Entrevistas

Francisco Vernazza: "ojalá Uruguay tenga un maravilloso centro de espectáculos, pero con nuestros fondos, no porque alguien decidió cobrarnos más internet y sacarnos la plata"

Francisco Vernazza: "ojalá Uruguay tenga un maravilloso centro de espectáculos, pero con nuestros fondos, no porque alguien decidió cobrarnos más internet y sacarnos la plata"

El sociólogo y publicista Francisco Vernazza, quien fue asesor del presidente José Mujica en sus dos primeros años de gobierno, escribió y divulgó en internet una columna de opinión criticando el proyecto del Antel Arena, el centro de espectáculos que el ente construirá y gestionará en el predio del Cilindro Municipal. Entrevistado por En Perspectiva, Vernazza señaló que más allá de la discusión sobre la competencia o no de un empresa de telefonía estatal para proyectar un centro de espectáculos, la pregunta fundamental debería ser de dónde se obtendrá el dinero para financiarlo. "Frente a este episodio, las reflexiones del más elemental sentido común parecen estar ausentes", consideró, y opinó que el dinero para el proyecto "va a salir de sobreprecios en la prestación del servicio monopólico". "Ojalá que Uruguay tenga un maravilloso centro de espectáculos y que seamos el centro del mundo en organización de espectáculos, pero vamos a hacerlo sin mentiras de por medio", concluyó.


(emitido a las 8.44 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Hasta este martes era un secreto muy bien guardado. El anuncio fue toda una sorpresa, incluso para buena parte del Gobierno. A partir de un acuerdo con la Intendencia de Montevideo, Antel se propone construir y gestionar el Antel Arena, un espacio polifuncional que se emplazará en el predio del viejo Cilindro Municipal.

La noticia precipitó un debate muy intenso, sobre todo a nivel político. Ustedes ya conocen lo que han dicho los principales dirigentes y también algunos expertos en derecho constitucional. Hoy, para seguir reflexionando sobre el tema, les propongo que escuchemos una opinión de otro tipo. Una opinión muy contundente, en contra, que escribió y divulgó en internet Francisco Vernazza, sociólogo y publicista de larga trayectoria, fundador y director de la agencia Grey, pero además especialista en comunicación política.

Me llamó la atención su salida pública, porque en los dos primeros años de este gobierno Vernazza fue asesor del presidente José Mujica, de quien antes había sido jefe de campaña, tanto en la elección interna del Frente Amplio en 2010 como en las elecciones nacionales y el ballotage de ese mismo año.

La columna firmada por Vernazza se titula "Antel sin límites", y también en su forma termina siendo muy llamativa. Vamos a leerla junto a Alejandro Acle.

Empieza diciendo el texto: "En esta reflexión compartida se da por bueno que la sociedad uruguaya será más feliz si tiene un gran centro de espectáculos en el Cilindro. Pide para reflexionar el compañero Perogrullo y nos dice:

–Este es un proyecto que beneficia a toda la sociedad, por tanto propongo que paguemos todos un impuesto específico hasta que se recaude el valor necesario. Como es un impuesto, la Constitución requiere que sea aprobado en el Parlamento. Hagámoslo, ¿qué nos detiene? ¿Acaso no tenemos mil argumentos a favor? ¿Acaso no es magnífica la relación costo-beneficio para el Uruguay? Digamos a los cuatro vientos, con orgullo, que tenemos por delante una tarea de bien común y por tanto, en voz alta, pediremos permiso –trámite parlamentario nacional o municipal– para hurgar en el bolsillo común y conseguir los recursos necesarios. Esta es la manera de llevar el asunto en línea recta, y solo si es en línea recta es con rectitud.

¿Por qué decidió el gobierno apartarse de esa línea recta? ¿Por qué decide utilizar el procedimiento oblicuo de que sea Antel quien invierta y se ocupe del asunto? ¿Por qué toma el riesgo de incurrir en la ilegalidad, dado que la legislación sobre empresas públicas las quiere concentradas en sus objetivos y les prohíbe dedicarse a cualquier otro bonito negocio que ande por ahí? El compañero Pragmático nos lo explica:

–Pedir el consentimiento legislativo sería lento, y hasta riesgoso. Así que vamos a obligar a los ciudadanos a poner un poquito más donde no pueden zafar, que es en los precios de la telefonía fija. No en vano acabamos de apretar el nudo agregando internet al monopolio de Antel. En ese circuito no hay cómo salvarse, hay que pagar lo que Antel disponga o quedarse sin teléfono, que es quedarse sin internet. La alternativa de internet inalámbrico es cara, y sobre todo es impredecible, a veces hay conexión, a veces no hay. Así que por unos pesos más nadie va a abandonar el monopolio y Antel hará todas las utilidades que necesite hacer. No las que pueda, las que quiera. En esa bolsa caben el Cilindro, la publicidad omnipresente, las camisetas de los cuadros de fútbol, Forlán, las Antel Fest y lo que venga. De esta bolsa gastamos en lo que nos plazca, si necesitamos gastar más, subimos el precio y así fabricamos más utilidades.

Con esta impunidad disponible, ¿qué político con ganas de realizaciones visibles y rápidas usaría el camino de decirle la verdad a la gente y pedirle dinero? Mejor decir que todo sale de la magia de las utilidades de Antel, que es plata dulce, y no la amarga que sale del IRPF, del IVA, de la Contribución Inmobiliaria, de las patentes o de un tributo específicamente creado para hacer la obra.

La utilización de los monopolios para cobrar impuestos envueltos en celofán no es un invento de este Gobierno. Blancos y colorados lo usaron intensamente en sus tiempos, es la clase política entera la que promueve estos juegos engañosos. Pero Antel, con su proyectada arena, ha dado un paso cualitativo para ampliar los territorios y los presupuestos que administra la clase política. Parece que se ha iniciado la era del vale todo, en la que se puede escuchar a la presidenta de Antel decir que el vínculo entre las telecomunicaciones y la construcción de un centro de espectáculos es obvio".

Y firma Francisco Vernazza, que nos acompaña esta mañana.

Pancho Vernazza trabajó muy estrechamente con Mujica durante casi tres años. En diciembre de 2011 terminó su etapa de asesor, desde entonces se ha dedicado a la actividad profesional privada y, que yo recuerde, no opinaba públicamente sobre temas políticos. Por eso me llamó la atención que esta semana escribiera y difundiera en internet esta columna en la que rechaza la decisión de Antel de invertir en este complejo polifuncional que va a sustituir al Cilindro Municipal. ¿Por qué Vernazza rompió el silencio con este tema?

FRANCISCO VERNAZZA:
Por razones que no tengo claras del todo, pero en todo caso no es una solemne ruptura del silencio, como algo que haya sido premeditado, calculado o parte de una estrategia. Creo ser un observador atento de la realidad política y social, me interesa y me apasiona, y supongo que este episodio me sacudió, porque creo que contiene movimientos muy grandes y significativos en la vida política que no parecen advertirse. Entonces agarré mi computadora, me desahogué y les mandé ese mail a 20 amigos, con cierta inocencia.

EC - ¿Por qué con inocencia?

FV - Porque yo llamo a eso una reflexión compartida, tenía ganas de decirle a alguien que buena parte de las cosas que veía me parecían francamente horrorosas y aun peligrosas, y como no se les puede contar esto a las paredes, uno lo escribe y se lo cuenta a los amigos.

EC - ¿Cuánto jugó en la decisión de escribir esa columna el pasado reciente como asesor de Mujica?

FV - Yo diría que absolutamente nada. En todo caso, puede haber incidido de manera indirecta en el hecho de que yo siempre he creído que los roles de asesor de la gente que trabaja en política requieren discreción, que uno no debe andar hablando por el mundo de qué cosas hace y les dice y cómo procesa las estrategias, y por tanto he estado fuera de los micrófonos y de los diarios bastante tiempo. Pero pasado un año –algo así como el "año de luto"– desde mis últimos trabajos para Mujica, me sentí por lo menos libre, creo que es el único vínculo.

EC - ¿Ideológicamente, políticamente cómo hay que ubicar a Francisco Vernazza?

FV - Suelo decir con cierta jactancia que me considero políticamente ateo, en el sentido de que no me siento parte de ninguna de las propuestas políticas formales. Es más, suelo bromear con que me parece relativamente primitivo que alguien sea incondicionalmente blanco o incondicionalmente colorado o incondicionalmente frenteamplista. Tiendo a mirar las relaciones entre la clase política y los ciudadanos como una prestación de servicios: alguien tiene que organizar la sociedad, alguien tiene que tomar las decisiones, la sociedad ha inventado estos sistemas en los cuales organizaciones se agrupan y se ofertan para hacer el trabajo y los ciudadanos vamos a esas góndolas políticas y elegimos.

Entonces me parece relativamente absurdo decir "yo solo voy a elegir a esta marca desde hoy y para siempre, y todas las variedades que me presente esta marca son incondicionalmente perfectas. Y del mismo modo, aquella marca de la otra góndola la odio profundamente, la rechazo y nunca la probaré". Me parece que la actitud de los consumidores es evaluar la oferta, ver cómo está en este momento. Decía ayer: si soy incondicional de la Coca-Cola la tomaré siempre que esté fría, pero si no tienen Coca-Cola fría tomaré Pepsicola fría. Creo que esa es la ubicación y yo la llamo ateísmo.

EC - ¿Esa concepción también está detrás del hecho de que tú has sido asesor de dirigentes políticos de diferentes partidos? Porque ahora yo te citaba como asesor de Mujica, pero supiste asesorar al Frente Amplio en su fundación en el año 1971, a Jorge Batlle en el año 1989, en 1994 a Hugo Batalla en su candidatura al Senado, incluso en los dos meses finales de la campaña la candidatura de Julio Sanguinetti a la Presidencia, en el año 1999 trabajaste con Rafael Michelini, en el 2004 con el Partido Independiente.

FV - Absolutamente.

EC - Solo falta el Partido Nacional acá.

FV - Solo falta el partido Nacional. Creo que la relación entre lo que conversábamos previamente y esto es que yo me puedo acercar con absoluta falta de prejuicios a cualquier actor político que me parezca razonable, no es que no tenga límites, sí tengo límites. Creo que de viejo uno entiende que las soluciones o los procesos que ayudan a que la sociedad madure y mejore no están necesariamente localizados en ninguno de estos ofertantes políticos. Sobre todo no están localizados siempre a lo largo de los tiempos en los mismos ofertantes políticos, de los mismos colores. No es que esté allí en la feria el mejor postor, sino que con un poquito más de autorrespeto uno puede decir que el proceso político mejora según el porcentaje de actores de buena calidad que hay operando en el sistema, y hay actores de buena calidad en todos lados. Entonces, como nadie va a solucionar del todo las cosas, vamos a mejorar una especie de tasa de teórica, de buen nivel como políticos.

EC - Ubicado ese marco, pasemos al tema central. La columna que leímos al comienzo de este espacio es elocuente a propósito de los motivos de esa indignación del ciudadano Francisco Vernazza con el proyecto del Antel Arena. Pero vamos a profundizar. Recién tú lo calificabas como algo grave, "acá están por pasar cosas graves, cosas muy serias". ¿Qué es lo que tiene de particular este caso?

FV - No es que me parezcan grandes acontecimientos que van a incidir de manera importante en la vida social, que así ironizo cuando digo que doy por bueno que tener un Cilindro nos va a ser a todos un poco más felices. No es en ese sentido que digo que me parece grave. Lo que sí me parece grave, y sostengo la palabra y la intensidad del adjetivo, es la manera como se está procesando la reflexión sobre esta cosa. Por eso en primer lugar yo llamaba a Perogrullo, no por hacerle una estructura original a este relato, sino por tratar de decir con cierta fuerza: frente a este episodio, las reflexiones del más elemental sentido común parecen estar ausentes. Pongo a Perogrullo, pongo al sentido común, y digo: si se ha identificado una tarea social que vale la pena y que es importante, pongámosnos en movimiento como sociedad para hacerla y veamos a quién le toca. Si vamos a hacer un centro cultural, yo miro para el Ministerio de Cultura y digo: esta gente tiene entrenamiento, si no entiendo mal, maneja el Sodre desde hace 50 años, que se dedica a los espectáculos y que tiene salas y que tiene una supersala actualmente. O miro hacia la Intendencia de Montevideo, que se dedica a organizar espectáculos desde hace mucho tiempo, que administra el Solís, que administra centros de cultura popular, como el Teatro de Verano. Voy a dar un paso en el negocio del espectáculo, tengo mis organizaciones, ¿por qué no son esas las que se movilizan?

Sospecho que el proceso que viene de aquí en adelante –esto podría ser más o menos explícito–, es una especie de reflexión silenciosa y subterránea que discurre por debajo y que dice más o menos así. Ehrlich diría: "¿Y qué me mirás a mí, ministro de Cultura? Si yo no tengo un mango para lo que tengo que hacer ahora, ¿me vas a pedir que me meta a poner 40 millones?". Y ni que hablar si miramos hacia la Intendencia, la Intendencia dirá: "¿A mí con qué, si yo tengo mil tareas que hacer?". Y así sucesivamente, el Ministerio de Obras Públicas...

EC - Pero la posibilidad de que fuera la Intendencia llegó a manejarse, porque primero la Intendencia convocó a una licitación a la que se presentó un solo privado, y terminó declarándola desierta, pero había anunciado que en principio era ella misma quien seguía adelante.

FV - Claro, pero la Intendencia tenía una especie de subcapítulo aún más subterráneo de estos supuestos, porque arrancaba de la idea de "no tengo plata para hacerlo, de ninguna manera, voy a ver si consigo manguear a alguien para que invente una operación y esto se financie privadamente". Fue la primera en renunciar a esta idea de "acá hay un gran asunto, vamos a hacerlo, y si el asunto es tan inequívocamente bueno y tentador para la sociedad, si vamos a ganar tantas cosas con este centro del espectáculo, ¿cómo no se va a poder dialogar con la sociedad y decirle ‘vamos a poner entre todos, hagamos una tasa, 40 millones de dólares no es tanto’, y se los damos a quien tenga que administrar eso?’".

Creo que lo que está pasando en ese proceso es que de verdad no se siente que allí haya una gran prioridad para el país, ni siquiera para la ciudad. Sería bonito, sería bueno, pero no es una de las tareas relevantes, y tenemos tantas tareas relevantes. Frente a eso a nadie se le ocurren procedimientos relativamente dramáticos como sería decir "hagamos un movimiento de proponer una tasa, un impuesto, lo que fuera", porque no se siente con esa intensidad.

Entonces, cuando todo el mundo dice –y regreso al principio de la nota– "asumamos que es muy importante", yo no creo que lo sea, pero digamos que es muy importante, todos los que naturalmente deberían conducir y articular esos procesos no los atienden porque no tienen fondos. Entonces, ¿hacia dónde se mira?, hacia donde aparentemente y de manera milagrosa siempre hay dinero.

EC - A Antel le está yendo muy bien de un tiempo a esta parte.

FV - A Antel siempre le va bien, y eso es magnífico, pero–y ahí está el centro de lo que de verdad me preocupa– hay una especie de lectura milagrosa de por qué a Antel le está yendo bien y por qué Antel siempre tiene dinero para todas las cosas habidas y por haber, aun para las que no parecen naturales para una empresa de telefonía. Me extraña que no esté en primerísimo plano la idea de que de algún lado sale el dinero, cuando alguien emprende una actividad más de algún lado va a sacar el dinero, en algún lado está generando el flujo de fondos que va a hacer posible tener esos 40 millones de pesos.

EC - Antel dice claramente, y con orgullo, que sale de fondos propios –o sea que ni siquiera va a tener que pedir un préstamo para eso–, de las ganancias que Antel obtiene año a año.

FV - Absolutamente. Cada vez me preocupa más, ahora me preocupa por ti –lo digo en broma–, que me insistas con esas preguntas, porque hay una cosa que debería romper los ojos y no entiendo por qué no, por qué no está en el primerísimo lugar del debate, porque hasta ahora se discute si a Antel le toca o no le toca, si tiene derecho, si está habilitada legalmente o no. Me parece que no está habilitado, pero es secundario.

EC - Tú no le das importancia al debate jurídico.

FV - Se la doy, pero no es mi asunto ni sé demasiado. El sentido común me dice que eso es un disparate, decir, como dijo la presidenta de Antel, que la relación entre el centro del espectáculo y una empresa de comunicaciones es obvia, me parece de una enorme exageración. Lo menos que hay que decir es: esta relación la voy a fundamentar largamente, porque en realidad en ninguna parte del mundo esta relación opera así. Es falso que haya una Movistar Arena en el sentido de que Movistar se dedique al negocio del espectáculo en Chile, lo que hace Movistar es una operación publicitaria contra los derechos del nombre.

EC - Tú puntualizás que en los ejemplos que la propia Carolina Cosse ha manejado, numerosos ejemplos de arenas asociadas a marcas de compañías de telecomunicaciones, la operativa es diferente, esas compañías no son propietarias y gestoras del negocio de los estadios.

FV - Es más, me acabo de enterar de que la presidenta de Antel lo ha usado como argumento, porque entiendo que el argumento es absolutamente falaz y que induce a error. Tomemos el ejemplo más cercano, la arena de Movistar en Santiago de Chile, que es un hermoso centro del espectáculo. ¿Movistar construyó el centro del espectáculo? No. ¿Movistar es propietaria del centro del espectáculo? No, es otra sociedad completamente distinta. ¿Movistar explota la actividad como centro del espectáculo, organiza conciertos y vende entradas? No, es otra empresa completamente independiente. Lo único que hace Movistar en Santiago de Chile es decirles a los propietarios: "Te compro el derecho de que llames Movistar Arena a este centro del espectáculo".

EC - Es un auspicio, un esponsoreo.

FV - Es un esponsoreo, del género de la Copa Bridgestone Libertadores, del género de la isla de Caras en Punta del Este, del género de la Personal Beach en Punta del Este. Es un formato que existe en el mundo. Es lo mismo que hace O2 con el centro europeo más importante del espectáculo. Es más, estas cosas van y vienen, en Melbourne, en Australia, la compañía Vodafone, un gigantesco monstruo multinacional de las telecomunicaciones, tenía la Vodafone Arena en Melbourne, centro de grandes espectáculos, y en el 2008 no se pusieron de acuerdo en el precio, entonces ya no es más la Vodafone Arena, sino que lleva el nombre de una empresa de electrodomésticos china. Entonces de ninguna manera puede aceptarse eso como un antecedente, porque esa gente lo que hace es comprar un derecho, no construye, no promueve, no explota y no extiende su actividad ahí. En todo caso agarraría el argumento y lo invertiría: si estamos mirando referencias internacionales, miremos que ninguna compañía de telefonía se mete en el negocio del espectáculo.

***

EC - Francisco Vernazza es sociólogo, egresado de la Universidad de la República, publicista desde hace décadas, quizás desde 1968 cuando fundó Grey Publicidad, donde se ha desempeñado desde entonces como director general y director creativo.

Además, es un especialista en comunicación política. Ha sido docente en las carreras de la Universidad Católica y la Universidad de la República, y en la Maestría en Marketing Político de la Católica. Ha sido asesor de distintos dirigentes y candidatos en diferentes partidos, en Uruguay la última de estas tareas fue con José Mujica en los dos primeros años de esta presidencia. Luego, en 2011 dirigió la campaña del Frente Cívico a la Gobernación de Córdoba, República Argentina.

Lo hemos convocado esta mañana a raíz del artículo que escribió y que está circulando por internet en el que rechaza el proyecto del Antel Arena, sobre todo por la forma como está concebido, eso de que sea Antel quien lo financie en su construcción y después lo opere durante 30 años.

Recién Pancho se detenía en una de sus discrepancias: no es así en el mundo, pese a lo que se sostiene en Antel. En todo caso, las compañías telefónicas que tienen su marca presente en estadios de este tipo, polifuncionales, lo hacen vía el esponsoreo, un contrato de auspicio, no son ellas las inversoras y administradoras. Pero el propio Pancho decía que ahí no está el fondo de su bronca, porque la nota está escrita desde la bronca, desde la indignación. Habla de "la utilización de los monopolios para cobrar impuestos envueltos en celofán, ahí está el quid de la cuestión".

Por ahí estabas cuando yo te interrumpí con la discusión a propósito de si jurídicamente esto es viable. Tú decías "no entiendo por qué esta parte –el papel de los monopolios como caja obligatoria a la que la gente pone sin haber sido consultada– no está más fuerte, más arriba en el debate".

FV - Sí, porque discusiones a propósito de si una empresa pública debe extender su actividad va a haber algunas de vez en cuando, pero la mirada en la manera en que la sociedad observa la vida política, observa la acción del Estado, eso es permanente e incide todos los días en las decisiones que los ciudadanos toman.

Lo que de verdad me preocupa, me preocupa en el alma, es que nos puedan convocar a todos a una especie de escenario donde se da un espectáculo de magia, algunos miembros de la clase política se suben al escenario, sacan palomas, multiplican los panes y los peces y hacen toda clase de movimientos improbables –para decir lo menos–. Lo que me aterra no es que suceda ese espectáculo –que me parece que es lo que vimos–, sino que nosotros en la platea podamos aplaudir y no interrogarnos: ¿de dónde están saliendo esas palomas?, ¿cómo se están dando esos presuntos actos de magia? Porque decir que yo tengo 40 millones de dólares, como estos, además del espectáculo del dinero infinito, es decirle a la sociedad "yo hago magia, yo saco el dinero, yo lo fabrico, nosotros somos los reyes Midas o la reina Midas, que todo lo que toca lo transforma en oro". Frente a un negocio en el que han retrocedido, aparentemente pactados, todos los posibles inversores, porque parece difícil hacer el dinero, viene Antel y dice "yo voy a ganar 10 millones de dólares".

EC - Esa fue la cifra que manejó la ingeniera Cosse ayer, la inversión es de 40 millones de dólares, y los cálculos que ha hecho el equipo de Antel indican que por año Antel tendrá un retorno de 10 millones de dólares.

FV - Con lo cual tenemos que proponerlos para el Premio Nobel de la Economía Universal, los estamos desperdiciando. Antel se dedica a la telefonía, si tenemos todo ese talento allí reunido deberíamos venderlo a precio carísimo en el mundo para que la gente aprenda a hacer negocios. Eso es lo que yo digo: se ponen en el escenario, hacen actos de magia y la gente no entiende mucho –y eso no importaría–, pero ni siquiera se interroga cómo se están procesando todos esos milagros. Es más, parece que está concurriendo a una de esas iglesias donde se hacen milagros en vivo y está diciendo: "¡Milagro, un milagro, Antel va a poner 40 millones de dólares que fabrica con sus utilidades!".

Entonces yo digo, quizás por aquel ateísmo, por un escepticismo muy del fondo de mi corazón y mi cabeza: ¿de dónde sale la plata? La plata ya no para estas aventuras que son relativamente locas y creo que van a parar en el Parlamento, van a parar en la discusión política, que además de todo –esto es lateral– son un agravio a la Constitución, un chiste a propósito de la Constitución, que es muy explícita. Aparte de eso, que no solo ocurre acá y ocurre con cierta permanencia, a la gente se le proponen los beneficios y se le ocultan los costos. Porque para que Antel pueda hacer todo lo que hace hoy, para que emprenda estas cosas, el dinero tiene que salir de algún lado. Estas ganancias, que aparentemente no se declaran como tales pero aparecen cuando se necesita el dinero, tienen que salir de algún lado, y para una empresa que vende servicios solo salen de la rentabilidad de esos servicios.

Ahora bien, Antel opera en buena parte de su negocio, en la parte más tentadora y rendidora de su negocio, en un régimen de monopolio, hace uso de una concesión que le hemos hecho todos los uruguayos por la cual nos comprometemos a comprarles telefonía o comunicación alámbrica solo a ellos. Para seguir con la metáfora de hoy, es como si fuéramos al boliche de la esquina y dijéramos: "Solo te voy a comprar la Coca-Cola o la bebida a vos, solo y para siempre te la voy a comprar a vos". Si hiciéramos eso pediríamos garantías, pediríamos garantías sobre cómo va a evolucionar el precio, qué se hace con el dinero, cómo se van a organizar para tener siempre todos los tamaños de Coca-Cola en todas las temperaturas que se nos puedan ocurrir.

Si Antel gana tanto dinero –y yo no creo en milagros–, no puede ser porque sean los reyes universales de la eficiencia empresaria, eso no se lo cree nadie, absolutamente nadie, y caería estruendosamente y haciendo ruido si alguno de esos tantos millones se dedicara a contratar una de las tantas auditorías internacionales que pueden existir para calificar y analizar la calidad de su gestión como prestadora de servicios monopólicos.

Como milagros no hay, el dinero sale y va a salir de lo que podemos llamar perfectamente sobreprecios en la prestación del servicio monopólico. Como estamos obligados a comprar, lo compramos al precio que Antel nos fije. Antel no tiene utilidades, gana lo que necesita ganar, porque puede fijar con la más absoluta impunidad el precio que nos va a cobrar por el servicio, restar los costos y ganar lo que se le antoje.

Entonces, en un momento que me parece grave, en que se nos ha agregado un nudo durísimo por el lado del monopolio de internet –por el cual por supuesto Antel peleó con uñas y dientes, el Gobierno la respaldó y se acaba de confirmar–, porque diría que después del aire y el agua no sé qué otras cosas más imprescindibles que internet hay...

EC - Realismo de estos tiempos.

FV - Claro, y además es un proceso creciente, hoy ya mucha gente no puede vivir sin internet, dentro de 10 años va a ser imposible vivir sin internet. La internet que funciona es la internet alámbrica, es la que está en régimen de monopolio, entonces Antel va a poder cobrarla lo que se le antoje, porque no se la vamos a poder comprar a nadie más, y va a poder ganar lo que se le antoje y va a poder hacer centros de espectáculos de cinco pisos. De paso, puede hacer también el Stadium Antel, porque si la justificación es que tiene que trasmitir espectáculos con banda ancha y para eso necesita un centro del espectáculo, que haga un estadio de fútbol, que también es generador de espectáculos para trasmitir, y le ponga su nombre y lo haga con techo corredizo, si es posible. Lo va a poder hacer, porque va a poder tener el dinero que se le antoje, porque todos, que no vamos a poder respirar sin internet, vamos a pagar el precio que nos quieran hacer pagar.

EC - En esa columna en la que Pancho Vernazza trasmite su indignación, por un lado critica a Antel por la forma como está manejando este proyecto, pero al mismo tiempo mira para atrás y les pasa factura a otros partidos políticos, porque dice que blancos y colorados en gobiernos anteriores también han hecho uso y abuso de esta herramienta.

FV - Ni que hablar, como gobiernos, como paquetes de gobierno, de manera escandalosa y con mucha menos cautela y responsabilidad de lo que lo han hecho estos últimos gobiernos.

EC - ¿Cómo entra ese análisis a la hora de ver la forma como se está debatiendo políticamente el asunto? ¿Quiénes tienen autoridad para criticar a Antel hoy en este escenario?

FV - Los ciudadanos de a pie, por lo menos, y la clase política que se pueda arrepentir de sus propios viejos pecados. La idea –y esto sí forma parte de la angustia que siento en la punta de la sala cuando escucho aplaudir los milagros– es que la democracia empieza a construirse cuando en el siglo XII alguien le para el carro al rey, lo hace firmar la Carta Magna, cuya única cláusula relevante dice "no se puede poner impuestos sin autorización del soberano", que en aquellos tiempos eran algunos señores. El principio de no impuestos sin aprobación legislativa es un principio que nadie discute.

Entonces hay algo de insultante, de tomarnos el pelo a todos cuando por un lado escribimos en la Constitución y se nos dice "oh no, si se va a poner un impuesto hay que ir a discutirlo al Parlamento". Ahí está el pobre Pepe lidiando con el Parlamento para que le apruebe explícitamente un impuesto para hacer unos mangos para caminería rural, no para un centro del espectáculo, nada menos que para caminería rural, para que salgan los cultivos, está de frente pidiéndole al Parlamento que le apruebe y no lo consigue, ahora va por la revancha y presentó de nuevo el proyecto.

Mientras se hace eso de frente, cumpliendo con el principio de que no hay impuesto sin Parlamento, en paralelo un oscuro directorio, que no tiene representación política directa, resuelve que te cobra un impuesto porque sí, sin garantías. Eso lo han hecho desde el principio de los tiempos o desde hace mucho tiempo los partidos políticos en el Uruguay. Quizás la única diferencia es que en esa época eran los propios ministros de Economía quienes decían "muchachos de Ancap, muchachos de Antel, muchachos de UTE, me suben los precios, me recaudan un impuesto y me lo traen a Rentas Generales". En todo caso ese impuesto terminaba donde deben terminar los impuestos, que es Rentas Generales, no una caja propia.

EC - ¿En este caso no ocurre así?

FV - Claro que no ocurre así, porque este impuesto lo recauda Antel y Antel dice ¿qué hago con esto? Un festival en Atlántida, un centro del espectáculos...

EC - ¿El gobierno no tiene responsabilidad en una decisión como esta?

FV - Sí que la tiene, ¿nadie le vio la cara a Pepe el otro día que no sabía si estaba a favor o en contra de esto cuando lo interrogaron? Creo que sus instintos le decían que esto es un disparate. Dijo "yo de esto no sé nada". La gente del Ministerio de Economía, con mucho tacto, porque no está para agregarse un frente de bronca más, dijo que debe regirse por el presupuesto y hasta donde ellos saben en el presupuesto de Antel eso no estaba. Y un reciente director de Antel dice que hasta el año pasado esto ni se había discutido en el directorio. ¿Un tremebundo proyecto con el que vamos a ganar 10 millones de dólares por año no se discutió hace un año en un directorio?

***

EC - ¿Cuál es tu esperanza, tu expectativa, a partir de un planteo como este?

FV - Creo que lo mejor que tiene el sistema político uruguayo es que el poder está muy fraccionado, que mucha gente tiene capacidad de presionar y de reaccionar. Mi pronóstico personal –he hecho varias apuestas ya, una con mi esposa, que dice que voy a perder– es que esto va a ser parado por los muchos perogrullos que andan distribuidos por el mundo, algunos de los cuales tienen poder político, poder para influir en la opinión pública. Me lo digo a mí mismo de la siguiente manera: ojalá que Uruguay tenga un maravilloso centro de espectáculos, único, y que seamos el centro del mundo en organización de espectáculos, pero vamos a hacerlo sin mentiras de por medio, vamos a hacerlo con nuestra gente especializada para hacerlo. Vamos a hacerlo con nuestros fondos, con los que aportemos como sociedad, porque hemos sido convocados para eso. No vamos a hacerlo porque alguien decidió cobrarnos más internet y sacarnos la plata.

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Transcripción: María Lila Ltaif