Entrevistas

Escenario 2005 (I): La propuesta económica del Partido Nacional

En el marco del ciclo "Escenario 2005 - Las propuestas económicas de los partidos políticos", organizado por Tea, Deloitte & Touche, el candidato a la vicepresidencia por el Partido Nacional, Sergio Abreu, junto a los asesores Ruperto Long y Washington Ribeiro, expuso el programa económico que desarrollarían de llegar al gobierno.

(Emitido a las 09.13)

ALFREDO DANTE:
En Perspectiva pasa a emitirse desde el Hotel Sheraton de Montevideo, donde ya se encuentra Emiliano Cotelo. Porque en este momento comienza la primera de las tres conferencias del ciclo "Escenario 2005 - Las propuestas económicas de los partidos políticos", que organiza la consultora Tea, Deloitte & Touche y que transmite Radio El Espectador.

Antes de la disertación del doctor Sergio Abreu, en nombre del Partido Nacional, escuchamos al contador Alfonso Lema, socio de Tea, Deloitte & Touche.

ALFONSO LEMA (Audio):
Bienvenidos a esta primera reunión del ciclo que hemos llamado "Escenario 2005 - Las propuestas económicas de los partidos políticos". Agradecemos en primer lugar al doctor Sergio Abreu, el ingeniero Ruperto Long, los responsables de dirigir el escenario de programación del Partido Nacional (PN), y al economista Washington Ribeiro, asesor económico del PN. No es necesario presentar al doctor Sergio Abreu como candidato a la Vicepresidencia por el PN. Muchas gracias por acompañarnos.

En aras de que esta reunión nos permita cubrir todos los aspectos de la propuesta de políticas económicas y al mismo tiempo profundizar y cumplir con el horario fijado, hemos propuesto organizar la reunión de la siguiente forma. Pedimos a los expositores que contesten el grupo de preguntas que les entregamos previamente, con siete tópicos que cubren primero el marco general y luego las principales políticas, la política cambiaria, fiscal, comercial, salarial. Habilitaremos luego la oportunidad de que los participantes hagan preguntas a los expositores. A efectos de mantener el ritmo y los tiempos adecuados, Emiliano va a estar moderando la reunión y cuidando que efectivamente podamos cumplir con nuestros objetivos.

Diagnóstico y estrategia

EMILIANO COTELO:
Un par de detalles más en cuanto a la dinámica de la conferencia, que sobre todo tiene que ver con la transmisión simultánea por radio. Hemos acordado con los expositores que cada uno de los bloques temáticos tendrá una duración aproximada a los ocho minutos, que al final de cada uno de ellos podremos plantear eventualmente alguna repregunta si entendemos que es conveniente aclarar algunos puntos, entre otras cosas pensando en el público que va a estar siguiendo este coloquio fuera de esta sala, y por último que el público que se encuentra aquí podrá formular sus interrogantes, pero el espacio a esos efectos será al final de la disertación, a eso de las 10 y media de la mañana.

Si estamos todos de acuerdo empezamos ya y les damos la palabra al doctor Sergio Abreu y sus acompañantes, el economista Washington Ribeiro y el ingeniero Ruperto Long.

Vamos a hacerlo con el primero de los capítulos previstos en el temario que Tea, Deloitte & Touche les acercó previamente, el que aparece titulado como "Marco conceptual, un diagnóstico de la situación de nuestra economía y la estrategia propuesta en términos generales". Pensamos que es un tema apropiado para comenzar esta reunión y dar la oportunidad de hacer un planteo general de la visión del país y de objetivos e instrumentos a llevar adelante.

ALFONSO LEMA:
El esquema de preguntas es el siguiente: 1) ¿Cuáles son los principales -de tres a cinco- problemas y oportunidades que enfrenta nuestra economía?; 2) ¿Cuáles son los -también de tres a cinco- objetivos que proponen de política económica?; 3) ¿Cuáles serían -entre tres y cinco- las principales medidas a impulsar? Al momento de fijar prioridades es cuando se delinea más claramente la propuesta política.

SERGIO ABREU (Audio):
Agradezco la invitación de Tea, Deloitte & Touche y la posibilidad de que esta charla sea transmitida a través de El Espectador.

Cerca de las elecciones todos los candidatos tienen las soluciones en la mano. Y la primera reflexión que tenemos que hacer, yo recojo dos experiencias y dos frases muy contundentes que deben marcar las elecciones y la visión del país que tiene cada candidato, cada partido.

No hace mucho tiempo en la República Argentina un candidato, que después fue presidente de la República y no terminó bien, les dijo a sus asesores en un momento: "Basta de realidad, la gente quiere soñar". Y alguien más dijo, en otro momento, fuera de la región: "Las promesas del candidato son las tumbas del estadista".

Creo que tenemos que precaver esas dos cosas porque cerca de las elecciones todos tienen las respuestas, es muy fácil lo mal que hicieron los demás y lo bueno que debe hacer sin tener la posibilidad de cotejar.

Uruguay está saliendo de una de las peores crisis de su historia. Los empresarios y la población, todos los que tienen una realidad en la colectividad uruguaya o en Uruguay conocen la crisis inmensa que atravesamos durante el año 2002, los problemas que el país tuvo: la caída de su Producto, la caída del salario real, el aumento de la desocupación y, sobre todo, esa crisis tan importante que ha provocado una gran desconfianza y una gran incertidumbre en todos los actores económicos y sociales del país.

Hoy comenzamos a ver determinados signos de recuperación, que se notan en nuestra actividad y en el crecimiento del país, que este año, de acuerdo a la corrección que se está haciendo, podría estar entre el 8 y el 9 por ciento del producto, un crecimiento importante para poder recuperar la actividad económica y un determinado nivel económico perdidos durante 2002.

Para que podamos alcanzar el nivel de actividad de 1998, se supone que vamos a tener que crecer aproximadamente al 3,6-3,7 durante varios años, lo que supone que Uruguay recién comienza a recuperarse después de hacer un esfuerzo muy grande que pasa por la confianza y la credibilidad.

Obviamente podríamos poner en dos categorías los principales problemas que Uruguay tiene: podría dar una visión de carácter político y una de referencia exclusivamente económica.

En materia de carácter político me puedo referir a la falta de consensos básicos entre los actores, a la corporativización del país en la expresión de muchas soluciones que están en función de una relación muy intensa entre el actor político y el cliente, y al temor de asumir los costos políticos por parte de los actores, que termina siendo un elemento que se transfiere a la falta de respuesta inmediata a los problemas económicos.

Pero también están los otros problemas. Se diría que el problema más central de Uruguay en materia económica es su baja inversión: nuestro país tiene la inversión casi más baja de América Latina. Y un país que no invierte es un país que no crece; cuando no crece no distribuye, y por tanto de alguna forma derrama las dificultades sobre el resto del tejido social del país.

Esta falta de inversión es quizás el centro más importante de nuestra preocupación: cómo se atrae la inversión a Uruguay, cómo la aumentamos para poder crecer, inversión pública o privada. Es a la inversión privada que tenemos que apostar porque la pública en momentos de ajuste es la que primero se va cortando, se va disminuyendo a los efectos de poder cumplir con la meta fiscal. Y esta inversión necesita señales claras para el sector privado, reglas de juego estables, como se dice, pero sobre todo una visión de confianza en la coherencia y la expresión de los actores políticos.

También, todos ustedes lo saben, más allá de las dificultades que se plantean desde las reformas estatales y las dificultades con el manejo del aparato estatal. Sobre todo las ineficiencias que se transmiten por parte del sector público al sector privado, no sólo de carácter burocrático, sino que a veces señales claras en cuanto a la falta de relacionamiento entre un sector público que debe retirarse más de la acción para que el sector privado crezca, y un sector privado que se retrae porque no tiene las señales claras de actores políticos o la presencia importante de un Estado que tiene un protagonismo excesivo.

En este tema podemos hablar de la visión que tenemos del Estado, cómo lo podemos plantear, y cuál es la visión de nuestro partido del rol del Estado en la economía nacional. Tenemos que sacarnos en general de problemas que terminen dilucidándose en plebiscitos, de forma tal que éstos terminen siendo un laudo ciudadano sobre la gestión o la simpatía respecto de algún gobierno, no sobre los temas centrales que hacen a lo que es la gestión y la participación del sector público en la economía.

Obviamente nadie puede hablar del tema de la inversión baja y de un Estado con dificultades

[...] Breve corte en la transmisión.

Para nosotros el nacionalismo no es egoísta ni excluyente. El que vea un nacionalismo de carácter autárquico está equivocado: hoy el concepto de apertura está instalado en la economía, una apertura sensata que debe administrarse en función de una realidad, no en función de posiciones dogmáticas o de una visión excesivamente teórica de cómo debe manejarse la economía.

Pero esta vulnerabilidad es un dato de la realidad; si no veamos qué nos sucedió con la devaluación brasileña en 1999 o con la crisis argentina, o qué le sucedió a la economía mundial, y sobre todo a la región, a partir de la crisis asiática o de la crisis mexicana de 1995, o de la crisis rusa que tanto afectó, entre otros, a la República Argentina. Esta vulnerabilidad nos pone frente a la necesidad de administrar un país -ese es uno de los problemas- con una visión mucho más de iniciativa que de respuesta. Tenemos que buscar -es la posición del PN y de nuestra colectividad política- un liderazgo, ir marcando determinados lineamientos para limitar las condiciones de vulnerabilidad.

Siempre se repite una frase que expresamos, que es parte del Mercosur y de la realidad: nuestros vecinos tanto nos quieren que cada vez que nos abrazan nos ponen al borde del paro respiratorio. Esto es una expresión clara de vulnerabilidad. Cuando estamos hablando de Uruguay, Uruguay necesita liderazgos, no necesita excesivos comentarios o disquisiciones teóricas sobre la realidad, sino liderazgos que transformen la condición de uruguayo en una profesión de uruguayo. Ser uruguayo es una profesión. Esa vulnerabilidad nos está indicando que tenemos que manejarnos con iniciativa y una clara definición política.

Obviamente en esta vulnerabilidad y en todos estos problemas que planteamos están los aspectos sociales que ustedes saben que existen en Uruguay: la marginalidad, el desempleo y los efectos nefastos que han tenido estas crisis en el ámbito regional y externo, que han afectado la estabilidad y, sobre todo, una determinada realidad social que Uruguay tenía orgullo en mostrar y exhibir como parte de su estructura. Tampoco es aquello de que esta vulnerabilidad nos lleve a nosotros los uruguayos a buscar en la fuerza de los demás el origen de nuestras debilidades. El escapismo es muy fácil, siempre hay alguien a quien adjudicarle la responsabilidad. Tenemos que saber que también somos responsables de nuestra vulnerabilidad, aunque los demás hagan pesar su visión asimétrica fuerte.

Estos son los tres problemas principales que estamos viendo y los principales objetivos están vinculados a la reducción de la vulnerabilidad, el aumento de las exportaciones como parte de nuestra inserción externa, la defensa del tejido social del país para que esta situación de carácter crítico no se transforme en una falta de credibilidad en el funcionamiento del sistema y por último el mantenimiento de lo bien hecho.

Creo que es importante que los actores políticos tengamos en algún momento un reconocimiento a lo que han hecho otros que no son de nuestro partido. Si somos capaces de entregar este tipo de reconocimientos, vamos a ser capaces de acordar. Este tema es el principal objetivo que tenemos: guardar, preservar lo bien hecho y, sobre todo, buscar reducir las vulnerabilidades con una inserción externa y un aumento de la inversión y de las exportaciones del país, dándoles confianza al inversor y al actor privado para que puedan invertir en Uruguay, del que no todo el mundo está esperando que dé señales para venir a invertir.

EC - También estaba la consulta a propósito de las tres principales medidas a impulsar.

SA - De las tres diría que hay una de carácter nacional o de carácter político que es muy importante, que ha sido la expresión más clara del programa de nuestro partido y de nuestro candidato: el concepto de desarrollo integral. Es decir la necesidad de aplicar un concepto de desarrollo que vaya más allá de una visión exclusivamente capitalina o centralista. Por ejemplo las agencias nacionales de desarrollo, la visión de la complementación del país en su producción y sus servicios.

La primera medida es la creación de las unidades, que no son un aumento de la burocracia sino un proyecto de país que vaya complementando en su inserción los distintos polos de desarrollo que puedan existir en todo el país. Ejemplo: desde la caliza que está en Treinta y Tres, hasta los polos de desarrollo en Colonia; desde Artigas con su amatista hasta Rocha con sus puertos... Una visión que tenga la capacidad de poder absorber este tipo de migración que se está dando en Uruguay, donde la falta de oportunidades termina en que los muchachos salen del interior a Montevideo y después al exterior; y ya no son sólo los muchachos. La primera medida es impulsar un concepto, no de descentralización sino de desarrollo integral que vaya incorporando participación, descentralización desde el punto de vista administrativo, pero sobre todo un liderazgo fuerte en la complementación de Uruguay con la región. Eso significa cadenas de producción, negociaciones claras con los distintos socios y una visión de desarrollo integral que abarque no sólo el tema económico y el carácter comercial, sino también una visión geopolítica, rescatar la visión geopolítica de Uruguay, que se encuentra un tanto anestesiada. Desde el río Uruguay, del dragado, de la plataforma continental... Este tipo de medidas no son medidas concretas, son un estilo de gobernar con un liderazgo definido en el que se sepa adónde va orientando su proyecto país, su proyecto estratégico, sin estar explicando todos los días contradicciones que podamos tener en la inserción externa. Si somos socios para la región o fuera de la región, si excluimos a unos o excluimos a otros. La primera medida es que sepa Uruguay adónde va el gobierno, sobre todo con un acuerdo de carácter político que involucre a las demás fuerzas políticas en aspectos básicos. Este es el tema más que como medida como actitud, el gobierno de compromiso nacional que postulamos nosotros como PN no puede excluir a ninguna fuerza política. Eso supone que tenemos que hacer un esfuerzo para coincidir en cuatro o cinco lineamientos que van a ser rectores, más allá de las discrepancias y diversidades. Por ejemplo política exterior, en materia de inserción, en materia educativa, cómo vamos a encarar una reforma de carácter educativo o un proceso educativo que asegure y relacione al sector laboral con el educativo, el tema de la tecnología (el ingeniero Long ha estado trabajando en estos temas con el economista Ribeiro), temas que deben estar por encima de la división política y que deben ser una señal clara de adónde va el país con las coincidencias básicas de los consensos de los demás partidos en lo que se llama compromiso nacional. El 1 de marzo tenemos que asumir como medida una visión clara de que en algunos temas los uruguayos nos ponemos de acuerdo y otros son parte de las discrepancias naturales del pluralismo democrático.

Política monetaria y cambiaria (Audio)

EC - Pasamos al segundo módulo, el que tiene que ver con la política monetaria y cambiaria, qué rol tendrá en relación con la inflación y la competitividad. Pablo amplía con el punteo que se le ha acercado al doctor Abreu en lo previo.

PABLO ROSELLI:
Claramente es un tema que siempre está presente en el debate político, por eso queríamos hacerles algunas preguntas. En primer lugar: ¿cuál va a ser el lineamiento general de la política monetaria? El actual gobierno parece estar transitando hacia un régimen de objetivo de inflación. La pregunta es si el nuevo gobierno, en caso de que fuera del PN, continuaría por ese camino, qué metas de inflación piensa trazarse el PN en el corto plazo y sobre todo a mediano plazo, pensando en los cinco años, y qué política cambiaria aplicará, concretamente si se mantendrá la actual política de flotación cambiaria.

SA - Yo les doy los lineamientos básicos para que después el economista Ribeiro y el ingeniero Long puedan hacer un comentario. El principal objetivo en el corto plazo es mantener la estabilidad macroeconómica. Nosotros recogimos en "El consenso 2005" una propuesta que fue elevada a los otros candidatos presidenciales en marzo, para la que todavía no hemos tenido una respuesta de carácter institucional y político. Está vinculado precisamente con los lineamientos básicos de lo  que son la coordinación o la visión compartida respecto de temas macroeconómicos. Ahí estamos hablando de un superávit fiscal primario del sector público no inferior al 3 por ciento del PBI, la administración de la política monetaria con un tipo de cambio real, que no termine afectando la competitividad de nuestra economía, un tipo de cambio real y estable; establecer como objetivo una tasa de variación anual del índice de precios de un dígito, es decir una inflación de un dígito, compatible con el tema fiscal y obviamente con la política monetaria; una reestructuración del sistema tributario en el que haya un proceso de simplificación que después vamos a profundizar, y algunos temas vinculados a estímulos a la producción nacional. Pero yo diría que lo primero que está vinculado a esto es que en la estabilidad macroeconómica el objetivo principal es la reestructuración de los vencimientos que tenemos en materia de sector externo. Esto va a incidir sobre toda la credibilidad del país, en la forma en que administremos los vencimientos externos vamos a tener que ajustarnos en materia de déficit fiscal, de inflación y de política monetaria para tener un claro mensaje a la comunidad internacional de que Uruguay es capaz de ser receptivo a una inversión desde afuera en función de su estabilidad o la estabilidad que manifiesta. Esto es un tema de inflación controlada, crecimiento de mayor actividad y un tipo de cambio no presionado va a ser el resultado de la reestructuración del vencimiento. Estos vencimientos -esto es importante porque es un mensaje político- tienen que ser administrados entre la elección nacional y la asunción del próximo gobierno. No podemos esperar al 1º de marzo para poder establecer un relacionamiento con los organismos multilaterales de crédito. El doctor Larrañaga y nuestro partido plantean la necesidad de conversar en conjunto los distintos partidos y los candidatos con los organismos multilaterales de crédito para ir definiendo cuáles son nuestros programas o nuestra visión de la reestructuración de los vencimientos, la administración de la deuda. Sabemos que tenemos un sistema de servicio de la deuda importante y que además el superávit primario tiene que estar por encima de cerca del 4 por ciento. Tenemos una visión del gobierno de que vamos a andar cerca de ese porcentaje, pero es importante cotejarla con el gobierno, con los organismos multilaterales, porque a partir del 1º de marzo lo que definamos en la reestructuración del vencimiento de la deuda va a ser también un elemento que va a afectar nuestro déficit fiscal, nuestra tasa de inversión y, obviamente, nuestra política de inserción en el ámbito internacional. Por eso este tema es muy importante, porque el índice de inflación que vamos a tratar de manejar en un dígito, el déficit fiscal que tenemos que alcanzar durante varios años para poder manejarnos con un crecimiento adecuado y además cumplir con nuestras obligaciones internacionales, tiene un margen en que la actividad política no se puede permitir ni improvisaciones ni visiones dogmáticas sino que hay una realidad que tenemos que administrar entre todos. Esto va a incidir sobre la competitividad, pero sobre todo sobre el tipo de cambio y las demás variables que hacen a la economía de carácter general. Insisto en este tema: tenemos que reprogramar los vencimientos y replantear los vencimientos con una visión de Estado, de país, y no exclusivamente de un gobierno, porque eso fue lo que se hizo en Brasil en el período de transición entre el presidente Cardoso saliente y el entrante presidente Lula, incluso antes de las elecciones, y lo que permitió a Brasil tener una buena relación y mostrar que es uno de los ejes, junto con México, de esta recuperación de la crisis internacional que ha afectado tan fuertemente a la región.

WASHINGTON RIBEIRO:
El doctor Abreu fue suficientemente claro, pero contesto algunas de tus preguntas. La meta inflacionaria que estimamos o que nos fijamos es inferior a un dígito para el principio del ejercicio y terminar por debajo del 5 por ciento al cabo de los cinco años de administración.

Mantendríamos un esquema de objetivos inflacionarios, para lo cual creemos que es necesario comenzar a transitar una reestructura del Banco Central, separando las áreas de política monetaria de la de supervisión y contralor del sistema bancario.

Con respecto al tipo de cambio, mantendríamos un esquema de tipo de cambio de libre flotación, pero fijando como objetivo, como decía el doctor Abreu, mantener el tipo de cambio real alineado con los principales socios comerciales a los efectos de mantener la competitividad del país.

Básicamente quería puntualizar esos puntos. El doctor Abreu fue bastante claro en relación al resto.

EC - Una última precisión con respecto a este capítulo. Usted señalaba, doctor Abreu, que la prioridad es reestructurar los vencimientos de los compromisos con los organismos multilaterales; el Fondo Monetario Internacional (FMI) ya ha aclarado que eso es posible, que hay disposición en ese sentido. Entonces la consulta es: en el caso de un gobierno del PN esa renegociación, que ya es viable, ¿apuntaría a algún objetivo específico, tendría alguna característica particular?

SA - Es buena la pregunta porque no es sólo una reestructuración de vencimientos, sino de alguna forma buscar la cooperación internacional y de los organismos multilaterales de créditos con un proyecto o una visión de gobierno. No es pedir plata prestada exclusivamente, hacer un rollover o una exención del pago para ver qué se puede ajustar. Nosotros estuvimos en Washington con el doctor Larrañaga y los asesores conversando con el FMI, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM), como también con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en los temas sociales vinculados. Eso plantea que la reprogramación supone que existen fondos adicionales que en la proyección en el tiempo nos permitan ir atacando determinados temas que entendemos prioritarios en el ámbito social o en el de la economía o en el ámbito del sector estatal o de la regulación. Nadie puede quedar ajeno a que la reprogramación de los vencimientos tiene condicionalidades. Esas condicionalidades se van a implementar o a imponer desde el punto de vista económico a todos los gobiernos que vayan a reprogramas los vencimientos. Por ejemplo lo que está vinculado con la reforma de algunos temas vinculados al sector bancario, por ejemplo la recuperación de los créditos, todo lo que el FMI y el gobierno de Estados Unidos ayudaron para que Uruguay saliera de su crisis, hay que reprogramarlo porque hay que pagarlo en algún momento. Esto supone que tengamos que manejarnos con programas que tengan contenido en función de los objetivos que manejamos y determinadas variaciones que puedan hacerse en función de la voluntad de pago que tengamos y esa reprogramación o esa administración de la deuda que es parte no de un sistema financiero de pagar o de postergar su pago, sino de un contenido diferente que va incluyendo determinadas líneas de cooperación en las prioridades que el gobierno establezca.

Las políticas comerciales (Audio)

EC - Vamos al tercer capítulo, el de las políticas comerciales. La pregunta general era: ¿cuáles serán los elementos rectores de las políticas comerciales?

HORACIO MORERO:
Las preguntas son bastante sencillas: qué rol se le asignará al Mercosur, si se promoverán acuerdos comerciales con otros países y, teniendo en cuenta las experiencias, los problemas que ha vivido el bloque a partir de la devaluación brasileña, del quiebre de la convertibilidad en Argentina, qué agenda de cambios debería plantear Uruguay dentro del Mercosur.

SA - La pregunta es muy actual. Nosotros definimos el concepto de política comercial activa, que significa que Uruguay tenga capacidad de propuesta y de definir un rol en el que el Mercosur o la integración no sea un proyecto político afectando la estructura productiva del país. El Mercosur es un proyecto que vale la pena para Uruguay sólo si se refleja en el aumento de la inversión, del comercio y del trabajo. Si no, no existe ningún tipo de relacionamiento de carácter político que valga la pena, porque en realidad la integración es para que los países superen sus niveles de actividad y puedan crecer y desarrollarse. En esto nuestra propuesta es apostar a una política comercial activa en la que el Mercosur sea parte del proyecto de país y no una visión estratégica excluyente del resto de los escenarios. Nuestra propuesta es Ouro Preto II: a partir del próximo gobierno vamos a plantear, si la ciudadanía así lo decide, un Ouro Preto II, es decir un nuevo tratado de integración que le permita a Uruguay sustraerse a la vulnerabilidad tan fuerte que tiene con Brasil y Argentina. Entre otras cosas, coordinar las políticas macroeconómicas, porque no se puede hablar de un programa de integración comercial si no tenemos una coordinación de políticas y sobre todo del tipo de cambio que termina desviando al comercio cuando se suceden las devaluaciones. Por otro lado, es muy importante reconocer las asimetrías, la visión de Uruguay no es trabajar sobre el Mercosur y excluir a los otros mercados; todos los mercados tienen que ser simultáneamente explotados, y Uruguay en su asimetría tiene que solicitar y aspirar a que su libertad de entendimiento con otros bloques u otros países quede abierta en función de esta asimetría. Por ejemplo el acuerdo que hemos realizado con México, que no ha sido una negociación en bloque, pero que ha permitido que Uruguay pudiera profundizar determinados rubros de exportación en un mercado que hoy es nuestro principal comprador en muchos sectores. Por tanto nada de afinidades políticas ni de "acumulación por sublemas", por simpatías de gobiernos. Eso no existe, los países no tienen amigos permanentes, tienen intereses permanentes. Y los empresarios de las bicicletas saben que no es un problema de afinidad ideológica, si quieren exportar a Argentina no va a entrar la bicicleta pedaleando con la izquierda o con la derecha. El interés del país es un interés de carácter nacional. Pero tampoco nada de expresiones como que yo salgo del Mercosur y me desvinculo de esta región, porque no existe todavía la tecnología, la máquina troqueladora que nos recorte y nos haga flotar en el océano Atlántico.

Esas dos cosas son parte de una realidad, por eso decimos que ser uruguayo es una profesión, y esto supone que tenemos que ser muy activos y muy directos en la inserción del país. Si el Mercosur no es comercio, integración e inversión, no nos sirve. Pero para eso tenemos que tener una estrategia de capacidad de propuesta, no de respuesta cada vez que tienen actitudes nuestros socios u otros socios. Tenemos por ejemplo hermanos latinoamericanos, como el presidente Chávez, de la República de Venezuela, que ha dejado de lado todos los acuerdos de integración que tiene con Uruguay en el acuerdo 25 y ha impuesto en el ámbito de la OMC una cuota de importación para productos lácteos, para todos los países del mundo, menor a las exportaciones uruguayas. Entonces no hablemos de afinidades, hablemos de defensa de los intereses, porque el uruguayo, el productor, el que trabaja, el color político que tiene es su capacidad de trabajar en una empresa a la que no se le cierren los mercados por definiciones de egoísmo de carácter nacional o internacional.

Todos los socios son buenos, a todos los socios vamos a tratar de ir, sobre todo a los que les va bien, mejor todavía. El tema no es incompatible con el Mercosur, el Mercosur es una realidad geográfica, tenemos que apostar a esto y sobre todo a políticas comerciales activas para desarrollar en determinadas líneas algunos temas que son prioritarios en el ámbito regional. Por ejemplo la complementación de algunas cadenas. El caso de la madera es un tema muy claro: tenemos producción, industria, y puede ser la cadena agregada en una cadena de la madera que está propuesta dentro del Mercosur en la que podamos desarrollar una industria del mueble, que Uruguay pueda tener también una realidad dentro del ámbito regional. Ese es un ejemplo como tantos otros. Estos temas tienen que verse con propuesta, definición, liderazgo.

EC - El ingeniero Long va a hacer sus comentarios en este capítulo.

RUPERTO LONG:
Complementando lo que decía el doctor Abreu en cuanto a algunos instrumentos que van a permitir que esa política comercial sea efectiva, cualquiera sea el esquema de acuerdo comercial que el país lleve adelante. Uno de ellos es la profunda transformación del Ministerio de Relaciones Exteriores, del Servicio Exterior de Uruguay, procurando que de alguna forma se transforme en un gran trading, porque tiene una infraestructura, tiene sus embajadas, sus oficinas comerciales y puede generar otros instrumentos, como antenas comerciales, como lo hicieran varios países, que permitan difundir la imagen del país, construir una imagen del país que todos sabemos que es absolutamente indispensable a la hora de concretar ventas de bienes o de servicios al exterior, que ayude a vincular las empresas uruguayas al mundo exterior. Uruguay tiene aproximadamente 200 empresas que tienen el tamaño, la masa crítica, como para exportar por sí solas; al resto de las 130.000 empresas que hay en Uruguay les cuesta un enorme trabajo y para la gran mayoría es prácticamente imposible si no hay una especie de interfase entre el mercado interno uruguayo y el mundo exterior. Esa interfase pueden ser ferias especializadas, giras tecnológicas, muchísimos instrumentos para conectar una cosa con otra. Hemos estudiado cuidadosamente diversos casos en el exterior, uno de ellos es el de Prochile, que ha tenido un impacto absolutamente extraordinario y que perfectamente es aplicable a Uruguay, a la idiosincrasia uruguaya; fue construido dentro del propio Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, o sea que es algo que perfectamente podemos tomar en cuenta. Del mismo modo hay muchos otros instrumentos (como) crear un servicio de inteligencia comercial. Una vez establecidos los acuerdos que mencionaba Sergio, empezar a hacer el matching de nuestras oportunidades, por ejemplo cuáles son las cosas que México importa de terceros países que tienen de repente las mismas condiciones arancelarias o incluso inferiores a las que nosotros tenemos. Eso hay que hacerlo rápidamente y suministrarlo como un insumo al productor uruguayo para que vea si allí está su oportunidad. Lo mismo explorar otras alternativas para ir penetrando los mercados. Construir el ingreso a un mercado requiere una estrategia bien definida. Nosotros todos hemos acumulado en nuestra actividad algunas experiencias importantes, pero hay que transformarlo en una estrategia país. Cómo penetrar un mercado, cuáles son los instrumentos que dependen muchas veces de cada caso. Pero para Uruguay no hay mercado chico, de modo que para nosotros es muy importante México, un gigante, el país de habla hispana más grande del mundo, pero también es importante América Central, es importante el Medio Oriente... En fin, hay muchas oportunidades, pero hay que construir las políticas comerciales y los instrumentos de penetración.

Las políticas sectoriales (Audio)

EC - Vamos al cuarto capítulo, el referido a políticas sectoriales, cómo se las caracterizaría en el caso de un gobierno del PN.

PABLO ROSELLI:
Una de las preguntas que nos parecen relevantes es si en la búsqueda de un desarrollo sectorial armónico, en el marco de ese concepto inicial que planteaba Abreu, un gobierno del PN pondrá un énfasis en sectores o más bien en proyectos específicos. ¿Con qué criterios se emplearán las políticas sectoriales? ¿Con qué criterios se diseñarán sectores o proyectos? ¿Cuál va a ser el carácter de las medidas promocionales, en particular si se tratará en general de medidas transitorias o permanentes y qué tipo de medidas de estímulo sectoriales se están pensando? ¿Qué está previsto en términos de tratamiento a las inversiones extranjeras. Por último, ¿qué medidas piensa aplicar el PN en materia de regulación de mercados, tanto en lo que hace a la actuación de los actores privados en los distintos mercados como en particular a lo que debería ser el marco regulatorio para las empresas públicas?

SA - Es un concepto muy amplio. Voy a definir lo que habíamos prometido hoy: ¿qué rol del Estado piensa el PN debe impulsarse? El PN cree en un Estado orientador, un Estado regulador y un Estado garante. Orientador quiere decir un Estado que vaya fijando en su proyecto de país las prioridades y mostrando adónde va de forma tal que el actor económico y los distintos actores, incluso externos, sepan dónde está planteada la estrategia del país. (Se debe) fijar prioridades para el proyecto del país, no específicamente en políticas sectoriales en función de determinadas áreas o ramas de actividad (sino) proyectos o visión de país que vayan despertando el interés y una visión de confianza en por dónde va Uruguay en el ámbito de la inserción externa, por ejemplo, en el ámbito de la infraestructura.

Uruguay necesita dar señales claras en materia de infraestructura, cómo va a complementar su rol de bisagra en el ámbito geopolítico del país, cómo va a impulsar su puerto, qué visión tiene del puerto de aguas profundas para el futuro, cómo va a negociar con los otros países, cómo va a mostrar su descentralización y su visión de complementación de producción de servicios en el río Uruguay; su plataforma continental, que va a extender, cómo va a trabajar en ello, qué tipo de exploración va a hacer en todo lo que significa la relación con los distintos actores, por ejemplo en el tema de la pesca que es uno de los temas importantes. Esta visión debe ser muy claramente definida.

Orientador no quiere decir un Estado empresario, o mejor dicho monopólico. Cuando estamos hablando de orientación estamos hablando de la cadena de la madera, por ejemplo, de los lácteos, de la carne. La tecnología y la incorporación del conocimiento, la participación de zonas francas en la logística. El turismo, la fuerza que le vamos a dar a la pequeña y mediana empresa en el respaldo en lo que es crédito, capacitación y transferencia de tecnología. Lineamientos claros en cuanto adónde va el país, cuál es su prioridad y cuáles son su proyección y su visión intra y extrarregión. Regulador justamente no es una apuesta al monopolio estatal ni al monopolio privado. Los monopolios son a la economía lo que la dictadura a la política, son restricciones a la libertad. Nosotros apostamos a la competencia, y la competencia supone que se deben ajustar todos los actores.

Proteger sin reconversión es pobreza asegurada, proteger simplemente ineficiencia supone trasmitir al país una ineficiencia de carácter general que no emite señales claras al inversor. Nosotros queremos defender la competencia y esa defensa se hace con una agencia del consumidor incluso independiente del Poder Ejecutivo para que pueda actuar en forma autónoma. Por otro lado, las unidades reguladoras, tanto de la energía, de las comunicaciones, como otras, son hoy las garantías que deben existir, con independencia técnica y funcional, para que se establezcan las reglas de juego de forma tal que el pez grande no se coma al chico. Ésta es la visión de la regulación. Las unidades reguladoras tienen que actuar fuertemente, por ejemplo en el tema de las tarifas eléctricas.

Es tiempo de que los uruguayos sepamos, por ejemplo, cuánto cuesta, cuánto tenemos que pagar, por qué pagamos una tarifa eléctrica; cuánto cuesta la generación, cuánto cuesta distribución y cuánto cuesta la transmisión. La unidad reguladora tiene que establecer el valor agregado de distribución para que se sepa bien claro cómo defendemos al consumidor o cómo la política energética está vinculada a una relación entre el ciudadano, que la regulación tiene que ayudar a la transparencia. Acá tenemos un gran oscurantismo en la formación de precios y en la información de cómo funcionan los actores públicos, los monopolios en particular, y los privados. Ese oscurantismo tiene que ser combatido por una reglamentación que no vaya contra la empresa pública con un concepto ideológico, sino que vaya contra la falta de transparencia. Somos partidarios de la empresa pública eficiente, de la asociación de las empresas públicas, como el caso de Ancap, como lo hemos dicho en más de una oportunidad y lamentablemente no cristalizó en un plebiscito, pero sabemos que la empresa pública uruguaya tiene que ser eficiente y tiene que asociarse con quien se tiene que asociar, pero no en el monopolio estatal o el privado porque son restricciones a la libertad que desalientan la inversión privada y dan señales equívocas en un mundo en el que todos están viendo qué posibilidades le puede dar el mercado uruguayo.

EC - Quedan algunos puntos de los que estaban planteados en las preguntas en relación con este capítulo. Por ejemplo si habrá un énfasis en sectores o en proyectos específicamente. O el tratamiento que tendrán las inversiones extranjeras.

SA - Tenemos que ir viendo qué proyectos son beneficiosos para el país en este concepto de desarrollo integral. Si tenemos una empresa pública como Ancap, que trabaja en el cemento y empresas privadas que compiten, ¿no es posible establecer determinadas cadenas de producción o de asociación en el ámbito regional para defender la producción y el recurso más importante que el país tiene, a diferencia de la energía, que no tiene ni petróleo ni gas, tiene la caliza? En este tema la orientación es: hagamos una cadena o una complementación de inversiones en la región para que se pueda proyectar una actividad que hoy tiene ciertas dificultades, sobre todo desde el punto de vista estatal. Ancap, los uruguayos perdemos cerca de 8.000.000 de dólares anuales en el tema cemento; un poco menos por la devaluación. Éste es un ejemplo, como el de la cadena de la madera en los puertos privados; hay que emitir señales claras para que pueda haber inversiones, para que el medio ambiente sea controlado pero para que el inversor sepa que puede invertir tranquilo. Tiene que buscar, por ejemplo, en el río Uruguay... el dragado del río Uruguay es un tema importantísimo, porque permite que las inversiones complementen la producción como servicio. La señal tiene que estar claramente emitida.

EC - ¿Se priorizarán sectores o proyectos?

SA - Proyectos vinculados a las ventajas naturales que el país pueda tener o a las definiciones que el país tenga en estos proyectos en el ámbito de la integración o de la demanda que se produce en países externos. No crear competencias artificiales, la artificialidad está de más en la economía, lo importante es que el Estado regule o que el gobierno lidere. Como en el caso de la tecnología, el ingeniero Long ha hecho un planteo, hemos hecho un planteo como partido de cómo vamos a apostar a la innovación. Valorar la inversión, invertir en educación y apostar a la innovación, que es lo que nos permite salir de este esquema de que cinco productos básicos representan el 60% de nuestras exportaciones.

EC - La pregunta a propósito de la inversión extranjera, ¿qué respuesta tiene?

SA - No sólo está en función de las obligaciones internacionales. La OMC está estableciendo cómo vamos a tener que manejar con el trato nacional las inversiones extranjeras. Acá es muy claro: la inversión extranjera es la prioridad número uno para que Uruguay pueda crecer. ¿Qué hay que orientarla? En la ley de defensa del interés nacional hay incentivos importantes para la inversión extranjera, pero el inversor no viene por el incentivo, viene por el mercado y las reglas de juego estables. Si no nivelamos en el ámbito del Mercosur, por ejemplo, el tema de la inversión, los incentivos que existen en los mercados brasileño y argentino distraen las inversiones porque aseguran mercados más grandes y más importantes. Entonces al inversor (hay que) darle todas las posibilidades, siempre y cuando esa inversión esté vinculada a una expresión que los incentivos ayuden con la declaración de interés nacional. Sin la inversión extranjera, Uruguay no tiene salida, Uruguay tiene que aumentar esa inversión para poder crecer.

Políticas salariales y de empleo (Audio)

EC - Corresponde pasar al quinto capítulo, el que tiene que ver con las políticas salariales y de empleo. ¿Qué medidas concretas se adoptarían?

HORACIO MORERO:
Las preguntas apuntan a definir el rol que tendrá el Estado en las negociaciones salariales, en relación a un punto del que en las últimas semanas se ha hablado mucho: el salario mínimo. ¿Qué lineamientos se seguirán en esta materia? ¿Qué políticas de fomento al empleo podrían tomarse? ¿Se impulsarían cambios en los impuestos al trabajo?

SA - Nosotros sostenemos que el tema empleo está vinculado con el nivel de actividad del país. En la medida que el país crezca, va a tener más posibilidades de empleo, aunque la demanda del empleo tenga una diversificación en la capacitación o en las capacidades que tienen los que demandan empleo. Lo primero es tratar de crear un ámbito de crecimiento y desarrollo porque ése es el único escenario que posibilita el empleo nacional. Después la coyuntura está marcada por determinadas circunstancias de carácter social que son muy preocupantes, que se pueden abordar con facilismos o proyectos de emergencia social, con asistencialismo o con distintas medidas que son paliativos a una realidad, pero que no deben ser de carácter permanente porque no podemos perder la cultura del trabajo y de la superación individual de la gente.

El tema es que el empleo debe buscarse a través de la iniciativa, de la capacidad de dar trabajo y, sobre todo, de la capacidad del joven uruguayo que quiere buscar un mejor empleo pero que necesita estar capacitado para eso. Nosotros hablamos de una reducción de la tasa de desempleo fijando como meta bajar al 10 por ciento a fin del año 2005, en función de los niveles de actividad que Uruguay está mostrando. Facilitar, es decir reducir el tiempo de espera en la obtención del primer empleo para que la gente joven pueda acceder a su primer empleo, que hoy es uno de los elementos que implican mayores dificultades. La formalización de empresas y trabajadores con énfasis en micro y pequeñas empresas. Esto es muy importante. La pequeña y mediana empresa uruguaya representa más del 60 por ciento del producto y también del empleo nacional. Hay una gran informalidad, y voy a decir con total franqueza, porque creo que el PN ha dicho las cosas con mucha transparencia: la informalidad es ilegalidad, no es una manera distinta de describir una situación de sustracción al cumplimiento de las obligaciones tributarias que terminan pagando los otros que están en el ámbito de la realidad.

De manera que esto supone un proyecto de ley que presentamos oportunamente, que es ley, que es la posibilidad de que los pequeños y medianos empresarios puedan tener una exoneración tributaria en los primeros inicios para poder incorporar al circuito de la legalidad a los que están afuera. Pero también medidas como las que se aplican en Chile respecto de que se pueda pagar los impuestos en tiempos postergados, extendidos, de forma tal que si bien tiene que pagar todo el empresario tiene que saber que algo no tiene por qué ser receptivo a una dádiva o un regalo que le realiza el Estado. Cualquiera sea el argumento tenemos que fortalecer al pequeño y mediano empresario, ése es el tejido social de Uruguay, y es el que da empleo, y no sólo del empleado respecto del empleador, sino del empleado como micro pequeño empresario que es el tejido social del país.

El tema del seguro del desempleo también lo vamos a abordar, hay que ver de qué manera crear una nueva ley de seguro de desempleo que permita tener incentivos, sobre todo para aquellas empresas que están tomando –esto es una iniciativa del doctor Larrañaga en el año 2002– a aquellos que se encuentren en el seguro de paro, seguro de desempleo, para que puedan volver a reactivarse. Determinadas líneas de acción o de exoneración de determinados tributos a aquellas empresas que van mejorando la calidad del empleo, por ejemplo en materia de tecnología, de certificación de calidad, para que teniendo el incentivo de que al mejorar su calidad de producción también van a mejorar la calidad de sus obreros y sus trabajadores o de la empresa que a veces no tiene empleados sino que simplemente es una empresa familiar. Todo esto es tema de cultura, no es un tema exclusivamente de promesas políticas o de elección, se necesita rescatar la calidad del empleo, de la formación y la capacitación. Y una política de mediano plazo, que dejamos porque es parte del drama nacional, es el sistema educativo uruguayo, acercarlo al mercado de trabajo, no dejarlo separado. Tenemos nuestra preocupación centrada, por ejemplo, en las unidades, la UTU, y la necesidad de incorporarlo, no crear las condiciones de que un padre de familia termine pensando, como siempre, que prefiere tener un hijo médico sin trabajo que un hijo tornero con trabajo. Éste es un tema muy importante para crear las condiciones y acercar el mercado laboral al sistema educativo, y no un sistema universalista que quizás esté hoy ausente en sus proyecciones de la necesidad laboral. Esto es un tema de política de mediano plazo y de acuerdo de carácter nacional con las otras fuerzas políticas.

EC - Una de las consultas era qué rol tendrá el Estado en las negociaciones salariales.

WR - Con respecto a la negociación colectiva, el Estado, en el caso de que gane el PN, va a generar un marco legal adecuado para que se desarrolle, pero es responsabilidad y a voluntad e iniciativa de las partes hacerlo. El Estado no va a obligar a ningún privado, ya sea trabajador o empresario, a desarrollar convenios colectivos. Sí debe asegurar o generar las condiciones para que aquellos que quieran hacerlo, lo hagan. A su vez el Ministerio de Trabajo debe tener una participación activa en equilibrar las partes a los efectos de solucionar posibles controversias, que es justamente el rol del ministerio. Pero repito, no estamos de acuerdo con los consejos de salarios; hablamos de un marco legal adecuado para que se desarrollen convenios colectivos en caso de que el sector privado estime conveniente hacerlo, sean asalariados o empresarios.

Con respecto al salario mínimo, hablamos de generar un monitoreo permanente en el Ministerio de Trabajo sobre la información de los salarios por rama y por sector de actividad a los efectos de que el propio sector privado, tanto trabajadores como empresarios, tenga información permanente acerca de salarios de referencia, medios y mínimos, por ramos, por sector de actividad, porque no se puede ver la economía como una sola, como un conjunto, cuando la rentabilidad, la calificación y una serie de factores afectan al mercado de trabajo, los segmenta, y en definitiva tomar un único salario mínimo de referencia es insuficiente. Además cuando este indicador afecta otro tipo de estadísticas hay que hacer extremadamente cuidadoso a la hora de moverlo o hacerlo variar.

Con respecto a los impuestos al trabajo, fijamos en nuestro programa como objetivo la eliminación del IRP. Tenemos que ser realistas, el Estado tiene un presupuesto, debe asumirlo y por lo tanto hacer cambios bruscos en el sistema impositivo no sería razonable en forma acelerada, pero es un objetivo eliminarlo. Otro objetivo en segunda instancia es equiparar al sector comercial y al sector industrial en lo que refiere a aportes patronales a la seguridad social, a los sectores industrial y agropecuario, que a partir de los años de caída de la actividad han visto rebajados los aportes y prácticamente no pagan. En definitiva lo que planteamos en ese sentido es eliminación del IRP y equiparar a los sectores comercial y servicios al resto de la economía dentro de un plan de convergencia y en función de las posibilidades fiscales.

Política fiscal (Audio)

EC - Pasamos al capítulo seis. Algo ya señaló más temprano el doctor Abreu en esta materia, pero recordemos que en este módulo se busca conocer la política fiscal que se seguirá. ¿Qué lineamientos de política fiscal, sobre todo teniendo en cuenta el peso de la deuda pública, tan fuerte? ¿Qué cambios se prevén en materia de gasto público y tributación?

PABLO ROSELLI:
En concreto teníamos una serie de preguntas. La primera tiene que ver con la magnitud del superávit primario, a lo cual ya se refirió el doctor Abreu, pero hay otras preguntas que hacen a cuál sería la evolución que tendría el gasto público a lo largo de los cinco años de un eventual gobierno del PN. ¿Qué áreas del Estado serían de mayor prioridad para reforzar el gasto? ¿Se disminuiría en alguna? ¿Cuáles serían las principales modificaciones en el área tributaria y en qué tiempo se llevarían adelante?

SA - En materia de política fiscal dividimos los ingresos de los egresos. En materia de ingresos está la política tributaria; nosotros participamos de la idea de simplificar la estructura tributaria en cuatro impuestos, que los mismos sean resumidos y que se incorporará además el impuesto a la renta personal, que va a tener un tiempo de ejecución y de administración para ponerlo en funcionamiento. Es una señal de equidad pero no es el elemento definitivo en materia de ingresos, porque sabemos que en la estructura tributaria del país casi el 60 o el 70 por ciento de los ingresos se produce por el IVA y el Imesi. De manera que hay que simplificar porque hay una cantidad de ingresos y de impuestos que se han ido creando en función de necesidades; simplificamos el sistema tributario dándole el concepto de universalidad y de equidad, pero sobre todo de clara orientación a lo que es una estructura de impuestos indirectos que tendría que terminar a la baja, porque el IVA es uno de los impuestos más altos que existen en el mundo. Para eso no podemos decir que lo vamos a bajar simplemente como una expresión de voluntad, tiene que ser un acuerdo de carácter fiscal que esté vinculado con la recaudación pero sobre todo con el aumento de la productividad del país y la economía. Es importante que establezcamos dentro de las posibilidades de universalizar el IVA, bajarlo a una tasa, crear las condiciones para que los picos del IVA de 23 por ciento puedan reducirse y no terminar perjudicando a todos los servicios públicos o a la cantidad de ingresos fijos de Uruguay que son los que tienen que pagar este tema, pero que está dentro de la rigidez, entre otras cosas, del gasto público a lo que hemos hecho referencia.

Nuestra idea es también combatir la evasión. Hoy el 35 por ciento de la recaudación potencial del país no se paga, hay una evasión del 35 por ciento. Uruguay tuvo su mínimo de entre 23 y 24 por ciento durante el gobierno del PN en 1993. Nuestro objetivo es llevarlo al mínimo de 24 por ciento. Esto está muy cerca del monto del déficit fiscal, varía pero es más o menos, estamos hablando de unos 600 millones de evasión fiscal, una cifra importantísima. Son delitos que se cometen, no son distracciones que se producen. En los países desarrollados es el 12 por ciento, nosotros estamos hablando de un 35 actual que es insostenible para el sistema recaudatorio uruguayo. Para eso tenemos que ir también a una reforma de la recaudación, cruzar la DGI con la Aduana y otro tipo de organizaciones del Estado para que se sepa quiénes son los que funcionan como contribuyentes pero actúan en forma separada respecto de sus relaciones con el Estado. Aumentar el sistema de inspecciones, no las inspecciones de la Impositiva que ustedes conocen, que son tres o cuatro meses, muchos sentados con aire acondicionado, porque eligen siempre los más cómodos. En realidad la queja que hace el que está en la legalidad es que tiene cuatro meses gente de la Impositiva en su despacho, pero los que no pagan los impuestos pasan por la calle y saludan por la ventana. Entonces un sistema de inspección mucho menor, de siete días, respaldado por la tecnología, por la electrónica, y donde además se pueda ver cómo funciona una organización desde la DGI con los temas inspectivos, sobre todo con el tema del trabajo, la dedicación completa, la dedicación parcial, que son temas que afectan enormemente la eficiencia del funcionamiento de la recaudación. Éste es un tema de política tributaria y de administración tributaria.

En los gastos lo más natural es decir "vamos a cortar los gastos". Estamos pensando en reducir el gasto en casi todas las unidades, pero teniendo algunos temas claros, por ejemplo en las empresas públicas, dándoles transparencia y planes para que la ciudadanía sepa por qué tienen que ir bajando las tarifas o por qué se tienen que comprometer, y terminar con el círculo vicioso o esa adicción que existe a nivel de empresa pública de que la renta monopólica se transfiere a Rentas Generales para después estar cumpliendo con las obligaciones de un Estado pesado. Esto lo sabemos todos, lo tenemos que hacer. Para eso tenemos que reformar algunos temas del Estado, pero parecería que en Uruguay no estamos en condiciones de apostar a la transparencia porque cada vez que se hace un plebiscito se lauda sobre un gobierno y no sobre la eficiencia abstracta del funcionamiento del Estado. Estos temas son muy importantes.

En el Ministerio de Defensa Nacional, por ejemplo, apostamos a una reestructuración del presupuesto sobre la base de la eliminación del peso burocrático sobre el inciso de los empleados administrativos, la suspensión de las vacantes en el ámbito militar y la reorganización y profesionalización de las Fuerzas Armadas en un sentido de austeridad, sobre la base de algo que rescate al Ministerio de Defensa Nacional en cuanto a su profesionalidad, pero que haga bajar el peso de su repercusión sobre el tema del Estado. Sabemos de la rigidez del gasto público, que tiene el 70-80 por ciento de salarios y de previsión social. Cuando hay ajustes fiscales y necesidades como las que sufrimos en 2002, lo primero que se corta es la inversión pública y los gastos de funcionamiento, pero hay temas que de alguna forma u otra Uruguay va a tener que encarar en algún momento para ver cómo administra ese gasto público con seriedad y fuerza. Pero mientras tanto, dar las señales de que somos capaces de tocar al Estado en muchos temas sin ser enemigos del Estado, simplemente ser partidarios de la eficiencia y la transparencia en el manejo de los recursos públicos.

EC - Falta responder los preguntas a propósito de números, superávit primario, etcétera.

RL - Hay un tema muy importante en lo que tiene que ver con el gasto del Estado. Hay herramientas que permiten manejar el tema del gasto mucho mejor de lo que habitualmente se hace, y hay una revolución silenciosa que de algún modo ha ido transformando el mundo, tanto en el ámbito privado como en el público, que es la implantación del sistema de gestión de calidad al interior de las organizaciones. Yo he luchado muchísimo por ello.

En Uruguay, muchísimas empresas privadas, en el orden de 500 hoy día, ya tienen implantado el sistema de gestión de calidad con resultados por todos conocidos. En cambio en el Estado ha costado muchísimo, apenas ha comenzado, hay algún buen ejemplo en el Ministerio de Industria de un par de unidades durante el ministerio de Sergio Abreu y de una división en Paysandú, que es la única de todas las intendencias de todo el país que logró implantar un sistema de calidad. De modo que hay algunos ejemplos, pero muy pocos para todo el aparato del Estado. ¿Qué permite obtener la implantación de un sistema de gestión de calidad? La reducción de gasto, pero la reducción racional, no ésa es que es a veces el ahorro del cabo de vela, vamos a gastar menos biromes, o la que mencionó Sergio, que es el recorte de la inversión, que es la más fácil. Es el ahorro racional, que permite además otras cosas: dar transparencia, acortar plazos, dar una mejor respuesta a los usuarios y dignificar la función del trabajador público. Todo ello con la misma herramienta, con el mismo instrumento. Por supuesto, no se puede atacar el conjunto de la administración pública, que son 250.000 personas a la vez; pero tenemos un plan por el cual vamos a ir atacando primero los puntos más sensibles: oficinas de compras, oficinas de recaudación, todos aquellos servicios de apoyo a la empresa, de modo que gradualmente, pero en un plazo de relativamente poco tiempo imprimirle un gran cambio en la calidad al Estado, lo que va a implicar también una reducción de los gastos.

EC - Cerramos este capítulo con las preguntas que tenían que ver con el superávit primario.

SA - Superávit fiscal que está previsto para todos los actores políticos. En Brasil se estableció antes de la asunción del gobierno un superávit fiscal creo que de un 4,25 por ciento. El compromiso del superávit fiscal supone la credibilidad del país respecto de cómo atraer la inversión. Nosotros planteamos un 3 por ciento, que va a ser un poco más; creo que este año se calcula, a la finalización de este gobierno, cerca de 3,6-3,6, cerca de 4, como decían hace pocos días algunos analistas del tema. Pero es muy importante porque el superávit fiscal está vinculado con la posibilidad de cumplir con las obligaciones. Al cumplir con las obligaciones tenemos credibilidad; al tener credibilidad vamos a tener la capacidad de atraer inversiones; y esto es un núcleo duro para todos los candidatos de todos los partidos. El que diga que el superávit fiscal va a ser de 1 o menos o que no le importa no va a poder reprogramar el vencimiento de la deuda externa, y eso afecta la credibilidad y la inversión extranjera.

EC - ¿Cuál es el objetivo que se fijan ustedes en caso de un gobierno del PN?

SA - De un 4 por ciento, porque tenemos que ir creciendo alineando las distintas variables de forma tal de hacer compatible el tipo de cambio flexible, un tipo de flotación, con una inflación de un dígito, pero además con un déficit fiscal que nos permita ir creciendo a un 3 o 3 y algo por ciento, para poder recuperar el nivel de actividad de 1998.

El sistema financiero y el desarrollo de un mercado de capitales (Audio)

EC - Llegamos al último capítulo; después tendremos tiempo para preguntas de los presentes aquí en sala. Vamos al sistema financiero; se los había consultado acerca de si habrá políticas especiales para el sistema financiero.

PABLO ROSELLI:
En ese sentido la idea es establecer si el Estado incidiría en la asignación sectorial del crédito –el doctor Abreu ya dio algunas pistas–, si se adoptarán medidas para promover el desarrollo del casi inexistente mercado de capitales y si habría modificaciones en relación al secreto bancario.

SA - Como criterio general creo que es un tema de confianza. Uruguay después de la tremenda crisis que afectó a tanta gente y de tal forma, ha perdido la confianza en el sistema, a tal punto que hoy los bancos saben que cerca del 60 o el 70 por ciento de los depósitos son a la vista, el que ha vuelto al circuito financiero lo ha hecho con depósitos a la vista, con temor a que pueda suscitarse otro tipo de crisis.

Tenemos que recuperar la confianza en el sistema financiero, y para esa recuperación tenemos que, entre otras cosas, fomentar la intermediación en moneda nacional, ir buscando instrumentos de carácter sustitutivo al crédito, como es el caso del fideicomiso y los warrants, instrumentos que se han aprobado, que son una novedad y además son importantes para poder captar y volver a ingresar en el circuito financiero mucho dinero que todavía está en los colchones e inversión de riesgo para que Uruguay y el sistema financiero vuelvan a recuperar.

Le paso al economista Ribeiro.

WR - El Banco Central hoy está mirando al sistema financiero desde la óptica de la crisis, con una normativa estrictamente dura y unos requerimientos de capital que en muchos casos están frenando el desarrollo o la recuperación del crédito. En ese sentido, creemos que debe adecuarse la normativa o parte de ella, o flexibilizarla de acuerdo a la situación en la que está el país.

El país cambió el 20 de julio de 2002. Hasta aquel momento una serie de proyectos o sectores productivos eran inviables, producto de la pérdida de competitividad; hoy son los que están apuntalando la recuperación del resto de la economía, y la normativa banco centralista, que basa el 80 por ciento de su gestión –o lleva a que los bancos analicen sus carteras de crédito– en base al pasado y no necesariamente en base al futuro está de alguna manera frenando o planteando restricciones a la recuperación del crédito, y por tanto determinando que no sea más acelerado el proceso de recuperación. Nosotros buscamos desarrollar una banca de microfinanzas y microcréditos, para lo cual también es necesaria una normativa específica con procesos y procedimientos de análisis y otras herramientas de crédito específicas, que no pueden ser manejados de acuerdo a la banca tradicional sino tal vez por bancos de plaza, pero no con los criterios de la banca tradicional sino de una banca específica. Esto como uno de los componentes de formalización de la economía y de desarrollo del tejido empresarial uruguayo, sobre todo a través de las agencias regionales de desarrollo. Esas agencias no funcionarían como instituciones de financiamiento sino que canalizarían la gestión del sistema financiero.

En cuanto al mercado de capitales, es necesario fortalecerlo. Hasta el momento ese mercado de capitales no ha tenido un desarrollo más allá de algunas obligaciones negociables y algún otro instrumento. Pero básicamente por un factor cultural del empresariado uruguayo, que son empresas familiares y en general cerradas a abrir su paquete accionario. Las AFAP pueden jugar un rol importante en este sentido, pero con una consideración importante: el dinero en las AFAP no es abstracto, en definitiva es el dinero de todos los uruguayos que a ellas aportan y con el cual se van a jubilar, por lo cual es posible pensar que las AFAP financien en parte al sector privado, pero en inversiones calificadas, extremadamente seguras y con procedimientos adecuados, no libradas al interés del directorio de turno en el caso de la AFAP del Estado y del resto del sistema, sino de acuerdo a una norma estrictamente segura para proteger el ahorro de todos los uruguayos.

Básicamente lo que debe hacerse es recuperar la confianza sobre la base de una política económica sensata, conocida y sobre la base de un sistema político seguro y adecuado, porque hoy tenemos un altísimo porcentaje de los depósitos a la vista, lo que está de alguna manera impidiendo el desarrollo de líneas de crédito de largo plazo; y en particular el rol del Banco Hipotecario, que se deberá apalancar o calzar con recursos de largo plazo, ya sea de organismos internacionales o de las propias AFAP o con el desarrollo de algún tipo de bono privado para el financiamiento hipotecario a mediano y largo plazo.

En definitiva la filosofía es que el sistema financiero acompañe y financie, que justamente ése es el rol que tiene para el sector productivo nacional, a través de elevar el ahorro privado hacia la inversión privada sobre una normativa más adecuada a la realidad, no la que tenemos hoy, que es extremadamente dura.

EC - En este capítulo me gustaría insistir en el tema secreto bancario, si efectivamente hay previsto algún tipo de modificación.

SA - Como es un tema técnico y político lo voy a decir claramente: el secreto bancario se va a mantener en Uruguay. El secreto bancario tiene, por disposición legal, excepciones que están vinculadas a las decisiones que toma el Poder Judicial en los casos establecidos por la ley. No es el secreto bancario destinado a ocultar determinados números, porque se sabe que los controles son importantes, funcionan a nivel bancocentralista y hasta a nivel de bancos. Pero el secreto bancario es también un instrumento de confianza y de seguridad del funcionamiento del sistema. Se va a mantener con las excepciones que establezca la ley.

EC - Hay todo un debate a propósito de si abarca también los créditos concedidos por las instituciones financieras. ¿Cuál es la posición de ustedes?

WR - No es nuestra posición, es lo que establece la ley. La ley establece que el secreto bancario es para las actividades pasivas, es decir los depósitos, no para los préstamos. La ley es clara, no creo que dé lugar a debates.

Las preguntas (Audio)

EC - Hemos agotado el punteo que estaba previsto inicialmente, pero hay unas cuantas preguntas para acercar a los expositores.

ALFONSO LEMA:
Algunas preguntas nos han llegado a través de correos electrónicos de algunos que no pudieron asistir a la reunión. Una pregunta vinculada con el tema de la inversión es si tienen planteado algún esquema de medidas sobre el funcionamiento del sistema judicial. Relacionado con el tema de la inversión, en cuanto al sistema judicial, recuperación de créditos, plazos en los procesos.

SA - Creo que el tema judicial es un tema presupuestal y que hay que darle un respaldo importante al funcionamiento de la justicia uruguaya, que es un elemento rescatable en todas las áreas de la judicialidad del derecho comparado y la experiencia. El tema de la justicia es que tiene que buscar recursos para una mejor profesionalización de determinadas áreas, pero hay que darle un respaldo porque se mantiene con una gran autonomía y profesionalidad. No sé cuál es la vinculación directa de la justicia con la inversión; simplemente la justicia funciona con autonomía y va a tener que manejarse directamente con las distintas competencias que establece la propia ley.

EC - Supongo que la inquietud apuntaba a un problema de plazos, de velocidad en la tramitación de los expedientes.

AL - O más generalmente del costo para hacer cumplir los contratos.

SA - Es un tema presupuestal, un tema de reorganización gerencial del funcionamiento de la justicia, pero nuestra preocupación es profesionalizar al máximo la justicia, no sólo en este ámbito, sino también en otros ámbitos importantes, como por ejemplo el ámbito de la justicia vinculada con la violencia doméstica, el tratamiento a la mujer, cosas que son requerimientos de funcionamiento eficiente. En este tema sabemos la dificultad que tiene la justicia en materia de recursos, y hay que discutirlo en el tema de presupuesto. En el presupuesto nacional, que es donde se va a jugar todo el destino, ésa es la gran prueba que realiza el sistema político uruguayo, porque es la política de la manta corta, tenemos que saber qué prioridades vamos a darle y qué acuerdos políticos somos capaces de establecer para que el presupuesto que rige durante cinco años establezca, entre otras cosas, los recursos adecuados para el Poder Judicial con la independencia institucional y constitucional que tiene en el procedimiento presupuestal.

AL - Otra pregunta que nos hicieron llegar apuntaba al tema de la refinanciación de las deudas, la pregunta dice si se seguirían apoyando medidas o proyectos de refinanciación de deudas.

WR - En el caso de la banca estatal básicamente, el Estado tiene los recursos humanos y materiales suficientes como para hacer un análisis carpeta por carpeta, estudiar la viabilidad de pago y negociar con los deudores. Si el deudor quiere pagar y el acreedor cobrar, hay que generar las condiciones para que eso sea posible, lo que no necesariamente pasa por la vía judicial. La solución es el análisis carpeta por carpeta, no creemos en otro tipo de medidas.

AL - Tenemos una pregunta relacionada con la posibilidad de la imposición de un impuesto a la renta, en particular se plantea la preocupación acerca de si en ese marco se establecerán impuestos a la renta de los depósitos bancarios, los bonos del tesoro y otros activos financieros.

WR - Como dijo el doctor Abreu, nuestro objetivo es comenzar a implementar un impuesto a la renta, pero es un impuesto de lenta aplicación y seguramente con una recaudación bastante baja en los primeros años. El objetivo es al cabo de los cinco años generar las condiciones para empezar a implementar el impuesto; ya lo hemos expresado y está en el programa: no incluiría los intereses por los depósitos bancarios o por la deuda soberana.

AL - La última pregunta que nos hicieron llegar se refiere al tema de la desdolarización de la deuda pública, o el fomento de las deudas en unidades indexadas. Se plantea el interrogante entre el compromiso que seguiría el PN con el objetivo de desdolarizar la deuda en el largo plazo y el problema que implica en el corto plazo por el alto costo que se está pagando en estas nuevas deudas en unidades indexadas.

WR - El tema es que el país necesita una política de Estado con visión de mediano y largo plazo y la desdolarización de la economía no se logra seguramente en uno, dos ni cinco años, es un proceso lento. Por lo tanto el objetivo es generar una política que llegue a reducir los costos financieros de los instrumentos en moneda nacional sobre la base de una política y una visión de mediano y largo plazo, no son objetivos alcanzables en muy corto plazo. De hecho el costo de esos instrumentos hoy está afectado también por la incertidumbre del propio proceso electoral, o sea que no podemos analizar, definir o evaluar una estrategia de largo plazo sobre una coyuntura particular.

RL - Quisiera hacer un par de subrayados sobre algunos temas que han aparecido varias veces. Recién se hablaba del tema de la inversión, sobre todo la pública; Sergio decía que es una frazada corta, y por ende es muy importante que los países tengan claro cuáles son sus prioridades a la hora de enfatizar la inversión en un rubro u otro. Recién hablábamos de posibles acciones para mejorar el gasto, de otras para mejorar la recaudación; el tema es a qué vamos destinando esos beneficios que vayamos obteniendo. Nosotros –esto ha sido una definición política muy clara de Jorge Larrañaga y Sergio Abreu– no estamos en esta campaña prometiendo todo a todos; al revés, hemos dicho muchas veces "cortos en la promesa y generosos en el cumplimiento". Dentro de eso sí hemos asumido algunos compromisos cuantitativos importantes. Uno es elevar la inversión en la educación, tomando la cifra de Anep que corresponde al 2,7 por ciento del PBI, elevarlo a 4 por ciento. Nos parece un tema absolutamente clave no descapitalizarnos en educación, a pesar de la sangría que estamos teniendo de ciudadanos que emigran. Pero siguiendo el ejemplo de Irlanda y de varios países que han podido desarrollarse en algún momento, no hay que perder ese capital.

Hemos asumido otro compromiso, que es elevar la inversión en ciencia y tecnología de 0,3 por ciento a 0,9 por ciento a lo largo de los cinco años. Esto es una inversión tripartita, porque tiene una parte estatal, pero también una privada y una de cooperación internacional. De modo que en términos generales hay un 0,2 por ciento que corresponde al Estado. Son compromisos muy razonables pero que atacan a puntos clave como la formación del capital humano y la innovación, que en la sociedad del conocimiento son las únicas cosas que terminan teniendo valor. Estamos ya y cada vez más en la sociedad del conocimiento, entonces estos temas son un poco la clave de decir vamos a poder agregarle valor a lo que producimos, a nuestros bienes y servicios, y por lo tanto tener un futuro.

También hemos dicho cómo, tenemos un programa educativo y un programa de ciencia y tecnología que no es una vaguedad, es una cosa bien concreta, abierto en una serie de ítems y subprogramas, cada uno de ellos cuantificado en plazos y montos. O sea que es un trabajo serio para decir: a esto nos comprometemos, lo vamos a llevar adelante. Yo mencionaba el caso de Irlanda, pero se puede mencionar Finlandia, que en la caída brutal del año 90 aplicó un blindaje justamente a los gastos en educación y en ciencia y tecnología, que mantuvo a pesar del desplome brutal de su economía. Hoy Finlandia, 14 años después –no 30 ni 40, ni dos generaciones después–, ranquea número uno, número dos, número tres en casi cualquier cosa que se quiera analizar, no sólo en el tema educativo; en el tema desarrollo humano está peleando los primeros lugares. Creo que hay que aprender los ejemplos y decir: vamos a aplicar los recursos que podamos generar en los lugares clave, no hay que errarle.

EC - Sobre el final quiero formularle una pregunta de tipo político al doctor Abreu, que tiene como base su primera respuesta, cuando en el diagnóstico se refería a una serie de problemas políticos que entiende son serios en el Uruguay de hoy. Si no anoté mal mencionaba tres: la falta de consensos básicos, el peso que terminan teniendo los corporativismos y el temor de la dirigencia a asumir costos políticos. La consulta es: a partir de ese análisis de este tipo de bloqueos, ¿cuál es la respuesta? Desde un gobierno que encabezara el PN, ¿qué se haría para combatir este tipo de inconvenientes?

SA - La primera aproximación es el concepto que hoy proclamamos del compromiso nacional. Un país no puede quedar dividido en 50 bueno y 50 malo, 50 por ciento de un lado y 50 por ciento del otro. Esto significa que Uruguay se tranca, como dice el doctor Larrañaga, el Uruguay del palo en la rueda se terminó, tenemos que buscar algunos entendimientos básicos que hacen a un país que es muy vulnerable y que se hace mucho más vulnerable por la falta de entendimientos políticos entre los actores, sobre todo cuando las señales que se emiten son contradictorias o que el inversor o el sector privado miran con gran preocupación. Un ejemplo de este tipo es el acuerdo que se firmó con la Asociación Rural del Uruguay, todos los candidatos firmaron, más allá de los compromisos que se tengan. Ese tema fue convocado por un actor importante en un momento especial del país y una corporación que representa a un sector importante del país; pero ese acuerdo, si bien supone compromiso de los candidatos, debería ser acompañado por un compromiso independiente de los candidatos entre sí respecto de otros temas que hacen a todo el problema del país. Porque no es entendible que se pongan de acuerdo en materia de un régimen cambiario flexible, en mantener el equilibrio fiscal de largo plazo, mantener el actual marco impositivo, construir un rol eficiente del Estado, promover un marco regulatorio que aliente la competencia, promover el desarrollo del mercado de capitales, promover un sistema financiero sólido, promover todo esto se hace en el ámbito de un sector del país. Está muy bien. ¿Pero por qué no se hace –ahí está el tema de los consensos- antes de las elecciones, diciéndole la gente: "Estamos de acuerdo en esto, en esto"? O mejor dicho que se les pregunte a los candidatos: ¿qué les parece que mantendrían del actual gobierno? Es un buen ejemplo. Por ejemplo, yo tengo discrepancias y todos hemos tenido discrepancias con el gobierno, yo he sido ministro y hemos tenido dificultades de entendimiento –devolución de impuestos, todo lo que conocen los empresarios–; muy bien, ¿pero por qué no se hace el esfuerzo de que digan qué mantendrían del actual gobierno? A ver si por lo menos tenemos un hilo conductor, porque creo que todo mal no se ha hecho. Prometer todo a todos, como dice el doctor Larrañaga, es alimentar esperanzas que después se frustran. Entonces nuestra preocupación, cuando estos números son claros, todos vamos al FMI, hablamos con los organismos de crédito, les decimos que vamos a hacer los deberes así y anunciamos nuestros ministros de Economía que han tenido actitudes de este tipo y esta naturaleza, más allá de los temas políticos de discrepancias, ¿no será que hay algunas coincidencias que no se quieren mostrar porque conviene expresarse en contra para ver si se gana la votación?

EC - Entonces ¿cómo manejaría un gobierno del PN este tipo de trabas?

SA - Hay dos temas importantes. Entre la elección nacional y marzo se plantea la refinanciación o la reorganización de nuestra deuda externa, de nuestras obligaciones; ahí los parámetros y las obligaciones que nos van a establecer son tan claros que tenemos que compartirlos entre todos para que Uruguay sea creíble. Es el primer esfuerzo que tenemos que hacer en el período de transición. El segundo, antes del gobierno, el planteo que hace el doctor Larrañaga: hagamos un compromiso nacional, en qué áreas podemos estar de acuerdo y participen todos los actores políticos, sin mengua de sus discrepancias en algunos temas, pero puedan participar del gabinete o de las empresas públicas ejerciendo su control, su control de minoría, en los órganos de controlar del Estado, Tribunal de Cuentas, Corte Electoral. Algo que dé la señal de que los uruguayos no estamos divididos en 50 y 50. Y después –y ahí sí es la gran prueba– el presupuesto nacional. El presupuesto nacional es la hora de la verdad, ahí no hay lugar a que los números se inflen, es simplemente un proyecto de país para cinco años en recursos que van vinculados con las disponibilidades.

Estos temas si no los profundizamos, vamos a seguir teniendo una democracia formal donde los que pierden tienen que oponerse y los que ganan tienen que defenderse de la oposición. El país no soporta más esto.

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Transcripción: María Lila Ltaif
Edición: Jorge García Ramón y Mauricio Erramuspe