Francia tiene desde ayer un Primer ministro de origen español que llega a su cargo con un listado de tareas complicado: recuperar empleos, inversionistas y esperanzas para la segunda economía de Europa
Se trata de Manuel Valls, quien entra en funciones como reemplazante de Jean-Marc Ayrault, que debió abandonar el cargo después que el Partido Socialista sufriera el fin de semana un revés en las elecciones municipales