En Primera Persona

El pre-referéndum y el trabajo periodístico

Por Emiliano Cotelo

(emitido a las 8:37 Hs.)

El jueves 20 de junio, tres días antes del pre-referéndum sobre la ley de despenalización del aborto, en el último día antes de la veda, aquí En Perspectiva incluimos dos abordajes  de ese tema: un debate entre Carmen Beramendi y Alfredo Solari y una convocatoria a los oyentes para que nos dijeran qué iban a hacer ese domingo.  

Quiero detenerme en esto último. Ustedes recuerdan cómo era. A través de mensajes de texto enviados al 8810, el oyente que pensaba ir a votar mandaba la letra A, quien no iba a ir a votar, la letra B, y quien no sabía, la letra C.

Ya hemos explicado otras veces cómo funciona el sistema: cada mensaje va apareciendo a la vista en nuestra bandeja de entrada y además se va procesando en el software de Encuesta Activa, que nos suministra información sobre cómo va dando el resultado paso a paso, con cantidad de votos para cada opción y el cálculo de los porcentajes correspondientes.  Cada quince minutos o media hora, yo suelo resumir al aire cómo viene la compulsa.

Me llamó la atención que aquella mañana la respuesta de los oyentes fue apabullante. Era evidente que el asunto apasionaba a buena parte de nuestro público. En determinado momento, después de las 8, habiendo ingresado ya una cantidad considerable de mensajes, hice uno de los resúmenes al aire. Dije que la opción de ir a votar estaba en 41%, la de no ir a votar en 57% y que los que no sabían eran 2%. Recordé que para que haya consulta popular la Constitución exige el apoyo del 25% de los habilitados para votar y luego agregué lo siguiente:

"¿Esto qué quiere decir? Esto quiere decir que el referéndum saldría. Es notorio por estos números que es más la gente que no va a ir a votar que la que sí va a votar (por lo menos hasta ahora). De todos modos, como los que van a votar están por arriba del 25%, habría referéndum."

Ustedes conocen qué fue lo que finalmente ocurrió el domingo 23: sólo concurrió a votar el 8.9% de los habilitados. Se estuvo muy lejos del mínimo del 25% y, por lo tanto, NO habrá referéndum.

Hubo un contraste muy fuerte entre el resultado de nuestra consulta a la audiencia y el hecho real ocurrido el domingo 23.  Eso, por supuesto, nos llamó la atención y llevó al equipo de En Perspectiva a reflexionar sobre nuestro trabajo y en particular sobre la herramienta de la Encuesta por SMS.

Un par de aclaraciones

Antes de seguir, una puntualización básica: nunca pretendimos equiparar el sistema de sondeos por SMS a una encuesta de opinión pública.

En una encuesta formal y rigurosa los profesionales de la consultora hacen sus preguntas a un grupo de personas que ellos eligieron previamente tomando la precaución de que esa muestra fuera representativa del conjunto de la sociedad uruguaya.  En cambio, en nuestro sondeo el sistema funciona al revés: nosotros no elegimos a quienes contestan nuestra pregunta, sino que son ellos, un grupo de personas, quienes deciden mandar sus mensajes de texto con las respuestas A, B o C. Y esas personas integran un segmento de la población con algunas características especiales: para empezar, son oyentes de este programa de radio; pero no sólo eso: además tienen interés de tomar el teléfono celular y participar, asumiendo incluso el costo extra que implica ese mensaje, que no es alto pero existe.

La conclusión más simple que puede sacarse a partir de la jornada del 23 de junio es que la muestra que se conformó en nuestro sondeo del jueves previo no era representativa del conjunto de la sociedad uruguaya: en esas personas que mandaron mensajes aquella mañana estaban sobre-representadas aquellas que buscaban que hubiera referéndum.  

De todos modos, en realidad, cabe otra posibilidad: que muchos de los que a nosotros nos dijeron el jueves que irían a votar, después no lo hayan hecho. Ese es un riesgo derivado de que el pre-referéndum es de voto voluntario, algo que no sólo complica a este instrumento precario del sondeo por SMS sino también enreda el trabajo a las consultoras de opinión pública.

Cifra, por ejemplo, en su última encuesta previa al 23 de junio obtuvo que "seguramente" irían a votar el 40% y "probablemente" irían el 11%... Sin embargo, el director de la consultora, Luis Eduardo González, prefirió no hacer un pronóstico, por varias razones. Primero, porque, comparando con sondeos anteriores, se notaba que la disposición a ir a votar venía bajando. Segundo, porque los antecedentes indican que los que efectivamente votan son bastante menos que los que dicen que van a votar, tal vez no más de la mitad. Y, tercero, porque no hay experiencia en Uruguay sobre el resultado de esta clase de convocatoria con voto no obligatorio sobre algo que la gran mayoría de la población considera un "tema de conciencia".

Dos enseñanzas

Lo cierto es que el equipo de En Perspectiva sacó dos enseñanzas de este episodio.

Primero: que el sistema de encuesta por SMS es una herramienta muy útil para habilitar la participación de la audiencia pero debemos analizar fríamente en qué casos vale la pena utilizarla. Por ejemplo, una cosa es preguntar a los oyentes cómo piensan que saldrá Uruguay en su próximo partido por las Eliminatorias (allí se trata de palpar deseos o estados de ánimo de la gente), y otra muy distinta es consultar si se va a asumir tal o cual conducta, por ejemplo, votar y, más delicado aún, votar en una elección no obligatoria.

Segunda enseñanza: que yo debí haber sido más cuidadoso cuando daba al aire los resultados parciales o finales. Yo señalé que con los números que veníamos obteniendo "el referéndum saldría", cuando debí haber dicho: "si la muestra conformada por los oyentes que nos mandaron fuese representativa del conjunto del electorado, el referéndum saldría".

Aclaro que esto último era lo que yo tenía en mi cabeza cuando hablé; como ya comenté más temprano, nunca pensé que nuestras encuestas con SMS fueran una herramienta técnicamente apta para predecir un resultado electoral; simplemente, ocurrió que no lo dije, debido a los avatares de la improvisación cuando uno conduce un programa de radio en vivo.

Autocrítica, sí

Aquí, En Perspectiva, todos somos muy autocríticos y yo en particular soy autocrítico. Estamos permanentemente evaluando nuestro trabajo. Lo hacemos, por ejemplo, en las reuniones de producción que realizamos diariamente antes del mediodía. Y lo hacemos, incluso, sobre la marcha misma del programa. Y cuando entendemos que nos equivocamos, corregimos. Y cuando esa equivocación es suficientemente grave, corregimos y comunicamos al aire la corrección.

Eso es lo que hemos hecho mil veces y eso es lo que estoy haciendo yo en este momento.

Aceptar el enchastre, no

Pero lo que no estoy dispuesto a aceptar es que desde afuera se tome como base un error o un descuido nuestro y se nos atribuya intencionalidad o la decisión de manipular la información.

Digo esto porque el viernes pasado me encontré con una acusación de ese tipo, formulada por Samuel Blixen en el semanario Brecha. Blixen publicó ese día una columna titulada "Usted opina", buena parte de la cual está dedicada a En Perspectiva y a Emiliano Cotelo, a raíz de aquella consulta a nuestros oyentes en del jueves 20 de junio. Blixen dedica dos párrafos a describir con gran detalle lo que ocurrió aquella mañana (que, palabras más, palabras menos, recoge lo que yo les conté al principio de este espacio). Más tarde cita números de las consultoras Equipos y Cifra, y agrega: "Ninguna de las encuestadoras aventuró cifras definitivas sobre la consulta del domingo, porque entre otras cosas, la concurrencia era voluntaria, pero con sus sondeos de opinión alentaron los deseos de cierta prensa que dio por hecho el referéndum a fin de año". En el párrafo siguiente Blixen vuelve sobre nosotros y dice: "En Perspectiva fue mucho más allá: en condicional, es cierto, anunció que más del 25% de los uruguayos votaría el domingo".  A continuación critica con argumentos atendibles los sondeos realizados entre oyentes de radio y espectadores de televisión. Y finalmente agrega: "La difusión de los resultados, sobre estas bases tan endebles, revela otras intenciones, tiene otros significados".

Yo no puedo dejar pasar esa afirmación tan grave, que además no es la única, porque la nota de  Blixen empezaba con esta otra frase: "Todavía hoy, cuando se conocen los resultados definitivos de la consulta del domingo 23, siento el impacto de la manipulación".

¿De qué está hablando Blixen? ¿Qué "otras intenciones" habríamos tenido cuando hicimos ese sondeo y yo comenté los resultados? ¿¡"Manipulación"!? ¿En qué "manipulación" se supone que estuvimos metidos ese día?

Francamente, planteo estas preguntas desde la indignación.

¿Qué debe entender el lector de Brecha que se encontró con esa columna de Blixen? ¿Que yo lancé la encuesta y después fragüé los resultados para llevar agua al molino de quienes procuraban un referéndum?  Por supuesto que jamás haría eso, pero por las dudas aclaro que la encuesta completa está archivada y disponible para quien quiera revisarla, incluyendo cada mensaje que llegó con su número de celular y la letra que eligió votar.

¿O el lector debe entender que aquel día yo propuse al aire esa pregunta porque sabía de antemano que el resultado daría más de un 25% a favor de la opción del referéndum? Ya estamos hablando de un nivel de fantasía importante.

Pero además: ¿De dónde saca Blixen que yo podría y/o querría hacer algo esa mañana que beneficiara a alguna de las dos posiciones que se enfrentaban el domingo?

Pregunto: ¿Blixen tiene pruebas de que Radio El Espectador, este programa o Emiliano Cotelo hubiera decidido embarcarse en alguna campaña se ese tipo?

Difícilmente las tenga, porque no existen.

En una parte de su artículo, Blixen se coloca a sí mismo como un censor implacable de las malas prácticas periodísticas. Y unas frases más adelante, sin ningún prurito, se dedica a enchastrar de manera maliciosa, retorcida y a puro olfato, sin ningún documento que lo avale.  Cualquiera diría que en su manejo de este tema hay alguna contradicción.

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