El candidato por el Partido Colorado puntualiza que aceptó la nominación sin considerar los resultados.

Stirling: las cosas que uno evita no son valoradas

El candidato por el Partido Colorado puntualiza que aceptó la nominación sin considerar los resultados. Cree inevitable no capitalizar su buena imagen anterior porque, como candidato, pasa a ser visto como adversario. Considera que el gobierno actuó correctamente en medio de una crisis no sólo regional. Advierte signos de intolerancia, y rectifica su propuesta de no conmemorar el 14 de abril: "no están dadas las condiciones".

(Emitido a las 09.42)

EMILIANO COTELO:
Hemos entrado en la recta final. Después de varios meses de campaña los candidatos echan el resto mientras las encuestas revelan los últimos movimientos de la intención de voto. En estas condiciones abrimos una serie de tres espacios centrales dedicados a conocer qué balance hacen de la campaña y cómo miran estos últimos días los tres principales partidos.

Empezamos hoy con el Partido Colorado (PC), ahora para dialogar con su candidato presidencial, el escribano Guillermo Stirling.

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Las encuestas que mejor performance le adjudican al PC le dan entre 10 y 12 por ciento. Cuando usted aceptó la candidatura única del Foro y la 15, en el mes de marzo, ¿esperaba una campaña con unos resultados como éstos?

GUILLERMO STIRLING:
Uno no hace especulaciones, asume responsabilidades. Eso es lo que hecho desde aquel entonces hasta ahora con la total convicción de dar lo mejor y más allá de los errores y los aciertos lo que he procurado es volcar en esta campaña trabajo, entusiasmo, preocupación, volcar a la opinión pública las cosas que se han ido sucediendo en este país, las cosas malas, las que generaron una crisis profunda, el malestar, el malhumor que generó esa crisis profunda, que hoy por suerte pudimos revertir a partir de un PC sólidamente unido, que más allá de las naturales discrepancias –que las hay, como existen en todas partes del mundo– logró en esos momentos tan difíciles tener la unidad que le han permitido al país y al gobierno salir de una situación muy comprometida.

EC - ¿Desde el principio asumió que no competía en realidad por la Presidencia de la República?

GS - No, no; yo estoy compitiendo hasta hoy. Tengo mentalidad –usted me lo ha escuchado decir– de jugador de fútbol, en todas las etapas de mi vida cuando asumí responsabilidades, como profesional, como diputado, como ministro, siempre lo he hecho con la mentalidad de hacer cosas, de buscar los mejores resultados. Eso es lo que hoy me está llevando a sentir eso, a buscar los mejores resultados. Para eso estamos transmitiendo esto que estoy comentando en todo el país, ayer en Treinta y Tres, en Paysandú, en Salto, mañana en Tacuarembó, pasado en Rivera, traspasado en Artigas.

EC - Usted dice que sigue peleando como el primer día y aspirando a la Presidencia de la República, pero los números de las encuestas dicen que está lejos de esa posibilidad. Hay un dato que creo que a todos nos intriga y que quizás usted haya analizado: cuando terminó su gestión al frente del Ministerio del Interior esa tarea había recibido elogios de todo el espectro político, usted tenía allí un activo muy fuerte que podía pensarse iba a ser útil en una campaña electoral; tal vez hasta fue el factor que llevó a que lo eligiera entre los dirigentes colorados como el candidato.

¿Por qué cree que no ha logrado transformar en votos aquella muy buena imagen con la que abandonó el ministerio?

GS – Porque es natural que eso suceda. Cuando uno está en una función desde la que lo que se genera es procurar la salvaguarda, la protección de los ciudadanos a través de políticas de seguridad tiene algún beneplácito que genera un corte horizontal en toda la sociedad. Pero cuando usted se ubica en una actitud política, donde tiene por un lado un 45-44 por ciento de intención de voto hacia el Encuentro Progresista - Frente Amplio (EP-FA) y tiene por otro lado un 28-30 por ciento de intención de voto al Partido Nacional (PN), es lógico que después se mire no a aquella persona que procuraba salvaguardar los derechos de los ciudadanos y trabajar por ellos, sino que lo miren a uno como un adversario. Eso es natural. Ésa es la conclusión a la que hemos llegado.

EC - ¿Pero usted se siente conforme con el trabajo, se siente conforme con la forma como lo respaldaron la 15 y el Foro, por ejemplo?

GS - Sin duda; sin duda que sí. Después de las internas cada sector buscó legítimamente su reubicación dentro del escenario electoral. Pasadas las internas he sentido realmente un gran apoyo de todos los sectores, de la 15, del Foro, de Alberto Iglesias, de Ope Pasquet.

EC - Entonces, ¿dónde ubica las causas de esa performance magra en materia de intención de voto?

GS - Cada uno tiene que asumir sus responsabilidades.

EC - ¿Incluso las suyas propias?

GS - Lógico, ¿cómo que no? ¿Cómo que no? Cuando se es protagonista de un emprendimiento tan importante como este se pueden cometer errores, cómo no. Sería muy soberbio de mi parte decir "No, yo no he cometido ningún error, los errores son imputables a A, B, C o D". He asumido un discurso político con el cual me siento identificado, con propuestas, que es reflejo de realidades. Por eso yo asumo personalmente cualquiera sea la instancia, en la derrota o en el triunfo, con una buena votación o una mala votación. Asumo las responsabilidades.

EC - A propósito, ¿cuál ha sido el eje de su discurso político?

GS - Básicamente el reflejo de lo que le sucedió al país para ubicarnos dónde estamos, dónde estuvimos y dónde podríamos haber estado de no haber habido una política muy bien timoneada, una política económica, un cuidado muy estricto del gasto público y del déficit fiscal, un manejo ponderado de la política monetaria, que permitieron que cuando empezaron a revertirse regionalmente las situaciones de la economía brasileña, de la economía argentina, pero fundamentalmente cuando comenzaron a revertirse los precios internacionales de los productos que Uruguay produce comenzó la recuperación. Pasamos un momento muy malo, muy crítico, pero hubo un equipo que no perdió el rumbo, que no perdió la brújula, y eso permitió que hoy este país esté creciendo a guarismos nunca conocidos, absolutamente desconocidos.

EC - Hace unos minutos el ministro Aguirrezabala también mencionaba ese argumento, la comparación del crecimiento que está teniendo Uruguay con el de China, por ejemplo. Pero hay un detalle que surge inmediatamente cuando se manejan esos números: China está creciendo sostenidamente desde hace años y años; en cambio en el caso de nuestro país de lo que tenemos que hablar es de recuperación a partir de un piso tremendamente bajo en el que caímos cuando el colmo de la crisis.

GS - Es la mitad, concuerdo con la mitad de su razonamiento.

EC - ¿A ver?

GS - Usted habrá seguido la evolución económica del país desde el año 1985, punto de inflexión con la dictadura, donde quedó una situación realmente deplorable en todo sentido. Entre 1985 y 1998 hubo un crecimiento sostenido y sustentable, de 3,5 por ciento de promedio; bajaron todos los guarismos, bajó la desocupación, creció el poder adquisitivo de los jubilados, de los empleados, se exportó una cifra récord en 1998, bajó la mortalidad infantil, bajó el índice de pobreza... Todo eso fue en un período de 14 años, dos gobiernos colorados y uno blanco. ¿Qué pasó en 1998 y principios de 1999? Comenzó la crisis regional que nos llevó hasta el año 2003, crisis regional que afectó a toda América Latina, salvo en un período a Chile, pero Chile también sintió esa crisis regional. Se pagaron las consecuencias. Mire que la crisis asiática del año 1998 también afectó a China, y la crisis rusa de 1997 le desaceleró el crecimiento económico. Todos los países, y más los nuestros que son chiquitos, que tienen una economía muy sensible, que están dependiendo de tantos factores... En 1999 el petróleo estaba a 9 dólares, hoy está a 55.

EC - Ahora, lo que parece claro es que entre la población, sobre todo entre la mayoría de la población, en la interpretación de cómo se dieron esos hechos a los que usted se está refiriendo, los factores externos cuentan –nadie los ignora–, pero al mismo tiempo hay una tendencia a atribuir responsabilidad al gobierno en medidas que debió haber tomado y no tomó, o en medidas que tomó y fueron equivocadas. ¿Usted siente la resistencia que enfrenta un discurso como el suyo en ese sentido?

GS - ¿Qué medidas se debió tomar y no se tomó, cuáles son las medidas que a juicio de la oposición, que tiene una actitud crítica sobre la conducción del país, se omitieron?

EC - Le menciono algunas que no solamente maneja la oposición, sino que maneja la gente y que creo que están detrás de una votación tan baja como la que está mostrando el PC. Por ejemplo fallas en los controles en el sistema bancario, haber aguantado el tipo de cambio de la manera que se lo aguantó cuando parecía imprescindible modificar la política cambiaria a la luz de la crisis regional.

GS - Fíjese que a partir de 1999 comenzaron un ajuste y una adecuación monetaria importantes. La otra lectura que se hace con respecto a este comentario último suyo es que si se hubiese ajustado el tema monetario hubiese creado una crisis social muy grande porque el país está absolutamente dolarizado.

¿Usted cree que una situación como la crisis financiera era controlable cuando el problema vino provocada fundamentalmente por Argentina cuando tenemos una dependencia en todo sentido, cuando empieza a caer el Banco de Galicia y trae aparejado por vía de absorción una situación nuestra? ¿No cuenta la crisis brasileña, no cuenta la aftosa, no cuenta la crisis regional de Argentina, con respecto a la cual teníamos una dependencia comercial total, teníamos un 68-70 por ciento y caímos a un 14-15 por ciento, cuando los precios internacionales de la carne, de la lana, de los lácteos, de los textiles valían poco, cuando una oveja valía exactamente lo mismo que una gallina? Todos esos factores fueron los que llevaron al país a una situación de crisis que felizmente ha pasado, felizmente se han recuperado los precios internacionales, no por obra y gracia de una decisión del gobierno, sino por obra y gracia de las demandas internacionales de los mercados.

EC - Mi pregunta no apuntaba a señalar lo que yo pienso a propósito de cómo se actuó sino lo que tengo bastante claro que percibe un sector importante de la población que por eso está "castigando" al PC en cuanto a intención de voto. ¿Usted percibe ese tipo de reacción?

GS - Nosotros hemos tenido una oposición muy fuerte, muy desgastante por parte del EP-FA, según el cual en este país no se hizo absolutamente nada bien, se generó una especie de clase corrupta, se actuó con los ojos en la nuca... Eso va calando en la gente. Sin lugar a dudas las cosas que uno evita no se valoran, eso es una regla inexorable. Lo que hay que preguntar es: ¿dónde estaba el EP-FA en los momentos más difíciles, dónde estaban las propuestas, dónde estaban las iniciativas legislativas y políticas para que este país zafara de la situación en que estaba y se pudiera proyectar como hoy se está proyectando? La contestación es: no estaba. Entonces lo que tenemos que apuntar, lo que tenemos que transmitir fundamentalmente es que ese "cambiemos" es tremendamente peligroso. ¿Cambiemos la ley de puertos para volver al puerto sucio; cambiemos la ley de empresas públicas para volvernos cada día más ineficientes; deroguemos la licitación de la telefonía celular; cambiemos la adjudicación del Aeropuerto de Carrasco que hoy se ha transformado y comienza a ser un aeropuerto digno de un país; cambiemos la ley de Ancap y dejemos a Ancap en las condiciones en que está precisamente por iniciativa del FA; cambiemos el acuerdo con Finlandia y no instalemos la planta de celulosa de Botnia en Río Negro; cambiemos el plebiscito del agua y dejamos a medio país sin saneamiento? ¿Eso es el cambio que proponen?

EC - Además de estas consideraciones a propósito de la gestión gobierno y la salida de la crisis, usted por otro lado en sus discursos ha incluido la crítica a la izquierda radical, el recuerdo a los tupamaros y algunas de sus opiniones y posiciones. ¿Puede decirse que en sus intervenciones públicas usted hace una combinación del discurso de la 15 y el discurso del Foro?

GS - No, yo trato de reflejar en mis palabras lo que siento; y lo que siento trato de captarlo de la realidad. Este país cuando se volvió intolerante perdió la libertad, eso es una regla de oro: el día que se volvió intolerante, el día que su opinión para mí no era la de un ciudadano que eventualmente puede ser adversario sino la de un enemigo y yo le tenía que demostrar agresividad verbal y física, ese día Uruguay perdió la libertad. Y ojo que comenzamos a ver algunas muestras que nos hacen pensar que realmente puede estar incubándose un algo de intolerancia que natural y fatídicamente nos lleva a la pérdida de libertad.

EC - A propósito de ese tipo de declaraciones suyas el arquitecto Mariano Arana decía la semana pasada en una entrevista en el semanario Crónicas: "Creo que Stirling no se merece estar haciendo los discursos que hace".

GS - Yo le recuerdo al arquitecto Arana –que debe tener muy buena memoria– cuando él sintió directamente en carne propia, en carne de sus principales asesores, amigos y compañeros la intolerancia radicalizada de Adeom en su momento. Recibió los insultos más soeces que puede recibir una persona, aquel recordado [Ernesto] De los Campos recibió la expresión más criminal por parte de directivos y dirigentes de Adeom: "Te vas a morir, canceroso". Las semillas de la radicalización son las semillas que engendran odio y en última instancia hacen perder lo que hoy quizás muchos no valoran, que es la libertad.

EC - Al mismo tiempo que usted incursiona en ese tipo de advertencias y preocupaciones, la semana pasada hizo otro tipo de comentarios, por ejemplo dijo: "No miramos al adversario como un enemigo", cosa que algunos leyeron como un matiz o una diferencia con el tono que estaba adquiriendo la campaña del lado del FB. También se manifestó partidario de eliminar la conmemoración del Día de los Caídos en Defensa de las Instituciones, el 14 de abril. ¿Cómo hay que entender ese planteo?

GS - Respecto de esto último, creo que fue un poco aventurado de mi parte haber expresado eso.

EC - Ah, ¿usted rectifica aquella declaración?

GS – Sí; la rectifico porque no creo que estén dadas las condiciones. Quizás mirando con una intención de muchos años para adelante, pero hoy las circunstancias no lo permiten y creo que el homenaje a quienes cayeron en defensa de la democracia en general es un hito. No debería haber hecho ese comentario porque lo contraponemos con situaciones que nos hacen recordar otro tipo de cosas, como la toma de Pando, como la marcha del Filtro, que están recordando situaciones de irracionalidad, situaciones que conmovieron a nuestro país y generaron en última instancia situaciones tremendamente dolorosas. Tanto la toma de Pando donde murió tanta gente inocente, como el Filtro por lo que significaba que un grupo de ciudadanos uruguayos radicalizados pretendiera desconocer e impedir que la justicia uruguaya diera mandato y cumpliera la extradición de terroristas. Creo que la equivalencia de esas dos evocaciones por mi parte no fue feliz.

EC - ¿Y qué opina de las conmemoraciones que hacen los centros militares, el Círculo Militar y el Centro Militar, que coinciden con el 14 de abril pero tienen un tono distinto del acto oficial, institucional. Son actos con discursos muy duros, muy severos, incluso de reivindicación de aspectos de la dictadura militar.

GS - No, no creo que apunten a eso, sino que recuerdan hechos en los que fueron participantes y víctimas, personas que fueron asesinadas vilmente en esa fatídica fecha 14 de abril, como aquellos cuatro famosos soldados y otra serie de ciudadanos.

EC - En definitiva no le parecen equivalentes los actos del Centro Militar y el Círculo Militar y la conmemoración de la toma de Pando.

GS - Una cosa es conmemorar una fecha de los caídos en defensa de la democracia, porque en última instancia era democracia lo que estábamos viviendo, no era una dictadura, y otra cosa es conmemorar el asesinato de gente absolutamente inocente, conmemorar el hecho del Filtro como una expresión de intolerancia muy especial que se vivió en aquel entonces.

EC - ¿Y la otra frase suya de los últimos días que yo citaba: "No miramos al adversario como enemigo"?

GS - Es exactamente lo que no podemos estar pensando, que en este país tengamos enemigos. Tenemos gente que piensa distinto, tenemos gente que puede pensar radicalmente distinto; pero no es un enemigo; lamentablemente estamos viendo expresiones de intolerancia hasta en el saludo de determinados sectores frentistas, hasta en el saludo una expresión de intolerancia, de resentimiento, de desprecio. Eso es lo que lleva a que se puedan generar situaciones que ya vivimos, que ya sufrimos todos los uruguayos. Creo que no tenemos el derecho de generar las condiciones para que eso vuelva.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón