiera sea la edad de su autor, evitando que a los pocos meses se reitere la conducta delictiva".

¿Lo sorprendió que se colaran este tipo de planteos en una competencia por la presidencia del FA?

JC - No, no me sorprendió, porque hemos vivido juntos –esta campaña electoral parece la casa del Gran Hermano, te levantás de mañana y lo ves y a última hora de la noche estamos juntos también–, fuimos modulando y armando algunas cosas en conjunto. Ojalá que esto sirva el 28 de mayo. No importa quién sea el presidente, las ideas están colocadas, todos estamos haciendo más o menos, con algunos matices, esta devolución de propuestas y de ideas, ojalá que después las podamos engordar. Creo que lo que más ha impactado últimamente no es solo la ejecución de un trabajador de un comercio hace 10 días atrás. No me importa lo que piensa ideológica o partidariamente el ciudadano, a todos nos impactó. Pero no es menos impactante que entre los tres canales privados de televisión lo hayan pasado 50, 60 veces en dos días. Es como que "acá tenés la llaga, te voy a revolver bien el dedo". No hicieron lo mismo con los Peirano, por ejemplo, que vaciaron al país, lo fundieron y capaz que generaron más dolores, a más de una familia. No hay delitos de menor o baja intensidad; son delitos igual. En este caso parece que había que buscar alguna responsabilidad política, se levanta un centro y salen posiciones de la derecha queriendo utilizar el dolor, la confusión y la preocupación de la gente haciendo una movilización que parecía espontánea, que parecía inocente, solo de los que estaban preocupados, que quedó claramente demostrado que la organizó Pedro Bordaberry.

EC - ¿Quedó claramente demostrado?

JC - Sí. Y, si no, que se desmarque claramente, porque, para mí, Pedro Bordaberry se parece cada vez más a su padre. Entonces, esas políticas de derecha que apelan a la pelea interna entre los uruguayos es una cosa muy embormada.

EC - Pero dentro del Frente Amplio hubo gente que entendió que había que estar en la Plaza Independencia y fue.

JC - Pero creo que todos fueron, y lo declararon, y eso nos dijo Mónica, de forma inocente, pero había una maniobra de la derecha por detrás.

EC - Dejando de lado este tipo de análisis, ¿qué hay que hacer?

JC - Hay que buscar todos los mecanismos para que todo esto se pueda resolver de forma inmediata. El problema de fondo sigue siendo la distribución de la riqueza. Uruguay está mejor que hace 10 años atrás, pero la distribución de la riqueza tiene una injusticia tremenda y genera grandes problemas. Esto no se resuelve con una ley, con un decreto ni con una sola medida. Debe ser un conjunto de medidas que hagan una sociedad más equitativa y más justa, en la cual no vean el consumismo aquellos sectores que tienen menor llegada a los temas de educación y a los temas laborales. El consumismo les gana la cabeza y para comprarse un par de championes de marca reconocida no tengan por qué quitarle la vida a otro. Acá hay problemas de educación, de seguridad, de formación, de preparación, de generación de puestos de trabajo, de mejora de salarios... Esta juventud que hoy tiene 16 o 17 años, y que sectores como el de Bordaberry o el de Lacalle quieren rebajar la edad de imputabilidad para darle más pena, son generaciones que nacieron en hogares cuando ellos eran gobierno. Seguramente, los hogares de esos que hoy son adolescentes se criaron con el papá y la mamá sin trabajo, perdieron la casa, crearon asentamientos, había hambre, había miseria y comían en ollas populares, ¿qué queremos que salga? ¿Qué queremos que nazca de ahí? Hay que curar, hay que sanear la sociedad. Es un problema del conjunto de los uruguayos. Deberíamos tomarlo como política de Estado para resolverlo entre todos.

***

EC - Dice uno de los mensajes que llegan de la audiencia: "Gracias a que los canales pasaron 50 veces el video es que se pudo identificar a los asesinos". Y agrega: "El problema de fondo es la educación, no la distribución de la riqueza".

JC - ¿Te das cuenta, Emiliano, qué error de ese oyente, que no debe ser ningún compañero desinformado? ¿Gracias a que se pasó 50 veces los canales los identificaron? Esos videos tendrían que ir a la policía para que investiguen, son ellos los que tienen que detectar, no la población.

EC - El oyente alude a que hubo gente que vio esos videos y supo que entonces determinados jóvenes que tenía cerca podían estar involucrados con el hecho. A eso se refiere.

JC - No creo en eso, me permito discrepar. Nuestros canales de televisión en vez de informativos parecen una fábrica de morcillas.

***

Transcripción: María Lila Ltaif

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