Aguirrezabala: La propuesta importante del EP-FA es el desafuero para juzgar
Según el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, la campaña de la Lista 15 quiere centrar la discusión en las propuestas pero el EP-FA-NM es sólo una coalición armada para ganar las elecciones, aunque tenga que abrazarse con culebras. Lo que anuncia Vázquez como buena noticia a mí me parece esencialmente una mala noticia.
(Emitido a las 09.28)
EMILIANO COTELO:
Estamos ahora en comunicación con el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Martín Aguirrezabala, integrante de la Lista 15. Usted también va como candidato al Senado, es primer suplente en el segundo lugar a la Cámara alta. No es muy frecuente esto de que un ministro de Ganadería se convierta repentinamente en uno de los principales voceros de un partido o de un sector de un partido, sin embargo se lo ha estado viendo últimamente jugar un papel muy activo, por ejemplo con ese spot en el que habla directamente a la cámara, pausadamente, con un riguroso primer plano, con música sinfónica de fondo, explicando la recuperación económica que vive el país... Usted, que ingresó al gobierno como un técnico, ¿se convirtió ya definitivamente en un político?
MARTÍN AGUIRREZABALA:
No creo que se pueda ser ministro sin ser político. Los cargos políticos deben ser ocupados con esa responsabilidad, más allá del conocimiento técnico que uno deba tener necesariamente para desempeñar bien una función. A nivel de gobierno tenemos un equipo de gente muy profesional, que sabe lo que hace, que trabaja sobre la base de un conocimiento cabal de las cosas que hace, pero necesariamente todas esas funciones son de índole política.
EC - La campaña de la 15 eligió, poniendo en primera fila a los ministros del sector, destacar los logros del gobierno: todo lo que se evitó en los momentos más duros de la crisis, el vigor con el que se está saliendo de ella... Pero por lo visto ustedes perciben que ese discurso no llega. Lo deduzco porque en los últimos días la campaña de la 15 incluyó un cambio de timón muy notorio que incorporó el slogan: "Despertemos uruguayos: cambiemos la elección".
MA - Sin duda. En realidad no creo que no llegue, sino que la campaña ha sido dominada por una suerte de confrontación basada en desprestigiar a los demás sin hacer ninguna clase de propuesta concreta.
EC - ¿En esa crítica incluye también al discurso del Foro Batllista (FB), por ejemplo?
MA - Ni incluyo ni dejo de incluir, a quien le caiga el sayo que se lo ponga. Lo esencial es que el país mire hacia delante, vea cuál es su futuro, cómo se proyecta hacia delante. La ausencia de debate está dejando de lado, adormeciendo la mente de la gente y apostando no sé si a una cuestión más visceral que significa votar emocionalmente a favor o en contra de algunas cosas. Lo que hay que discutir esencialmente son las cosas importantes para la vida del país, cómo se construye el país para adelante. Uruguay ha recuperado un rumbo bien claro, bien definido, bien fuerte. Uruguay hoy crece más que China, crece con una convicción clara de crecer hacia fuera, de exportar, de transformar su economía en una economía basada en sistema productivo, que abre empresas, que abre fábricas, que genera trabajo. Cuando se dice "cambiemos", ¿qué quieren cambiar?, ¿que las 90.000 personas que volvieron a trabajar vuelvan a estar sin empleo? ¿Cuál es el cambio? Porque definitivamente lo que no se percibe en el discurso de las distintas fuerzas políticas es para dónde hay que cambiar. Sin embargo se perciben cosas que generan confusión. El otro día viene Tabaré Vázquez de Brasil y dice con una sonrisa de oreja a oreja que le vamos a vender todo el arroz a Brasil. Creo que eso que se muestra como una buena noticia, pero es esencialmente una mala noticia. Entonces estamos asistiendo a una serie de confusiones; por ejemplo ayer o anteayer Mujica salió diciendo que si las cosas se ven mal hay que echar mano a las exportaciones. Creo que ese sería el error más grave; justamente, si hay algo que podemos esgrimir con orgullo, si se quiere, es haber tenido las cosas claras para poder facilitar un proceso de crecimiento que Uruguay en su historia no ha tenido a través de una convicción clara de que se crece exportando y que sólo sobre la base de un desarrollo productivo cierto y firme, exportador, podemos salir adelante y tener una sociedad más justa y de mayor bienestar.
EC - Varios analistas coinciden en que lo que termina volcando la intención de voto de manera tan fuerte hacia el EP-FA-NM es una sensación que se ha ido extendiendo de cansancio con los gobiernos de los partidos tradicionales, una sensación que se consolidó con la crisis que se precipitó en esta administración Batlle y que incluyó nada menos que crisis bancaria. En Uruguay no hubo grandes desbordes de protesta en las calles, el malestar no afectó la institucionalidad, pero ocurre que más allá del voto propiamente frenteamplista, ahora hay un sector importante de la población que se ha visto directa o indirectamente perjudicado por esta crisis y que llegó a la conclusión de que hay que darle una oportunidad al partido que aún no ha sido gobierno. Parece entonces que hay poco que hacer para recuperar esos votos.
MA - No creo. Primero uno tiene que actuar de acuerdo a sus convicciones, uno tiene que permanecer firme en lo que cree, que es el futuro de su país porque es lo que uno les debe a sus hijos. Además usted está hablando de un partido que nunca gobernó; yo creo que no se puede hablar de un partido en la izquierda, porque en la izquierda hay una serie de partidos, entre ellos usted tiene a Astori diciendo hoy que va a vender el Banco Comercial y a Mujica diciendo que no va a pagar la deuda externa. Estamos frente a una coalición que se ha formado para acceder al poder; al decir de Mujica, no importa si se abraza con las culebras. Frente a esa situación todos tenemos que actuar de acuerdo a nuestras convicciones; respetemos el resultado de las urnas o la opinión de los demás, pero no dejemos de emitir la nuestra.
EC - Pero, digo, ¿ustedes se están encontrando con ese estado de ánimo? Supongo que sí.
MA - No; no nos estamos encontrando con ese estado de ánimo. Nosotros estamos viendo una situación en la cual hay una cantidad de gente que pasó muy mal, y es respetable, porque hemos pasado por una de las crisis más difíciles de la historia del país. Usted dice "no llegamos a extremos"; no llegamos a extremos, primero por la cultura que tiene el pueblo uruguayo, pero además porque el pueblo uruguayo estuvo consciente durante todo ese proceso de que tenía un gobierno honorable, digno. Desde la oposición, sobre todo desde la extrema izquierda, se han encargado de bombardear permanentemente la confiabilidad, la confianza y la honorabilidad de un gobierno que no se puede bombardear con esas cosas porque habrá tenido aciertos y errores, como tiene todo el mundo, pero ha tenido la dignidad de hacerlas cosas para bien de su gente de acuerdo a su leal saber y entender. Eso también contribuye a que Uruguay haya pasado por este proceso con una institucionalidad envidiable para cualquier otro país y respetando los derechos de todo el mundo, escuchando a todo el mundo, permitiendo que todo el mundo se pueda expresar, sin ministerios de comunicaciones, sin operar sobre la opinión. Pero también es cierto que esa actitud y las cosas que hemos hecho han permitido una recuperación que por lo menos va al triple de ritmo que la de Brasil y a más del doble de ritmo que la de Argentina. Eso ha sido porque hemos logrado conducir la economía y la política de Uruguay por un camino que a mi modo de ver es correcto. Por supuesto que puede haber discrepancias, pero si usted mira hoy los discursos, si mira el discurso de la propia izquierda, el discurso de la izquierda no habla más de la economía, ahora parece que lo más importante es que Tabaré va a dar el desafuero a la gente que pudiera haber hecho tales o cuales cosas. Que lo haga, me parece muy bien, por ahí también van a desaforar a los posibles senadores del FA para investigarlos. Me parece muy bien.
EC - Le agradezco sus declaraciones.
MA - Ha sido un gusto, y espero que el Uruguay pueda mantener este clima de respeto, de tolerancia, que debe tener la democracia para fortalecerse para el futuro.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón