Carlos Ramela: La del Partido Colorado "es una debacle de la que todos tenemos culpa"
Para el secretario de la Presidencia, hay una reacción de la gente contra lo que se considera neoliberalismo. En el partido, las principales listas terminaron encabezadas por dirigentes políticos con una gran trayectoria, estadistas, hombres que tienen para aportar en distintos campos de la política, pero que dan la sensación de una vida ya cumplida en la política. Si algo reclama la gente es renovación. Pero se debe analizar, no linchar a los dirigentes para ocupar su lugar.
(Emitido a las 08.40)
EMILIANO COTELO:
El Partido Colorado (PC) acaba de pasar por su peor votación en la historia, obteniendo 226.746 votos, o 10,3 por ciento de los sufragios.
El mismo lunes conversamos aquí En Perspectiva con el líder del Foro Batllista (FB), Julio María Sanguinetti, y ahora nos interesa saber cómo se observa esta performance desde la Lista 15.
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Vamos a dialogar con el doctor Carlos Ramela. De la votación del PC, 48 por ciento correspondió al Foro y 37 por ciento a la Lista 15. Sin perjuicio de ello, debido al sublema que la 15 hizo con la Unión Colorada y Batllista, de Alberto Iglesias, y con el grupo de Ope Pasquet, en el Senado la 15 tendrá dos bancas y el FB solamente una. Algo que provocó disgusto y malestar en el sanguinettismo, lo que trasuntaba el propio Sanguinetti el lunes, cuando decía "queda fuera nada menos que el actual vicepresidente, Luis Hierro López". Dejando de lado esos detalles, estamos hablando de un muy mal resultado. ¿Por qué creen que se dio?
CARLOS RAMELA:
Cuando se llega a una instancia como esta y a una votación de este tipo no hay un factor único, sino un conjunto de factores que hay que analizar con prudencia, con respeto entre todos los integrantes del PC, pero con una fuerte autocrítica. Por enumerar factores, hay uno que se puede decir que es tendencial, que viene ocurriendo desde hace ya varias elecciones, por el cual los partidos tradicionales en general van bajando su caudal de votos. El PC también, más allá de que haya ganado las últimas elecciones anteriores a estas, como consecuencia evidentemente de una pérdida de empatía con el ciudadano y el votante. Yo marqué muchas veces que para mí esa realidad derivaba de una pérdida de credibilidad, de una pérdida de confianza, de una situación en la que se había roto un poco esa ligazón, ese vínculo que tiene que haber entre el votante y el político. Ahí hay evidentemente un factor a analizar seriamente.
Después está el desgaste de lo que significa ser gobierno durante diez años continuos, sobre todo en esta última instancia en un período durante el cual el país vivió una fortísima crisis que la gente siente, la gente queda afectada. Más allá de que hoy estemos en un camino de recuperación y más allá de valores muy interesantes, de que haya perspectivas buenas, realmente buenas para el país en muchos campos, la gente queda golpeada por la realidad e identifica siempre esas realidades negativas con quien está en el gobierno, cosa que no deja de tener su lógica.
O sea que creo que hay factores estructurales, más profundos, que vienen de hace muchas décadas, que hacen a una historia o a un comportamiento global que hay que hay que analizar, y otros más del momento.
Sin duda el PC -y es el tercer factor- tampoco presentó una oferta electoral que demostrara una fuerte renovación.
EC - Las dos listas principales al Senado fueron encabezadas por líderes políticos que llevan ya décadas y décadas al frente del partido: el doctor Sanguinetti del lado del Foro y el propio presidente, el doctor Jorge Batlle, del lado de la 15.
CR - Exactamente. Además en la postulación electoral del PC se sucedió una serie de episodios que quizás fueron fruto de la necesidad o de no haber otras alternativas, pero que también fueron claramente negativas. No hubo internas, factor que no ayudó, no solamente porque el candidato -que era y es un excelente candidato- no tiene la legitimidad de haber salido de un proceso de lucha electoral y haber sido convalidado por el pueblo colorado, sino porque perdimos una instancia de militancia, de manejo de la población, de acercamiento que fue trascendente y muy importante.
Después será lo que usted dice, las principales listas terminan estando encabezadas por dirigentes políticos con una gran trayectoria, con su reconocimiento, con estadistas, con hombres que tienen para aportar en distintos campos de la política, pero que evidentemente dan una sensación de una vida ya cumplida en la política, de muchos logros, muchos merecimientos, pero creo que si algo reclama la gente, alguna de toda la vida, es renovación, que aparezcan caras nuevas, que aparezca gente joven. Que si hay una sensación crítica del sistema político, empiecen a aparecer personas nuevas que puedan refrescar ese clima.
EC - Eso se dio en particular también en la 15. Porque, pese a que la publicidad y el manejo de la campaña tenía como protagonista al grupo de los ministros, que son gente muy joven para la política uruguaya, que anda entre los 40 y los 50 años -me refiero a Alfie, Gurméndez, Bordaberry y Amorín Batlle-, de todos modos en la lista al Senado estaban al frente el doctor Jorge Batlle y en segundo lugar a Juan Justo Amaro, un hombre también veterano, dirigente del departamento de Florida, que estaba lejos de esa otra imagen que se quería dar.
CR - Sin duda; ese fue un factor determinante de cómo se dieron las cosas en el proceso de selección de los candidatos de la Lista 15, todo el episodio Atchugarry y después la postulación del doctor Batlle. Evidentemente fue un problema, una realidad muy difícil. Tuvimos que encarar una campaña tratando de demostrar que más allá de esos dirigentes, que son una referencia, sobre todo el doctor Batlle es para todos nosotros un ejemplo y un apoyo fundamental en todo este proceso, teníamos que mostrar que atrás de ellos había un equipo, un grupo de gente joven, que en el fondo -así lo consideramos y lo seguimos creyendo- es la que va a acceder a la vida política en este período y sobre la que se va a reconstruir en el futuro la vigencia de la Lista 15.
EC - Claro, pero no se entendió por qué en la Lista 15 los primeros nombres al Senado eran Batlle y Amaro.
CR - Por supuesto, ahí hubo un problema: teníamos que invocar que nuestros hombres de recambio eran suplentes o estaban en lugares en que no iban a salir. Esa era otra realidad, fruto de cómo se dieron las cosas; no digo que sea una decisión fácil de tomar en su momento, cuando el presidente frente a un vacío de liderazgo en la Lista 15 decide dar el paso al frente y tomar ese puesto, cosa que nos consta a todos que no quería hacer, porque lo hablamos hasta el cansancio. Pero evidentemente la 15 se quedó en ese momento -por las circunstancias que fueran- sin un referente, sin un líder, había que dar un paso al frente, se dio. Evidentemente son cosas que contribuyeron a un mensaje de poca renovación. Si uno miraba las listas del PC estaba hablando de personas que están desde hace 40 años en la política. Evidentemente la gente quiere otra cosa.
EC - Por lo visto la gente también quiere una alternativa a lo que podríamos llamar en términos muy gruesos liberalismo en materia económica. Y la 15 de algún modo era el sector más emblemático en esa dirección. Hay una ola que está recorriendo el continente y que va en esa otra dirección.
CR - Ahí tengo una percepción un poco particular, que quizás sea un poco compleja para un reportaje corto y breve.
EC - ¿En dos palabras...?
CR - Creo, primero, que el liberalismo de la 15 es un liberalismo en su total concepción, no solamente en lo económico. Lo económico es una pata del liberalismo, están el liberalismo político, el liberalismo social, el liberalismo cultural, que es el verdadero liberalismo de esencia, que es el que practicamos nosotros.
Segundo, en estos países se ha hecho una leyenda de que ha existido un liberalismo económico.
EC - Entiendo: hemos hecho esos razonamientos en otras ocasiones, usted mismo lo ha comentado. Pero parece claro que la ola viene por el otro lado y se identifica a estos gobiernos de los últimos años en nuestro país como liberales o directamente neoliberales, más allá de que si los miramos con rigor no lo fueron.
CR - Estoy totalmente de acuerdo con usted, hay una reacción contra lo que se considera liberalismo, neoliberalismo, y la gente vota por otra opción, despreciando al liberalismo... Ahí está la discusión, si algún día hubo liberalismo económico en estas zonas, pero es otro tema. Tiene razón usted: hay una reacción frente a eso, es clarísimo, y en la perspectiva de la gente obviamente la 15 es un poco ese liberalismo.
EC - Pero para cerrar estos apuntes rápidos -porque da para mucho más, como usted mismo decía-, ¿y ahora qué? Porque el PC empieza a estudiar esta performance electoral y tomar sus decisiones. Un PC que tiene como secretario general justamente a una de esas dos figuras veteranas tradicionales de la política uruguaya, el doctor Sanguinetti, que algunos entienden debería dejar ese puesto, que ante una circunstancia como esta corresponde el paso al costado. ¿Usted qué dice?
CR - Es una determinación bastante delicada que le corresponde tomar a la Lista 15 en forma institucional; yo no integro los cuadros políticos en forma efectiva. Pero creo, opino, tengo mi opinión dentro del grupo, creo que en estos momentos no hay que apresurarse, hay que actuar con cierta prudencia, con cierta pausa, tenemos tiempo para manejarnos. No soy partidario de los linchamientos, de salir públicamente a señalar responsabilidades porque eso no hace bien. Nadie puede decirme a mí que soy sanguinettista o forista, porque durante estos cinco años he tenido una visión crítica muchas veces, de actitudes o de formas de ser del sector, porque considero que entre la 15 y el Foro hay diferencias importantes a remarcar. Pero creo que tampoco sería justo que saliéramos ahora a decir "la cabeza de Sanguinetti", "la cabeza de...", como si fueran los únicos responsables. Esto es una debacle de la que todos tenemos culpa. De aquí tenemos que salir -soy partidario cien por ciento, lo he dicho siempre- con renovación, de eso no cabe duda, de que Sanguinetti, Batlle, Amaro en el mediano o corto plazo tendrán que pasar a una función como la que les corresponde como grandes personas dentro del partido, referentes, ejemplos, hombres que todavía pueden dar mucho. Pero que la tarea de conducción diaria y permanente, de salir a recorrer el país y capturar el nuevo voto tiene que hacerla la nueva generación, para mí es absolutamente indiscutible.
EC - ¿Pero puede poner en marcha la renovación un secretario general que es el doctor Julio María Sanguinetti?
CR - Creo que en ese camino tendría que haber en algún momento una revisión, un cambio, un nuevo esquema. Pero no es cuestión de hacerlo hoy, a 48, 72 horas de la elección, señalando a Sanguinetti como el único culpable de una realidad. Tenemos que hacer un análisis más grueso, tenemos que ver más la globalidad del problema, tenemos que reconocer que todos en alguna medida -más allá de que la 15 levantó en el último mes y tuvo una votación mejor de la esperada, mucho mejor incluso en Montevideo- tenemos problemas, que hay ante todo un problema no de personas sino de estilos, de formas de hacer política, de forma de concebir la relación con el ciudadano. Hay muchas cosas para ver y analizar.
Dentro de ese menú, en lo que a mí respecta personalmente ya cuando se votó el cargo de secretario general la 15 se abstuvo, ahí hay un mensaje de que nosotros entendemos que hay que apuntar a una renovación en el PC, pero sin linchamientos, sin querer decir "ah, el culpable de todo este desastre sos vos, andate". Porque eso es minimizar el problema, es hacer un análisis parcial, puntual, es querer atribuir culpas individuales cuando este es un fenómeno de partido. Aquí no se salvó nadie, no hay nadie que pueda decir "yo estoy fuera de esta realidad, yo tengo la verdad absoluta, ahora vengo yo a mandar". Tenemos que actuar con mesura, con tranquilidad, realizar las cosas con tiempo, buscar una sana renovación, pero no planteando "Que se vayan los otros y entramos nosotros". Hay que buscar ese espacio, y la tarea de los grandes dirigentes del partido es dar ese espacio sin que sea necesario que haya hechos traumáticos.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón