ADN ELECTORAL

Signos de identidad: la demarcación del ADN electoral en el territorio semiótico de las internas

Análisis semiótico de la comunicación política. Con el semiólogo Fernando Andacht.

(emitido a las 10.44 hs.)

EMILIANO COTELO:
"Signos de identidad: la demarcación del ADN electoral en el territorio semiótico de las internas"

FERNANDO ANDACHT:
Es inevitable hacer una suerte de balance. Llegamos al final, el jueves es la veda y luego viene el hecho mismo.

Pensando con esa perspectiva ventajosa de tener detrás ya casi todas las campañas, declaraciones, entrevistas, me di cuenta de algo que tal vez para muchos sea obvio, pero desde el análisis semiótico me atrevería a lanzar como hipótesis. Mis primos los politólogos tendrán su posición, pero como semiótico, como el que analiza la cocina del significado, cómo se gesta el sentido de cada día y el de las elecciones, tengo esta propuesta: ¿qué pasaría si toda esta enorme trayectoria de las internas, esta travesía de imágenes, sonidos, propuestas, etcétera, tuviera solo un cometido, si lo programático, las propuestas, la economía, los ministros no fuesen casi más que fuegos de artificio, y lo único interesante fuese decir "yo soy un verdadero…" y usted rellena el resto: "nacionalista", "batllista", "izquierdista" o "independiente"? Y hoy tenemos un debate, aunque ustedes no lo crean, hubo un debate…

EC - Hubo un debate, sí.

FA - Ocurrió el 21 de mayo. Como va a decir uno de los contendientes, Amorín Batlle, es una fecha extraordinaria para los batllistas, porque en 1858 nacía José Batlle y Ordóñez. Va a estar discutiéndose o, como yo digo en la segunda parte del título, intentándose demarcar –demarcar: fijar un territorio, esto es mío, esto es tuyo– el verdadero ADN semiótico y electoral de las internas: ¿quién es el más izquierdista?, ¿quién es el más batllista? Eso en semiótica corresponde –y estas son instrucciones de uso– al tipo de signo más duro, más fácil de imaginar y tocar, que son las huellas. Como todos esos programas que están de moda, como CSI, que son seguimientos de Sherlock Holmes, ir detrás de las huellas para dar con el criminal. En este caso no es el criminal sino el agente político que encarnaría por una serie de pistas o, mejor aún, como se dice en ese lenguaje forénsico, evidencias.

(Audio José Amorín.)

"Yo siempre me he definido como batllista, yo soy batllista, toda mi vida fui batllista, me crié en un hogar batllista. Empecé mi militancia política en el sector batllista de niño… La primera vez que pude votar fue con el sí y el no, y en el no sentí ese orgullo batllista de votar por las libertades, siempre. Todos los grupos que integré, todos los grupos que integré se llamaron batllismo, se llamaron batllistas. Ahora, desde que creamos Propuesta Batllista y después Batllistas de Ley, todo el mundo me pregunta: ‘A ver, ¿y por qué usted es batllista?’. Yo siempre fui batllista, yo no tengo ningún inconveniente…"

(Fin.)

EC - Ese es el discurso, insistente, de Amorín Batlle en los últimos tiempos.

FA - Insistente sin eufemismos. Si un lexicólogo se pusiera a contar las veces que José Amorín Batlle dice "batllismo" o "batllista"… Llega a decir que a los dos años ya gritaba "viva Batlle", cae casi en lo gracioso. Es el programa "No toquen nada"*, en Océano FM, y el periodista hace la pregunta del millón, en un momento dado vienen concordando demasiado [los dos precandidatos, José Amorín y Pedro Bordaberry] y el periodista dice: "Hablemos del batllismo", como quien no quiere la cosa tira una granada: "¿Dónde está el batllismo hoy en el Partido Colorado?". He escuchado a politólogos que dicen que ese sería un impedimento o techo del Partido Colorado, porque está demasiado aglutinado en torno a una figura y por ende a una corriente. Pero ese no es mi tema, sí me interesa cómo va a intentar presentar todas las evidencias menos la más obvia, la que pega en los ojos: ¿cómo se llama este tipo?: José Amorín… Batlle. Según la religión judía la descendencia es matrilineal –es un tema curioso, porque se habla del patriarcado, de donde viene la civilización judeocristiana, y sin embargo el judaísmo se trasmite por madre–, y la madre de este señor es Susana Batlle, prima de Jorge de Batlle. El padre tiene un lado más blanco, tiene el apellido Larrañaga por ahí.

EC - Lo curioso es que él durante muchos años fue "Amorín Batlle" y de un tiempo a esta parte prefiere presentarse como "Amorín".

FA - Pero juega con Pepe. Y acá hace una declaración de evidencias, que él votó por el no. Es el momento paroxístico del debate (el video está colgado tanto en "No toquen nada" y en la página de Amorín Batlle en Facebook, en dos partes), Joel Rosenberg, el periodista, se equivoca y le da la palabra a Bordaberry, que lo corrige y le dice: "No, le toca a él". Después, en un segundo momento, Bordaberry lo corrige: "Usted se equivocó, dice que él era de Ala Batllista", y con razón, Rosenberg dice "No, no". Ese es el debate, esa es la apoyatura empírica de lo que estoy diciendo, que hay una lucha.

Lo vamos a escuchar en el Partido Independiente también, porque se da en todos, y al final vamos a escuchar un spot de Larrañaga, de la lista 33, en el que hace aparición una evidencia de carne y hueso, una mujer, Silvia Ferreira, que no va a hablar nada, que solo va a ser abrazada y nombrada por el líder del ala wilsonista, el precandidato Larrañaga, en el mismo régimen: "Acá tengo la evidencia de que soy wilsonista, la tengo a Silvia Ferreira sentada a mi izquierda".

EC - ¿Y Amorín cómo lo plantea?

(Audio José Amorín.)

"José Amorín - Yo quiero dejar clara una cosa: yo siempre fui, para mí es natural decir que soy batllista. O sea, yo tenía dos años y decía "Soy batllista, viva Batlle". Siempre, es natural, viene como conmigo.

Periodista - Pero ¿qué relevancia tiene esto para el partido?

JA - Yo no sé qué relevancia tiene, ni siquiera sé si tiene relevancia, yo no me metí en esta discusión. Yo digo que yo soy batllista y que creo en los principios batllistas. Y yo digo que los principios batllistas son los que todos conocemos: democráticos, republicanos, liberales en el sentido de que van por la libertad…"

(Fin.)

FA - ¡Qué interesante la pregunta que le hace! Es un gol, porque le dice lo obvio, ante tanta insistencia le dice: "Bueno, pero ¿qué importa esto hoy, 2014, cuando pasaron tantos años, 156 años, del nacimiento de José Batlle y Ordóñez?", un estadista importantísimo de esa agrupación política uruguaya, uno de los partidos tradicionales. Y la respuesta le viene del fondo del alma: "No sé si importa". Pero está ocupando muchísimo espacio del debate repitiendo y reiterando.

Eso es el signo indicial, es decir, ¿por qué te ruborizaste? Uno no se ruboriza por nada, le pasa. Él está presentando su batllismo como algo cromosómico, que trae desde la casa. No lo dice, pero desde la madre –en el sentido de que la religión o la raza se pueden heredar, según una tradición–. Y luego viene Bordaberry, el periodista juega un poco y le dice: "¿Y ahora cómo se defiende Bordaberry?". Ahí toca un tema álgido, que no es chiste, porque él, Pedro Bordaberry, no puede decir "yo también vengo de una larguísima tradición batllista".

Hace una serie de jugadas, dice que llamó a muchas convenciones en los últimos cinco años y eso es muy batllista. Y habla del año 84, de Paz Aguirre, dice que querían cambiarle el nombre al partido y llamarlo Partido Colorado Batllista, y él dice "no, el batllismo se demuestra con actos". Y defiende un batllismo no de evidencia, no de huella, que no la tiene –presenta casi toda su campaña como "Pedro" a secas, hasta el final, mucho menos puede llamarse "Pedro batllista"–. Insiste, insiste, y llega a decir "está en todos lados el batllismo".

Yo digo que no, que cada tienda va a defender que en su lugar está el verdadero izquierdismo (Partido Independiente), el verdadero batllismo (José Amorín) o el verdadero wilsonismo (Larrañaga). Entonces no es válido decir que hay una especie de batllismo ubicuo, que no valdría nada. Lo dice un poco irónicamente Amorín Batlle: "Mujica, Lorenzo —va creciendo en indignación— reivindican el batllismo". Lo que no se dice en todos estos encuentros interesantes es que lo que se reivindica es una mesocracia que nace con el batllismo. La mesocracia, término que desarrolla Carlos Real de Azúa, es una clase media, como el máximo ideal, que surge, se desarrolla en las presidencias, sobre todo en la segunda, de Batlle y Ordóñez. Eso está ahí como el gran reclamo o reivindicación de Amorín Batlle.

EC - Dice: "Sí, el batllismo está por todos lados, efectivamente el batllismo está por todos lados, pero acá, en esta interna, el que lo representa genuinamente soy yo".

FA - Claro, lo está peleando para que lo voten por eso. Por eso digo que todas las internas –esa es mi hipótesis– son una lucha de ADN electoral: "yo soy el batllismo genuino, vótenme por eso", "yo soy la izquierda genuina", dice Constanza Moreira, que no está en discusión, pero se ve en sus poquísimas publicidades y en todas las entrevistas: "el Frente está no en el pasado, no en la figura de Seregni, etcétera, sino en lo que nos queda por hacer por derechos de minorías, etcétera".

EC - Decías que este tipo de planteos también se da en el Partido Independiente.

FA - Vamos a escucharlo.

(Audio Pablo Mieres.)

"Pablo Mieres - Entonces esto va acumulando decepciones, va acumulando distancias de mucha gente que apostó por un cambio y que tampoco quiere volver al pasado, porque conoce a los partidos tradicionales. Entonces, ¿cuál es la opción? La opción somos nosotros. Entonces ahí se va gestando un crecimiento que tiene un componente positivo nuestro y un componente de crítica al Frente Amplio y también a los partidos tradicionales. Y por ahí nace la opción distinta.

Periodista - Aunque usted sabe que siempre lo meten al Partido Independiente en la misma bolsa de la oposición, ¿no?

PM - Ahí hay dos tipos de… Bueno, por un lado hubo una declaración muy desgraciada del doctor Vázquez hablando de la derecha incluyéndonos. El doctor Vázquez que nos conoce desde hace muchos años a mí y a los demás dirigentes del partido, y estaba faltando a la verdad de manera muy consciente. Yo creo que además ofende la inteligencia de la gente, porque la gente sabe…"

(Fin.)

FA - Es en el Canal 20, "Entrelíneas", el 19 de mayo, el periodista es Alfredo Dante. El periodista de nuevo toca el territorio minado: ¿usted es de derecha o de izquierda?, porque el que se opone al Frente, tal vez… Como decía el doctor Vázquez, de quien Mieres se defiende y ya se ha defendido en varias ocasiones con mucha molestia, incluso cólera. Dice: "No soy de derecha, me quieren meter en esa bolsa". Y un momento más adelante: "Somos un partido de izquierda democrática –hace gestos de indignación–. Tiene un origen muy claro –ahí está el ADN–: de un tronco socialdemócrata de la lista 99 y uno democristiano del que provengo yo". Está reivindicando que, aunque no está amparado por la enorme bandera del Frente Amplio que ha circulado estos días, él es de izquierda, que no habría un monopolio de la izquierda en el Frente Amplio. ¿Cuál es el problema? ¿Viste que en Estados Unidos quieren meter un tercer partido y rebota siempre?

EC - Sistemáticamente.

FA - No hay caso, un millonario… no importa quién. ¿Acá no pasará lo mismo? Alguien me dirá "no, si son tres". No sé si son tres, ¿no podríamos hablar, semióticamente, de una tradición con los partidos tradicionales –ya hay un partido de convergencia– y una neotradición –ya 10 años en el poder no es lo mismo que tres meses– que es el Frente Amplio? Vean qué dificultad para una tercera propuesta. No hablo solo del tema cuantitativo, lo que sería un síntoma, sino ideológico, de significado: cómo ser de izquierda y no ser, como Constanza Moreira, que no se cansa de decir "soy de izquierda, no quiero reventar ese partido, solo quiero mostrar una disidencia con la mayoría".

EC - ¿Y por qué en este tema ponías también un ejemplo del Partido Nacional?

EC - Con este tercer y último ejemplo cierro mi intento de demostración de que toda la interna tal vez solo fue una especie de campeonato de identidad, "quién es el más…". Silvia Ferreira no habla, no tiene una trayectoria impresionante, "es la autora de la ley tal", nada. Solo lleva, ella sí genéticamente, el nombre y el abolengo, la genealogía sanguínea del caudillo, Wilson Ferreira, que aparece en pequeñas tomas de archivo en casi toda la campaña de Jorge Larrañaga. Acá dice: "Nos sentimos tremendamente orgullosos", se levanta y la abraza, punto, terminó la pieza, lista 33. Cuando la miré tenía 718 visitas en YouTube, o sea nada, cero. ¿Qué importancia tiene? Enorme, en el análisis que yo hago cada candidato está peleando no por un lugarcito al sol –lo que es obvio, ganar–, sino para presentar una evidencia contundente. Y Larrañaga se coloca al lado una especie de huella postiza, él no se llama Ferreira ni Aldunate, pero tiene en su espacio a la hija del caudillo. Esos son los signos de identidad.

***

Transcripción: María Lila Ltaif

***

Contenido relacionado: Debate entre José Amorín y Pedró Bordaberry en el programa No toquen nada - parte 1 y parte 2