De cara al balotaje

Danilo Astori: En caso de ganar las elecciones, el equipo económico será básicamente el mismo que en la gestión de Vázquez

Todavía quedan balances por hacer luego del resultado de las elecciones del 26 de octubre. El Frente Amplio mira su interna y ve como el mega sublema, integrado por el llamado Grupo de los 8, acumula la mayor cantidad de votos y se posiciona como el bloque con más representantes en el Senado. En tanto, el Frente Liber Seregni (FLS) retrocede un poco, teniendo menos votos en comparación con la elección anterior. ¿Cómo evalúa este panorama el vicepresidente Danilo Astori, líder del FLS? Consultado por En Perspectiva, el electo senador manifestó que no comparte que los análisis sobre la nueva composición frenteamplista sean en términos de "desplazamientos ideológicos" que conduzcan a eventuales problemas en un futuro Gobierno del FA. "Discutir sobre un impuesto no es discutir el rumbo de un gobierno" agregó el vicepresidente.

(emitido a las 8.45 hs.)

EMILIANO COTELO:
Los resultados del 26 de octubre dejaron al Frente Amplio (FA) a las puertas del triunfo. Pero también plantearon un nuevo mapa interno en el oficialismo.

El FA logró confirmar su mayoría en Diputados, pero la bancada tendrá un tono distinto, especialmente por la muy buena votación que obtuvo el llamado Grupo de los 8. En estas semanas se ha hablado mucho sobre esa nueva correlación de fuerzas, en qué medida afecta el perfil que Tabaré Vázquez pretende darle a su segunda presidencia, si es que triunfa en el ballotage.

¿Cómo observa ese escenario el Frente Líber Seregni (FLS)?

Vamos a analizarlo con el líder de ese sector, el vicepresidente de la República, Danilo Astori.

¿Esperaba que el FA obtuviera el 47,8% de los votos, o sea que mantuviera el respaldo de hace cinco años y además conservara la mayoría propia en Diputados?

DANILO ASTORI:
Lo deseaba fervientemente, trabajé para eso, pero debo confesar que en el tramo decisivo de la campaña, lo que podríamos llamar la última etapa antes de la primera vuelta, tenía expectativas que estaban por debajo de los resultados que se obtuvieron. Tal vez influido por análisis previos, tal vez por el contenido de algunas interpretaciones y mediciones que se manejaron antes de la resolución, esperaba un resultado no tan bueno como el que se obtuvo.

EC - Así que la noche de ese domingo fue de sorpresa agradable.

DA - De sorpresa muy agradable, creo que la experimentamos todos. Arrancamos la jornada con preocupación –¿por qué no decirlo?, es la verdad– y después los resultados que derivaban de la realidad electoral fueron convirtiendo esa preocupación en una alegría importante. Y en un análisis que necesariamente involucró aspectos que no habíamos tenido en cuenta; por lo menos yo, no quiero comprometer a nadie.

EC - ¿A qué se refiere?

DA - Me refiero al papel fundamental que cumplió el entusiasmo popular en todo el país. Yo trabajé mucho en el interior, me dediqué muchísimo a recorrer el país en las últimas semanas previas a la primera vuelta, y lo que encontraba en el interior, en todos, absolutamente todos, sin excepción, los lugares que visité fue ese entusiasmo, esa euforia, ese empuje de la gente. Ni que hablar que también lo vi en Montevideo en los últimos días, particularmente en el acto final. Quizás nuestro error fue no entender que ese entusiasmo, esa euforia de la gente, nos estaba diciendo que el resultado iba a ser distinto del que por lo menos yo esperaba.

EC - ¿Ya tiene una explicación de las causas de ese resultado?

DA - No puedo encontrar otra más importante que el impacto que ha causado en gran parte de la sociedad uruguaya los resultados de la gestión de dos gobiernos del FA. Y, al mismo tiempo, la proyección que mucha gente hace, a partir de esa base, sobre el futuro. Creo que esa es la explicación fundamental. Por un lado se valora lo que se ha obtenido, por otro se confía en que las nuevas exigencias que han venido surgiendo, que son naturales, y que no son propias del Uruguay, son propias de por lo menos varios países de América Latina que han vivido procesos si no iguales, similares. Después de una década de buenos resultados surgen nuevas aspiraciones, nuevas proyecciones hacia el futuro. Uruguay no es una excepción, eso está pasando aquí, y me parece que nuevamente se ha renovado –en palabras de campaña que utilizó nuestro candidato y que comparto totalmente– ese voto de confianza en el hecho de que el FA va a estar a la altura de las nuevas transformaciones que exige el país.

EC - De todos modos, usted ha puesto matices al triunfalismo. En una columna de opinión que publicó en Uypress este miércoles, en uno de los párrafos escribió: "Ahora, y a partir del 1 de marzo si nos toca gobernar, no debemos olvidar las miles de opiniones que recogimos en todo el país. Los apoyos, que fueron muchos, pero también los reclamos, los enojos, las exigencias de la gente. Exigencias para gobernar mejor y muchas para transformar al Frente Amplio, para adecuarlo a este país muy diferente que construimos entre todos durante los últimos diez años".

Para usted la gente confirmó al FA, pero en el mano a mano le pasó también mensajes, en especial discrepancias.

DA - Sin ninguna duda. Lo estuvimos viendo, y pesaba junto con las mediciones y los análisis que mencioné para que nuestras expectativas fueran más modestas que los resultados que surgieron en la práctica.

EC - ¿Por ejemplo, algunos casos de discrepancias, quejas? ¿Por dónde venían?

DA - En primer lugar, en términos generales, lo que podríamos llamar la gestión de gobierno, que tiene que mejorar, tiene que ser más ágil, más eficiente, tiene que lograr los objetivos que se buscan de una manera más adecuada a los ritmos que requiere el país. Eso revela que las responsabilidades a asumir en un próximo período son muy importantes, tanto en materia de capacidad física del país como en materia de capacidad humana. Cuando aludo a la capacidad física me refiero a la infraestructura, en materia de infraestructura hay inquietudes que no se pueden ocultar.

EC - Esa factura se la pasaron a usted varias veces en estas recorridas, supongo.

DA - Sí, y no solo a mí, creo que al FA en su conjunto, a lo que podría llamarse el gobierno del FA, tanto al actual como al que proyectamos alcanzar en el futuro. Y alude a un tema de políticas públicas que es fundamental, Uruguay tiene que aumentar su potencial físico para seguir creciendo sostenidamente. En algunos casos estamos muy atrasados, en otros vamos razonablemente bien. Estamos muy atrasados en transporte, en la definición de los servicios y de la infraestructura portuaria; por supuesto que esto también está sujeto a decisiones binacionales que no controlamos totalmente.

Luego hay todo otro capítulo que es objeto de atención, de planteos de exigencias y en algunos casos de descontentos, que es el que podríamos llamar el de la capacidad humana concebida en su conjunto. Incluye educación, seguridad pública, seguridad ciudadana, así como nuevos aspectos o derechos que tienen que integrar la agenda de protección social del país. Estos son ejemplos de algunas materias a las cuales se referían esas objeciones que considero justificadas.

EC - En el rubro objeciones sobre la gestión de gobierno, ¿aparecía el manejo del caso Pluna SA? Se especuló mucho a propósito de cómo iba a estar presente ese problema en la campaña y cómo podría incidir en el resultado.

DA - Sinceramente debo contestar que no. No fue un tema que se manejara a nivel masivo en la campaña, nunca, jamás. A mí no me ocurrió que se me planteara ese asunto a ese nivel, y creo que a ningún compañero en materia de despliegue de campaña a niveles masivos. Sí se discutió en lo que podríamos llamar los círculos más informados de la política, a mi juicio incluso más allá de lo necesario, porque es un tema que se viene discutiendo desde hace años en el país. Se han hecho preguntas, observaciones, críticas, ha habido respuestas, ha habido reconocimientos de responsabilidades, al menos de nuestra parte, que las tenemos, por cierto. Pero a escala generalizada diría que no fue un tema de campaña.

EC - De esa columna de opinión me impresionó también esta otra frase que venía a continuación de la anterior, en ese plano de la autocrítica: "Es notorio que en la izquierda uruguaya carecemos aún de una interpretación profunda y rigurosa acerca de los cambios culturales y políticos que se han producido en el Uruguay –especialmente en el Interior– así como de las causas que los explican".

¿Usted dice que el FA, pese a que creció muy fuerte en el interior (ganó en 14 departamentos), todavía no entiende bien a esa zona del país?

DA - Voy a empezar por un comentario aún más general. Creo que todavía nos falta ver el proceso de transformación que está teniendo el Uruguay. Y digo que está teniendo porque no ha concluido ni mucho menos; es más, aspiramos a continuarlo con mayor profundidad si llegamos al gobierno nacional el 30 de noviembre. No hemos comprendido que todo esto es un cambio cultural por encima de cualquier otra cosa. Es como aprender a vivir la vida de otra manera, como reconocer nuestras diferencias –me refiero a los seres humanos que integramos esta sociedad–, aceptarlas, convertirlas en una diversidad creativa, crecer juntos, cultivarnos juntos, desarrollar juntos nuestra autoestima colectiva.

La autoestima colectiva de una sociedad es fundamental para que encare con confianza, con certezas, las transformaciones que tiene pendientes. Entonces comencemos por ahí. Estos 10 años, entre otras cosas, han sido el comienzo de una transformación cultural que tenemos que entender. No se trata simplemente de definir políticas públicas que signifiquen cambios respecto al pasado, sino de comprender que están jugando un papel en esa transformación cultural. Y entender entonces las conductas que provienen por ejemplo del interior del país. El interior considerado incluso en sus lugares más recónditos, más profundos. Hay que examinar los resultados de zonas rurales para interpretar la magnitud de las transformaciones que se han realizado y las conductas de nuestros compatriotas en ese sentido.

EC - Cuando habla de transformaciones, ¿se refiere a cambios debidos a políticas impulsadas por el gobierno o también a otro tipo de cambios?

DA - Es que están relacionados entre sí.

EC - Porque cuando en estos días se ha discutido a propósito de lo bien que votó el FA en el interior y se ha colocado en primer lugar la economía, la transformación del agro y otros sectores económicos, su impacto, desde los partidos tradicionales se ha salido a advertir: ojo, eso no es el FA, el FA tomó decisiones en ese sentido, pero también hubo fenómenos que vinieron del exterior, de Argentina, hubo políticas de los gobiernos K que favorecieron que inversores y productores de ese país se trasladaran a nuestro país, etcétera. ¿Entonces?

DA - Sin el clima que construyó el FA sobre la base de modernización institucional, fundamentalmente, y especializada, estímulos especiales para la inversión productiva, combate a las vulnerabilidades fiscal y financiera, esas inversiones en primer lugar no habrían llegado al Uruguay. Era un destino posible. Pero el destino posible, cercano, además, accesible, fácil, tiene que estar complementado con la conformación de un clima receptivo a esas decisiones. Ese fue el papel del FA.

Volviendo a la pregunta anterior, a los cambios y a la respuesta asociada a esa pregunta que estamos buscando ahora, la votación del interior, la reacción, las conductas de nuestros compatriotas del interior no pueden entenderse si no es en el marco de esas transformaciones que estamos comentando. Porque no es solo que haya mayor producción, mayores exportaciones, mayores ingresos. Hay también la apertura a todo un conjunto de conductas sociales que son diferentes de las del pasado.

EC - ¿Por ejemplo?

DA - Por ejemplo, las conductas desde el punto de vista laboral, familiar, social, que desarrollan cambios muy importantes en la vida cotidiana de esas familias que están involucradas en el trabajo que estamos mencionando. Desde la ida al trabajo con medios de transporte que antes no se tenían, el hecho de tener una relación laboral absolutamente diferente de la que antes se tenía –en esto tenemos que incluir las medidas que se tomaron desde este punto de vista para el trabajo rural– nos explican ese cambio de comportamiento que en el fondo es un cambio cultural que no debería causarnos sorpresa cuando examinamos la votación.

Todo eso es lo que tenemos que comprender. Y creo que lo vamos corriendo de atrás, vamos viendo esa realidad, vamos percibiendo nosotros mismos el efecto de esos cambios y recién estamos empezando a entenderlos. Por eso la nota dice "todavía no hemos comprendido los factores que explican conductas como las que se verificaron en los resultados del domingo 26 de octubre". Y esto que digo respecto al medio rural también se puede aplicar al área metropolitana y a Montevideo. Ese es el significado de la frase.

***

EC - Las elecciones del 26 de octubre también dejaron un nuevo mapa interno del FA. Si bien el FA mantuvo la votación de hace cinco años, el FLS perdió el 30% de su electorado. En 2009 había obtenido 293.000 votos y ahora obtuvo 200.000. En 2009 representaba el 27,1% del FA; ahora será el 18,3%. ¿Qué fue lo que ocurrió?

DA - Empiezo por los factores positivos. En primer lugar, el FLS sigue constituyendo la segunda fuerza del FA en el Parlamento, y eso para nosotros es muy importante. Tiene una bancada electa de tres senadores y nueve diputados, incluso más equilibradamente distribuidos en todo el país que lo que teníamos antes. Hemos perdido dos senadores y un diputado respecto a las elecciones anteriores, pero consideramos que esta representación es una base importante para trabajar en el futuro.

Segundo, la votación recibida estuvo por debajo de nuestras aspiraciones. Eso hay que reconocerlo.

En tercer lugar, en el FA han ocurrido diversas circunstancias y han aparecido características que es preciso tener en cuenta. Ha habido una gran votación del Movimiento de Participación Popular (MPP) nuevamente. Han surgido nuevos sectores –particularmente Compromiso Frenteamplista, liderado por Raúl Sendic, o el conjunto de fuerzas que llevaron al Senado a Constanza Moreira– que forman parte de una nueva distribución de la misma votación general que tuvo el FA en las elecciones pasadas. Porque el volumen absoluto y total de votos del FA es prácticamente el mismo, mantuvo la votación. Por lo tanto es necesario, en ese marco general, ubicar a estos nuevos sectores que obviamente absorbieron votos de otros destinos que se habían verificado en elecciones anteriores. Incluso hubo algunos sectores y compañeros que quedaron fuera del Parlamento.

EC - Por ejemplo la Vertiente Artiguista.

DA - Por ejemplo. Eso es lo que ha ocurrido para explicar esta nueva conformación. En primer lugar, hay que respetar las decisiones del pueblo frenteamplista, del pueblo que votó al FA y que eligió estas orientaciones, saber analizarlas. Hemos iniciado esta semana un proceso de reflexión acerca de los resultados obtenidos y en particular del resultado obtenido por las fuerzas que componemos el FLS. Por supuesto, vamos a tomar en cuenta con mucha seriedad los factores que lo pueden explicar. Vamos a basar nuestro trabajo, un trabajo unitario en el marco de la conformación total del FA, también en función de esos factores que analizaremos críticamente. Como dice la nota que mencionábamos, no les podemos pedir autocrítica a los demás si no la practicamos nosotros mismos en primer lugar.

EC - Hay una lectura que se ha hecho: los frenteamplistas quisieron más izquierda. Porque el FLS cayó, pero apareció muy fortalecido el llamado Grupo de los 8, que integran la 609, el grupo de Raúl Sendic, la 1001, la Vertiente Artiguista, la 5005. Si analizamos la bancada, de 15 senadores que obtiene el FA, el FLS tendrá tres, mientras que el megasublema tendrá nueve, y seis de ellos del Espacio 609. Y todavía se podría agregar a Constanza Moreira en esa zona de la interna del Frente. ¿Entonces?

DA - Obviamente ha habido cambios en la composición. Cuando lo razonamos en términos de desplazamiento ideológico, no puedo menos que hacer referencia a las resoluciones que compartimos todos, que son las que están en el programa aprobado por el congreso. Es el programa de todos, más allá de la composición relativa que tenga la bancada y por supuesto de la conformación que el presidente, si llegamos al gobierno, dé al gabinete y a los puestos de mayor responsabilidad del gobierno. La orientación fundamental está en el programa del FA. Esa discusión la dimos, y la dimos bien. En lo que respecta a nuestra participación en esa discusión, terminó muy satisfactoriamente desde el punto de vista de las implicaciones que tuvo en materia económica, social e incluso política. Y es el punto fundamental de referencia para iniciar un posible tercer gobierno del FA. Así que, por supuesto aceptando esta nueva composición que ha decidido el pueblo frenteamplista, analizarla en términos de desplazamientos ideológicos y de posibles problemas que esos desplazamientos puedan causarle al nuevo gobierno, no es en este momento un análisis que comparto.

EC - ¿Puede haber incidido en ese resultado en la interna el factor Mujica, el protagonismo, el activismo que el presidente de la República terminó teniendo en la campaña electoral, al tiempo que era primer candidato al Senado en las listas de la 609?

DA - No puedo negar esa incidencia, sería absolutamente absurdo. Mujica es uno de los líderes más importantes del FA, es el presidente de la República, es el líder indiscutido del MPP. El pueblo frenteamplista conoce su grado de influencia desde todos estos puntos de vista y sin duda fue un factor absolutamente influyente en los resultados obtenidos, sobre todo en esa gran votación que nuevamente tuvo el MPP. Es absolutamente cierto.

EC - ¿Ese predominio logrado por el Espacio 609 y sus aliados pone en duda las condiciones para que exista "un solo equipo económico" en un nuevo gobierno del FA?

DA - No, no, en absoluto.

EC - Vázquez y usted han planteado eso muy firmemente. ¿Hay riesgo para usted en ese sentido?

DA - No, en absoluto, no lo hay. Y no quiero que esto quede como una manifestación voluntarista o que ignora la realidad: la realidad indica que en los gobiernos anteriores, en el que estamos terminando hoy y en el que integré como ministro de Economía, también tuvimos –más allá de diferencias numéricas y de porcentajes que hoy aparecen quizás más cargados hacia esos sectores que en el pasado– una correlación de fuerzas que podía hacer pensar que un gobierno como el del doctor Vázquez primero y el actual gobierno de Mujica podían tener algún tipo de jaqueo ideológico que los desviara de algún rumbo o de alguna orientación.

EC - En este gobierno hubo mucha pulseada en ese sentido. Entre Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) y Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), por plantearlo en términos simplificados.

DA - Sí, pero nunca respecto al rumbo y a la orientación, absolutamente nunca. Discutir sobre un impuesto no es discutir el rumbo de un gobierno. Pongámoslo en perspectiva y en el marco de un análisis global: jamás estuvo en cuestión el rumbo, la orientación. He escuchado infinidad de veces al presidente Mujica durante estos años señalar "hay que repartir, hay que distribuir" –le gusta mucho el verbo "repartir", lo estoy citando textualmente–. Pero si la economía y el crecimiento no funcionan, eso será imposible. Entonces esa es una manera, quizás muy simple, muy apretada, muy clara, al estilo de Mujica, que sabe trasmitir en esos términos lo que piensa, de expresar lo que fue la orientación del gobierno. Y eso nunca estuvo en juego.

EC - Otra pregunta que está flotando: si Tabaré Vázquez gana en la segunda vuelta, ¿usted asume efectivamente el cargo de ministro de Economía?

DA - Sí, por supuesto.

EC - La pregunta no es superflua. Varios operadores del FLS habían planteado esta elección nacional como una especie de plebiscito dentro del FA sobre la política económica. Sostenían que para usted ser ministro de Economía solamente tenía sentido si tenía un respaldo político propio suficientemente fuerte. Y eso no ocurrió, el FLS se achicó.

DA - Pero repasemos lo que fue la campaña electoral. Y no me refiero a la contienda FA versus oposición, en particular versus la oposición más desafiante, que es la del Partido Nacional (PN). Me refiero a toda la campaña electoral, a la que hicieron los diferentes actores, sectores del FA representantes de esas tendencias que hoy integran la bancada parlamentaria. Yo en ningún momento escuché alguna afirmación, algún razonamiento que directa o indirectamente cuestionara lo que representamos en materia de orientación económica, que todo el mundo conoce. Lo practicamos en el gobierno de Vázquez, lo defendimos en el gobierno de Mujica, y si Vázquez llega a la Presidencia nuevamente, lo vamos a volver a poner en práctica. No para hacer las mismas cosas, porque Uruguay no puede apoyarse en una línea de más de lo mismo, tiene que encarar –por aquello de los descontentos, las exigencias– nuevas transformaciones muy importantes que el país está reclamando.

EC - Entonces aquellas declaraciones de voceros del FLS, ¿qué fueron? ¿Alarmismo?

DA - No, no creo que hayan sido alarmismo. Me parece que simplemente fueron razonamientos muy propios de una campaña electoral, pero que no ponían ni ponen en juego actualmente lo que es una serena adopción de un rumbo económico que los frenteamplistas saben que vamos a practicar y una orientación que ya conocen. En el sentido de construir certezas, construir confianza, que son elementos fundamentales para que el país desarrolle toda su potencialidad. Y sobre todo encare lo que no se ha hecho todavía, las nuevas transformaciones, en particular en materia de potencial físico, infraestructura, capacidad humana, que es en lo que hay que poner el acento en los próximos años.

EC - Si usted es ministro de Economía, ¿va a nombrar en un cargo de gobierno a Fernando Lorenzo, que fue ministro en este período, que tuvo que renunciar a raíz del caso Pluna, que ahora está procesado por la justicia?

DA - Fernando ha sido elegido diputado por Montevideo en representación del Nuevo Espacio y por lo tanto del FLS. No creo que sea el momento de analizar nombres integrantes del equipo económico, nos estaríamos adelantando mucho. Sí hay una afirmación general que sí quiero hacer: en caso de llegar al gobierno, y por lo tanto al MEF, básicamente el equipo económico va a tener la misma conformación que tuvo durante el gobierno del doctor Tabaré Vázquez.

***

EC - Mirando al 30 de noviembre, ¿qué está en juego para usted?

DA - Antes que nada, no me gusta escuchar una frase que ya he escuchado más de una vez en los medios, y es que la segunda vuelta es un mero trámite. Es una falta de respeto al adversario y al mismo tiempo una invitación a no trabajar a los compatriotas que integran lo que podemos llamar el pueblo frenteamplista. La elección no está ganada, hay que ganarla, y para ganarla hay que trabajar.

En cuanto a lo que está en juego, expresamente el futuro del país y la calidad de vida de la gente, a nuestro modo de ver las cosas. Creemos que el FA tiene una apuesta certera y basada en la confianza a continuar las posibles transformaciones que necesita el país, posibles y necesarias, imprescindibles, las que mencionaba hoy. Frente a una alternativa que no aparece como una alternativa clara, segura, certera y digna de confianza; en el mejor sentido de la palabra lo digo. Los uruguayos van a elegir entre esas dos grandes alternativas el 30 de noviembre. Pero repito, hay que trabajar, hay que convencer, hay que basarse en las propuestas que integran los programas que proyectamos para el futuro. Esa es la índole, la naturaleza de la preparación de la decisión y de la decisión que van a tomar los uruguayos.

EC - Y a partir de ese planteo, ¿no sería conveniente realizar debates temáticos en los que se pusieran frente a frente las dos alternativas?

DA - Ah, creo que sí, hay que distribuirse las tareas y realizarlas. Digo distribuir las tareas en un doble sentido, por un lado hay distribuciones temáticas que hay que realizar, y por otro lado una distribución de nuestros roles, de quienes estamos en campaña.

EC - Ahí va su nombre. El PN ha planteado en las últimas horas un debate entre equipos técnicos de los dos proyectos, y en concreto en el área económica se habló de un debate entre Azucena Arbeleche, que sería ministra de Economía en un gobierno de Lacalle Pou, y usted, que sería ministro en un gobierno de Vázquez. ¿Está dispuesto?

DA - Sí, no es el único posible. En mi caso, y dada la distribución de responsabilidades de las que hablaba, creo que mis prioridades deben estar dedicadas a otras actividades, que son las que voy a hacer junto con el candidato presidencial.

EC - ¿No es lógico que el debate sea entre eventuales ministros de tales y cuales áreas?

DA - No creo que haya una lógica en la materia. Depende de las prioridades que cada conjunto de militantes, en este caso de un partido y de otro, les asigne a las personas que están haciendo la campaña. En mi caso, creemos que las prioridades no están en hacer un debate como el que está planteado. Sin embargo aceptamos con mucho gusto que integrantes de nuestro equipo discutan temas económicos.

EC - ¿Quiénes serían los nombres del FA para un debate con Azucena Arbeleche?

DA - No quiero hacer un programa de debates, como he escuchado. He escuchado que algún candidato ha hecho él mismo un programa de debates y ha puesto nombres propios e incluso temas a abordar. Esa no es mi función.

EC - Pero usted con Azucena Arbeleche no.

DA - Repito, mis prioridades están dedicadas a otras tareas. (Dicho esto con todo respeto, que no se sienta en lo que digo ningún rasgo de soberbia ni mucho menos.) Creo que mi trabajo es más útil en el acompañamiento que voy a hacer de nuestro candidato presidencial.

EC - De cara a la segunda vuelta, tanto el PN como el Partido Colorado, e incluso el Partido Independiente, argumentan que un tercer gobierno del FA con mayoría propia en Diputados, como ya alcanzó, y en el Senado, como tendría de alcanzar la Presidencia, no sería sano para el país. Se pone el énfasis en que el FA en estos gobiernos ha hecho un uso abusivo de sus mayorías parlamentarias. ¿Qué responde a esa argumentación, a esa inquietud?

DA - Primero, no comparto lo del uso abusivo. Segundo, creo que –también lo ha dicho nuestro candidato– aun en el caso de confirmarse las mayorías parlamentarias en las dos cámaras, el FA tiene que tener una actitud de apertura a toda la sociedad, y en este caso a toda la sociedad representada particularmente en el Parlamento. Como lo ha hecho además en todas las instituciones del Estado en el gobierno del presidente Mujica, la oposición estuvo representada como nunca antes.

EC - Pero ¿ahora habría algún cambio? ¿Una acentuación, una mejora en esa dirección, teniendo en cuenta todas estas preocupaciones que se han planteado últimamente?

DA - Estaba diciendo que estuvo presente a lo largo y ancho de todo el espectro del Estado, de las instituciones públicas. No vamos a modificar ese criterio. En ese mismo artículo que comentábamos se propone tender la mano a toda la sociedad, escuchar sus reclamos. Y esto involucra en primer lugar a la oposición.

Y quiero hacer un tercer comentario: la responsabilidad no es solo nuestra, la responsabilidad, aunque sea minoritaria, es también de la oposición. Porque hubo temas muy importantes en el transcurso de este período en los que se plantearon acuerdos, que en algunos casos se lograron y en otros no. Y en parte de los temas en los que se logró acuerdo, estos no se cumplieron no por responsabilidad del gobierno, sino por responsabilidad compartida entre gobierno y oposición. La responsabilidad no es solo de la mayoría, es también de quien representa una minoría, en este caso una minoría muy importante, porque el país está prácticamente partido a la mitad. Entonces la responsabilidad tiene que ser de los dos.

Nuestra actitud, en caso de llegar al gobierno, va a ser tender la mano, tener en cuenta las posiciones que levanta y defiende la oposición, y en la medida de lo posible buscar el acuerdo que nos permita darle fuerza a la resolución de cuestiones de Estado fundamentales. No conozco en el mundo ninguna experiencia política exitosa y durable que no haya sido por acuerdo. Por acuerdo que se eleva por encima de los partidos políticos y por encima de la alternancia democrática de esos partidos en el gobierno. No conozco, y Uruguay no puede ser una excepción.

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Transcripción: María Lila Ltaif