Luis Lacalle Pou (PN): "Con políticas de asistencia social sin un contralor efectivo de los resultados estamos fritos"
A comienzos de año el diputado Luis Lacalle Pou ingresó en la interna blanca por la precandidatura a la presidencia. En las últimas semanas ha ido avanzando en el perfil de su campaña, por ejemplo con la propuesta de un plan de "megainclusión" para las "zonas rojas". En diálogo con En Perspectiva, Lacalle Pou profundizó en esta y otras ideas, asegurando que el Estado "es el generador de posibilidades" para que "aquel que pedalea pueda llegar". "Hay que reconocer algunas cosas que [los gobiernos del Frente Amplio] hicieron bien, multiplicar las que tienen algún viso de acierto y modificar las que no", dijo. Consideró que se deben fortalecer los aspectos de evaluación y seguimiento en las zonas de contexto crítico y dijo que para lograr resultados en ese sentido hay diversas variables que "se deben entrecruzar", entre ellas la regularización de los servicios públicos, el fomento del deporte y el involucramiento de los comerciantes del barrio para generar negocios inclusivos.
(emitido a las 8.51 Hs.)
EMILIANO COTELO:
No se puede seguir hablando de "zonas rojas"; la mayoría de los habitantes de esos barrios son gente de trabajo y resultan estigmatizados por los megaoperativos de seguridad. En cambio, debe implementarse un plan de "megainclusión", apoyado fuertemente en la educación, y en el que haya más maestras comunitarias y asistentes sociales. En esa línea, hay que regularizar los servicios públicos, fomentar el deporte con la participación de los clubes locales, recuperar los espacios públicos para toda la comunidad e instalar negocios que permitan la participación de los más pobres en cadenas de generación de valor.
Estas frases parecen salidas del discurso que normalmente hacen dirigentes políticos de izquierda en un acto público. Sin embargo, fueron dichas el mes pasado por el diputado Luis Lacalle Pou en el primer Plenario Nacional de la lista 404 de Montevideo, perteneciente a Aire Fresco (AF), la agrupación que lidera y que lo propuso formalmente como precandidato a la Presidencia de la República por el Partido Nacional (PN).
¿Cómo viene posicionándose Lacalle Pou en las últimas semanas, ahora que ya se sabe que será él único postulante de Unidad Nacional (UNA) en la interna del PN?
De eso vamos a conversar con él esta mañana.
Yo recién repasaba parte de ese discurso que usted dio el 19 de marzo en la sede de AF, en 18 de julio y Martín C. Martínez. ¿Por qué eligió estos temas los referidos a la inclusión social para profundizar en su primera oratoria como precandidato presidencial?
LUIS LACALLE POU:
Obviamente es un segmento de todo el discurso, que tuvo una parte de agradecimiento y reconocimiento a aquellos que están más cercanos y son los que nos aguantan la cabeza, los nervios, las incertidumbres. Después vino un relato del camino elegido o el camino que uno va a elegir para llegar a determinado lugar; soy un convencido de que el camino elegido para, en este caso, la Presidencia de la República es el que después legitima las acciones. Estuvo después antecedido por el respeto a la ley: el ordenamiento jurídico, leyes civiles, tributarias, penales, todas ellas hacen un esquema de ordenamiento jurídico que regula las relaciones entre los ciudadanos, desde mi punto de vista extremadamente reguladas y muy poco cumplidas. Creo que legisladores y gobernantes nos llevamos demasiado en legislar y no nos dedicamos tanto a hacer cumplir el ordenamiento jurídico, un gran error. Yo soy admirador del derecho anglosajón en ese sentido, de la costumbre, lo consuetudinario. Creo que confía más en las relaciones personales, es una visión menos patológica del ser humano.
Por allí enrabo con el derecho penal y menciono aquella máxima de "la ignorancia de la ley no sirve de excusa" y hago referencia a un editorial de [Claudio] Paolillo en Búsqueda que relata una definición de Merton: anomia, ausencia o conflicto de normas (de las pocas cosas que me acuerdo de quinto de Sociología), sin perjuicio de lo cual tenemos ciudadanos, a 10 minutos de acá en auto, que conviven en nuestra sociedad de una manera tal que se les dificulta el relacionamiento social.
Hay lugares a los que llamamos "zonas rojas" y decimos "tené cuidado, no entres", te lo marcan en un GPS o en un mapa o te lo dice alguien. Son lugares donde no entra la policía, no entra la ambulancia, donde muchos chiquilines hoy no tienen cédula. Nosotros opinamos sobre los indocumentados brasileños, 20 millones antes de Lula, 7 millones de "meninos da rua", pero en Uruguay pasa, por supuesto y por suerte a menos escala. Entra, y a veces todavía, la túnica blanca de la maestra. Los servicios públicos no son regulares ni formales, son ilegales, el acceso a electricidad es en condiciones indignas dicho sea de paso, no se paga, el acceso al agua potable otro tema que tendríamos que discutir a veces es una canilla en el barrio. Entonces si bien, reitero, la ignorancia de la ley no sirve de excusa, es más probable que gente que se ha criado al costado de la ley no al costado de la ley penal, al costado de la formalidad, llamémosle formalidad o legalidad tenga posibilidades más grandes de equivocarse o comenzar una vida por fuera de la que una comunidad necesita de un ciudadano.
EC - Usted recién resumía cómo fue la estructura de ese discurso, pero efectivamente este tema ocupó un lugar importante. Es más, al mismo tiempo AF ha dejado trascender un borrador de un programa de inclusión social que está redactando. Por eso vuelvo a la pregunta: ¿por qué el destaque de este tema? ¿Hay que cambiarle la imagen a la UNA, que es vista por muchos como conservadora o de derecha? ¿Es un área sensible para disputar votos con el principal competidor en la interna, Jorge Larrañaga? También es útil para recuperar votos de simpatizantes nacionalistas que en las últimas elecciones votaron al Frente Amplio (FA). ¿Qué contesta sobre por qué este énfasis?
LLP - Capaz que accesoriamente esos tres puntos son así, pero si esa es la esencia no vale la pena ni que yo hable en una campaña política. Porque utilizar eso como medio para esas tres cosas carece de sentido, por eso recién te comentaba el camino elegido para llegar a un lugar. Yo soy esclavo, me autoimpuse ser esclavo de esos conceptos, y después se nos va a pasar balance si hacemos algo en ese sentido.
Quizás cuando uno es diputado yo soy diputado desde hace ya 13 años por el departamento de Canelones y recorro todo el país, Montevideo con un poco más de asiduidad que otros departamentos, su vida diaria cotidiana como político no se conoce. Me escuchan acá cuando vengo, cuando estoy en otro programa, algún tema en la Cámara de Diputados. Tengo la posibilidad de conocer todos los lugares donde se hicieron megaoperativos, y no conozco los lugares porque me los mostraron en el mapa o porque una vez pasé o porque fui a una reunión; no, los conozco porque tengo gente conocida de la cual me considero cercano en el afecto, no sé si amigo pero cercano en el afecto. Conozco sus penas, sus desvelos, sus alegrías, lo que es vivir en ese barrio, Aníbal de La Chacarita de los Padres que trata de sacar sus dos gurises adelante, la prolijidad de los chiquilines bien bañaditos, a veces con agua que no es la que uno puede tener en un barrio más cómodo. Conozco a Richard en el barrio Corfrisa que anda con su agenda en el brazo derecho como si fuera una parte más del cuerpo levantando problemáticas de la gente. Conozco a Agustín, a Guillermo y a Raúl, de Malvín Norte, a media cuadra de los megaoperativos, conozco sus casas, su forma de vida y sé que salen con el bolsito temprano a laburar.
Te voy a poner un símil que si bien está teñido de tragedia en estos días es bien actual cronológicamente: el tema del ciclismo. Para mí la sociedad es como un equipo de ciclismo, de nada sirve una sociedad en la cual haya un escapado que siga para adelante, de nada me sirve solo un malla oro, si hay muchos rezagados. El que gana es obviamente el malla oro, pero después se gana por equipos, y Uruguay, esa comunidad espiritual como decía Wilson Ferreira y que otros han definido como un todo, y nos sentimos un todo tiene que llegar todo junto. Por supuesto que el que más se esfuerce va a ir primero y va a tener la malla oro, pero tenemos que dedicarnos a aquel que pedalea, no a aquel que se echó en la ruta a ver quién lo levanta haciendo dedo, sino a aquel que pedalea, para que ese pueda llegar.
Entonces a veces hay que dar un empujoncito, y el Estado, que creo que no es el idóneo para la redistribución de la riqueza, es el generador de posibilidades. Ya lo dijo Aristóteles hace mucho tiempo: justicia es tratar desigual a los desiguales. Nosotros notamos esas diferencias, notamos esas injusticias, a veces ya no nos conmovemos porque hay un tipo durmiendo en la calle. Hoy cuando venía de Canelones conté siete personas durmiendo en avenida Italia en los canteros. Eso no puede quedar soslayado en nosotros los gobernantes.
EC - Ese plan que ustedes están preparando lo presentan como de megainclusión. Y evidentemente ahí hay un juego de palabras, buscan generar un contraste con los megaoperativos. Para empezar, en el Ministerio del Interior (MI) rechazan el término "megaoperativos", ellos los llaman más bien "operativos de saturación". Dicen "no sé de dónde salió lo de megaoperativo", pero está claro de qué estamos hablando, a qué alude lo que ustedes presentan. En síntesis, ¿qué es lo que ustedes proponen para esos barrios que no se esté haciendo hoy?
LLP - Primero, hay variables que se deben entrecruzar. Seguramente no diga la totalidad de ellas, pero la deserción escolar, la comisión de determinados delitos, es gente que tiene algún tipo de procesamiento, la inexistencia de servicios públicos, en el tema educativo la repetición aparte de la deserción, la falta de prácticas deportivas en esos barrios.
EC - ¿Usted dice que ese tipo de variables no se están teniendo en cuenta?
LLP - Yo no digo que se estén teniendo en cuenta o no. El otro día escuchaba la Tertulia y escuchaba a Buquet que decía que no era nada nuevo. Yo no soy inventor, no me dedico a estudiar, no soy un científico, tenemos que dedicarnos a asegurar que la gente tenga oportunidades y que la convivencia ciudadana sea armónica, que ese pelotón camine junto.
Al inicio del gobierno de Tabaré Vázquez se interpretó que debía existir un Ministerio de Desarrollo Social, y fue una muy buena idea, tan buena que la votamos. En Uruguay después del 2003 había un 20% de desempleo, gente que quedó enganchada con créditos, cesación de pagos, ollas populares en cada barrio de Montevideo, Canelones y otros lugares del país es un ejercicio de sensibilidad. Pero hay que aplicar.
Y lo que creo que ha estado ausente es, primero, el involucramiento coordinado de todos. De las cosas más difíciles que puede hacer un gobernante es coordinar y delegar, y eso tiene que estar. Y después no ha habido una evaluación del desarrollo humano. Somos conscientes de que a partir del 2004, fin del gobierno del doctor Batlle vamos a adjudicárselo también, porque siempre lo dejamos afuera porque nos acordamos de su crisis, el Uruguay empieza a levantar y de ahí a la fecha empieza a descender el número de gente que está por debajo del nivel de extrema pobreza.
Pero estoy convencido y lo marcan determinados parámetros de que el estar por encima de ese nivel de pobreza es más bien un tema material, no un tema de desarrollo humano, de prosperidad, de acceso a mejor educación, a mejor salud, de mejor convivencia ciudadana. Esto es como si fuera una marea: entra el agua, entra el dinero, pero lamentablemente las mareas cambian, no se manejan por lo que nosotros queremos en nuestras costas, y cuando se vaya esa marea, cuando se vaya el dinero, cuando los tiempos de bienestar económico no sean tantos, en ese lugar, en esa comunidad, ¿el desarrollo humano quedará o volvemos a fojas cero?
EC - Usted, ustedes en AF plantean ese término, "megainclusión".
LLP - Obviamente el nombre es un llamador en contraposición a megaoperativo, que no hace mal el ministerio, lo que pasa es que genera mucha espectacularidad. En el de Malvín cayó primero el helicóptero que la policía. Que alguien me explique cómo un operativo en un lugar donde no hay constantemente un helicóptero ya sabían las cámaras, la televisión ya sabía.
EC - Ese fue uno de los primeros ejemplos. El trabajo ha continuado y, según destacan en el MI, lo que se ha fortalecido en los últimos tiempos es sobre todo que al megaoperativo u operativo de saturación le sigue la presencia fuerte del Ministerio de Desarrollo Social, con asistentes sociales y otros funcionarios implementando la otra parte del "desembarco".
LLP - Conozco esas zonas, como tantas otras, y no me consta. Conozco el esfuerzo de muchos asistentes sociales y funcionarios públicos en ese sentido, pero no hay coordinación, no hay evaluación, no hay seguimiento, no hay desarrollo humano. Y acá hay también una cuestión de respeto, la gente paga muchos impuestos en nuestro país, se gastan esos impuestos, y a todos molesta y enoja y con razón cuando nos enteramos de que se gastan 150 millones de dólares según dicen algunos, y sumados pasantes, contratantes, indispensables o ineludibles o no sé qué nombre les ponen, hasta 300 millones de dólares en cargos de confianza. Sabemos que el país está haciendo un esfuerzo, porque la gente que paga impuestos está haciendo un esfuerzo, quizás solidario y quizás entendible para con gente que lo necesita. El respeto es decirle: este es el dinero que gastamos, este es el dinero que utilizamos en determinadas cosas y ha servido como integrador o como medio de inclusión social. Y por otro lado, quizás o sin quizás, igual de importante es el respeto para quienes reciben. El mejor respeto que puede tener un gobernante es generarle al individuo la posibilidad de autosustentarse, de autodeterminarse y que esa libertad sea económica, física y sobre todo intelectual.
EC - ¿Cuáles son los instrumentos que ustedes proponen?
LLP - Multidisciplinarios o polifacéticos. La presencia de la policía indudablemente tiene que estar.
EC - Los vecinos están conformes con esa parte de lo que podríamos llamar megaoperativos u operativos de saturación. Usted vio por ejemplo una nota en El País del domingo en Chacarita de los Padres, allí se hizo el primer megaoperativo y aparecen varios vecinos que señalan que apoyan la idea de que el MI despliegue de forma constante a la Guardia Republicana.
LLP - Por supuesto, creo que debe ser así.
EC - Pero eso ha sido criticado también, el tema de la estigmatización.
LLP - Sí, también, estoy convencido de que es así. No me cabe la menor duda de que esos megaoperativos tipo langosta, que después se iban, son más un efecto de prensa, porque al otro día de ese megaoperativo, si no se va a la génesis, vuelven. Los conocemos y sabemos, ¿cuántas veces hay una persona pungueando en una esquina acá en el Centro, la llevan, la detienen y se va la policía y vuelve?
EC - Entonces, para usted, estigmatiza el operativo si es solo por un día y con presencia de medios de comunicación. Si se mantiene la presencia policial, si hay una saturación, una intención de saturar, ¿esa parte ya no lo preocupa?
LLP - El término "saturar" no me convence. Yo apostaría, por supuesto, a la represión y al cumplimiento de la ley penal. No hay misterio. Más temprano decía que la ignorancia de la ley no sirve de excusa, porque una sociedad toda tiene que tener una vara de medición del cumplimiento de su ordenamiento jurídico, por más que haya atenuantes morales desde mi punto de vista hay gente que tiene más obligaciones que otra. La Policía Comunitaria yo particularmente conozco la de la 5.ª de La Paz, en la ciudad de Canelones, y la de la 21.ª de Las Piedras ha cumplido un rol enorme de acercamiento entre el guardia civil, el policía, el que conoce, sabe, conoce a los chiquilines, sabe cuándo andan vagando. Eso es una presencia policial después de megaoperativos, saturación, póngale el nombre que quiera, de permanencia en el barrio.
Por otro lado, la túnica blanca de la maestra sigue siendo un emblema en nuestro país. Yo conocí a las maestras comunitarias, que es un instrumento del gobierno del FA, no es un instrumento que se haya aplicado antes, quizás antes no se necesitaba porque no se había vivido el 2002. Son maestras que pasan la mitad de su horario en la escuela y la otra mitad visitando las casas, familias, hogares donde se sabe que hay chicos que están faltando o que tienen dificultades de conducta o de aprendizaje. Yo lo conocí a través de Julia, una maestra de Los Aromos en el departamento de Canelones, en Barros Blancos. Ella me decía: "Mire, diputado, yo soy el único cordón que le queda a esta gente con la civilización, con la legalidad, con la formalidad, soy lo único que va a sus casas, y no le puedo contar lo que he visto". Y sé que es cierto.
Si atrás de esa maestra comunitaria, asistentes sociales, médicos, dentistas, psicólogo, profesor de educación física... Cuesta plata, me van a decir; sí, cuesta plata, por eso no hablo solo de achicar el Estado, hablo de redimensionar el Estado. La comprobación de que los chiquilines estén asistiendo al liceo o no, la posibilidad de que las escuelas y los liceos tengan equipos docentes estables. Estamos ante una sociedad tan vertiginosa que los padres la mayoría de las veces no pueden y a veces no quieren, porque es más fácil ponerle el chupete eléctrico, la televisión u otras cosas darle determinados anclajes al chico que llega a la escuela. Llega sin ellos a la escuela o al liceo.
Si tenemos un cuerpo docente que está mirando el reloj a ver si hace dedo como hacen muchas maestras en zonas del interior o si se toma un ómnibus acá en Montevideo para irse a otro centro educativo, no hay tiempo para contener, ya no solo intelectualmente, sino emocionalmente, sobre todo a los adolescentes. Yo recuerdo mi pasaje de la escuela al liceo, es en pleno comienzo de la ebullición de la adolescencia, pasás del amor a la maestra de sexto a la rebeldía contra el profesor de primero. Es natural. Si a eso le sumamos complicaciones o falta de anclaje en su casa, va a ser más complicado. El cuerpo docente tiene que estar.
La utilización ociosa, escandalosamente ociosa, de las instalaciones deportivas en nuestro país también es un tema. Voy a decir un número de hace tres años, que capaz que no es exacto ahora: en nuestro país juegan 60.000 chiquilines al fútbol infantil, al babyfútbol, y por año solo 9.000 siguen vinculados a correr atrás de la pelota y afines. O sea que tenemos más de 50.000 chiquilines que nunca más en su vida después de los 12 años tienen una actividad sociabilizadora deportiva. Sabemos, yo sé personalmente, que el ocio genera primero una picardía y después puede terminar en cualquier lado.
EC - Ahí tenemos un ejemplo: usted habla de la importancia del deporte, de involucrar a los clubes de la zona, de recuperar los espacios públicos para toda la comunidad. ¿No son esos planes en los que el gobierno ya está trabajando? Por ejemplo, en este último terreno, el de los espacios públicos, estamos todo el tiempo escuchando hablar de las plazas de convivencia, de que las plazas vuelvan a existir.
LLP - ¿Sabe qué pasa? A mí me gustaría, si algún día tengo la chance de realmente ejecutar, que se me mida 10% por lo que se mueve mi lengua y 90% por lo que se mueven mis manos en la acción, en la ejecución. Creo que la discursiva, el sobrediagnóstico en nuestro país a propios, ajenos, políticos, ciudadanos con una palabra no muy académica nos tiene podridos. Yo los invito a ir a la plaza de Las Piedras, hace dos semanas mataron a una persona en la plaza de Las Piedras, ya no en una villa complicada, en la plaza de Las Piedras. Los invito a ir a la plaza de Pando, te invito a caminar acá, a dos cuadras para acá abajo de noche, a las nueve de la noche, y a veces antes de que se ponga el sol, de acá a 200 metros a pie.
Que se tenga intenciones me parece muy loable. Yo no voy a hacer una campaña de destrucción del otro, hay que reconocer algunas cosas que se hicieron bien, hay que multiplicar las que tienen algún viso de acierto y hay que modificar las que no. Con políticas de asistencia social sin un contralor efectivo de los resultados estamos fritos. ¿De qué sirve, si se está asistiendo a una comunidad, a una persona, a un cúmulo de gente en determinadas necesidades si no hacemos un mapeo diario permanente para generar un patrón de resultados?
EC - Cuando se discutía la semana pasada en esa Tertulia este plan que ustedes están esbozando, el politólogo Daniel Buquet decía que quizás lo más original que encontraba era ese capítulo en el que proponen involucrar a los comerciantes, a los empresarios del barrio para generar negocios inclusivos. ¿En qué consiste eso?
LLP - Esos negocios inclusivos parten de un núcleo comercial, industrial fuerte que se instala en determinada zona; por lo general estoy hablando de microempresas, por ejemplo empresas de autopartes. En el mundo no es una cosa nueva, yo lo conozco desde hace poco a través de un asesor, esos establecimientos comerciales generan la necesidad de negocios en su periferia, en la periferia física, ya sea para la alimentación de los funcionarios, ya sea para la utilización de determinados elementos materiales para ese negocio, sobre todo en la industria, y la inclusión de la gente del barrio. Nosotros lo vemos, lo vemos de forma individual, un empresario que tiene sensibilidad social y dice "le quiero dar vida a Fulano, a Mengano, que esta comunidad me recicle aquello, que haga tal cosa con las casas de cartón". Si el Estado detecta que el individuo ya lo hace por sí mismo, ¿no tendrá que coordinarlo, favorecerlo, estimularlo, ceder un poco en eso y ver cómo lo hacen los particulares con un fortísimo control? Reitero, no estamos inventando la pólvora, la estamos encapsulando y tratando de que ande.
EC - ¿Y qué forma va a tener esto? Porque hasta ahora son apuntes apenas, son líneas en una carilla de un borrador.
LLP - Si yo traigo un programa de gobierno 15 meses antes de la interna, o estoy demasiado adelantado o no entendí los tiempos políticos. Estamos en el momento de desparramar, de articular determinadas ideas. Creo que el sector no sé si llamarlo privado en este caso, porque no es un emprendimiento comercial que se ha dedicado a esto, ya sean ONG, instituciones de carácter religioso o simplemente humanistas, tiene que estar presente. En un barrio de nuestro país, en un barrio de Montevideo, tenemos resultados totalmente distintos con los mismos uruguayos alumnos y con los mismos uruguayos docentes. ¿Por qué nos tenemos que bancar en el buen sentido de la palabra que un liceo tenga 42% de repetición y el Jubilar sea un liceo excelente? Estoy seguro de que si hacemos un rastreo, hay chiquilines que se levantan en la misma casa y salen uno para un liceo y el otro para el Jubilar.
EC - Usted vio declaraciones que hizo Wilson Netto, el presidente de la ANEP: en la educación pública no se pueden implementar estos sistemas porque hay características del modelo del Jubilar que en los liceos del Estado no son viables; por ejemplo, ellos trabajan con cupos de estudiantes y los liceos públicos no.
LLP - Perdón, en el liceo público no entran los gurises por la ventana, no es cierto. Conozco chiquilines que han tenido que irse de su barrio porque está lleno el cupo. Y si esa es la razón, construyamos más liceos. ¿Cuántos liceos construyó este gobierno? Vamos a construir más liceos. Durante el gobierno del PN y no quiero ir a la historia reciente, 51 liceos. ¿Hacen falta más liceos? Plata sobra, ¿verdad? Si tienen plata para gastar 150 millones en cargos de confianza, ahí tenemos 150 liceos. O sea que la imposibilidad de determinadas prácticas en la educación no es aceptable.
Otro liceo, Impulso, está arrancando. Hay que escuchar lo que fue la selección de los gurises. Los gurises llevaban de la mano a los padres, hay casos conmovedores, una madre que dice "vine porque no me banco más a mi hija". La madre no tiene ninguna intención de que su hija progrese, una chiquilina de 13 años, lloraba la gurisa por entrar. Se presentaron 1.200 gurises, este año creo que arrancan 100, el año que viene 200. Es cierto, en Uruguay la relación promedio docente-alumno es un docente cada 12 alumnos, el promedio natural sería un docente cada ocho alumnos, y el Impulso va a tener un docente cada cuatro.
Si midiéramos esto en términos económicos que no deberíamos, pero deberíamos ser eficaces y eficientes, aun en lo que se trata de desarrollo humano, ¿de qué me sirve tener un docente cada 12 alumnos si tengo una repetición de 42%? ¿No será mejor tener un docente cada ocho alumnos y una repetición de 5%? ¿Económicamente no será esa la ecuación, aparte de toda la sensibilidad humana que debemos tener, de generar independencia intelectual y material de la gente?
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EC - Luis Lacalle Pou tiene 39 años, es abogado, diputado del Partido Nacional por Canelones desde el año 2000. Encabeza Aire Fresco, que integra Unidad Nacional, y es precandidato a la Presidencia de la República.
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EC - Cerramos con algunos comentarios de los oyentes. ¿Comentarios, preguntas, Romina?
ROMINA ANDRIOLI:
Sí, hay varios que van por el mismo lado. Por ejemplo, quien firma Chinasqui dice: "Bienvenido al batllismo, Luis". Jorge de Pocitos dice: "Increíble, parece que estuviera escuchando a un batllista, y es un Lacalle".
EC - ¿Qué responde a ese tipo de opiniones?
LLP - Seguramente el ser nacional tiene en su ADN mucho más que ideologías, muchas prácticas; yo soy más de las ideas que de las ideologías. La función del Estado va a estar eternamente en discusión, porque los momentos de la nación son distintos. Sí creo que todo el mundo tiene que tener presente, y sobre todo nosotros los gobernantes, que el Estado es para la gente y no a la inversa. No podemos seguir teniendo un Estado que crezca por donde quiera la burocracia y no por las necesidades de la sociedad.
EC - Hay oyentes que exigen más en el tema del Estado. "Lacalle, vamos al grano, ¿cómo se achica el Estado? Sin esto, todo lo demás es relativo", dice Óscar.
LLP - Eso es un gran drama que tenemos, nuestros asesores en economía y en materia de Estado dicen que arriba del 75% del gasto es fijo, no se puede tocar, es grasa estructural, por llamarlo de alguna manera. Pasividades, jubilaciones, retribuciones... Uno de los temas que me desesperan es cómo paga el Estado y cómo se defiende el Estado, desde una lapicera hasta un juicio multimillonario, ahí hay pérdidas.
Y después una cosa que no menor: no solo hay que ser sino parecer, y hay que predicar con el ejemplo. En el presupuesto del año 2005 el presidente de la República [Tabaré Vázquez] se hizo votar 650.000 pesos de viáticos sin necesidad de rendir cuentas, yo propuse que rindiera cuentas a la Asamblea General y se me dijo que no. Me parece que eso no habla de austeridad. Y en el presupuesto del presidente Mujica, cuando nosotros al mismo tiempo solicitamos 20 millones de pesos para instituciones que tratan adictos a las drogas y se nos votaba en contra, 200 artículos antes se votaban más de 30 millones de pesos en asesores de ministerios. Me dirán que esos son los pesos chicos; es verdad, pero a los pesos chicos hay que cuidarlos porque los grandes se cuidan solos.
EC - Aparece también el mensaje de Inés que pregunta: "¿Por qué se da como cierta la premisa de que para UNA las políticas sociales son ajenas? Recordar la obra social que hubo en el gobierno del PN". ¿Qué responde usted?
LLP - Que estoy totalmente de acuerdo. Números rápidos: más de 250.000 chiquilines en Verano Solidario...
EC - Pero no forma parte de la imagen de UNA en este caso.
LLP - Estoy tentado en decir "la imagen no es nada", pero ya es un chivo de una marca. Creo que hay que saber difundir y que es necesario difundir, porque el Estado, el gobernante, no maneja dineros propios, maneja dineros ajenos. Y ya no como un mecanismo de propaganda no publicidad: propaganda en el sentido estricto, que es la conformación de un imaginario colectivo, sino la difusión de determinados hechos creo que fue una debilidad del gobierno del PN, no me cabe la menor duda, se hizo mucho más de lo que se dijo.
RA - Tenemos algunas preguntas más. Por ejemplo, Eduardo dice: "Soy un blanco wilsonista de tradición que hace dos elecciones que vota al Frente. ¿Cómo nos recupera?".
LLP - Supongo que con su ADN o sus creencias debe de tener una base política bien contundente y por algo habrá votado al FA, tendrá sus razones. Yo no soy de los que dicen que la gente se equivoca, quizás no se pudo generar empatía, no se pudo hacer entender lo que se pensaba. Lo que le digo a Eduardo, como les digo a los dos millones y medio de Eduardos que van a votar, es que a los políticos nos mire con lupa y con microscopio, que vea qué decimos y después sobre todo qué hacemos. Para mí, si Eduardo hace ese análisis y yo me merezco la confianza, bien; y si no la merezco, Eduardo también tiene razón.
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Transcripción: María Lila Ltaif
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Borrador del Programa de Inclusión Social redactado por Aire Fresco