Campaña electoral

Álvaro Garcé: Mi cambio de rol no significa abdicar de mis convicciones

Jorge Larraaga Luis Lacalle Pou y Alvaro Garce durante la presentacion del equipo de seguridad de la formula presidencial del Partido Nacional en el hotel NH Columbia.. Foto: Nicols Celaya /adhocFotos
Jorge Larraaga Luis Lacalle Pou y Alvaro Garce durante la presentacion del equipo de seguridad de la formula presidencial del Partido Nacional en el hotel NH Columbia. Foto: Nicols Celaya /adhocFotos

El Partido Nacional anunció que Álvaro Garcé, ex comisionado parlamentario para el sistema carcelario, se integró al equipo de los candidatos en materia de seguridad. Esta novedad sorprendió en el correr de la semana, pues el desempeño de Garcé en su cargo tenía el visto bueno de todo el espectro político. En diálogo con En Perspectiva, Garcé aclaró que "desde el primer día de trabajo hasta el último la imparcialidad, la independencia y lo técnico estuvieron en el centro de todo" su labor. En cuanto a su integración al Partido Nacional, el ex comisionado parlamentario aclaró que sus apreciaciones sobre política criminal y sus convicciones en la materia no cambian, a pesar de su nuevo rol, "la política criminal tiene que ser rectificada" declaró.

(emitido a las 8.59 hs.)

EMILIANO COTELO:
El Partido Nacional (PN) presentó ayer a su equipo de asesores en el área seguridad ciudadana. Y en ese acto Luis Lacalle Pou volvió a sacudir la campaña con una incorporación inesperada: la de Álvaro Garcé.

La adhesión de quien hasta ahora era el comisionado del Parlamento para el Sistema Carcelario sorprendió a propios y extraños. Hace casi una década que venía desempeñando su cargo con el respaldo y los elogios de todo el sistema político, y con un perfil extremadamente profesional.

¿Cómo se procesó esta decisión? ¿Qué lo llevó a dar este paso? ¿Cuáles son los planes que destaca del programa del PN en estos asuntos?

Vamos a conversarlo con el doctor Álvaro Garcé.

¿Qué lo llevó a aceptar el ofrecimiento de Lacalle Pou?

ÁLVARO GARCÉ:
Primero, el haber recibido una invitación. Y segundo, fue decisivo un concepto que introdujo el doctor Lacalle Pou en la campaña, en el acto de Kibón. Yo estaba en el exterior trabajando, pero seguí ese acto y todo lo que tiene que ver con la seguridad pública. Allí el doctor Lacalle Pou habló de una emergencia en "seguridad humana".

La introducción de este concepto de seguridad humana en la campaña me parece algo innovador, muy interesante. Esa noción está reflejada en las agendas, por lo menos en los programas de los partidos, pero hasta ese momento yo no había visto un planteo claro conjugado. Seguridad humana es una doctrina que no es ni de aquí ni de ahora, que nació en los años 90 en las Naciones Unidas, que pone al individuo, en particular a la víctima, en el centro de la tarea. Tiene dos dimensiones, la educación y la seguridad ciudadana, y apunta por sobre todas las cosas a que las personas puedan vivir libres de temor y desarrollarse libres de cualquier amenaza que pueda interferir negativamente en ese proceso de desarrollo.

EC - Usted dice que este concepto no es una novedad. ¿En Uruguay sí lo es? Por ejemplo, ¿estos gobiernos del Frente Amplio (FA) no lo han desarrollado?

AG - El concepto en sí existe desde hace dos décadas. Es verdad que ha estado reflejado en algunas acciones, en algunas cuestiones específicas. Por ejemplo en la prevención de la siniestralidad. Pero no ha sido hasta ahora debidamente reflejado en otros aspectos, como la prevención y la reducción del suicidio, o el tratamiento de las adicciones, concretamente el consumo problemático de drogas. Ha sido sí parcialmente objeto de políticas en materia de seguridad ciudadana, pero falta el enfoque global, poner el concepto en un primer plano, decir allá vamos. Vamos en materia de violencia y criminalidad, en la prevención, disuasión y represión del delito. Vamos también en lo que tiene que ver con la prevención del suicidio, en lo que tiene que ver con las acciones de prevención de la siniestralidad. En todas las dimensiones de la seguridad humana. Eso para mí fue un aspecto importante, porque vi debidamente reflejado algo en lo que creo desde hace mucho tiempo.

EC - ¿Desde cuándo conversan con Lacalle Pou a propósito de la posibilidad de su incorporación?

AG - La propuesta fue realizada el mismo día que me estaba yendo a Ginebra por razones de trabajo en Naciones Unidas. Prometí una respuesta inmediata al llegar, y la respuesta fue dada y comunicada sin la menor demora al presidente de la Asamblea General, a quien personalmente agradecí, porque era imposible hablar con todos los legisladores y legisladoras, por todos estos años de trabajo conjunto. Además quiero hacerlo públicamente, los legisladores y las legisladoras fueron mis compañeros de trabajo en todo este tiempo, realicé con muchos de ellos visitas a veces sorpresivas, ahora más incómodas a las cárceles.

Y cuando presenté la renuncia al cargo también me comprometí frente al contador Danilo Astori, en su calidad de presidente de la Asamblea General, a dejar todas las visitas de la institución programadas, armadas, el equipo continuará trabajando. Es decir, ser parte también de un problema práctico que se genera.

De todas maneras, ya era inminente la finalización del segundo período sin posibilidad de reelección. Por lo tanto, usted hablaba de una cuestión sorpresiva. Francamente, mi incorporación también lo fue.

EC - ¡Para usted también fue sorpresiva! Dice que el ofrecimiento se lo hicieron el mismo día que se iba de viaje. ¿En qué fecha fue?

AG - Hace dos o tres semanas.

EC - ¿Fue antes o después del acto de presentación de los equipos de Lacalle Pou en Kibón que mencionaba recién?

AG - Yo estaba en el exterior cuando ocurrió eso. No acordamos nada en ese momento. Repito, porque me parece claro y sano hablarlo de entrada: cuando se conversó no se habló absolutamente nada de cargos ni yo lo pedí. No pasa por ahí. Y la decisión de presentar renuncia es una cuestión ética, no por un impedimento jurídico. Porque el comisionado tiene la libertad de asesorar a todas las bancadas, a todos los legisladores. Por lo tanto bastaba que se dijera que estábamos conversando de temas de seguridad, porque lo penitenciario remite necesariamente a la seguridad.

Si uno quiere maquillar la cosa lo puede hacer, pero eso es inadmisible, sobre todo porque, más allá de que he sido un votante del PN desde el año 89 en adelante, desde la primera vez que voté, no es menos cierto que desde el primer día de trabajo hasta el último la imparcialidad, la independencia y lo técnico estuvieron en el centro de todo. Entonces no quería borrar en una semana 10 años de trabajo.

EC - Así que usted siempre fue votante del PN.

AG - Así es. Pero bien claro: mi condición de votante no influyó en ningún grado, en ninguna medida en ninguna de las apreciaciones que hice, que fueron estrictamente técnicas, en el acierto o en el error. En todo caso inspirado en una cuestión técnica.

EC - Usted es, sin duda, un especialista en un aspecto de la seguridad pública: el sistema carcelario. ¿Cómo salta de ese árbol al bosque? ¿Se siente en condiciones de ser el ministro del Interior, quien conduce toda la política de seguridad?

AG - Separemos: hay dos cuestiones interesantes en su pregunta. Primero, dentro del bosque ya estoy, desde hace años, porque soy docente de la Escuela Nacional de Policía no sobre temas penitenciarios. He participado en la formación de las últimas siete tandas de cadetes, hoy oficiales; en las últimas tres tandas de la Licenciatura en Seguridad Pública, oficiales superiores. Ese contacto con la policía es un contacto general, no es solo con la policía aplicada a la función penitenciaria.

EC - Usted es docente allí en Formación en el Derecho.

AG - Exacto. Pero esto incluye cuestiones de orden interno, en general marco jurídico de la policía, orden público. Entonces, yo provengo de una familia de docentes, porque lo fueron mis abuelos, mis padres, lo son mis hermanos y lo soy también yo, y sabemos que cuando uno enseña también aprende.

En particular, el contacto con oficiales y con oficiales superiores, en algunos casos con personal subalterno, en algunos casos con unidades como la Republicana, adonde he ido a dar charlas, eso me ha nutrido. Además cuando uno va y escucha preguntas o le hacen alguna observación, va tomando nota. Y las clases, sobre todo con las últimas generaciones de oficiales superiores, están muy interesantes, yo iba con el tema de la clase, del programa preparado, pero eso no era más que el disparador de una clase que terminaba recorriendo distintos aspectos de la seguridad pública y sobre todo aspectos de la gestión policial. Eso me nutrió. Además de la práctica particular en las cárceles. Ese contacto me ha enriquecido para entender mucho mejor el funcionamiento de la policía, las inquietudes del policía, cuestiones prácticas que lo preocupan para el mejor desempeño de su tarea. Por lo tanto esa es la respuesta, en este tema yo no estoy solo vinculado a lo penitenciario, sino a lo general.

Con respecto el eventual ejercicio de un cargo de ministerio…

EC - Ayer no se mencionó expresamente esa posibilidad, pero en el entorno de Lacalle Pou se apunta insistentemente a usted para ese cargo de ministro del Interior.

AG - Yo le he agradecido a Luis, a Jorge Larrañaga la confianza, y al diputado Álvaro Delgado, a todo el entorno. Eso está más allá de cualquier especulación con respecto a la posición que me toque, donde pueda dar una mano. No le rehúyo a la responsabilidad, pero el tema no pasa por allí. Del mismo modo que no fue una cuestión central la comodidad o la estabilidad en el momento de renunciar, tampoco me preocupa qué cargo o qué función me toque. Sí me interesa, he trabajado 24 años en estos temas de seguridad pública, me interesó la posibilidad de opinar ahora sí libremente. Yo estaba sujeto a un estatuto que respeté desde el primero hasta el último día. Esto me da una libertad que antes no tenía, y por supuesto que disfruto en este momento de poder decir lo aprendido durante tantos años.

EC - Lacalle Pou ha insistido en que el ministro del Interior debe ser "el primer policía"…

AG - Estamos absolutamente de acuerdo con eso.

EC - … ¿Usted podría ser "el primer policía"?

AG - Eso lo dirá el doctor Lacalle Pou. Lo que está claro es que tiene que haber una sintonía con el ministro, un equipo. Tiene que haber además una tarea muy importante del presidente, el doctor Lacalle Pou ha dicho que si va bien el mérito es del equipo, si va mal el demérito es del presidente. Es una buena manera de decir: "En esto me pongo el brazalete de capitán, me sumo al tema y estoy en primera fila". Es más, en situaciones de conflicto yo no mandaba mi personal, iba yo. Para mí es una cuestión de lealtad con los propios y de responsabilidad en el ejercicio del cargo. El que tiene la responsabilidad tiene que ser el primero de la fila, y en momentos de conflicto mucho más, tiene que saber y tiene que tener la voluntad y el ánimo para tomar ese protagonismo en el momento adecuado.

EC - Pero Lacalle Pou dice, cuando habla del primer policía, que eso implica respetar a la policía, querer a la policía, saber mandarla y, cuando es necesario, corregir.

AG - Absolutamente de acuerdo. Empecemos por el final, corregir. Apoyo a todos, que por suerte la mayoría es buena, es sana, apoyo absoluto. Firmeza completa cuando hay una desviación, ir en la aplicación, en la tarea de seguridad pública y también en la interna hasta el límite de lo que marca la Constitución, sin tolerar ningún tipo de desvío, indisciplina o actos de corrupción. "Querer" quiere decir respetar, proteger a los propios. Si hay un riesgo, actuar preventivamente para cuidar a los propios del equipo, que son la base que permite tu tarea. En ese sentido apunta la propuesta.

Luego, quién deberá ser, esa es una decisión que le corresponderá al doctor Lacalle Pou.

EC - Ayer en la alocución que realizó, Lacalle Pou dijo en un momento: "No voy a hablar mal de los ministros del Interior del FA, no me corresponde, pero hay que ser implacable: fracasaron en la gestión, es mi obligación decirlo". ¿Usted tiene esa misma opinión? ¿Los ministros del Interior del FA fracasaron?

AG - Cuando él dice que no va a hablar mal, quiere decir que claramente lo personal queda afuera, como debe ser. Lo otro es la evaluación de una gestión, que ha tenido dos períodos claramente diferenciados. Basta ver la ley madre que encabeza cada uno de esos períodos, la ley de humanización de las cárceles en setiembre de 2005, y la ley de emergencia en materia carcelaria, con otros aspectos plasmados en los acuerdos de seguridad, en 2010. Son dos momentos distintos que a mi juicio merecen evaluaciones diferentes también.

Creo que en el primer período existieron intenciones, creo que en algunos aspectos se perdió en tiempo. Hay una cuestión que es central: cuando hay una situación de crisis o de emergencia, además de reconocerla, hay que tomar medidas efectivas. Y la primera medida efectiva es dotar al Ministerio del Interior (MI) de los recursos necesarios. En el primer período el MI no tuvo los recursos que sí tuvo en el segundo.

Allí se abre un segundo momento. Hay un detalle en la apertura de ese período que no es menor: la dotación de los fondos la votó el Parlamento, pero está claro que detrás de la asignación de un presupuesto amplio, fuerte para el ministerio hubo acuerdos. Y hubo además una ley de emergencia que adelantó seis meses la disponibilidad de ciertos recursos presupuestales. Ese es un recurso que no hay que descartar.

Si fuera necesario, habría que recorrer un camino similar en el sentido de no perder un año, que es demasiado tiempo, no perder el tiempo hasta el 1.° de enero de 2016, fecha de vigencia del próximo presupuesto, si la situación del ministerio lo amerita. Por ejemplo, creo que hay bastante acuerdo, bastante consenso en que debe haber una incorporación mayor de tecnología. Y si para incorporarla es necesario adelantar la norma legal, hagámoslo. No es un anuncio de hoy para hoy, pero hay que tener presente la posibilidad de ese instrumento y no descartarlo.

EC - Lo estaba consultando sobre el diagnóstico sobre estas cuestiones. En términos bastante más concretos: los más importantes dirigentes del PN y también del Partido Colorado (PC) han estado reclamando, lisa y llanamente, la renuncia de Bonomi. ¿Usted va a sumarse a ese tipo de reclamo?

AG - No, el planteo fue hecho. Yo con el ministro Bonomi he tenido un relacionamiento respetuoso como contraparte institucional, y naturalmente que ese relacionamiento respetuoso continuará en el futuro. Parte del respeto es también plantear la diferencia, no hay nada de dramático en esto. En línea con lo que le decía, hay que reformular la política de seguridad. Así como por un lado hay que confirmar medidas en lo penitenciario y algunas medidas que se han adoptado últimamente –la incorporación de la tecnología es una de ellas–, por otro lado habrá que modificar otros aspectos.

EC - Pero concretamente, cuando participe en actos de campaña, ¿va a pedir la renuncia de Bonomi?

AG - No, no, ese es un planteo que ya ha sido formulado y entiendo que no me corresponde hacerlo.

EC - ¿Dónde están las carencias de esta gestión? ¿Qué es lo que le ha faltado por ejemplo a la gestión Bonomi, que es la que ahora está corriendo?

AG - Si me permite, hacia dónde apuntaríamos positivamente, porque el tema de la positiva no es un eslogan, es un estilo que comparto y que en definitiva me ha hecho formar parte de esta campaña.

EC - Prefiere hablar de planes y no de defectos.

AG - Sí, por supuesto. Creo que todas las fases del procedimiento policial son importantes. La represión del delito es una eventualidad necesaria, y cuando llega esa situación hay que ejercer la autoridad en toda su potencia y sin ningún tipo de duda, dentro de la ley y dentro de la Constitución. Pero, como siempre se dice, lo preventivo, lo disuasivo es clave, fundamental.

Es indispensable fortalecer la prevención mediante patrullaje, mediante la presencia policial no episódica en contextos de conflicto, también con la incorporación de más tecnología. Pero no solo, la tecnología no es solo sembrar de cámaras un determinado barrio, hay que prever adecuadamente todos los impactos que eso tiene en 30 o 40 cuadras o a seis o siete kilómetros, o a 150. Cuando se instalan cámaras en la Ciudad Vieja, es obvio que va a disminuir allí el delito, pero eso genera un desplazamiento, que a veces es a otros barrios, a veces a la periferia y a veces a departamentos que están hasta a 200 kilómetros, se ha visto ese fenómeno de desplazamiento.

Esto implica la necesidad de mayor coordinación dentro del departamento de Montevideo, en la zona metropolitana, es decir Montevideo, Canelones, San José, con una organización del trabajo que supere la frontera departamental, y equipando, reforzando convenientemente a las policías que están a 150, 200 kilómetros de Montevideo, porque allí también se produce ese efecto de desplazamiento del delito.

Otro aspecto concreto es lo que tiene que ver con la represión del tráfico de drogas. Ahí se han obtenido sin duda resultados positivos en materia de crimen organizado, basta ver la cantidad de personas que han sido procesadas y el monto que había detrás de esas operaciones criminales. Pero hay un problema generalizado, difundido, que son las bocas de pasta base en los barrios. Ese es uno de los centros de atención de esas medidas de impacto que se han anunciado y que, quiero destacarlo, no ha sido una promesa temeraria, todo lo contrario. Ayer el doctor Lacalle Pou decía en el Ateneo, en el bloque de economía, que hay que ser cuidadoso con las expectativas que se generan, con las promesas que se hacen. Y en el cuarto bloque, al hablar de seguridad, fue contundente en decir que hay que tomar medidas de impacto que den resultado en un año.

EC - ¿Para usted es realista que haya resultados en un año?

AG - Absolutamente. Pero situémonos bien en el nivel debido de expectativa. Aquí no se está diciendo que se va a solucionar el problema de la inseguridad en un año.

EC - Ese es un buen punto, qué quiere decir que va a haber resultados o que va a haber cambios en un año. Puede significar cosas muy distintas. ¿Cómo conciben ese cambio?

AG - Cambio desde el punto de vista del patrullaje, de la coordinación dentro del departamento de Montevideo, de la coordinación en la zona metropolitana, en la relación con las jefaturas de Policía más próximas a la zona metropolitana. Cambios también que tienen que ver con el cuidado del personal para que luego se refleje en la calidad del trabajo. Hay que centrar el tema de las enfermedades profesionales dándole la importancia que tiene. Es decisivo transformar el sistema de atención a las víctimas, poner a la víctima en el centro de la tarea. Esta cuestión no es solo para la policía, es un desafío para todo el sistema penal, para la policía, para el Ministerio Público y para la judicatura.

EC - Se ha discutido mucho sobre ese punto. Tengo la impresión de que en los gobiernos del FA fueron lentos en ingresar por ese camino, pero se está trabajando ahora en esa dirección.

AG - ¿En la protección de víctimas?

EC - Sí.

AG - Hay un ejemplo concreto en el tema de violencia doméstica, que es una cuestión fundamental no solo porque lo dicen las estadísticas, sino porque es un problema que tiene una magnitud que se ha ido transparentando en los últimos años. Es clarísimo que la incorporación de tecnología ayuda. Ayuda pero no es todo, porque ponerle una tobillera al posible agresor es un medio de respaldo que tiene la policía y el sistema judicial para controlar y eventualmente tener prueba y reaccionar. Pero lo fundamental acá es la prevención, anticiparse a la agresión, o tener, si esta se produce, una respuesta rápida. Todo lo que se haga en ese sentido siempre será poco. Cuando hablaba de una ley de emergencia que anticipe recursos, básicamente estamos pensando en esa posibilidad.

EC - ¿Por ejemplo en qué? ¿Cómo lograrían una mejor prevención en la violencia doméstica?

AG - La tecnología es clave, tener sistemas de monitoreo, de seguimiento de las personas, tener una capacidad de respuesta mucho más rápida y sobre todo que esa respuesta no sea revictimizante. Reitero, no es un problema solo de la policía. Yo hace muchos años que estoy metido en estas cuestiones, he sido defensor de oficio, y he visto muchas veces cómo la víctima termina sintiéndose desprotegida, indefensa y atravesando la penuria de decir "¿para qué estoy llevando adelante todo esto si estoy sufriendo además de lo que ya me tocó padecer?". Eso hay que transformarlo radicalmente.

EC - Entonces, Lacalle Pou dice: "En un año, si soy elegido presidente de la República, habrá un país mas seguro". ¿En qué sentido? ¿Cómo graficarlo?

AG - Justamente, con una gráfica. Un cambio en una curva ascendente que no ha tenido interrupciones. El aumento en la cantidad de delitos debe primero detenerse y después revertirse. Esto que se propone tiene que tener una expresión gráfica y después tiene que tener una correlación en la sensación que tiene la gente. Creo que la famosa cuestión de la sensación térmica no es un invento de cierto sector de la prensa, las encuestas de victimización son un recurso efectivo para medir la eficacia de las políticas en materia de seguridad, y no hay que pelearse con esa percepción, hay que integrarla y hay que tomar medidas en consecuencia.

Lo primero sería una expresión gráfica y lo segundo sería la expresión en los barrios, en la conformidad que pueda tener la gente con esa gestión.

***

EC - Hasta el 7 de octubre se desempeñó como comisionado parlamentario para el Sistema Carcelario. Ocupaba ese cargo desde 2005, elegido y reelegido con el respaldo unánime del sistema político. Es doctor en Derecho y Ciencias Sociales graduado en la Universidad de la República. Es docente en Formación en el Derecho en la Escuela Nacional de Policía. Es profesor de Filosofía del Derecho y de Evolución de las Instituciones Jurídicas en las facultades de Derecho de la Universidad de la República y de la Universidad Católica. Fue director general del Registro de Estado Civil, ejerció el periodismo, se desempeñó también como defensor de oficio en lo Penal. Fue inspector del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.

***

EC - En grandes pinceladas, ese es el doctor Álvaro Garcé. Falta un dato, ¿qué edad tiene?

AG - Tengo 47 años.

EC - Hablando de perspectivas de seguridad humana, como usted prefiere llamarla, en caso de un gobierno del PN, ya ha habido algunas respuestas o algunos desafíos.

Por ejemplo, el sociólogo Rafael Paternain, exdirector del Observatorio Nacional de Violencia y Criminalidad, hizo declaraciones ayer sobre su integración al equipo de Lacalle Pou. Reconoció su labor como comisionado parlamentario, pero insistió en destacar la "posición muy clara" que usted ha mantenido en cuanto a que el problema penitenciario se soluciona con nuevas políticas criminales que inhiban el recurso excesivo de la privación de libertad. Y puso en duda que usted pueda impulsar esa línea en un gobierno del PN. Lo dijo así:

(Audio Rafael Paternain.)

"En un momento en que el comisionado parlamentario decide pasar a filas de la derecha, vamos a interpelarlo, vamos a seguirlo y vamos a proponerle trabajar, sea el escenario que fuere el año que viene a nivel de país, para que estas posiciones que él sostuvo como comisionado parlamentario en los 10 años de gobierno de izquierda las siga sosteniendo. El problema penitenciario se soluciona con una nueva política criminal. Y con esa concepción, le deseamos muchísima suerte al doctor Garcé, porque no va al mejor lugar del espectro político para desarrollar estas ideas".

(Fin.)

EC - ¿Qué responde usted?

AG - El deseo de éxito lo agradezco, lo tomo. El juicio de si es el lugar más adecuado, son opiniones. Claramente no renuncio, no abdico de lo que he dicho y he escrito en los últimos 24 años de los 47. Sigo convencido, y nada me hace cambiar, de que la política criminal tiene que ser rectificada. Y me extraña un planteo como este cuando el doctor Lacalle Pou ha hecho un énfasis particular en medidas como las sustitutivas de la prisión preventiva, que constituyen un eslabón fundamental en una buena política criminal que además se impulsan como un elemento de racionalización en la aplicación de los recursos punitivos. Yo no tengo duda de que el uso de la prisión preventiva genera después disfunciones, dificultades. Por eso es que, mediante la asignación de recursos para la Oficina de Seguimiento de Libertades Asistidas o el mecanismo administrativo que sea, hay que impulsar con decisión y convicción la aplicación de estas medidas sustitutivas, como otras.

Por ejemplo, tampoco renuncio a lo que durante años escribí y dije y sostuve ante el Parlamento con respecto a las posibilidades que tiene la reclusión abierta, la reclusión en confianza, las chacras. Planteo que también ha estado presente en la propuesta del doctor Lacalle Pou, antes de que yo me incorporara, cuando hablaba de la necesidad de tener más personas en esas chacras, en las cárceles abiertas. Es una buena manera de darle a cada uno, dentro del sistema carcelario el lugar, el tratamiento que requiere de acuerdo al tipo de delito, a la trayectoria y a la conducta que tenga.

EC - Usted dice que no se está teniendo en cuenta que el doctor Lacalle Pou ha hecho planteos a favor de las medidas alternativas a la prisión. Uno de esos momentos fue a principios de setiembre, cuando el doctor Lacalle Pou visitó la Suprema Corte de Justicia. A la salida de esa reunión realizó declaraciones en esa dirección. Y eso dio pie a una respuesta, que en ese momento impresionó mucho, del doctor Pedro Bordaberry. Bordaberry entendió que lo que sugería Lacalle Pou se parecía a medidas que había tomado el ministro del Interior José Díaz en el primer gobierno del FA. Hubo una polémica entre ambos a raíz de ese asunto.

AG - Sí, sí, lo recuerdo.

EC - Cuando Lacalle Pou hizo aquellos comentarios, ¿lo hizo porque ustedes ya habían tenido charlas al respecto o era un planteo que ya venía teniendo él por su lado?

AG - Es un planteo que él tenía, sin duda. Yo se lo había escuchado mucho tiempo atrás.

EC - ¿Y a qué se refiere concretamente esa iniciativa? ¿Qué diferencia implica con lo que hoy ya está vigente? Porque ese instrumento existe, está disponible.

AG - Primero, qué diferencia tiene con respecto a la cuestión de 2005: el día y la noche. No se planteó ni directa ni indirectamente la posibilidad de liberación anticipada de nadie. Lo que planteó el doctor Lacalle Pou fue: por un lado, en los casos en que hay delito pero no hay delincuente, evitemos la prisión, si está dentro de los parámetros que la ley fija. Apliquemos medidas sustitutivas de la prisión. Y por otro lado, dentro del sistema penitenciario apostemos a la buena conducta y al trabajo y reconozcamos a aquellos que están haciendo bien las cosas. Son candidatas a trabajar durante todo el día, sin fugarse, las personas que pueden estar en esa confianza sin generar una crisis de seguridad, sin escaparse, fortaleciendo las chacras. Ninguna de las dos medidas tiene ninguna clase de parentesco con lo que se ensayó en el año 2005.

EC - ¿Y con respecto a lo que se está haciendo ahora? El marco legal para las medidas alternativas a la privación de libertad existe. ¿Qué es lo que falta para que se las pueda utilizar más?

AG - Utilizarlas más, hacerlo más y mejor. Y para eso se requieren mecanismos de soporte para los jueces y los fiscales. No es lo mismo para un fiscal, y luego para el juez, resolver el procesamiento con o sin prisión si usted le dice a la persona: "Señor, yo lo mando para su casa y usted va a tener que estar en prisión domiciliaria. Pero yo no tengo cómo controlarlo. Eso sí, no se me vaya del país, porque las fronteras van a estar cerradas". Eso es una cosa. Es un acto de fe en definitiva, lo mando para la casa y espero que efectivamente esté, y cada tanto mando algún policía. Eso no es adecuado, en definitiva muchos jueces, muchos fiscales en la duda terminan mandando para adentro. Y mandan para adentro a gente que de repente no lo amerita, y no es la respuesta más racional.

Pero si se tiene, por ejemplo, un medio electrónico que le dice inmediatamente si está en la casa, si no está en la casa, ese magistrado va a tener un respaldo que de otro modo no tendría y va a poder emplear el recurso que la ley le da en cantidad suficiente. Es una diferencia en este caso cuantitativa, porque la idea ya está legalmente habilitada y administrativamente se ha empezado a aplicar. Lo que hay que hacer es más y mejor, más por lo cuantitativo, y mejor en el sentido de que tiene que tener una proyección nacional.

EC - Usted reconoció ayer que no apoya la baja de la edad de imputabilidad a los 16 años. Hasta ese momento no se había pronunciado, se lo consultaron y lo dijo. Pero el candidato presidencial con quien usted va a trabajar sí comparte esa reforma, apoyó en su momento la recolección de firmas y va a ensobrar la papeleta el 26 de octubre. ¿Cómo es posible que exista una diferencia así en un asunto tan importante entre el candidato presidencial y uno de sus principales asesores en seguridad ciudadana?

AG - Primero, en la línea de lo que decía hace unos minutos, el cambiar de posición no implica abdicar de determinadas opiniones, que además han marcado una continuidad histórica, desde lo académico, etcétera.

EC - Cambiar de posición en cuanto al cargo, en cuanto a la tarea, dice usted.

AG - Exacto, el cambio de rol. No cambio mis apreciaciones sobre política criminal, sobre medidas sustitutivas, sobre la necesidad de modificar la administración de la justicia, sobre la necesidad de proteger a la víctima y sobre la cuestión del problema de la minoridad en conflicto con la ley. No tengo ninguna duda de que el tema es fundamental.

Creo, lo dije ayer, que la idea de crear un nuevo subsistema está bien, hay que hacerlo independientemente de que salga la reforma o no. Me genera dudas, es un tema discutible, la constitucionalización de ciertas normas penales muy específicas. Es por esa razón que en lo personal yo no acompaño. Pero reconozco que el tema es discutible. Y además lo importante a esta altura es que está en manos de la gente y que sobre todo, más allá de cuál sea la decisión, hay que ponerse a trabajar el lunes 27, pensando en el 1.° de marzo, pensando en los años que vienen. Porque es un tema clave para la seguridad y decisivo para la sociedad toda.

EC - Pero mi pregunta era cómo se entiende esa discordancia entre el asesor y el candidato en un asunto tan sensible y delicado como este.

AG - Yo diría que no es una cuestión insalvable. El propio doctor Lacalle dijo: "En esta sala hay quienes, además de la preocupación común, comparten una determinada visión que los lleva a sostener que el camino, que el instrumento, que el medio, es la reforma de las reglas penales. Y otros que comparten el objetivo, pero entienden que ese no es el camino". En definitiva, el objetivo está por encima de la discrepancia que pueda haber en el medio elegido. Y no creo que sea una cuestión insalvable, puesto que las dos posiciones están planteadas dentro del partido, que ha dejado en libertad de acción en este aspecto a la ciudadanía, sin pronunciarse. Algunos ensobran, otros no.

EC - Si se aprobara la reforma, si se bajara efectivamente la edad de imputabilidad penal a los 16 años, ¿eso sería compatible con el concepto de seguridad humana del cual usted hablaba hace un rato?

AG - Lo primero es respetar la norma. Se respeta la ley, se cumple o se cambia. Y las normas constitucionales también, se cumplen, y, si no, se promueve su modificación. La reforma tendría un efecto inmediato, eso plantearía un desafío, habría que tomar las medidas inmediatamente para la creación de ese nuevo subsistema. Si lo decide la gente, no hay otra opción que cumplirlo.

No creo que esté reñido con un concepto de seguridad humana. En todo caso, dentro de ese marco jurídico habrá que hacer todo lo necesario para equilibrar todo lo que tiene que ver con la seguridad interna en los lugares de reclusión juveniles con lo técnico, con el diagnóstico, la clasificación y el seguimiento de esos menores infractores.

EC - ¿Cuál va a ser su papel en la campaña de aquí al 26 de octubre y eventualmente después hasta el ballotage?

AG - Haré este tipo de aportes en la medida en que la agenda de la fórmula lo disponga. Con la misma actitud, de la misma manera que en los últimos 10 años, y además dentro de lo que son ideas y convicciones a las cuales no renuncio ni abdico.

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Transcripción: María Lila Ltaif