Danilo Astori disertó en el ciclo de conferencias organizado por Tea, Deloitte & Touche.

Escenario 2005 (II): La propuesta económicas del Encuentro Progresista

En el marco del ciclo "Escenario 2005 - Las propuestas económicas de los partidos políticos", organizado por Tea, Deloitte & Touche, el nominado ministro de Economía para un eventual gobierno del EP-FA-NM, Danilo Astori, expuso el programa económico que desarrollaría su fuerza de llegar al gobierno.

(Emitido a las 09.10)

EMILIANO COTELO: (Audio)
Tuvo lugar ayer la segunda conferencia del ciclo "Escenario 2005 - Las propuestas económicas de los partidos políticos", organizado por Tea, Deloitte & Touche. El objetivo de estos coloquios es profundizar en los programas económicos de los principales partidos políticos, a partir de un cuestionario previo que se entrega a los entrevistados, y que indaga en las prioridades, los instrumentos y la viabilidad de cada una de las propuestas.

Esas preguntas han sido elaboradas por el contador Alfonso Lema y los economistas Horacio Morero y Pablo Rosselli.

La semana pasada transmitimos la conferencia inaugural, a cargo del candidato a la Vicepresidencia por el Partido Nacional, doctor Sergio Abreu, que compareció acompañado por el economista Washington Ribeiro y el inteniero Ruperto Long.

En esta ocasión el protagonista es el contador Danilo Astori, principal referente económico y nominado ministro de Economía para un eventual gobierno del EP-FA-NM. La disertación tuvo lugar ayer de tarde en el Club de Golf, y la transmitimos ahora sin cortes.

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ALFONSO LEMA:
Les damos la bienvenida a esta segunda reunión del ciclo que hemos llamado "Escenario 2005. La política económica: la propuesta de los partidos políticos". Como todos sabemos, un ingrediente muy importante para la conformación de escenarios, para planificación, es cuál va a ser la política económica, y esa es la razón de estas reuniones.

Hoy le doy la bienvenida y agradezco la participación al contador Danilo Astori, quien sería el ministro en un eventual gobierno del Encuentro Progresista - Frente Amplio - Nueva Mayoría (EP-FA-NM).

Hemos manejado el esquema de funcionamiento de estas reuniones a efectos de permitir una cobertura lo más amplia posible de los aspectos de la política económica que ustedes van a estar interesados en analizar y, a efectos de poder facilitar la comprensión por parte de los oyentes hemos planteado un esquema de siete módulos: un primer módulo de marco conceptual y luego módulos por las distintas políticas económicas a implementar en 2005: las políticas fiscal, cambiaria, salarial, comercial, etcétera.

Como tenemos que tratar de mantener un horario, trataremos de mantener un cierto ritmo. La idea es cubrir todas estas preguntas en una primera instancia, luego habilitar un espacio para algunas preguntas que nos hicieron llegar por mail algunos de ustedes, en particular algunos que no han podido participar, y luego habilitar la posibilidad de preguntas por partes de los asistentes a la reunión.

Como en otras oportunidades, a efectos de permitirnos funcionar en este esquema, Emiliano Cotelo va a estar haciendo la moderación de la reunión y Horacio, Pablo y yo estaremos presentando las preguntas, de forma que los oyentes puedan tener claro y seguir los temas que estamos tratando.

EMILIANO COTELO:
Algunos detalles de esta conferencia atendiendo a la retransmisión por radio. Acordamos con el contador Astori que cada uno de los bloques temáticos tendrá una duración aproximada a los 8 minutos, si bien en algún capítulo se necesitará más tiempo y en otros menos. Al final de los capítulos cabe la posibilidad de planteare alguna repregunta, si entendemos conveniente aclarar algunos de los puntos, entre otras cosas pensando en el público que va a estar siguiendo este coloquio a través de la radio. Por último, quienes se encuentren en sala pueden formular sus preguntas al final de la disertación.

Diagnóstico y estrategia (Audio)

Comenzamos escuchando al contador Danilo Astori con el primero de los capítulos que Tea, Deloitte & Touche ha preparado para los distintos invitados a este ciclo. Es el del marco conceptual: diagnóstico de la situación de nuestra economía y estrategia general propuesta, que tiene a su vez algunos puntos en especial que interesa que se resalten.

AL - En este sentido le estamos planteando que incluya en la exposición inicial conceptual cuáles son los principales problemas u oportunidades que desde su punto de vista tiene la economía uruguaya hoy; cuáles serían los principales objetivos y los principales instrumentos de política económica a implementar. Con ese marco conceptual luego pensamos abordar más aspectos de políticas de corto plazo.

DANILO ASTORI:
Buenas tardes a todos. Quiero agradecer mucho a Tea esta invitación, esta posibilidad de compartir con todos ustedes comentarios sobre temas que nos importan a todos, sobre todo en el Uruguay del futuro. Quiero decir a los amigos de Tea que las preguntas son muy buenas; considero que están muy bien formuladas y nos permiten a quienes estamos de este lado del escritorio profundizar, obviamente en forma muy precisa en algunos casos el contenido de nuestras propuestas de política económica. Aunque, por algún motivo que voy a señalar oportunamente, no considero que el tema económico pueda ser aislado de los graves problemas sociales que tiene Uruguay y que refieren a la calidad de vida de su población. Esto importa no sólo por razones de justicia; también importa para el desarrollo económico de un país. Por eso me voy a permitir referir a ellos, aunque sea brevemente, cuando entienda que hay una relación importante al respecto. Por supuesto, mi agradecimiento se extiende a todos ustedes, por su presencia acompañándonos en esta jornada de trabajo.

Voy directamente al primer conjunto de preguntas que refieren al marco conceptual, al diagnóstico de la economía uruguaya y a una estrategia general hacia el futuro.

En términos muy sucintos, creo que Uruguay padece una crisis estructural, que es lo mismo que decir una crisis de largo plazo, una crisis que está explicada por factores de mucho arraigo en la economía y en la sociedad uruguayas, lo que supone decir que los malos años de entre 1999 y mitad de 2003 no constituyen la crisis del país sino apenas una etapa muy negativa de un proceso mucho más largo, y esta recuperación que Uruguay vive ahora, con una elevación notoria de su nivel de actividad, que es preciso reconocer, no es la superación de la crisis del país, sino una de las buenas etapas que Uruguay ha tenido, alternando con las malas, durante un proceso de décadas, con una peculiaridad sin embargo: las etapas buenas han sido cada vez más breves y las malas cada vez más graves y profundas; si no, no se explicaría que Uruguay hoy tenga un millón de pobres, la desigualdad social que tiene, que es muy profunda, la indigencia que se puede percibir en muchos sectores de nuestra población, cosa que no ocurre en lapsos cortos, sino que es el producto de un daño acumulativo por lo general muy largo.

Por lo tanto creemos que la visión de política del país tiene que tener la misma característica estructural de su crisis y tiene que apoyarse en una gran medida en transformaciones estructurales. Desde el punto de vista económico, sin duda referidas antes que nada a la producción de Uruguay. Nosotros creemos en un camino de especialización productiva del país a altos niveles de calidad, que es, por lo demás, el camino que exhiben todos los países exitosos del mundo: han definido especializaciones en función de ventajas competitivas al servicio de las cuales han puesto políticas públicas que se mantienen por encima de gobiernos y partidos. Uruguay tiene que hacer esto, puede hacerlo, tiene ventajas competitivas reales o potenciales en muchas actividades (que después podemos analizar con un poco más de detalle), y al mismo tiempo tiene que proponerse la estrategia del desarrollo en base a la calidad de su producción de bienes y servicios. Esas transformaciones estructurales también tienen que referir -según veremos al final en el séptimo capítulo- al sistema financiero; tienen que referirse al Estado, no tenemos un capítulo de reforma del Estado en las propuestas, pero podemos aludir, sea en las preguntas, sea indirectamente, a propósito de la respuesta a otras preguntas. Tenemos que realizar cambios muy profundos en el sistema tributario, en la política exterior del país, sobre los cuales sí tenemos capítulos especializados que nos permitirán profundizar en las respuestas correspondientes.

Naturalmente también deberán tener carácter estructural las políticas sociales en relación a los aspectos más importantes de la calidad de vida de los uruguayos, hoy muy deteriorada por las razones que mencionábamos antes. Me estoy refiriendo a la salud, la educación, la vivienda, la seguridad social, temas que no habrán de ser fáciles por la conformación demográfica que hoy tiene Uruguay, con un fuerte envejecimiento a fuerza de expulsar tantos jóvenes por falta de oportunidades de realización laboral en nuestro país. Esto dificultará, sin duda, las transformaciones estructurales en materia de condiciones sociales de vida hacia el futuro, particularmente en el terreno de la salud y de la seguridad social.

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Se nos pregunta en este capítulo cuáles son los principales problemas de la economía uruguaya, de los cuales derivo a su vez los principales objetivos.

En materia económica estrictamente señalo tres:

la carencia de rumbo estratégico del país durante décadas; este país no sabe productivamente hacia dónde va desde hace mucho tiempo y debería definirlo porque tiene condiciones para eso;

la insuficiencia de la inversión productiva; Uruguay es uno de los países con más baja tasa de inversión en la región latinoamericana, lo que es decir, porque América Latina es una región de baja tasa de inversión;

y en tercer lugar la carencia de articulación entre el ahorro y la inversión productiva, lo cual está ligado al segundo de los problemas señalados.

Pero quiero destacar, por razones que ya mencioné, que el deterioro de las condiciones de vida del pueblo uruguayo es también un problema económico, además de ser un problema de justicia. Porque no es posible concebir un proceso de desarrollo económico sin al mismo tiempo articular a ese proceso una mejora sustancial de la calidad de vida. Las dos cosas van juntas, son inseparables y yo por lo menos quiero dejar la constancia en este momento.

En cuanto a los principales conjuntos de medidas, si ustedes me permiten, más que instrumentos, que vamos a ir detallando en el correr de los capítulos, yo haría referencia a conjuntos de instrumentos. No me animo a señalar, por ejemplo, como está sugerido en el cuestionario, tres instrumentos principales; me animo a destacar conjuntos de herramientas que, a mi juicio (lo detallaremos en los capítulos correspondientes), refieren respectivamente:

al comienzo de los procesos de transformación estructural, que iremos detallando a lo largo del cuestionario;

un nuevo programa con los organismos financieros internacionales, tema que hay que atacar inmediatamente, ya no de asumir el gobierno sino, a mi juicio, conocido el resultado electoral, y es un conjunto de medidas que urgen en el país también;

y la alineación de los instrumentos fundamentales de corto plazo en torno a los principales objetivos que tienen que ver, a su vez, con los principales problemas de Uruguay.

Aquí estamos hablando de políticas cambiaria, monetaria, fiscal, financiera y comercial.

Política monetaria y cambiaria (Audio)

EC - Pasamos entonces al segundo capítulo, a propósito de la política monetaria cambiaria, qué rol tendrá en relación con la inflación y la competitividad; y dentro de esta pregunta macro algunos puntos específicos.

PABLO ROSSELLI:
En particular nos importaba preguntarle qué lineamientos se van a seguir en materia de política monetaria, en particular si se va a avanzar hacia un objetivo de inflación, como parece estar marcándose en la actualidad, qué meta de inflación se piensa trazar un gobierno del EP-FA-NM en el corto y el mediano plazo, pensando en los cinco años de gobierno, y en materia cambiaria si se mantendrá la actual política de flotación.

DA - Antes que nada quiero señalar que por motivos que ustedes comprenderán este tema está permanentemente en la inquietud de los uruguayos. Hoy la evolución del tipo de cambio obviamente ha vuelto a inquietar y la gente se hace preguntas, así que es un tema de candente actualidad. Quiero solamente, porque es la primera vez que se plantea y quizás se vuelva a repetir en el desarrollo del cuestionario, advertir que voy a manejar más conceptos que cifras precisas. Ustedes comprenderán que no estoy en condiciones de manejar cifras precisas, entre otras cosas porque estamos en setiembre de 2004 y el nuevo gobierno asumirá en marzo de 2005, con una situación que puede ser similar a la actual, pero no puede no serlo también; yo deseo que sea mejor que la actual, se imaginarán, y deseo que se profundicen algunos procesos positivos que está viviendo hoy el país, como por ejemplo la recaudación fiscal (quiera Dios que se solucione lo antes posible el conflicto en la Dirección General Impositiva, así podemos seguir recaudando bien), pero me disculparán que no maneje en algunos casos cifras precisas, como por ejemplo aquí, cuando se refiere a las metas de inflación. Aunque sí voy a manejar un concepto que espero sea lo suficientemente claro.

Yo creo que el país ha llegado a una situación, después de una búsqueda no sin dolor, no sin trauma, en materia de política monetaria y cambiaria, que es ampliamente compartible. Nosotros no proyectamos cambios en el manejo de estos instrumentos de la política monetaria y cambiaria, que a su vez constituyen hoy herramientas más asociadas que nunca, porque obviamente se está trabajando en un sendero que conduce a las metas de inflación y eso liga más aun a la política monetaria con la cambiaria y pone en un equilibrio que hay que buscar siempre lo que el cuestionario menciona en materia de metas sobre inflación y competitividad. En el pasado, como después podremos ver con más detalle, sin haber encontrado la situación a la que llegó hoy el país, se cometieron groseros errores al definir prioridades desde este punto de vista, originando el llamado proceso de atraso cambiario que tuvo un efecto destructivo tan importante en la economía uruguaya. Efecto destructivo en sí mismo, pero si además consideramos que esa política se presentó acompañada por un manejo irresponsable de las cuentas públicas y al mismo tiempo con un endeudamiento gravísimo para financiar el desequilibrio de las cuentas públicas, el efecto devastador fue imponente.

Las tres cosas: déficit fiscal, deuda pública y tipo de cambio fijo, fueron nefastas para Uruguay. Y no sólo para Uruguay, para muchos países de América Latina. Se tratará de corregir esta situación. Contestando directamente estas preguntas, creo que hay que buscar equilibrios entre el papel que estas dos herramientas en materia de inflación y competitividad, pero esa búsqueda de equilibrios tiene que partir de un reconocimiento muy importante: no son los únicos instrumentos para apuntar a estos objetivos. Son instrumentos que junto a otros pueden militar a favor de estos objetivos buscando los equilibrios a los cuales nos referíamos recién. Sólo para mencionar algunos ejemplos: las políticas de tarifas públicas, de costo financiero, de educación y capacitación también influyen, por ejemplo, sobre el nivel de competitividad de la producción nacional, algunas estructuralmente, y parcialmente también influyen sobre las metas de inflación, como por ejemplo las políticas de tarifas públicas.

Entonces: equilibrio es la respuesta, mantenimiento de las políticas monetaria y cambiaria es el segundo requisito que quiero plantear, y al mismo tiempo reconocimiento del papel que juegan otros instrumentos o herramientas en torno a los dos objetivos que acabo de plantear. Pero quiero enfatizar especialmente que más allá de alguna diferencia que podamos tener en cuanto al énfasis instrumental en el marco de estas políticas (hay una pregunta al final que nos va a permitir, por ejemplo, hablar de las colocaciones de valores en pesos y su efecto sobre las tasas de interés y el tipo de cambio), más allá de esas diferencias puramente instrumentales, coincidimos con las política monetaria y cambiaria y vamos a mantener el régimen de flotación. Que es un régimen de flotación no pura, todos lo sabemos, porque indirectamente hay impactos, efectos sobre el mercado. Debo señalar que si faltaran argumentos, es la primera vez en 13 años, desde que existe el Mercosur, que hay una situación de convergencia en políticas cambiarias y monetarias en los cuatro países socios plenos del Mercosur. La primera vez en 13 años; eso se convierte, a mi juicio, en un factor positivo, además de que apuntala la necesidad de mantener las políticas en su situación actual.

Las políticias comerciales (Audio)

EC - Continuamos recorriendo los capítulos y las preguntas que Tea, Deloitte & Touche les ha formulado a los referentes económicos de los tres principales partidos en esta campaña electoral. Ahora pasamos al tercero, que tiene que ver con políticas comerciales: ¿cuáles serán los elementos rectores de las políticas comerciales?

HORACIO MORERO:
Específicamente preguntamos qué rol se le asignará al Mercosur, si se promoverán nuevos acuerdos comerciales con otros países, y qué agenda de cambios debería plantear Uruguay dentro del Mercosur.

DA - Este es un tema absolutamente fundamental y estratégico, que tiene que ver con la afirmación que a nuestro juicio necesita la política exterior del país, que en los últimos tiempos ha sufrido al menos algunas variaciones de énfasis que tienen impacto sobre los resultados en la práctica. Dicho sea de paso, nos interesa afirmar rasgos estables y permanentes de la política exterior del país, porque entendemos que la inversión del exterior tiene que jugar un papel fundamental en la elevación del nivel de inversión del país.

Ante la primera pregunta señalé que la insuficiencia de la inversión es, a nuestro juicio, uno de los principales problemas económicos de Uruguay. Ahora digo que la inversión del exterior tiene que cumplir un papel fundamental, sobre todo en los primeros tiempos; ojalá pueda cumplirlo siempre. Uruguay tiene una tasa de inversión bajísima, tenemos que proponernos en un período de cinco años de gobierno intentar la duplicación de la tasa de inversión, porque sólo duplicando la tasa de inversión, llevándola a niveles cercanos al 20 por ciento (me estoy refiriendo al cociente entre inversión productiva bruta y Producto Bruto Interno), llegaremos a incrementar y mejorar el nivel de empleo en el país. Digo incrementar y mejorar porque las dos cosas son necesarias: crear más empleo y aumentar la calidad del empleo que en términos promediales es hoy muy baja en Uruguay, por muchas razones: hay una extraordinaria importancia del empleo precario, hay mucho subempleo y mucho empleo indecorosamente retribuido, como todos sabemos.

Siendo tan importante el papel de la inversión del exterior, el país necesita reglas claras, conocidas, estables, previsibles, tienen que ser algo así como una parte de la identidad del país. Así como la especialización productiva a altos niveles de calidad tiene que serlo, las reglas para la inversión también. Esto tiene mucho que ver con los temas vinculados en la pregunta que paso a contestar detalladamente.

En primer lugar, nuestra prioridad estratégica en materia de inserción económica es el Mercosur, aprovechando esta situación que se da por primera vez en 13 años de confluencia de visiones y hasta de algunas herramientas fundamentales como las políticas monetaria y cambiaria. Pero con una particularidad que quiero enfatizar: para nosotros Mercosur es una región abierta, no queremos un proyecto cerrado, no queremos sustituir el encerramiento nacional del pasado por un encerramiento regional. Queremos que Uruguay acumule fuerzas en la región, con sus vecinos -y ahora vamos a ver los problemas pendientes que hay para realizar eso, problemas que parecen no cesar (ahora nos enteramos de que Argentina está insistiendo en cláusulas de salvaguardia, lo que es absolutamente contradictorio con el futuro comercial del proyecto-, pero región abierta. Región abierta quiere decir que acumulando fuerzas en la misma, Uruguay no renuncie, incluso beneficiándose de esa acumulación, para mejorar su inserción fuera de la región. Esto es, lograr metas aún más ambiciosas, obviamente compatibles con los intereses de la región. No se puede concebir al Mercosur como región abierta, tener una estrategia regional y contradecirla fuera de la región.

Hay ejemplos muy recientes y muy claros que permiten fundamentar que esta estrategia es compatible y es posible. Voy a poner simplemente como ilustración el Tratado de Libre Comercio con México, que Uruguay celebró y ratificó hace poco, que se ha convertido en un formato que está siendo adoptado por la región en su conjunto. Estas cosas Uruguay tiene que seguir procurando y haciendo. Las puede hacer, el principal aumento comercial de Uruguay en los últimos años -se entiende que estoy hablando de los años de la crisis- fue fuera de la región y no en ella. Uruguay tiene una potencialidad muy grande en el norte -Estados Unidos, Canadá, México-, en Asia, Pacífico y particularmente con referencia a la economía china, no obstante las señales de enfriamiento que está mostrando en la actualidad -China acaba de abrir su mercado para la soja uruguaya y promete un negocio estable para un mercado marginal, como Uruguay, que es absolutamente fundamental para el futuro de la agroindustria alimenticia del país. Entonces todo eso significa para nosotros región abierta, prioridad estratégica a una región abierta, que sirva para acumular fuerzas y mejorar las posibilidades de inserción fuera de la región.

Se requiere, como decía Horacio, cambios muy importantes. El Mercosur está lleno de problemas, y como les decía recién, no cesan de aparecer. Problemas que habrá que encarar con mucha decisión y mucha convicción también, con mucha voluntad de acuerdo con los vecinos. Voy a señalar cinco, tratando de sintetizar las preocupaciones fundamentales.

En primer lugar, Mercosur necesita fortalecimiento institucional; es un proyecto institucionalmente débil: parece mucho más el conjunto de cuatro países que una persona que está por encima de los cuatro países y al estilo de la Unión Europea, por ejemplo, se transforme en un proyecto con personalidad propia. Fortalecimiento institucional entonces significa tratar de que la supranacionalidad sea más fuerte de lo que es ahora, esto es que esa cesión de soberanía individual que se transforma en una soberanía colectiva y que incluso fortalece el carácter político del proyecto (político en el sentido general y grande de la palabra, esto es acumular fuerzas para desempeñar un papel en el mundo, vuelvo a citar a la Unión Europea como ejemplo) es quizás la primera síntesis de aportes que yo quisiera hacer.

En segundo lugar hay que superar enormes obstáculos -recién mencionaba uno ahora, una nueva discusión que se genera con Argentina- en materia de zona de libre comercio y unión aduanera. Son los aspectos de política comercial elementales de un proyecto de integración que están amenazados con contradicciones muy importantes y con vacíos muy importantes. Las perforaciones que existen en la política comercial y común que debería estar reflejada en la unión aduanera prácticamente la ponen en estado de controversia permanente.

En tercer lugar, apuntar a superar el carácter comercial del proyecto con experiencias de complementación productiva, complementación regional; localización de procesos de producción en diferentes lugares de la región, cooperación científica y tecnológica, y acuerdos financieros.

En cuarto lugar, coordinación de políticas económicas en materia de deuda, de resultado fiscal, lo cual es muy importante, en materia de inflación. No simplemente para intercambiar metas indicativas, informaciones, sino tratar de avanzar hacia estados superiores de coordinación de estas políticas.

Y finalmente avanzar en la solución de controversias, aspecto que está muy precoz, muy flamante en Mercosur. El protocolo de Olivos acaba de ser ratificado este año por el último país, que era Brasil; el Tribunal Permanente de Asunción acaba de instalarse... Estamos muy tiernos en materia de solución de controversias y este es un problema que es necesario trabajar para darle mayor consolidación.

Las políticas sectoriales (Audio)

EC - Pasamos al cuarto capítulo, que se detiene en las políticas sectoriales que aplicaría un gobierno del EP-FA. ¿Cómo las caracterizaría, sobre todo con estas preguntas en particular?

PABLO ROSSELLI:
En particular queremos preguntarle, por un lado, si habrá un énfasis especial en sectores o en proyectos, y con qué criterios se trabajará para seleccionar, ya sea los sectores o los proyectos que reciban incentivos de promoción.

Una segunda pregunta bien específica: si las medidas promocionales van a ser de carácter transitorio y en qué tipo de medidas está pensando el EP-FA-NM, qué tratamiento tendrán las inversiones extranjeras y por último qué medidas piensa aplicar en materia de regulación de los mercados, en lo que hace al sector privado pero también cuál será el marco de regulación para las empresas públicas.

DA - Trataré de sintetizar en cuatro comentarios las respuestas a estas preguntas.

En primer lugar, no quiero entrar en academicismos inútiles, pero creo que el concepto de sector ya hace tiempo que está totalmente superado en la práctica. Los sectores de la economía en el sentido tradicional y sobre todo contable están totalmente superados, ya no hay límites sectoriales en la economía. ¿Cómo se establece el límite entre las cadenas de producción agroindustrial en el país? Es prácticamente imposible. ¿Cómo se establece el límite entre el complemento que varias actividades que normalmente agrupamos entre los servicios, que se articulan actividades productivas de bienes materiales? Es muy difícil. Yo los invito a pensar esta respuesta en término de lo que en economía llamamos complejos, que son conceptos que nos permiten dar cuenta mucho mejor de las interrelaciones reales que hay en la economía. Complejos que a su vez constituyen la articulación, no la suma -porque no es una suma simple- de cadenas de procesos productivos con muchas actividades. En esas actividades puede haber núcleos, núcleos que significan que hay una de ellas que ocupa un lugar determinante y central hacia atrás y hacia delante (por ejemplo en la generación de los bienes o servicios de la cadena o en el aprovisionamiento de insumos para realizar las tareas productivas). Creo que esto es mucho más apropiado para dar cuenta de la complejidad de las economías actuales. Y ahí Uruguay no es una excepción. Por suerte, porque a medida que se va complicando la estructura productiva de un país, incluyendo todos los bienes y todos los servicios, quiere decir que la economía está avanzando, quiere decir que se generan nuevas oportunidades, por ejemplo de inversión, y al mismo tiempo de potencialidad de desarrollo, de crecimiento, de elevación del nivel de actividad. Uruguay tiene esa potencialidad no aprovechada hasta ahora, sobre todo en materia de servicios, y yo propongo que pensemos en esto.

Por lo tanto contesto: no va a haber políticas en términos de sectores en el sentido tradicional de la palabra. Intentaremos tomar nota de los complejos de actividades. Y para ser coherente con una propuesta que mencioné al comienzo de esta conversación a propósito del primer conjunto de preguntas, cuando decimos especialización productiva a altos niveles de calidad, no pensamos en sectores: pensamos en complejos de actividades, ojalá consideradas en sus articulaciones. La agroindustria alimenticia es todo un complejo que a su vez supone cadenas específicas donde el valor agregado industrial tiene posibilidades de ser cada vez más influyente en el resultado de la cadena; y los servicios ni que hablar. Cuando hablamos de estos últimos y pensamos, por ejemplo, en el turismo y las actividades conexas, principal rubro de generación de divisas desde hace ya años en el país -lo estoy definiendo en términos brutos, obviamente-; cuando pensamos en el transporte, las comunicaciones, los servicios portuarios; por ejemplo la relación que tendrá que haber en el Uruguay del futuro cada vez mayor entre la producción forestal, los transportes y los servicios portuarios: imposible pensar aisladamente esas actividades si no es en el marco de un complejo. Nos damos cuenta entonces de que las prioridades a impulsar en el país tienen que ver con este criterio y no con el criterio tradicional de sector. Es con esa puntualización que intentaremos ir definiendo las políticas de estímulo a la inversión productiva en ese marco.

Pablo decía algo que es fundamental, que es el complemento que está faltando; obviamente estamos hablando de proyectos de inversión. Pero proyectos de inversión que se enmarcan en ese escenario complicado que es bastante más complejo que el concepto tradicional de sector.

Para mencionar criterios, no habrá mucha innovación respecto del funcionamiento de lo que conocemos todos en el país como la ley de inversiones, versión 1998, donde incluso hay un artículo por primera vez en la legislación en esta materia, que refiere a la especialización productiva, un artículo que motivó no poca polémica en el Parlamento; un régimen que no ha funcionado bien, no porque sea malo sino por problemas de aplicación en la práctica -ésa es nuestra visión del problema-. Manejaremos criterios bastante similares a los que están definidos en la propia ley de inversiones de 1998, que tienen que ver, por ejemplo, con la creación de empleo productivo, la generación de ingresos provenientes del exterior, la incorporación de progreso tecnológico, como criterios fundamentales de evaluación de los proyectos correspondientes. Obviamente acá habrá que poner un acento importante en el funcionamiento, si ustedes quieren burocrático del régimen, que hoy cuando uno conversa con los empresarios se da cuenta de que no está funcionando bien, hay muchas quejas al respecto, no sobre el contenido de la ley, no sobre los criterios, sino sobre el funcionamiento. Ese funcionamiento, dicho sea de paso, pone más el acento -quiero decir esto con claridad- en el cumplimiento inicial de las condiciones que se ponen a la inversión que en su seguimiento posterior. Esto es, por ejemplo, no se hace prácticamente nada en materia de control del desempeño de las inversiones que están apoyadas por el régimen. Hay una especie de afán muy importante, con mucha insistencia, en el cumplimiento de condiciones iniciales, pero lo que pasa después no se controla ni se conoce, y Uruguay ha tenido unas cuantas malas experiencias desde este punto de vista. Así que mejorar el régimen también quiere decir controlar mucho mejor el desempeño de estas inversiones.

Partiremos de la base de que habrá un criterio similar para el apoyo a la inversión nacional y extranjera, no queremos hacer distingos desde este punto de vista, porque desde este punto de vista también vamos a mantener el criterio de 1998, que no establece diferencias de criterio entre inversión nacional y extranjera.

Y quisiéramos partir con el criterio general de que todo esto se inicia con un criterio de análisis permanente. Yo recién señalaba la necesidad de mantener reglas claras y estables para la inversión, estos criterios no se pueden estar modificando todos los días, porque eso es absolutamente contradictorio con lo de las reglas permanentes y estables: la inversión necesita un horizonte, sobre todo para medir sus riesgos, para tomar decisiones, por lo tanto necesita un conjunto de reglas que tengan plazo, por lo tanto no se puede estar modificando el régimen en lapsos cortos. No obstante lo cual habrá que estar atentos a su mejoramiento permanente, principalmente cuando decimos esto con un criterio de mediano y largo plazo.

Creo que hay que continuar desarrollando la experiencia de las unidades reguladoras de los mercados. En este caso no creo que deba haber distingos entre unidades reguladoras de empresas públicas y de empresas privadas: hablamos de unidades reguladoras del mercado. Y, obviamente, unidades reguladoras que irán aumentando en su importancia en la economía en la medida que estoy convencido de que los monopolios tienden a caer todos, por distintas razones pero tienden a caer. Estoy hablando de los monopolios públicos; algunos ya cayeron, por obra lisa y llana de la tecnología. Entonces, además de preparar a nuestras empresas públicas para competir (que no lo están, y este es un mensaje sobre reforma del Estado, es una de las claves fundamentales para procesar una reforma del Estado), tenemos que fortalecer a las unidades reguladoras. Uruguay está en pañales en esta materia, ha empezado a aprender rápidamente en este período. Por ejemplo, necesitamos profundizar su independencia técnica, pero todavía no tenemos claro cuál es el lugar institucional de una unidad reguladora en el país, no está claro. Así que habrá que seguir buscando y aprendiendo, pero la clave está en mejorar la presencia y el trabajo de las unidades reguladoras.

Políticas salariales y empleo (Audio)

EC - El quinto capítulo de las preguntas formuladas por Tea, Deloitte & Touche tiene que ver con políticas salariales y de empleo en un eventual gobierno del EP. ¿Qué medidas se adoptarían en esta materia? En especial estos puntos que siguen ahora.

HORACIO MORERO:
Específicamente qué rol tendrá el Estado en las negociaciones salariales, qué lineamientos se seguirán en materia de salario mínimo, si se tomará políticas de fomento al empleo y finalmente si habrá cambios en los impuestos al trabajo.

DA - Las respuestas también están agrupadas en cuatro conjuntos e irán directamente a esos puntos.

En primer lugar proyectamos una recuperación -digo recuperación porque parcialmente al menos lo hemos tenido en el pasado- de espacios de negociación tripartita en materia laboral, con presencia de Estado, empleadores y trabajadores. Nos parece de fundamental importancia que haya una negociación colectiva explícita y que las regulaciones o desregulaciones laborales no se produzcan de hecho, que es la peor forma en la que se pueden producir; los resultados están a la vista. Nos parece que en estas circunstancias el papel del Estado tiene que ser triple: orientación, moderación y búsqueda de acuerdos. Moderación entre las partes, naturalmente, y tener un papel protagónico en la búsqueda de acuerdos. Sobre todo para el sector privado será fundamental la presencia del Estado en este triple papel de orientar los acuerdos, moderar la discusión entre las partes y naturalmente en la búsqueda de la concertación. Es esencial en nuestro modelo de relaciones laborales y de política de empleo en el futuro.

En segundo lugar, el salario mínimo nacional (SMN) a nuestro juicio, hoy en 1.310 pesos, debe ser sustancialmente incrementado. La historia del SMN hasta llegar a esta cifra absolutamente ridícula está muy ligada a sus efectos sobre el gasto público, porque además de ser SMN ha sido unidad de cuenta. Por lo tanto, nuestra propuesta de incrementar sustancialmente el SMN (no les voy a dar una cifra porque no estoy en condiciones de hacerlo) está ligada a nuestra propuesta, coincidente con la del gobierno, de desligar su papel de unidad de cuenta de su papel de retribución mínima a los trabajadores. Esto es, que deje de cumplir el papel de índice de prestaciones sociales, como por ejemplo topes jubilatorios, seguro de paro, asignaciones familiares... Si no recuerdo mal, hay 11 prestaciones sociales que se reajustan en función del SMN; yo he mencionado tres de las más importantes. Por lo tanto creemos que es necesario desligar el SMN de estas prestaciones, esto es tomar la decisión de que deje de ser índice de prestaciones y obviamente sustituirlo por otro índice, porque las prestaciones sociales que he mencionado tampoco pueden quedar en un proceso de desvalorización que las elimine como tales. Creo que tanto el Indice de Precios al Consumo (IPC) como el índice medio de salarios (IMS) podrían ser dos propuestas, que de hecho son las que se han discutido en el Parlamento (ahora hemos entrado en una época de poca probabilidad de aprobación de este proyecto, pero si llegamos al gobierno lo vamos a retomar inmediatamente porque para nosotros es muy importante), son las dos propuestas que están de alguna manera en discusión: reajuste en función de IMS o de IPC; me refiero a las prestaciones sociales. De modo que ya no haya temor de mantener un SMN que no tenga efectos devastadores sobre el gasto público y que al mismo tiempo sea representativo de la política salarial que se desee seguir en el país.

En tercer lugar, será muy importante, como parte de las políticas de empleo a practicar, recuperar, también terreno perdido (porque tuvimos buenos años en esta materia), programas de capacitación laboral que aumenten el capital humano de la gente, lo diversifiquen, le den más posibilidades. Esto con un criterio de corto plazo. Estoy aludiendo obviamente a la Dirección Nacional de Empleo (Dinae), a aquellos programas que luego quedaron prácticamente en la nada, pero que tuvieron una época en que representaron o generaron efectos positivos. En la mejor época de los programas de capacitación de la Dinae -recuerdo perfectamente bien la cifra, la tengo en la memoria- las dos terceras partes de los trabajadores desocupados que capacitó recuperaron trabajo, recuperaron empleo. Repito: las dos terceras partes. Entonces creo que hay que insistir a corto plazo con esta herramienta, y naturalmente, esto también se vincula con una perspectiva estructural con los cambios a realizar en materia de formación educacional en el país. Obviamente estoy aludiendo a procesos de largo plazo. Creo que Uruguay necesita grandes cambios en la educación.

Si me permiten me demoro un par de minutos para hacer alusión a esta política social fundamental, que tiene todo que ver con lo que estamos discutiendo ahora, es política económica también. No podemos aspirar a especializar a este país a altos niveles de calidad si no profundizamos la reforma educativa que necesita Uruguay y el progreso científico y tecnológico nacional. En materia de formación educativa, Uruguay tiene que afirmar -con cabeza abierta- las características positivas que tuvo la reforma iniciada en 1995, tiene que corregir errores cometidos por esa reforma -a nuestro juicio- y tiene que llenar vacíos dejados por la misma. Ejemplos de aciertos: universalización de la educación inicial, escuelas de tiempo completo en zonas carenciadas. Ejemplos de errores: falta de diálogo con los actores fundamentales de todo proceso educativo, que son los educadores; no hay educación sin educadores. Y como no hay educación sin educadores vacíos, Uruguay no puede pretender tener educadores profesionales con la retribución que perciben. No es casualidad que menos de un tercio de los profesores de enseñanza secundaria tenga título. Menos de un tercio; no es casualidad. No es casualidad, no hay condiciones en Uruguay para el educador profesional, este es un gran vacío fundamental. Ya veremos, cuando lleguen las preguntas sobre política fiscal y las prioridades, que una de las prioridades fiscales del país tiene que ser esa, en materia de gasto público, obviamente. Como también lo tiene que ser el progreso científico y tecnológico, que es una inversión estratégica para el país. Estamos hablando de las grandes cenicientas presupuestales, aquellas actividades que sufrieron los recortes más profundos, más abruptos a medida que se profundizó la crisis. Esto es también política económica, por eso lo he mencionado; esto es política laboral con criterio de mediano y largo plazo, por eso también hice referencia a los mismos.

Cuarta respuesta. Quiero señalar que el criterio general es asegurar una tendencia a la disminución de los impuestos al trabajo. Tendencia que el país ya inició en este período de gobierno. ¿Por qué tendencia y no una decisión franca y clara? Porque tenemos que ir balanceando esta decisión con otras, que tienen que ver con políticas sociales muy importantes; en este caso, por ejemplo, con las políticas de seguridad social, porque si consideramos los aportes a la seguridad social como impuestos al trabajo va a haber que ir graduando la necesidad de creación de empleo a corto plazo con el financiamiento de la seguridad social a mediano y largo plazo. Pero la tendencia es a aliviar la presión fiscal sobre el trabajo. Lo iremos graduando en la medida de las posibilidades de avance de las transformaciones estructurales que están vinculadas con esta tendencia.

Política fiscal (Audio)

EC - Aterrizamos ahora en la política fiscal en un eventual gobierno del EP. ¿Qué lineamientos de política fiscal se seguirán, teniendo en cuenta el peso de la deuda pública, que es tan fuerte? ¿Y qué cambios se prevén en materia de gasto público y tributación? Dentro de este título general, algunas preguntas en particular.

PABLO ROSSELLI:
Por un lado, si se buscará incrementar el superávit primario para consolidar la posición financiera del Estado y cuál es el nivel de superávit primario que se considera debería tener Uruguay para que la deuda pública sea sustentable, qué evolución en términos generales tendrá el gasto público, qué áreas serán de mayor prioridad -mas allá del comentario que ya realizó-; en qué áreas -si en alguna- disminuiría el gasto público; y cuáles serían las principales modificaciones en el área tributaria, y en qué tiempo se llevarían adelante.

DA - Ante todo una apreciación general que afecta a todas las respuestas, porque es el escenario que tiene el país. Uruguay tiene una gran vulnerabilidad por su endeudamiento público, que ha alcanzado proporciones muy altas y que obviamente es un factor muy influyente en el diseño, no sólo de la política fiscal; me parece que muchas herramientas de política al respecto, dada la interrelación que hay entre todas ellas. Por lo tanto será un protagonista importante de las decisiones económicas futuras, nos guste o no nos guste, y la verdad es que no nos gusta, pero es parte de la realidad.

En estas circunstancias, quiero destacar, ya lo adelanté, inmediatamente después de conocido el resultado electoral quien triunfe tendrá que ponerse a acordar un nuevo programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El actual vence el 31 de marzo. En ese programa tendrá que haber respuestas a muchas de las preguntas que están en este capítulo. El FMI últimamente ha asumido una modalidad de negociación que yo considero positiva respecto del pasado, les dice a los gobiernos: el programa lo hacen ustedes, yo me encargo de examinar si es un programa sostenible, si tiene coherencia interna. Antes nos decían mucho más que eso: "Puede aumentar los salarios públicos 2,7 por ciento", "Puede aumentar la inversión pública [o más bien disminuirla] en tanto por ciento". Ahora no dicen eso; ahora nos dicen: "Usted haga el programa, yo lo examino, y voy a ver si es sostenible", que es la palabra más usada en estas conversaciones. Sostenibilidad alude a la coherencia interna del programa y a la posibilidad de practicarlo, sin duda.

Comencé con esta introducción porque me parece que las preguntas y las respuestas están directamente vinculadas con este escenario que está viviendo el país. En primer lugar, como línea fundamental, al menos para el próximo período de gobierno, partimos de la necesidad de recomponer el gasto público uruguayo, esto es cambiar su composición, en la medida de lo posible, con tendencia a la disminución de su proporción sobre el PBI. Entonces hay dos procesos: recomposición interna y disminución global de su peso sobre el PBI. Esto puede venir por dos lados: por disminución del numerador de ese cociente o por aumento del denominador, que es el producto, la producción, o por ambas cosas. Lo más probable es que obtengamos -ojalá sea cierto- que por lo menos al principio, en los primeros cinco años venga más vía efecto denominador que efecto numerador, esto es crecimiento del producto y no disminución absoluta del gasto. Pero con criterio de mediano y largo plazo, hay que proponerse las dos cosas: que disminuya el numerador y que aumente el denominador.

Esto en materia de gasto. En materia de ingresos estamos proponiendo una reforma tributaria orientada por tres criterios: el criterio de justicia, el de eficiencia y el de coherencia con lo que -por lo dicho en la primera respuesta- es un objetivo fundamental del país, que es el incremento de la inversión productiva, lo que es decir el crecimiento del nivel de actividad en el país. Nosotros consideramos que el sistema tributario uruguayo es muy injusto, que tiene pocos puntos de contacto con la capacidad contributiva de los uruguayos, particularmente con lo que a nuestro juicio son indicadores objetivos de su capacidad contributiva, como los ingresos reales. Por lo tanto queremos que haya un sistema donde haya más contacto con ingresos reales y no sólo rentas del trabajo, como en el caso del impuesto a las retribuciones personales (IRP), y es por esa razón que proponemos el impuesto a la renta personal de los integrantes de la sociedad uruguaya, renta personal neta, esto es deducidos los gastos en los que hubo que incurrir para obtener los ingresos gravados por el impuesto.

En segundo lugar queremos un sistema eficiente. Entendemos que el actual no lo es, es un sistema con unos 24 tributos nacionales, de los cuales apenas cuatro explican el 90 por ciento de la recaudación. Me estoy refiriendo al Impuesto al Valor Agregado (IVA), al Impuesto Específico Interno (Imesi) a los combustibles, Impuesto a las Retribuciones Personales (IRP), Impuesto a la Renta de Industria y Comercio (Iric). Los otros 20 recaudan 10 por ciento. Es la perfecta definición de un sistema ineficiente, un sistema que crea muchos problemas, en particular a la administración tributaria, y compensa esos problemas con pocos resultados. Por lo tanto queremos proponer un sistema con pocos tributos nacionales, con un reducido número de tributos nacionales porque las cifras demuestran que Uruguay puede recaudar los recursos tributarios que necesita con pocos impuestos nacionales.

En tercer lugar queremos un sistema que esté en línea con los objetivos de estimular la inversión productiva vía tratamientos fiscales favorables, que no se pueden realizar con el sistema tributario que tiene hoy vigente el país. ¿Qué tratamiento fiscal favorable para la inversión se puede dar con el IVA o con el impuesto a los combustibles? El impuesto a los combustibles es la señal contradictoria al interés de la inversión. Por lo tanto, también este debe ser un criterio fundamental de diseño y puesta en práctica de esta reforma tributaria que tiene otros pre-requisitos importantísimos, que son por un lado la preparación de la administración tributaria para este sistema, cosa que es absolutamente fundamental para su éxito y que lleva no poco tiempo, y al mismo tiempo la coordinación institucional de la DGI con el Banco de Previsión Social (BPS) y la Dirección General de Aduanas, porque en caso de que esta coordinación no sea posible, la evasión tendrá altísimos niveles. Por eso no creemos que podamos hacer esto en un plazo inferior a los cuatro años, que es lo mismo que decir que insumirá prácticamente todo un período de gobierno: diseñar, coordinar institucionalmente, definir una aplicación gradual o una sustitución gradual de uno por el otro, de modo de no comprometer la recaudación.

En términos generales voy a referir esto a la pregunta del superávit primario. No voy a dar una cifra de superávit primario porque es lo primero que nos va a preguntar el FMI si ganamos, entonces no les voy a adelantar la primicia, si me permiten será un objeto de negociación y conversación. Pero no quiero eludir el concepto, entonces les voy a decir que nos proponemos realizar una política fiscal contracíclica, esas políticas que en los momentos de panorama fiscal alentador incrementan el superávit primario, de modo de aumentar el margen para cuando viene la etapa mala, que es lo que no ha hecho Uruguay: Uruguay ha hecho exactamente lo contrario a esto, ha tenido políticas fiscales procíclicas. Por eso a veces en un término duro pero que no quiere faltar el respeto ni mucho menos, hablo de manejo irresponsable de las cuentas públicas, porque cuando se gasta más en la fase ascendente del ciclo, se está actuando con irresponsabilidad. Y cuando vienen los ajustes, las tijeras, los impuestos en la fase negativa del ciclo, también se está actuando con irresponsabilidad, porque lo que se logra es profundizar el efecto negativo de esa fase descendente. Si las cosas vienen bien (y trato de utilizar un lenguaje claro), vamos a tratar de prepararnos para cuando vengan mal, y eso significa tener una política de superávit primario importante.

En cuanto a las prioridades, yo diría que desde el punto de vista salarial, que es un aparte muy importante del gasto público, nuestras prioridades serán los salarios que están francamente sumergidos. Menciono, si me permiten, cuatro casos: policías, docentes, funcionarios de Salud Pública y funcionarios del Poder Judicial. Son ejemplos; no quiero que se tome esto de una manera taxativa, pero son ejemplos indiscutibles de salarios sumergidos de servidores públicos insustituibles, porque estos no pueden ser sustituidos, son imprescindibles, y a veces incluso son escasos. Entonces desde el punto de vista salarial la prioridad será para los sumergidos, así como para poner ejemplos en sentido contrario, terminaremos con contratos generosos de personas que ni siquiera van a trabajar, que las hay, créanme que las hay.

El acento en la disminución del gasto lo vamos a poner al principio en los gastos de funcionamiento, un rubro con poca esperanza de tener un impacto importante en la reducción del gasto público; por eso decía que tenemos que ir logrando mejorar el cociente gasto/producto con una visión de mediano y largo plazo.

En materia de inversión pública actuar con gran selectividad, porque los recursos no abundan, por la razón del artillero: no hay plata. Entonces cuando no hay plata o hay poca hay que ser muy selectivos en materia de inversión pública, entre otras cosas continuando procesos que están en marcha. Por ejemplo, Uruguay necesita la central de generación de energía eléctrica de ciclo combinado, gas natural y combustibles líquidos, y ya hizo intentos por financiarla en el sector privado y no lo logró. La necesita hasta por una razón de competitividad de su producción nacional. A esa inversión hay que hacerla, son unos 150-160 millones de dólares. El proceso se inició, está en marcha, será continuado y es un ejemplo de inversión pública selectiva. Pero el gran papel de inversión es para el sector privado, no para el sector público; para el sector privado nacional y del exterior, por eso yo ponía mucho el acento en la inserción internacional del país.

En materia de gasto público no salarial creo que lo que ya adelanté en materia de educación, ciencia y tecnología para mí marca las prioridades fundamentales del país. Estamos no ante un gasto público cualquiera, sino ante una inversión estratégica para Uruguay: educación, ciencia y tecnología. En la medida de lo posible va a haber que empezar a reforzar la dotación de recursos de estas actividades, sobre todo ciencia y tecnología; educación no está tan mal (aunque es mejorable, naturalmente) como ciencia y tecnología que están en estado de emergencia presupuestal, están en el CTI del presupuesto. Y la verdad es que Uruguay no se puede dar ese lujo, no se debe dar ese lujo, porque estas actividades tienen que componer una parte fundamental del alma del proyecto nacional de desarrollo, que tiene que ser en base a calidad; perdonen que insista una vez más.

Con esas prioridades creo que completo la respuesta a cerca de la estructura del gasto y nos preparamos para el séptimo capítulo.

El sistema financiero y el desarrollo de un mercado de capitales (Audio)

EC - El séptimo capítulo se detiene en el sistema financiero y concretamente pregunta si habrá políticas especiales para el sistema financiero.

HORACIO MORERO:
Específicamente eso significa preguntar si el Estado procurará incidir en la asignación sectorial del crédito, si se adoptará medidas para promover el desarrollo del mercado de capitales y si habrá modificaciones en relación al secreto bancario.

DA - Parto de una orientación general para dar respuesta a cada una de esas preguntas. El punto de partida general y fundamental son los objetivos a perseguir con estas políticas especiales en materia del sistema financiero que comienzo por contestar que sí existirán.

Esos objetivos son:

llenar la carencia que mencioné al principio, articular ahorro-inversión: hemos tenido un sistema financiero muy divorciado de la inversión productiva, un sistema financiero que demostró que Uruguay tiene capacidad de ahorro, pero que demostró también que en una inmensa proporción ese ahorro no se destinó a financiar la inversión productiva;

en segundo lugar la desdolarización de la economía uruguaya, lo cual conduce integradamente a una finalidad mencionada en las preguntas, que es la formación de un mercado de capitales a mediano y largo plazo, y yo agrego en moneda nacional crecientemente.

Estos procesos no se producen por decreto ni autoritariamente, tenemos que ir logrando que el mercado vaya funcionando hacia esas direcciones, lo cual tiene un requisito previo fundamental: recuperar confianza en la moneda nacional. Una confianza hoy extraordinariamente lastimada por los recientes episodios dolorosos que hemos vivido en Uruguay que todos ustedes recordarán.

Pero también tengo otro aspecto introductorio: yo estoy manejando el concepto de sistema financiero con un criterio global, sistema financiero es en primer lugar un conjunto de instituciones de intermediación financiera, bancarias y no bancarias; en segundo lugar es un conjunto de actores, incluyendo al público, el público esa parte del sistema financiero, el que opera con el sistema es parte del sistema; el que va a depositar al banco, el que va a pedir un crédito, el que compra una acción, un bono del tesoro, el que deriva sus ahorros hacia el exterior, todo eso es sistema financiero. Por lo tanto instituciones, actores, modalidades de trabajo, objetivos: por ejemplo si nos propusiéramos recuperar la confianza en la moneda nacional, ésa es una modalidad de trabajo del sistema financiero. Y finalmente instrumentos y productos financieros. Todo eso es el sistema financiero. Repito: instituciones, actores, modalidades, instrumentos, productos. Por eso respecto de este universo global (complicado, dicho sea de paso) es que hay que definir las modalidades de políticas especiales.

En primer lugar, vamos a necesitar cambios estructurales e institucionales, para empezar en la banca estatal. Quizás el ejemplo más notable que puedo poner de cambios estructurales es uno que significa empezar de nuevo: el Banco Hipotecario del Uruguay (BHU), que hay que construir desde el primer ladrillo en adelante, porque lo destruyeron a fuerza de manejarlo no como un banco sino como un lugar para los amigos, para establecer prebendas, privilegios, para no cobrar las deudas; en fin, se manejó de cualquier manera, menos como un banco. Por lo tanto habrá que tener cambios estructurales, que en este caso que acabo de señalar hagan que el BHU sea realmente un banco que funcione al servicio de la construcción de vivienda de interés social en el marco de una definición de políticas que no va a hacer el banco, no puede hacer el banco: la tiene que hacer la autoridad en la materia, que es el Ministerio de Vivienda, porque para algo lo creamos. No podemos decirle al banco: "Diseñe usted la política de vivienda", en circunstancias que hace años creamos, con el correspondiente gasto público, un Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente. El banco tendrá que ser la herramienta financiera al servicio de la autoridad especializada.

Vamos a tener que tener también modalidades de operación. Si el objetivo es recuperar la confianza en la moneda nacional, eso tendrá que transformarse en una suerte de objetivo de gestión, y poner a su servicio instrumentos muy concretos.

Paso a poner ejemplos en materia de instrumentos de recuperación de confianza. Uno está en marcha, tenemos que promoverlo mucho más del alcance que tiene en este momento, que es la Unidad Indexada (UI). Hemos pensado también en el seguro de depósitos; es un tema polémico, un tema que incluso exige, por su carácter polémico, examinar la posibilidad de tener en cuenta la oportunidad de su instalación. Estamos pensando, por ejemplo, en proponer que se aumente más explícitamente (ya que no es una decisión nuestra), el grado de vínculo de las filiales de la banca transnacional con las casas centrales, una suerte -voy a usar una palabra que no existe en el diccionario- de "sucursalización" de las filiales, que no constituyan sociedades anónimas independientes de las casas matrices sino que sean sucursales explícitas de esas casas matrices, exhibiendo explícitamente la confianza que la casa matriz asigna al país y a las operaciones de sus filiales en el mismo. Son todos instrumentos nuevos de confianza en la moneda nacional o de recuperación de confianza en la moneda nacional que pueden contribuir a ese gran objetivo de conformar progresivamente un mercado de capitales a mediano y largo plazo en moneda nacional, que son claves absolutamente imprescindibles para promover la asistencia financiera a la inversión y el crecimiento de esta última. Hoy este es un país sin crédito, un país con una liquidez extraordinaria en las instituciones financieras, liquidez de cortísimo plazo, liquidez a la vista prácticamente, y eso es incompatible con el financiamiento de la inversión. Entonces hay que remontar toda esta situación, cosa que no será fácil, que será lenta, pero a cuyo servicio estos instrumentos son fundamentales.

Después están los nuevos productos que Uruguay empezó a conocer en estos años, que tenemos que aprender a utilizar y que tenemos que promover mucho. El fideicomiso es uno de ellos; los certificados de depósito con flamante amparo legal también; los warrants... Y uno que no hemos logrado aprobar todavía pero que nos proponemos firmemente llevar a la práctica si llegamos al gobierno: el leasing operativo de inmuebles rurales: un contrato que permite por un lado a productores agropecuarios recibir inyecciones de capital, sobre todo a productores que están endeudados y que pueden encontrar en esta vía un alivio importante a su endeudamiento porque tienen la vocación de seguir siendo productores rurales, servir una renta a ese inversor durante el período del contrato, y al cabo del mismo recuperar limpia, completamente, la titularidad de su inversión. Nos parece que esto podría potenciar una mucho mayor articulación entre ahorro e inversión en un ámbito de actividades fundamental como es la agroindustria alimenticia en el país.

El Estado no incidirá en la asignación sectorial del crédito, sobre todo si lo analizamos en forma directa. Pero en la medida en que el Estado impulsará actividades que resulten atractivas para los inversores con políticas públicas, promoviendo una especialización del país, y esas actividades se transformen en sujetos de crédito, obviamente habrá una incidencia indirecta, pero no porque el Estado indique "préstenle a éste y no a este otro". Eso jamás; eso lo único que puede hacer es introducir distorsiones gravísimas en el mercado.

Finalmente, no habrá modificaciones al régimen de secreto bancario; si no recuerdo mal, el régimen que introduce el artículo 25 de la ley de intermediación financiera. Aspiramos, sí, a mejorar su modus operandi, ustedes saben que el secreto bancario se puede levantar por decisión de la justicia. Y cuando digo mejorar su modus operandi me estoy refiriendo precisamente a la agilidad de levantamiento del secreto cuando se trata de perseguir la evasión fiscal, que para nosotros es absolutamente fundamental, sobre todo si pensamos hacer, como pensamos, cambios importantes en el sistema tributario, que supongan al mismo tiempo una vinculación institucional muy importante en las acciones de la DGI, la DGA y el BPS.

EC - Con respecto al secreto bancario me queda una precisión para plantearle, a propósito del alcance. ¿Sólo para los depósitos, también para los créditos de una determinada persona física o jurídica?

DA - En su formulación actual alcanza ambas cosas y es levantable para ambas cosas.

EC - Porque es polémico, ¿no?, a propósito de distintas situaciones de personas o de empresas con bancos del Estado, por ejemplo últimamente se ha discutido si es posible o no difundir los nombres y los montos del endeudamiento, el tipo de endeudamiento.

DA - Exacto. Lo que importa es tener muy claro que ese secreto es absolutamente posible de levantar por disposición de la Justicia. En la medida que la Justicia tenga mérito por una u otra razón para levantarlo, obviamente dispondrá su levantamiento. Por eso enfatizo, si me permiten, la posibilidad de mejorar el modus operandi del levantamiento, pero no el régimen.

EC - La consulta iba sobre todo pensando en que podía ser una política de Estado en los bancos públicos dar a conocer quiénes son los deudores y la antigüedad de las deudas, el grado del incumplimiento, etcétera.

DA - Es un trema a considerar, como fue dicho en la pregunta, es un tema polémico, pero me parece que la pregunta apunta a otra inquietud, por eso reitero la respuesta: el régimen no será modificado, aunque procuraremos mejorar su funcionamiento.

Las preguntas (Audio)

EC - Están agotados los siete capítulos con sus correspondientes punteos, y damos paso a preguntas del público, algunas de las cuales llegaron antes por correo electrónico u otras vías. Así que tenemos dos para arrancar y después pasaríamos a las que surjan directamente aquí en la sala.

AL - Tenemos un par de preguntas que nos hicieron llegar. Una sobre el impuesto a la renta, algún detalle (las dos tienen que ver con el sector financiero): si está de acuerdo en implementar un impuesto a la renta de los intereses de los depósitos bancarios, bonos, activos financieros, etcétera.

DA - Como se sabe, el impuesto a la renta tiene una definición global sobre los ingresos en términos netos. Esto es, se acumulan los ingresos provenientes de diversos orígenes, se deducen los gastos en los que hubo que incurrir para obtenerlos y del resultado neto global surge la aplicación del impuesto, que a su vez puede tener diferentes modalidades, puede tener mínimos no imponibles -los tendrá-, no hay que olvidar que este impuesto está destinado a sustituir por completo al IRP, puede tener (tendrá de hecho) tratamientos fiscales favorables, contrario a lo que se sostiene -opinión que respeto, por supuesto-, el Impuesto a la Renta Personal, lejos de ser negativo para el ahorro, creo que puede conducir a estimular la inversión si se define un buen régimen de tratamientos fiscales favorables, sobre todo para los ingresos que sean asignados al incremento o a la reinversión, al incremento de la inversión productiva o a la reinversión productiva, y por lo tanto en esos términos abarca la totalidad de los ingresos.

En la medida que Uruguay viene saliendo de una crisis financiera importantísima y, como todos recordamos, en la medida que una parte fundamental de la deuda pública uruguaya está en papeles como los mencionados en la pregunta -bonos del tesoro, letras de tesorería-, que están exentos de todo impuesto nacional, no creemos oportuno partir con una definición del impuesto a la renta que incluya gravámenes a los resultados de operaciones financieras como las planteadas en la pregunta.

AL - La segunda pregunta, sobre la desdolarización de la deuda pública. Dice: "A pesar del alto costo que está significando a corto plazo la emisión de deuda en pesos, ¿se mantendría a largo plazo el objetivo de calzar por monedas las cuentas fiscales?".

DA - Ese objetivo de largo plazo no se puede perder nunca. Creo que hay que tenerlo como un objetivo absolutamente claro para el país. Por supuesto que hay que calzar en términos de monedas la composición y el resultado fiscal, sin duda. Pero me parece, si entiendo bien la pregunta, que está muy vinculada a la utilización de las herramientas actuales de la política monetaria. Diría que originan todo un motivo de preocupación que me parece compartible, estoy refiriendo precisamente a las colocaciones en pesos del Banco Central (BCU) a altas tasas de interés, lo cual en estos momentos que corren está generando un doble efecto negativo: una presión al alza de las tasas de interés y una presión a la baja del tipo de cambio. Lo que genera preocupación lógica en la producción sobre todo, y entiendo que hay que seguir con mucha atención de estas variables, por eso hablé mucho antes de equilibrios entre los objetivos de la política monetaria y cambiaria, por ejemplo equilibrios en cuanto a cómo hacerla jugar respecto de las metas de inflación y competitividad de la producción nacional.

Personalmente desearía que estas operaciones terminaran cuanto antes: creo que aquí hay alguna preocupación de las autoridades por una pequeña desalineación de la inflación anual actualizada respecto de las metas comprometidas con el Fondo, y eso ha jugado un papel importante en las decisiones tomadas por el BCU recientemente. Pero creo que hay que seguirlo paso a paso.

Técnicamente creo que Uruguay hoy no tiene atraso cambiario, esa es mi impresión personal. Midamos como midamos el tipo de cambio real de equilibrio, si lo medimos por el cociente entre los índices de precios de bienes transables y no transables, o si lo medimos a través del cociente entre los índices de precios de una canasta de productos en Uruguay y en los países relevantes desde el punto de vista del comercio con Uruguay. No creo que se pueda llegar a la conclusión del atraso cambiario, pero hay inflación en dólares, hay una pequeña inflación en dólares, que no es lo mismo que atraso cambiario, son dos conceptos distintos, pero la inflación en dólares es un síntoma de que puede ocurrir algo que merezca atención; por eso creo que hay que seguir con mucho cuidado la evolución de tasas de interés y tipo de cambio. No sé si me desvié mucho de la pregunta, pero entiendo que los temas planteados están bastante correlacionados con esa pregunta.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
Fotos: Javier Castro y Natalia Hernández