LARRAÑAGA

Imágenes documentales de un precandidato: sobre la vida terrena de los signos indiciales en época electoral

Análisis semiótico de la comunicación política. Con el semiólogo Fernando Andacht.

Análisis de la construcción de un héroe campero y modesto que guapea por la presidencia a cielo abierto. De recuerdos y tonadas rurales que van albergando relatos, epopeyas y crónicas cotidianas

(emitido a las 10.41 hs.)

EMILIANO COTELO:
Hoy vamos a hablar de "Imágenes documentales de un precandidato: sobre la vida terrena de los signos indiciales en época electoral".

FERNANDO ANDACHT:
Ahí ya metimos una mala palabra. Pero para en una mañana tan gris, una uruguayez climatológica, estaba pensando mientras venía para acá una forma directa, tan directa como ese documental sobre la vida y obra de Jorge Larrañaga, precandidato del Partido Nacional. ¿Qué te parece "El arte de jugar al candidato en su propia cancha"?

(Audio Jorge Larrañaga.)

"Lo que pasa es que hay un Larrañaga que… que quizás uno tenga la culpa de que se conozca menos… (Acordes.) El apodo del Guapo es de gurí, entonces yo me ponía en posición de guardia. (Risas.) Yo era el nene en el medio de todas las mujeres. Yo organizo una reunión con ellos, con sus amigos, llega el momento donde me dicen: ‘Che, viejo, rajate, ¡rajátela porque estás sobrando!’…"

(Fin.)

EC - Mateo Gutiérrez es el responsable de este documental que hace ya algunas semanas Alianza Nacional colgó en su sitio web.

FA - El título es bien explícito: "Encuentro con Larrañaga, el hombre detrás del político". ¿A qué voy con el arte de jugar en su propia cancha, que es algo muy en serio? Hace unos años ya que investigo el género documental, que ha conocido un auge impresionante de fines del siglo XX al nuestro: ha cambiado la televisión, ha cambiado internet. ¿Por qué? Porque hay un ansia de llegar a lo auténtico, a lo verdadero. En estos días mismos se está filmando un documental en Uruguay con el llamativo título (provisorio) "El último héroe", nada menos que sobre Mujica.

En este documental no se ve una corbata en varias millas a la redonda. Lo vemos muy campechano, muy rústico…

EC - ¿De cuál estamos hablando?

FA - Ahora del de Larrañaga.

EC - Quizás sea una coincidencia entre los dos.

FA - Ahí está, yo hablo de que hay verdaderamente una especie de "contagio mujicano", porque en este lo lleva más allá casi, yo diría que le gana a José Mujica Cordano, porque "lo recibe en su cancha", en la chacra El Arriero, en arroyo Grande, Pueblo Andresito, como pude enterarme. ¿Y qué diferencia hay entre ir al estudio de alguien digamos año 89 "Hablemos"…?

EC - El programa "Hablemos", de Canal 10, dirigido por Jorge Traverso.

FA - … en el que recibía amigos célebres, amigos notorios, cada candidato, hasta que llega Luis Alberto Lacalle de Herrera, y lleva a su gente, a su familia, a sus hijos –hoy uno de ellos precandidato–, a su esposa. Qué diferencia inmensa.

Hoy quiero ver la diferencia de llevarlo a la cancha y hacer el género documental. Es total. Ir a un estudio es evidentemente del orden de cultivar la imagen, es un ambiente de lo más aséptico, artificial, estetizado, y está el candidato en su fase telegénica.

Aquí no, aquí están a pleno sol, a cielo abierto, y las palabras más importantes son, por ejemplo, "un pion amigo", "de gurí", "los stu", son las palabras que usa el precandidato para hablar de su niñez, mientras van salpicando fotos en blanco y negro. La foto en blanco y negro hace una irrupción de lo real bruto en el documental, tiene ese efecto, como es vieja tiene esa cosa sepia cuando muestra el casamiento de los padres. Hay una genealogía muy interesante, hay un verdadero culto al héroe.

El padre, que dice que fue 25 años presidente del Hipódromo San Félix, de Paysandú, va a dar toda su geneaología más que sanducera diría viril. La madre es descrita con una metáfora interesante: el "horcón del medio" en la casa, está todo empapado en lo campechano rústico. "Nosotros vamos a intentar llegar con el documental", plantea el director, que hace además de interlocutor, lo que no es obvio. Se lo ve, se lo escucha todo el tiempo, le da, como dice el teatro, pies para que el otro pueda sacar eso que sería "detrás de la fachada".

Esa es una de las búsquedas del género documental a nivel trasmediático, en todos los medios, llegar a ese momento descuidado, lo que Cartier Brésson sacaba en el siglo pasado con la foto sorpresa, la foto sacada al descuido de aquellas empleadas en París a la hora del almuerzo, donde no estarías posando. Este sería, más que desacartonado, desalmidonado, el candidato en su propia salsa, rústica, contando sobre unos partidos de fútbol 30 contra 30 en ese hipódromo.

Vamos a lo que llamé, un poco en broma, "origen y hermenéutica de un apodo ambivalente".

(Audio "Encuentro con Jorge Larrañaga".)

"El apodo del Guapo es de gurí, de gurí, cuatro, cinco años, yo iba al hipódromo San Félix, y entonces a veces no me quería ir. Entonces mi padre le decía a mi madre: ‘Quety, dejalo, nosotros nos vamos, a que se va a ir’. Y yo me quedaba. El amague ‘lo dejamos’, yo me quedaba en el hipódromo. Me quedaba con cuidadores, con jockeys, con peones, en los stu, visitaba a uno, otro, me conocían todos. Entonces dos por tres o dejaba una puerta abierta de un box y se iba un caballo o tiraba un balde de agua o hacía alguna bandideada y dos por tres algún cuidador, algún peón me pegaba algún alpargatazo. Entonces yo me ponía en posición de guardia (risas)…"

(Fin.)

EC - Y de ahí viene lo del "Guapo".

FA - Así es. Ahí dice "peón"; más adelante va a decir "mi amigo el peón", y va a dar el nombre del Fito Pereira, que tenía la uña tan larga que los arañaba mientras se encontraban en ese picado de 30 contra 30.

Decía que es origen y hermenéutica. Es una tentativa de desentrañar el sentido de un apodo que va en dos direcciones, una eufórica y otra disfórica. La eufórica es obvia, es el coraje que va a ir contando en esa especie de travesía melancólica, dulzona de su niñez… ¿Te acordás de que antes los candidatos iban a dar besos a los niños bebés? Acá tenés un acceso al niño bebé Larrañaga, en esas fotos y en ese diálogo muy suelto, muy descorbatado, que evocaba eso que Mujica parece establecer como nueva norma de etiqueta del político en fase electoral, o no.

Y disfórica porque también tiene un sentido muy feo: el guapo puede ser el matón, como se dice hoy –que se volvió casi una fiebre de pedagogos, psicólogos–, el bullyier, un tipo que se abusa de su fuerza física, de su violencia para oprimir a otros. Todo este documental, el hombre detrás, no tiene más que un fin en mi análisis. Para alcanzar ese fin utiliza el signo indicial, el signo que está en contacto físico con lo que representa, ese hombre con ese acento campechano, con eso del alpargatazo, el pion, el stu. Él podría decirlo de otra manera y seguramente lo dice, porque antes dice "peones", luego dice "pion", claramente cargando las tintas sobre que eso es lo genuino. Ese es el verdadero self –se habla de los "selfies" esas fotos que se sacan de uno mismo–, este documental es un largo selfie donde el otro (Mateo Gutiérrez) es una especie de partenaire que le va dando línea.

En esa travesía admirativa hacia el padre –que es evidentemente el héroe según el cual él se modela, lo llama "la Araña", por un jugador ruso al que le decían la Araña, y aparece la fotito en blanco y negro para aclararle al espectador– en un momento dice: "Cuando tenía 13 años mi padre le puso a un caballo el Guapo". Ahí tenemos una genealogía heroica, no es el Guapo por malo y pegador, es porque es la continuidad nacionalista.

Dice que a los 15 años se prepara arduamente para su primer discurso y fracasa. Ser valiente y corajudo –que es obviamente el sentido al que quiere llevar el documental– implica reconocer el miedo, la falla. Dice que tuvo tanto miedo, se trepó a la culata de una camioneta –también la culata es interesante como palabra– y se quedó en blanco y lo único que dijo fueron tres cosas que no recuerda y "vivan los blancos". Y aparece una foto de Aparicio Saravia, como la garantía última de ese discurso –garantía histórica– del cual el documental va trayendo cosas duras. "Me subí y me olvidé el discurso, gran carcajada".

Eso es ser guapo, guapo es admitir que uno le erró, que tuvo tanto miedo que se olvidó de todo. Y así sigue, más o menos desgranando ese mundo viril, dice: "Mi influencia fue mi padre, decidí ser político a los 10 años". Aparece un flash forward y vemos Vichadero, Rivera, un acto, y la gente lo abraza. Hay un manoseo del candidato todo el tiempo, hay risotadas.

Repito: el signo indicial es el signo más táctil, el que está más en contacto con la persona. Le pregunta Mateo Gutiérrez: "¿Es verdad lo del caballo?", "¿Cuál?", pregunta divertido, es todo un diálogo entre dos amigotes en una pulpería, porque cada tanto entra una vihuela, entra una guitarra en el último pedazo, que le da otra vez esa inmediatez del candidato en su salsa o en su cancha…

EC - ¿Para qué? ¿Para aflojar una imagen de Larrañaga? Mirá lo que dice María (oyente) en este momento: "Sí, pero cuando Larrañaga habla tiene una postura dura y parece lejana de la gente, siempre está como rígido".

FA - Exacto. Y vamos a ver al final, cómo se esfuerza, pero a través de una cosa no esforzada –admitan la paradoja–: el documental, como es hecho no en un estudio ni de radio, ni de tele, ni de internet, sino en su propia chacra, El Arriero (¡hasta el nombre!), es todo un esfuerzo de aflojamiento, de desprenderse de esa cosa con la que cacha, por ejemplo, Tabaré Vázquez, "hay problemas con la educación", esa parodia que tuvo su repercusión en febrero al inicio de la campaña interna. Acá es el hombre de risa franca, suelta, que es más del abrazo, de compartir el mate. Y el campo, Uruguay, un país eminentemente batllista atmosférico, urbano por excelencia, que concentra muchísima gente en la capital, tiene al gaucho como un ser mítico, como el ser de lo verdadero, el contacto con lo telúrico, el fondo de la tierra…

EC - Es un buen ámbito para eso, para procurar un cambio de imagen, o por lo menos para mostrar "la otra cara de".

FA - "La verdadera cara de". El signo indicial es como la huella dactilar, yo lo llamo en algún libro la "transpiración semiótica", lo que exuda la persona. Dice que compró un caballo y le puso "Te Quiero Viejo"… Tiene que ser buen tipo, ¿no?, esa relación con el padre, los afectos… Un político en Uruguay todavía no está muy experimentado en mostrar sus afectos de esa manera, por eso es tan importante que estén en la chacra de él y que haya un mano a mano a pleno cielo abierto.

Vamos a ver cómo llega el momento más difícil de todos, donde se explicita mi análisis, por qué lo llevo hacia ahí y que no es arbitrario.

(Audio "Encuentro con Jorge Larrañaga".)

"Mateo Gutiérrez - Pero ¿estabas preparado para una acusación como fue la de 2004, ese tipo de acusación, de una cosa tan dura como…?

Jorge Larrañaga - Bueno, uno nunca está preparado para los golpes de bajeza…

MG - Estamos hablando de una acusación de violencia doméstica.

JL - Sí, uno nunca está preparado… Sé muy bien, porque lo experimenté… esos golpes de… de bajeza política, de ataques vinculados a las relaciones personales forman parte de lo peor de la vida y lo peor de la actividad política.

MG - ¿Qué sentiste en ese momento?

JL - Y bueno, la… la…"

(Fin.)

FA - ¡Qué interesante la pregunta que le hace el otro! Hay un chiste feo, que no me gusta, pero que en este caso cabe: un famoso presentador de talk show americano dice que la política en época electoral es el show business de personas feas, en vez de celebridades, que son atractivas, fulgurantes. Yo lo modificaría, para hacerlo menos banal, diría de personas comunes, de personas que no están formadas para el show business, para ir a una película, al teatro a actuar, pero sin embargo tienen que actuar.

Acá le preguntan "¿Qué sentiste?", y mirá la metáfora que usa para librarse de ese estigma que es durísimo. Hay un chiste que dice: "Le preguntan a un político: ¿Ya dejó de pegarle a su esposa? Si dice que sí es que le pegaba, si dice que no es que le sigue pegando", no tiene cómo zafar. Y él va a decir que no hay prueba negativa, es muy difícil probar algo que no existe, pero va a usar una metáfora muy linda: "es como las brasas de un fuego que siempre alguien quiere soplar para que se reavive". De vuelta uno va a lo campero, te imaginás un fogón.

Tu pregunta viene muy bien al pie, cómo hace él para mostrar ese otro. Justamente, se embebe de todo su ser rústico, de todo su ser campero para contrarrestar algo muy sofisticado, muy desagradable, la violencia doméstica; la dicen, no hay un subterfugio, no hay un eufemismo, Mateo Gutiérrez no lo deja pasar así, general, le dice: "Estás hablando…", "Sí, claro", dice él.

Y llega hacia el final la prueba indicial de oro. Le pregunta: "¿Cómo hacés para ser vos siempre? Siempre te veo como un tipo con la misma actitud en los diferentes lados. ¿Eso te lo dio el campo, el trajín, que se hace siempre el mismo?". Y él dice: "Vos sabés, vos fuiste testigo…" de que le gusta hacer chistes, es bromista, y termina diciendo "uno es como es". Sin querer le hace eco a una frase bíblica impresionante que está en el Éxodo, en el Antiguo Testamento: "Yo soy el que soy".

¿Qué ha hecho o qué ha intentado hacer este documental a favor? Ha tratado de mostrar quién indicialmente, quién terrenamente es una persona sobre quien podría pesar una sospecha de ser agresivo o incluso algo peor, de haber hecho algo muy dañino y muy hostil hacia otro ser humano. Él lo ha tratado de representar del modo que le era más inmediato a su piel, con un documental en el campo hablando como alguien del campo y diciendo que él es eso que ves. Ese sería el sueño de todo político, que le crean que es como es. Pero en este caso lo intentaron no con las palabras, sino con el tono, con el estar ahí, con el reaccionar a esa pregunta dura, "eso de la violencia doméstica", que el otro no rehúye, no dice "bueno, ese tema…".

Estos días pasó algo muy fuerte con Daisy Tourné, una reacción intempestiva, tabú, en un legislador, en una mujer, etcétera. Eso es el momento de la prueba del pH diría en estos tiempos mediatizados: ver cómo reacciona como ser humano alguien que además es político.

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Transcripción: María Lila Ltaif