Elecciones 2014

Pablo Mieres (PI): El crecimiento del partido va a determinar la mayoría parlamentaria y la segunda vuelta

El Partido Independiente (PI) lanzó su campaña de cara a las elecciones del año próximo postulándose como "la otra izquierda". Su cometido principal será incrementar su bancada y terminar con la mayoría parlamentaria del Frente Amplio. Para conocer más sobre esta candidatura, En Perspectiva entrevistó a Pablo Mieres, candidato a la Presidencia por el PI, quien recalcó la idea de que el debate de la mayoría parlamentaria depende del crecimiento del PI, y considera que le haría bien al país que el FA no vuelva a tener esa mayoría. "Un Parlamento con mayoría absoluta del partido de Gobierno funciona de polea de transmisión del Poder Ejecutivo y deja de cumplir la función de control" aseguró Mieres.

(emitido a las 9.04 Hs.)

ALEJANDRO ACLE:
Presentándose como "la otra izquierda";, el Partido Independiente (PI) acaba de comenzar su tercera campaña electoral con un objetivo muy definido: incrementar su bancada en el Poder Legislativo, para tener así "la llave de las decisiones"; políticas del país.

Más allá de la competencia presidencial, para esta fuerza política la disputa fundamental será por los votos que le permitirían quitarle al Frente Amplio (FA) la mayoría absoluta que ha tenido en estos dos períodos. El objetivo, según adelantaron, será capitalizar el descontento que los votantes frenteamplistas puedan tener con esta gestión de gobierno, con la que el PI ha sido sumamente crítico.

En los próximos minutos vamos a conversar con el doctor Pablo Mieres, que este fin de semana fue proclamado una vez más por el PI como su candidato a la Presidencia de la República.

El Partido Independiente se define como "la otra izquierda";. ¿Cuáles son esas características que hacen que esta fuerza política pueda definirse como "de izquierda";?

PABLO MIERES:
Nosotros somos un partido socialdemócrata, nuestros orígenes tienen que ver con aquellos dos sectores que integraban el FA hasta el año 89, la lista 99 y el PDC. De hecho el año pasado cuando celebramos los 10 años del partido y decidimos hacer un homenaje a nuestros inspiradores, las figuras que tomamos como referencia fueron Zelmar Michelini, Juan Pablo Terra, Hugo Batalla, Carlos Quijano –el gran olvidado de la izquierda uruguaya– y Arturo Ardao. Esos son los referentes que marcan para nosotros una orientación de por dónde tienen que ir las cosas, y eso supone un planteo socialdemócrata.

En Uruguay, como en todas partes del mundo, hay distintas concepciones de lo que supone el cambio social, lo que genéricamente se llama izquierda, y nosotros somos un partido socialdemócrata independiente, diferente del FA, que es una mezcla. Dentro del FA hay todo tipo de izquierda, y eso nos separa del Frente.

ROMINA ANDRIOLI:
En esta administración ustedes han manifestado muchas más discrepancias que coincidencias con el FA. ¿Se consideran un partido de oposición?

PM - Sí, somos de oposición porque no estamos en el gobierno, todo partido que no está en el gobierno forma parte de la oposición. Pero no me gusta decir "la oposición";, cuando los análisis dicen "la oposición"; creo que dejan de tomar en consideración que hay distintas formas de oposición.

RA - ¿Qué los diferencia a ustedes de blancos y colorados?

PM - Tenemos una preocupación más fuerte por lo social que la que han tenido históricamente blancos y colorados. Tenemos también una concepción claramente socialdemócrata, y en el caso de blancos y colorados conviven sectores que podrían estar cerca de nuestros planteos con otros conservadores, de derecha, con concepciones contrarias al cambio. Pero también tenemos algunas diferencias en temas del acontecer nacional más concretos. En particular menciono el plebiscito por la baja de la edad de imputabilidad, nosotros estamos en contra, y en el Partido Nacional (PN) salvo Larrañaga –y quizás ya no toda Alianza Nacional– todo el resto, y todo el Partido Colorado (PC) están a favor. Creo que es un gran error, es una forma muy simplificada y electoralista de dar una respuesta a la problemática de la inseguridad cargándoles las tintas a los jóvenes de este país, lo cual me parece extremadamente injusto.

Yo tengo una opinión distinta sobre qué hay que hacer con respecto a la gestión del Ministerio del Interior (MI), creo que no ganamos nada planteando la renuncia del ministro Bonomi, porque, sin aprobar su gestión –obviamente tiene fallas, porque no ha habido una mejora de la situación de seguridad del país–, hay que reconocer que el MI ha intentado poner en práctica los acuerdos que firmamos todos los partidos en el 2010, en términos generales es lo que se ha aplicado. Entonces uno tiene la sensación de que si mañana se quita esta conducción del MI probablemente los que aplaudirán no son precisamente los que nosotros queremos que aplaudan, dentro de la Policía. Creo que el gran tema de la seguridad es cómo recreamos una institución policial fuerte, capaz de cumplir con su función profesional. Tenemos una situación muy deteriorada.

El tema de la minería es otra diferencia. Los blancos y los colorados lo han convertido en una bandera interesante desde el punto de vista electoral, porque no les creo nada sobre su negativa a la minería de gran porte. Porque cuando gobernaron había minería y había minería de oro, que es bastante más complicada que la de hierro, y no dijeron nada. Entonces creo que este es un problema de lados del mostrador, cuando los blancos y los colorados gobernaban impulsaron Botnia y el Frente se opuso porque no estaba en el gobierno; cuando llegó al gobierno dijo "tengo una inversión de mil y pico de millones de dólares"; y rápidamente encontró las razones para sostenerla. Estoy seguro de que si el año que viene ganaran los blancos o los colorados –veremos qué pasa, hay que correr la carrera– y les tocara gobernar, no desperdiciarían la oportunidad de llevar adelante una producción de ese tipo. Acá hay juegos políticos.

AA - Si miramos al gobierno actual del FA, ¿cuáles son a su juicio los logros y cuáles los déficits, dejando de lado el tema de la seguridad, que ya lo ha planteado?

PM - Creo que todos los uruguayos tenemos que reconocer que el Uruguay ha mejorado desde el punto de vista económico. Tuvimos una década de crecimiento económico excepcional, y es cierto que buena parte de las causas de esa excepcionalidad tiene que ver con elementos de la economía internacional, pero también es cierto que no alcanza con el viento, hay que saber poner la vela, porque si uno pone mal la vela se da vuelta. Entonces hay que reconocerle al equipo económico que supo poner bien la vela. Nosotros tuvimos críticas con respecto a la orientación por ejemplo en términos del gasto público, se ha gastado muchísimo y mal y con baja calidad, y además no se ha actuado de manera contracíclica –ese ha sido un defecto de todos los gobiernos–. Entonces ese es un reconocimiento que hay que hacerle: mejoras en los índices de pobreza, en los índices de desocupación, esas cosas hay que aceptarlas. Pero el gobierno del FA, después de 10 años, deja una deuda social con el país extremadamente crítica, y una deuda ética. Las dos cosas son importantes.

RA - ¿A qué se refiere?

PM - La deuda social tiene que ver con que después de 10 años y con toda la plata del mundo la educación es una catástrofe, no hay cómo desmentirlo, los datos fluyen de todos lados. Y hay una gran responsabilidad porque el Frente tuvo toda la plata que era necesaria, el apoyo de la opinión pública, el apoyo de los demás partidos políticos y tuvo mayoría en el Parlamento. Si no hizo el cambio educativo es porque no quiso, y no se animó a enfrentar un problema interno, porque en materia de qué hay que hacer con la educación hay un tema de vasos comunicantes entre las direcciones gremiales de la educación –no los docentes, los dirigentes sindicales, porque si uno les preguntara, los docentes están de acuerdo en los cambios que hay que hacer–, que no están de acuerdo en los cambios que hay que hacer, y a su vez tienen vínculos con sectores dentro del FA. El presidente prefirió no pelearse –terminó peleado igual, este año tuvimos un conflicto eterno por el tema salarial–, entonces no cambió nada. Creo que le ha dejado al país una deuda monumental, también en materia de salud, y en materia de integración, porque por más políticas sociales que se han impulsado tenemos problemas de integración social muy serios.

Y después tenemos otro capítulo que es la deuda ética que tiene que ver con el incumplimiento de una promesa muy esencial de la izquierda: nosotros venimos a sustituir a blancos y colorados, no vamos a hacer las mismas cosas que hicieron ellos: acomodos, clientelismos, cuotificación, arreglos con los amigos. Y después de 10 años se multiplicaron los cargos de confianza en este país, el ministro de Economía reconoció que se gastan 30 millones de dólares en pagar las remuneraciones de los cargos de confianza. En el Ministerio de Relaciones Exteriores había cinco embajadores políticos cuando el FA llegó al gobierno, ahora hay 21 personas que cobran sueldos de embajadores y que no saben nada de diplomacia, su único merito es integrar el partido de gobierno. Además hay embajadores itinerantes, gente que cobra sueldo de embajador pero no tiene embajada a su cargo. Y tenemos gente que fracasa en emprendimientos millonarios, como el corredor Garzón, por lo tanto la quitan de su cargo, pero a las tres semanas está en la dirección de la Corporación Ferroviaria. Esas cosas generan una decepción muy grande en la ciudadanía, porque en definitiva están haciendo las mismas cosas que hacían los partidos tradicionales.

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AA - Seguimos en diálogo con el doctor pablo Mieres, que este fin de semana fue proclamado candidato a la Presidencia por el Partido Independiente.

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RA - A partir del domingo, ya iniciada la campaña oficial del PI, ya proclamado candidato, ¿qué motivos tendría la ciudadanía para votar al PI? ¿A qué votantes apuntarán concretamente?

PM - Del crecimiento del PI depende el principal debate de octubre próximo, que es si el Frente va a volver a tener mayoría absoluta en el Parlamento. Si el PI crece, el FA no va a volver a tener mayoría absoluta en el Parlamento, y eso le va a hacer bien al país, ante todo, a la República, al concepto republicano de gobierno, a la salud de la democracia. Porque ya llevamos 10 años de mayoría absoluta del FA, y eso ha ido generando en el Frente un reflejo que tampoco le hace bien, un reflejo de omnipotencia, de soberbia, de pensar que pueden hacer todo solos, y no le hace bien al país porque ha bajado notoriamente la capacidad de control del Parlamento. Un Parlamento con mayoría absoluta del partido de gobierno funciona de polea de trasmisión del Poder Ejecutivo y deja de cumplir la función de control que debe ejercer en una democracia. Hay pérdida de calidad de la democracia.

Les doy ejemplos. ¿No parece obvio que frente a todos los hechos ocurridos en torno al caso Pluna debió haber una investigadora parlamentaria? Por cosas a veces menos graves que estas se formaron investigadoras en el Parlamento, sin embargo el FA se negó y usó su mayoría parlamentaria para impedir la investigación en el Parlamento. Debido a la mayoría absoluta del FA, que además se acompaña de la disciplina partidaria, el FA les pone un mandato imperativo a sus legisladores, incluso con normas que luego son declaradas inconstitucionales.

Este es otro componente, llevamos el récord de declaraciones de inconstitucionalidad, este período de gobierno lleva cinco leyes declaradas inconstitucionales, esta última sobre el tema Pluna, otra sobre la Ley de Caducidad, otra sobre un impuesto al agro, todas leyes importantes. Cuando el ministro Lorenzo dice que nadie le advirtió, no está diciendo la verdad o tiene los oídos cerrados, cosa muy típica de quienes viven en un mundo propio y solamente escuchan a quienes quieren escuchar, porque hubo voces que indicaron que la ley de Pluna era inconstitucional, por más que Topolansky haga un juego de palabras con que es tres a dos. Topolansky olvida decir –u oculta– que sobre la inconstitucionalidad de la ley no hay dos opiniones, era cinco a cero en la Suprema Corte de Justicia, salió tres a dos por un problema de legitimación para recurrir.

Tenemos una mayoría absoluta en el Parlamento que ha generado normas inconstitucionales, que ha impedido investigaciones parlamentarias, que cuando un ministro va a rendir cuenta la declaración de satisfacción de las explicaciones ya está escrita antes de que empiece la interpelación. Si le toca ganar al Frente que lo haga, pero que no tenga mayoría absoluta. Yo digo que lo principal es ese debate, y ese debate está en el lado izquierdo del tablero.

Después está la discusión de quién va a salir segundo, si blancos o colorados, pero la discusión sobre la mayoría absoluta, y por lo tanto sobre si va a haber o no segunda vuelta, depende del crecimiento del PI.

AA - Este escenario que usted plantea de mayoría absoluta y el rol del PI tiene dos puntas. Por un lado está ese peligro de que el partido de gobierno homogenice las decisiones aplicando además la disciplina partidaria, pero por el otro costado, si el PI lograra ese objetivo de convertirse en el fiel de la balanza, ¿es lo ideal que una fuerza política con una representación sensiblemente menor tenga tanta incidencia en proyectos claves de un gobierno? Porque un voto, el de ustedes por ejemplo, podría ser el que decida si sale o no determinada norma.

PM - Hoy tenemos que en el FA un plenario en el que vota gente que no tiene votos electorales pero tiene el voto militante define [lo que votan] los legisladores del ala que es cercana a la nuestra. Porque con el Frente Líber Seregni (FLS) tenemos muchas coincidencias, la gran diferencia es que al FLS lo regimenta la disciplina partidaria del Frente y baja la cabeza. Nosotros somos una socialdemocracia independiente, no estamos en el FA y por lo tanto no tenemos que ver con esa disciplina partidaria.

RA - ¿Pero cómo se comportaría el PI con un diputado más, ganándole un lugar al Frente y teniendo más capacidad negociadora?

PM - Yo tengo toda la convicción de que el partido va a tener una bancada parlamentaria mucho más numerosa. Los números lo indican, tenemos una proyección de crecimiento importante y creo que hay mucha gente decepcionada, que votó al Frente en el 2009 y en el 2004 pero que no es frentista necesariamente. Hay mucha gente que es wilsonista o batllista que dijo "quiero cambiar";, porque ¿cuál es la alternativa?, ¿los blancos y los colorados? El otro día el intendente de Flores, después de 10 años de gestión, dijo públicamente que está pensando en abandonar la política porque su partido no tiene firmeza con los que se portan mal. Esa es la renovación de los partidos tradicionales. En el PC hace años que no predomina el batllismo y está dominado por una concepción conservadora, básicamente vinculada a la otra rama del PC históricamente.

Entonces la alternativa que hay para esa decepción, para que no se convierta en "que se vayan todos"; ni en "no voto a nadie";, somos nosotros. Después, por supuesto, con las cartas echadas se arma el juego y con el juego armado veremos cuál es el lugar que nos toca. Nosotros aspiramos a tener un peso decisivo en el sentido de representar un conjunto de ideas. El eslogan de nuestra campaña es "votás al Partido Independiente, sabés lo que votás";, porque acá no hay trampa, la gente que votó a sectores moderados del FA hoy debe sentirse decepcionada, porque se le exigió que votara muchas cosas que no tenían nada que ver con aquello en lo que coincide la gente del sector moderado del FA. Y eso tiene que cambiar.

AA - Si vamos a un posible escenario de elecciones, en un eventual balotaje ¿qué haría el PI? ¿Se va a quedar al margen? ¿Va a hacer valer su posición? Por ejemplo, si hay que definirse entre Vázquez y Larrañaga, Vázquez y Bordaberry.

PM - Porque parece que nosotros no llegamos.

AA - Según las proyecciones de las encuestas.

PM - Está claro. Voy a dar una opinión personal, porque el partido no lo ha discutido.

AA - No hay disciplina partidaria tampoco.

PM - No, no ha discutido el tema, lo vamos a discutir, por lo tanto lo que yo puedo adelantar es una opinión personal. Creo que el PI debe pronunciarse en la eventualidad de una segunda vuelta, porque creo que va a haber segunda vuelta. Hace mal Vázquez en cantar victoria antes de correr la carrera, a la gente no le gusta que le digan lo que va a votar un año antes. Me parece que hay un error de posicionamiento del doctor Vázquez que, por supuesto, lo que quiere es infundir confianza a su gente, pero las carreras hay que correrlas, no hay que cantar victoria antes del resultado.

Estoy seguro de que va a haber segunda vuelta, porque es la tendencia, hay un proceso de desgaste. El FA ya fue a segunda vuelta en el 2009 y sacó la mayoría parlamentaria por poco, nosotros estuvimos a punto de sacar el tercer diputado, y eso habría significado que el Frente no tuviera mayoría parlamentaria. La gente no recuerda mucho, pero a nosotros nos faltaron 5000 o 6000 votos para tener el tercer diputado, y eso habría representado que el Frente no tuviera la mayoría absoluta en el Parlamento. Por lo tanto estoy convencido de que va a haber segunda vuelta y que además no va a haber mayoría absoluta, porque nosotros vamos a crecer, y en esa eventualidad creo que el partido debe pronunciarse.

RA - ¿Cuánto estarían dispuestos a negociar por ejemplo con una eventual candidatura de Tabaré Vázquez?

PM - No quiero hablar de nombres, me parece que no corresponde, porque el partido en eso tiene que tener primero una reflexión interna. Pero un sistema de doble vuelta tiene esa lógica, los partidos que no pasan a la segunda vuelta luego apoyan a uno u otro candidato. A mí me dolió mucho, me costó mucho el no pronunciamiento del PI en el 2009, sentí que la gente que nos había votado nos estaba pidiendo un pronunciamiento. Pero las características de los dos candidatos que pasaron a la final le impedían al PI tomar una definición, estaban demasiado lejos de lo que nosotros creíamos que había que hacer como para tomar una decisión. Fue una situación excepcional, en otras circunstancias lo lógico es que el PI asuma una posición. Pero repito: es una opinión personal, no puedo avanzar más allá de eso; cuando estemos mucho más cerca de las definiciones de la ciudadanía quizás sea el momento en que el PI deba definir un posicionamiento.

RA - Me llamó la atención una entrevista que le hicieron en El País el domingo, allí usted decía: "Si me dan la educación mañana, yo encantado, porque siento que el PI tiene un proyecto educativo claro y definido y con gente especializada";. ¿Se ve en un cargo en esta área en un eventual segundo gobierno de Tabaré Vázquez?

PM - No, yo me veo en el Senado, seguro; esta vez vamos a llegar al Senado y vamos a tener quizás más de un senador. Pero veo al PI con una capacidad de aporte muy grande, tenemos gente de primer nivel en todas las áreas. Ustedes tienen entre los integrantes de las Tertulias a Gonzalo Pérez del Castillo, que es una persona ideal para la conducción de las relaciones internacionales, que ha sido tan desastrosa en este período de gobierno. En el área del sector productivo tenemos a Joaquín Secco, un referente para todo el sector agropecuario. En la educación tenemos gente como José Rilla o Javier Lasida o Denise Vaillant, que son de primer nivel. Siento que la prioridad uno es la educación, entonces digo: me gustaría que me dieran la educación, porque además estoy seguro de que la cambiamos en poco tiempo.

RA - ¿Qué haría?

PM - Hay que trabajar en cuatro niveles. Primer nivel, la conducción tiene que ser política, dejémonos eso de que en la educación tienen que pesar las corporaciones. Las corporaciones tienen que tener su voz, por supuesto, eso lo reivindico en una democracia, pero las corporaciones en su lugar, la conducción es política. Por ejemplo, yo no voy a decir que la política de vivienda la hagan el Sunca y la Sociedad de Arquitectos, un disparate.

Después, cambio en el modelo de gestión. Ustedes ayer tuvieron una buena entrevista con directores de liceos a partir del tema de la repetición. Es un tema crucial, los tres liceos que tienen menores índices de repetición tienen un modelo de gestión comunitario, los tres funcionan como comunidades educativas donde los docentes conocen a los chiquilines, los acompañan, saben qué les pasa, si ven que uno se les va a ir lo conversan, conocen la realidad familiar. Cuando se dice que el Jubilar no es replicable en el sector público, es replicable, la fórmula mágica del Jubilar es la misma que la del Liceo 4 de Maldonado, es tener una comunidad educativa, tener un equipo docente que pueda estar todo el día dentro dando clases a todos los grupos, conociendo a los chiquilines, acompañándolos, generando un proceso de incorporación. Con eso baja radicalmente la repetición y la deserción.

Un tercer nivel implica cambiar el diseño curricular, en el mundo los sistemas funcionan con nueve años de educación básica, primaria más los tres años del ciclo básico tiene que ser un continuo. Hoy tenemos una especie de salto mortal, cuando el chiquilín termina la primaria pasa de una situación contenida, acompañada, que es una escuela pública en este país, que afortunadamente todavía cumple esa función, a una situación –a los 12, 13 años, edad crucial, la adolescencia– a un liceo que le queda lejos, que tiene 12 profesores, uno atrás del otro, que rotan y se van, y están en clases hacinadas. Eso es una fábrica de expulsión, hay que cambiar el diseño curricular.

Y cuarto, hay que cambiar los contenidos. Hay que discutir otra vez qué tiene que saber un chiquilín cuando termina secundaria, qué tiene que saber cuando termina ciclo básico. Y en función de esas competencias redefinir las asignaturas y los aprendizajes.

Todo eso hay que hacerlo ya, y estoy seguro de que eso implica definición política más que nada. Conozco por razones profesionales a buena parte de los especialistas en el tema educativo de este país, de los cuatro partidos, si yo siento en esta mesa a Fernando Filgueira del FA, Renato Opertti del PC, Pablo da Silveira del PN y Javier Lasida o José Rilla o Denise Vaillant del PI se ponen de acuerdo en 10 minutos en lo que hay que hacer, que no es muy distinto de lo que acabo de decir. Entonces hay un tema de voluntad política y de estar dispuestos a superar los bloqueos con el apoyo de la ciudadanía. La clave para enfrentar los corporativismos es apoyarse en el ciudadano de a pie, creer en el ciudadano común, que no tiene padrinos, que está ahí en el costado y que sufre, y en definitiva este fracaso estrepitoso de la educación es una señal pésima del FA hacia los jóvenes de este país. ¿Cuál es la política dirigida a los jóvenes? La educación. ¿Y qué ha dicho el FA? Les dijo al comienzo de este período de gobierno "educación, educación y más educación";, y termina con frustración, frustración y más frustración.

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Transcripción: María Lila Ltaif