Análisis Semiótico de la Comunicación Política

Dos historias muy diferentes. Al final, habla la renovación a pesar de todo

Análisis semiótico de la comunicación política. Con el semiólogo Fernando Andacht.

(emitido a las 10:45 hs.)

EMILIANO COTELO:
Hoy nos proponés como título: "Dos historias muy diferentes. Al final, habla la renovación a pesar de todo". Tu análisis se centra en los discursos de la noche del domingo 30.

FA - Exactamente. Hay una suerte de fantasía de un divorcio radical, de una separación, una cosa esquizoide entre lo que se habla en la campaña y la vida misma, como si fueran signos diferentes. La semiótica apuesta al antidualismo, los signos son tan poderosos porque generan esa ilusión de que uno puede encapsularse, ignorar eso que va llegando a través de afiches, de videos, de las redes sociales, de la radio, de todos los medios.

Es exactamente lo contrario. Uno vive inmerso, literalmente, nadando en una semiósfera, en una atmósfera llena de sentido. Y eso es lo que nos permite decidir, un buen día de octubre o de noviembre o de fines de mayo, quién va a regir el destino político de un país. A eso voy a referirme hoy.

EC - ¿En cuáles hechos o en qué detalles de los hechos de esas horas siguientes a la difusión de los resultados vamos a poner la mirada?

FA - Se dijo hasta el hartazgo que había hartazgo, que esta segunda vuelta era una suerte de puro ritual vacío de sentido. Henry Games, el famoso novelista americano, decía "qué difícil terminar un libro, terminar una ficción; hay que repartir premios, dar reconocimientos, cómo cerrar esa historia".

Justamente, el título "historias" va a hablar de la alusión de los dos lados, de Vázquez-Sendic y de Lacalle Pou-Larrañaga, al rol que juega la historia. Y un tipo de signo con el que vamos a cerrar el ciclo, el más complejo de todos, terminada esa especie de orquesta sinfónica de cualidades y de evidencias que los dos bandos trataron de presentar para persuadir, para presentarse de nuevo en la nueva etapa, ya sin partido, en el balotaje. El signo simbólico. ¿Por qué es tan importante? ¿Por qué la historia, y las historias que fueron presentadas en los dos palcos, en los dos escenarios, el de la derrota y el de la victoria, son tan importantes?

Vamos a empezar con el Four Points, vamos a pasar al escenario enorme de 18 de Julio lleno de gente, porque ahí se va a hacer alusión al plebiscito del 80, se va a hacer alusión a la primera victoria importante del Frente Amplio, hace 25 años exactamente, la Intendencia. ¿Por qué eso es tan interesante? Porque la historia es inseparable del futuro, el símbolo se encarga de definir, de establecer qué es el Frente Amplio hoy. Porque otra fantasía es que como se llama igual es lo mismo. Y nosotros nos llamamos igual, vos Emiliano, yo Fernando, pero qué diferentes de aquel niño, de aquel bebé, de aquel joven que fue evolucionando y cambiando, que genera esa ilusión de ser la misma cosa porque se llama igual, más allá de un diminutivo mayor o menor.

Los dos bandos hacen uso de la historia. Una bastante remota, y la otra, la de Lacalle Pou, desde su discurso de la derrota, a una sola voz, la de él, va a ser bastante más cortita: las internas, su surgimiento irresistible, sobre todo luego de las internas, hasta llegar ahora, su propia campaña.

Mientras que el que yo llamé alguna vez "afiche viviente", Tabaré Vázquez, o Tabaré a secas, como se le dice, va a hablar de qué pasa con esa coalición, cuál es su sentido, cómo relacionarse con su gente. Va a hacer una serie de proclamaciones en una versión carismática muy light, más bien casi heráldica, desde el Four Points, y aquella a la que tiene acostumbrada a la gente en los actos, mucho más caliente. De eso vamos a hablar y vamos a escuchar pedacitos de cada uno de los discursos.

EC - La primera grabación proviene del hotel Four Points, sede del comando de la fórmula Vázquez-Sendic, luego de que se conocieran las primeras proyecciones de escrutinio que lo daban como ganador.

EC - ¿Qué te parecía relevante destacar de este discurso de Vázquez en el hotel Four Points?

FA - Primero, se reitera lo que pasó en la victoria de las internas. No solo el lugar, sino un estilo formal que diría casi heráldico, como los chambelanes. Si existiera un kit o uniforme del buen mesócrata, Tabaré Vázquez se habría llevado el premio esa noche. Su compostura me hace acordar de ese no debate que hubo en la Rural del Prado, donde él parecía estar como una suerte de esfinge para no ser debatido por nadie ni interpelado. Acá no solo va a leer –salvo algunos instantes que vale la pena subrayar–, sino que, ¿qué significa esta invocación del plebiscito, que fue el inicio del fin de la dictadura para muchos, de aquellos años de plomo, que son derrotados por las urnas?

Él quiere ubicar –pienso yo, no es menor– una especie de semilla en ese momento, que iría a fructificar casi una década más tarde, en el 89, cuando él mismo es elegido nada menos que intendente de Montevideo, que para el Uruguay es casi como ser un presidente, porque está la mitad de la población en esta megalópolis que es Montevideo.

Entonces no es solo una efeméride menor, está tratando de situar; ese es el rol de los símbolos. Los símbolos son aquellos que acotan, que definen, pero lo más importante es que permiten prever el futuro. El Frente Amplio ya es un partido tradicional en el sentido que se le quiera dar, histórico; son muchos años. Y él en vez de tomar el 89 como inicio real, genuino de ese pasaje de ser un partido menor, de ser oposición a tener un pie muy fuertemente puesto en el poder, toma ese 80, que dice que fue un sí a la democracia. Este sería un primer acercamiento histórico a lo que va a pasar luego.

EC - Luego en el otro discurso, porque esa noche Vázquez habló en dos discursos, o en un discurso en dos tiempos. El segundo ocurrió a dos cuadras del hotel Four Points, ya en otro ambiente, rodeado de los militantes frenteamplistas que se habían movilizado hasta la explanada de la Intendencia para festejar y escuchar al presidente electo.

FA - Es un discurso de la génesis, de la historia. Es brutal –algún manual futuro habrá que analice estas cosas con más calma y distancia– cómo hace la semiótica. El discurso de 18 es un interpretante de ese discurso que yo llamaba heráldico y mesocrático del Four Points. Hasta el nombre Four Points parece auspiciar una cosa mucho más fría y solemne que esa cosa tan vehemente y esperable de alguien que tiene la retórica de Tabaré Vázquez.

Fijate cómo juega acá el interpretante. Hace el papel popular, el papel que se esperaba, de euforia, de festejos, va a decir que hay dos motivos para no alargarse, el mal tiempo, pero también aquello de "festejen, uruguayos", que se duplica a sí mismo bastantes años atrás cuando fue elegido presidente por primera vez (cosa poco común en la historia política uruguaya). Y coloca de nuevo al Frente Amplio en ese largo proceso de haber sido una fuerza que se crea antes de la dictadura, que sufre esa especie de hibernación, y ahora sale totalmente, en toda su potencialidad, como victoriosa, ya no más como una fuerza contestataria o testimonial apenas, y los invita a ser artífices.

Y repite, el momento climático del Four Points es cuando dice "voy a poner toda mi capacidad, mi fuerza, mi inteligencia, pero no puedo, no quiero, no debo gobernar solo". Ahí larga el papel, es casi el único momento en que larga el libreto, mira para enfrente y se emociona o genera una suerte de hito. Y lo repite acá, "no me dejen solo". Dice en el Four Points "no quiero ser el líder sino que ustedes sean mis guías, que me acompañen".

Estas frases irían contra cierta imagen que la propia campaña trasmite hacia el final, donde aparece muy solo. Hasta se borra el nombre de Sendic de las últimas placas, cuando aparece en ese escritorio muy en oncólogo, muy en técnico de la salud política del país, en candidato presidencial absoluto. Y acá trata de recuperar cierta cercanía, cierta proximidad afectiva.

EC - ¿Por dónde seguimos?

FA - ¿Qué te parece "La revelación de la noche"? Para mí –lo que también es polémico– el momento más interesante de toda esa noche de los dos bandos fue lo que dice el compañero de fórmula, a quien aquí cariñosamente hemos bautizado como el petirrojo, que creo que se gradúa, es un rito de iniciación para Sendic. Raúl Sendic da un discurso totalmente inesperado.

FA - ¿Qué fue lo que te llamó la atención del discurso de Sendic?

FA - Salvo que se me haya escapado y tú me corrijas, no había habido –salvo alguna alusión casi humorística, típica de Pepe Mujica, al glamur del nombre, cuando es nombrado candidato a la Vicepresidencia, en el resultado muy fuerte de su votación– referencias explícitas al fundador del MLN, su padre. Así como se habló mucho de que Lacalle Herrera brilló por su ausencia en el discurso, en la campaña, en toda la presencia que quiso desarrollar su hijo para aspirar a la Presidencia, y logró el liderazgo del Partido Nacional, no se habló, no al menos en grandes avisos, en cosas importantes, de él.

Y de golpe, en 18 de Julio, Tabaré Vázquez dice "le paso la palabra a mi compañero" y le hace un prólogo fenomenal pero dificilísimo de empatar, porque termina diciendo: "¡Hasta la victoria siempre! ¡Gracias de corazón!". Qué difícil recibir ese micrófono caliente de carisma, para alguien (Raúl Sendic hijo) que no solo no tiene los años, sino que no tiene esa trayectoria de orador ni de político ni de nada. Apenas ha sido un funcionario, un representante de bajo perfil.

Pero luego de decir unas palabras protocolares, irrumpe la historia privada, personal, pero que, curiosa o inevitablemente en su caso, es pública, histórica, se superponen las dos. Por eso hablé de historias. Y va a hablar de su padre, y de un encuentro con Crottogini. Genera un espacio afectivo muy inesperado y muy difícil de lograr luego de que habló el carisma viviente, el afiche viviente de Tabaré Vázquez.

EC - Por último, también querías referirte al discurso que más temprano había pronunciado el candidato del Partido Nacional, Luis Lacalle Pou, que fue el primero en hacer uso de la palabra. Fue el que reaccionó en primer término luego de que se difundieran las proyecciones de escrutinio y le tocara reconocer que había perdido.

EC - ¿Por qué no querías dejar fuera este discurso, cuando eventualmente el análisis tuyo pudo haberse centrado en los ganadores de la elección?

FA - Saltamos de los jinetes de la historia a este muchacho que galopó a un ritmo tan fuerte que generó un susto grande en la izquierda, en el oficialismo. ¿Y qué hace esa noche? Yo lo llamé a esto "A mal tiempo buena cara. Una historia autorreferencial". Mientras que del lado del Frente Amplio hubo ese ir para atrás muchos años, varias décadas, Lacalle Pou hace lo que podía hacer, y dice frases como "esto es la alegría de haber hecho las cosas como las teníamos que hacer". Él representa una herejía juvenil. La palabra "herejía" viene del griego "haíresis", que es ‘tomar partido, optar por algo’. Toda opción etimológicamente es una herejía.

Había no solo cierto favoritismo muy grande en las internas por el más veterano, la cara más reconocible del Partido Nacional, aparentemente la que iría a ganar, y este iba a ser el vice, Lacalle Pou. Pero tenemos esa vuelta de tuerca que tiñó todo el resto de la elección. Y como va a decir al final, "acá nos sentimos con la espalda, con las ganas para gobernar". Aquel "queremos gobernar y ahora" está haciendo la historia que puede hacer, la historia breve, la de una campaña, la de un eslogan que quiere seguir defendiendo. Más allá de las críticas obvias que vienen del propio partido, está forjando su futuro, está definiendo quién es él como líder. Lo va a decir en un momento: "La gente ha creído en la autenticidad de un líder político, casi un millón de personas". Hace una historia que nace casi en el 2014 o fines del 2013. Esa es la historia que lo lanza hacia el futuro, así como Tabaré Vázquez hizo lo propio o Raúl Sendic lo propio, con la historia bastante más larga de las luchas sociales, políticas que llevaron al oficialismo adonde hoy está. Lacalle Pou quiere dejar sentado su territorio, esos son sus símbolos como líder emergente que pretende, seguramente, dar lucha por los años que vienen, futuras elecciones.

¿Por qué la importancia tan grande de lo simbólico en el sentido estricto que mi análisis le da? Porque es el signo por excelencia para definir, para acotar lo que se puede esperar de una fuerza de izquierda, lo que se puede esperar de ese Partido Nacional. Por eso hablaba de los signos de la renovación a pesar de todo, Raúl Sendic por un lado, como fuerza futura, Lacalle Pou lo propio, ¿cuál será el programa? Noche de historias, de la historia de los símbolos, de lo que vendrá.

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Transcripción: María Lila Ltaif