Entrevistas

Embajador Fernández Trigo: "Hay mejores condiciones que hace diez años" para concretar un TLC entre Mercosur y la UE

Embajador Fernández Trigo: "Hay mejores condiciones que hace diez años" para concretar un TLC entre Mercosur y la UE

Para Juan Fernández Trigo, el nuevo jefe de la delegación de la Unión Europea (UE) en nuestro país, Uruguay es la nación más cercana a Europa en cuanto a sus costumbres y su modelo social; una proximidad que, a su criterio, debería aprovecharse para impulsar asuntos pendientes como la firma de un Tratado de Libre Comercio (TLC) entre la UE y el Mercosur. En diálogo con En Perspectiva, Fernández Trigo consideró que hoy en día hay "algo más de esperanza" para la firma de un TLC que la que había hace una década, cuando se produjo la crisis en la negociación, ya que en ese entonces había "planteamientos mucho más proteccionistas" de los dos lados. Aseguró que de concretarse el acuerdo pendiente "vamos a salir ganando todos". El diplomático también se refirió a la crisis económica de Europa, catalogándola como un momento "determinante para el futuro de las instituciones" que puede significar "el paso definitivo" para avanzar hacia la unión bancaria y la creación de un gobierno económico.


(emitido a las 8.51 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Se llama Juan Fernández Trigo y es el nuevo jefe de la delegación europea en Uruguay. A comienzos de marzo presentó sus cartas credenciales ante el presidente José Mujica y a la salida de ese encuentro definía de esta manera la relación entre nuestro país y Europa:

Â"Uruguay siempre ha sido considerado por parte de los europeos como probablemente el país más próximo en cuanto a costumbres, en cuanto a formas sociales y políticas de todo el continente. Se lo considera un país con una estabilidad grandísima, con un modelo social y de asistencia que en cierto modo está muy influido también por lo que ha sido el estado de bienestar europeo. Por lo tanto consideramos que es uno de los países con el que más proximidad hay.Â"

Para Fernández Trigo debería aprovecharse esa cercanía entre Uruguay y Europa para avanzar en algunos asuntos que han atravesado serias dificultades en los últimos años. Por ejemplo, la firma de un Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur, que ya lleva una década de atrasos.

Vamos a conversar de esos y otros temas en los próximos minutos porque recibimos al embajador Juan Fernández Trigo, jefe de la delegación europea en Uruguay, justo en el día de Europa, además.

JUAN FERNÁNDEZ TRIGO:
Así es. Gracias por haberme invitado, además precisamente en un día en que celebramos eso, la declaración del entonces ministro de Relaciones Exteriores francés, proponiendo al resto de Europa la iniciativa de integrarse de una forma económica utilizando la producción del carbón y del acero y posteriormente creándose el Mercado Común. Eso es lo que se celebra hoy.

EC – ¿Y cómo se celebra?, ¿Cómo celebran los europeos un día como este?

JFT – Hemos decidido celebrar este día de una forma un tanto particular, a lo largo de una semana, incluso de un mes, porque este año hemos decidido concentrar las celebraciones en torno a la gastronomía. Consideramos que la gastronomía no solo es un punto de conexión, de aproximación entre los pueblos, sino que además refleja muy bien lo que es la cultura europea y el interés que hay recientemente por esta realidad de la alimentación de calidad. Por eso hemos organizado un ciclo mensual de cine europeo que versa sobre la gastronomía al tiempo que hemos hecho un concierto con algunos restaurantes de Montevideo para que ofrezcan en sus menús algunos platos europeos durante esta semana a precios módicos y al mismo tiempo vamos a lanzar una publicación sobre recetas de cocina. En fin, todo esto lleva a considerar que de esta manera no solamente proyectamos la idea de Europa sino que también permitimos que los estados miembros puedan estar también mucho más presentes.

EC – Y en Europa mismo, ¿cómo se celebra el día de Europa? ¿Da para celebrar teniendo en cuenta la crisis que afecta desde hace varios años a Europa y que no da señales de recuperación?

JFT – Hoy se tiene en Bruselas una serie de actos importantes, lo que no quita al mismo tiempo ser conscientes de que estamos en un momento, yo no diría complicado, pero si determinante para el futuro de las instituciones. Estamos, pienso y digo siempre, haciendo camino. La realidad de integrar a países donde la soberanía nacional está siempre presente en un proyecto global, integrador, donde todos pierden algo de soberanía, es un reto y evidentemente esto tiene que llevar, sobre todo en los momentos de dificultad, a que emerjan ciertas dudas. Pero lo que sí creo es que en estos momentos hemos llegado a un punto en donde el paso atrás o la inacción serían todavía peores. Así que estamos probablemente en las puertas de lo que sería el paso definitivo para la integración europea.

EC – ¿Qué lecciones deja esta crisis?

JFT – Creo que la lección más importante de todas es que nos faltó hacer en el momento de la unión monetaria de la creación del euro una serie de reformas adicionales como podían ser la unión bancaria, la creación de un gobierno económico, y por lo tanto derivada de esa carencia se produjeron determinadas disparidades en el modelo económico. Se produjo en algunos países una situación de déficit, en otros se pudo responder mejor a esa situación porque se habían producido unas finanzas públicas mucho más ajustadas, y tampoco hay que olvidar que todo esto se produjo de una forma sobrevenida. Es decir, esto no es una serie de errores acumulados, o sí lo son, pero en cierto modo disfrazados.

EC – ¿Por qué "disfrazados"?

JFT – Porque hubo durante muchísimos años, no solamente en Europa sino en todo el mundo financiero occidental, toda una convicción de que el mundo financiero no necesitaba regulación, de que se podían lanzar al mercado determinados productos y que no se iba a producir en ningún momento una quiebra porque el crecimiento iba a ser ilimitado y exponencial. Todo el sistema financiero colapsa cuando a partir del 2008 llega la quiebra del sistema financiero en Norteamérica, cuando se evidencian las burbujas inmobiliarias que se dan en algunos países. Creo que no solamente había un problema de desgobierno, de falta de gobierno colectivo en Europa, sino que viene también una crisis financiera que en algunos aspectos nadie había sido capaz de detectar.

EC – Ahora, si vamos al terreno concreto, si llevamos estos problemas a nombres, a países, a personas...El crecimiento que países como Grecia, España, Portugal e incluso Italia lograron en su momento bajo el paraguas de la UE, terminó por cobrarles una factura muy importante. Y algunos analistas entienden que incluso la salida de esos países de sus respectivas crisis está siendo más difícil que la de otros países que han pasado por problemas parecidos, por ejemplo acá en América Latina. ¿Por qué? Porque están atados a la política comunitaria, al euro, por ejemplo. ¿Cómo analiza usted este tipo de enfoque?, ¿cómo analiza estos casos concretos?

JFT – Creo que cada país tiene unas especiales circunstancias. No se puede decir que la crisis de todo el sur de Europa sea la misma. En el caso de España existía una burbuja inmobiliaria y aparentemente mientras esa burbuja inmobiliaria existía no existía un déficit público importante, hasta incluso se puede decir que había una situación de superávit. Es en el momento en que se pincha la burbuja en el que aparecen estos desajustes. Se recauda mucho menos por IVA al vender muchas menos viviendas, eso provoca un desempleo y de ahí se genera automáticamente un incremento del gasto público para poder atender esas situaciones de una forma asistencial y ahí aparece el déficit. En esa situación de déficit y de ajuste, cuando se trata de una situación como esa, de reducir la actividad sobre todo del sector público, incrementar los impuestos para neutralizar esa situación, si el sistema financiero no está suficientemente saneado y no hay crédito, no se consigue relanzar sino que incluso se produce un incremento de la desaceleración.

Pero hay otros países que no han tenido esa situación de desempleo masiva, como puede ser el caso de Italia, que su problema quizás pueda venir por la vía de una excesiva deuda pública pero que pueda ir vinculada también a una crisis de gobierno. En el caso de Grecia y de Portugal la situación es mucho más extrema porque no han conseguido seguir financiándose en los mercados, que no es el caso de España que pese a las dificultades sí lo ha logrado, aunque pagando unos intereses muy altos. Los países que han tenido que ser sometidos a un rescate como es el caso de Grecia o Portugal han tenido unos problemas de financiación mucho mayores y han tenido que recibir la ayuda del Fondo Monetario y la UE.

Con esto lo que quiero decir es que no podemos decir que la crisis sea igual y exacta. Es verdad que las dificultades se identifican mejor en esos países del sur de Europa, y que las dificultades de crecimiento provocan una ralentización del crecimiento también en los demás países. Últimamente se habla de que en Alemania está sintiéndose, precisamente porque exporta menos al encontrarse con que los socios europeos están en una situación de menor actividad económica.

Pero creo que estas circunstancias evidencian, primero, que nadie se ha salido del euro. Todo el mundo entiende que sería mucho peor romper el euro. Para cualquier economía que tuviera que salirse del euro y por lo tanto volver a evaluar sus deudas en moneda nacional supondría una pérdida económica mucho mayor. El proyecto europeo sigue adelante y la prueba está en que el 1° de julio se produce el ingreso del país vigésimo octavo, Croacia; hay negociaciones en curso con los países de los Balcanes, con Macedonia, con los de la antigua Yugoslavia, Montenegro, Serbia. Por otra parte, creo que estamos todavía en un momento en el cual nadie ha dicho que el proyecto europeo no tenga en estos momentos salida si no es precisamente avanzando más.

EC – Por ahora. ¿Sabe por qué se lo digo? Porque repasando lo que se está escribiendo en Europa en estos días, justamente en la previa del día de Europa, me encontraba con una serie que publicó el diario El País de Madrid y en ella un artículo firmado por Claudi Pérez empieza de esta manera: Â"Quien interprete la crisis de Europa como una crisis esencialmente económica puede estar quedándose ciego para lo que de veras está en juegoÂ". Y entonces enumera: Â"el auge de una extraña coalición de euroescépticos de siempre con eurodesencantados, eurohostiles y eurodesheredados de nuevo cuño. Populismos, extremismos y nacionalismos dejan un susto tras otro, una sucesión de desagradables sorpresas en las últimas eleccionesÂ". ¿Cómo analizan ustedes ese factor, el avance de estas tendencias contra el proyecto europeo?

JFT – Creo que a veces se confunde el proyecto europeo con la situación de malestar que pueda darse en determinadas sociedades. Cuando la gente encuentra dificultades para encontrar trabajo, o ve que los bancos no le prestan una determinada cantidad de dinero para iniciar un negocio, es decir, cuando se da una situación de crisis la gente le echa la culpa automáticamente a aquellos que tienen que resolver sus problemas. En eso tenemos que ver también que pueda haber motivos suficientes como para que haya descontento. Lo cual no quiere decir que romper la UE, desarmar todo lo que hasta ahora se ha construido, no provocase todavía mucho más malestar. No es hoy en día viable ni posible creer que simplemente porque no participas en el euro y puedes devaluar tu moneda las cosas vayan a ir muchísimo mejor; o porque no tengas que cumplir con los criterios de convergencia que obligan a que no se supere un 3% de déficit público las cosas vayan a quedar resueltas. Creo que se ha creado un gran espacio de intercambio y muchísima riqueza en los últimos 50 años de la UE, aún reconociendo que hay una situación de inquietud porque no se consigue salir definitivamente como quizás otros agentes han conseguido. Creo que lo que en estos momentos nos toca reconocer es que hay una vía que es la marcha hacia adelante, el solidarizar ya definitivamente la política económica global, el que haya una unión bancaria que haga que los bancos de alguna forma estén supervisados por un solo agente y el que incluso haya, como muchos piden, una especie de socialización de la deuda pública, que es una de las cosas que se pidió en su momento, los bonos europeos, pero ante lo cual algunos países se han resistido.

Yo estoy convencido de que probablemente, como dicen muchos analistas, una vez que se despejen las elecciones alemanas muchas de estas decisiones vayan adelante.

***

EC – Una última pregunta sobre este punto. Usted acaba de decir "Â"una vez que se despejen las elecciones alemanasÂ...Â"". Ese factor, Alemania, el poder, para muchos excesivo, que está teniendo Alemania cuando se supone que estamos ante una unión de países, ¿cómo funciona, cómo juega en todo este tablero?

JFT – Puede parecer que en todo este proceso a lo que hemos llegado es a que Alemania sea el único país que impone decisiones y a mí me gustaría hacer una pequeña matización: Alemania no está sola en toda esta visión que podríamos llamar más ortodoxa de la economía o de la austeridad. Hay países que acompañan a Alemania, como es el caso de Holanda, o de Finlandia, que por cierto son países que tuvieron que hacer cierto saneamientos de su sistema bancario en la época de las vacas gordas, tuvieron que asumir algunos sacrificios, y no ven con buenos ojos que ahora se avale una política que podríamos considerar laxa. Pero no es tanto el que Alemania imponga su criterio como que, en lo que se llama el eurogrupo –que es el gobierno de los 17 países que forman el núcleo duro del euro, los países que mantienen el euro–, las decisiones se toman por consenso. ¿Qué ocurre?, que cuando tú necesitas la unanimidad basta que uno diga Â"noÂ" para que realmente sea ese uno el que impide que se lance determinada iniciativa. Insisto, Alemania no es la única que dice no a algunas cosas, está acompañada de otros países que muchas veces yo diría que se encuentran más cómodos permitiendo que el papel de tomar la palabra lo asuma Alemania.

Dicho esto, es verdad que podríamos entender que en estos momentos en Europa hay dos escuelas de pensamiento, aquella que piensa que el ajuste es imprescindible para el crecimiento (la –línea alemana, finlandesa, holandesa–) y aquella que entiende que, por el contrario, determinado ajuste excesivo lleva a la asfixia y por lo tanto el crecimiento está en peligro, que sería la línea que siguen Francia, Italia, España, es decir: los países que tienen una situación más complicada.

EC – ¿Vamos a asistir a un cambio de criterio entonces?, ¿ahora la correlación de fuerzas da distinto en ese eurogrupo?

JFT – Yo creo que sí, ha habido un discurso muy reciente del presidente europeo [Herman] Van Rompuy en Portugal, país rescatado, en donde se hace toda una reflexión sobre la conveniencia de relajar, y una vez que ya se ha producido, y sin olvidar la necesidad de los ajustes fiscales, el relanzar la política de crecimiento. De hecho, vamos a ser sinceros, esto se viene haciendo. Aunque el discurso oficial diga y afirme que el ajuste es lo único que le puede importar a la señora [Angela] Merkel, lo cierto es que el Banco Central Europeo prácticamente con la Â"toleranciaÂ" del Bundesbank [Banco Central de Alemania] está de alguna forma comprando deuda de los países más complicados. En el año 2012 estábamos a una prima de riesgo –que quiere decir prácticamente el tipo de interés al que hay que pagar para que te presten–, de un 6%, España tenía que pagar en ese momento un 6% de la deuda pública que emitía. Hemos pasado en estos momentos de 600 puntos a estar por debajo de 280. Eso se ha conseguido porque alguien está interviniendo en los mercados y está comprando deuda española y está haciendo que de esa manera el tipo de interés esté bajando.

EC – ¿Quién es ese alguien?

JFT – Entre otros el Banco Central.

 ***

EC – El embajador Juan Fernández Trigo, jefe de la delegación europea en Uruguay, tiene 54 años, es licenciado en Derecho por la Universidad Central de Barcelona, luego graduado en la Escuela Diplomática. Además en sus ratos libros es escritor, ¿no?

JFT – Así es.

EC – ¿Cuántas novelas?

JFT – En realidad tengo dos publicadas pero cuatro escritas y una quinta empezada, así que espero poder publicar algunas de esas que están pendientes. A ver si este programa me ayuda (risas).

***

EC – Embajador: usted lleva apenas tres meses en Uruguay pero tiene una carrera larga en el terreno diplomático que lo ha llevado a estar en lugares clave en momentos muy significativos. Por ejemplo, usted ha estado en Nueva York como consejero de la representación de España en la ONU en setiembre de 2001, cuando fueron atacadas las Torres Gemelas.
 
JFT – Así es.

EC – Después fue embajador español en Haití, y allí le tocó vivir en enero de 2010 aquel terremoto que devastó buena parte del país, y a continuación estuvo como embajador en Paraguay, donde el año pasado, 2012, se encontró con el juicio político que terminó con la destitución del presidente Fernando Lugo. ¿Tenemos que temer por su designación acá en Montevideo?

JFT – No, espero que no, a lo mejor conseguimos el acuerdo con Mercosur y entonces ese sería también un hecho importante y no necesariamente negativo en absoluto.

EC – ¿Le ha dejado alguna enseñanza, desde el punto de vista de su desempeño como diplomático, esa serie de hechos muy fuertes que le tocó vivir?

JFT – Bueno, creo que lo que saca uno de todo esto es que es importante vivir intensamente la vida. Que no es lo mismo estar tranquilamente dormitando que vivir en los momentos clave. Y luego también relativizar mucho, la importancia de la suerte que tieneÂ... La suerte en la vida para mí es definitiva, pero no solamente por el hecho de haberte salvado de un terremoto sino porque a lo largo de mi vida, que he tenido la oportunidad de vivir en países muy diversos, la conclusión que saco es que la suerte es definitiva respecto a lo que va a ser prácticamente tu futuro. No es lo mismo nacer en Bangladesh que nacer en Londres. Tu vida va a estar muy condicionada a tu favor si vives o naces en una familia de clase media en un país en donde hay oportunidades que si vives en un país en donde no las hay.

EC – No es lo mismo que a uno se le caiga todo el techo arriba a que le caiga una pared simplemente arriba del brazo izquierdo. Ese fue el dilema en el que usted estuvo en el caso del terremoto de Haití.

JFT – Exactamente.

EC – Por unos segundos se salvó de que le cayera el techo arriba pero sí tuvo una lastimadura muy seria en uno de sus brazos.

JFT – Sí, tengo todavía una cierta insensibilidad en el brazo izquierdo. Pero recuperé la movilidad, porque estuve cuatro meses sin mover nada. Volví a Haití un año más después del terremoto y estuve haciendo rehabilitación con médicos cubanos, que me ayudaron mucho, pero en estos momentos me queda todavía una cierta insensibilidad y sobre todo a la hora de levantar pesos, como maletas para los aviones y esas cosas, lo noto. Lo cierto que salvar la vida al lado de 300 mil personas que murieron en el terremoto de Haití, que es una de las catástrofes más grandes que ha habido, realmente te enseña a que todo es cuestión del momento.

EC – Hablemos de los desafíos que usted tiene por delante ahora que está destacado en Montevideo. Usted ha dicho que uno de sus principales objetivos es que se concrete el acuerdo pendiente UE - Mercosur para un área de libre comercio. Es una gestión muy difícil, ¿no?, hay años y años de atraso. ¿Le parece que ahora sí están dadas las condiciones?

JFT – Bueno, no creo que todas las condiciones pero creo que estamos en mejores condiciones que hace diez años, cuando se produjo la crisis en la negociación.

EC – ¿Por qué se trancó la negociación?

JFT – Porque evidentemente en uno y otro lado había planteamientos mucho más proteccionistas de los que detecto hoy. ¿Por qué hoy veo algo más de esperanza?, en primer lugar, porque Europa ha reformado su gran sensibilidad de hace unos años, que era la agricultura. La ha ido reformando en una serie de tramos y hoy en día no se trata tanto de subvencionar los precios sino de proteger para que los agricultores no abandonen el campo. Es decir, hay una protección mucho menor; de hecho, Europa importa alrededor de 60 mil millones de euros en productos alimenticios. Las agriculturas más sensibles, como podían ser la francesa, la española, etcétera, han ido acomodándose a esa nueva situación.

EC – O sea, ¿Europa está abierta a esa competencia con el Mercosur en el terreno de la agricultura y los productos agropecuarios?

JFT – Y además hay en la negociación un peso mucho menor de la cuestión agrícola, hay un mucho mayor interés en el tema industrial, en la posibilidad de comerciar con productos industriales y servicios con el Mercosur.

Desde el otro lado, desde el Mercosur, es evidente que en un país como Uruguay la importancia se le da al comercio y a la inversión como una vía de prosperidad. Pero además en países que hasta ahora pudieron tener una actitud un tanto tibia, como es el caso de Brasil, detectamos también que hay un cambio de posición. La propia industria brasileña, en San Pablo, que fue consultada por el gobierno brasileño se expresó claramente a favor del acuerdo de Mercosur.

EC – ¿Dónde está el escollo? ¿En Argentina?

JFT – Bueno, probablemente pueda haber mayores sensibilidades por la parte argentina, pero nosotros esperamos que sea todo el Mercosur quien nos presente una oferta.

EC – Veo por ejemplo lo que dijo la presidenta Cristina Fernández en enero en Chile, cuando se realizó la cumbre Celac [Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños] Unión Europea: Â"En el Mercosur hay países emergentes, con desarrollo industrial emergente frente al consolidado desarrollo de la UE, por ello se necesita que las simetrías estén previstas para que no se perjudique a nuestra industria y sobre todo a nuestros pueblos.Â"

JFT – Yo quiero quedarme también con que el Mercosur se comprometió a hacer una oferta antes de finales de año en esa misma cubre en Santiago de Chile y esperamos recibirla. Veremos entonces en qué productos, en qué sectores pueda haber una mayor flexibilidad que en otros. Pero de lo que sí estoy convencido es que hoy en día hay una mayor flexibilidad en uno y otro lado. Además en estos momentos se están creando unas zonas de libre cambio por parte europea con Asia, con el hemisferio norte de América e incluso con África oriental y meridional. En estos momentos el Mercosur se encuentra en una situación de cierto aislamiento, creo que hay que potenciar ese enganche, ese engarce con las corrientes de comercio.  Al mismo tiempo me parece que es una realidad incontestable que vamos a salir todos ganando con un incremento de los flujos comerciales y de las inversiones.

EC – Ahora, ¿cómo juega en esta negociación pendiente el antecedente de cómo viene la relación UE Argentina? Vale la pena recordar en ese sentido que en mayo del año pasado la UE acudió a la Organización Mundial del Comercio para exigir que Argentina pusiera fin a las medidas proteccionistas que había venido adoptando en los meses anteriores, esas que Argentina justifica por el lado de defender el empleo y la producción nacional. Está tirante esa relación.

JFT – Nosotros no podemos tampoco hacer dejación de lo que consideramos que son normas que vulneran los principios del comercio internacional. Pero, dicho esto, son casos concretos y tenemos confianza en que todo el Mercosur va a estar a la altura de las circunstancias. Es decir que con independencia de que haya determinadas denuncias ante la Organización Mundial del Comercio por determinados casos puntuales, creemos que lo que hay que tener es una visión mucho más amplia, vamos a salir ganando todos.

EC – ¿Por qué vamos a salir ganando todos?, ¿cómo defiende usted la conveniencia del acuerdo en estas circunstancias?

JFT – Porque países que son productores de materias primas que en estos momentos están teniendo unos precios muy favorables en el mercado internacional van a poder vender mucho más en la UE y porque la UE va a poder penetrar sus productos industriales y sus servicios en el área del Mercosur. Eso supone puestos de trabajo para uno y otro lado y circulación de riqueza para uno y otro lado. Las inversiones, por ejemplo, que tiene Europa en América Latina son más importantes que las que tiene en países tan potentes como son China, Rusia y la India, los países emergentes por excelencia. Así que de esto no se puede derivar nada más que riqueza para todos. Pretender ver que de una protección sectorial se gana algo puede ser a un corto plazo, a una inmediatez, pero en estos momentos lo que es evidente es que todos los estudios económicos demuestran que se sale de la pobreza y se encuentra la prosperidad comerciando más.

EC – Tenemos algunas preguntas de los oyentes sobre el tema.

ROMINA ANDRIOLI:
Sí, a propósito de esto Gonzalo de Pocitos planteaba Â"Europa ha preferido mirar a África y a Asia antes que a Latinoamérica, ¿cuál es la real valoración de Latinoamérica que se hace desde la UE? Parece un real ejercicio en vano el acuerdo UE-LatinoaméricaÂ", plantea él en este caso.

JFT – No estoy de acuerdo en absoluto con el oyente. Europa tiene con América Latina una relación intensísima desde el punto de vista comercial. Hay un acuerdo con México de libre cambio desde el año 2000, otro con Chile desde el año 2002; hay unos acuerdos con todos los países que forman parte del SICA, del sistema interamericano en América Central [Sistema de Integración Centroamericana], se ha firmado también un acuerdo de libre cambio con Perú, otro con Colombia. En realidad la única parte que se encuentra descolgada de América Latina es el Mercosur, y por eso es que hace falta que nos adelantemos a una negociación que puede en cierto modo perjudicar esta relación privilegiada como puede ser un acuerdo entre Estados Unidos y Europa, que también está previsto. Es decir, no se puede en absoluto acusar a Europa de haber desconocido la realidad latinoamericana, al contrario. Aparte de todo eso hay un partenariado estratégico con Brasil, en donde es un diálogo político importante, de la misma forma que lo hay con Rusia y China. Pero no hay un acuerdo comercial con la zona del Mercosur, que es importantísima en cuanto a lo que es producción por ejemplo de alimentos. Nosotros estamos deseosos en estos momentos de completar ese círculo de acuerdos y crear una gran zona de libre cambio en América Latina con Europa.

***

EC – Embajador, para terminar, aparte del impulso a las negociaciones UE - Mercosur, ¿qué otros objetivos se ha planteado para su gestión?

JFT – Fundamentalmente dar una mayor visibilidad a la UE. La UE a veces se ve como una organización excesivamente técnica muy orientada hacia todo lo económico.

EC – Efectivamente creo que esa es una sensación que está bastante instalada.

JFT – Y sin embargo nosotros somos una entidad de un potencial cultural tremendo. Yo en mi discurso de hace un par de meses cuando convidé a las autoridades, a los colegas y a la sociedad para celebrar la presentación de mis cartas credenciales señalaba eso, Europa ha sido capaz de crear el renacimiento italiano, la novela francesa, la seguridad social, la educación gratuita, la música de los Beatles; hemos sido capaces de formular lo que han sido las bases de la democracia parlamentaria a través de las revoluciones inglesa y francesa. Tenemos mucho que aportar al mundo, no solo somos gente que exporta y que invierte, sino que hemos creado un cine importante, tenemos un teatro importante, la música pop prácticamente nació en Inglaterra. Quiero decir, hay mucho que aportar, hay mucho que hacer visible, mucho que presentar, y en eso estamos. La idea es que poco a poco la UE y con el tiempo la diplomacia europea vaya en cierto modo además de coordinándose más creando una unidad en ese objetivo final de la creación de una unidad política, y yo quiero contribuir con mi presencia aquí a difundir esa idea de Europa que pretende ser algo más que simplemente comercio.

EC – ¿Tiene plazo o todavía no?

JFT – ¿Plazo quiere decir si ya tengo límite de tiempo?

EC – Si, ¿es por un período determinado?

JFT – Es un período de cuatro años, si no lo hago mal, espero que me quede aquí un tiempito todavía.

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