El pasado jueves y con 185 votos en 193, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobaba el ingreso de Uruguay como miembro no permanente del Consejo de Seguridad.

El mandato comenzará el 1° de enero y se extenderá hasta el 31 de diciembre de 2017.

Será la segunda oportunidad que a Uruguay le toque ocupar un puesto que ya desempeñó entre 1965 y 1966, en un mundo completamente distinto.  Y es un objetivo que Uruguay persigue desde 2008, cuando presentó formalmente su candidatura.

Se trata, sin duda, de un reconocimiento, pero también un enorme desafío para un país como Uruguay, que deberá "jugar", con las grandes potencias.

Entrevistado en La Mañana de El Espectador, el futuro representante de Uruguay ante el Consejo de Seguridad de la ONU, embajador Elbio Roselli, aseguró que "Uruguay llega al Consejo de Seguridad por su historial".

"La contribución del Uruguay al mantenimiento y consolidación de la paz es formidable en términos objetivos y es totalmente reconocido por ONU, mucho más de lo que es reconocido en nuestro propio país. Para la ONU que en Uruguay sea el primer contribuyente en efectivos en operaciones de paz, en relación a su población, y uno de los 10 principales contribuyentes de efectivos a nivel mundial, no es un hecho que pase desapercibido. Se reconoce, se aprecia y se valora".

Consultado sobre las líneas de acción que Uruguay llevará al Consejo de Seguridad, Roselli avanzó que "todo lo concerniente a las operaciones de paz es un área en la cual Uruguay tiene autoridad moral, tiene legitimidad para hablar, discutir y propiciar soluciones. Esa área va a ser primordial".

Sobre el papel que "jugará" Uruguay en la ONU, el embajador aseguró que "en la política del consejo de seguridad el rol de los países no permanentes es contribuir a que el vasto poder que tienen las potencias no sea necesario de ser usado".